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|𝟏𝟔| ➟ 𝐄𝐥 𝐔𝐥𝐭𝐢𝐦𝐨 𝐃𝐢𝐚。

Cuando terminé de cambiarme la ropa y estaba a punto de salir, mi celular comenzó a sonar y el identificador de llamadas me avisó que era Jaemin.

— Hola.

— Qué bueno que contestas. ¿Está Minju contigo? Por favor dime que sí.

— Sí, ella está aquí. No te preocupes.

— Creo que ya te dijo que peleamos, y muy fuerte. Esta vez creo que fui yo el que me excedí.

— Sólo me dijo que habían peleado, pero solo eso, aunque yo ya lo imaginaba. Deja que se quede aquí un par de días mientras las cosas se enfrían, es mejor que los dos se tranquilicen un poco.

— Sí, tienes razón. Te llamo después para saber cómo está

— No te preocupes, ya verás que pronto se arreglan las cosas.

— Ya perdí la cuenta de cuantas veces me has dicho esa frase y sigo esperando a que se haga realidad.

— Tal vez esta sea la buena, sólo es cuestión de paciencia.

— Eso espero, bueno te dejo descansar, adiós.

— Adiós.

La verdad es que nunca fui cercana a Jaemin, y no porque no me agradara, sino porque jamás hubo mucha interacción fuera del escenario o cámaras, pero después de su boda con Minju y sus constantes peleas, me ví arrastrada a esta situación en las que ahora soy la mediadora de un matrimonio que lo que sabe hacer muy bien es pelear. Cualquiera diría que yo me convertiría en una piedra de tropiezo o en la manzana de la discordia de este matrimonio, pero soy todo lo contrario.

Regresé a la habitación y Minju ya me esperaba acostada en la cama, con su mano izquierda palmeó el espacio vacío de la cama justo a su lado. Con las manos sudando de los nervios me acerqué al interruptor de la luz y terminé con la iluminación de toda la habitación y con extremo cuidado de no tropezar llegué hasta la cama.

Me recosté y cubrí mi cuerpo con las frazadas. El espacio entre Minju y yo era el suficiente como para que otra persona lograra acostarse entre las dos, pero al parecer a Minju no le gustó y terminó cerrando ese espacio envolviendo sus brazos a mi cintura.

— Espero que no te moleste.

— No, para nada.

No le he mentido completamente, no me molesta, todo lo contrario, me encanta esta sensación de tenerla tan cerca y el pensar que yo soy su protectora, pero no debo dejarme llevar por todo lo que siento por ella, al final de todo mis sentimientos por Minju me han causado mayormente desagracia tras desgracia. Tomé un par de respiraciones y asimilé esta situación como el de dos amigas que están en una cama, como en los viejos tiempos, aunque también ese pensamiento me trae conflicto porque ni siquiera recuerdo cuando empecé amarla o más bien cuando no lo hice.

Ella se acercó un poco más y colocó su cabeza cerca de mi hombro, estaba tan cerca de mi cuello que su respiración me hacía cosquillas y lo que me está provocando no es bueno.

— Min...Min— esta vez moví su cuerpo con mi mano— Minju.

— ¿Qué? ¿Pasa algo? — ella parecía desconcertada. Su voz sonaba como la de alguien que había dormido durante horas y se acababa de despertar.

— Tu respiración me hace cosquillas.

— Perdón, no me di cuenta.

Ella volvió acomodarse en la cama pero esta vez un poco más lejos sin dejar de abrazar mi cintura.

Al día siguiente me desperté perturbada. Había tenido un mal sueño y la ausencia de Mina en la cama me puso aún más nerviosa. Pronto mi nariz comenzó a percibir el olor de comida, me fui hasta la cocina esperando encontrar un desastre, pero todo lo que encontré fue algunas cacerolas sucias en el fregadero, el desayuno perfectamente servido y a Minju acomodando algunas cosas con un delantal azul y una coleta alta.

Me acerqué pensando que mis ojos me estaban engañando o que quizás seguía dormida.

— Minju.

Ella se dió la vuelta y me dió los buenos días con una enorme sonrisa.

— Hice el desayuno en forma de gratitud por haberme dejado quedarme aquí, espero que no sea una molestia porque tal vez ya te acostumbraste a vivir y sola y todo eso pero...

— No te preocupes, y no debiste hacerlo, no es como si me debieras un favor, eres mi amiga y no eres una molestia aquí. Siempre eres bienvenida.

Wow. Mis palabras suenan tanto a los típicos discursos de Minju sobre la amistad.

— Muchas gracias Chaewon, pero en verdad necesito estar unos días apartada de él. Quiero ordenar mis pensamientos un poco, mi prima siempre me dice que es normal que los matrimonios peleen, pero creo que lo de nosotros ya es exagerar y necesito alejarme de tanto conflicto.

— Todos los matrimonios parecen ser complicados.

— ¿Esa es una de las razones porque aún no te has casado?

— Eso y que no he encontrado a la persona que despierte un deseo en mí de querer casarme, quizás con el tiempo.

— Sí, quizás... ven, vamos a desayunar.

— Espero que mi estómago no termine herido.

— ¡Oye! mis habilidades culinarias han mejorado mucho, de eso puedes estar segura.

— Muy bien, deja ser yo quién juzgue.

Me llevé un poco de los huevos revueltos a la boca y su sabor me sorprendió, pero me quedé callada.

— ¿Y qué tal?

— Creo que esta algo salado, pero comestible.

— ¡Yah. Kim Chaewon!

— Sólo era una broma, por supuesto que está delicioso.

Después del desayuno, tuve que ir a las oficinas de Woolim, tenía que hablar con mi manager y los directivos para re-acomodar mi agenda y tratar asuntos sobre presentaciones en el extranjero que al parecer se debía posponer algunos meses, porque los publicistas estaban preocupados por mi poca actividad dentro del país.

