Abrimos el segundo arco.

Capítulo 20

Retirada en la Ladera Corona

[Hisui, Ladera Corona, Fuente de las Hadas]

{En el Pasado}

Narrador Neutral:

Por primera vez luego de unos largos días repletos de destrucción y caos en la Ladera Corona, la zona central de la antigua región de Hisui, había una sensación de calma que se originó luego de todo el desastre que hubo en el templo. Las corrientes de agua tomaron su rumbo habitual, los Pokémon volvieron a campar a sus anchas y el viento era fresco y agradable.

Todo volvió a su anterior estado menos el tiempo climatologico, el cielo seguía teniendo aquellas nubes de distintos colores que impedían la luz del sol.

Nos situamos en Fuente de las Hadas, un lugar repleto de lagos en donde habitan grandes cantidades de Pokémon mágicos, podemos apreciar como los ojos de una niña pequeña empezaban a abrirse con lentitud. Era Sabi, que se había quedado desmayada después de haber huido del combate que tuvieron Akari y Giovanni. Pero le parecía raro, a lo que ella recuerda el momento en el que perdio el conocimiento no fue en aquel sitio.

— ¿Sabi? ¡Irida está despertando! — advirtió una persona que la niña no podía apreciar bien por qué lo veía todo borroso.

Una chica rubia con una vestimenta propia del clan Perla se acerco para poder verla.

— ¿Sabi? — preguntó.

La niña pudo ver que quiénes estaban con ella no eran nada más ni nada menos que Akari e Irida, para su sorpresa, lograron encontrarla antes de que se quedase desangrada. Ahora se encontraban en una acampada.

— Akari... Irida — dijo medio consciente.

La peliturquesa se sentó sobre el pavimento luego de frotarse los ojos, a diferencia de antes, ya no le dolía la herida de la espalda.

— Estas bien, ¿sientes un mareo o algo? — preguntó Akari, preocupada.

— Mareo... ¿porque iba a sentir un mareo? — dijo.

— Irida y yo te encontramos en medio del bosque, estabas sangrando demasiado — contestó.

— Y decidimos llevarte a la Fuente de las Hadas, como bien dice el nombre este lugar está repleto de hadas, con la ayuda de ellas hemos podido curarte la herida que te provoco Giratina en la espalda — añadió Irida.

— Vaya, no sabéis cuánto os lo agradezco chicas... — dijo — ¿Akari, que paso con aquel señor que nos atacó?

— *suspira* No lo sé Sabi... el momento en que te fuiste aquel hombre logró dormirme, poco tiempo después me despierto y veo como este ahora estaba amenazando a Irida en el templo... — respondió.

— ¿Y mi Braviary...?

La hermana de Rei niega con la cabeza dando a entender que no sabía que pasó con la querida ave de Sabi.

— Entiendo... — triste.

— No te preocupes, te juro que tú querido Pokémon estará junto a ti, igual que Adaman, el nunca se rinde — la intentó consolar Akari — Después de todo, si crees que vas a ganar, ganarás.

— Si — asintió un poco mejor.

Irida analizaba la forma en que Akari consolaba a la niña, le entró una sensación extraña, como un deja vu.

—" ¿Porque me resulta tan familiar su forma de hablar? me recuerda a una persona conocida..." — pensó la rubia.

— Irida, no me importa que seas del Clan Perla, seguro que Adaman también se alegraría al saber que estás viva, así que yo también me alegro que estes aquí con nosotras, por algo eres jerarca — dijo Sabi.

— Gracias Sabi, gracias — sonrió.

— ... Oye Irida — dijo Akari, todavía pensando en Adaman.

— ¿Si?

— Cuando aquel hombre vestido de negro te obligó a darle información en el templo, confesaste que Adaman había viajado al futuro, unos 300 años para ser precisos, ¿como sabías eso?

— ... Según tengo entendido, hay un ser singular que está acompañando a Adaman, este me advirtió de eso y en ese momento apareciste tú luego de atravesar el portal.

— Vaya... en verdad le debo las gracias a él, fue el que lo salvó...

Se formó un silencio luego de terminada la conversación, pero Sabi necesitaba comunicarse más.

— Entonces Akari, en el hipotético caso de que sigamos vivas, ¿que harás cuando te reencuentres con Adaman? Sigues estando enamorada de él, ¿no? — preguntó, incomodando a la pobre entrenadora.

Irida se sorprendió, ella era una de las únicas personas que no sabía eso.

— ¿En serio? — sorprendida.

