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~ Final ~

AVISO IMPORTANTE:

La segunda parte de esta historia se publicará en otra cuando pase un buen tiempo (un mes como mínimo) Por lo que, después de publicado este último capítulo marcaré como completada esta historia.

Acerca de mí estoy muy feliz de poder haber llegado hasta aquí, es la primera historia que acabo, aunque más bien en este caso es la primera parte de Futuro Incierto, tengo pensado hacer dos más con los mismos protagonistas, aunque no sabría deciros cuantos capítulos cada una de ellas.

Si habéis llegado hasta aquí yo también os quiero felicitar, ciertamente son muchos capítulos.

Y es todo lo dicho, algún día nos volveremos a ver.

Gracias por leer.

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Capítulo final

Futuro Incierto

[Comarca de Noroteo/Kitakami, Villa Versui]

{En el futuro}

Narrador Neutral:

En la única villa de la región donde todos los refugiados se habían establecido una vez más para intentar apagar todos sus incendios, se vio iluminada por un extraño pero bello amanecer, el sol salió del horizonte y le dio los buenos días a la comarca entera luego de, seguramente, la noche más larga y prolongada que sus habitantes vivieron.

Como si fuera un aire denso y oscuro, todos los entrenadores dejaron de sentir aquella presencia tan acogedora que los generales emitían, como si ya no hubiera rastro de ellos, como si una señal se hubiera hecho presente dando a entender que un combate formidable había anunciado su final en Noroteo, y así era.

Transcurrieron dos horas después de lo ocurrido en el Soto Sempiterno, dando a entender que ya todos los compañeros de Adaman, los cuales arriesgaron sus vidas para intentar detener a Ghetsis en el pueblo, ya habían sido sanados luego de caer derrotados contra todos los Pokémon legendarios enemigos.

Dirigiéndonos con estos últimos seres tan extraordinarios como poderosos, los Espadachines Místicos del futuro volvieron a su época gracias a la ayuda del ahora recuperado Necrozma, Reshiram, los espadachines Místicos y los Compatrones, todos ellos fueron enviados al Ultraespacio para no volver a causar más estragos en ninguna línea temporal.

Con nuestro grupo de entrenadores sobrevivientes, estos descansaban en los límites de la villa, esperando a la llegada de los demás entrenadores, que su batalla  suponía haberse disputado cerca del Soto Sempiterno de Kitakami. Nos dirigimos con Sabi y Akari, estas dos entrenadoras provenientes de Hisui estaban sentadas en el césped, al fin, podían disfrutar una vez más una brisa fresca y saludable bajo el cielo despejado de aquella nueva mañana.

— ¿Ya acabó todo? — preguntó la guardiana.

— Si con todo te refieres a este ataque entonces sí, creo que ya acabó todo — respondió con una leve sonrisa.

— Pero... eso no es verdad — dijo — Nada acaba hasta que Adaman salga ganador en algo, ¿no?

— ¿Mh?

— Él nos juro que acabaría con esos generales, pero todavía no ha aparecido, ¿no le pasó algo... verdad?

Akari le quitó el gorro y el acaricio la cabeza, pensando que así podría tranquilizarla aunque sea un poco.

— Tu, yo y todos sabemos que Adaman es fuerte, confía en él, ten paciencia, estoy segura de que llegará, y cuando lo haga podremos volver a nuestra nueva casa, ¿estás conmigo?

— ... ¡Si! — asintió la peliturquesa.

Muy cerca de ellas dos, se hallaban Nate, Hilda, Rosa y Perrin observando el desolado cadáver de Ghetsis, que yacía totalmente desangrado en el terreno. El hermano de Rosa, por mucho que Adaman le hubiera hecho el favor de matarlo, seguía sin estar satisfecho, la muerte de Hilbert fue algo que a él y Hilda les afectó demasiado el ánimo en Ciudad Castelia.

Nate pateó el cuerpo de Ghetsis, demasiado enojado para dejarlo estar.

— Nate para... ya está muerto — dijo Rosa, triste.

— Ya lo sé pero... es frustrante — dijo, cerrando los ojos — Demasiado.

— Nate, quizá eres demasiado inocente para entender el significado de una guerra — dijo Hilda — No podemos cambiar las cosas, están destinadas a ocurrir, perdemos a los que amamos y estamos obligados a juntarnos con gente a la que no conocemos, así es la vida de muchas personas.

— ...

Perrin, que se encontraba detrás de ellos tres, cruzó su mirada con una figura humana muy lejos de ella, esta estaba cruzando un valle en dirección al pueblo, y a cada paso que daba más se le hacía familiar.

— ... ¿Esa es Carmine? — preguntó la descendiente de Adaman, sorprendida.

Al escuchar lo que dijo la peliazul, todos giraron sus cabezas, estaba en lo cierto, la hermana de Kieran estaba caminando en su dirección sin la compañía de nadie, y no parecía estar herida, pero sí muy agotada.

— ¡Sí, es ella! — dijo Leaf.

Todos empezaron a correr para acercarse al puente que los separaban de ella, luego de dos horas, la hermana de Kieran fue la primera en hacerse presente en el pueblo luego de terminado el ataque.

— ¡Carmine!

— Ey...! — dijo, cansada.

— ¿¡Estás herida?! — preguntó Gloria, bastante preocupada.

— No, no os preocupéis, Celebi me sanó y me ordenó que volviera a Villa Versui, por suerte veo que todos estáis bien — dijo la azabache.

— ...

— ¿Chicos, sucede algo? — incomoda ante tanto silencio.

— No todos... — dijo Irida, cabizbaja.

— ... ¿Qué?

La pobre Carmine podía sentir en su piel el deprimido ambiente que todos compartían, se estaba saltando un detalle muy importante y no era consciente de cuál era. Pero eso no era de importancia, la jerarca del Clan Perla tomaría el encargo de darle la típica desgracia que un soldado de guerra recibía después de la batalla.

— *Alza el rostro* Llevamos dos horas esperándoos luego de acabado el caos en la comarca, si Aoi y Arven no están contigo entonces eso solo puede significar una cosa... — dijo Irida, seria y melancólica.

— ...

— No puede ser... ¿d-de verdad murieron? — dijo Liko, empezando a sollozar.

