Capítulo 41
Después de la batalla
[Región de Galar, Isla de la Armadura]
{En el futuro}
Narra Celebi:
Me desperté al escuchar los ruidos que hacían los insectos y las aves que rondaban nuevamente en paz por la isla, además de las olas del mar, recordé que me había dormido en la orilla porque me resultaba cómoda la arena. Pero vayamos al pasado, cuando amaneció y todo acabó, todos nos fuimos a dormir para intentar conciliar ese sueño que habíamos apaciguado debido al ataque de los generales.
Digo todos, pero no es verdad, hubo una persona que no quiso irse a dormir, creo que ya sabéis quien es, pues obviamente, Adaman.
Intente hacer todo lo posible para intentar convencerlo de dormirse, pero no había manera, mi amigo estaba totalmente destrozado por dentro, y también por fuera, lo había perdido "todo". Habíamos perdido la flauta, y en realidad, creo que fue mi culpa al no haberme recuperado por completo. En fin, Adaman, sin habla, se fue a la montaña, diciéndome que no le siguiera, que quería estar solo.
Y le entiendo, antes de ayer, la vida nos sonreía mucho, pero... luego de haber sufrido un ataque, darnos cuenta de que mataron a dos personas inocentes (Mustard y Honey) y que nos robaron el objeto más importante del Universo: la flauta Azur, nos dimos cuenta de que si, mirándolo desde un ángulo, todo había concluido, era el fin del mundo.
Recuerdo perfectamente cómo caían a cantares aquellas lágrimas de los ojos del jerarca, nunca lo había visto así, y es normal cuando te das cuenta que por no tener la suficiente responsabilidad, todo el planeta, es decir, todos los humanos como Pokémon, iban a morir a manos de Volo.
Muchas personas, que seguramente tendrán un corazón más inocente que el nuestro morirán sin saber siquiera la razón, todo por nuestra culpa, por no proteger con todo nuestro esfuerzo la flauta Azur, capaz de invocar a Arceus y someterlo.
Tengo que admitir que antes de dormirme también me puse a llorar en silencio, hacía muchos años que no sentía esa emoción, desde que me separé de mi hermana, para que os hagáis una idea, ella es igualita a mi, pero es de color rosado. Pero no hablemos de mi pasado.
¿Qué hay de los demás? Nadie pudo hacer nada para impedir que Adaman se fuese, también se fueron a dormir cerca del dojo destrozado. Sin cama, sin hogar al que hospedarse, sin nada.
Cuando me desperté decidí ir en busca de Adaman, adentrándome en la montaña, sin embargo, dudo que me vaya a hacer caso o aún peor, oír.
.
.
.
UNA
HORA
DESPUÉS
Narrador Neutral:
Todos los alumnos y entrenadores del dojo despertaron, alcanzaron a dormir cinco horas en total, las suficientes para mantenerse un día entero en pie luego del ataque. Carola, que había sido perdonada por todos los demás, no contuvo las ganas y reunió a los amigos y amigas de confianza de Adaman, es decir, Iono, Liko, Poppy, Rika, Aoi, Arven, Gloria, Victor y, aunque no fuera su amiga, Marnie también estaba allí.
Los reunió en lugar en concreto, les hizo sentarse en el suelo para revelarles toda la verdad detrás de lo que estaba pasando, desde el incidente de Volo hasta la situación de Adaman. Absolutamente todo. Liko y Arven, a pesar de saber la verdad, también acudieron para ver la sorpresa que se llevarían los demás al descubrir que el jerarca provenía del pasado.
Con la jerarca del Clan Perla de Hisui, Irida, esta estaba sentada en un tronco cerca de la orilla del mar, con los ojos cerrados, con el cuerpo relajado y con la cabeza alzada al cielo azul.
Todo era calma y tranquilidad hasta que llegó Celebi luego de haber desaparecido durante una hora. Este había regresado de la montaña.
— Irida — saludo Celebi.
Celebi dividió de nuevo sus dos personalidades para hacerse invisible y que los demás no lo pudieran ver excepto Adaman, pero con una modificación, ahora también se permitió ver por Irida, no había porque hacerse invisible delante de ella ya que ya se encontraron en el incidente del Templo de Hisui, de ahora en adelante los únicos capaces de ver a Celebi serían Adaman y Irida, ambos jerarcas.
— Buenos días Celebi — dijo la jerarca.
— Si, buenos días.
— ¿Como está Adaman...?
— No está bien, he ido a visitarlo, pero pareciera que no me hubiera escuchado, no me ha hecho caso a nada de lo que le he dicho — abatido.
— Está totalmente deprimido... — analizó.
— Exacto, y no sé qué hacer para que vuelva a ser el de antes — dijo el Pokémon singular.
— Si lo pensamos es normal, recuperar la flauta azur será algo imposible... — dijo Irida.
