Capítulo 84
Desenlace del combate en el Elíseo Baldío
[Región de Noroteo/Kitakami, Elíseo Baldío]
{En el futuro}
Narrador Neutral:
35
MINUTOS
DESPUÉS
Muchos eventos en el Elíseo Baldío habían transcurrido hasta entonces, Fezandipiti se retiró de su enfrentamiento contra Liko, la chica azabache pudo defenderse muy bien en todo este tiempo desde el momento que salvó a Kieran, demostrando que había mejorado mucho.
Por el otro lado, Okidogi consiguió vencer a la mayoría de los Pokémon de los compañeros de Adaman.
Los únicos que quedaban en pie eran Keldeo y Victini, el potro seguía manteniendo la distancia del Compatron con el fin de evitar que este le arrebatase la máscara, mientras que Victini seguía consciente y capaz de pelear gracias a la habilidad que Arceus le confirió.
— "Mierda..." — pensó Irida — "De estar Adaman con nosotros no estaríamos en esta situación, el aura le ayuda a sincronizarse con los Pokémon que conoce, por lo que él lucharía mejor que nadie... pero no, tenemos que aprender a combatir sin él, y este es el primer obstáculo" — pensó la jerarca del clan Perla.
Okidogi, que estaba descansando arrodillado, se levantó luego de reunir todas las fuerzas que perdió.
— [Oki] — dijo Fezandipiti, aterrizando en una roca.
— [Fezan, me han robado la máscara, y no sé cómo lo hace, pero ese maldito Pokémon singular no cae muerto, por muchos golpes que le de, parece que sea inmortal...] — explicó Okidogi.
— [Ya te lo dije] — dijo Victini, sonriendo — [Soy un Pokémon singular, ¿y qué te esperabas? eres tipo lucha y veneno, no creas que derrotar a un Pokémon psíquico te vaya a resultar tarea fácil] — levantándose.
— Grrr.... — gruñó Okidogi, enojándose.
— [Hm, de igual forma puede que nunca puedas ser debilitado, pero sí que no podrás derrotarnos al no tener fuerzas, habéis perdido, rendíos] — dijo Fezandipiti.
Victini cerró los dientes, no quería aceptar que tenía razón el Compatron de la belleza, había usado muchos movimientos y llegó ese punto en el que empezó a perder la potencia, sumado el daño que le hacía constantemente el veneno progresivo de la Cadena Tóxica. Mucho no podíamos decir de Keldeo, Okidogi ya le había dañado mucho con sus golpes y patadas, y además, él no podía acercarse al tener bajo su posesión la máscara de piedra.
— [Será mejor que os apartéis de nuestro camino] — dijo Fezandipiti, levantando las alas.
— [Detente Fezan, no me robes las presas, son mías] — dijo Okidogi — [Dejame matarlas de un solo puñetazo]
Los dos Pokémon singulares entraron en guardia, no podían dejar que los Compatrones se acercaran a los entrenadores y amigos de Adaman, sería un caos total si eso pasara.
Pero de pronto...
— ¡Si vais a matarlos matarme a mí! — gritó una voz femenina.
— [¿¡Uh?!] — los Compatrones, antes de atacar, voltearon sus miradas.
A más o menos treinta metros de ellos, se hallaba una entrenadora de Unova, hermana de un entrenador fallecido al haber sido asesinado por el sexto general de Volo, Hilda. Con un rostro que no expresaba nada de cobardía.
— ¿Eh? — dijo Rosa, confusa de verla allí, no se dio cuenta de lo rápido que está se había movido para alejarse del grupo — ¿¡Hilda que haces ahí, huye!!
— [Vaya, al parecer cierta humana tiene más ganas de morir que los demás, ja ja ja] — dijo Okidogi, crujiéndose los dedos con una sonrisa muy arrogante.
— ¡¿Que haces?! Huye!— Victini activó su comunicación telepática suplicando por su bienestar.
— "Si os doy tiempo podréis pensar en la forma de derrotarlos" — dijo Hilda, tensa.
— No valdrá la pena, ¡huye! — gritó el Pokémon singular.
— [¡Que Arceus te libre niña!] — gritó Okidogi.