Iono, que se encontraba al lado de la entrenadora de pelo negro se sintió muy mal por ella, no solo por su deprimente estado, si no porque ella también entendía muy bien lo que ella tuvo que vivir antes de conocer a Adaman, de ese grupo, exceptuando a las personas del pasado, ella debió ser la única que también perdió a toda su familia, aquello se podía convertir en un trauma si no se maneja bien, y ver como los amigos empiezan a morir con mas frecuencia aviva esos malditos recuerdos.

Con el fin de consolarla, Iono apoyó una de sus manos en su hombro.

— Según parece si, N pudo matarlos... — dijo Carola, de brazos cruzados.

— ... Carmine tú estuviste ahí cuando pasó, ¿como ocurrió todo, alguien apareció o fue N quien definitivamente los mató? — preguntó Irida.

— ...

— ¿Sempai? — dijo Rosa.

— Esperad... ¿Kieran... Kieran está aquí, cierto? — dijo, atemorizada y con una voz temblorosa.

— ...

El peor de los silencios llegó a los oídos de la hermana mayor de Kieran, todos miraban a su alrededor, no había rastro de su hermano, en aquel momento, recordaron que el pobre entrenador también se unió al grupo que combatiría fuera del pueblo.

"— Quizá no le tienes miedo a la muerte enano, pero te recuerdo que si pierdes la vida entonces no te lo perdonaré, ¿y estoy segura de que no quieres morir con el odio de tu querida hermana, verdad? — sonriendo.

— ... Si, lo sé — sonrió de forma sincera."

En ese momento, Carmine sintió el peor derrumbe de su vida, no solo porque las probabilidades de que su hermano ya se haya ido de este mundo eran muy altas, si no porque, sea lo que sea, no había nada que jurase que volviera a la villa. Él, desgraciadamente, no iba a volver, Kieran no volvería.

— No... esto no... — dijo Carmine, retrocediendo.

— Espera Carmine, mantén la calma — dijo Marnie — todavía no sabemos si está vivo o no-

— Lo siento quiero estar sola... n-no me sigáis... — dijo la azabache, en un estado de shock.

Todos, incapaces de detenerla, dejaron que esta se fuera corriendo por donde vino, quién sabe dónde, si al Monte Ogro, o a un lugar donde pueda asimilar las cosas o peor aún, aceptar que no volvería a ver a su hermano.

— Carmine... — dijo Iono.

— Dejarla ir... — dijo Nate, serio.

— Pero hermano... ¿en estos momentos no es mejor estar acompañada que sola? — preguntó Rosa, preocupada.

— No.

— ¿Qué?

— Es todo lo contrario, el estrés mata, y las personas a veces agobian, la soledad ayuda mucho a entrar en una paz mental, aunque... dudo que, después de esta pérdida vaya a poder entrar en mucha calma... y eso Hilda, Gloria y Leaf te lo pueden asegurar al haber pasado por lo mismo — dijo el castaño.

— ¡Nate! — dijo Marnie, molesta.

— ¿¡Qué?! Es la verdad! — dijo — ¡Si Kieran no está aquí es que ha muerto y punto, no podemos darle tantas vueltas a algo!
No podemos tener esperanzas en cualquier cosa... y menos en una guerra.

— Lo siento pero Nate tiene razón... — dijo Irida.

La rubia, como cualquier otra persona traumatizada, recordó como Volo mató en la medida de un segundos a todos sus amigos y guardianes en el Templo de Hisui, el suceso pasó tan rápido que ni siquiera tuvo un tiempo para llorar todas sus muertes. Y si llegó hasta allí, se debía a algo.

— No digo que no podamos llorar las muertes de todos... es más, será mejor llorar por ellos, pero tampoco podemos desmoronarnos, pensarlo bien, ¿cuántos más de nosotros van a morir en los siguientes ataques? — preguntó.

— ...

— La vida es así, luchamos por lo que queremos a la vez que morimos por lo que queremos, Carmine necesita su tiempo para tranquilizarse y asimilar las cosas, pero no puede dejar atrás la razón por la que luchaba, no podemos rendirnos, ni Adaman, ni yo, ni ninguno de nosotros lo hemos hecho, no aún.

— ...

— ...

— Chicos... tengo una pregunta... — dijo la pequeña Sabi, levantándose.

Todos, curiosos y tristes, se giraron para verla, estando dispuestos a escuchar lo que la guardiana de Braviary tenía que decir.

— Cuando Volo mató a toda nuestra familia en aquel templo yo tenía más que claro que también me quitaría la vida después de ver como Adaman era enviado al futuro, sinceramente, pero... después de sufrir tanto en aquella época y luego viajar tanto para llegar hasta aquí, me recordé de una frase que la madre de Adaman me dijo cuando ya era muy mayor: Luego de la tormenta viene la calma.

— *todos la escuchaban*

— Siempre he deseado sentirla, y creo que esta fue una de esas tormentas que nos esforzamos por superar, no nos rendimos y ahora la vida nos ha compensado con un largo periodo de recuperación y descanso en la mansión que me dijisteis que Adaman tenía, no solo vivimos para luchar y llorar, también debemos disfrutarla incluso en estos momentos, ¡yo digo que... que sonriamos todos juntos, ahora mismo, por el futuro, luchemos orgullosos por el futuro! — dijo Sabi, con poca timidez y levantando el puño.

Todos aquellos entrenadores observaban bastante sorprendidos las agallas de la chica para intentar animar al equipo, siendo ella, y habiendo escuchado todo lo que esta explicó acerca de su incógnito pasado junto a los demás difuntos guardianes del clan que Adaman lideraba cuando vivía en Hisui, no podían rechistar ni negarse a nada.

Una gran temporada de descanso y felicidad abrió sus puertas, y ninguno de ellos se dio cuenta de ello en el momento debido a todas las malas noticias que los invadieron después de la catástrofe. Debían motivarse, olvidar la sangre derramada y dejarla atrás, para poder confrontar a los siguientes generales siendo personas totalmente desarrolladas.

— ¡Tiene toda la razón! ¡Deprimidos no vamos a conseguir nada, no digo que debamos olvidarlos, pero lo que sí debemos hacer es dejarlos a un lado, porque seguíamos vivos! — dijo Nate, apoyando a Sabi.

— De seguro es lo que ellos habrían querido, sean quienes sean los que hubiesen muerto, hemos ganado esta batalla, los generales han muerto, esta es una señal muy clara de que está guerra no está acabada, ni mucho menos — dijo Leaf.

