
Capítulo 103
(Las imágenes de este capítulo pueden estar editadas, aviso de adelantado que ninguna de ellas me pertenecen, crédito a los artistas originales)
Capítulo 103
El encuentro final: Adaman y N.
[Tercer ataque del Imperio 7]
[Comarca de Noroteo/Kitakami, Villa Versui]
{En el futuro}
Narrador Neutral:
— ¿Me tarde mucho? — preguntó el jerarca.
Irida lo miró con una mezcla de alivio y frustración, alivio por verlo hablarle con la misma actitud del mismo Adaman que conoció en Hisui, y frustración por tan tonta pregunta que le lanzó mientras le agarraba de la mano.
— Siempre tardas para cualquier cosa, bobo, pero esta vez sí que te pasaste... — dijo Irida, herida.
— ¿Y qué querías que hiciera? Miraidon tardó lo que tardó, pero bueno, ya no hay nada de lo que debemos preocuparnos, la noche está llegando a su fin, ahora tu descansas y yo me esfuerzo, así de simple — dijo Adaman —.
— *mirandolo*
Ghetsis, enojado, sorprendido y preocupado, retomó su consciencia y tomó el equilibrio, parándose y retorciéndose del dolor de la patada en el vientre que recibió, seguía en pie.
— Ahora déjame a mi matar de una vez por todas a estos inútiles — dijo Adaman.
— Te veo muy confiado Adaman... ¿acaso te has olvidado de quienes son...? no te estás enfrentando a personas cualquiera... — preocupada.
Adaman levantó el mentón de la rubia con sus dos dedos, incomodandola, aquella sonrisa confiada y poderosa no se le borraría de la cara.
— Soy consciente de ello Irida — dijo Adaman, empezando a caminar — Soy muy consciente...
Ghetsis observo como su nuevo oponente se acercaba lentamente hacia él junto con la compañía de su Pokémon legendario, el general se dio cuenta de que estaba en graves problemas, problemas letales.
— ¿¡¿Adaman?!? Que haces aquí?!? Acaso estuviste esperando el momento exacto para atacarme!!!!? — dijo Ghetsis, alterado y herido.
— Lamentablemente para ti esa no es la verdad viejo, ¿qué pensarías si te dijese que he aparecido en este momento solo gracias a la suerte? — dijo Adaman, con las manos en los bolsillos.
— ¡Hijo de perra... Volo te quiere muerto!
— ¿Acaso tengo cara de tonto? Soy consciente de ello — sonriendo.
— "Maldita sea... solo fue un golpe el cual me alcanzó a dar, ¡pero duele tanto...! ¿Acaso este es el Adaman contra el cual N se enfrentó en Ciudad Castelia... o uno completamente... diferente?" — pensó Ghetsis, tenso.
Irida veía sorprendida a Adaman, el jerarca actuaba como si no le importara nada de lo que sucediera a su alrededor, como si ahora solo se hubiera centrado en matar a todo aquel que estuviera involucrado en esta guerra.
— ¿No vas a decir nada? O acaso la edad te está afectando al cerebro? — preguntó Adaman, acercándose.
— "¡Mierda...! Su aura intimida y acoge demasiado!" ¡¿ACASO ME ESTÁS LLAMANDO VIE-
— Oh, déjame adivinar — lo interrumpió Adaman, sin importarle lo que este decía — la cantidad de preocupaciones que cruzan por tu pequeña cabeza te impiden reaccionar de una buena manera, ¿o acaso me equivoco, general? — preguntó Adaman.
Ghetsis también se dio cuenta de otra detalle, a pesar de también estar confiado, Adaman ocultaba detrás de su expresión un gran odio y furia hacia él, eso lo aterrorizó, en este punto, el jerarca era capaz de cualquiera cosa con tal de vengar a sus amigos fallecidos.
Presa del miedo, Ghetsis empezó a retroceder y dar órdenes que al parecer le resultaron inservibles.
— ¡Hydreigon, usa Pulso-
— ¿Pulso Dragón querías decir? — lo volvió a interrumpir Adaman, viéndose la palma de su mano — Me temo que tu dragón no va a poder acatar esa orden, vejestorio.
— ¿¡Qué?!
No fue mucho tiempo el que transcurrió para que Ghetsis se diera cuenta que su Hydreigon estaba completamente desintegrado, Miraidon lo había exterminado sin recibir ninguna orden de su entrenador, aquel Pokémon paradoja era muy poderoso.
— "¡Imposible!" — pensó Ghetsis.
— Según la ley es ilegal matar Pokémon capturados, sin embargo hoy estoy de muy mal humor, por mucho que me veas sonreír las ganas que me entran de arrancarte esa cabeza tuya son inexplicables — dijo Adaman.
— "¡Tampoco tengo escapatoria, o lo mato yo... o él me matara a mi!" — pensó Ghetsis — ¡¡¡No importa si has sido bendecido por un Dios, siempre serás el mismo jerarca inepto que no pudo salvar a su familia!!!
Ghetsis empezó a correr para intentar aplicarle un puñetazo en el rostro al jerarca, sin embargo, antes de colisionar su puño contra su mejilla Adaman se había esfumado en la medida de un segundo, no hablamos de teletransportacion, hablamos de velocidad.
