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|𝟑𝟑| ➟ 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐇𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫𝐭𝐞。

La luz del sol entrando por la ventana perturbó mi sueño. Intenté levantarme de la cama pero el horrible dolor de cabeza me hizo volver a recostarme y a maldecir el haber tomado tanto la noche anterior.

Por cierto, ¿dónde estoy? Miré a mi alrededor y este cuarto era inconfundible, estaba en casa de mi abuela.

¡Mierda!

Hice otro esfuerzo por ponerme de pie y esta vez lo logré, claro, con mucho esfuerzo. Revisé mi celular y al ver que era casi la una de la tarde volví a maldecir, lo que me pareció extraño es no tener ningún mensaje ni llamada de Jaemin, quizás alguien le avisó de mi estadía en la casa de mi abuela.

Entré al baño, tratando de refrescarme, y esa sería la única utilidad de mi baño, ya que tendré que usar la ropa de ayer, que está impregnada de un olor nada agradable. Mientras me duchaba varias imágenes de lo que hice ayer comenzaron abordarme. Todo lo que pasaba en mi cabeza era como ver un película vieja y dañada, pero de algo que podía recordar claramente era lo que pasó y lo que casi pasó con Chaewon en el baño.

Quizás podía recordarlo tan claramente porque después de esos dos años, sentí mi cuerpo recuperar todos sus sentidos. Podía sentir cómo mis mejillas se comenzaban a poner rojas, tan rojas que casi quemaban. No puede ser vergüenza lo que siento. ¿Cómo pude ser capaz de hacer eso?, estuve a punto de cometer una locura de la que probablemente me arrepentiría. Ahora no tendría el valor de ver a Chaewon a la cara.

Bajé las escaleras y me encontré en la sala a mi abuela con Sohee y Chaewon. Las tres charlaban de una manera muy amena, parece que hasta la abuela ama que Chaewon se integre a la familia.

— Por fin bajas hija, cuando te trajeron creía que estabas muerta y no puedo permitirme que mi nieta se vaya primero que yo.

— Abuela, qué cosas dices —le dije sentándome a su lado y tratando de ocultarme de Chaewon, aunque con lo delgada que es mi abuela, no creo lograr mucho.

— Hija, no te preocupes, yo hubiera hecho lo mismo si tuviera un marido que jamás te satisface.

— Abuela por favor.

Sentí como de inmediato el calor subió hasta mis mejillas y quería salir corriendo de ahí. Es tan vergonzoso que mi abuela diga eso tan abiertamente, y es aún más vergonzoso que sea verdad.

El no tener sexo fue un acuerdo que ambos nunca mencionamos pero simplemente se estableció en nuestra vida de "matrimonio", por lo pronto, mi única salida a mi frustración sexual era la masturbación.

— Hija, yo también pasé por eso. El ingrato de tu abuelo era un desgraciado hijo de puta, pero yo fui más lista y siempre tuve quien me consolara. Mejor sigue mi consejo, si ese Jaemin no te da lo que necesitas, es mejor buscar por otro lado. No me malinterpretes, ahora no estoy hablando de sexo, estoy hablando de amor — mi abuela hizo una pausa y veía como sus ojos se volvían cristalinos por las lágrimas en sus ojos.— Escúchenme bien las tres, la vida es tan extraña; a unos les parece corta y a otros larga, pero la verdad es que la mayoría de las veces sufrimos porque queremos. Cada quien se otorga su condena y no quiero que desperdicien su vida con alguien a quien no aman, no guarden sus sentimientos para después porque quizás ya no haya un después. Ustedes aún son jóvenes, no como yo. Aún tienen tantas oportunidades para ser felices, simplemente no se desanimen.

Vaya, jamás había escuchado a mi abuela hablar con tanta nostalgia y seriedad, parecía que cada palabra que salía de su boca tenía un recuerdo impreso. Ella había despertado y movido algo dentro de mí. Justo en ese momento supe que debía intentarlo, debía hacer más esfuerzo con Chaewon, creo que Jaemin lo entenderá al igual que en un futuro mi hijo.

Debía ignorar a mi vergüenza y enfrentar a Chaewon, debía hablarle de lo que pasó anoche.

El timbre sonó y ella se levantó para atender. En cuanto la puerta se abrió el llanto de un niño desesperado inundó toda la casa, mi corazón palpitó fuertemente y como mi oído no me fallaba, el llanto provenía de mi hijo.