— ¡Pues levantemos el puño, justo como ella ha dicho! — dijo Akari, levantándose.

Todos los entrenadores, quienes se habían esforzado para restaurar tan sea un poco Villa Versui, asintieron con las pocas energías que le quedaban y levantaron el puño, decidiendo seguir adelante como Adaman lo habría hecho.

— ¡Os olvidáis de alguien! — gritó una voz masculina en la lejanía.

Todos se sobresaltaron, cuando la hermana de Rei se volteó luego de levantar el puño, se contuvo las ganas de llorar cuando vio en todo su cuerpo, sano y salvo, a la persona que más amaba en Hisui, Adaman, jerarca y líder del extinto Clan Diamante, llegó a la villa junto a su fiel compañero Celebi, inconsciente, durmiendo en su hombro.

Este hermoso momento podríamos recordarlo como la ocasión en que nuestro grupo de entrenadores, liderado por Adaman e Irida, una vez más, tendrían la oportunidad de ser felices sin ninguna fuerza maligna que lo impidiera. Por lo menos durante un gran lapso de tiempo.

— ¡ADAMAN! — exclamaron Sabi y Akari, empezando a correr.

El paso de nuestro agotado protagonista fue interrumpido por el gran abrazo de estas dos eufóricas entrenadoras, Celebi se despertó de golpe, se alteró y se cayó al suelo de la sorpresa, haciendo una escena cómica.

— ¡Adaman...! Derrotaste a N...? Lo mataste? — preguntó Iono, aliviada y muy feliz de verlo con aquella típica sonrisa que lo caracterizaba.

— *Asiente sin decir nada* —.

La mirada del peliazul se cruzó con la de Irida, en ese justo momento, solo existió un espacio entre ellos dos, como si el tiempo se hubiese detenido con tan solo aquel contacto visual, la rubia, de alguna manera desconocida, fue capaz de preguntarle a Adaman a través de su mirada el estado en el que todos aquellos que habían arriesgado sus vidas para detener a N, nuestro protagonista, sin poder hacer nada más que decir la verdad, negó con la cabeza, contestándole que no, Arven, Aoi, Calem y, posiblemente Kieran, murieron.

La jerarca lo entendió, era lo más previsible, acabó la conversación mental devolviéndole una sonrisa a Adaman.

Todos los habitantes de Villa Versui rodearon a Adaman, sorprendiéndolo, antes aparentó ser un asesino cuando mató a aquel niño en medio de la plaza, ahora podía sentir en su piel la emoción que recorre el cuerpo de un héroe después de lograr una hazaña. Cuando recordó el motivo por el que estaba allí, cuando recordó la razón por la que viajó tanto para llegar hasta allí, alzó la mirada, rememorando una persona fallecida que lo ayudó mucho más de lo que él creyó en todo su tiempo de vida.

— "Padre, lo conseguí" — dijo Adaman, cerrando los ojos, refiriéndose, posiblemente, a una promesa— ...

"— Soy capaz de cambiar el futuro —."

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Narra Adaman:

El tercer ataque del imperio de Volo concluyó con la derrota de los generales, Reshiram fue derrotado en Villa Versui, con Kyurem, se desconoce quién lo mató, pero se sabe que sus restos están esparcidos por el río del Desfiladero del Cuerno, por lo que podríamos declarar que el Trío Tao ha sido exterminado.

A cambio, hemos sufrido cuatro bajas, Calem, asesino que intentó arrebatarle la vida a la pequeña Sabi, fue encontrado cerca del Monte Ogro, cortado por la mitad, Aoi, que fue en su vida proclamada como la campeona de Paldea, incinerada, congelada y hecha pedazos, y por último Arven, viajero de la misma región, con la cabeza triturada contra una roca.

No llore, si no miento, el aura de Dialga ha afectado mi forma de verlo todo, pero sí que sentí una gran tristeza por ellos, lucharon por nosotros, me apoyaron en esta guerra, sacrificaron sus vidas por algo a lo que no pertenecían, merecen un respeto eterno, y yo soy el encargado principal de otorgárselo.

Acompañados de toda Villa Versui, en la arena blanquecina cerca del rio, enterramos a los dos entrenadores de Paldea junto a un par de flores blancas que no eran fáciles de conseguir en la comarca, acto seguido rezamos diez minutos por ellos. Luego vino nuestro último esfuerzo por restaurar las casas restantes de Villa Versui, las llamas fueron apagadas, los escombros recogidos y apartados, y así podríamos dejarle a las familias originarias de allí seguir teniendo una vida estable y saludable en su hogar. Todo esto transcurrió durante dos horas.

Acerca de mi, avisé que iría a buscar a Carmine en el Monte Ogro, sabía donde se encontraba, y creo que a una persona actualmente tan decaída como ella le hará falta alguien que la consuele, la pequeña Sabi decidió acompañarme. Y no dejemos de lado a Celebi, este ser singular nunca se separará de mi, vaya a donde vaya.

Una pequeña excursión después en la osada naturaleza de Kitakami, llegamos hasta la hermana de Kieran, esta se hallaba sentada en un acantilado, abrazando sus rodillas, mientras las corrientes de viento que habitualmente habían en la cima de la montaña revoloteaban su largo cabello negro. Probablemente, la mirada de esta chica estará perdida en el horizonte del océano.

Intente dar la primera palabra, pero ella me interrumpió, de alguna manera sabiendo que yo me hallaba detrás de ella.

— Si solo habéis escalado toda esta montaña para intentar consolarme podéis daros la vuelta, ya puedo animarme yo sola, solo necesito un tiempo — dijo Carmine, seria.

— Tu hermano no está muerto — dije.

— ¡! ¿Qué? — voltea la cabeza con incredulidad.

— No se ha encontrado su cuerpo por ningún lado, al menos aún, pero posiblemente no acabaremos encontrándolo — explique con las manos en los bolsillos.

— ... Y eso que nos dice que está en buenas manos... sea donde sea que esté, quizá sería mejor que hubiera muerto — dijo, triste.

— Siento ser tan cortante pero tienes razón — dije.

— ¡Adaman...! — dijo Sabi, pensando que lo que dije podría ofenderla.

— ¿Qué pasa? Si hasta ella lo reconoce, si el imperio ha reclutado a tu hermano significa que han avistado potencial en él, lo convertirán en un general, esa es mi predicción — expliqué.

— ... — Carmine estaba pensativa.