El perro musculado agrandó los músculos de su brazo derecho para aplicar el movimiento Demolición contra el suelo, levantando una nube llena de escombros y piedras que arrollaría a la entrenadora de Unova, eso la mataría si no se apartaba.
— ¡HILDA! — gritó Nate.
Irida tenía pensado salvarla, pero alguien se le anticipó.
Vemos como un entrenador, con los pies acelerados, sale de lo que parecía un laberinto de rocas y con toda la velocidad posible, salto y salvo a Hilda empujándola junto con él, evadiendo la nube de escombros.
Okidogi, Fezandipiti, Hilda y todos los entrenadores y Pokémon presentes reconocieron el pelo azabache que tenía el humano que la salvó, su chaqueta blanca, sus pantalones cortos blancos, y lo más relevante, los ojos dorados que tenía.
Kieran había llegado para salvar a la chica.
Pero esta vez ya no estaba manchado de su propia sangre, ni tampoco tenía las heridas y cortes que cierto cuchillo le provocó, esta vez solo tenía los rasguños que las pequeñas piedras que Okidogi disperso con su puñetazo le provocaron en el rostro.
— ¿Kieran? — dijo Hilda, sorprendida — ¿Porque me salvaste?
— .... Digamos que... mi cuerpo se movió por sí solo — reconoció con una sonrisa leve.
La entrenadora castaña, al no esperarse tan sincera respuesta, se sonrojó, viendo como la mirada del hermano de Carmine, que antes era tímida, ahora valiente, se dirigía con odio hacia los Compatrones.
Lo cierto es que Kieran tuvo un gran desarrollo en esa pequeña aventura, pero no solo fue por haber superado varios obstáculos por sí solo, era también porque cierta persona le hizo cambiar su forma de tratar con todos los problemas que se le interpusieran por delante.
— "Adaman, tu fuiste la persona que me obligó a ser quien soy ahora, durante el camino a esta ruta, los amigos que tú hiciste me contaron toda la verdad sobre ti, el infierno por el que estás pasando y el infierno que tú mayor enemigo está creando, no me importa que vengas del pasado o del futuro, ahora, solo quiero darte consciencia de que todo lo que has hecho ya es más que suficiente, salvaste a muchas personas, lloraste por la muerte de muchas de ellas, los retos que superaste, los obstáculos que escalaste, para mí eres un ejemplo a seguir... no moriré, no hasta que pueda demostrar que puedo ser como tú" — pensó Kieran, cerrando los ojos — y esto es solo el principio de mi verdadera aventura"
El entrenador azabache finalmente volvió a abrir los ojos, concentrándose en la complicada situación en la que se había metido.
— [¿¡Que?! Recuerdo perfectamente como te había creado varias heridas en todo tu cuerpo, como es que ahora no las tienes?!] — preguntó Fezandipiti.
Y eso era veraz, todas las heridas y toda la sangre que tenía Kieran al rededor de su cuerpo después de su anterior duelo tan intenso con Calem ya no estaban, como si alguien o algo las hubiera sanado.
Kieran, siendo inteligente y no dejándose manipular, no respondió nada y seguía en guardia.
— [¿¡Que humano con tanta soberbia te crees que eres para no responder ante nuestras majestuosas preguntas?!] — preguntó Okidogi, mirándolo con una mirada asesina.
— ~Kieran, ten cuidado~ — susurró Hilda, preocupada.
— Tranquila, no hay nada de que preocuparse — dijo Kieran, sonriendo.
Después de decir eso, el azabache se voltea para ver a la entrenadora con mucha tranquilidad.
— Ya hemos ganado — dijo.
— ... ¿Qué? — confundida.
Por alguna razón, todo el Elíseo Baldío fue víctima de un silencio enorme, escalofriante e incómodo. Una presencia había entrado en esa ruta, y por alguna razón todos estaban seguros de eso.
La tensión se podía cortar con un cuchillo.
De forma repentina, el cielo carmesí del Elíseo Baldío fue iluminado por una luz multicolor tan poderosa que cegó a todos los Pokémon legendarios del lugar. Una luz que se hallaba a muchos metros del suelo.