Me levanté rápidamente y tomé a mi hijo de los brazos de Jaemin, los dos se veían agotados, sobre todo Jaemin.

¿Y como no iba a estar agotado?, si la que siempre se levanta por las noches soy yo.

Mientras lo acunaba entre los brazos le tarareaba una canción de cuna, que poco a poco lo fue calmando hasta llevarlo a la tierra de los sueños.

Cuando alcé mi mirada me encontraba sola y todavía frente a la puerta. Llevé a Niki a una de las habitaciones. Regresé a la sala donde ahora también se encontraba Jaemin fatigado y recostado sobre el sofá a punto de quedarse dormido, y ajeno a la conversación de la abuela, Sohee y Chaewon.

Al escuchar las risas me moría por sentarme cerca de ellas y escuchar de lo que hablaban, pero el vacío que había en mi estómago no me dejó, lo mejor que pude hacer fue irme a la cocina y buscar algo que comer, además lo último que quería era mezclar mi dolor de cabeza con el de mi corazón.

Lo último que quería escuchar era conversaciones sobre una boda que se acercaba a pasos agigantados y que eran imposible de parar. Tampoco podía tolerar escuchar cómo mi familia no solo aprobaba la relación, sino también cómo estaban encantados por la futura boda, mientras a mí solo se me retorcían las entrañas al recordar como cuando era niña siempre me hicieron pensar todo lo contrario.

Ahora parezco una tonta, viví casi veintiseis años pensando todo lo contrario y eso me enfurece.

Cociné algunos huevos y tomé un café muy cargado, mientras comía sola escuché algunas conversaciones, a los diez minutos Jaemin se acercó conmigo.

— Niki no quería dormir anoche.

— Debió solo querer algo de leche, ya casi nunca se despierta por la noche, y cuando lo hace, solo quiere un biberón.

— Bueno, lo descubrí dos horas después.

— Es por eso que ahora los dos se ven algo cansados.

— No creo que los dos seamos los únicos cansados, tu abuela acaba de subir a dormir.

— Es normal que a su edad le dé por dormir en las tardes.

— ¿Van a ir a la despedida de soltera?

— Sí, se lo prometí a Yena, pero no te preocupes pienso llamarle a Tzuyu para que cuide de Niki.

— Soy algo malo cuidándolo por las noches.

— No te preocupes, pienso llegar más temprano.

— Solo bájale un poco a las copas, la pobre de Chaewon me llamó a las 3 am y se escuchaba muy agotada.

— Ya aprendí mi lección.

— Voy a subir un rato a recostarme, regresaría a casa pero no me fío de mí mismo para manejar cansado.

— Te despierto cuando esté la comida.

— Está bien.

Escuché como Jaemin subía las escaleras y después no se escuchó ningún sonido. ¿Dónde están Sohee y Chaewon? ¿Por qué no se escucha nada? ¿Qué estarán haciendo esas dos?

Me levanté de la silla lista para ir a investigar a la sala donde estaban, varias ideas cruzaron por mi cabeza y me pregunté si estaba lista para ver algo que mis ojos no quería ver.

Me armé de valor, sin hacer ningún ruido me acerque hasta la sala.

Y justo sonó el timbre por toda la casa.

Maldita puerta.

Estaba justo frente a la puerta y no tuve más remedio que abrir, era mi tía, la madre de Sohee. Entró apresurada, apenas y me vió me dijo.

— ¿Dónde está Sohee? — Mi tía observaba para todos lados como si su visión pudiera atravesar las paredes y así lograra encontrarla— Oh, perdona querida que no te haya saludado, es que con las carreras que me hace dar esa chiquilla despistada, olvido todo.

Se acercó y me dió un beso en la mejilla, comenzó a caminar por toda la casa empezando por la sala y para mi sorpresa no había nadie ahí.

— ¡Sohee! ¡Soso!

Gritaba mi tía por toda la casa, Chaewon y Sohee bajaron las escaleras tomadas de la mano. Y algo dentro de mí llamado celos se encendió, sacando mi instinto más inhumano.

— Sohee, ¿dónde rayos has estado?... bueno eso no importa. Tenemos que irnos ya, la cita con la chica del maquillaje es dentro de media hora, quiere hacerte un par de pruebas.