— En fin, que alguien sea un general no significa que no tengamos tiempo a salvarlo, tu hermano tiene un buen corazón, no estará dispuesto a cometer atrocidades, por mucho que se haya unido al otro bando — dije.

— ¿Crees que fue por Ogerpon? — preguntó.

— El que.

— La razón por la que nos traicionó, quizá N lo sabía y se encargó de manipularlo sabiendo lo mucho que le dolía no poder cumplir su sueño — dijo.

— Es lo más probable — contesté, sin mucho interés.

Carmine se levantó de golpe, con una expresión muy molesta, parece ser que no captó muy bien las cosas.

— ¡Entonces-

— Antes de golpearme, te recuerdo que Ogerpon fue quien me eligió, en el caso de que Kieran se lo hubiese encontrado antes que yo de igual forma se habría negado a ser su Pokémon — expliqué, tranquilo.

— Uh... eso es cierto... — se tranquilizó — Lo siento es que... no sé cómo controlar mis emociones en un momento así, es... complicado.

— Te entiendo, yo y esta tierna niña de aquí también pasamos por eso, la única diferencia es que no tuvimos tiempo para asimilar la muerte de toda nuestra familia — dijo, acariciando la cabeza de Sabi.

— ¡No soy una niña! — me parece que de todo lo que expliqué solo entendió la palabra "niña".

— ¿Cuantos años tenía? — preguntó Celebi.

— "16, y que lo pregunte un Pokémon es raro y turbio" — respondí.

— cállate — dijo Celebi.

— ¿Como hiciste para no decaer después de lo que les pasó a tus familiares? El fácil decir que alguien se puede olvidar rápidamente de las cosas, pero hacerlo ya es otro asunto.

— No tiene sentido deprimirte cuanto todavía no estás solo, de no haber sabido que Irida, Akari y Sabi estaban vivas estaría como tú en este momento — dije.

— ... Si... ojalá el enano este bien — dijo, mirando al cielo.

— Es fuerte, se confidente con él — dije.

— Si — asintió.

— Por cierto, no creo que estés muy cómoda con tu familia cuando les llevemos la noticia de tu hermano, ¿te apetece tomar unas vacaciones con nosotros? — pregunté, sonriendo levemente.

— Je, ni que fueras estar mucho más cómoda con ustedes — se burló, cerrando los brazos.

Viéndola con una cara de poker, Adaman y Sabi empezaron a caminar en dirección contraria.

— Y bueno Adaman, ¿como fabricarás el huerto de los Ariados en la mansión?  — preguntó la inocente Sabi, agarrada de la mano del jerarca.

— ¡!

— Eso hay que pensarlo con tiempo, pero te prometo que-

— ¡¿MANSIÓN?! — dijo Carmine.

— Mis oídos... — dijo Celebi.

— ¡Si has cambiado de opinión entonces no tardes en decírmelo! — dije, bajando la montaña.

— ¡Qué- espera!!! — dijo, empezando a correr detrás nuestro.

Luego de ese momento cómico, empezando a bajar el monte luego de haber conseguido consolar a la azabache, preparados para llevar la buena noticia a todos nuestros amigos en Villa Versui.

Lo último que me queda por hacer era visitar la familia del niño al que accidentalmente maté con mis propias manos, con un regalo en mis manos, junto a Iono y Rosa decidimos entrar en su residencia.

Con el fin de disculparme, me arrodillé y pegué mi frente contra el suelo frente a la madre del difunto niño.

— Se que esto no será suficiente para recibir vuestro perdón, por eso mismo quiero que aceptéis esto — dije, arrodillado.

De la caja de regalo se hallaba una Pokeball con un Chimchar adentro, un Pokémon originario de mi región natal, el cual muchos niños obtienen a los diez años para empezar su aventura Pokémon.

Tipo Fuego

Es veloz, antes de dormirse apaga la llama de su trasero para no provocar accidentalmente un incendio.

— Quiero que os quedéis con este pequeñín, estoy seguro que su activa actitud os recordará todos los días a la de vuestro querido hijo, una vez más, me disculpo, si queréis algo más no tardéis en pedirlo — dije.

— No hay nada más que tengas que pedir jerarca — dijo la madre.

— ... ¿Mh?

— Con que estés dispuesto a salvar a la humanidad ya estarás perdonado, eso es un deber más que suficiente para que alguien te perdone — dijo.

— ¡Se lo agradezco mucho! — agradecí, con una expresión aliviada.

— Antes era un deber, ahora es una obligación si queremos estar perdonados... — dijo Celebi, con una cara incrédula.

Iono y Rosa me terminaron viendo con una gota estilo anime en la cabeza, lo que hay que aguantar...

En una hora planearíamos irnos con nuestras Pokemonturas a Unova, y así abandonar la comarca donde mi rivalidad con N dio su fin.

Un nuevo arco se abre delante de nuestros ojos, pero la primera etapa de esta guerra se cierra a la vez. Con suerte, podremos salvar el universo, pero ahora sí que nos toca gozar de una merecida temporada de descanso en la mansión, junto a esta cebolla flotante, y junto a todos nuestros compañeros.

Cada vez estoy más cerca de ti, Volo, espérame.

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[Ciudad Imposible, Mundo Distorsión]

{Fuera de cualquier línea temporal}

Narrador Neutral:

En un reino cuyo paradero es desconocido en el tiempo, los seres humanos residentes de allí construyeron con sus propias manos bajo el mandato de un emperador la ciudad que poco tiempo después de convertiría en la capital del mundo de Giratina, uno de los hijos que el Gran Sinnoh tuvo que auxiliar en una dimensión alterna a la realidad que nosotros conocemos. Un mundo oscuro y avanzado, un mundo irreal: La Ciudad Imposible.

En la cima de la construcción monumental más grande de la ciudad, una grieta espacio-temporal, que unía esa dimensión con la otra, se empezó a abrir, desgarrando temporalmente el espacio y abriendo paso a un solo entrenador Pokémon, de cabello azabache, con mechones púrpuras, un uniforme de un color azul oscuro cubierto por una chaqueta blanca, y, por último, la iluminación rojiza que emitían sus ojos.

— ...

Mirando a su alrededor, mirando a ambos cielos que se hallaban arriba y debajo de la ciudad, observando todas las edificaciones que iluminaban las calles irregulares, observando en todo su aspecto a todos los habitantes, a todos los Pokémon y a todos los vehículos que poblaban aquella urbanización, Kieran fue sorprendido debido a un cambio repentino de plataformas delante de él.

La gravedad tenía un funcionamiento distinto en esa dimensión, y con eso varias plataformas de granito negro se elevaban con absoluta normalidad, creando puentes temporales entre los tejados de los edificios en los que las personas podían acceder sin peligro alguno.

El hermano menor de Carmine, con una expresión muy seria, no se acobardó y empezó a caminar por ese puente, sin importarle estar a más de 135 metros de altura.

Luego de una corta caminata, su paso se detuvo en la mitad del puente al escuchar una voz detrás suyo, Kieran podría jurar que, antes de cruzar el puente, nadie se hallaba con él en el tejado del edificio que dejó atrás.

— Tu rostro no me aparece registrado aquí, sería de mi agrado saber quién eres y cómo has llegado hasta aquí — dijo una voz grave y masculina.

Cuando el entrenador azabache se volteó, observo, sentado y tomando una taza de café, al que anteriormente se le denominaba como el séptimo general de Volo, anteriormente, con la muerte de dos generales probablemente tendría una ascenso asegurado.

— Volo me ha guiado hasta aquí — respondió el chico.

— ¿Nuestro señor...? Hm — pensando — Recuerdo que estuvo obligado a salvar al mundo porque cierto peliverde había dado un mal uso de la maxifruta, cuanta soberbia se podía tener para cometer semejante atrocidad... no me extraña que se haya muerto.

— Tú debes de ser un general de su imperio, ¿me equivoco? — deducía Kieran — Necesito hablar con vuestro señor.

— No se preocupe joven, a veces hasta las personas más poderosas vienen a nosotros, ten paciencia, un emperador como él siempre está ocupado y tarda en llegar — sonrió levemente, levantándose de su asiento — Sabiendo en qué te estás transformando, podría decirte que sería mejor que conocieras a tus futuros compatriotas.

— ¿Compatriotas? — confundido.

Otro portal se dilató encima del puente que levitaba, de él descendió lentamente otro general de Volo, antiguo líder del Equipo Galaxia de Sinnoh y el tercer entrenador más fuerte del imperio, si hablamos de jerarquía. Pues se trataba de la segunda persona que se unió al ejército.

Cyrus se hizo presente en la Ciudad Imposible de la manera más intimidante posible, rodeado de lo que parecía ser una cadena roja e irrompible que levitaba junto a él.

— "Presiento una energía sin límites
provenir de ese objeto... ¿qué clase de cadena es esa...?" — pensaba Kieran, serio.

— He recibido un llamado del señor, pocas veces nos reunimos todos a la vez en esta dimensión, pero ahora podríamos llamarlo un caso mucho más particular, veo ante mi a un niño desconocido, identifícate — dijo el segundo general, amenazándolo.

— Relájate Cyrus — dijo Lysandre, parándose de su silla.

— ¿Mh?

— De no haber venido con buenas intenciones ya habría muerto en cuestión de segundos — dijo, con una sonrisa diabólica.

Y, por muy irrealista que suene, Kieran era consciente de que decía la verdad, las personas que lo empezaban a rodear no eran nada más ni nada menos que los entrenadores más poderosos de todos los tiempos, pues, a demás de posiblemente tener equipos Pokémon imbatibles, deben tener una fuerza humana descomunal.

El festival de las apariciones no cedía, otro portal se abrió en el otro extremo del puente donde se encontraba el joven niño de pelo negro.

Quién lo atravesó fue Giovanni, el primer general, el más poderoso de todos, la primera persona que estuvo junto a Volo en el nacimiento de su revolución contra Arceus, el dios de todo.

— Antes de llegar hasta aquí me crucé en un túnel espacio-temporal con Archie y Maxie, me dijeron que no acudirían al llamado de Lord Volo, tienen un permiso especial de este para proseguir con una misión pendiente — dijo Giovanni — Anda, pero que ven mis ojos, ¿un nuevo general?

— *Kieran lo observa con la mirada baja*

— Todavía no, no sabemos qué hará Volo con él, por cierto respecto a la misión de esos dos generales, ¿tú no estabas involucrado en algo de su misión? — le preguntó Cyrus a Lysandre.

— *Bebe de su taza de té* No deduces mal, sin embargo ahora es un poco difícil de explicar, cuando nuestro proyecto se desarrolle ya lo podréis entender — contestó el pelirrojo.

— ... Que raro... — susurró Giovanni, observando detenidamente el rostro de Kieran.

— ¿Tengo algo en la cara? — preguntó el azabache.

— Si — afirmó — El color de tus ojos no es púrpura, si no un color más cercano al magenta, ¿qué clase de energía os paso Volo, acaso os dio más de lo que debería? — preguntó el general.

— ... — pensativo — "¿Os dio? Acaso hay alguien más aparte de mí con los ojos de este color...?"

Un largo silencio ocupó el tiempo que estos cuatro hombres compartieron mirándose entre ellos, pero fue por una razón, podían sentir esa presión, como se afinaba en el ambiente, una voz resonó en sus cabezas al mismo tiempo, ordenándoles que callasen, dando respeto a algo que se aproximaba hacía ellos.

El Dios de aquel mundo salió de su nido, desplazándose de forma serpentina por aquella ciudad tan expandida, Giratina llegó hasta donde se hallaban todos ellos, en aquel puente, con lo que parecía ser otra persona vestida de manera galán montada en su lomo.

Todos los generales, otorgando respeto, hicieron una reverencia a Giratina, la bestia que ayudó a Volo a iniciar la guerra. Kieran se sobresaltó, ya que, aún estando a una larga distancia, podía ver como el color de los ojos de aquella persona que se hizo presente junto a Giratina eran idéntico a los suyos, magenta. Después de ello, Cyrus dirigió su palabra a aquel misterioso entrenador azabache que cabalgaba el dragón.

— Me olvidaba de ti, ¿que has estado haciendo todo este tiempo, o es que acaso has decidido desperdiciarlo? — preguntó.

— ¡Tampoco me tomes por un vago! — respondió el joven con una sonrisa simpática — Aunque ya no sea alguien tan activo diría que he aportado bastante de mi tiempo en el proyecto de Lysandre, me distrae ayudarle, al menos de momento.

— Me lo tomaré como un cumplido... — dijo Lysandre.

— ¿Quién eres tú? — preguntó el hermano de Carmine.

