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|𝟐𝟑| ➟ 𝐓𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐕𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫。

— ¡Minju, Jaemin está en recepción!

— ¡¿Qué?!

— Sí, ha venido a verte.

Ella trató de reincorporarse, pero al hacer una mueca supe que el dolor entre sus piernas no se lo hacía fácil.

— ¡¿Qué vamos hacer?! — dijo Minju desesperada

— Date una ducha mientras yo me visto y oculto todo el desastre en mi habitación. Adentro hay un kit de maquillaje, creo que será suficiente para cubrir las marcas en tu cuello.

Ambas nos apuramos en nuestras actividades, pero tardamos más de diez minutos, espero que no sospeche nada. Me acerqué al teléfono y le indiqué al recepcionista que dejara pasar a Jaemin.

— ¿Por qué lo dejaste pasar? — preguntó Minju ayudándome acomodar algunos cojines del sofá.

— No tenía ninguna excusa que pareciera creíble, además contesté el teléfono cuando me marcaron de recepción era obvio que estaba dentro del departamento.

— Espero que no sospeche nada.

— ¿Qué crees que quiera?

— Supongo que una explicación. La última vez que hablamos le volví a repetir que me estaba quedando más tiempo porque no estaba lista para volver, pero creo que eso no le es una razón suficiente.

— Esto me pone muy nerviosa — le dije sosteniendo su manos buscando reconfortarme

— Ahora imagina como me siento, yo soy la que tengo que confrontarlo.

— Pero si descubre que estamos juntas, seguro que a la que le rompe la cara es a mí.

— No creo que él sea capaz de hacer eso.

— No tienes idea de lo que hacen los celos.

— Créeme soy muy consciente de eso.

Antes de que pudiéramos continuar conversando el timbre sonó y me acerqué abrir. Saludé a Jaemin y lo invité a pasar, él apenas entró buscó con la mirada a Minju, en cuanto la vió cerca de la cocina se acercó a ella y le tomó la mano como yo hace apenas unos momentos lo había hecho.

— Necesito hablar contigo, a solas.

Entendí bastante la indirecta y me fuí a mi habitación y cuando cerré la puerta ya no escuché más. Quería saber qué era lo que decían, la curiosidad y los celos me mataban pero sólo me quedaba esperar imaginando cientos de escenarios que podrían estar pasando justo en este instante dentro de mi casa. Uno de esos escenarios es donde ambos se besan, y tuve que sentarme y sujetar fuertemente la sábana entre mis puños para contenerme y evitar salir de la habitación y armar un escándalo.

¿Y qué se supone que le diría a él? ¿Qué había sido un mal esposo? ¿Qué no la merecía? No podía decir eso cuando yo sabía que era todo lo contrario, pero tampoco puedo quedarme aquí y ver como otra vez me arrancan de los brazos al amor de mi vida.

Me levanté y caminé por toda la habitación meditando y tratando de silenciar mis pensamientos, pero sobre todo a mi conciencia. Me detuve varias veces frente a la puerta y más de una vez sujete la manilla, pero nuevamente mi conciencia me detenía y otra vez volvía a sentarme.

Todo esto era una tortura, apenas habían pasado unos minutos que a mí me parecía horas.

¿Y si están teniendo sexo?

Eso es imposible, Minju me ama y sé que no lo haría, mucho menos en mi casa estando yo a unos metros. Por fin me pude quedar calmada, pero mi curiosidad seguía bastante viva, y parece que la ley es que cuando logras calmarte siempre habrá algo que te perturbe y en este caso escuché como el tono de voz de Minju se elevaba

— ¡No puedo hacer eso!

Fue lo único que entendí, me paré decidida a salir e intervenir en lo que parecía una discusión, pero antes de girar la manilla me paré a pensar en lo que diría una que vez que estuviera afuera.

Demasiado tarde, fue demasiado tarde antes de que girara la manilla, Minju la giró desde el otro lado y entró a la habitación cabizbaja.

— Voy a volver a casa con Jaemin — dijo en un susurro.

— ¿Cuándo?

— Ahora

— ¿Ahora?

— Sí.

— ¿Pero por qué?

— Es lo mejor, así podre arreglar las cosas, hablaré con mi familia sobre mis planes y le pediré el divorcio a él y así podremos estar juntas más pronto de lo que planeábamos.

Me acerqué y la abracé sosteniendo delicadamente su cintura.

— Entonces hay que alegrarnos, estábamos postergando lo inevitable, así nos ahorraremos el estar viéndonos a escondidas durante mucho tiempo.

— Pero te voy a extrañar — dijo frunciendo su ceño logrando hacer el puchero más lindo que yo haya visto en toda mi vida.

— Pero será muy corto y te compensaré cada hora que estuvimos separadas cuando volvamos a estar juntas, además podremos vernos a escondidas en el pequeño periodo que vivas con él.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo, ten por seguro que yo soy la más impaciente por compensarte.

— No estés tan segura, apenas pasaron unas horas de que estuvimos juntas y ya lo estoy extrañando.

— Por ahora sólo puedo darte mis labios — no esperé respuesta de su parte y acerqué mi boca a la suya y la besé como si la vida se me fuera junto a ella.

Separándonos del beso, la abracé y compartimos nuestro calor por algunos minutos

— Te ayudo a empacar — dije acercándome a una de sus maletas.

Estuvimos acomodando su ropa y pertenencias en sus maletas, pero sobre todo ropa, en más de una ocasión Jaemin se paseaba por la habitación, parecía impaciente por llevarse a Minju. Por su salud espero que no esté pensando nada pervertido.

Incluso a propósito yo hacía todo más lento y pretendía ser torpe o comenzaba a juguetear con Minju, pero era imposible retenerla más tiempo y cuando llegó el tiempo nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla. Sí, una despedida de amigas, eso me mataba, fingir lo que éramos antes pero ahora ya no quedaba rastro de aquello.

Cuando ambos se fueron el departamento se sentía bastante vacío y silencioso, antes de esta experiencia con Minju, me parecía bastante cómodo estar así, sola y en silencio, ese era mi estilo de vida, llegar a casa y no tener que rendirle cuentas a nadie. Parece tentador cuando vives tanto tiempo con mucha compañía y vivir sola llegar a ser bastante cómodo, tiene bastantes beneficios sobre todo cuando se es una persona solitaria, pero ahora lo encuentro bastante deprimente.

Para evitar que ese sentimiento me hundiera decidí llamar a mis viejas y queridas amigas, comenzando con Yuri, tenía bastante cosas que reclamar y agradecer, después llamé a Eunbi que siempre tenía algo que contar así como Sakura, para ambas sus hijos eran su adoración y no importaba la conversación telefónica que tuviéramos ellas siempre ponían al teléfono a sus pequeños, siempre me levantaba el ánimos hablar con esos diablillos.

Pero esta vez hablar con sus hijos me hizo sentir extraña, pero sobre todo preguntarme si algún día Minju y yo tendríamos hijos, ¿a ella le gustaría?

Siendo sincera me gustaría adoptar una pequeña o pequeño, eso no me importa realmente. Hace apenas unos meses pensaba todo lo contrario, pero el estar con Minju me hace anhelarlo.

Pasaron algunos días que se convirtieron en semanas y Minju y yo apenas y podíamos mandarnos mensajes, o era yo la que estaba ocupada o era ella.

Ya empiezo a tener un mal presentimiento de esto.

Gracias por las 3.2k vistas<3

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