— "¿¡Desapareció?!" — Ghetsis cada vez perdía más la calma y la compostura.
— Que extraño, ¿esa es la velocidad que puedes alcanzar con el aura que Volo te dio? Si es así me temo decirte que tu superior no te aprecia como debería — dijo Adaman, con una Ocaso Ball abierta en la mano izquierda, parado en una roca cerca del general — Eres demasiado débil y lento.
— ¡¿Como osas decirme e-
Fue ahí cuando el general se dio cuenta gracias al dolor que tres cortes finos y profundos, provocados por una espada afilada, estaban grabados en su espalda. Este se quejó del dolor, arrodillándose.
Irida pensaba que alucinaba, ese Adaman estaba otro nivel, estaba jugando literalmente con aquel general, como si fuera un entrenador insignificante que podría ser pasado por encima del hombro.
El jerarca se sentó encima de la roca donde se hallaba, observando con desinterés al que se suponía que tenía que ser la persona que más le plante cara, desangrandose.
— Dime Ghetsis, vuestro imperio me tiene en búsqueda y captura, no obstante tengo por supuesto que estáis en continuo desarrollo al igual que mi, ¿que tratáis de mejorar, que es lo que intentáis maniobrar para matarme? — preguntó Adaman, ahora con una expresión curiosa y seria.
Antes de responderle, Ghetsis vio como un Aegislash se posicionaba al lado de Adaman, la punta de su filo estaba impregnada en lo que debería ser la sangre de su espalda.
— Tch... Nuestro imperio es consciente de tu constante evolución, es por eso que ya teníamos planeados desde hace meses la estabilización de varios proyectos, estate por seguro de que no tendrás que confiarte mucho cuando el día de tu muerte llegue — dijo Ghetsis, enojado.
— Si esos proyectos son tan importantes deberías darle un poco más de afecto, Ghetsis, los nombras de una manera tan despreciativa que parece que tengas por seguro que no vais a poder detenerme, ¿o es que acaso estoy en lo correcto? — preguntó Adaman, levantándose.
— ... — viéndolo con desprecio.
La espada fantasma de Adaman se vinculó con su aura y se dejó empuñar por este, mientras hablaba, el jerarca ya estaba pensando la forma en la que iría a matar de una vez por todas a ese asesino.
— En fin, mucho tiempo pasó desde nuestro último encuentro en Ciudad Castelia, desde luego casi no salgo vivo de esa, no voy a mentir diciendo que no erais débiles en ese momento, pero ahora... ya debéis estás conscientes de lo muy lejos que habéis llegado — dijo Adaman.
Ghetsis empezó a retroceder, asustado.
— Incluso las personas más asustadas, débiles y precavidas no son conscientes de lo repentina que puede ser la llegada de su fin — dijo Adaman, con una mirada asesina.
— ¡Espera... por favor! — dijo Ghetsis, retrocediendo.
— Me estás suplicando, ¿qué ocurre es que acaso ahora le temes a la muerte? — preguntó Adaman — Que poca madera de líder...
Ghetsis intentó voltearse para empezar a correr, con el fin de alejarse un par de quilómetros del que ahora sería su nuevo enemigo, pero ni siquiera eso fue posible, Adaman ya no lo dejaría ir más nunca.
El jerarca lanzó su Aegislash como una lanza, este Pokemon fue tan rápido de un extremo al otro que separó el brazo del cuerpo de Ghetsis cortándolo como si se tratara de una lámina de papel.
— ¡AGH! — gritó — "¡¡Mi brazo!! Esto no puede ser... esto no puede estar pasando... de verdad no voy a poder huir...!?"
Cuando su Pokémon regresó a su mano, el jerarca empezó a jugar con su espada mientras se acercaba a su víctima, que se desangraba cada vez con más rapidez.
Lo tenía claro, no lo iba a dejar escapar.
— Vas a morir Ghetsis, ya no puedes evitarlo — dijo Adaman, serio.
— "¡No, no, no no no no! Porque me ocurre esto a mi, porque ese maldito jerarca ha evolucionado?! Que es?!" — pensó Ghetsis, intentando escapar.
Irida, que veía con entendimiento la furia interna de su amigo, dejó que este hiciera lo que quisiera con aquel monstruo. Su momento había llegado, era lo hora de ponerle punto y final a una larga vida criminal como la suya.
— ¡N-NO TE ACERQUES! — gritó Ghetsis, aterrorizado.
— ... — se seguía acercando.
— ¡NO TE ACER-
Cuando la sangre se alzó a su campo de visión, Ghetsis se dio cuenta de que su pierna izquierda estaba cayendo a diez metros de él, Adaman se la había cortado tan rápidamente que solo pudo darse cuenta de que se la separó cuando la vio lejos de él.
Al no poder mantenerse de pie, Ghetsis se cayó al suelo, pronto perdería la consciencia, pero Adaman estaría allí para evitar que se muriera sin saberlo.
Cuando el jerarca se paró enfrente de él, el general empezó a tartamudear, ya, al filo de la muerte, supo que ya no podía hacer nada, finalmente, la vida lo castigó con todos los pecados que este cometió. Y Adaman, un humano totalmente desarrollado, iba a ser quien lo enviaría al mundo que le espera, el inframundo.
