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Capítulo 101

Capítulo 101

La llegada del emperador

[Tercer ataque del Imperio 5]

[Comarca de Noroteo/Kitakami, cerca del Soto Sempiterno]

{En el futuro}

Narrador Neutral:

N se quedo en trance cuando un recuerdo cruzó como una flecha a través de su mente, algo de lo que Ghetsis le advirtió en su camino marítimo a Noroteo.

"— El poder de un Pokémon legendario se duplicaría al comer una, pero en este caso Kyurem Negro esta formado por dos componentes, por lo que la energía de la fruta sería consumida por dos cuerpos, si los dos cuerpos consumen la fruta en una fusión pueden pasar dos cosas..."

"— Cuales."

"— Explota o su poder se cuadriplicaría, perdiendo el control total sobre sí mismo, al punto en el que no le importará matarnos a nosotros."

"— ... — más serio de lo normal"

"— Si algo así ocurre, según Volo me explicó, entonces Kyurem obtendrá un poder mayor al de Arceus, pero claro, todo tiene su consecuencia, perderá el control sobre sí mismo, aún así nadie ni nada en este planeta podrá detenerlo"

"— ... Ya veo, no lo haré, lo prometo — sonriendo"

Recordando aquello y viendo ahora como Kyurem estaba a punto de comerse la única Maxifruta que les quedaba, N entró en estado de shock y lo único que salió de su boca fue...

Oh, mierda...

Kyurem ingirió la Maxifruta de un simple y gran bocado.

Toda la zona, todo el bosque, todo Noroteo, todo se hizo silencio al escuchar la última mordida del Pokémon legendario, sin que nada ni nadie supiera que la substancia tardaría unos cinco largos y silenciosos segundos en hacer efecto.

Kyurem colapsó, siendo rodeado de un aura rojiza, y después de ello desató a su alrededor una onda expansiva destructiva, quemando todo a su paso, matando Pokémon, quemando árboles, pulverizando rocas, un vendaval rojizo y mortífero que arremetía todo a su paso.

Los músculos del dragón helado y eléctrico empezaron a agrandarse y endurecerse, las células se multiplicaban con rapidez y la substancia de la Maxifruta recorría las venas de todo su cuerpo.

Los ojos de Kyurem fueron inundados en su propia sangre, tomando un color rojizo y demoníaco. Este pobre y poderoso Pokémon, sin control sobre sí mismo, rugió con mucha energía y odio.

Pudiendo ser arrastrados por las grandes corrientes de viento, todos los entrenadores, incluyendo al devastado N, se agacharon para intentar cubrirse de todo en caos.

Siendo dos entidades en una sola, la Maxifruta agrandó más de lo que debería su cuerpo, haciéndolo un titán de 30 metros sin control sobre su cuerpo. Un gran lluvia de relámpagos cayó a su alrededor, llamando la atención de toda Noroteo.

El fin del mundo había sido anunciado con un simple error que N cometió.

— [Necrozma...] — dijo Celebi, impactado.

— [... Si es lo que pienso que es, entonces el mundo ha llegado a su fin] — dijo Necrozma.

— [¿¡Que?!] — dijo en Pokémon singular.

— ... — Irida veía con los ojos muy abiertos aquel festival de luces, rayos y magma.

Y el ultraente no estaba en lo incorrecto, al ser un ente con más fuerza que Arceus, era capaz de anunciar el juicio final del mundo en tan solo ocho minutos, o para decirlo de forma más breve, podría destruir la Tierra y ponerle punto y final al mundo Pokémon por siempre.

— N.... ¡N! — dijo Ghetsis, impactado — ¡¿Qué has hecho?! ¿¡QUÉ HAS HECHO!?

Iono, reuniéndose con Carola y Elesa en la cueva de los refugiados, veía con preocupación todo el caos que se desataba en el Soto Sempiterno.

— "Adaman... por favor, aparece cuanto antes..." — pensó la streamer, rezando por él.

La Maxifruta se le conoce por tener un líquido lleno de los secretos más relevantes del universo, un poder que Arceus no logra controlar, un poder que intentó sellar en Galar, capaz de revitalizar todas las células del cuerpo de un Pokémon legendario que la consuma, además de multiplicarlas todas.

Eso nos podría sonar familiar, pensamos que por el término "Maxi" estamos hablando del famoso y poderoso fenómeno Dinamax, pero no. Esto es muy, muy, muy diferente, algo fuera de la compresión humana y celestial.

Kyurem no ha sido Dinamaxizado, Kyurem ha sido víctima del descuido de N, y por su culpa, se convirtió en la única máquina actual capaz de eliminar el planeta sin el permiso del dios de todo, un destructor de mundos.

Está versión... este nivel que está por encima de todo en la pirámide del poder... le da a un Pokémon el punto más alto de fuerza que es capaz de soportar, el Punto Máximo.

