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|𝟒𝟖| ➟ 𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐌𝐢𝐚。

Dentro de la habitación de Minju, se encontraban aquellas dos mujeres completamente desnudas y exhaustas, ambas sumergidas en un profundo sueño después de haber gastado toda su tarde haciendo el amor.

Afuera las calles estaban solo iluminadas por el alumbrado público, la noche había caído y la mayoría de las personas se preparaba para dormir. Minju comenzó a moverse cuando sus necesidades de ir al baño perturbaron su sueño, no tuvo más remedio que levantarse y caminar desnuda hasta su baño.

Cuando regresó a la cama el sueño había abandonado su cuerpo y estaba completamente despierta. Cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad, pudo ver cómo Chaewon estaba recostada con su cuerpo expuesto y solo cubierto de la cintura para abajo. Notaba cómo había cuidado muy bien su cuerpo y cómo aún lucía exquisito, pocas mujeres podían jactarse de eso y seguramente Chaewon era la envidia de más de una.

Algo entre las piernas de Minju comenzó a palpitar, solo le bastó observar unos segundos el cuerpo de Chaewon para volverse a excitar, ¿pero que podía hacer? Chaewon estaba dormida y la verdad no quería divertirse sin ella.

De pronto una idea bastante depravada llegó a su mente. Volvió a subir a la cama y se puso de rodillas, con lentitud retiró la frazada que cubría a Chaewon, besó los labios de ella y bajó sus labios hasta los muslos de la mayor. Dió una última mirada al rostro ajeno, asegurando que aún se encontraba completamente dormida y no tenía ni la menor idea de lo que a continuación se le vendría. Con una sonrisa en su rostro Minju hundió su cabeza entre los muslos y con su lengua comenzó acariciar la región entre las piernas de Chaewon.

La pelicorto comenzó agitarse, la sensación extraña comenzó a perturbar su sueño, sus ojos se comenzaron abrir y ajustarse a la obscuridad y lo primero que vio hizo que su noche comenzara de la mejor manera, Minju estaba justo entre sus piernas dándole un oral que jamás olvidaría.

La menor seguía haciendo su trabajo con entusiasmo sin percatarse que Chaewon la observaba ya desde hace un rato, fue hasta que la mayor jaló de su cabello para hundir más su rostro ente sus piernas.

La respiración de Chaewon se cortaba y sus jadeos se volvían más intensos, balanceaba sus caderas para encontrar más placer, sus piernas comenzaban a temblar y estaba a punto de venirse, en este punto Minju hizo más profundos sus movimientos y sentía como Chaewon jalaba de su cabello cada vez que su lengua le tocaba.

Dió unas últimas lamidas y Chaewon no pudo contener todo ese placer dentro de sí, se corrió en la boca de la menor mientras un fuerte gemido rasgaba su garganta.

Minju se acostó junto a Chaewon y le dió un profundo beso causando que sus fluidos se mezclaran con su saliva dentro de sus bocas.

— La mejor manera de despertar — dijo Chaewon abrazando fuertemente a Minju, acurrucándola dentro de sus brazos y entre su pecho.

— Te has conservado muy bien — dijo Minju acariciando el abdomen de la menor.

— Espero que no lo estés diciendo con sarcasmo.

— Vamos, no vas a negarlo, aún tienes ese cuerpo de tentación.

— Definitivamente me estás tomando el pelo, me encanta que sigas pensando así, pero definitivamente tú no me puedes negar que aún dejas babeando a todos los que te ven.

— Sí, todos en la oficina mueren por mí — dijo Minju con sarcasmo.

— Entonces tengo competencia, creo que deberé esforzarme más.

— Sí, debes esforzarte demasiado...

Las dos hicieron una pausa donde compartieron una sonrisa.

— Por favor, parece que ahora todos menosprecian a las mujeres de treinta — dijo Minju riendo.

— Es mucho mejor para mí, no quiero que los demás tengas tus ojos en ti, porque si lo hicieran se darían cuenta de la hermosa y grandiosa mujer que eres.

Minju le besó al sentirse conmovida por tan hermosas palabras que jamás dejarían de sonrojarla.

— Entonces Kim Chaewon, ¿qué me dices de mi competencia?

— Quizá estemos hablando en una gran porcentaje de la población de Seúl, no estoy muy segura pueden ser más en el extranjero— dijo Chaewon aún bromeando.

Minju le dió una palmada en el hombro que después se transformó en una caricia.

— ¿Qué dices si tenemos otra ronda?

— No lo sé, hace unas horas estuve con una mujer que me dejó agotada.

— ¿Y se puede saber quién es esa mujer? — dijo Minju fingiendo estar celosa.

— No te lo puedo decir porque después irías tras ella.

— Tienes razón, pero solo dile que más le vale que te deje en paz porque ahora eres mía.

— Se lo diré — Chaewon la tomó por la cintura y la puso debajo de ella—, pero primero quiero recompenzarte por el maravilloso orgasmo de hace un rato.

Durante un par de horas más las dos estaban debajo de las sábanas pasando lo que sería una de las mejores noches de sus vidas, frotando sus cuerpos sudorosos unos con otros, pero sobre todo compartiendo todo ese amor que compartían y que ahora las unía.

Chaewon fue la primera en despertar por el horrible sonido de un motor de auto que provenía del vecino de Minju. Se dió media vuelta y vió al lado suyo el reloj que marcaba las doce del día. Minju aún dormía apoyando su cabeza sobre su hombro y aunque quería quedarse mucho tiempo de esta posición, su vejiga le pedía a gritos que fuera al baño.

Dando prioridad a sus necesidades apartó la cabeza de Minju con delicadeza y antes de ponerse de pie besó aquellas marcas en el cuello de la menor. Corrió al baño cuando no pudo soportar más.

Salió de este con una gran sensación de alivio y se encontró con Minju despierta y sentada apoyándose contra la cabecera y cubriendo su desnudez con las frazadas. Se acercó y ambas compartieron un beso de buenos días.

— ¿Porque te sigues cubriendo si yo he visto todo?

— No lo puedo evitar, es como si de la noche a la mañana me sintiera apenada y no sé por qué.

Chaewon se sentó a su lado y le rodeó la cintura con sus brazos, Minju con gusto aceptó las atenciones de Chaewon y apoyó su cabeza en su hombro.

— No tienes por qué avergonzarte, tienes un cuerpo hermoso pero tal vez sea mejor que te cubras o terminaría haciéndote el amor.

— Eso último no suena tan mal, si no fuera porque mi energía me abandonó ahora te estaría suplicando que lo hicieras.

— Vaya, alguien está caliente.

— Contigo a mi lado siempre estoy caliente — dijo Minju con un tono de voz bastante sugestivo.

— Está bien, señorita Minju. ¿Le parece si para recuperar todas esas energías perdidas bajamos a comer algo?

— Me parece una excelente idea, pero necesito de tu ayuda para bajar.

— Está bien, solo que no te aseguro un viaje estable.

— Mantén esas manos lejos de mi trasero.

— No te prometo nada.

Chaewon bajó las escaleras cargando a Minju sobre su espalda y en ningún momento apartó sus manos del trasero de la menor, incluso se aferraba a él más de lo necesario, pero la sensación a ambas les gustaba por lo que no hubo reproche alguno.

Llegaron hasta la cocina y Minju bajó de su espalda y justo antes de que se apartara le dió un último apretón a su trasero.

— Jamás paras.

— Todavía tenemos algunas horas que pienso aprovechar al máximo, ya tendremos tiempo de descansar.

Minju solo rió ante el comentario de Chaewon que parecía estar actuando como un adolescente en pleno desarrollo de sus hormonas. Se acercó hasta su refrigerador y sacó un par de cosas que para Chaewon pasaron desapercibidas ya que su mirada se mantuvo fija en el trasero de la chica que solo estaba cubierto con unas panties que podrían deslizarse con mucha facilidad, sin poder resistir tal tentación se acercó por detrás y rodeó la cintura de Minju.

El aliento cálido de Chaewon chocaba contra el cuello de Minju provocando que saliera un suspiro de su boca, la mayor posó sus labios contra el cuello de Minju, no lo besó ni acarició simplemente recargó sus labios en esa parte de su cuerpo.

Minju deseaba tanto que las cosas subieran de nivel, el tener los labios de Chaewon sobre su cuello y el leve balanceo de caderas llevaba su excitación a otro nivel, pero necesitaba más, todo su ser lo demandaba pero también quería que cada momento durara lo más posible.

— Chae...por favor.

— La paciencia jamás fue una de tus virtudes — dijo Chaewon comenzando a besar el cuello de Minju y aumentando la intensidad de sus movimientos

— Y tú siempre abusaste de esta.

Chaewon aprovechó un descuido y adentró su mano en la ropa interior de Minju. Sus dedos comenzaron frotar el clítoris de la castaña y al sentir lo húmeda que estaba no dudó en penetrarle con dos dedos.

Minju jadeó fuertemente y se aferró a la barra. Sus nudillos se volvían blancos mientras sus gemidos llenaban toda la cocina. Chaewon movía sus dedos dentro y fuera de ella con lentitud y con gran profundidad.

La mayor posó sus labios sobre el oído de Minju y comenzó a susurrarle cuánto le amaba y lo mucho que la deseó todo este tiempo. Minju anhelaba contestarle pero los gemidos tenían obstruida su garganta y se limitó a asentir con su cabeza y a balancear sus caderas al ritmo de los dedos de Chaewon.

— ¡Minju! ¡Chaewon!

— No puede ser. Es Tzuyu.

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