|𝟏𝟏| ➟ 𝐏𝐨𝐫 𝐅𝐚𝐯𝐨𝐫 𝐌𝐢𝐧𝐣𝐮, 𝐍𝐨 𝐓𝐞 𝐂𝐚𝐬𝐞𝐬。
Maratón 3/3:
— ¡Detengan esta boda!
Ojalá pudiera decir que todo fue mágico, que interrumpí la boda y Minju corrió a mis brazos y me confesó que me amaba frente a todos, pero no fue así. Cuando entré a esa iglesia ya no había nadie, llegué tarde, muy tarde.
Negándome a creer lo que estaba justo frente a mí, observé dos veces mi reloj. Según la hora la ceremonia debería estar en pleno proceso. ¿Qué está pasando aquí?
Me senté en una de las bancas y trataba de regular mi respiración y pensar en lo que había pasado.
— Disculpe. — un señor de unos cincuenta años se acercó a mí. Tenía en sus manos algunos arreglos que supongo está quitando.— ¿Viene a la boda?
— Sí.
— Creo que se le hizo tarde
— Y bastante, ni siquiera logré llegar.
— No hubiera ganado nada con llegar tempano. La novia se arrepintió y se marchó pocos minutos después de que inició la ceremonia.
— ¡¿Qué?!
— Sí, se marchó. El pobre novio quedó destrozado.
— No puede ser posible.
— La mujer sólo dijo que se había dado cuenta que amaba a alguien más. Esa clase de mujeres me enfurecen, debería darles vergüenza por cómo se comportan ¿Usted venía de parte del novio?
— No, de parte de la novia.
Las mejillas del señor se volvieron rojas y parecía abrumado por la vergüenza.
— Bueno, si me disculpa, tengo que quitar todos esos arreglos.
— Sí, no se preocupe, será mejor que me vaya.
La cabeza comenzó a darme vueltas
¿En realidad lo hizo?
¿En verdad Minju canceló su ceremonia?
¿Quién es esa persona a la que ama de verdad
¿Seré yo?
Salí de la iglesia y recordé que había abandonado mi maleta a mitad de la calle. Caminé en busca de ella, pero no lograba concentrarme, mi cerebro se negaba a razonar. En mi corazón existía una esperanza de que ella en realidad hubiera dejado todo por mí, que ella arriesgó todo por estar conmigo, como yo lo hice con ella, esa esperanza me provocaba felicidad y angustia.
Desde fuera de la iglesia traté de buscar mi maleta. A lo lejos vi a una pareja con mi maleta en manos.
— Ahí está, es de esa mujer — Me señaló una mujer de unos treinta años.
Al instante el hombre que se encontraba a su lado se acercó a mi arrastrado la maleta.
— ¿Esto es suyo?
— Sí, muchas gracias — él me entregó la maleta y regresó trotando hasta la mujer que lo acompañaba.
Tengo suerte que mi maleta haya estado en manos de buenas personas. Tomé mi teléfono celular y busqué el nombre de Minju dentro de mis contactos. Estaba a punto de marcarle, pero mi dedo se alejó rápidamente antes de presionar, no creo que sea apropiado, suficientes preguntas deben estar abrumándola, debo llamar a alguien más; después de pensarlo le marqué a Eunbi, creo que ella será la más prudente.
— ¿Chaewon? ¿Dónde estás?... espera un poco— apenas y lograba entenderle, había mucho ruido a su alrededor—. ¿Sigues ahí?
— Eunbi, ¿Qué pasó con la boda? ¿Dónde están todos? ¿Dónde está Minju?
— ¿Qué te pasa?... Con la boda pasó lo que debía de pasar, todos estamos aún en la iglesia, y Minju está aquí.
— ¿Aquí donde?
— En la iglesia ¿Dónde más estaría? Yo soy la que se pregunta ¿Dónde estás tú? ¿Y por qué me preguntas cosas tan raras?
— Yo... yo llegué a una iglesia... y un hombre me dijo que la novia se había arrepentido y había cancelado su boda... y yo pensé que..
— ¿En qué iglesia estás?
— Ni siquiera lo sé.
— ¿Sabes la calle?
— Espera un poco, — me acerqué hasta una señora le pregunté por el nombre de la calle y ella amablemente me contestó rápido. Volví al teléfono —, estoy en la calle Kunsan-son.
— Estás algo perdida. Te desviaste como diez calles. Debes buscar la calle Kyeongbu-son
— Soy una idiota.
— Oye, solo te desviaste poco no es para tanto, además lo importante es que estás en Corea y que llegues a la recepción, la verdad todas pensamos que te ibas a quedar en Tailandia.
— Llegaré a la recepción en un par de horas, venía directo del aeropuerto y estoy hecha un desastre.
— Está bien, nos vemos.
— Adiós.
— Adiós.
¡Mierda. Soy una completa imbécil!
Cómo pude llegar a creer que ella dejaría todo por mí, cuando ni una sola vez me ha dado una verdadera señal de que corresponde mis sentimientos, ella solo me ha dejado tocarla y besarla para mitigar un deseo sexual o cumplir una fantasía. Lo peor de tener una esperanza es cuando esa muere e inevitablemente destroza todo tu interior.