Akari, con la mirada pegada al suelo, asintió con un poco de vergüenza.

— Pues de vaya persona te has enamorado, ¿sabías que ha tenido hasta más de 15 esposas? Piensa que habrá hecho con cada una de ellas — le dijo Irida.

— Irida cállate, él no es el mismo cuando estoy con él, me lo dijo...

— Pues allá tú..

— Akari me puedes responder, ¡¿que harás?!!— preguntó Sabi, emocionada por saber la respuesta.

— Pues... pues... no lo sé — titubeó.

— ¿¡Como que no lo sabes?! Estamos en un problema existencial, es típico de una película declararsele después de reencontrarte con él luego de muchos obstáculos superados — dijo Sabi — Y además, conozco a Adaman como si fuera mi hermano, sé que podría llegar a sentir cosas por ti.

— ¿Si? Bueno... ya me lo pensaré...

— ~Porque esta niña habla como si tuviera 50 años, ¿que tipo de vocabulario le han enseñado?~ — le susurro Irida a Akari.

— ~Créeme que no lo sé, pero por algo Adaman me dijo que la admiraba ...~ — le contestó.

— Bien, ¿que hacemos ahora, adonde vamos? — preguntó la niña de pelo turquesa.

— Primero nos quedaremos aquí, luego nos dirigiremos al poblado del Clan Diamante, al norte del Pantanal Carmesí, debemos evacuarlo si sigue gente resguardada allí, de seguro es lo primero que haría Adaman en nuestro lugar — contestó Irida — Mi pueblo está lejos del templo así que no hay peligro allá.

— Además, según Irida mi hermano se ha resguardado allí así que es posible que me reencuentre con él, chicas yo ahora me voy a un lago, quiero estar un momento sola — dijo y sin más dilación se fue caminando.

Tanto Sabi como Irida observaban con una expresión deprimida como la entrenadora se alejaba de ellas, en ese momento la niña decidió preguntar.

— Irida, ¿porque le mientes...? — triste — ¿No sería lo mejor decirle la verdad desde el principio? en algún momento tendrá que superar la muerte de su hermano...

— No puedo hacerlo Sabi, Akari es la entrenadora más fuerte del Equipo Galaxia, si le confesamos la verdad, le afectará tanto que no podrá sacar a relucir todo su talento para protegernos, podría no ser la misma... — contestó — Se que es triste...

— *cabizbaja*

...

Por el lado de Akari, esta estaba sentada sobre una roca mientras presenciaba un lago, el viento revoloteaba su pelo de color media noche mientras su rostro tenía una expresión seria y pensativa.

Esta estaba pensando en Adaman, pero poco tiempo después empezó a rodar en su cabeza una película llena de recuerdos, eran tantos los momentos que esta estaba junto al jerarca que no los contaba, Adaman la había ayudado en todo, a tener un equipo poderoso, a tener muchos amigos, y sobre todo, a saber acostumbrarse a un mundo diferente.

Esta recordaba cómo se divertía tanto con él cuando no tenía nada que hacer. Era como su prioridad, más que los combates Pokémon, más que su hermano, él era el que más la hacía olvidarse de todos los problemas.

Sin embargo, su mente proyectó la imagen de un recuerdo mucho más profundo:

"
En la Costa Cobalto, donde se situaba la famosa Isla Escupefuego, anteriormente reinada por un Arcanine señorial poseído por el poder del Gran Sinnoh, se encontraban viajando por el mar Akari y Adaman.

El jerarca podía llevarla por el agua gracias a su antiguo y uno de sus mejores compañeros de antaño: Basculegion, único por su color amarillento. Sus eeveevoluciones se habían quedado para hacer guardia en su villa, la villa del Clan Diamante.

Estos se dirigían a la ya dicha isla Escupefuego, tenían una dura misión por delante, pero debían hacerlo porque no había persona más valiente y capaz que ellos dos exceptuando a Irida y Rei, aquel día era muy tranquilo y el mar, aparte de estar cristalino, no habían muchas olas grandes. Akari se sujetaba fuerte de la cintura de Adaman, para no evitar caerse al agua.

— Eh, Akari.

— ¿Si Adaman?

— ¿Sabes porque tienes el privilegio de luchar contra Pokémon señoriales por ti sola? — le preguntó, mirando hacia delante.

Se tomó el tiempo en responder, pero estaba segura de lo que iba a decir.

— Gracias a ti, no se que habría sido de mi si no te hubiera conocido — dijo, alegre.