— Vaya vaya, ¡un nuevo invitado! Ya me estaba preocupando, pensé que iba a ser el único novato en este imperio! — contestó el pelinegro.

— ...

— Soy Ash Ketchum, entrenador de Pueblo Paleta, espero llevarme bien contigo, compañero — se presentó, con una sonrisa amigable a la par que maniaca.

— ¿Eres un general? — preguntó Kieran.

— Nop — Lysandre negó — El joven es demasiado nuevo en el imperio, no lleva ni dos días, pero estoy seguro que, ahora contigo, seguramente Volo hará cambio de planes y os ascenderá, veremos si predico bien.

— N y Ghetsis no han acudido al Mundo Distorsión, ¿alguien sabría decirme porque? — preguntó Giovanni.

El hermano de Carmine estuvo a punto de soltar la respuesta por su boca, prediciendo lo que Adaman podría haberles hecho mientras él no estaba en Noroteo, sin embargo, un tremendo temblor, seguido de un rugido de Giratina, anunciaron la llegada del humano más temible que se haya conocido.

El rey de la malignidad llegó a su propio mundo, a su propia ciudad, a su propia dimensión.

Una gran grieta espacio-temporal fue abierta de un mortífero puñetazo que fue capaz de desgarrar el espacio, abriendo un hueco entre dos dimensiones. La apertura dejó paso a quien ya sabíamos, la persona que una vez fue muy cercana a nuestro protagonista, una persona de la que desconocemos su historia, al igual que nuestro protagonista, una persona que destruyó y desintegró todo lo que nuestro protagonista amaba, una persona que inició la guerra en la que esta historia se sitúa, creando un imperio para hacer todo lo posible por matar a nuestro protagonista.

En todo su ser, el enemigo de nuestro protagonista, quien desencadenó todos los sucesos de esta travesía.

Esta vez, llevando la vestimenta de la compañía Gingko, el emperador Volo llegó a la Ciudad Imposible.

Todos y cada uno de los entrenadores presentes no tardaron en arrodillarse para dirigirle el respeto hacia el mercader. Kieran incluido.

— Muy buenos días tenga usted señor Volo — saludó Giovanni — Espero que haya gozado de una buena madrugada.

— Corrigiéndote, no fue buena, más bien increíble, pasaron meses desde que no me enfrentaba a un rival digno en el planeta Tierra — aclaró Volo, muy serio.

— "¿Un rival digno, se refiere al jerarca?" Sería un honor nuestro preguntarle qué le pasó — dijo Cyrus, arrodillado.

— Podría empezar desde el principio... y creo que eso es lo que haré, mantened las bocas cerradas y escuchad con toda vuestra atención, quiero que, después de oír lo siguiente que vaya a anunciar, os sirva como una pequeña amenaza — dijo el emperador.

Todos se mantuvieron en silencio, preparados para escuchar lo que su superior tenía que contar.

— Ghetsis y N, generales nuestro imperio, guerreros tan apreciados como cualquiera de ustedes, han caído — dijo.

— ¿¡Que?! — dijeron todos menos Kieran.

— ¿¡Los dos?! A la vez?! — exclamó Ash, incrédulo.

— ¿Como ocurrió? — preguntó Cyrus.

— Adaman los ha matado, él solo, con sus propias manos — con una mirada terrorífica.

— ¿Como es posible? — preguntó Lysandre — ¿Acaso tiene la suficiente fuerza y destreza para matarlos sin Pokémon?

— No es eso — dijo Kieran.

El azabache llamó la atención de todos, sumada la de Volo, no conocía a Adaman como la palma de su mano, pero sí que pudo estar un buen tiempo con él. Sabía información, y no tardó en darla.

— Adaman fue bendecido por Dialga, tiene su energía, es su heredero — reveló el chico.

Todos se impactaron ante lo dicho.

— Lo que dices es imposible — dijo Cyrus — Tengo el control de ese dios, no puede liberarse de la energía de Girati-

— Piénsalo bien Cyrus, si somos pensantes podemos darnos cuenta de que no hay fallos en la lógica acerca de lo que dice el chico — lo interrumpió Ash — Dialga es el Dios del tiempo, si paramos a pensarlo bien, podremos deducir que el Dialga del pasado, el cual es capaz de ver el futuro, sabrá que algún día tomarás el control sobre él, y por eso se anticipó, pasándole su energía al jerarca al que intentamos matar.

— ... ¿Intentas decir que el Dialga del pasado es el verdadero enemigo? — preguntó Giovanni.

— Claro, los dioses buscan equilibrio, y nosotros intentamos crear un nuevo equilibrio a través de un desequilibrio — contestó el azabache con zetas en las mejillas — Así de simple.

Tarde o temprano, el emperador debió interrumpir la conversación, poniendo más tensión en el ambiente.

— Realmente no me importa quién o qué le haya pasado esa aura a Adaman — con una voz penetrante.

Todos los generales bajaron la cabeza, asustándose aunque sea un poco.

— Dejaros de putas idioteces — dijo el rubio — Nuestro objetivo no es un Pokémon del pasado, nuestro objetivo está aquí, en el presente, con la muerte de Adaman el poder oculto de la Flauta Azur será liberado, todos somos conscientes de que no podemos derrotar a un Dios que controla el tiempo, Arceus no fue tonto pensando en los roles que otorgaría a sus hijos, si perdemos el tiempo enfrentándonos a un ser relativo e inmortal la cosa no mejorará.

— ...

— ...

— ...

— ...

— ...

— Y recordad, ya van tres generales eliminados, y no hemos conseguido matarlo — dijo Volo — Ese jerarca no es un humano cualquiera, pensé que no haría falta recordároslo, pero ahora que podéis comprobar sus hazañas ya no tengo porque hacerlo yo.

— Acerca de los generales, reclutaste a estos dos jóvenes con el objetivo de ascenderlos, ¿verdad? — preguntó Giovanni — ¿Os que acaso los necesitas para otro trabajo o capricho?

— No puedo perder el tiempo con ayudantes, Giovanni, debes entender eso, si elegí a estos dos niños azabaches fue porque puedo ver el potencial que tienen para lograr grandes hazañas — explicó Volo — Hablando de ello, no veo porque no hacerlo ahora, cuanto más fuertes os sintáis más confianza tendréis, y cuanta más confianza más valentía y valor, eso es lo que hace a un peón convertirse en reina en el ajedrez.