Mi tía tomó de la mano a Sohee y la arrastró con ella sin dejar de regañarla, lo único que mi prima pudo hacer para despedirse fue agitar su mano. El fuerte portazo me hizo darme cuenta que ahora me encontraba con Chaewon, a solas, bueno técnicamente no, pero lo que están dentro de la casa están dormidos.

Chaewon se metió a la cocina, tomé aire y la seguí, era el momento de hacerle frente.

Cuando entré a la cocina ella estaba tomando una lata de refresco.

— Espero no haberte causado muchos problemas anoche — dije quitando mi plato y taza de la mesa.

— No te preocupes, sé lidiar con alguien con copas de más, y déjame decirte que no eras la única, Sohee a veces suele beber de más.

— Chae...yo... yo quería decirte algo.

— Bueno, entonces dilo.

— Yo no quiero que te lo tomes a mal o pienses mal, pero quiero hablar contigo de lo que pasó en el baño.

Ella frunció el ceño e inclinó su cabeza, era algo que hacía cuando estaba confundida. ¿Qué acaso debía ser más específica?

— No te entiendo, ¿qué pasó en el baño?

— Ya sabes, — yo limpiaba el sudor de mis manos intentando que lo que voy a decir no suene malo, aunque sé que es malo— de nuestro casi beso.

Sus ojos se abrieron casi el doble cuando dije lo del beso.

— Minju, creo que te estás confundiendo... yo nunca te intenté besar ni nada de eso. Yo solo fui al baño para ver cómo estabas y terminaste vomitando sobre mí.

Ella comenzó a caminar a la salida. Sabía que quería huir, pero no se lo permitiría. La tomé del brazo para que no continuara caminando.

— Tal vez estaría demasiado borracha pero yo estoy segura de lo que pasé en ese baño. Sé que no estoy en posición de hablar de esto pero si no te lo decía, si no hablaba contigo todo esto, me carcomería por dentro.

— Ya sé por dónde va esto. Minju, tú tienes una familia, un esposo, y yo quiero hacer mi familia también. En verdad estoy enamorada de Sohee, me quiero casar con ella, tener mi familia junto a ella y lo último que haría sería lastimarla, — ella me tomó de ambas manos—, tampoco quiero lastimarte, por eso te digo que será mejor que si aún tienes algún tipo de sentimientos por mí, los olvides. Me quedó muy claro desde hace unos años que entre nosotras solo puede haber amistad.

Ella terminó por irse dejándome sola en la cocina, y por más que me repetía que tenía que ser fuerte las lágrimas comenzaron a escapar de mis ojos.

Llegó la noche y sin querer hacerlo tuve que ir a la despedida de soltera de Yena, quería ir por mis amigas, pero no quería ver a Chaewon ni a Sohee.

Tenía vergüenza y el verlas juntas me llenaba de celos. El sentirme así me convertía en una pésima persona.

Solo estuve un par de horas y regresé a la casa de la abuela. Ahí estaría Tzuyu cuidando a Niki, ella había insistido en ir hasta ahí para cuidar de él y también a mi abuela.

Entré agotada. No había hecho gran cosa, pero casi podía sentir que había hecho ejercicio durante horas y ahora tuviera cargada una pesada mochila en los hombros. Entré a la cocina por un vaso de agua, y al ver a mi abuela sentada en una silla me dió el susto de mi vida.

— Hija, llegaste bastante temprano, Tzuyu y Niki acaban de irse a dormir.

— ¿Abuela, qué haces despierta a esta hora?

— Quería hablar contigo.

— ¿Conmigo?

— Sí cariño, contigo.

— ¿Qué pasa? — me senté a su lado

— ¿Hay algo entre tú y la chica Chaewon?

Vaya, que directa.

— ¡Qué cosas dices abuela!

— Creo que esa no fue la pregunta correcta. ¿Hubo algo entre ella y tú?

Me quedé callada, no tenía las agallas para mentirle a mi abuela, pero tampoco las tenía para confesarle lo que había tenido con Chaewon en el pasado.

— Tu silencio habla por tí. Solo quiero decirte que nunca es tarde para enmendar tus errores. Solo sé paciente, trabaja duro y verás como las cosas comenzarán a acomodarse — ella se levantó y con pequeños pasos comenzó a salir de la cocina— Buenas noches.

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