—  No, quiero que escuches una cosa Akari.

— ¿Que cosa?

— ... Si crees que vas a ganar, ganarás, si dudas perderás, y si crees que vas a perder también perderás, supongo que una chica inteligente como tú puede entender fácilmente eso — dijo.

— Si... lo entiendo...

— Akari, si has llegado hasta aquí es porque tú misma te lo has propuesto mentalmente, porque has dado el paso adelante — le dijo.

— ... Bueno, no me importa lo que tú digas, siempre diré que habrá sido gracias a ti, con razón eres el líder de un clan, te mereces mucho más que eso — dijo.

— Jeje, tan terca como siempre...

— ¡Ey no digas eso... ! y eso que te estaba diciendo algo bonito... — dijo Akari sonriendo.

— ¿Lo mío no era bonito?— preguntó confuso.

— Si, pero... podría serlo mucho más — propuso.

— Vaya, que te parece si te digo que... ¿no soy el mismo cuando estas cerca de mi? — dijo.

— ¿D-de verdad? — sonrojada.

— Sabi siempre me dice lo mismo, estoy un poco harto del tema, por eso empecé a fijarme más en mi para poder concluir eso — explicó.

— Adaman... eso sí que es bonito — dijo alegre.

— De nada eh — sarcástico.

— Jaja, gracias —.

Los dos, montando sobre el Basculegion de Adaman, siguieron su ruta viajando por el vasto mar.

"

Acabado el recuerdo, Akari solo se dispuso a mirar el cielo nublado, reflexionando.

— Si creó que voy a ganar, ganaré... — pensó en voz alta — ¿Y a quien debo ganar...? Es más, ¿que debo ganar?

Después de otro breve silencio, volvió a susurrar algo.

— Te extraño...

.
.
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[Mundo distorsión, Ciudad Imposible]

{Fuera de cualquier línea temporal}

Cerca de una entrada, se abrió una fisura, de ella apareció la ayudante de Maxie, Carola. Esta tenía en la espalda una bolsa llena de maxifrutas y al parecer venía con una encomienda al mundo distorsión.

Esta se acercó a la entrada de la Ciudad Imposible, la fortaleza que creó Volo en el mundo distorsión para poder resguardarse allí, tocó una serie de tres veces y extrañamente las puertas se abrieron solas, abriendo su paso.

Camino unos pocos kilómetros hasta llegar al núcleo de la ciudad, sin embargo se llevó la sorpresa de que Volo no se encontraba allí con ella, no había rastro de este en el mundo distorsión.

Esta empezó a mirar a su alrededor, sin saber que hacer, entonces siente una sensación extraña en su cabeza y decide mirar arriba suyo, en lo más alto de la ciudad se encontraba un dragón maligno, con aspecto serpentino y unas seis alas con forma de tentáculos, sus ojos eran rojos como la sangre y su tamaño colosal.

— ¿Que es lo que queréis? — preguntó una voz profunda y siniestra.

Aquella voz parecía provenir de todos lados, sin embargo Carola sabía que quien se estaba comunicando con ella era aquel dragón, Giratina, aquel que desafió a Arceus.

— ¿Donde se encuentra Lord Volo? — preguntó sin alzar la voz.

— Él no está aquí, se encuentra en medio de un asunto con el que está lidiando él solo — respondió el dragón.

— Entiendo, vine en nombre de Giovanni a dejarle todas las maxifrutas que había podido recolectar, están en esta bolsa — dijo.

— Perfecto, de seguro él se alegrará al ver vuestros esfuerzos — dijo — Pero como bien he dicho, él no está aquí, le doy la orden de esperar fuera de la ciudad y esperar a que él vuelva —.

— Entendido, fuera le esperaré —.

Carola hizo una reverencia y se retiró del lugar, dejando solo a Giratina y dispuesta a esperar lo que sea para la llegada de Volo, que, según lo que dijo el Pokémon legendario, este se encuentra fuera del mundo distorsión, probablemente en otra misión.

Las puertas de la entrada sé cerraron y toda la Ciudad Imposible volvió a quedar vacía.

Fin del Cap 20.

Agradecería el apoyo para esta historia.
No tengo pensado hacer una lista de todas las pokegirls que aparecerán, porque desde mi punto de vista veo que le quita la emoción y la reacción será mala al ver su aparición. Pero vosotros podéis comentar las que queréis que salgan, sin embargo dudo que haya lista, yo solamente leeré vuestras propuestas y me callaré.

La historia continúa...