— [¿¡Pero qué?!] — dijo Okidogi.
Después de eso, una fuerza gravitatoria enorme afecta a los Compatrones y los hace estrellarse contra el suelo, una fuerza tal que hizo que el suelo empezase a agrietarse, por su forma de ataque, el movimiento que utilizó aquel ser que se encontraba detrás de la luz parecía ser de tipo psíquico.
— ¿Q-que está pasando? — preguntó Rosa, sorprendida.
Irida, atónita a lo que veía, intentó aclarar su visión para intentar ver que era lo que les había atacado, pues la luz empezaba a debilitarse.
— [¡¡¡¿Agh, quien osa atacarnos sin siquiera presentarse con dignidad!!!?]— dijo Okidogi, sin poder levantarse del suelo, al igual que Fezandipiti.
— [Yo] — dijo una voz que resonaba.
Cuando todos los entrenadores y Pokémon visualizaron lo que vieron arriba suyo, vieron que, en efecto, un nuevo Pokémon había atravesado la barrera de fuego de alguna manera desconocida y pudo entrar en el Elíseo.
Sus rasgos eran extraños, muy abstractos, aún así, la tensión que emitía su presencia era semejante o peor aún, mayor a la de un Pokémon legendario. Si, a la de un Pokémon legendario.
Todos, entrenadores y Pokémon no reconocían a ese Pokémon, realmente ni parecía uno. Pero los que sí que sintieron un gran horror en ese momento fueron los Compatrones, ellos sí que sabían quién era, cualquier Pokémon de un rango legendario reconocerían esa figura negra y prismática, sobre todo, el símbolo con forma de estrella que tenía en la cabeza.
— [El Refulgente...] — dijeron Okidogi y Fezandipiti a la vez.
— ["¿Necrozma...?"] — pensó Keldeo.
Ambos Pokémon singulares empezaban a retroceder para dar paso al Ultraente, no querían aceptar que tenían un poco de miedo, pero era la verdad, Necrozma era un ser muy superior, con un poder semejante o uno mayor a los hijos de Arceus, había que tratarlo con mucho respeto. Ese era él, el refulgente.
— [No temáis criaturas singulares, no vengo con el fin de hacer daño, al menos no a ustedes] — dijo Necrozma, avanzando levitando.
— [¿Que haces aquí? No deberías estar en Ultrópolis?] — preguntó Victini, envenenado.
— [Siento ser yo el mismo que se proclame, pero decidí entrar en la guerra temporal, sé que Giratina ha revelado sus verdaderas intenciones, el mismo me dijo lo que quería lograr]
— [...]
— [Sé que tengo un mundo en el que vivir, pero estoy seguro de que ese dragón oscuro intentará conquistar hasta todos los rincones de la realidad, incluyendo el ultraespacio, además me convencí de que debía ayudar porque al ver como estas dos pobres humanas estaban en peligro no podía dejar que se muriesen siendo inocentes] — dijo.
— [¿Humanas, qué humanas?] — preguntó Keldeo.
El refulgente señaló con una de sus garras a dos personas que acababan de llegar a esa zona, y quienes iban a ser, Akari y Sabi.
— [Ellas]
— ¿¡Kieran, te encuentras bien?! — preguntó Akari.
— ¡Si, no te preocupes! — sonrió.
— "¿Q-que está pasando, quienes son ellas?" — pensó Iono, confundida.
— [No os mováis, antes de que os presentéis y creéis lazos de amistad me sería un honor acabar con mis enemigos primero, ¿no es así? Compatrones] — con una voz muy grave.
— [Por mucho que seas quien eres no nos das miedo!] — gritó Okidogi, gruñendo como lo haría un perro.
— [¿Ah si? Pues te diré algo, perro malcriado] — dijo, empezando a brillar.
Victini y todos los Pokémon presentes sintieron como el cuerpo de Necrozma empezaba a rodearse de una energía blanquecina y muy poderosa, estaba activando su habilidad, Armadura Prisma, que reduce en un cuarto el daño recibido por ataques supereficazes.
— [Por encima de mi, solo existen las estrellas] — dijo el refulgente.
El Pokémon lanzó de una esfera de energía una lluvia de rayos prismáticos que parecía interminable y aparentemente muy dolorosa. La lluvia de láseres cayó encima de los Compatrones, creando un daño universal en ellos, haciendo que se retorcieran del dolor, destrozando todo el Elíseo Baldío con explosiones de humo y polvo.
Cuando todo terminó de colapsar, se pudo ver como lo cuerpos inconscientes y quemados de los Compatrones yacían separados en diversas partes de la ruta, en la décima de un segundo, lo que parecía ser un combate imposible de ganar acabo con la derrota de los ladrones de las máscaras.
Necrozma los había pulverizado usando Láser Prisma.
— [Increible...] — dijeron los dos Pokémon singulares, impactados ante semejante demostración de fuerza psíquica.
El Onda ígnea del Fezandipiti se desactivó y con eso el cielo azulejo y despejado volvió a hacerse visible, todo volvió a la normalidad, y nadie murió en esa batalla tan complicada.
Keldeo, corriendo con todo lo que podía, saltó y le arrebató la última máscara que quedaba a Fezandipiti, una de color naranja como el mismísimo elemento del fuego.
El humo de todo el Elíseo se disipó, y Victini por pura causa de reflejos decidió encerrar a los dos Compatrones en un cubo mágico al momento que estos dos cayeron inconscientes, usando el movimiento Vasta Fuerza.
— La barrera se desvaneció... — dijo Hilda.
— Así es — dijo Kieran — Ya te dije que ya habíamos ganado, pues ese Pokémon está de nuestro lado.
— ¿Pero quién es, quienes son ellas, las conoces no es así? — preguntó la castaña, confundida.
— Descuida, cuando nos reunamos con todos os explicaré todo lo que está sucediendo — dijo.
— O-okey.
...
Con Akari y Sabi, ambas entrenadoras pertenecientes a Hisui, región lejana ahora transformada en Sinnoh en la actualidad, miraban con orgullo como el ultraente que las ayudó a llegar a esa época derrotó en cuestión de segundos a tan poderosos y crueles legendarios.
La hermana de Rei sintió como su amiga Sabi le tocaba el hombro con un dedo, dando a entender que quería advertirla de algo.
Cuando la peliturquesa le señaló en la dirección en la que debía mirar, se llevó la sorpresa de ver en carne y hueso a su mejor amiga, Irida, después de una cantidad aproximada de tres meses desde que se separaron.
— ¡Irida! — exclamaron las dos, felices.
— *sonrie*
Como es de esperar, las tres entrenadoras se hundieron en un cálido abrazo al volverse a encontrar. Irida ya sabía en el fondo que ellas dos ya podrían arreglárselas para poder encontrarla.
— ¿Como habéis llegado a esta época? os he extrañado mu-
Irida, repentinamente, se queda muda al ver nuevamente a Sabi.
— ... ¿Eh Irida sucede algo? — preguntó Akari, confusa.
— ...
— ... ¡Oh cierto jeje! Se me olvidó comentarte que hemos tenido un pequeño accidente viajando en un túnel espacio-temporal y bueno... — moviendo los dedos — Sabi se cayó y acabó en otra época, me volví a reunir con ella y cómo estás viendo... esta... así — nerviosa.
A pesar de haber escuchado la breve explicación por la que la ahora la pequeña Sabi tenía 16 años Irida no decía ninguna opinión suya. Seguía incrédula, viendo todo el cuerpo de la guardiana de Braviary.
— ¿I-Irida? — preguntó Akari.
— Eres consciente de que Adaman nos va a matar si ve que ha crecido ocho años en pocos segundos, ¿verdad? — dijo la jerarca, todavía incrédula.
— Eh si.... Eso lo tengo claro, pero espero que tampoco le afecte tanto como me lo imagino, ¿verdad que si, Sabi? — atemorizada.
— Si, de seguro se alegrará al verme, ¿porque se iría a enojar? Es una persona demasiado amable y generosa para enojarse conmigo — dijo confundida e inocente.
— "Esta no se entera del problema..." — pensaron las dos entrenadoras.
— Aunque, hablando de su amabilidad... — dijo Irida, más seria de lo habitual.
— ¿Ocurre algo, Irida? — preguntó la hermana de Rei.
— ...
A la rubia no le costó mucho divagar en su mente para encontrar el recuerdo donde aquellas dolorosas palabras salían de la boca de una persona tan cariñosa como Adaman.
"Yo ya... yo soy... yo soy un peligro para todos ustedes, yo ya no puedo estar con vosotros... ya no... — dijo Adaman."
El miedo que le daba revelar que, cuando finalmente se reencontrasen, Adaman no iba a ser el mismo, pudo más con ella. Por lo que le impidió separar los labios y decir la verdad.
— ... No, nada, olvídalo — fingió una sonrisa.
...
Los primeros en reunirse con ellas tres fueron Kieran y Hilda junto a los Pokémon singulares, Necrozma se hallaba observando de cerca a los Compatrones, se desconocía lo que intentaba hacer.
Luego de ellos cuatro, ya vinieron todos los amigos de nuestro protagonista, con sus respectivos Pokémon debilitados reposando en sus Pokeballs.
— ¿Os conocéis? — preguntó Iono, sorprendida.
— Si, fueron compañeras de Adaman en Hisui, ella es Akari, y ella es una guardiana del antiguo clan que Adaman lideraba, se llama Sabi — dijo Irida.
— ¡Es un gusto! — dijeron las dos, a lo que los demás devolvieron el saludo.
— ¿Kieran, gracias a Arceus que estás bien, pero podrías explicar cómo fue que te curaste de esa herida que tenías? — preguntó Liko.
— ¿Herida? Que pasó? — preguntó Rosa.
— Oh cierto, los demás no lo visteis, pero Fezandipiti me abrio el abdomen clavándome una piedra en él — dijo — Liko me protegió para darme la chance de huir, y eso hice.
— Si que estás mejorando Liko, Adaman sí que estaría orgulloso de ti — dijo Nate, sabiendo cómo jugar con ella.
— Eh... g-gracias... — ruborizada.
— ¿Por cierto, dónde está Calem, no estaba con ustedes dos, le ocurrió algo? — preguntó Gloria.
— Eh... Bueno, él esta... — Kieran no sabía qué decir, se notaba un poco más de seriedad y nervios en él.
— ¿Habláis de aquel azabache con gorra roja? — deducía Sabi — Lejos de aquí me intentó matar con su Greninja, pero Kieran aún herido arriesgó su propia vida para salvarme, noqueándolo en un combate sin Pokémon —.
— ¡Eso! Eso era lo que iba a decir yo... — dijo Kieran, decaído.
— ¿C-como dices, espera Calem intentaba matarte?! – preguntó Liko.
— ¿Y porque lo haría? – preguntó Nate, molesto.
— Ni aún con sus explicaciones yo tampoco estoy muy seguro... — dijo Kieran — Lo único que sé es que había un espíritu que lo estaba manipulando, eso le obligó a intentar asesinarla.
— Es un asesino... ¿y dónde está ahora, lo noqueaste verdad? — preguntó Hilda.
— A ver... será mejor que os explique desde el principio lo que ocurrió después de derrotarlo... — dijo el chico pelinegro.
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30
MINUTOS
ANTES
Intentando soportar el dolor de las heridas que el cuchillo de aquel asesino le había provocado, Kieran empezó a caminar de forma lenta y debilitada hacia la niña herida peliturquesa.
Sin embargo, sufrió los efectos que le causaba la pérdida de sangre, provocando que los músculos de sus piernas dejaran de moverse y haciéndolo caer abatido al suelo de tierra. Le costaba respirar, se había esforzado mucho y a pesar de ser un logro increíble para él iba a tener sus consecuencias.
— "¿Voy a morir... ahora que he salvado a esta chica? Que lamentable eres, Kieran..." — dijo el azabache, cerrando los ojos, cansado.
Transcurrió un cuarto de hora desde que se desmayó, cuando entró en consciencia y abrió los ojos no se sorprendió al dejar de sentir el dolor de las heridas que tuvo en su cuerpo, le habían sanado, se sorprendió porque lo primero que vio al despertar fue el rostro de la misma chica que salvó poco tiempo atrás, aquella con un precioso color de cabello.