Maxi Kyurem Negro había entrado en combate.

Cuando el caos terminó, al menos de momento, N intentó comunicarse con el monstruo en el que Kyurem se había transformado.

— ¡¡¡Kyurem, ven aquí, contrólate!!! — gritó N, histérico.

Pero no era posible, era inútil. Kyurem parecía no escucharlo, sus sentidos estaba entorpecidos.

Al sentir tanto dolor, el dragón helado rugió al cielo y, rodeado de una estela repleta de rayos eléctricos y sólidos que lo destruían todo a su paso empezó a acercarse al Monte Ogro, alzando el vuelo y dirigiéndose a la cima de una de las montañas de este monte.

N, al ver que definitivamente había cometido el peor error de su vida, volvió a arrodillarse, en trance.

— ¿¡Qué hacemos...?! — preguntó Kieran, preocupado y viendo al dragón alejarse.

— De momento estamos a salvo, se está alejando... ¿a dónde estará yendo...? — dijo Arven, aliviado.

— ¡Eso no importa! — dijo Calem, enojado.

Los dos entrenadores se voltearon a ver al asesino.

— ¡¡¡No importa si seguimos vivos o no, es que no os dais cuenta, es el fin del mundo, joder!!! Vamos a morir todos y nada podrá impedir eso!!!

— ...

— ...

N, pegando de nuevo su frente al suelo, en estado de shock, se puso a pensar.

— ...— atónito — "¿Fracasé... ¿ya... ya no podré recuperar ese tiempo?"

— N... ¿¡porque hiciste eso?! — dijo Kieran, con unas ganas enormes de llorar.

— ... — callado.

— ¡¡¡N contesta!!!

— ...

.
.
.

Recuerdo de N:

En el Mundo Distorsión, sentados sobre el borde de un tejado de un edificio de la Ciudad Imposible, N y Volo compartieron un buen rato conversando acerca de historias de su pasado. El clima era cálido, a pesar de no haber ninguna estrella iluminando la naturaleza inmigrante de esa dimensión.

— ... N — dijo Volo, mirando perdidamente el horizonte.

— Dime, señor.

— ¿Como llevas el tema de recuperar lo que la humanidad te arrebató en el pasado?

— ... Estoy en ello, no sabría decirle si voy muy bien, lo único que consigo es matar y matar, y sé que es algo placentero, pero creo que hay algo dentro de mí que todavía no consigo saciar... — dijo el peliverde.

— Tus deseos.

— ¿Qué?

Volo se levantó, con las manos en sus bolsillos.

— Tuviste una vida muy diferente al resto N, eres especial, lamentablemente especial, sufriste sin razón, y ahora matas por razón — dijo el emperador.

— ...

— Y lo que yo quiero que llenes con tu amor y ser esa razón es con tus deseos, deseos apropiados, deseos inapropiados, deseos profundos, deseos de poder, deseos de conquista, deseos vengativos, tienes la oportunidad de conseguir todas esas cosas, tienes que aprovecharla, N — dijo el rubio.

— ¿Y como hago para que esos deseos vengan a mi...?

— *menea la cabeza* No se trata de esperar a que ellos vengan.

— ¿Y entonces...?

Encuentra tu deseo, el deseo no vendrá a ti, la mayoría de los que pedimos no se cumplen, incluyendo aquellos que les pides a las estrellas que tanto te gusta ver.

— *recapacitando*

— Esfuérzate N, sigue matando humanos, sigue destruyéndolo todo a tu paso, si quieres un mundo nuevo del que puedas dejar tu huella grabada entonces será tu obligación arriesgar tu vida, los más fuertes resisten, y los que no se rinden... sobreviven — dijo Volo, retirándose.

— ...

Fin del recuerdo.

.
.
.

N abrió los ojos, todavía arrodillado y mirando directamente al suelo, mientras Kieran intentaba hacerlo entrar en razón para que se diera cuenta de lo que hizo.

— "¿Mi... deseo?" — pensó N, impactado.

— ¡RESPONDE N, TIENES QUE ARREPENTIRTE, TIENES QUE HACERLO! — dijo Arven.

— ¡Tu rencor te ha llevado a tu propia muerte, a ti a la de todas las personas inocentes de este mundo, entra en consciencia y entra en arrepentimiento, N! — dijo Calem — Igual como yo hice en aquel entonces!

— ... — N no respondía ni alzaba la cabeza.

— N... — dijo Kieran.

Todo se hizo silencio, el fin del mundo se aproximaba, y N respiraba dificultosamente, sin embargo, cuando recordó algo de lo que Volo le aconsejó, su corazón se detuvo por un segundo.

— ...

— ...

— *N empieza a susurrar algo...*

— ¿Uh? — dijo Arven.