— Tienes razón... pensándolo bien, no hay nada que hacer, literalmente es el fin del mundo —.
— ~Eso no es verdad~ — susurró.
— ¿Perdón que has dicho?
— Nada, nada.
La rubia se levantó y estiró los brazos, ella sabía qué hacer en esa situación y haría lo que fuera para hacer regresar al Adaman de siempre. Mientras todos los demás solo escuchaban como Carola les relataba la historia de todo lo que sucedía.
— Iré a hablar con él — dijo la jerarca.
— Si a mí me ha ignorado dudo que a ti te haga caso...
— Lo conozco desde que era una niña Celebi, siendo decirte que no conoces realmente a tu amigo — sonrió.
— *suspira* A eso no te puedo decir que no... — se rascó la cabeza.
— Bien, pues nos vemos — se empezó a retirar del lugar.
— Chao — se despidió el Pokémon singular.
Celebi veía desde la lejanía como Irida se alejaba para buscar y hablar con Adaman, por muy poca esperanza que tuviera debía confiar en ella, y en él también.
— Buena suerte...
.
.
.
En la cima de una montaña, nos encontramos con nuestro abatido jerarca del Clan Diamante, este estaba sentado en una roca grande, a poco metros de un precipicio, este, con su rostro escondido entre sus brazos, miraba con una mirada perdida al horizonte.
Los vientos que irradiaban por todos los lugares de la isla revoloteaban su cabello de color azul y verde, además de hacer que el arete blanco que tenía en su oreja hiciera un movimiento oscilatorio.
El color marrón de sus ojos estaba apagado, era una mirada muy sombría. Anteriormente Moltres le había quemado el alma, pero ahora, detrás de esa mirada, no había mucha diferencia en el estado del alma actual que tenía el jerarca con el de aquel entonces.
Pensaba que lo había perdido, que el mundo entero llegaría a su fin por su culpa y que no podría derrotar a Volo, ante él se encontraba una derrota total.
Adaman sintió una presencia acercándose detrás de él, pero no le importó, no le importaba nada, no a partir de ahora, no movió ningún músculo de su cuerpo.
Era obvio saber que quien estaba detrás era Irida, el jerarca se había alejado mucho del dojo, y ella tuvo que caminar un largo trayecto para poder ubicarlo y encontrarlo, estaba cansada, luego de subir una montaña entera.
El sexto sentido de Adaman le permitía saber que era ella, que igual que Celebi, venía a intentar consolarlo. Pero al ser su amiga de la infancia, y a pocos días de haberse reencontrado con ella, iba a hablar seriamente y abiertamente con ella, no como hizo con Celebi.
— ¿Adaman?
— ...
— Ah, vale, me vas a ignorar —.
— Que haces aquí — serio.
— Como que que hago aquí bobo, vengo a hablar contigo — sería.
— ... Ya no hay nada de qué hablar.
— ¿Porque no?
— Hemos perdido, lo hemos perdido todo, por eso no hay nada de qué hablar, porque nada ya no tiene sentido...
— ¿Ah sí? Una simple flauta representa "todo" para ti?
Adaman voltea su cabeza para verla con un solo ojo, con una expresión de confusión a lo que acabo de escuchar.
— ¿Una simple flauta? — incrédulo — Para ti es una simple flauta?
— *suspira*Adaman, no sabemos si Volo ya tiene ese objeto, igual nos estamos equivocando, ¿y si todavía el universo tiene probabilidades de sobrevivir?
— Eso es imposible, conozco muy bien a Volo, él no dudaría ningún segundo en exterminar a todo el planeta para crear un mundo nuevo — dijo.
— No puedes leer el futuro, ¡tu no sabes eso!
— ¡Pero sí que puedo predecirlo! ¡¿Es que acaso nadie me entiende?! Tanta esperanza tenéis en vuestro interior para ignorar lo cerca que está el final de todo? —.
— ...
— No se puede hacer nada Irida, no hay nada que hacer, solo hay que esperar tranquilamente a la muer-
— Tu también tienes mucha esperanza en tu interior, solo que no te das cuenta de ello.
Un silencio breve invadió la zona.
— ¿A qué te refieres con eso?
— Según lo que me ha dicho tu compañero, llevas más de tres días en esta época y mírate, has avanzado y mejorado un montón, si has llegado tan lejos no era para quedarte sentado en una roca, en una montaña y empezar a esperar a la muerte — dijo.
— Irida, tú no me entiendes... billones de personas inocentes van a morir, por mi culpa, por no haber sido lo suficientemente fuerte.
— Tu no eres así Adaman — triste — ni aunque fuera el fin del mundo, ni aunque muriera mucha gente, tú seguirías con esa sonrisa tan característica que tienes, tú nunca te rindes.