— Despertaste, ¿estás bien? — preguntó sorprendida.
— ... Oh, vaya, con que así es el cielo: Despertar en el regazo de una chica — mirándola con seriedad.
— Em... no, esto no es el cielo, todavía sigues vivo — dijo Sabi con una gota estilo anime.
— ¿Uh, entonces porque ya no estoy sangrando? — preguntó Kieran.
— Mi Blissey nos ha sanado, pero la que nos ha despertado es mi amiga, ella es Akari y tuvo la suerte de venir justamente cuando caíste inconsciente — dijo con una sonrisa.
— Estamos encantadas de conocerte, ¿como te llamas? — preguntó la hermana de Rei.
El azabache, dándose cuenta de que en realidad sí que se encontraba en la Tierra y no en el cielo, se tensó, se sonrojó y se levantó en menos de la cantidad de un segundo del regazo de Sabi.
— ¡Ah! ¿Eh? Que como me llamo...? pues... — nervioso — S-soy Kieran... ¿Y tú eres...?
— Soy Sabi, gracias por haberme salvado — sonrió.
— D-de nada... ¡! Mis amigos, debo ir por ellos, perdonarme pero debo irme, hay gente en peligro en esta ruta — dijo el azabache, volteándose — Os aconsejo que os escondáis cuanto antes.
— No tienes porque preocuparte, hemos venido porque sabíamos que algo malo estaba pasando, para ello tenemos a un compañero muy poderoso que está de nuestro lado — explicó Akari.
— ¿Compañero? — confuso.
El niño sintió una presencia muy fuerte detrás suyo, se quedó boquiabierto al visualizar una figura sumamente grande y extraña, de color negro como el espacio. Ese, obviamente, era Necrozma.
De ahí las entrenadoras pertenecientes del pasado le explicaron con claridad quién era aquel ultraente que viajó en el tiempo junto con ellas, era un Pokémon poderoso, tipo Psíquico, estadísticas semejantes o mayores a las de una especie legendaria, y con poco entrenamiento de la telepatía.
— ¿Por cierto, tú habrás visto a algún chico con un arete blanco y con cabello azul y verde por algún sitio de esta comarca? — preguntó Akari.
— Lo estamos buscando — agregó la peliturquesa.
— ¿Os referís a Adaman? — preguntó.
— ¡¿Lo conoces, sabes dónde está?! — preguntó Akari, acercándose mucho a él con emoción.
— ¡Ah eh, bueno...! — nervioso y tímido como de costumbre — Está muy lejos de aquí, si no recuerdo mal creo que se dirige al Soto Sempiterno con mi hermana, un bosque demasiado peligroso, para llegar hasta él tendríais que viajar mucho, os advierto.
— Oh, vaya... con que todavía nos queda mucho que caminar para llegar hasta él, oye quieres que te ayudemos con tu problema, Necrozma puede ayudar — propuso Akari.
— Os lo agradecería — sonrió.
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30
MINUTOS
DESPUÉS
— Y así fue como nos conocimos, jeje... — dijo Kieran, rascándose la cabeza.
— Chicos, para que sepáis, Akari y Sabi también vienen del pasado, ahora que Kieran nos lo ha contado todo sabemos que han viajado en el tiempo con el fin de encontrar a Adaman, pero parece que me he adelantado — explicó Irida.
— Bueno... debo corregir algo y es que si, yo y mi hermano vivíamos en el pasado pero en verdad éramos del futuro, solo que un ser omnipotente nos envió a Hisui con el fin de evitar un desastre — explicó Akari.
— ¿Y dónde está tu hermano? — preguntó Liko.
— ....
— Muerto, Volo lo mató — contestó Irida.
— ¡Irida! — exclamó Sabi, molesta con ella.
— ¿Que? Es la verdad, y de seguro nuestra amiga ya lo habrá aceptado — agregó la rubia.
— Pero... aún así...
— L-lo siento, yo también perdí a mis seres queridos, sé cómo se siente — dijo Liko.