— ¿Qué hace? — preguntó Calem, confundido.

— Está... susurrando algo... — dijo Kieran.

— *sigue susurrando*

.   .   .

Hubo un momento, después de dos inquietantes minutos, que N, que todavía seguía vivo por muchas heridas que tenga en el cuerpo, al fin empezó a alzar la voz.

— ¿¡Qué susurra?! — dijo Arven.

— *Kieran agudizó el oido*

Cuando los entrenadores podían escuchar lo que N estaba diciendo repetidas veces, se dieron cuenta de que no estaba hablando, estaba orando, estaba orando o rezando por algo...

— ~ Al humano pobre le dio por mirar al lado otro de la luz bella, la bestia superior decidió la mano agarrar de un inferior pobre y no la de un superior mayor, los juntos seres la cabeza alzaron para observar el nocturno cielo, por siempre apoyando la maldad maliciosa~ — susurraba el general.

— ¿Qué se supone que está orando? — preguntó Calem.

— No lo sé... — dijo Arven, confundido.

N seguía repitiendo...

— Al humano pobre le dio por mirar al lado otro de la luz bella, la bestia superior decidió la mano agarrar de un inferior pobre y no la de un superior mayor, los juntos seres la cabeza alzaron para observar el nocturno cielo, por siempre apoyando la maldad maliciosa...

Kieran, de alguna manera, pudo ver que los ojos de N estaba completamente blancos, algo sucedía, y ninguno de ellos eran conscientes de que era.

Aún presenciando toda la confusión de los entrenadores, nosotros sí que podemos recordar de qué trataba esa oración, al principio de esta aventura, de esta historia, de esta guerra, Adaman descubrió lo que era ser el Testimonio del Grande, una oración que resumía en pocas palabras el origen de la unión con el Dios que representaba la Vida y la Muerte: Giratina, y el humano que más de cerca conoce y comprende el infierno, el cielo y el limbo en la tierra: Volo.

— Al humano pobre le dio por mirar al lado otro de la luz bella, la bestia superior decidió la mano agarrar de un inferior pobre y no la de un superior mayor, los juntos seres la cabeza alzaron para observar el nocturno cielo, por siempre apoyando la maldad maliciosa — dijo N, ya en voz alta.

Repentinamente... el sonido de una grieta abrirse retumbó detrás del quinto general.

Debido al susto, los tres entrenadores retrocedieron tres pasos para intentar entender que era lo que N estaba haciendo.

Una grieta espacio temporal se estaba abriendo detrás de N, ahora todos podían entender que era lo que el peliverde intentaba conseguir, pues en este mismo momento, estaba orando para, al parecer... invocar a alguien.

Cuando N terminó de orar, todo fue inundado en un poderoso silencio. Y la grieta fue rota en pedazos por lo que parecía ser un puño humano, alguien había roto el espacio tiempo con sus propias manos como si de algo fácil se tratara.

La tensión se podía cortar con un cuchillo.

Y tan pronto como el portal se agrandó lo suficiente, un ser humano de otra época piso por primera vez... aquel mundo.

Una persona alta, con un aura imperial.

Unos ojos grisáceos, profundos, hipnotizantes, poderosos y conquistadores.

Un cuerpo muy bien desarrollado, una musculatura inigualable, una apariencia y una expresión que intimidarían al mismísimo Dios de todo el universo.

Un humano aterradoramente perfecto.

Con un cabello largo, liso y rubio, recogido en un moño pequeño, y con un collar ciertamente especial que le colgaba del cuello.

Un comerciante... de la compañía Gingko de Hisui.

Un comerciante cruel, un entrenador muy talentoso y experimentado que mató a un número incalculable de personas en toda esta guerra temporal.

Cuando se hizo presente delante de todos los entrenadores, todos y cada uno de ellos, al sentir una presencia tan estremecedora, se les erizó la piel.

Sus corazones empezaron a latir a una alta frecuencia, el aura que emitía ese visitante presionaba a cualquiera que la sintiera.

Sus cuerpos se paralizaron, no era por un poder, el miedo mismo, el terror en su máxima expresión paralizaba todos los músculos de sus cuerpos, ni siquiera con inercia podían moverse.

— "... No puedo... respirar bien.." — pensó Kieran — "El corazón... me late muy rápido"

El entrenador rubio empezó a caminar muy lentamente hacia los tres entrenadores, haciendo resonar por toda la montaña el sosiego ruido de sus pisadas.

— "Puedo sentir... la muerte en este momento, ¿no nos matará por respirar... verdad? ¿No nos matará por mirarle o tan siquiera pestañear...? ¿No nos matará por el simple hecho de solo... existir, verdad?" — pensó Arven, muy presionado y sin poder moverse.

Las pisadas seguían sonando, y se empezaba a escuchar mejor debido a la maldita distancia que ese hombre rubio estaba recortando entre los dos bandos, N seguía arrodillado, con los ojos cerrados, sabiendo quién era.

— "Su aura me agobia... ¿quién demonios es este tipo? Incluso siendo un humano... puedo sentir energía de él... me cuesta respirar, la presión.. es increíble...!" — pensó Calem, con los dientes apretados.

Cuando la persona se detuvo, se arregló el gran fleco rubio que escondía su frente con su mano derecho entera para dejarse ver mejor el rostro. Ahí, todos comprendieron la razón por la que tanto los intimidó, básicamente, porque era el rey de la destrucción.

Volo, emperador de su propio imperio, había acudido a la llamada de N, entrando en esa época para participar por primera vez en la guerra espacio-temporal que él mismo comenzó.

El rubio, finalmente, empezó a separar los labios.

— Muestren más respeto ante la persona superior que se halla delante de todos ustedes — dijo Volo, con una mirada profunda y una voz grave.

Sin rechistar tan siquiera una palabra, Kieran, Arven y Calem se arrodillaron tan rápido como nunca lo hicieron en su vida, se dieron cuenta de que Volo era demasiado persuasivo, como si sus órdenes fueran en realidad decisiones entre morir o vivir.

— "¿¡Es Volo?!" — pensó Arven, el único que podría adivinar quién era de allí — "Esto empeora cada vez más... si no hemos podido contra un solo general, ¿qué vamos a hacer contra el emperador... de todos ellos?" — pensó Arven, tenso y con la mirada baja.

— Quiero apreciarle su generosidad por haber acudido en mi llamado, señor Volo, recordé que recitando aquel Testimonio podría llamarte — dijo N.

— Y yo recibiré esas gratitudes discípulo mío — dijo Volo, muy serio.

— ...

— ¿Pero a qué costo? — serio.

— ...

— ¿Me has llamado solo porque estás insignificantes e inútiles personas te estaban ganando en combate? — viendo con desprecio a los pobres entrenadores arrodillados y asustados por su presencia.

— No... No solo es eso.

Antes de que N pudiera acabar, Volo ya podía sentir en el aire esa presencia abrumadora, cuando volteó su cabeza, vio que, en la cima de una montaña, se hallaba Kyurem Negro, con aquel poder tremendo obtenido de la Maxifruta que N le dio.

— A pesar de mis advertencias te has atrevido a otorgarle uno de nuestros sagrados frutos a tu propia bestia fusionada, ¿eran agallas, o fue un error? — preguntó Volo.

— Fue un error, señor — cabizbajo — Sé que con una sola disculpa no voy a poder recibir su perdón...

— Y tanto que no, has empezado el juicio final de la humanidad en el momento erróneo, todavía el mundo no ha llegado a su fin, no te aceleres — dijo, un poco molesto.

— ¿Usted puede arreglar este problema mundial? — preguntó N.

— ... *suspira* Si, soy capaz, sin embargo ni siquiera para mi será un deber fácil, ese monstruo está por encima de Arceus, es un destructor de mundos, no me será fácil aniquilarlo, y menos sabiendo que era nuestro aliado hace pocos instantes.

— ...

— En fin, perdonad mis modales, hablar con alguien que se halla detrás de ti mientras tienes delante a otra persona es de mala educación — dijo Volo, dirigiéndose con los entrenadores.

— ...

— ...

— ...

Absoluto silencio, los tres entrenadores estaban muy intimidados, hasta el punto que ni siquiera podían pestañear.

— Vaya vaya — dijo Volo, sonriendo levemente — Al parecer, mi presencia es más acogedora de lo que me esperaba.

El rubio se recompuso, respirando profundamente, preparándose para tener paciencia y hablar tranquilamente con lo que tendrían que ser sus enemigos.

— En fin, no tengo mucho tiempo si quiero mantener al mundo entero todavía lleno de vida para la catástrofe que se aproxima, tendré paciencia y os escucharé, ¿tenéis algo que decirme? — preguntó Volo.

El rubio alzó su dedo índice con flojera, señalando a Calem.

— Empezaré por ti, asesino — con una sonrisa demoniaca.

— ... — Calem estaba callado, nervioso y confuso — "¿Como sabe... que soy un asesino?"

N veía con serenidad como Volo se acercó al azabache, y con Kieran y Arven, estos no estaban preparados... para la masacre que el rey de la oscuridad estaba por ocasionar en aquel entonces.

— ¿Porque hacéis todo esto...? — Calem preguntó enojado, dejando el miedo de un lado.

— ¿Qué porque? — dijo Volo, como si no entendiera la pregunta.

— ¡¡¡Cuando maté a mi familia, yo era incapaz de asimilar mis acciones, ya que otro ser me daba la obligación a hacerlo, en cambio todos ustedes tienen la voluntad propia que un verdadero asesino necesita para matar, porque razón sois tan crueles sin ser obligados, porque?!!! — gritó Calem.

— ... No tengo la razón de decir que lo que dices acerca de nuestra voluntad es erróneo, sin embargo, respecto a nuestra obligación desgraciadamente debo decirte que estás equivocado — dijo Volo.

— ¿Qué?

— Nosotros también estamos obligados, niño, nosotros también somos humanos, humanos que nacieron con familia, ¿o acaso crees que los padres de todos los monstruos de este mundo son demonios? pues no, no lo son, los que nos convertimos en demonios somos nosotros mismos, porque somos obligados.

— ¿¡Y entonces qué os obligó?!

— *sonrie* Pues tú.

— ¿?

— Tu y todos los que os rodean, la humanidad es la única especie que crea bandos en este planeta, bandos muy distintos, bandos que luchan y humillan a los otros, bandos que no prefieren la paz, eso es lo que más odiaba, que hubiera gente que, por mucho de tener la oportunidad de vivir en paz, siguiera desencadenando guerras en este horroroso planeta al que llamamos Tierra — dijo Volo.

N estaba sorprendido y confuso, nunca, jamás en su vida, había visto a Volo hablarle con semejante tranquilidad y sosiego a una persona que le hablara sin respeto alguno, era ver cómo si un soldado de un ejército le estuviera gritando a su rey.

— Ah, pero no te olvides del detalle más considerable — dijo Volo — En este mundo, no existen buenos ni malos, los héroes y los villanos son personajes simbólicos y ficticios que aparecen en las historias que los humanos escribimos, pero en la vida real solo existen humanos, humanos que pueden hacer lo que les plazca.

— No sabes ni lo que dices... estás loco — dijo Calem.

— ¿Perdón? — frunciendo un ceño.

En ese momento, Calem se dio cuenta del error que cometió, y fue el mismísimo Volo quien se lo corrigió para humillarlo.

— Hay algo que me ha provocado un pequeño picor en el cuerpo, y ese algo es la asquerosa forma en la que te estás dirigiendo hacia mi — dijo Volo.

— "Mierda..." — pensaba Calem.

— Me has hablado con el tono de voz más alto que el mío, luego te dedicas a insultarme, ¿quién te crees que eres? — dijo Volo, con una mirada asesina — Yo soy un ser inevitable, irrelevante, un ser por encima de toda la humanidad, y con toda la gloriosa dignidad que tengo, podría decir que tengo el derecho a castigar a quien no entienda esas características.

— No... espera... — dijo Calem, asustándose.

— Te niegas al futuro incierto que le espera a este mundo, mereces la muerte — dijo Volo.

— ¡NO, ESPERA! — dijo Calem, aterrorizado.

El entrenador puso su frente al suelo, dando a entender a Volo que ahora sí que lo estaba respetando, como si hubiera sido sucumbido de una manera mucho más eficaz y rápida.

Kiera y Arven, obviamente, estaban también aterrorizados, atemorizados por lo que Volo podría hacerle al azabache, N también se encontraba raro, estaba recordando piezas de su pasado, por alguna razón.

— Prometo que nunca le faltare el respeto señor, ¡no quiero morir! NO QUIERO MORIR! Lo único que quiero es tener una vida larga, le suplico que me deje vivir!!! Le suplico que me perdone y me deje retirarme de esta guerra, por favor!!! — dijo Calem, empezando a llorar.

— ... — observándolo.

— ¡SE LO SUPLI-

— Levántate — interrumpiéndolo.

— ... — abriendo los ojos ante lo dicho.

— ...

Calem, atemorizado, empezó a levantarse muy lentamente, poniendo un pie en el suelo, luego el otro, y cuando se levantó, encaró al demonio que se hallaba delante de él.

Y cuando tuvo el primer contacto visual con él, se dio cuenta de que también iba a ser el último.

Muy rápidamente, a la velocidad de un pestañeo...

Volo cortó por la mitad a Calem con una sola mano.

El movimiento fue tan vertiginosamente veloz que ni siquiera se pudo presenciar el movimiento del rubio, parecía no haber movido ningún músculo para hacer semejante atrocidad.

Las vísceras, los intestinos, los órganos, y toda la cantidad de sangre que salió del gran tajo, se dispersaron por el césped, manchando de sangre a Arven, que era el entrenador que estaba arrodillado al lado.

Kieran y Arven experimentaron un estado de shock, habían partido en dos a Calem, le había cortado todo el intestino como si le hubiera propinado un corte con un mandoble.

El terror y el miedo crecían cada vez más, hasta el punto que era mejor estar muerto, un infarto por paro cardiaco era hasta posible en aquel momento para los pobre amigos de Adaman.

Volo separó la cabeza de Calem de su cuerpo como si de un muñeco de trapo se tratara, no tenía piedad. Ya no la iba a tener con nadie, exceptuando a sus queridos aprendices.

Jugando con la cabeza decapitada del azabache que salvó a Kieran, Volo la tiró muy lejos de allí, cayendo por el acantilado de la montaña. Una muerte totalmente atroz, que solo él era capaz de hacer.

Con N, por extraño que parezca, este también estaba parapléjico, Volo era muy malvado, y se lo había demostrado.

Por alguna razón, N, al haber escuchado al asesinado Calem decir que no quería morir le había deprimido un poco, porque recordó exactamente que eso fue lo que dijo al quedarse sin nadie que lo cuidase cuando sus padres finalmente lo abandonaron por mudanza, abrazando a su debilitado Zorua, que estaba en las mismas condiciones que él.

El peliverde se sentía melancólico, pero intentó ignorar ese detalle y ocultarlo.

— Tu eres el siguiente — dijo Volo, dirigiéndose... a Arven — Si estás arrodillado entonces quiere decir que todavía no estás dispuesto a perder la vida, ¿tienes algo que decirme?

Kieran cerró los ojos, no quería oír, no quería ver, no quería saber nada acerca de lo que podría pasarle a Arven, la impotencia de no poder hacer nada para defenderse lo hizo sollozar, rezando por la vida del rubio.

Arven, muy asustado y sin saber qué decir, respirando con dificultades y viendo sus manos apoyadas en el suelo, no pudo contestar a la pregunta del emperador por el miedo a acabar de la misma manera que Calem, hecho pedazos.

— ¿Me estás ignorando? — preguntó Volo, con un tono de voz que aterra.

— No Volo, no te ignoro... ¡pero... si estoy del lado de Adaman y no en el tuyo es porque algo no estás haciendo bien...!

— Soy consciente de ello Arven, sé que no estoy haciendo algo bien, y es eso lo que me parece una forma placentera de vivir, siendo diferente, pero supongo que una persona cualquiera como tú, una persona sin padres, inútil e inservible, no podrá entender eso — dijo Volo, con una sonrisa.

— ... — empieza a llorar silenciosamente.

— ¿Oh, qué sucede, acaso te sientes triste por haber nacido? Pobre hombre... de seguro tus padres estarán haciendo salir de sus bocas esas horribles carcajadas que tú tanto deseas que no hayan, riéndose de ti, desde el abismo más profundo del infierno mismo — dijo el rubio, con una sonrisa demoniaca.

— ¡VETE A LA MIERDA! — dijo Arven.

Kieran y N cerraron los ojos, pensando que Arven ya habría sido asesinado, pero no, no había rastro de él, estaba huyendo, descendiendo por el monte, estaba completamente asustado y aterrorizado.

— ¡NO QUIERO MORIR... no quiero morir...!! — dijo Arven, entre lágrimas, tosiendo al estar corriendo, con frío, con sufrimiento.

Volo lo veía marcharse, con una sonrisa diabólica, sabiendo que de sus garras él ya no podrá escaparse.

— "¡Mamá.. papá... por favor, no quiero morir, quiero tener la oportunidad de disfrutar la vida de la manera que ustedes no me pudieron ofrecer, NO QUIERO MO-"

Los pensamientos de Arven fueron interrumpidos al sentir el horrible ruido que hace una capa de carne al romperse, luego de un seguido derrame de sangre que cae en gotas repetidas veces por el suelo.

Sin saber que sucedía, el rubio empezó a sangrar por la boca y por los ojos, cuando bajo su pánica mirada, se dio cuenta del horror absoluto: Un filo rojizo y brillante, con una punta muy peligrosa, había atravesado toda su espalda, creando un hueco y saliendo por el otro extremo del vientre, había sido atravesado.

— *en shock, sin poder hablar, desangrandose*

Ese objeto afilado era un ala con forma de tentáculo que provenía del portal, había una bestia asesina al otro lado de este, que todavía no se había hecho presente en aquel mundo, Giratina.

Volo empezó a caminar lentamente en dirección al detenido amigo de Adaman, ahora al borde de la muerte, aplastando con sus pisadas los órganos de Calem, manchándose de su sangre.

Kieran, al ver el estado en el que Arven estaba, empezó a llorar en silencio, se iba a morir, y con Volo allí, nada lo impediría, ese día, nuestro pobre entrenador azabache vería el infierno, y Volo... Volo era el demonio de aquel infierno.

Al ver el pánico y le desesperación de los que hace pocos instantes eran sus enemigos, N también empezó a llorar. No entendía el porqué, si era por el aura tan maligna que Volo tenía, que hacía quebrar el corazón de cualquier humano con sus malvadas acciones sin importar que, o si era porque podía ver la similitud de esas desesperadas palabras con las que él decía cuando era un niño maltratado.

Lo único que podemos decir de este momento es que, viendo como hasta el mismo general de este también está llorando, Volo ha demostrado ser el humano más malvado de la historia. Un demonio encarnado y condenado a vivir.

Cuando Volo agarró el cuello de Arven, este lo levantó con su fuerza sobrehumana, sacando el ala ensangrentada de Giratina de su estómago.

Arven, sin poder hablar, recordando lo que le dijo Adaman, pensó por última vez, despidiéndose de su malograda vida.

"Gasta tus últimos alientos en descubrir que te puede llevar a una vida alegre, eso es lo único que me queda por decirte, Arven — dijo Adaman"

— "Padres, Adaman, ahora que veo esa luz al final del túnel, me doy cuenta de que podría conseguir esa oportunidad..." — pensó Arven, sonriendo — Reencarnaré en una vida mejor y me encargaré de haceros las personas más felices del mundo, o mejor dicho, hacernos la familia más alegre de la historia... es mi promesa" — cerrando los ojos.

El emperador lo agarró por la cabeza, preparado para matarlo.

— "Mamá, papá, ya voy con ustedes".

Volo estampó la cara de Arven contra una roca, rompiéndole el cráneo, y luego de mancharse de su sangre, volvió a estrellar su rostro contra el muro repetidas veces, hasta romper su mandíbula, todos los huesos de la cara y hacer el cadaver irreconocible.

Kieran cerró los ojos, escuchando los doloroso crujidos de huesos que confirmaron la muerte fatal de Arven.

Volo tiró el cadaver de Arven lejos de allí, rodando el cuerpo por la pendiente, la roca contra cual lo estampó estaba manchada de trozos de carne y sangre de lo que una vez fue el rostro del rubio.

Lo mató, Arven murió.

N bajo la cabeza, evitando que Volo pudiera hallar la verdad y viera sus lágrimas, sin embargo el pobre general no sabía que el rubio ya lo había visto sollozar, pero no le importaba, entendía perfectamente porque lo hacía.

Volo, volviendo a expresar un rostro y una mirada seria, se metió las manos manchadas de sangre en los bolsillos y empezó a caminar en dirección al destrozado Kieran.

Kyurem estaba invocando una tormenta eléctrica y congelante que sumiría en un caos eterno a la comarca en tan solo la medida de un minuto.

Volo debía darse prisa, matar a Kieran y detenerlo antes de que el mundo se acabase.

— Quedas tú joven, apúrate y di lo que tengas que decir, a tu querido planeta no le queda mucho tiempo de vida — dijo Volo, serio.

— ...

— Tienes un minuto, siéntete afortunado, eres la primera víctima a la que le pongo tan larga cuenta regresiva.

Kieran, ignorando lo que Volo le decía, pensaba en su familia.

Y en lo mucho que podría haber disfrutado la vida con ella si no se hubiera convertido en entrenador, le dolía, le dolía aceptar que, si no hubiera decidido perseguir sus ideales, podría haber tenido un vida pacífica. Pero no, ahora iba a morir, de una forma lamentable y dolorosa.

De tanta impotencia, Kieran empezó a llorar, cerrando con fuerza sus ojos y apretando los dientes como barrotes, maldiciendo todos sus errores, maldiciéndose de no cumplir la promesa de su hermana, maldiciéndose... de no ser lo suficientemente capaz.

Y que iba a hacer el pobre Kieran, dar cara sin Pokémon legendarios contra el entrenador y humano más poderoso del mundo podía sonar absurdo, lo único que le quedaba... era aceptar su destino.

— No quieres morir — dijo Volo — Pero tienes el coraje suficiente para no gritarlo ni suplicar por ello, te lo aprecio.

— ...

— Tu tiempo de vida a caducado, despídete de ella, Kieran — dijo Volo, cerrando el puño.

El azabache volvió a cerrar los ojos, esperando ser asesinado bajo la tremenda fuerza del emperador, arrepintiéndose de todo lo que hizo, y deseando haber tenido una segunda oportunidad.

Sayonara — dijo Volo, con una mirada asesina.

El rubio levantó el puño para romperle la cabeza a Kieran de un solo puñetazo, dispuesto a acabar con la maldecida vida de este pobre entrenador de la Academia Arándano.

Sin embargo... cuando Kieran abrió las pestañas, se dio cuenta de que seguía vivo. El puño de Volo se había detenido a tan solo un centímetro de su frente, un poco más, y el pelinegro ya se habría ido de este mundo.

Lo que sucedió era que el emperador de la compañía Gingko había detenido su ataque ya que había avistado un resplandor a lo lejos, en Villa Versui, un resplandor verdoso y que le pudo cegar un poco la vista a una persona desarrollada como él.

Cuando Volo entró en consciencia de lo que era ese brillo, se recompuso.

Y luego de pensarse muy bien algo, el hombre rubio se agachó para estar a la altura del arrodillado azabache. Algo había cambiado.

— Dime Kieran ¿tú quieres vivir, verdad? — preguntó Volo, sonriendo.

— ... ¿Uh? — alzó la cabeza.

— ... — esperando su respuesta.

— ¿Porque preguntas eso...?

— Digamos que... algún ser omnipotente me ha dado un mensaje, un mensaje para ti y para mi — le acaricio el pelo — Por eso necesito saber algo, ¿si te dijera que... con tan solo relatarte el secreto más importante y a la vez horroroso que tú puedas escuchar podría cambiar tu vida y darte una segunda oportunidad, tú me creerías?

— ¿Secreto...?

— Así es, joven, un secreto — afirmó — ¿No te parece una palabra muy poderosa y curiosa?

— ...

— Tu has nacido para perseguir lo que más amas, no puedes maldecirte ni arrepentirte por ello, muchos humanos nacen así, y no es nada malo, ni para ti, ni para nadie — explicó Volo — Por eso, que quieras ver con tus propios ojos a Ogerpon y poder atraparlo no te dañaría tu reputación en absoluto, ¿me entiendes?

— ... ¿Cómo sabes que-

— Guarda silencio, solo te daré la palabra cuando me asegure de qué lo entiendas todo — dijo Volo.

— ...

— Adaman es una persona muy especial, es alguien que puede convertirse en tu amigo sin siquiera preguntártelo, para el punto de vista de la humanidad, es un buen humano — dijo Volo — Sin embargo, detrás de la luna se halla el lado más horrendo y oscuro, y Adaman, al menos para mi, es esa luna.

— ... "¿A que se refiere...?"

— Una persona que se negaría a perder la amistad de los demás, por mucho que se lo merezca — apretando los puños — Te lo diré algo y claro Kieran, Adaman es un demonio como yo, un demonio que, a diferencia de mi, oculta su identidad, como un lobo que se disfraza de cordero.

— ...

Sin pensárselo, Volo reveló la verdad.

Adaman capturó a Ogerpon tres meses atrás — dijo Volo.

— *impactado* ¿Qué...?

— Levántate Kieran, y observa...

El entrenador se levantó con dolor, viendo junto a Volo aquel bello resplandor de Villa Versui.

— ¿Ves ese punto brillante? — dijo Volo.

— Si...

— Ese punto representa todo el esfuerzo en vano que hiciste para llegar hasta aquí, representa todo el daño que recibiste, representa tu sueño, tu deseo, tu pasión y tu dignidad, ese punto que brilla es Ogerpon, entiéndelo Kieran, ¡entra en consciencia y asimila el error de Adaman! — dijo Volo, colocando una mano en el hombro del azabache.

— Adaman... me mintió... — dijo.

— Exacto, y no solo a ti, Adaman os ha mentido a todos, ¡él no es el futuro, él no es nada, él es alguien que os utiliza! — dijo Volo, con una sonrisa demoniaca.

— ... — cabizbajo y deprimido.

— ¿Lo entiendes ahora? Adaman nunca fue tu amigo, es tu enemigo, es nuestro enemigo, de la raza humana — dijo — Así que no bajes la mirada, eres tú la única persona que puede comprender sus errores, los demás no, porque Adaman y su maldito Pokémon singular ya los han hipnotizado, alégrate y toma esto como una segunda oportunidad, un segundo punto de partida.

— ...

— Tu silencio me indica que no estás en contra de lo que te digo, eso me gusta, me da un buen sabor de boca — sonriendo.

Del portal espacio-temporal, una energía maligna y de color magenta empezó a desplazarse al ritmo del viento hacia donde estaba el hermano de Carmine.

Está terrorífica aura poseedora empezó a rodear el cuerpo de Kieran, adentrándose en su piel, sus emociones y su mente.

Los ojos de Kieran, de los cuales ya no había rastro aquel bello brillo, tomaron un color magenta, que recordaba al color que el infierno interno puede tener. En sus llamas, en sus tierras, en sus demonios. Un color diferente al de los otros generales, el color del destino.

— Ahora, contesta esa pregunta Kieran, contéstala bien, luego de asimilar la verdad detrás de todo lo que ocurre a tu alrededor — dijo el rubio — ¿Tienes ganas de vivir?

— ...

Todo se hizo silencio, el entrenador pelinegro, con una expresión de disgusto y odio, decidió tirar al vacío los arrepentimientos, el sufrimiento, la preocupación, y el amor. En aquel mismo momento, Kieran tomó su segunda oportunidad, por un futuro incierto, para él, para él y para la humanidad entera.

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— Si, señor Volo, quiero vivir.

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Muertes en total de esta última ronda: 3

Aoi, Calem y Arven.

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Fin del cap.

El combate continúa...

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