Capítulo 85
Capítulo 85
Conversación reflexiva
[Mundo Distorsión, Ciudad Imposible]
{En el Pasado}
Narrador Neutral:
Horas después del ataque en Ciudad Castelia
El quinto general de Volo, N, entrenador procedente de Unova y uno de los generales más talentosos, abrió los ojos.
Sin saber cómo llegó allí, pensando que se despertaría en el mismo lugar que se durmió, en el lomo de Kyurem en medio de la inmensidad del océano, N se dio cuenta de que se hallaba en un octavo piso de un edificio. Se había despertado de pie.
Cuando sintió varias luces artificiales detrás suyo, volteó su cabeza para ver a través de la enorme pantalla de cristal que se encontraba detrás de él, no se esperó que Volo, como cruel emperador que era y es, se esforzara tanto para construir a la mayor velocidad posible el imperio que intentaba crear.
Eso ya no parecía la ciudad imposible de antaño, pero eso no era lo importante, todo parecía estar hecho de materiales muy extraños y desconocidos, los ciudadanos se trataban de reclutas pertenecientes a todo tipo de sectas y grupos malvados provenientes de la Tierra, ya sea de los equipos Magma o Aqua, de los del Galaxia o de cualquier otro.
— "Es admirable la habilidad que tiene el señor Volo con la ingeniería, ¿de cuantas cosas será capaz?" — pensó N.
— No le des la espalda a tu superior — dijo una voz muy penetradora.
N se asustó, cayó intimidado y por instinto se volteó lo más rápido que pudo para ver lo que tenía delante, y quien iba a ser, pues el mismísimo emperador de ese imperio, mayor enemigo de Adaman y dueño de Giratina, Volo.
El entrenador peliverde se sorprendió y sintió una gran admiración por el cambio de vestimenta del entrenador rubio, pero por alguna razón decidió callarse y no comentar nada.
En vez de ello, N se arrodilló por puro respeto que le tenía a Volo, con la mirada pegada al suelo opaco.
Por los ruidos que hacía el rubio, N deducía que estaba haciendo algún tipo de experimento con ciertos líquidos, al parecer, aquella sala de aquel edificio se trataba de un laboratorio, y extrañamente, no había rastro de Giratina.
— Nunca te dije que te arrodillaras, levántate — dijo el rubio, tranquilo.
N no lo entendía.
Lo que no entendía era la experta capacidad que tenía Volo para siempre corregir las acciones de cualquier general, delante de él, alguien se sentía muy inferior, nadie se comportaba de la manera perfecta que quería.
Se levantó.
— Es un gusto estar en su presencia mi señor, que hago aquí — preguntó N.
— En este largo periodo de tiempo, desde la última reunión de generales, solo he hablado en privado con Ghetsis, no contigo — dijo Volo, mirando con atención el color de un líquido rojo dentro de un frasco de cristal.
— ¿Qué hace en este laboratorio?
— Lo que hago habitualmente, intentando descifrar los secretos de las maxifrutas, es un material esencial para la victoria de esta guerra que yo mismo empecé — contestó.
— Oh, entiendo.
— En fin, no te he llamado para que me veas experimentando, te llamo porque la razón es más urgente — serio.
— Si se refiere al desenlace en Ciudad Castelia, debo perdonarme, me divertí mucho jugando con Adaman, y no alcancé a matarlo — se disculpó el peliverde.
— No te disculpes, yo también cometí ese error, pues no tengo el derecho a castigar a mi discípulo — contestó — Además, no es tu culpa.
— ¿Y de quién si no...?
— De Dialga, creo que de Dialga — respondió Volo, caminando alrededor de todo el laboratorio buscando materiales.
— ¿De Dialga, porque? No era que Cyrus lo capturó junto a Palkia gracias a la cadena roja?
— Si, y de hecho es la pura verdad, ¿pero acaso es mala la desconfianza? Desconfío de ese Dios, para que lo entiendas, creo que ha hecho lo mismo que Giratina hizo conmigo: herencia del aura, existen dos tipos de aura en esta realidad, la humana y la celestial, la humana la despiertan pocos humanos, y la celestial solo tres, hay tres auras celestiales, la de Dialga, Palkia y Giratina, la última la heredo yo, como estás viendo.
— Claro... ahora todo empieza a tener sentido... ¿dices que Dialga le paso esa aura a Adaman?
— Es mi sospecha, pero como atacar con intenciones asesinas al Trío Dragón está totalmente prohibido por las leyes de Arceus no puedo hacer nada, al menos de momento — explicó.
— Entiendo... "Vaya mi gran amigo, es por eso que estuviste a punto de matarme en aquel entonces" — pensó N.
— N, cambiemos de tema, tampoco vengo a hablar de ese tema, es algo mucho más serio, así que...
El emperador se sentó en una mesa redonda de cristal.
— Siéntate, vamos a hablar como personas civilizadas — mirándolo fijamente y esperándolo.
— ...
El peliverde, sin nada más que hacer, asintió y se sentó en la misma mesa, al lado de su superior.
De ahí, empezó la conversación que más le afectó en su vida.
Volo se tomó un gran tiempo para separar los labios y empezar a hablar, parecía que todavía estuviese pensando en cómo contarle lo que estaba dispuesto a decirle.
— N, quizá me lo niegues, quizá lo dudes o quizá no me creas, pero, yo te conozco, conozco todos tus secretos, todo lo que te ocurrió cuando eras un niño — dijo.
— ...
— Y creo que, después de tu extraño comportamiento después del combate contra ese jerarca, empiezo a pensar que estás soñando con recuerdos traumatizantes de tu pasado... y como estoy viendo tu expresión, parece que estoy en lo correcto — explicó.
— ... ¿A qué intenta referirse, señor? — serio.
— Lo que quiero decir es que, la debilidad es una enfermedad, como emperador de un imperio, tengo la responsabilidad de mantener en su mejor forma a mis discípulos, tú eres uno de ellos — dijo el rubio — Y como estás viendo, no estás en tus mejores momentos, porque eres el único general que oculta depresión detrás de su sonriente rostro, al contrario de los demás, que sonríen siendo alegres en verdad.
— ... — pensativo.
— Tal vez no pueda lograr lo que quiero, y tal vez no quieras que me meta con tu pasado, pero si no hago lo que haré a continuación probablemente te debilitarás como un miserable Spoink que deja de saltar —.
— ¿Qué hará?
— Te haré entender quién eres en realidad.
— Y como.
— Vamos a jugar un juego: Haré que entiendas como me siento, y te haré saber a la vez cómo deberías sentirte tú ahora mismo — serio.
— ... Es un poco confuso, pero acepto.
— Te voy a hacer una serie de preguntas, muy fáciles de responder, y quiero que, al final del interrogatorio, seas capaz de entender a lo que me estoy refiriendo, ¿te queda claro? — preguntó Volo.
— Me queda claro, puede empezar cuando quiera Lord Volo — decidido.
— Entendido, de aquí en adelante te aconsejo no preguntar por las respuestas ni el sentido de las preguntas, son demasiado simples — advirtió Volo — Y otra cosa más, habla solo para contestar.
— ... — se calló.
— Bien, allá voy.
El rubio se levantó, y acto seguido trajo a la mesa dos objetos, uno de ellos era un lienzo, y el otro era un objeto con forma de palo y una punta negra afilada.
Agarró el objeto afilado con dos dedos y lo levantó para estar a la altura del rostro del peliverde, podía empezar.
— ¿Qué es esto? — preguntó Volo.
— ... Un lápiz.
— ¿De?
— De madera.
Volo movió su dedo y señaló la punta negra que tenía el objeto, su rostro expresaba seriedad, obligando a cualquiera escucharlo con atención.
— ¿Y qué es esto?
— El carbón del lápiz — dijo N, mirando al suelo con incomodidad.
— ¿Y cuál es la función que hace el carbón?
— ... Dibujar o escribir en una superficie haciendo trazos con ese material.
— Bien.
— ... ¿Pero qué tiene que ver esto con-
— Habla solo para responder — lo interrumpió.
— ... Perdóneme, señor — se disculpó.
Volo agarró otro lápiz, lo junto con el otro y los puso en la mesa de cristal.
— Bien ahora cómo estás viendo hay dos lápices, 1 y 2, ahora, el lápiz uno, es decir este — agarró el objeto nombrado — Quiero que lo representes como la esencia de toda tu vida, un cuerpo lleno de todos los recuerdos que puedes recordar y todas las emociones que puedes experimentar, o para ser más claros, imagina que este lápiz eres tú — dijo.
— *asiente*
— Y con el lápiz 2, quiero que lo representes como... como todo aquel ser del que te quieras olvidar, esas cosas o esas personas en la que sueñas nunca volver a recordar, aquello que te hizo despreciarlo por muchos motivos, ¿me entiendes? — preguntó.
N, analizando lo que dijo, recordó algo.
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Recuerdo:
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— ¡Como no mates a ese Zorua te expulsaremos de la casa, niño de mierda! — gritó una voz adulta.
— No entiendo como no pude evitar el aborto, eres un demonio del que su existencia era inevitable en este mundo! — gritó una voz femenina.
— ...
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— Ahi te quedarás hasta que asumas tus pecados — dijo el padre con una voz despreciable.
Dicho eso cerró una puerta que llevaba al sótano, había encerrado al peliverde, sin comida, sin agua, sin Pokémon.
Sin nada.
— *empieza a llorar en silencio* — abrazándose a sí mismo en un suelo polvoriento.
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— Ya han pasado 48 horas, estás preparado para salir o vas a seguir ahí encerrado, niño — dijo el hombre, abriendo la padre.
— ... ... *asiente* — traumado y muerto de hambre.
— Eso ya veremos, a la siguiente que te vea escaparte de casa o con un Pokémon como ese zorro negro te encerraré por una semana — dijo, marchándose.
— ...