— ¿Nos ascenderá ahora mismo? — preguntó Ash.

— Si no cuando lo haré — afirmó — Kieran — dijo Volo — Levanta la cabeza — ordenó.

El azabache acató la orden, Volo lo observaba apenado, como si pudiera leerle la mente.

— Vuelvo a sentir tu inseguridad, ¿porque? — preguntó el emperador.

— ... Todo esto me está pasando muy de golpe, Volo, no puedo asimilarlo tan rápidamente — dijo Kieran, frustrado.

— Si todavía estás pensando en tu hermana y todo lo que dejaste atrás sería de mi agrado recordarte la razón por la que estás delante de mi, ¿consigues rememorarla? —.

— ...

El azabache cerró los ojos, lo único que nublaba su mente era la imagen de aquel ogro al que admiraba, detrás de Ogerpon, se hallaban todos los sucesos por los que el pobre hermano de Carmine tuvo que pasar y sufrir por solamente intentar llegar hasta ese Pokémon legendario, todo lo que podría haber cambiado de haber sabido que nunca podrá capturarlo. Pero, ahora que está junto a gente que podría recuperar y revivir sus deseos perdidos, no podía darse la vuelta, o más bien, no podía negarse a dejarlo todo atrás.

Kieran abrió los ojos y volvió a alzar la cabeza, este, decidido, respondió.

— Si lo recuerdo, señor Volo — dijo el pelinegro.

— Y estás dispuesto a luchar por esa razón, ¿verdad? —.

— Si, señor, lo haré por mi futuro.

— No solo el tuyo joven — sonríe — ¡Todos y cada uno de nosotros nos esforzamos por cambiarlo, mataremos a Adaman y encabezaremos el futuro incierto que nos espera!

— *Asiente motivado*

El emperador de cabello rubio alzó sus manos, cerrando los ojos y anunciando el fin de una etapa y el principio de otra en este enfrentamiento universal.

— Escuchad atentamente mis fieles súbditos — dijo Volo — La primera etapa de esta guerra ha concluido, eso significa que solo nuestra revolución acaba de empezar, seguir adelante, trabajar en vuestros futuros planes para derrocar al enemigo, fortaleceros, porque eso es justo lo que Adaman hará de ahora en adelante, tenéis mi apoyo.

— ¡No le fallaremos, señor! — dijeron todos a la vez.

— ¿Y qué es lo que hará a continuación, se sentará en su trono, viajará en el tiempo, que hará? — preguntó Lysandre.

— *se rie* No tengo porque sentarme en un trono Lysandre, cualquier asiento se vuelve uno cuando me siento yo — dijo el rubio, con una cara diabólica, marcando narcisismo — No obstante no me identifico como aquel rey que lo ve todo desde una vitrina, hago mis propias hazañas, y con eso yo también tengo misiones y trabajos que cumplir —.

— ¿Y cuál es esa misión actual?

— *se voltea* Me parece haber visto en alguna de mis visiones a una mujer que es totalmente idéntica a mi, todavía no puedo sacar conclusiones, pero algo dentro de mí me da la corazonada de saber quién es, viajaré hasta esa época para encontrarla — dijo el rubio — Ahora sí, generales del Imperio Gingko, podéis retiraros, el futuro está en vuestras manos.

El rubio, satisfecho con lo que declaro, ignorando las despedidas de sus generales que se retiraban de la Ciudad Imposible, cerró los ojos, recordando los buenos momentos reflexivos que pasó junto a cierto entrenador peliverde. Todo lo que hizo, y como pudo relajarlo en los momentos más estresantes a pesar de tener sus propios problemas, N se había convertido en algo más que un simple general para Volo, para conmemorar su muerte, pensando que, desde el más allá podría escucharlo, pensó una última cosa antes de abandonar el mundo distorsión.

— "Estoy muy orgulloso de ti N, ya puedes descansar" — pensó el rubio.

Sin nada más que pensar, Volo cruzó su portal.

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[Región de Unova, cerca de Ciudad Castelia]

{En el futuro}

Narra Adaman:

Para concluir la primera parte de la historia de esta guerra, quién mejor que yo para narrarla.

Pasaron 24 horas que abandonamos Kitakami, un día completo en el cual expendimos regresando a Unova, la región donde habíamos instalado nuestra enorme vivienda. No obstante, es mejor que os resuma todo lo que ocurrió en este pequeño lapso de tiempo.

Junto a Sabi e Irida, viajé sobrevolando el gran océano que separaba aquella comarca con Paldea, la región donde empecé mi aventura, la razón por la que me dirigía allí con mi guardiana era simple, su Braviary de Hisui la esperaba con ansias bajo los cuidados de Rika y Poppy, dos miembros del Alto Mando de dicha región.

Y eso fue exactamente lo que hicimos, conseguimos reunirla con su preciado Pokémon al que extraño tanto tiempo, cuando finalmente tuve la oportunidad de ver su cara de felicidad también me dio por sonreír, seguramente esta niña ahora no tan pequeña te contagia su alegría.

Luego de causado su reencuentro, regresamos a Unova, y ni Irida como yo nos esperamos el poco tiempo que pasó para que Ciudad Castelia, aquella que los generales destruyeron, hubiera sido reformada tan fácilmente. Porque si, parecía volver a ser la misma.

El cielo ya no estaba nublado, eso para mí simbolizaba la paz, pocas veces conseguía verlo así de hermoso. A mitad del camino a nuestra mansión, Keldeo me detuvo.

Me contó que sus maestros espadachines que Ghetsis poseyó regresaron bajo sus propios métodos a los bosques de esta región, luego de haberlo ayudado a superar el gran obstáculo que nos detenía, me suplicó dejarlo ir para hacerse más fuerte sin el apoyo de un humano como yo.
Sin problemas, lo liberé, y así Keldeo se perdió en el bosque luego de dar tanto apoyo en esta malograda guerra, fue bonito mientras duró.

Cuando regresamos a nuestro nuevo hogar, Marley, descendiente de mi fallecida hermana llamada Mai, junto a todos nuestros amigos, nos dieron la bienvenida.

Una nueva temporada de descanso y entrenamiento se abrió ante mí y Celebi, todavía nos quedaba gente por conocer, entrenadores a los que retar, y por supuesto, generales a los que derrotar, generales muy diferentes a los anteriores, generales a otro nivel, y es por esa misma razón que debemos seguir fortaleciéndonos, todos juntos, por un futuro mejor en los que nadie se separe de los demás.

