•10
—Hola, Yeol— Minseo entró a la habitación del menor portando su mejor sonrisa—Me han dicho que deseabas charlar conmigo, así que, he llegado lo más rápido posible.
Yoongi la siguió, optando por quedarse lejos, de esa manera el chico no se sentía invadido e intimidado por su presencia, por la expresión que tenía, le agradó que fuese así.
Minseo no solía ser fanática de referirse a sus pacientes como “caso especial” sin embargo, Yeol entra en esa categoría al ser un niño nacido y criado en ese mundo horrible donde fue abusado desde muy temprana edad hasta ahora sus diecisiete años recién cumplidos, él, a diferencia de la gran mayoría de víctimas rescatadas, no posee familia, nadie nunca lo buscó, no tiene un hogar con personas esperándolo y eso, aunque a simple vista no parece afectarle, Minseo sabe que debe tener el corazón roto.
—¿Estaba en su casa?— le pregunta, Minseo niega.
—No, he pasado la noche aquí en el centro.
—Creí que tenía pareja.
—La tengo, pero él también está trabajando duro estos días, por ende, casi no nos vemos en casa— nuevamente le sonríe, no le molesta la curiosidad que siente Yeol por su vida—¿Querías hablar sobre algo en especial o solo quieres que pasemos el rato conversando cualquier cosa?
Tomó asiento, así que Yeol la imitó, Minseo se dio cuenta de que movía mucho las manos, estaba nervioso e inquieto.
—Quería hablar de algo— muerde sus labios— algo que yo descubrí, siento que... siento que podría ayudar a encontrar al jefe Kang.
Minseo apartó un poco el flequillo, ya estaba largo y picaba un poco en sus ojos, debía cortarlo. Aclaró su garganta y asintió tranquila.
—Si quieres contarmelo, voy a escucharte— inclinó un poco la cabeza— ¿Se referían a él como jefe?
—A veces— casi parecía responder en automático— todo dependía de su humor, si estaba molesto, le decíamos jefe... si estaba bien, feliz, nos pedía llamarlo papá.
—Los visitaba seguido.
—A unos cuántos solamente— no la miraba, su vista estaba viendo al suelo, a sus zapatos— más que nada, visitaba a quienes más clientes le conseguían... esos éramos... al menos en mi grupo, no tengo idea de cómo era con el resto de chicos y chicas— arrugó el ceño, la comisura de su boca estaba lastimada al igual que su pómulo izquierdo— éramos tres, Tara, Shenhe y yo. Iba a vernos unas tres o cuatro veces a la semana, nos llevaba regalos.
Hizo una mueca.
—Por la expresión que has hecho, no eran de tu agrado aquellos regalos.
—No es que me importasen mucho, era solo... ropa, digamos que, era mejor cuando llevaba comida que si era más fácil de compartir con los demás sin que él se enterase— sacude la cabeza— recuerdo que una vez le regaló a Tara una blusa que perteneció a quien era su esposa, Tara siempre fue su favorita entre las chicas porque decía que se parecía demasiado a aquella mujer— le cuenta— y yo... yo era su favorito de los chicos, creo que también le recordaba a alguien en especial.
El corazón de Minseo comenzó a latir mucho más rápido y fue inevitable no mirar en dirección a Yoongi quien días atrás le había hecho un comentario sin malicia sobre el parecido entre Jungkook y Yeol. El menor se veía muy similar a un Jungkook en sus años de adolescencia, ojos expresivos, piel suave entre otras características que podía decirse todavía compartían hasta la fecha.
Por supuesto solo aumentando la angustia de Minseo.
—Recuerda que ya no estás en ese lugar— espabiló— ahora estás aquí, sanando y a salvo de todo aquello, Shenhe ha preguntado por ti al igual que Tara y muchos de los demás a quienes rescatamos contigo tienen curiosidad de saber cómo te encuentras.
Aquello lo hizo sonreír un poco.
—Eso es bueno, tener amigos.
—Claro que lo es, Yeol. Shenhe y Tara son quienes más te extrañan y se preocupan por ti, después de todo, cuidaste de ellas lo mejor que pudiste, fuiste valiente por mucho tiempo.
—Gracias— sintió que le regaló algo de confort a su corazón— por eso, siento la confianza para contarle sobre un lugar al que el jefe Kang solía ir mucho.
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Jungkook amplió un poco la mirada apenas Minseo terminó de contarle sobre su charla con aquél chico, lanzó la toalla con la que se secó el cabello al respaldo del sofá que adornaba la habitación y buscó la camiseta negra, él estaba formando parte activa del cuerpo policial, así que, usaba el uniforme al igual que su tío.
—¿Crees que pueda estar ahí?
Su novio encogió sus hombros.
—No puedo asegurar nada, hoyuelitos.
—Pero si sabes a qué lugar se refiere Yeol.
—Si, lo había olvidado por completo— arrugó la nariz— aunque solo estuve allí dos veces, es un sótano al sur de la ciudad, no recuerdo que guardase algo allí... la primera vez que fui, me pidió limpiar, nada del otro mundo— terminó de ponerse el cinturón y se acercó sólo un poco a Minseo en lo que seguía hablando— la segunda, ella me llevó, necesitaba ayuda para colgar unos cuadros, organizar luces. No me hizo nada, no me tocó o hizo comentarios fuera de lugar, por lo que no me pareció raro.
—Yeol dijo que allí había cuadros, si, mencionó fotografías en todas partes, dijo que en el techo igual.
Volvió a encogerse.
—Hablaré con mi tío e iremos a investigar hoy en la tarde— toma su mentón y se inclina, deja un beso sonoro en sus labios y le sonríe— gracias por la ayuda, hoyuelitos.
Volvían a su faceta de enamorados.
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