|𝟐𝟖| ➟ 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐬𝐭𝐚𝐮𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞。
Estaba furiosa, mi ira estaba desatada. No podía creer que ella me había engañado otra vez, y tampoco podía creer que yo haya caído.
Me senté en el sofá e intentaba como una estúpida que ninguna lágrima saliera. Ya no más, ya no quería seguir sufriendo por Minju, ella es la única persona que me hace sentir como una estúpida y en este momento en el peor de los sentidos.
— ¡¿Por qué?!
Me pasaba mis manos por el cabello como si de esta manera fuera a brotar una idea de mi cabeza y así pudiera salvarme de pasar otra agonía. Esto es una mierda, la vida es una puta mierda.
El villano en mi vida no es una persona, no es una persona tratando con todas su fuerzas intentar hacerme infeliz o alguien que ama obsesivamente a mi pareja, no son padres conservadores desaprobando mi relación o cualidad, no son posiciones económicas, traumas o errores de mi pasado; mi villano es el desamor, y ese es el peor villano de todos.
¿Por qué no te quedaste conmigo? O ¿Por qué no me llevaste contigo? Nunca te diste cuenta de cuán necesaria eras para mi vida.
Kim Minju, jamás te voy a perdonar esta traición; Jamás.
Una semana después
— Chae, Chaewon despierta... Chaewon, ¡Kim Chaewon despierta!
Abrí mis ojos, un enorme dolor de cabeza y la cara de Yuri y Yena frente a mí fue lo primero que sentí y ví.
— Mierda Chaewon, este departamento y tú están hechos un desastre — dijo Yuri cubriendo su nariz.
— ¿Cómo entraron aquí? Le dije a el portero que tenía prohibido dejar entrar a quien fuera a mi departamento.
— Tengo mis mañas — dijo Yena pateando unas latas del suelo.
— Venga, es momento de que te levantes, — dijo Yuru apartando las cobijas de mi cuerpo— ¡Mierda! ¿Cuánto llevas sin darte una ducha?— Se apartó y apretó más su nariz con su mano
— No estoy segura.
— ¿Lo que tiene esa cubeta es...vómito? — dijo Yena fijando su vista en un balde con mi vómito en la esquina de mi habitación
— ¿Cómo puedes soportar ese olor?
— Soporto cosas peores.
— Yah, Chaewon, no puedo creer que estés de esta manera — habló Yuri tomando mi mano y ayudándome a ponerme de pie.
— No es la primera vez que me ves así.
— Sí, es la primera. No te preocupes, Minju ya nos contó todo y entendemos por lo que estás pasando, pero jamás imaginé que te encontraría en este estado —comentó Yuri ayudando a Yena a arrastrarme hasta el baño.
— Es momento de que te des una ducha. Te llevaremos a un lugar y no me obligues a entrar contigo al baño porque sabes que lo haré.
Me duché como Yuri y Yena me lo pidieron y cuando salí del baño no había nadie en la habitación. Noté como las latas de cerveza ya no estaban en el piso, el balde de vómito tampoco estaba y las cajas de comida rápida habían desaparecido.
Creo que demoré mucho en tomar mi ducha, o quizás sean muy rápidas en limpiar mi desorden; no estaba segura de cuánto tiempo estuve en el baño, ya que desde hace unos días no tengo conciencia de lo que verdaderamente está pasando, ni siquiera estoy segura de cuánto tiempo tengo encerrada en esta habitación.
Al salir de mi habitación encontré a Yuri y Yena recostadas sobre mi sillón, estaban bastante juntas, y esa imagen me trajo bastantes de recuerdos.
— ¿Podrían sentarse correctamente por favor? — vaya, eso sonó tan amargo
Ellas rápidamente obedecieron a mi petición, fue tan rápido como si ellas tuviesen miedo de mí.
— Será mejor marcharnos, te llevaremos a comer a un restaurante — dijo Yena poniéndose de pie y extendiendo su mano para ayudar a Yuri a ponerse de pie junto a ella.
Durante todo el trayecto en coche ninguna habló, sólo estaba el sonido de los autos que transitaban junto a nosotras, sólo eso bastó para que mi dolor de cabeza aumentara y se volviera insoportable.