...

Mientras colocábamos todo en su lugar, Necrozma, el ultraente que nos había seguido hasta entonces, me pidió para tener un momento privado para poder conversar tranquilamente con él, acepté cuanto antes, suponiendo que debía ser algo importante.

No hemos tenido mucho tiempo para hablar acerca de lo ocurrido pero ahora que estamos puedo decirlo: Es un honor para mí poder defender y convivir con el jerarca que se enfrenta al imperio de Giratina — dijo el Refulgente.

— El honor es mío, sin ti nuestra derrota en Noroteo habría estado asegurada, eres muy poderoso — dije, con las manos en los bolsillos — Vive orgulloso de ello.

— Contamos contigo — dijo Celebi, sentado en mi hombro.

Aprecio vuestro apoyo, no obstante no solo vengo a recoger gratitudes, si me disculpáis, tengo que pediros algo muy importante, y de aquí me adelanto, os recomendaría aceptar mi oferta — dijo con telepatía.

— Dínosla, te escucharemos con atención — dije, curioso.

El caso es que los siguientes ataques que se aproximan están a un nivel muy diferente a este, escenarios pos apocalípticos, destrucciones masivas, todas esas visiones se me aparecen en la cabeza día a día, tenéis que ser conscientes de que, a cada día que pasa, debéis fortaleceros más y más, si queréis ganar esta guerra tan complicada —.

— ¿Somos conscientes de ello, acaso tienes un método que nos ayudaría a evolucionar?

Acertaste — confirmó — Quizá tú querido amigo singular sabría responderme la pregunta, ¿sabes cómo funciona el Ultraespacio?

Voltee mi cabeza para ver la expresión pensativa de Celebi.

— Mh... — pensando — Según Dialga me contó hace miles de años, recuerdo que era una dimensión a la que solo los ultraentes podían acceder, básicamente porque venís de allí — explicó — ... El tiempo funcionaba diferente allí, ¿cierto?

Ese ultimo detalle es el que importa, un día equivale a dos meses enteros en el Ultraespacio, ¿acaso es necesario que me siga explicando para que entendáis lo que os intento ofrecer? — preguntó Necrozma.

— Quieres entrenarnos allí, ¿verdad? — adivine.

— Pues sería buena idea, a cambio de un solo día en esta dimensión podríamos fortalecernos mucho durante dos meses en la otra— dijo Celebi.

No solo eso, podrás formar el equipo Pokémon al que mejor te puedas adaptar, no te preocupes, puedo enviar a tus antiguos Pokémon a épocas en las que se puedan sentir muy cómodos, el objetivo solo se trata de mejorar y evolucionar — explicó.

— Lo sé, eso es lo principal — dije, de brazos cruzados.

— Y además podrás dominar el aura del Dios al que siempre venerabas, ¡en tan solo un día regresaremos a este mundo totalmente renovados! — dijo Celebi, motivado.

Y bien, ¿partimos hoy mismo? Igual tú los echarás de menos, pero ellos a ti no, eso es lo que debería no preocuparte, por lo que en lo que te deberás centrar es en tu desarrollo, así como seguramente el imperio de Volo también lo estará haciendo con todos sus Pokémon —.

— *sonrió*

Aquel mismo día me despedí temporalmente de todos mis seres queridos del futuro para viajar al Ultraespacio, un pequeña arco de entrenamiento en el que seguiría evolucionando constantemente, cambiando de equipo Pokémon, cambiando mi forma de pensar, cambiando mi perspectiva en todas las cosas, y por supuesto, intentando cambiar el futuro.

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Narrador Neutral:

En el Ultraespacio, sentados en un acantilado rocoso, Adaman y Celebi disfrutaban las vistas delante de lo que parecía ser un atardecer demasiado hermoso, un momento en silencio en el que podrían cerrar los ojos y centrarse en rememorar todo lo que vivieron hasta ahora, su encuentro, su combate contra Brassius, como conocieron a Iono, como rescataron a Liko, como derrotaron a Carola, como compraron su mansión, como sobrevivieron ante el ataque de los generales en Ciudad Castelia, como se recuperaron en Noroteo, y por supuesto, como mataron a los generales.

— ...

— ...

— *bosteza* No había experimentado un momento de paz tan largo desde hace muchos años... — confesó Adaman.

—Je — Celebi se ríe — Dicen que cuando estás solo es cuando más te centras en ti mismo, no es malo, ni mucho menos.

— Lo sé.

Los dos, sonriendo ya que finalmente estaban disfrutando su vida a la vez que se estaban preparando para los siguientes ataques de un futuro cercano, miraban como el sol de aquella dimensión se ocultaba en el horizonte.

— ¿Sabes? Cuando te conocí, pensaba que no íbamos a llegar tan lejos, si te soy sincero — dijo Celebi.

— Mantuvimos la esperanza que nos empujaba a seguir adelante, es por eso que todavía no hemos muerto — dijo Adaman — Y todavía nos queda un largo camino por delante para llegar hasta ese maldito asesino.

— ... Si, tienes razón, no nos queda más de otra que seguir esforzándonos —.

— ...

— Como bien dijo tu padre, cerremos los puños, alzamos la cabeza y corramos, ¿de acuerdo? — dijo el Pokémon singular.

Adaman se sorprendió, aquel detalle se le había olvidado por completo, no importa que hiciera, su compañero singular siempre estaría ahí para leerle la mente, este dio por seguro que, algún día, inevitablemente tendrá que contarle a su mejor amigo su historia pasada. Procedió a sonreír y mirar hacia adelante.

— ¿Preparado para no rendirte nunca a partir de ahora? — preguntó Celebi.

— Nunca — prometió nuestro protagonista.

— ¿Nunca? —.

— Nunca — confirmó

Mientras nuestra presencia expectante se aleja lentamente de estos dos protagonistas, podemos ver todo lo que les espera por delante, tanta variedad de personas a las que conocer, y tanta variedad de enemigos a los que vencer, sea como sea, todos sabemos la razón por la que Adaman y Celebi no se van a rendir nunca más en esta deplorable realidad:

Porque, conste lo que conste, pierdan lo que pierdan, cambiarán el futuro que le espera al universo.

Ellos y todos juntos.

Unidos.

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.    .     FIN     .    .

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