05. PORQUE VAL ODIA D&D

VAL DIRIGIÓ A STEVE A REEFER RICK'S mientras lo metían en la parte trasera de su camioneta como un muñeco de trapo. Tenía las rodillas tan cerca del pecho que podía sentir los huesos del muslo presionando contra las costillas. Finalmente, Steve redujo la velocidad hasta detenerse frente a la casa de Rick. En el momento en que las ruedas dejaron de girar, Max abrió la puerta trasera y ella y Val salieron.

—¿En serio?—le preguntó Max a Robin—¿Tuviste que dejar un asiento entero libre para el uniforme de tu banda?

—Uh, sí—dijo Robin con irritación—No quería que uno de ustedes dos lo aplastara con sus traseros.

Val se burló—Sí, Dios no lo quiera.

Había caído la noche durante el viaje hacia Lover's Lake. Por suerte Dustin se había preparado para cualquier cosa y sacó de su mochila cinco linternas. Todos hicieron clic en ellos al mismo tiempo. Robin se quemó directamente en los ojos de Val.

—¿En serio, Buckley?—ella gimió, protegiéndose los ojos.

—Ups—dijo Robin tímidamente, bajando la luz hacia el suelo.

Dustin fue el primero en tocar el timbre. No hubo respuesta, Val puso los ojos en blanco y se hizo cargo. Ella movió el pomo de la puerta. Cuando nada cedió, lo sacudió con más fuerza.

—Ese imbécil me dejó fuera—murmuró. Sus ojos se posaron en el columpio del porche y se acercó a él, tirando las almohadas detrás de ella para buscar la llave de repuesto debajo de ellas—Y tiene el repuesto. Genial.

Dustin comenzó a golpear la puerta—¡Eddie!—gritó a través de la madera—¡Eddie, soy yo! ¡Dustin! ¡Eddie! ¡Solo queremos hablar! ¿Alguien? ¡Reefer Rick!

—No grites—siseó Steve, mirando a su alrededor.

Dustin continuó gritando mientras el resto de ellos rodeaban el perímetro de la casa. Val probó todas las ventanas en busca de una entrada, pero ninguna se movió. Reefer Rick debe haber estado preparado para cualquier intruso.

—¿Hola, chicos?—llamó Max. Val corrió hacia donde había estado mirando. Su linterna apuntaba a una casa colina abajo, justo al borde del lago. Una luz encima de la puerta estaba encendida. Max miró a Val—¿Alguna idea?

—Él ya nos habría dejado entrar si estuviera en la casa principal—respondió ella en voz baja. Ella se encogió de hombros—Quiero decir, no estaría de más intentarlo.

Un pensamiento le hizo cosquillas en el fondo de la mente, ¿Y si ya lo hubieran atrapado? Y su estómago se retorció de preocupación.

Luego quiso darse una bofetada por preocuparse por Eddie Munson.

El grupo descendió la colina, lentamente por si el barro decidiera hacer tambalear su equilibrio y derribarlos colina abajo. Val casi perdió el equilibrio una vez, pero Max estaba allí para estabilizarla.

Cuando llegaron al cobertizo para botes, Robin abrió la puerta con un chirrido y comenzó con un simple 

—¿Hola?

No hubo respuesta, así que se dispersaron por el cobertizo para botes, buscando por todas partes cualquier lugar donde Eddie pudiera haberse escondido. Val probó algo parecido a un armario cercano, pero lo único que había dentro eran un montón de chalecos salvavidas. Ella susurró una maldición y cerró la puerta de golpe.

—Oye, Val, cálmate—dijo Steve—Estoy seguro de que tu novio está por aquí en alguna parte.

—No es mi novio—respondió ella en un murmullo, pero Steve se había interesado en el bote que flotaba en el muelle con una lona cubriéndolo. Golpeó la lona con un remo una vez, luego dos veces, y luego lo repitió varias veces. Val la hizo rodar. ojos—Oye, tonto, obviamente no está ahí.

—Podría estarlo—respondió Steve en el mismo tono que ella había usado.

Max enfocó su luz sobre la basura de dulces recién desenvuelta—Alguien estaba aquí.

Robin miró los envoltorios con curiosidad.—Tal vez nos escuchó—dijo—Se asustó y corrió

—No te preocupes—dijo Dustin—Steve lo atrapará con su remo.

—Ja ja—Steve se burló, deteniendo su golpe de lona para señalar con un dedo acusador a Dustin—Sé que piensas que estás siendo gracioso, Henderson, pero considerando el hecho de que casi todos en esta sala casi han muerto mil millones de veces, personalmente, no lo encuentro gracioso en lo más mínimo.

Val volvió a poner los ojos en blanco y le arrebató el remo de las manos. "Estás haciendo esto cien veces más difícil de lo necesario. Solo quita la maldita lona de—"

De repente, una figura surgió del bote, se quitó la lona y llevó un remo roto con un borde dentado al cuello de Val y la obligó a retroceder contra la pared. Cuatro linternas enfocaron sus rayos hacia la escena; Val parpadeó contra la intensa luz, pero una vez que sus ojos se acostumbraron a ella, se dio cuenta de que el rostro a pocos centímetros del suyo era el de Eddie. Ella soltó un suspiro de frustración. Sus manos se cerraron en puños y le empujó por los hombros.

—Jesus, Munson—murmuró—No estoy aquí para procesarte. Puedes guardar el remo letal.

—Oh, Dios mío—exhaló Eddie, dejando caer el remo—Dios, Valerie, nunca he estado más feliz de verte.

Su rostro todavía estaba a una distancia de la nariz. Podía sentir su respiración contra su piel. Finalmente, pareció darse cuenta de lo cerca que estaban y retrocedió para echar un vistazo al resto de las personas con las que ella había regresado.

—Te traje un amigo—dijo, señalando a Dustin—Y su novia, o algo así. Y luego Steve Harrington, porque le gusta estar en todas partes. Y Robin. Ella está en la banda.

Eddie miró con curiosidad a la multitud de personas. 

—¿Les contaste a todos lo que pasó?

—Se lo dije a Max.

—¿Qué pasa con el resto de ellos?

Steve levantó una mano.—Uh, yo, por mi parte, no tengo idea de por qué estoy aquí. Solo era el chofer.

Robin lo señaló.—Sí. Lo mismo.

—Eddie—dijo Dustin, moviéndose hacia él lentamente como si fuera un animal salvaje que necesitaba ser domesticado—Sólo queremos hablar. ¿Está bien?

—Val ya nos contó lo que pasó—dijo Max, siguiendo a Dustin—Pero queremos escuchar el resto de ti. Lo viste todo".

Eddie sacudió la cabeza, mirando algo que el resto de ellos no podía ver. 

—No hay mucho más que contar—dijo con sinceridad, moviendo su mirada para encontrarse con la de Val—Quiero decir, si ella ya te contó lo que vio, entonces eso es todo.

La mandíbula de Max se torció.—¿Chrissy estaba actuando... raro o algo así, antes de entrar en trance?

Frunció los labios y luego dejó escapar un profundo suspiro. 

—No lo sé, hombre. ¿Cómo actúan normalmente las porristas como Chrissy Cunningham? Ella fue dulce, educada, me preguntó por mi tío... luego regresé a mi habitación para buscarle el Special K, y...

—¿Chrissy Cunningham quería Special K?—preguntó Steve, pero luego frunció el ceño y asintió ante las miradas de Dustin y Max. "Bien, definitivamente no es el momento."

—Regresé de mi habitación porque ella se había quedado muy callada—continuó Eddie—Y ella simplemente estaba... parada allí. En su trance. Saludé frente a su cara, aplaudí, la estreché los hombros... pero nada. Fue entonces cuando apareció Valerie.

—Y todo se fue a la mierda—murmuró Val, frotándose los ojos con las manos—Ahora Chrissy está muerta y la policía cree que fue culpa de Eddie. Es sólo cuestión de tiempo antes de que mi nombre también salga a relucir. Esta mierda está condenada al fracaso.

—Dios—dijo Steve—Realmente eres emo.

—Dudar—Dustin se golpeó el pecho—Callarse la boca.

—Escuchen—dijo Max a Val y Eddie—Sé que lo que vieron con Chrissy debe haber sido malo...

—Peor que malo—interrumpió Dustin, asintiendo con comprensión—Pero sabemos de dónde vienes. Y no creemos que estés loco, ninguno de los dos.

—¡No me mientas, hombre!—gritó Eddie—Sé cómo suena esto.

Val se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared del cobertizo para botes, bajando la mirada al suelo y sacudiendo la cabeza con desconcierto. 

—No te están mintiendo, Munson. Si Max no me hubiera creído, no me habría arrastrado hasta Dustin, quien no habría ido hasta aquí sólo para poder hablar contigo. Saben que estamos diciendo la verdad.

—Además, ¿Qué clase de monstruo enfermo inventaría una historia como esa?—Steve añadió con genuina duda.

Robin lo miró fijamente—No estás ayudando.

—Miren, muchachos—comenzó Dustin. Es cierto que su intelectualidad sorprendió a Val; no esperaba que el pequeño estudiante de primer año que jugaba a Dragones y Mazmorras con Eddie fuera tan inteligente—Lo que estoy a punto de decirte puede ser un poco... difícil de aceptar.

Val y Eddie compartieron una mirada cautelosa—Bueno..

—¿Sabes que la gente dice que Hawkins está maldito?—preguntó Dustin—Bueno... no están muy lejos. Hay otro mundo. Un mundo escondido debajo de Hawkins. Y a veces... se fusiona con el nuestro.

—¿Cómo fantasmas y esa mierda?—murmuró Eddie.

—O, como... ¿hombres lobo?—añadió Val.

—Hay algunas cosas—dijo Max—Peores que los fantasmas. O los hombres lobo.

—Estos monstruos, de este otro mundo—continuó Dustin—Pensamos que se habían ido. Pero ya habían regresado antes. Por eso necesitábamos hablar con ustedes dos, porque si regresan, necesitamos saberlo. 

—Esa noche— dijo Robin—¿Viste algo? ¿Partículas oscuras, tal vez?

Val miró a Eddie, tragándose los nervios y sacudiendo la cabeza. 

—No, no había nada que pudieras ver. O, eh... o tocar. Nada que pudieras hacer.

—Lo intenté—dijo Eddie, con la voz temblorosa—Traté de despertarla. No podía moverse. Era como si... estuviera en trance.

—O bajo un hechizo—Dustin exhaló, como si se le hubiera ocurrido una idea—Una maldición.

Eddie arqueó las cejas—¿C-crees que esto es Vecna? ¿De D&D?

—Espera—interrumpió Val—¿todo esto es solo un monstruo de tu juego de fantasía?

—Podría ser—dijo Dustin—No sería la primera vez.

Val se pasó las manos por la cara y sacudió la cabeza, incrédula ante la absoluta ridiculez que ocurría a su alrededor. 

—Qué maldita broma.

De una manera que Val ya sabía que era verdadera y genuina como Steve Harrington, sacudió la cabeza y dijo:—No, no, es bastante serio.

Val se limitó a mirarlo.—Wow. Muchas gracias por decirme eso. Realmente lo aprecio.

Steve se encogió de hombros.—Ya sabes... de nada.

Dustin tuvo que impedir que Val se lanzara hacia él.