Pasaron algunos días y Minju había extendido su estancia en mi departamento. A mí no me importaba ni me incomodaba, en realidad me estaba acostumbrando a tenerla cerca. El llegar a casa después de una larga sesión fotográfica, después de grabar programas o nuevas canciones, era reconfortante saber que al llegar a casa encontrarías a alguien que te recibiría con una calurosa sonrisa y un abrazo, era relajante el tener con quien platicar de tu día y que ella también me contara del suyo. Y aunque el principio tenía miedo de que ella permaneciera aquí, terminó siendo algo más confortante que incómodo.

En todos estos días jamás hizo ningún tipo de insinuaciones, fue una relación completamente amistosa y sé que cuando regrese con Jaemin la extrañaré mucho, pero las cosas tienen que ser así.

Hoy era el último día de Minju en mi departamento, al parecer ella y Jaemin llegaron a un acuerdo y se les veía decididos a intentarlo. Ese día mis pensamientos estuvieron enfocados completamente en Minju y me era difícil concentrarme en hacer las cosas, tuve que repetir la escena de un comercial veinte veces, pero antes de que recibiera un regaño de parte del productor decidí enfocarme en lo que estaba haciendo.

Minju solo se va a mudar, la seguiré viendo solo que con menos frecuencia, no es como si estuviera a punto de morir.

Llegué a casa y Minju ya tenía sus maletas hechas, al igual que la cena, sentía como el pecho se me comprimía y tenía que admitir que sentía tristeza. Me acerqué a ella y le ayudé a terminar de empacar mientras le platicaba algunas cosas de mi trabajo. Al terminar cenamos juntas y terminamos la cena con un poco de vino en el sofá.

Teníamos que disfrutar de la última noche de las pláticas que se acababan cuando a una de las dos las vencía el sueño, y que por lo regular era yo.

— ¿Cómo está tu mamá?

— Está bastante bien, en realidad ella es una de las razones por las cuales casi no voy a casa.

— Cómo puedes decir eso.

— Dirías lo mismo si cada vez que vas a casa te presenta a alguien que quiere que conozcas y que casualmente está soltero. Según ella jamás me ha presionado para casarme, pero insiste en eso, claro indirectamente, pero lo hace. Yo los visito porque quiero estar con ellos, no estar conociendo a alguien.

— Bueno en eso tienes razón, pero quizás tu madre tenga miedo de que te quedes sola.

— El estar sola no es malo.

— Sí, creo que tiene muchas ventajas.

— No me malinterpretes, también el estar casada tiene muchas ventajas.

Ambas nos quedamos en silencio.

— Chaewon.

— Dime

— Si tu estuvieras enamorada de alguien, pero ese alguien está con alguien más, ¿Qué harías?

¡Rayos! ¡Ya se enteró de lo de Yena y Yuri!

— No lo sé, creo que depende de la situación. Tal vez si yo sé que ella no es feliz con esa persona entonces mi respuesta es sí. Sí lucharía por esa persona, pero si el caso es todo lo contrario jamás me interpondría entre dos personas que en verdad se aman.

— Entonces sí lo harías.

— Sí.

Ella se inclinó y dejó la copa sobre la mesa, minutos después cambió su trayecto y se inclinó esta vez hacia mí y me besó.

¡Me está besando! ¡Qué rayos!

Sus manos rodearon mi cuello y presionó más sus labios con los míos. Esto no está bien. Esto no debe pasar. ¿Será que ella está borracha? Sólo bebimos una copa de vino, además, ella tiene bastante tolerancia con el alcohol..

Minju separó un poco sus labios de los míos, pero estos aún se rosaban.

— Deja de pensar y sólo déjate llevar.

Volvió a besarme, pero esta vez con más pasión. Mi mente se negaba a participar de un acto tan pasional y carnal. Mi cuerpo también se negaba, pero se negaba a quedarse quieto. Era un juego bastante complicado, pero tan solo bastó un rose de su mano justo en mi muslo para que cediera ante sus peticiones e impulsara las mías.

Tomé la parte trasera de su cabeza y la empujé más cerca de mí. Ella obedeció mis exigencias y abrió un poco su boca para permitirme jugar con su lengua y explorar cada parte de su boca, quería besarla tan fuerte y a tal grado en el que mis pulmones y sus pulmones ardieran por falta de oxígeno.

La sujeté de la cintura y la cargué hasta colocarla sobre mi regazo, y ella se acomodó en la posición de montar, acercándose de tal manera que nuestros centros estaban completamente pegados, y lo único que impedía que se tocaran completamente era la estúpida ropa.

Minju tomó el dobladillo de su blusa y lo arrastró sobre su cabeza hasta dejarla sólo con su sujetador negro y completamente expuesta a mí, su piel delicada y blanca me hacía querer recorrer cada parte de su cuerpo con mi lengua y lamerla como si se tratar de un delicioso helado.

Volvimos a conectar nuestras bocas, mientras ella movía su pelvis de atrás hacia delante provocando que ambas nos humedeciéramos a tal grado en que la desesperación de poseerla me obligó a arrancarle el sujetador y romper mi propia blusa.

Comencé a besar y morder su cuello y hombro, mis dientes estaban marcando su piel, mientras mis manos disfrutaban de su trasero

— Chae...won aún podemos parar ah...si quieres.

— Esta vez no quiero parar. Podemos culpar al alcohol como la última vez en el club, o podemos ser sinceras y por primeras vez dejar salir lo que en verdad sentimos, pero también es tu decisión si seguimos.

— Adelante, quiero ser tuya y quiero que seas mía.

— Entonces así será.

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