Claro, si bebes durante una semana no deberías esperar otra cosa, creo que debo estar agradecida por no haber terminado intoxicada.
Llegamos a un restaurante, estaba bastante alejado del centro de Seúl, en el estacionamiento sólo había tres automóviles.
— ¿Dónde estamos?
— ¿Recuerdas a Yiren?
— Sí, la recuerdo perfectamente, tampoco han pasado tantos años.
— Bueno, mañana va a inaugurar este restaurante y nos invitó a echar un vistazo antes de la inauguración.
— Sólo espero que tenga algo para este maldito dolor de cabeza.
— No te preocupes, estoy segura de que lo tendrá — aseguró Yuri.
Las tres entramos al restaurante y sólo habían dos empleados que estaban terminando de colocar las cortinas color marrón. Después vimos como Yiren salía de la cocina y se acercaba con una enorme sonrisa en el rostro.
— Qué bueno que vinieron chicas, hace mucho que no las veía. ¿Qué les parece el restaurante?
— Es genial, tiene una excelente vista de Seúl, seguramente será bastante exclusivo — dijo Yena admirando todo el local.
— Sí, ese era el propósito. Quiero que el comer aquí sea una experiencia inolvidable... ¿Les gustaría pedir algo?, son las segundas en probar los platillos de aquí.
— Puedo imaginar quienes fueron las primeras— dijo Yena.
— No hay que ser un genio para saberlo — añadió Yuri
Uno de los chicos que colocaban las cortinas se acercó a nosotras y nos llevó hasta una mesa.
— En un momento les traeremos un especial de la casa.
El chico se alejó con Yiren y ambos entraron a la cocina.
— ¿Qué te parece, Chaewon? — preguntó Yuri
— Es bonito, no me puedo quejar.
— Bonito no creo que sea lo suficiente para calificar este restaurante, sólo mira las mesas, parece que la misma Reina Isabel comió aquí. Siempre me gustó la decoración clásica pero sin dejar atrás los lujos.
— Me gusta más lo minimalista, o el estilo Zen.
— Como sea, está bonito — dijo Yuri deteniendo lo que parecía el inicio de una absurda discusión.
Después de diez minutos de espera, llegó el chico con tres platos de filete al romero se veía y sabía bastante bien, diría delicioso o quizás era que durante días sólo estuve comiendo comida rápida. De postre se nos fue servido tirasumí de chocolate, que aunque estaba bastante llena, lo terminé todo.
Terminamos con una copa de vino, mientras Yuri y Yena me contaban de sus más recientes experiencias. Eran una pareja bastante dispareja: Yuri era bastante tranquila, por no decir floja; prefería quedarse en casa viendo una buena película en el televisor, mientras que Yena era una mujer bastante enérgica; todo el tiempo estaba visitando un lugar nuevo. El que las dos se pusieran de acuerdo era un lío.
Debía admitirlo, me lo estaba pasando muy bien.
La puerta se abrió y una brisa fresca me golpeó el rostro. No presté atención, durante todo este rato. El personal del restaurante entraba y salía constantemente.
Noté como los rostros de la pareja que tenía frente mío se tensaron y fue ahí cuando decidí que sería bueno saber quién había llegado.
— Minju, que bueno que viniste — dijo Yiren saludándola como a nosotras hace algunos minutos.
Ella parecía no estar sorprendida más bien parece que sabía que estaría aquí. Intercambió algunas palabras con Yiren y después con mucha seguridad se acercó a la mesa donde estábamos. Mi mano apretó fuertemente la servilleta que estaba junto a mí.
— Chaewon, tenemos que hablar.
— No quiero hablar contigo ahora.
— Chae, no pierdes nada con hablar con ella— dijo Yena
— Vamos Chae.
— No me digan que ustedes planearon esto— dije señalando a Yuri y Yena
— Ambas tenían que hablar — dijo Yuri defendiéndose de una traición
— No puede ser — trataba de mantener el control y no ponerme a gritarle a Minju como loca.
Sé que le dije que sería su amiga pero después de darle tantas vueltas a todo, entendí que no podía ser su amiga y que ahora lo único que sentía era odio y resentimiento.
Del odio al amor sólo hay un paso, pero también viceversa.
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