— No te preocupes, como un día me dijo un viejo amigo mío, debemos olvidar el pasado para poder avanzar al futuro — dijo la chica.
— .... Oye Irida — dijo Kieran, pensativo.
— ¿Si?
— No sé si debería preguntar esto, pero ahora que acaban de descubrir que estáis en una guerra temporal, ¿quién es Volo, y qué hizo? — preguntó el azabache — Ahora yo también estoy al tanto de la situación, pues necesito ayudar.
— ... Volo era un mercader pobre que acabó convirtiéndose en un emperador, de cierta compañía de nuestra región que no era muy conocida, cuando era un niño lo único que nos transmitía a todos era pena, era muy miserable, era muy deprimido, y nadie nunca supo el porqué, quizá vais a pensar que estoy loca después de decir esto, pero, a pesar de haber matado miles de personas estos últimos meses, a pesar de haber asesinado con placer a todos nuestros seres queridos, ¿estáis seguros de qué lo hizo únicamente por placer?
Un silencio muy incómodo ocupó la zona ante lo dicho.
— Por supuesto que lo hace por placer, es un monstruo, ¿porque preguntas eso? — dijo Akari.
— Porque yo no creo que sea un monstruo — confesó.
— ¿¡Que?! — dijeron todos.
— Se que parezco loca, pero solo digo mi opinión y lo que creo, para nosotros, Volo es un demonio sin corazón, es un villano, ¿pero qué hay de él? Para él nosotros somos los villanos, y os quiero recordar de algo muy importante, para ser un villano no necesitas ser un monstruo ni matar gente.
— Espera espera espera espera, ¿te estás compadeciendo con él?
— No, lo que intento decir es que cada quien tiene sus motivos para hacer lo que quiere.
— ... Ahora que lo dices, sí que tiene sentido, si lo pensamos bien, en esta vida no hay buenos ni malos, es solo un mundo en el que viven personas de todo tipo, y cada persona tiene el mismo derecho que los demás a hacer lo que quiera en su vida — explicó Nate.
Akari cerró los puños, molesta internamente.
— Pero aún así... también tenemos el mismo derecho a vivir, que alguien vaya matando e incumpliendo ese derecho no nos debería parecer normal — dijo la hermana de Rei.
Todos se callaron, ese debate era muy difícil de tratar, por lo que Kieran pudo relajar la situación cambiando de tema sabiendo que fue él mismo quien la empezó.
— Em.. Chicos, porque dejamos esta conversación y vamos a Villa Versui, no tenemos porque seguir con este debate y ahora podremos encarcelar eternamente a los Compatrones, ¿no os parece? — aconsejó Kieran.
— Si, tienes razón, esta vez sí que te has esforzado mucho Kieran, necesitas descansar — dijo Nate, orgulloso de él.
— Si, nadie habría hecho lo que hiciste tú el día de hoy! — dijo Sabi.
Consciente de todo lo que hizo, Kieran supuso que ese día podría dormir siendo el humano más satisfecho del planeta.
— Jeje, Gracias... supongo... — dijo con timidez.
En pocos segundos, el estado nervioso de Kieran evoluciona al mayor sonrojó de su vida cuando siente los labios de Hilda en su mejilla, fue un beso rápido. Pero el primero de parte de una persona que no era familiar suya.
— Eso por haberme salvado — dijo la chica castaña.
— *sin saber qué decir*
Sin remediar más palabra, todos ellos, humanos y Pokémon empezaron a alargar el paso para retirarse finalmente del Elíseo Baldío, junto a los Compatrones capturados gracias a la gran ayuda que ejerció el refulgente.
Detrás de ellos, Irida se quedó mirando al cielo, pensando en lo que dijo Akari pocos minutos atrás.
"También tenemos el mismo derecho a vivir, que alguien vaya matando e incumpliendo ese derecho no nos debería parecer normal"
— "Quizá Akari tenga razón, Volo ha matado a mucha gente, merece la muerte... — pensó — ¿Porque dije eso...?"
Sin darle más vueltas, Irida empezó a caminar.
.
.
.
Fin del cap.
La historia continúa...
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