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Fin del recuerdo
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— ... —
N estaba callado, pero ya tenía claro cómo representar ese segundo lápiz, alzó la cabeza y con una expresión que marcaba una mezcla de odio y depresión asintió, indicándole a Volo que podría seguir con sus preguntas.
— Perfecto, ahora que ya tienes representados a estos dos lápices, voy a retirar de momento el lápiz 2, por lo que tendrás que estar atento al tuyo — dijo.
— ...
— Quiero que estés atento a lo que haré con el lápiz que te representa, cuando acabe y te enseñe los dos lápices nuevamente tendrás que explicarme qué es lo que intento decirte — dijo — Y otra cosa más, imagina que ese lienzo representa los obstáculos y retos que la vida te propondrá, ¿de acuerdo?
— *asiente*
Volo, sin remediar más palabra y con mucha velocidad, agarró el lienzo blanco de la mesa y empezó a dibujar una línea negra, muy negra, trazando repetidas veces el carbón de un extremo al otro.
Cuando acabo, tiro el lienzo lejos de allí, eso indicaba que el dibujo no tenía nada que ver.
N, confuso y pensando, observo como Volo recuperó el lápiz 2 y lo junto con el 1, ahora, a diferencia de antes, algo había cambiado: La punta del lápiz 1 estaba muy desgastada, mientras que la del 2 estaba afilada y nueva.
— Dime, que es lo que ves, descríbelo — preguntó Volo.
— ... Has dibujado con el lápiz que me representa y acabaste desgastando su punta de carbón, mientras que el otro, que no lo has usado, tiene la punta de carbón afilada —.
— Y ahora sabiendo a quienes representan estos lápices, ¿qué puedes concluir de esto?
— ...
El peliverde, intentando encontrar la respuesta correcta, se fijó en las puntas de los dos lápices, cuando intento descubrir la relación que tenía ese juego con su vida, lo entendió todo.
— Resúmelo en una sola frase — dijo Volo, sonriendo.
— ... Es fácil parecer genial cuando no hiciste nada — respondió.
— Correcto— dijo — No te costó entenderlo, pues el lápiz 2, que apuesto, son tus padres, no han dibujado nada en ese lienzo, mientras que tú si, tú te has esforzado, y eso ha provocado un intercambio de aspecto por experiencia, haciendo que tu punta se desgaste, ¿me entiendes? Ellos no hicieron nada, no se esforzaron, y parecen ser humanos ejemplares a la vista de todos cuando no lo son. Como lo haría un lápiz nuevo, no desgastado.
— ¿Me dices que me he esforzado más que nadie en esta vida?
— No, lo que te digo es que debería resultarte más fácil olvidar a los que te dañaron, porque eres más fuerte que ellos, has sufrido más que ellos y te has esforzado más que ellos, eres, literalmente, más duro que ellos, porque no te has rendido, estás aquí, en una dimensión fuera sobreviviendo este horror al que llamamos vida — explicó.
— ...
— Solo te diré una cosa N, vive orgulloso, orgulloso de ser quien eres, sin orgullo ningún humano logra sobrevivir, por algo existe el dicho: el más fuerte sobrevive — levantándose de su asiento.
— ¿Orgulloso...? — mirándose las manos.
— Si, orgulloso de tus hazañas, orgulloso de tener desgastada esa punta de la que te estoy hablando, así que levanta la cabeza, cierra los puños y ve hacia delante — dijo, yéndose.
— ...
Antes de que Volo se retirase de esa sala, N apartó de lado todos sus traumas y se levantó de la silla.
— Señor.
— *se voltea*
— Ya entendí el sentido de mi vida, quiero y tengo que ser feliz, y estoy dispuesto a recuperar todos esos años perdidos, mataré a Adaman y le traeré su cabeza, es mi promesa — sonrió.
— .... Eso ya se verá, menos hablar y más demostrar que puedes hacerlo — se fue con desinterés.
— ¡Si, Lord Volo! — hizo una reverencia.
El quinto general, sin remediar más palabra, se retiró del laboratorio, mientras Volo, que estaba apoyado en esa mesa de cristal, bajó la mirada mientras se miraba las manos. Por alguna razón, se le veía nostálgico.
— "De no haberte ido... no habríamos llegado a esto... mi viejo amigo"
El rubio, sin más que pensar, se fue.
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(En el futuro)
Por lógica, el único que recordó esa conversación fue N, que estaba sentado en la cabeza de Kyurem, junto a su compañero Ghetsis, en medio del basto mar, con su mirada perdida clavada en el horizonte, el sol ya se estaba ocultando.
El peliverde, recordando lo que le dijo Volo, cerró los ojos y alzó la cabeza, en dirección al cielo.
— "Quizá Volo mató a muchas personas, tal vez muchas otras lo ven como un asesino sin corazón" — pensó — "Volo es un monstruo...
.... pero un monstruo que me salvó"
La somnolencia regresó y N volvió a acostarse para dormir junto al otro general, luego de pensar eso.
... sigamos esa verdadera luz"
.
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Fin del cap.
La historia continúa...
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