|𝟏𝟓| ➟ 𝐔𝐧 𝐀𝐝𝐢𝐨𝐬 𝐘 𝐔𝐧 𝐇𝐨𝐥𝐚。
— Me acosté con Yena — murmuró.
— ¡¿Qué?! — Ella inmediatamente cubrió mi boca con sus manos.
— Baja la voz, no quiero que Sakura se entere.
— ¿Cuando pasó eso?
— Empezó en la boda de Minju.
— ¿Ha sido más de una vez?
— Sólo un par de veces
— ¿Acaso te volviste loca?
— No es nada serio, solo estamos liberando nuestra energía sexual.
— Yuri, ella tiene novia, te puedes meter en un problema enorme.
— Tú confía en mí, no va a pasar nada malo, tengo absoluto control de mi cuerpo.
— Sí, eso es una cosa, pero no se puede tener control de tus sentimientos, te lo digo por experiencia.
— ¿Enamorarme de Yena?, parece que alguien está delirando.
Antes de que dijera otra cosa ella regreso al sofá en el que estaba sentada y cuando Sakura hizo presencia, actuó como si lo que me acababa de decir fuera una ilusión mía.
Estuvimos hablando por varias horas antes de que yo tuviera que irme a mi cita diaria con la psicóloga. Llegué temprano, pero al entrar al hospital ella estaba esperándome en la puerta. Ella no me dio oportunidad de salir del coche, fue directamente a mí.
— ¿Pasa algo? — le pregunté, instintivamente el pensamiento de cada uno de nosotros es que cuando algo es diferente entonces está mal y se aplica hasta en las pequeñas situaciones de la vida cotidiana.
— Hoy quise hacer algo diferente. ¿Te importa si subo a tu coche?
Yo no contesté simplemente le abrí la puerta del copiloto y ella entró.
— Lindo coche.
— Gracias. ¿A dónde vamos?
— Conduce hacia el río Han — obedeciendo sus órdenes conduje hasta donde me decía.
— Espero que no intentes matarme y tirarme ahí.
— Si no lo hice en la primera cita, no lo haré ahora.
— Eso no me suena como un no.
— A veces esa idea cruza por mi cabeza, pero créeme no lo voy hacer, si lo hiciera terminaría en la cárcel.
— No sé si debería de temer que lo único que te detiene son las leyes de nuestro país.
— Creo que si deberías de temerme.
Ambas comenzamos a reír, el hacer bromas entre ambas ya era algo tan natural. Si no me equivoco fui yo la que empezó todo esto en la tercera sesión donde le pregunté si en su trabajo no le daban ganas de matar a alguien ya sea por su terquedad o por ser grosero, ella me contestó que solo había una paciente que logró hacerla pensar eso y que esa paciente era yo. Al principio me asusté mucho, su expresión me decía que estaba furiosa y llegué a pensar que me mataría, pero a los pocos segundos de ver mi cara de horror ella comenzó a reír a carcajadas.
— Vaya la ciudad es tan hermosa por la noche y mira a todas esas personas que simplemente ignoran el espectáculo, siguen con sus vidas sin siquiera parar unos segundo a contemplar lo que está frente a ellos.
Joohyun era una mujer muy sensible, muchas de las veces nos forzamos esos estereotipos de que las personas que se dedican a la psicología se vuelven fríos o distantes, pero ella es todo lo contrario, no la culparía si se volviera dura y fría, la vida no la ha tratado muy bien, pero creo que todas esa experiencias la convirtieron en una personas más sensible hacia las personas y el saber que tal vez está pasando por algo similar que ella o están en una peor situación.
Sabe apreciar lo que tiene y siempre me repite que cada actitud tiene una razón de ser, el incluso ser grosero con alguien. Para muchos el ser grosero es un escudo o un resentimiento y que el escudo y la armadura de las personas no te confundan de su verdadero ser. Cada palabra que sale de su boca me deja muda.
— Estaciónate aquí — detuve el auto cerca de un pequeño café que no parecía muy concurrido.
Ambas salimos del coche y una brisa helada me tomó por sorpresa, para resguardar mi calor, crucé mis brazos cerca del pecho y me aferré a mi abrigo. Joohyun parecía hacer lo mismo que yo. Entramos al café y una pequeña campanilla colgada sobre la puerta anunció nuestra entrada a todos los que estaban en el café, que se limitaba a un anciano en la caja registradora contando algunos billetes.
Joohyun se acercó rápidamente al anciano y con una sonrisa en el rostro de ambos se saludaron con un tierno beso en la mejilla.
— Papá, te presento a Kim Chaewon, es una amiga. Chaewon, te presento a mi papá.
Se me hizo algo extraño que me presentara como amiga y no como su paciente, aunque supongo que todo lo que nos hemos contado lo hicimos viéndonos más allá de una relación profesional, y sin querer comenzó a formarse este vínculo.
— Mucho gusto — ambos dijimos al mismo tiempo hicimos una reverencia y después estrechamos nuestras manos.
— Estaba a punto de cerrar pero por ser ustedes les voy hacer un especial — el señor, tenía casi todo su cabello blanco por las canas y sus arrugas en cara y manos podían asegurar que tenía más de sesenta años, pero su sonrisa era tan cálida que resplandecía en la habitación y estoy segura que si me lo topara en la calle su sonrisa es lo que más llamaría mi atención, era bastante sincera y no iba dirigida a nadie en especial, simplemente denotaba su felicidad.
Joohyun me llevó hasta una mesa en la esquina junto a una ventana que tenía vista justamente al río Han, ella tenía una mirada melancólica como si todo esto tuviera guardado hermosos recuerdos.
— Hoy es la última sesión.
— ¿Eh?
— Sí, hoy terminamos, es momento que regreses a los escenarios.
— Pero aún no estoy preparada, creo que todo lo que me has hecho ver en mi vida me hizo darme cuenta que necesito trabajar más en mi vida.
— Y eso lo que vas hacer, ya tuvimos suficientes pláticas es momento de que lo lleves a la práctica.
— Pero...
— Estás lista — dijo poniendo su mano en mi hombro.— Pero es posible que en algún momento de tu vida necesites que te recuerde algunas cosas y para eso ya tienes mi número telefónico para cualquier cosa y también tengo esto —me entregó una memoria.
— ¿Qué es?
— Aquí hay un vídeo, pero sólo lo vas a ver cuándo sientas que es realmente necesario, ¿lo prometes?
— Lo prometo.
— Creo que debo aclarar que no es un adiós, simplemente me estoy despidiendo de mi parte profesional, aún podemos seguir siendo amigas y vernos de vez en cuando y siempre que nuestros trabajos nos lo permitan.
— De eso no me queda ninguna duda.
Estuvimos una hora sentadas tomando café y charlando con su padre, que nos contó un sinfín de historias que han pasado en esas cuatro paredes, después nos despedimos de él y paseamos un rato a la orilla del río, para finalmente volver al hospital y ella pudiera regresar a su casa con su hija de cinco años. Quedamos en vernos pronto y en enviarnos texto seguido.
Cuando regresé a mi departamento en recepción me indicaron que había alguien esperándome en mi departamento, sin esperar mucho subí tomando el ascensor y en cuestión de segundos ya estaba en mi piso. Al salir del ascensor pude ver algunas maletas cerca de mi puerta y un pequeño cuerpo sentado cerca de ellas.
Me acerqué lentamente porque esta escena parecía de película de terror. Toqué su hombro y ella alzó su rostro, pero creo que eso no sería necesario para comprobar que era Minju.
— ¿Estás bien?
— No, no lo estoy.
Ella rompió a llorar y me abrazó fuertemente. Mi abrigo se comenzó a humedecerse por sus lágrimas y sabía que lo que ella me tuviera que contar me lo contaría dentro de mi departamento.
Cuando logré calmarla entramos a mi departamento junto con sus maletas. Nos sentamos en un sillón y le pedí que me contara que era lo que había pasado, me lo imaginaba pero quería saberlo de sus labios. Y efectivamente era lo mismo que pensaba, era otra pelea con Jaemin. Vaya esto es un cuento de nunca acabar.
— Por eso quiero apartarme unos días y me preguntaba si podía quedarme algunos días contigo.
Y yo me pregunto si es una buena idea.
— Sí, claro que puedes.
Ella volvió abrazarme y a darme las gracias hasta casi dejarme sin respiración. Le dije que podía usar la habitación de invitados que a veces usa mis familiares cuando vienen a visitarme.
La ayudé a llevar sus maletas y acomodar algunas cosas que sería mejor tener a la mano.
— Esto me recuerda a los viejos tiempos, cuando vivíamos juntas.
— No ha pasado tanto tiempo, tampoco estamos tan viejas.
— Lo dices porque eres más joven que yo.
— Sólo por unos meses, tampoco es para tanto, pero será mejor que detenga mis burlas antes de que me golpees con tu biberón.
— Vaya que eres agresiva, pensé que esa característica era única de Yuri, parece que el pasar tanto tiempo con ella te afecta.
— Espero que sólo sea eso lo que me afecte.
— Si no comenzaras a dormir durante días enteros.
— Bueno se está haciendo bastante tarde y necesitas descansar, parece que tuviste un día muy agitado.
— Bastante agitado diría yo.
— Hasta mañana.
— Chaewon, te puedo pedir una última cosa.
— Claro. ¿Qué es?
— ¿Podrías dormir conmigo? — Y una batalla interna se desató dentro de mi cabeza.
No, no lo hagas.
Vamos, no seas marica.
Pero volverás a lo mismo de hace años. No permitas que derrumbe lo que tanto trabajo nos costó construir otra vez.
¿Pero que no vez que te lo pide como una amiga que te necesita?. No tiene ningún plan oscuro de seducirte, simplemente necesita tu consuelo.
Haz lo que quieras, pero no digas que no te lo advertí.
Haré lo correcto.
— Está bien, sólo me cambio y vuelvo otra vez.
Me metí en mi habitación y comencé a cambiarme por mi pijama y todo me costaba trabajo, parecía que había olvidado como vestirme, pero toda mi cabeza esta revuelta, mis últimos recuerdos de las dos dormidas en una sola cama no son muy bonitos y sólo espero no volver a cagarla.
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