— No me mates... por favor... — dijo Ghetsis, con un hilo de voz.
— ...
— ...
— ¿Por favor? — preguntó Adaman — ¿entonces todas aquellas personas a las que mataste tampoco te suplicaron dejarlas en paz?
— ...
— ¿Acaso ellas te hicieron algo, acaso ellas te maltrataron, acaso ellas te odiaron? — preguntó, con una mirada asesina — Lógicamente no lo sé, pero sí que tengo el derecho a suponer.
— ¡ELLOS ME OBLIGARON!
— .... ¿Mh?
— ¡TODOS USTEDES ME OBLIGARON A SER ASÍ, PERO CUANDO CONOCÍ A AQUEL MERCADER LA VIDA POR FIN ME DIO EL REGALO QUE TANTO ESPERÉ...! — gritó, llorando.
— *lo escuchaba*
— ¡¡¡Y cuando decidí unirme a él, por fin podía verlo todo por encima del hombro, ahora podría disfrutar de mi vida, y no estar pudriéndome en este vertedero al que llamamos vida terráquea!!! —.
Adaman, hartándose de escucharlo, apretó las manos y empuñó a Aegislash con firmeza.
— ¡MALDITOS HUMANOS EGOÍS-
... ... El jerarca, sin piedad, atravesó el pecho de Ghetsis con su espada antes de que este pudiera acabar su última frase, sacándole el corazón del cuerpo, el hombre, instantáneamente, falleció.
El cuerpo cayó al suelo, totalmente desangrado. Adaman había matado al sexto general de Volo como si de una tarea fácil se tratara.
Con el rostro manchado de sangre, Adaman guardó a su Pokémon en su Ocaso Ball luego de terminado su trabajo. Con una expresión seria y perturbadora, sin asimilar el asesinato que acabo de cometer, bajo la mirada, pensativa.
— ...
Irida observó al jerarca con tristeza, alivio y preocupación, sabía que Adaman debió haber pasado por un infierno para poder desbloquear y adoptar lo que sería su verdadera forma de combate, por lo que ahora, con el aura de Dialga despertada, debíamos darle a Adaman el tiempo de desahogarse matando a todos aquellos demonios que se encargaron de atormentarlo.
— Uno menos, queda otro — dijo Adaman, serio.
Por otro lado, la jerarca del Clan Perla también estaba consternada, su amigo mejoró en tan poco tiempo que parecía una persona definitivamente diferente frente a sus ojos, estaba eliminando a los generales como si fuera alguien totalmente superior a ellos, como si fuera algo simple matar a los entrenadores más poderosos de todos los tiempos.
— Irida — dijo Adaman.
— ¿S-si?
— Quiero que me escuches muy bien lo que te voy a decir, porque no tengo el tiempo de repetírtelo — dijo, sin mirarla — Voy a ir a sanar a Celebi para después llevármelo conmigo, dejaré en esta villa a Miraidon y a todos mis Pokémon con el fin de recuperaros, trata de ayudar a todos nuestros amigos y hacer salir a los refugiados de la cueva.
— ¿Hacer salir a los refugiados, estás seguro?
— El caos en esta villa ya ha terminado con la muerte de este vejestorio, cuando os sanéis los Pokémon de tipo agua podrán apagar las llamas de esta villa, a la vez que podréis curaros las heridas, solo es eso, cuando os recuperéis solo os quedará esperar a que vuelva, todavía tengo algo que hacer — dijo Adaman.
— Entiendo, ¿pero adonde vas? — preguntó la jerarca.
— *suspira* Me da la impresión de que Kieran y los demás no han cumplido con su misión, me entristece, pero si quiero asegurarme de que todavía siguen vivos entonces debo llegar lo más pronto posible, N no es de los que se dejan matar fácilmente — dijo el jerarca — Iré con Celebi, lo mataré y acabaremos con este ataque de una vez por todas.
— ... Antes de que te vayas, quiero que me prometas una cosa — dijo Irida.
— *se voltea*
— Humíllale — sonrió.
— ... Hm — se ríe — Lo haré como no te lo puedas imaginar.
Adaman se volteó nuevamente y arrancó a correr en dirección a la plaza central de Villa Versui, en un parpadeo desapareció delante los ojos de la chica rubia, que también tenía una última misión que cumplir: Reunir a todos y empezar la recuperación mientras Adaman lidiaba por última ocasión con el quinto general de imperio de Volo... N.
.
.
.
.
.
Al sentir un cosquilleo, Celebi tomó la consciencia. Abriendo sus ojos azulejos, mediante su corto tiempo de descanso, pudo revitalizar todas las células de su cuerpo, sanando y cerrando las heridas gracias a los tejidos, el Pokémon singular, ahora sin quemaduras, estaba recuperado para pelear un poco más.
Sin embargo, antes de levantarse, se llevó la sorpresa de ver a su mejor amigo agachado frente a él, el jerarca finalmente llegó para entrar a la acción.
— Si que te tardaste imbécil — dijo Celebi.
— No me eches la culpa cebolla — contestó Adaman — Miraidon no era un Pokémon fácil de entrenar.
Recompuestos, ambos dirigieron su mirada al Soto Sempiterno desde la lejanía, el bosque que una vez perteneció a los Ariados y en donde conoció a su descendiente, ahora era un infierno, los árboles ardían sin intenciones de apagarse, quien sea que hubiese provocado todo aquel apocalipsis, era demasiado poderoso. No obstante nuestros protagonistas no sabían que Volo ya se había retirado de esta comarca. Solo les quedaba a un solo enemigo al cual derrotar.
— ¿Y bien? Un último esfuerzo? — le preguntó Adaman a Celebi.
— Un último esfuerzo — asintió el Pokémon singular.
Sin perder más tiempo, los dos empezaron a correr en dirección a aquel bosque, donde se suponía que debía estar N, aquel entrenador peliverde que lo derrotó en Ciudad Castelia, ahora el peliazul tomaría la venganza por su parte, esta vez, no iba a dejar que la historia se repita, nunca más.
Quedan dos horas y media para que empiece el amanecer, el fin de la noche se acerca.
.
.
.
.
.
.
.
.
10
MINUTOS
DESPUÉS
[Soto Sempiterno de Noroteo]
Nos situamos en el interior del llameante Soto Sempiterno, en el punto más profundo de aquella arboleda, se puede apreciar lo que sería la zona mejor parecida al infierno mismo, un terreno destruido, caótico, ardiente, sin la presencia de ningún alma viva. Quién iría a pensar que en un terreno desastroso como este se disputaría el último enfrentamiento de Noroteo.
Corriendo, esforzándose por no caer cansada entre las llamas, la hermana de Kieran esquivaba y saltaba entre ellas, huyendo e intentando encontrar la salida del bosque, con el fin de llegar a Villa Versui.
La pobre azabache se desangraba, pero la adrenalina del momento impedía su desmayo, y no solo era el sufrimiento y la calor lo que presionaba a Carmine, era la sensación de sentirse observada, como si una presencia de la cual desconoce se está acercando a ella, poco a poco, paso por paso.
Y quien iba a ser esa presencia...
Descartando todos aquellos muertos y todos aquellos retirados, podíamos tener claro que N estaba siguiendo a Carmine.
Con el entrenador peliverde tampoco podríamos decir que tenía la ventaja con su velocidad para perseguirla, porque no la tenía. Todas las heridas que Kieran y los demás se esforzaron en aplicarle lo hicieron perder bastante sangre, por lo que el general tampoco estaría en buenas condiciones.
Aún así, N no se iba a rendir, mataría a todos los habitantes de Kitakami, esa es su promesa, es su deber.
— ¡No huyas Carmine! — dijo el peliverde.
— *sigue corriendo, sin aliento*
— ¡¿No era que te propusiste nunca mirar hacia atrás, o acaso tu orgullo desapareció de tal manera que te desmoronaste de inmediato?! — preguntó N, provocandola y tapándose la herida — ¡¡Eh!!
La chica no mentía si no le afectaba lo que N le decía, pero, recordando que su querido hermano no le perdonaría su muerte, decidió no ser testaruda y seguir huyendo del asesino.
— ¡NO HUYAS! — gritó N, cansado y enojado.
Carmine cerró los ojos, sin querer, no pudo evitar tropezarse con una de las piedras que se interponían en su camino, pero antes de caer, una persona se hizo presente, apareciendo en ese mismo instante para agarrarla y llevársela corriendo, Adaman y Celebi, que ya llegaron juntos al Soto, se dispusieron a salvar a Carmine para después tomar su deber.
Cuando la chica azabache abrió los ojos, observó el rostro de Adaman, acalorado por las altas temperaturas del bosque. Estaba siendo cargada en brazos y viajando a una velocidad muy elevada.
— ¿Adaman...?
— Trata de no hablar ni moverte mucho, si lo haces tu hemorragia no se detendrá — dijo, corriendo.
— De acuerdo... — cerró la boca y los ojos, muy cansada.
— "Celebi, ¿puedes sanarla?" — preguntó Adaman.
— En su estado actual tardaría aproximadamente dos horas, si N nos está buscando no nos dará tiempo — dijo Celebi.
— ... "Ya veo" — serio.
— Tengo una idea, puedo aprender Deseo Cura, de hecho fue con ese movimiento que pude sanar tu alma antes de que te murieses en la Isla de la Armadura, en aquel momento me dejé toda la piel para acortar el tiempo en el que se emplea el movimiento, si conjuro a Carmine con deseo cura podría sanarse en dos horas, solo tenemos que esconderla de N y detener a este último — dijo Celebi — Porque claro, si decido sanarla al instante quedaré muy agotado y ya no podré combatir, eso fue lo que pasó cuando te sané.
— "Es un buen plan, la hechizamos, la escondemos muy lejos de aquí y volvemos para derrotarlo" — pensó Adaman — "Al final si que se nos da bien improvisar, ¿no crees?"
— Somos los putos héroes del universo, ¿qué te esperabas? — dijo Celebi, confiado —.
Adaman le devolvió la sonrisa con confianza y sabiendo que la victoria se la podían llevar ellos siguieron corriendo para completar la primera fase de su plan, alejándose a cada paso que daban del general.
...
Luego de un gran salto, el jerarca aterrizó en una zona menos incendiada del bosque, no tenía mucho tiempo para escoger el lugar indicado para dejar a la chica herida, N seguía buscándolos, debía sentarla, apoyarla en un tronco, hechizarla y darse la vuelta e irse por donde vino.
Y eso hizo, Celebi no fue lento y ya estuvo preparando su Deseo Cura, lanzándole un conjuro a Carmine para que dentro de pocas horas esta se sanase por completo, las llamas no se propagaban lo suficiente para que esta, que estaba inmóvil, estuviera en peligro.
— Bien Carmine, te voy a dejar aquí, mi Pokémon te ha lanzado un hechizo, así que quiero que me escuches bien — dijo Adaman, agachado.
— *asiente*
— En dos horas aproximadas todas tus heridas desaparecerán, cuando veas que puedes volver a moverte, no intentes buscarme, haz todo lo contrario, ve con los demás a Villa Versui — dijo Adaman — No preguntes porque, no voy a dejar que vuelvas a estar en peligro, después de todo, ni siquiera he calentado.
— ...
— Me quedaré solo con N en este bosque, no te preocupes, no voy a dejarme matar ni mucho menos sacrificarme, esta vez... iré al 100% — prometió.
— *vuelve a asentir*
— Bien, nos vemos Carmine, buen trabajo — dijo el jerarca, sonriendo y levantándose — Estoy muy orgulloso de todos ustedes.
Adaman, junto a Celebi, dio dos pasos para luego tomar una pose de carrera, esta vez ya no tenía miedo, nada lo iba a atormentar mientras el aura de Dialga avivara su interior.
Con el apoyo de su Dios de su parte, Adaman respiró hondo, preparado para terminar lo que todos sus amigos empezaron: El tercer enfrentamiento de la Guerra Espacio-Temporal.
— "Revive tus recuerdos, Adaman" — pensó el jerarca, con los ojos cerrados — "Llénate de furia con la muerte de todos tus seres queridos, y canaliza esa ira con poder para acabar lo que Volo empezó, canalízala a partir de ahora para abrirte paso en el camino que tú mismo estás creando, el camino al triunfo, el camino a tu deseo".
Adaman alzó el rostro, preparado para empezar a correr.
— "Allá voy, N" —.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Nos dirigimos, por última vez, con el quinto general de Volo y el líder actual del Equipo Plasma de Unova, N.
Este último general caminaba lentamente entre los árboles, a cada paso, gotas de su sangre eran derramadas por el camino que recorría, sea como sea, el entrenador de cabello verde debía apresurarse en encontrar a Adaman, ahora que por fin lo tenía cerca no podía dejar pasar aquella oportunidad. El jerarca era su objetivo, si solo conseguía matarlo tendría el orgullo de irse a casa con el logro de haber sobrevivido ante semejante ataque hecho desgracia.
— ... — sigue arrastrando su paso, sin separar los labios.
Por mucho que ninguna presencia legendaria acechara cerca, la tensión seguía siendo tan fina para ser cortada por un cuchillo básico, todo estaba sumergido en silencio, acompañado del ruido infernal y continuo que producen las llamas del bosque.
El general llegó a lo que parecía ser a una no tan grande planicie que se hallaba por el norte del Soto Sempiterno, un terreno plano pero ardiente, que tenía como límites los árboles del bosque mas un gran muro de piedra perteneciente a un pequeño monte cercano.
Aquella zona era perfecta para un encontronazo, una zona donde alguien si se podía dejar la piel, un verdadero campo de batalla donde solo los más fuertes tienen el derecho a pisarlo gracias a todos sus esfuerzos por llegar hasta allí.
A 200 metros, vemos una persona desplazándose a mucha velocidad, en dirección a esa misma planicie.
Con N, este, ya sin saber dónde ir, empezó a escuchar el resonante ruido de aquellas pisadas aceleradas, alguien se estaba acercando, corriendo hacia la misma zona a la que él había llegado, y estaba muy seguro de quién podía ser.
El peliverde, decidiendo ignorar a partir de ahora los problemas que le podrían causar la grave perdida de sangre, sonrió y se volteó a la dirección en donde sentía aquella presencia acercarse. No podía ser otra persona, N sintió una mezcla de felicidad y emoción que no podía expresarla, aún estando tranquilo. Tenía que ser Adaman, tenía que ser él, su mejor amigo...
— Ha llegado — dijo N, en voz baja.
Tan rápido como una bala, el hombre denominado como el antiguo líder del Clan Diamante se hizo presente a 20 metros de N, Adaman, junto a su querido compañero singular. Este entrenador peliazul, al estar dando uso de su aura para obtener una mayor velocidad, tenía los ojos de un resplandeciente color cian, ademas de un pequeño corte en la mejilla que Arceus sabe que lo ocasionó.
El viento que provocó su llegada revoloteó y avivó las pequeñas llamas que los rodeaban, además de su ropa y sus largos cabellos.
Poco después, se creó un largo silencio de tensión, en donde ambos entrenadores, guerreros de la guerra Espacio-Temporal, compartieron con un épico y último contacto visual que perduró una cantidad aproximada de cuatro largos segundos.
Ambos pudieron ver a través de sus ojos todos los demonios que los torturaban y atormentaban. Era como si, de alguna manera, pudieron resumirle toda su vida el uno al otro en tan solo un simple y corto cruce de miradas, vidas con historias muy distintas las unas de la otras.
Vidas... que se esforzaron mucho para llegar hasta este momento.
Los dos lo tenían claro, aquel reencuentro iba a ser el último, esta vez, en el último enfrentamiento de Noroteo, podrá verse un ganador... y un perdedor.
Sea lo que sea que suceda... solo uno de ellos sobreviviría en este último encuentro.
Quién empezó la conversación fue el general.
— Hm *se ríe en voz baja* Sabía que iría a tener que abrirme paso por muchos obstáculos para volver a llegar hasta a ti, mi mejor amigo — dijo N, sonriendo pero tranquilo — Pero tampoco me imaginé que sería tan difícil.
— Eso no tenías ni porque aclararlo, se está claro que no te ha ido tan bien como el último espectáculo que ocasionaste en aquella ciudad — dio Adaman — Tu deplorable estado me lo confirma.
— ... Tienes amigos muy fuertes Adaman, te tengo mucha envidia, con gente como ella siempre tendrás contra quien medir tu poder — reconoció el peliverde — Lástima que ninguno de ellos esté vivo o estén de tu lado para recibir estos cumplidos míos.
— ... — escuchándolo.
— Lamentablemente yo nunca encuentro a esa personas que me pueden dar lo mismo que yo les puedo aportar — dijo N — En fin supongo que en estas cosas deprimentes como estas en las que pienso continuamente son las que me hacen bajar la guardia en algunos momentos.
— Yo no creo que sean "esas cosas" las que te entristecen de esa manera, N.
— *frunce el ceño* Entonces que.
— Tu pasado.
— ...
— La forma en la que todos te obligan a recordarlo te fuerzan a revivir esos horribles recuerdos que viviste en carne y hueso — dijo Adaman — Deduzco que, de algo así, nadie pueda recomponerse tan fácilmente, ni siquiera tu.
— ... — baja la mirada — Te diría que no tienes el derecho a hablar de mi, pero... viendo que cierto Dios te bendijo mientras yo no estaba veo que eres capaz de ver mis recuerdos sin mi consentimiento, ¿me equivoco?
— ... Lo siento — dijo la verdad.
— No te perdones amigo mío, de las únicas personas que podrían empatizar conmigo una de ellas debías de ser tu: ¡la persona que me empuja a seguir adelante, a sonreír, reír y darme las ganas de matarte de una vez por todas! — gritó N, sonriendo.
— ...
— No me veo en buenas condiciones, si, pero sigo sintiéndome ligero, creo que aún puedo ganarte, y más sabiendo que sería vergonzoso perder luego de humillarte en Ciudad Castelia, ¿me entiendes?
— ... — serio.
— ¿¡A QUÉ DEMONIOS ESPERAS ADAMAN!? No puedo esperar más!!! Necesito retomarlo una vez más, el duelo sangriento, ¡¡¡batámonos en un último duelo a muerte, EL ÚLTIMO!!! — gritó, con una enorme sonrisa diabólica.
N sacó a su Zoroark, totalmente sanado, preparado para combatir a Adaman por última vez, el Pokémon Disfrazorro, con la energía de Giratina, alcanzaría el 100% de su capacidad en ese combate definitivo, ni más ni menos.
¡N se motivaba cada vez más, se enorgullecía, después de tantos combates, después de tantos sufrimientos, después de una larga vida de maltrato psicológico y físico, el peliverde alcanzaría su clímax, por primera y última vez, con el fin de derrotar a Adaman y crear un nuevo universo!
— ¡¡VENGA ADAMAN!! Libremos un combate que haga época!!! Forjemos un destino con nuestras propias camaradas! — gritó N — ¡¡¡Olvidemos el pasado y encabecemos el Futuro Incierto que nos espera!!!
— ¡¡ROOOOAAARGH!! — rugió Zoroark, estando en sus límites.
N recordaba con pasión como pudo derramarle la sangre a su contrincante en aquel combate con su Kyurem, quería volver a vivirlo, por lo menos una última vez, lo necesitaba.
Adaman y Celebi no podían dar un paso atrás, llegó el momento... desde el enfrentamiento contra Volo en aquel templo de Hisui, aquel suceso que desencadenó todo lo que nuestro protagonista vivió en toda esta historia, de superar una vez más los límites.
En el silencio a la espera del Pokémon que combatiría por Adaman, este y su compañero empezaron a hablar telepáticamente.
— N sigue siendo muy poderoso, no podemos compararlo con Ghetsis, no podemos confiarnos — dijo Celebi.
— "Lo sé... realmente es un hombre impresionante, merece mucho más de lo que la vida poco le compensó, honestamente" — pensó Adaman, serio.
— Si...
— ... *cierra los ojos, recordando algo* —.
.
.
"— Oye ya que sabes comunicarte conmigo, ¿como te llamas?"
"— ¡Celebi! Me llamo Celebi!"
.
.
El jerarca recordaba eso como si hubiera sucedido ayer, como conoció a su mejor amigo, en aquel bello puerto.
El tiempo era tan relativo... todo pasaba muy rápido, pero a la vez muy lento. Todo lo que vivió hasta ahora, todos los momentos que compartió con sus nuevas amistades, todas sus batallas, todas sus capturas, y sobretodo la gran amistad que forjó con Celebi cruzaron como una flecha su mente.
Finalmente, usaría todo lo que aprendió como un muelle, un muelle que lo empujaría al futuro.
— "... En fin, ahora que lo tengo delante nuestro, junto a su Pokémon mirándonos con las valientes intenciones de combatir hasta el mismísimo final de su vida, solo me queda una sola cosa por decirte, Celebi..." — le dijo Adaman.
— ¿Cuál es?
Adaman respiró hondo, levantó el dedo índice y abrió los ojos con determinación para decir una simple frase.
— Te elijo a ti.
Al escuchar esa frase, Celebi sintió una motivación que crecía por momentos dentro de si, había esperado con ansias el momento de sentirse un combatiente capaz, y ese enfrentamiento, contra ese Zoroark, le había otorgado la oportunidad de combatir una vez más junto a Adaman.
Llegó el momento de mostrarle al mundo quienes son capaces de encarar sus propios demonios internos.
— ¡Allá vamos! — gritó Celebi, colocándose en frente del jerarca.
— "Nunca has sido capturado, ni mucho menos has formado parte de mi equipo Pokémon, pero sin serlo estoy seguro de que eres el más fuerte y capaz, cuento contigo, compañero" — dijo Adaman, mentalmente.
— ¡Que idiotez tan portentosa! — dijo N, riéndose — ¡¿Qué infructuoso humano en este mundo tendría la insólita idea de enfrentar a un Pokémon de tipo Siniestro con uno de tipo Psíquico?! enteramente ridículo!!!
— "Celebi, ya sabes que hacer" — pensó Adaman.
— ¡Y tanto que si! — asintió el Pokémon singular.
Lo que Celebi maniobró fue un cambio general en todos sus movimientos, esta vez pasaría a ser un Pokémon de apoyo a uno de ofensiva total, la defensa impedía la derrota, pero si alguien quiere ganar un combate la ofensiva era la llave.
— "Por mucho que tenga la ventaja por mi parte sería un pecado subestimar a Celebi, ya te derroté una vez en Ciudad Castelia, esta será la segunda" — pensó N, cerrando los puños, preparándose.
— "Céntrate en solo tu objetivo, Celebi, analízalo y crea una imagen de sus movimientos en tu cabeza, no hemos venido aquí a perder, no otra vez" — pensó Adaman, también preparándose.
— *respira profundamente* ¡Vamos por la victoria! — gritó Celebi.
En el Soto Sempiterno yacía el poderoso e inquietante silencio, en el cual los cuatro combatientes mantenían su contacto visual el uno al otro, el fin del tercer ataque podía concluirse con aquel combate, finalmente, podrían comprobar en carne y hueso quién es el entrenador más fuerte de ellos dos. Al fin, el último combate Pokémon de esta historia podía empezar: Celebi Vs. Zoroark.
— ...
— ...
La última danza podía empezar.
— ¡DOBLE EQUIPO! / ¡LANZALLAMAS! — gritaron los dos entrenadores a la vez.
Celebi no se lo pensó, acató la orden de su amigo y arremetió hacia adelante después de haber creado varias copias suyas a su alrededor con el fin de confundir a Zoroark, que este último almacenaba energía ígnea en su garganta.
El Pokémon Disfrazorro expulsó un gran torrente de fuego, exterminando las copias de Celebi, una por una, sin embargo el Pokémon singular supo esconderse muy bien entre toda la multitud de copias, de esa forma evitó ser alcanzado por el lanzallamas.
Antes de recibir el ataque de tipo fuego, Adaman se anticipó creando una simple estrategia para llegar más rápidamente hasta el zorro. Ordenando a través del aura a Celebi para no alertar a N.
— "Acércate mucho más rápido con Fitoimpulso" — ordenó el jerarca.
Celebi hizo caso y se envolvió de varios rayos verdes, de alguna manera, eso le hizo impulsarse con más potencia y fuerza, acercándose mientras levitaba a una velocidad comparable a la de un rayo hasta el Zoroark.
— ¡Bloquéalo con Tajo Umbrío! — ordenó N.
El Pokémon del general intentó defenderse juntando energía oscura en sus brazos, sin embargo Celebi previno su protección y, como si hubieran paredes invisibles, rebotó varias veces en el aire hasta quedar arriba del zorro y propinarle una patada hacha en la cabeza usando Fitoimpulso.
El ataque fue efectivo, porque el suelo quemado al rededor de ellos dos se agrietó, sin embargo Zoroark no resultó aturdido y supo contraatacar, agarrando a Celebi de los pies, girando sobre sí mismo y lanzándolo lejos de él.
— ¡Qué no tenga tiempo para descansar o ni siquiera reaccionar, Lanzallamas otra vez! — dijo N.
— ¡Vuelve a acercarte y esquivarlo con Fitoimpulso una vez más! — ordenó Adaman.
Celebi, que ya se recompuso, empezó a desplazarse hacia la derecha usando su movimiento veloz, entrando en el bosque llameante mientras el lanzallamas del Zoroark lo incendiaba todo aún más.
El Pokémon singular salió de la arboleda, acercándose directo hacia el zorro.
— ¡Córtalo con Tajo Umbrío!
— ¡Esquívalo! — dijo Adaman.
Celebi se apartó a tiempo, evadiendo un corte vertical de su enemigo.
— ¡Onda Certera! — dijo N.
— ¡Energibola! — ordenó Adaman.
Ambos Pokémon se lanzaron sus bolas de energía del respectivo tipo, anulándose entre sí y originando una explosión fatal que los separó empujándolos mutuamente de la onda expansiva.
Zoroark se acercó y le propinó rápidamente una patada en el rostro a Celebi sin la orden de su entrenador, este Pokémon singular retrocedió, pero tampoco tanto como para estar lejos de su oponente, Adaman vio eso.
— ¡Brillo Mágico! — dijo el jerarca.
Celebi brilló con intensidad luego de recibir la patada, Zoroark estaba al alcanzase del haz de luz, siendo arrojado a varios metros de distancia, recibiendo un ataque súpereficaz.
— "Maldita sea... Sabía que el Giratina de Volo convirtió en monstruos a los Pokémon de sus generales con su energía, pero tampoco me imaginé que pudiera mejorarlos tanto..." — pensó Celebi, viendo complicadas las cosas.
— "Si, visto desde cualquier ángulo es impresionante ver aún humilde Pokémon ser tan poderoso... no podemos bajar la guardia, prepárate" — le dijo Adaman.
— "Si" — asintió.
— "Estando en desventaja consiguen encontrar huecos para dañarnos, propio de un Pokémon singular" — pensó N — ¿¡Pero quiero preguntarte algo, serias capaz de detener esto!? Pulso Noche!!!
Aprovechando la distancia que los separaban, Zoroark junto las dos palmas de sus manos contra la tierra, creando a su alrededor una onda expansiva repleta de materia oscura que lo destrozaba todo a su paso.
Adaman sabía que si Celebi recibía un ataque de semejante calibre resultaría muy herido al ser superefectivo contra él, tenía que detener la onda de energía a toda consta.
— ¡Brillo Mágico...!
El Pokémon singular asintió y originó desde su brillantez otra onda expansiva de tipo Hada, los dos muros colisionaron en medio del campo de batalla, la colisión perduró unos cinco segundos, hasta finalmente anularse los movimientos entre sí, Celebi consiguió dar frente a ese poderoso movimiento característico de Zoroark.
— "No era de extrañar, esa maldita cebolla aprendió los movimientos ideales para vencernos, no quieren perder, ¡se nota en su mirada!" — pensó N — ¡Onda Certera!
Zoroark se introdujo en la nube de polvo, lanzando desde ella una esfera de energía.
— "Usa Fitoimpulso y atraviésala" — ordenó Adaman.
Celebi encabezó la Onda Certera, acercándose impulsado hacia ella y atravesándola, propinó un cabezazo en el vientre del zorro, luego otro más, hasta que desgraciadamente Zoroark lo hizo retroceder con Tajo Umbrío, luego de sumada una patada.
Ambos se estaban intercambiando patadas y cabezazos, el combate era mórbido, caótico e inigualable, y que más decir, de esos dos Pokémon el futuro de la guerra dependía.
— ¡Pulso Noche! — gritó N, sonriendo.
— "¡Mierda!" Celebi, alejate! — dijo Adaman.
El Pokémon singular no pudo retroceder y tuvo que intentar detener la onda expansiva con sus dos manos, haciendo fuerza contra el muro de energía oscura que intentaba alcanzarlo.
— "No voy a rendirme... ¡nunca!" Lo haré todo por ella..." — pensó Celebi, resistiendo.
Una imagen de su hermana fallecida se proyectó en las visiones de su mente, una Celebi de color rosado a la que se acostumbró a olvidar por la eternidad.
— "¡POR ELLA!"
Con su poder de la naturaleza, Celebi anuló el Pulso Noche sin usar ningún movimiento, evitando recibir una gran parte del daño que le habría causado al protegerse.
— "Estas bien, ¿verdad?" — preguntó Adaman.
— Aguantaría toda la noche — contestó, serio.
N sonrió de manera maniaca, aquellos recuerdos volvían, la forma en la que Adaman despertaba el aura en frente a sus ojos, lo mucho que él disfrutaba invocando al demonio que vivía en su interior, quería volverla a ver, aquella sangre que se derramaba por el pavimento de las calles de Ciudad Castelia, y para eso debía acabar este combate, debía terminarlo cuanto antes.
— ¡APRIETA LOS MÚSCULOS ADAMAN! — advirtió N.
— ¡!
— ¡ESTE... ESTE SERÁ NUESTRO ÚLTIMO COMBATE POKÉMON! —.
.
.
.
Fin del cap.
La historia continúa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro