Minseo estaba físicamente agotada.

Jungkook estaba en la misma situación, de hecho, quería llegar, dormir, no soñar con el maldito hombre aquél que todavía no habían podido atrapar y respirar el aroma del shampoo de su mujer.

Sin embargo, había hecho planes para ambos esa noche.

—¿Hoyuelitos?— entró a la habitación que compartían en aquella enorme casona que pertenecía a Sunghoon.

Minseo acababa de ducharse y se aplicaba sus cremas favoritas para dormir a gusto cuando ve a través del reflejo de su espejo a Jungkook luciendo muy guapo.

Con un ramo de flores en su mano derecha, girasoles. Los más preciosos que había visto alguna vez.

Se giró hacia él, lo notaba nervioso, eso era lo más lindo de ver y cuando se levantó para ir en su dirección, notó como peinó algunos mechones de cabello hacia atrás, cabello que ya estaba muy largo.

—¿Y esto a qué se debe?— cuestiona, sonriendo de oreja a oreja.

—Mm, me parece que preparé una cita o algo así— suspira, extendiendo el brazo y entregando las flores a Minseo—recibí ayuda porque no tenía idea de nada, por lo que...

Se colocó en las puntas de sus pies y le regaló un pequeño beso, buscando calmar sus nervios, le sonrió.

—¿Qué debería usar para nuestra cita?

Entonces Jungkook también sonrió contento.

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—Por supuesto que pensamos en eso, pero, también se decidió que sería el último sitio en el que buscaremos— resopla— ya se nos han acabado las opciones, iremos el día de mañana a esa pocilga.

Caminaban de la mano por el parque más cercano, luego de cenar en un restaurante bastante hermoso ante los ojos de Minseo, optaron por dar un pequeño paseo a la luz de la luna y las estrellas, únicamente para crear un ambiente empalagoso cursi—en palabras de Jungkook —o cómo lo llamaría Minseo; extremadamente romántico.

Al final ella había optado por un conjunto que no fuese ni muy casual, pero tampoco demasiado elegante.

—Supongo que estás algo ansioso por ir a ese sitio.

Inevitablemente terminaron hablando del trabajo.

—Digamos que si, también está el hecho de que continúo sintiéndome extraño estando por fuera como si nada. Es jodido.

Estaba tan acostumbrado al encierro o al estar huyendo que ahora que poseía los permisos y cierta libertad, no se sentía merecedor de ello a pesar de estar ayudando en un caso tan importante como compensación por sus decisiones del pasado.

—Tienes que tranquilizarte, tomará tiempo para que te acostumbres a este nuevo estilo de vida, por el momento lo estás haciendo muy bien, estás centrado en resolver el caso, ayudando mucho a Sunghoon en todo lo que necesita.

—Si, lo sé, hoyuelitos, es solo que me enojo conmigo mismo por sentirme de esta manera cuando sé que se trata de un proceso, un proceso el cual no se sabe todavía si tendrá resultados permanentes o si por el contrario regresaré a mis inicios, es decir a la cárcel donde pertenezco.

Minseo tuvo que detenerse.

—Por favor no digas esas cosas— sacude la cabeza— hablemos de algo más.

—Vale. Dime qué te ha parecido nuestra primera cita formal.

Sonrió como niña pequeña e ilusionada.

—Pienso que ha sido maravillosa y hay que repetirla.

Jungkook entonces baja la mirada al suelo mientras ríe y niega, satisfecho con lo que escucha pues realmente se esforzó para que no fuese una porquería— él piensa que todo le sale mal— le alegraba que no fuese así.

—Buscaré un buen momento para volver a dedicarnos el tiempo específicamente para solo nosotros dos y trataré de que sea pronto.

—Estaré esperando ansiosa.

Se detuvieron, Jungkook peinó algunos cabellos rebeldes de Minseo y los ubicó detrás de las orejas de esta para luego acunar su rostro y besar primero los amados hoyuelos de esta, ocasionando que soltase una risita de aquellas que derrochan ternura, con los pulgares acarició sus mejillas, luego dejó un beso en su frente y otro en su nariz antes de finalmente terminar en su boca con un beso lento que comunicaba muchas cosas, amor sobre todas ellas.

Estaba tan absorto en darle cariño que tardó en darse cuenta de que los brazos de Minseo cayeron a sus costados y de repente, sintió como recargó todo su peso en él, arrugó la nariz.

—Minseo...

—No te... no te asustes.

Tuvo que sostenerla por completo o de lo contrario se iría al suelo.

—Minseo, carajo.

Se puso tan pálida y sus ojos comenzaron a cerrarse, balbuceaba y Jungkook no entendía.

—Es un... mareo...

—¡Maldición! No cierres los ojos— aceleró el paso, ahora corría con ella en brazos— ¡Carajo!

¿Era el agotamiento? Jungkook no lo tenía muy claro, pero lo que si sabía era que estaba asustado hasta las puntas del cabello. Su pánico aumentó cuando Minseo se desmayó a pesar de que intentó evitar aquello.

Maldijo durante todo el recorrido una vez encontró un taxi.