Mis ojos se humedecieron y en cuestión de segundos pude sentir las lágrimas que recorren toda mi mejilla, nunca me ha gustado llorar pero el dolor dentro de mí necesita salir y mis lágrimas son su única vía de escape.
Arrastrando mi equipaje traté de buscar algún taxi. Tenía que encontrarlo rápido antes de que en plena calle me quebrara completamente. Quince minutos después encontré un taxi y el conductor al no poder guardar su curiosidad inmediatamente me preguntó si me encontraba bien yo sólo puede contestar que estaba pasando por una situación difícil.
El conductor trató de entablar una conversación conmigo, pero yo apenas le contestaba y no porque fuera descortés, sino porque si alargaba mis respuestas corría el riesgo de que mi voz se quebrara.
Al llegar frente a mi edificio, bajé y después de pagarle al taxista, él me pidió un autógrafo, yo no se lo negué a pesar de que lo único que quería era correr a mi departamento y tirarme en mi cama a llorar.
Apenas hace algunas horas, cuando comenzaba el día, estaba convencida de que estaba completamente preparada para asumir que Minju estaba casada, pero solo me engañé a mí misma, así como también engañé al decir y pensar que ya la había olvidado.
Entré a mi departamento y lo primero que hice fue llorar, con todas mis fuerzas, literalmente, mi corazón me dolía, podía sentir como se comprimía en mi interior. Trataba de recuperar la compostura, pero entre más me lo proponía más fuerte se volvía mi llanto, tal vez lo mejor era dejar salir todo de una vez, tenía que exprimirme hasta la última gota si en verdad iba a regresar a la boda, no quería que me vieran llorar pero si alguna lágrima se me escapaba mentiría como otras veces y diría que era por felicidad.
Después de media hora me di cuenta que tenía que darme prisa antes de que alguien tratara de venir a buscarme, ahora mi departamento era mi refugio y no quería que nadie entrara y sobre todo cuando era un refugio que estaba hecho un desastre. Me duché y vestí lo más rápido posible, apenas y presté atención al vestido que tenía puesto y al maquillaje y peinado. Y antes de que me arrepintiera de irme a meter a la boca del lobo, tomé mi bolsa, llaves y salí de ahí.
Durante todo el viaje traté de convencer a mi mente de que no había motivo para llorar. Si antes me había convencido de que ya no la amaba, podía convencerme de lo mismo por unas cuantas horas más.
Llegué a la aclamada boda de Minju y Jaemin, había bastantes paparazzis afuera, fotografiando a cada invitado, no me esperaba menos eran una pareja bastante querida y todos querían conocer cada detalle de la boda.
Al salir de mi auto muchos flashes de las cámaras se dirigieron a mí e incluso algunos me hacían preguntas, yo no dije nada solo entré al salón donde cientos de invitados estaba sentados en sus respectivas mesas y charlaban.
— ¡Chaewon!
Traté de buscar a quien acababa de gritar mi nombre, pero en estos casos mi altura no era precisamente mi aliada, dentro de mi mente trataba de identificar la voz que había pronunciado mi nombre, pero el ruido que había dentro apenas y me dejó escuchar bien, tal vez solo fue mi imaginación o no, era a mí a quien llamaban, seguí caminando tratando de encontrar mi mesa junto a las chicas.
De repente alguien me tomó del brazo impidiéndome avanzar, giré mi cabeza para ver quién me tomaba del bazo y justo frente a mí estaban los ahora esposos.
— Estuve gritando tu nombre como loca, pero parecías no escucharme. — dijo Minju.
— Lo siento, hay tanto ruido aquí.
— Lo importante es que viniste. — dijo Jaemin
— Por un momento pensé que no ibas a venir.
— Te dije que vendría, además no me podía arriesgar a que te enfadaras conmigo.
— Esta pequeña se estaba empezando a poner triste.
Ambos compartieron un beso justo frente a mí y eso hizo que algo dentro mío se estremeciera, por un instante sentí que a mis pulmones le faltaba aire, esa escena era como recibir un puñetazo en el estómago y este te sofocara.
No hay razón para llorar.
— Tranquilos guarden algo para más tarde, — les dije tratando de sonar lo más relajada posible—, además tengo que felicitarlos y desearles suerte, sobre todo a tí Jaemin, esta chica cuando se lo propone es todo un problema.
— No te preocupes ya sé a lo que me atengo.
Compartí un abrazo con los dos, después Minju me indicó dónde estaban las demás y me fui hasta allí.
Me aparté de ellos lo más rápido posible, ambos eran como los medios de comunicación decían "La pareja ideal", y no lo podía negar, ella era una buena chica y él era un buen chico. Ambos tenían defectos como todo ser humano, pero inevitablemente se complementaban y aunque me doliera, él era un grandioso tipo que ella merecía.
Además Minju se veía tan feliz, ¿como podía ser tan egoísta y sólo pensar en mi felicidad?, aún más sabiendo cuando el amar lleva en letras pequeñas el hacer feliz a la persona que amas, ¿Cómo yo podía interferir en tan inmensa dicha?
Las cosas siempre pasan por una razón, quizás Minju y yo no debemos estar juntas. Tal vez nuestro lugar es ser simplemente amigas y quizás solo quizás haya alguien más para mí.
Prepárense para su montaña rusa de emociones UwU.
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