— ...
— Aquel incidente, en el templo de Hisui, a pesar de estar peleando contra Volo nos compenetramos muy bien — lo recordaba todo — Tenías un brazo roto, tenías muchas quemaduras y muchos guardianes de nuestros clanes murieron, y no te rendiste, gracias a ti has llegado hasta donde estás, ¿que te pasa?
— ... No lo sé Irida, es... la primera vez que tengo miedo, tengo demasiado miedo y no sé qué hacer... no sé...
El jerarca estaba a punto de cerrar los ojos, pero de repente, los vuelve a abrir al sentir unos brazos cálidos rodearle el cuello, realmente, eso era lo último que se esperaba de Irida, era la primera vez que ella lo abrazaba. Y, tuvo que admitirlo, se sintió bien, sintió una sensación de seguridad que no había sentido nunca.
La jerarca, que lo estaba abrazando por detrás, tenía mucho más que decir.
— Eres muy fuerte Adaman, si piensas en ello, sabrás que nunca perdimos nada, solo hay que confiar, nada mas — dijo.
— ... Vaya...
— ¿Mh?
— Hasta en momentos como este me sorprende verte así, tú siempre haces berrinches y eres de pocas palabras y mírate ahora... tú tampoco eres la de antes — hizo una pequeña sonrisa.
— Solo intento consolarte, si quieres que me calle pues me callaré — sonrojada y un poco enojada.
— Espera... — dijo Adaman.
— ¿Eh, qué sucede?
De repente, la cabeza y la mirada de Adaman se iluminó al recordar algo, este, con la rubia abrazándole por el cuello, se levantó de golpe, impactado a lo que acabo de recordar.
— ... ¡Lo tengo...! La leyenda no solo consistía en tocar la flauta e invocar a Arceus sin más — dijo.
— ¿De verdad? — sorprendida.
— Recuerdo las lecturas que tuve acerca de los murales de las dieciocho tablas elementales, después de crear la Flauta Azur, solo alguien con una gran responsabilidad y un gran orgullo podría invocar al Gran Sinnoh, esa es la regla, esa es la ley — dijo — Irida... tú sabes más que nadie que yo soy la persona a la que Volo odia más.
— ¿Me estás diciendo que el mundo todavía no ha llegado a su fin, porque Volo todavía no te ha matado? — aliviada.
— Eso mismo! — sonrió.
De repente Irida lo deja de abrazar y le mete un zape en la cabeza al jerarca. Esté del dolor de cae al suelo y se empieza a rascar la cabeza.
— Entonces no se porque he hecho toda esta actuación, das asco... — enojada, pero con tal de hacer la broma.
— Hhhg... lo siento... "no solo las mujeres son peligrosas cuando se enfadan, si no que también tienen una fuerza descomunal" — pensó con miedo.
— Ahora en serio, me alegro de que hayas podido recordar eso, y de que también vuelvas a ser el de siempre — dijo Irida, feliz.
— ...
— Te lo digo porque no quiero que me pegues — burlándose de él.
— Demasiado tarde, del zape que me acabas de dar no te salvas — dijo Adaman, enojado y juguetón.
Adaman, para vengarse, le agarró del pelo a la jerarca del Clan Perla y esta se quejó de dolor.
— ¡Ah! Porque me agarras del pelo idiota?! — gritó Irida, sabiendo que estaba jugando con este.
— ¡¿Que quieres que me quede de brazos cruzados mientras me estás pegando?!
— Yo no te he agarrado del pelo! — haciendo un puchero.
— Bueno basta, es mejor dejar de preocupar a los demás, vayamos al dojo y arreglemos todo esto, hay que ponerse a entrenar cuanto antes — dijo Adaman, de brazos cruzados — pero antes de nada...
— ¿Antes de nada...?
— Quería saber algo muy importante, quiero que me digas todo lo que ocurrió mientras yo no estaba, ya sabes, cuando me fui al futuro junto a Celebi — dijo, serio.
La rubia se quedó de brazos cruzados pensando en cómo decírselo, pero debía hacerlo, sabía que llegaría ese momento.
— *suspira* Está bien, siéntate, quiero que me escuches con mucha atención porque la historia es larga — dijo.
— Entiendo — se sentó — Cuéntamelo todo.
Adaman realmente se recuperó de su depresión al darse cuenta de que todavía habían posibilidades de ganar esta guerra. Si evitaba la muerte lograría evitar el fin del universo. Lograría derrotar a Volo, pero desde luego, él y Celebi sabían que sería muy difícil sobrevivir, porque Volo tenía muchos generales y ellos tuvieron que superar sus límites para derrotar a un solo general. Era un reto muy difícil, pero es lo que hay. Todo por el bienestar de todas las siguientes generaciones.
Fin del cap.
La historia continúa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro