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CONTINUAMOS.
Sus ojos reaccionaron con el primer sonido que sus orejas captaron, su pelaje de repente se esponjo al sentir su cuerpo fresco y cosquilloso, los rayos del inmenso sol empezaron hacer una molestia para sus ojos.
Entre gruñidos se movía por un lado de la cama para intentar volverse a dormir con la comodidad que lograra encontrar entre las sábanas, pero lo que conseguía era el tacto de su pelaje calentándose.
La sabueso ya se levantaba del sueño empezando abrir con flojera sus ojos adormecidos, dándose cuenta que el día ya se notaba, los sonidos provocados por el exterior empezaban a levantar a todo aquel siguiera durmiendo.
Bajó muy confundida la mirada para verse a medio cuerpo, sus piernas adoloridas, su pelaje estaba del todo alborotado, y no faltaba un mal dolor.
Estando sentada sobre la cama, Loona empezó a quejarse de incomodidad y dolor, proviniendo de su parte trasera. No podía negar que lo que había cometido anoche con su amigo había sido una pérdida.
Lo que se preguntó era sobre su amigo, ¿en donde estaba?.
Mucho antes de volverse a recostar en la cama se percató que la puerta se abrió de manera inmediata, por el agujero de la puerta notó un abdomen casi marcado mostrando una vestimenta corta.
Viendo cómo su amigo entraba a la habitación con la mirada distraída y sin alguna reacción, el hombre había supuesto que Loona seguía durmiendo por lo cual podía entrar y salir sin problemas del tener que estar viéndola.
— ¿L-Loona?.
Preguntó confuso al notar a la sabueso sentada con las sábanas cubriendo de su cuerpo.
— ¿Por qué estas despierto tan temprano? — le preguntó con un tono molesto, volviéndose a recostar en la cama.
— Loona, ya perdí la costumbre de dormir con una chica desnuda y... suculenta.
Fue su respuesta mostrando en sus mejillas y fuerte sonrojo.
Ciertas palabras halagadoras para la sabueso sobre su aspecto físico, si sabía que estaba desnuda pero ya había tomado la decisión de cambiar cosas en su relación con el hombre, ¿Por qué no habría más confianza en ellos?.
Loona, río torpemente mientras se levantaba de la cama dejando las sábanas aún lado para ponerse en frente den hombre, obligado a tener contacto visual con su amigo, y para evitar escenas sexuales. No tener que bajar la mirada.
— El hombrecito ya se hizo el fuerte, como si no me hubiese cogido el trasero anoche — exclamó muy desafiante, dándole una fuerte palmada a su amigo.
— Y la sabueso quiere ser la dominante cuando ni siquiera sabe provocarme.
No dijo nada más al comentario del hombre, más bien se echó a reír por lo que estaban haciendo estos dos ahora, Loona volvió a sentarse en la cama como si tuviese que quedarse a dormir nuevamente.
Pero la mañana ya no podía volverse más tranquila, Loona fue presenciando a su amigo tomar ambas maletas que había llevado y ver cómo sacaba en una de ellas prendas.
— ¿Y tu qué?.
— Cámbiate, tenemos que irnos de aquí dentro de un rato — dijo sin verla, sólo metía sus cosas dentro de su maletero.
Loona se quedó confusa al escuchar tales palabras, si ya solo les quedaba un día pero no era aún el momento de irse así nada más, la sabueso ya aclamaba por tener su comida servida pero ni siquiera eso tenía.
Loona tomó su poca prenda que tenía a su alcance y se cambió.
Se preguntaba el motivo de su retirada tan temprana.
— ¿A que se debe?.
— Es una larga historia, vamos. No te gustaría estar aquí más tiempo.
No entendió nada, pero era seguirle la corriente o quedarse pensando en la cama.
Loona tomó apenas el traje que le estuviese a su alcance, el hombre ya metiendo sus últimas prendas en su maleta, volteo a ver a su amiga pensando que ya estaba lista pero lo único que se topó fue la viste del cuerpo desnudo de Loona.
Esa noche había cambiado su relación entre ambos en serio.
Acabando ya ambos de alistar sus cosas, Loona y ___ bajaron inmediatamente a la sala donde pudieron percatarse que ahora habían ya personas dentro de la mansión moviendo y sacando cosas.
Loona noto que los que tocaban las cosas de, Stella. Eran sabuesos, portando cada uno un simple disfraz de humanos, aparentando ser como su amigo, pero eso no explicaba del porque se estaba retirando tan repentinamente.
El hombre salió de la mansión y con ella su amiga también le siguió el paso, Loona miraba que en la furgoneta donde habían llegado, estaba siendo espectada y arreglada por unos cuantos trabajadores de la mujer adinerada.
— ¿Qué putas está pasando?
Preguntó Loona ya muy molesta al no tener explicaciones de su amigo, aunque estuviera enojada con su amigo, no se iba poner a pelear.
A los pocos minutos se presencia que por las escaleras bajaba una mujer de tamaño alto y de vestimenta blanca y rosada, se trataba de la misma Stella esta vez teniendo ya puesto su traje de humana.
Dejando a la sabueso aún más confusa de lo que estaba al ver tanto.
— Pues mis trabajadores informaron que a unos kilómetros de aquí se están dirigiendo más de esas mierdas. ¿Por qué putas no paran de joderme?
Se refería a los hombres de traje negro, tal parecer alguno había logrado delatar el hogar de la mujer, todo tenía aspecto que había acabado pero el peligro solamente se tranquilizó por unas cuantas horas.
Al instante, el grupo de sabuesos se apartaron abriendo paso a la furgoneta que había logrado ser reparada, el motor no había sufrido tanto daño, solo debieron quitarles las llantas y darles unas mejoras.
— Podrá aguantar — Exclamó uno de ellos, acercándose a la sabueso — Chiquita, déjame decirte que fue todo un honor haber arreglado tú motor.
Guiñó el sabueso colocando su mano al rededor de las caderas de la sabueso.
— Gracias.
Dijo con enojo el hombre, apartando la mano del sabueso de las caderas de Loona.
Su amiga rodó los ojos, tomando las llaves del auto que cierto sabueso tenía en manos, para tomar la mano de su amigo y sus maletas ya listas, era hora de irse del lugar.
Ambos quedaban con expresión de enojo al tener que irse tan repentinamente, pero si se quedaban. Iban a tener que pelear y la última pelea que tuvieron, solamente los dejo con la pena que podría pasar algo más adelante.
Stella, se acercó a ellos para brindarles una cálida sonrisa a ambos y darles una palmada en sus hombros, tan animada y juguetona se dirigió a la pareja de amigos.
— ¡Gracias...! Me dieron lo que buscaba hace mucho tiempo, amistades con las que pudiera llevarme bien.
Stella tomó el mentón del hombre con brusquedad y con tono fuerte le dijo.
— No pares de cogerte esa cosa peluda, nadie te va dejar preñarle el vientre en cualquier casa.
Fue lo último que dijo, pasando a retirarse de la entrada de su puerta, juntos a sus trabajadores que extrañamente despedían a Loona, simulando tirarle sus besos.
La pareja de amigos se voltearon a ver, sintiéndose con vergüenza al escuchar tal comentario fuerte. De ahora en adelante la pareja de amigos estaban solos, debían de alejarse lo más pronto posible.
No debían caer en manos del gobierno, a Loona le esperaría un pésimo final.
Hace un par de horas que Loona junto a su amigo se habían marchado de la mansión de, Stella. El camino tal vez iba a ponerse un poco largo para ambos, tenían que buscar un buen sitio oculto de las personas que fueran a buscarlos y sobre todo para ocultar la llave hacia el infierno.
Loona venía conduciendo con la cabeza llena de imágenes, siendo más claros con la acción que había tenido anoche con su amigo, ya habían pasado ocasiones donde podía sentirse atraída por el.
Que pensaría su amigo si supiera que ella ahora se sentía atraída por el, su físico, su carácter, su notó de voz, su cabello, al parecer todo eso lograba atraer a la sabueso.
Loona no era la única que llevaba esas opiniones en su cabeza, ___ se había estado imaginando también todo lo que había ocurrido anoche en la cama, aunque ya se sabía que el hombre sentía una atracción por la sabueso desde hace ya unos días.
Era tan confuso estás muestras de afecto, cualquier señal que la chica pueda hacer la llegas a confundir con otras cosas. Aunque Loona ya se mordía los labios por lo que había echo anoche con ___, sabía que no podía hacerle creer al hombre que le gustaba.
Aunque fuera cierto.
A medida que se alejaban del sitio, más adelante notaron un pequeño camino de piedra, adentrado a lo más profundo de los árboles, Loona prefirió tomar ese camino en caso de que aún les faltara mucho para buscar un lugar en silencio.
Le indicó a su amigo que tomaría ese camino y no tubo ningún problema con ___.
Lo molesto del camino era que provocaba mucho movimiento a la hora de pasar sobre la piedras, el auto no estaba en buenas condiciones para ser sacudido.
— ¿Puedes tomar el volante...? Estoy algo mareada. — de repente la sabueso hablo queriendo cambiar de lugar con su amigo.
— Si.
Loona dejo el auto en medio del camino, quitándose el cinturón y se hizo aún lado para dejar a su amigo pasar, el hombre apenas si tomo asiento sobre donde había estado Loona, el tacto del asiento estaba realmente caliente, la parte del asiento estaba muy hundido y a los costados se notaba las figuras que marcaban los muslos de la sabueso.
— Carajo, el asiento ahora tiene calefacción - murmuró ___, empezando a manejar el auto.
— ¡Ja! Tu asiento está chiquito, no tienes nada de cadera amigo.
— Bueno, no soy una enorme criatura con un trasero de sobra, por cierto. Este camino ya parece que se esta acabando.
Ambos se quedaron viendo al frente donde notaron el tamaño de una enorme roca, el camino al parecer había terminado en ese mismo lugar, no había nadie cerca.
Ni siquiera parecía un sitio donde personas pudieran andar caminando cerca de donde estaban, el hombre sabía que Loona era la que podría abrir el portal, recordaba los símbolos, todo lo que llevaba en esa página de la hoja.
Antes de bajarse del auto, Loona tomó fuertemente el brazo del hombre mucho antes de bajarse.
___ volteó a verla sin saber porque el lo detuvo.
— ¿Que?.
— ¿No quieres hacer algo antes de bajar al infierno...? Creo que tenemos un poco de tiempo antes de escuchar las estupideces de mis padres.
— Mierda, olvide que tus padres van a matarme por haberme ido así nada más - bufó con sus ojos desviados al suelo.
— Nah, tranquilo guapo, yo hablaré por los dos, no tienes que aguantar ninguna mierda de ellos si estás conmigo, además. Extraño algo que recién hago y no creo que haya tiempo de hacer allá arriba.
Loona se aseguró que las puertas del auto no estuvieran con las puertas abiertas, estaban en un bosque pero eso no cambiaba el echo de que podían estar siendo observados.
___ no supo reaccionar al sentir como el hocico de Loona se estanco fuertemente contra sus labios, experimentando una fuerte descarga recorrer en todo su cuerpo, el beso de la sabueso fue un movimiento tan inesperado para el.
La sabueso sabía muy bien lo que hacía y con quién, fue un poco difícil tener que introducir sus labios con los del hombre pero después de todo era un beso.
Pudiendo acomodarse mejor, Loona se sentó sobre las piernas del hombre mientras seguía con su boca unida con los labios de ____. Era una maravilla experiencia para Loona, si pudo cogerse a su amigo, no tendría nada de malo darle otra muestra de afecto.
Ambos al fin se correspondían dulcemente, las manos de ___ pasaron a las caderas de Loona, el tacto de pelaje contra su piel le daba fuertes sensaciones armoniosas.
Loona seguía introduciendo cada vez más su boca al instante que por desesperación, intentó ingresar salvajemente su lengua larga dentro de la boca de ___.
El hombre tampoco se iba quedar como la presa, cómo fuerte deseo. ___ bajó sus manos hacia el grueso trasero de la sabueso, estirando su shorts corto para dejárselo como en ropa interior dejando expuesto casi por completo el trasero de Loona.
Ya parecían llegar a otros extremos estos dos si seguían así por un par de minutos.
Loona gustosamente colocaba sus manos sobre las del hombre para que siguiera acariciando sus nalgas, su cola empezó a esponjarse con forma iba sintiendo las manos del hombre adentrarse más a su ropa interior.
No contuvo más sus ganas y dejó salir un pequeño gemido.
— ¿Te gusta...?
Preguntó curiosa pero a la vez contenta
— Tu boca es tan dulce — argumentó poniendo sus manos alrededor de las mejillas de Loona — Besas bien para ser una novata.
— Creo que tenía ese deseo — colocó sus dedos sobre los labios del hombre — Maldito pervertido~
El asiento donde estaban ambos aún sentados podía retroceder para que tuvieran más espacio, Loona acomodo el asiento dejando un espacio en el que ella no tubería que estar tan apretada sobre el hombre.
Antes de volver a acomodarse, Loona se paró del asiento de donde estaba, como sorpresa de ____. la sabueso empezó a bajarse su shorts negro que llevaba, de igual forma arrojo al rostro del hombre su ropa interior quedándose de cuerpo medio desnuda.
___ desvío la mirada muy apenado al ver a su amiga nuevamente desnuda frente a el.
Loona se dio la vuelta para enseñarle al hombre la maravilla que tenía tras su culo, tomó asiento sobre las piernas del hombre sintiendo como sus nalgas apachaban ya el bulto que se miraba entre las piernas de ____.
Al cabo de unos segundos, Loona recostó su cuerpo sobre el hombre para quedar con su cabeza sobre su pecho, estando ahora juntos sobre un mismo lugar y sobre todo muy apegados del otro.
La parejita de amigos volvieron a su sesión de besos, está vez el hombre tomando el control del cuerpo del otro, Loona estando sobre su amigo dándose fuertes lamidas o besos.
La sabueso saltaba sobre las piernas de su amigo para darle el placer de que sintiera su trasero rebotar con su miembro que aunque estuviera dentro de su ropa, podía sentir ese privilegio.
— ¿Por qué eres tan dulce...? — preguntó el hombre curioso observando a los ojos de la sabueso.
— No lo sé, creo que me siento más segura si estoy contigo... Me gusta hacer esto. — respondió con un tono bajo y apenada.
— ¿Y que quieres decir eso...? No puede ser solo un fetiche.
La charla no pudo haberse alargado más si Loona hubiese querido, siendo muy honesto consigo mismo la sabueso. Ya no sabía si en verdad deseaba lo que tanto había idealizado.
Loona analizó un poco la situación en la que estaba, conocer a un humano no fue tan malo para ella después de todo, ni siquiera le importaba ahora que clase de hombre fuera, le importaba más saber si el hombre, sentía lo mismo por ella.
Ya tenía sus orejas bajas luego de haberse quedado con la pregunta del hombre en su mente, pero para eso estaba ___. Muy notorio fue la repentina expresión en sus orejas que el hombre no quiso volver hablar, tal vez había sido una pregunta personal.
Sus manos bajaron al cabello de Loona y empezaron lentamente acariciar cada una de su extremidad, por lo que no pudo evitar sentir el fresco tacto de las manos del hombre acariciar.
Esta se hizo inmediatamente bolita estando todavía sobre el hombre, como si de un enorme perro se tratara durmiendo en las piernas de su dueño. Loona vio de reojo a su amigo, esperando que el tipo entendiera que quería hacer ahora.
Descansar a su lado un rato más.
La sabueso suele volver a dormir si es que su sueño no le fuese lo suficientemente, ni siquiera para realizar actividades que le gustasen, simplemente se quedó completamente dormida sobre el cuerpo del hombre.
Llegaba ya a la mente de este sujeto muchas ideas, escenarios, pensamientos locos, todo.
¿Loona sentía algo por el? Aún pensaba en el beso que había dado con su amiga, no había estado para nada mal, ni siquiera para volver a besarla.
Ya no sabría si valdría la pena intentar dar un paso en su relación con su amiga, no podría tomárselo a mal si ya se habían dado hasta el cuerpo del otro, ¿Por qué tendría que rechazarlo?.
Cuestionables preguntas para solo un par de horas.
Saltamos de escena ya muchas horas después, cuando la noche sobre el infierno empezaba a tornar la ciudad a su gusto, frente al enorme jardín del búho, un portal se habría pasó entre las plantas del jardín, siendo casi la mayoría aplastadas por un par de 4 llantas saliendo de ese enorme muro celeste.
La furgoneta al fin tocaba la tierra del perdido infierno, Loona y ___ después de tomar ese descanso lograron asomar sus miradas a su viejo destino, Loona como pudo se acordaba la ropa que se había quitado mucho antes de cruzar el portal.
___ por su parte se subía el cierre que traía bajo, uno que otro pelo de la cola de Loona se había prendido en su vestimenta y ya ni mencionar de sus labios casi todos marcados por los afiliados dientes de Loona.
No querían llamar la atención del príncipe, Stolas y su prometido. Blitz.
— Hueles mucho a mí. — dijo Loona oliendo la ropa del hombre — no creo que lo noten.
— Bueno... No es que el saludar sea olfatear a los que llegan a casa. Digo, a menos que sean perros.
Un comentario chistoso pero cierto para la sabueso.
El interior del palacio estaba en completo silencio, las puertas soltaban ese ligero ruido común que rebotaba por el cuarto, Loona asomó su cabeza con la atención de ver a sus padres en la entrada.
Sus orejas se movían de lado notando que ni siquiera el sonido del mayordomo del palacio se oía.
Fue la señal que la dejo entrar sin pena alguna, junto a su amigo que con todo el cuidado del mundo este cerró las puertas del palacio aunque no tuviera una buena vista en la oscuridad pero con Loona a su lado solo tenía que preocuparse si ella lo hacía.
— Están dormidos.
Dijo el hombre curioso a su amiga.
— Seh, ya no tienes que preocuparte si te dicen algo, bueno eso sería hasta al rato cuando se levanten.
— Puta Madre, tu padre me va despedir. Bueno, adiós al ser su mano derecha.
— Pfff, no es para tanto, ¿Si?. Ahora sí me disculpas tengo que ir a mi cama, tengo la cabeza que me explota y unas putas ganas de no hacer nada.
— Si... Te veo al rato. Creo...
Loona notó al cambio en el rostro del hombre, ya habían echo mucho por ese día y ahora que acababa tenía un ambiente tan diferente, juraba no entender a veces como es que vivía el hombre sin tener que tener cambios de humores.
___ camino con delicadeza con el intento de no caer al suelo o tropezar con alguna cosa que levantara a la realeza y a su jefe. Los pasillos apenas si eran iluminados por el rojizo cielo caído.
Las escenas que pasaban por su cabeza fueron toda una película revuelta, cuántas veces tenía que darse cuenta que Loona, era una hembra difícil pero grande de tener, había tenido muchas escenas románticas con la sabueso, ¿Ella las habrá disfrutado como el?.
¿Podían seguir siendo amigos entre besos y toqueteos?. No sería lo más formal en una relación amistosa. Ya el hombre no tenía cabeza para seguir dándole vueltas a las ideas que les prestaba su mente, solo pudo pensar el echo que tenía ya muy rápidamente ante sus ojos su cama.
Cayendo apenas en las suaves sábanas de la cama y sus ojos quedaron cerrados hasta más no poder forzar, el día al fin había acabado y poco después la visita de la enrome mansión de Stella.
Lo único que debía de hacer era reconciliar su sueño con la suave almohada en su cabeza, no podía desear otra cosa más que quedarse así hasta que su cuerpo quedara fundido entre sus sábanas gruesas.
Loona, la sabueso se había quedado aún despierta tan tarde en su habitación, sin dejar de pensar, analizar, idealizar... todo lo que había echo con su único amigo fiel, se había dejado llevar por sus instintos o seguramente en el fondo la sabueso ya estaba desarrollando sentimientos más íntimos.
Nunca había visto a su amigo tan atractivo luego de haberlo conocido mejor que antes, al punto de poder inspeccionar como era el tipo en la cama con ella. Loona dibujó una muy animada sonrisa en su rostro tras verse dado cuenta que lo había hecho con su amigo, abrazó su misma cola mientras daba vueltas sobre su cama.
Los nervios del solo pensar que podía ser algo más que una amistad la dejaban inquieta, no sabía que clase de respuesta dar ante ese tipo de situación, que clase de demonio se metería con un ser humano no muerto, ¿Solo ella?.
No fue capaz la sabueso de cerrar sus ojos y quedarse dormida, esperaba que el día llegara por asomarse por su ventana, poder levantarse de la cama y ver al hombre. Se estaba acostumbrando tanto a su presencia que ahora se sentía tan aburrida si el no estaba cerca de el.
Miraba por la ventana por notar el ambiente de afuera y como era de esperarse, seguía estando oscuro.
Bastaron un par de minutos para que a la mente de la chica llegara la idea de ver a su amigo o algo mas que solo verlo. Con una sabana en sus manos esta se dirigió al cuarto donde suponía ella que su amigo ya estaba muy dormido.
Entro muy cuidadosamente al cuarto del hombre con las fuertes ganas ya de verlo, sus ojos quedaron fijos en la cama donde se encontraba este. Pues tal parecía ser que el hombre seguía estando despierto a tales horas de la noche.
— ¿L-Loona...? pensé que dormías.
La sabueso desvió la mirada un tanto avergonzada por la idea de querer ver a su amigo otra vez, pero no sabia si tendría valor de pedirle una noche con el, juntos en su cama.
El hombre como si le hubiese leído su mente, con una pequeña sonrisa en su rostro, se hizo aun lado para darle espacio y la invitación a su amiga que podía quedarse a dormir con el, al hombre claramente no le seria molesto la repentina decisión de la sabueso, pues en una parte ya deseaba volver estar apegado a ella.
Loona se incorporo rápidamente en las sabanas de la cama, ahora con una segura confianza en su expresión, esta se quito la blusa que traía puesta para quedarse con sus pechos expuestos pero casi a la poca vista del hombre por la oscuridad.
Ambos dejaron pintar en sus rostros una expresión un tanto juguetona y volver a concentrarse ambos en el otro, Loona apego su cabeza en el pecho de su amigo para quedarse perfectamente acomodada, el hombre más que encantado por su decisión, este tapo el cuerpo de su amiga junto al suyo.
Loona quedando muy apegada al hombre, con su misma cola esta se enrollo en la pierna de su amigo para no querrá soltarse cuando durmieran.
Ambos tuvieron la ultima idea de verse a la cara mucho antes que quedaran totalmente dormidos por la calidez que su cuerpo les daba, Loona muy seductora acercó su hocico al rostro de su amigo y como acto de amor, le dio una pequeña lamida sobre sus labios.
El corazón de cierto hombre latía a gran ritmo que juraba que llegaría a quedarse desmayado.
— ¿Por que diablos no te conocí antes...?.
— Tal vez porque nadie jamás te mando al infierno.
— Da igual si es el cielo o el infierno, en ambos lugares serias a la chica que yo desearía de compañía tonta —sus labios quedaron esta vez unidos con los labios de la sabueso.
Conmovida por las palabras, esta no resistió en dejarle en sus labios un cálido beso, Loona no le quedaba ninguna duda sobre lo que sentía su amigo por ella, seguramente pensaría que esto iría por un buen camino, no tenia ni siquiera preocuparse por la opinión que fueran a dar sus padres.
Sabia mas que nada que sus opiniones no le serian tan importantes si llegaran a ser negativos.
Stolas, se sabia muy bien que llegaría a la conclusión de dejar a cuestión de la sabueso lo que quisiera tener con su mejor amigo, aunque esto fuera algo impactante para Blitz, el seguramente se enfadaría al saber que también uno de sus empleados se estuvo tirando a su hija en algunas ocasiones.
Tanto pensar hizo que un par de ojos quedaran completamente cerrados, había llegado el cansancio absoluto en la pareja de amigos, en todo el tiempo que el hombre estuvo conviviendo con la familia de la realeza, pudo no solo ganarse la confianza de las criaturas más peligrosas que habitaran el anillo, pues volvía a sentir que su mente y sus emociones volvían a confundirse por la presencia de una encantadora pero peligrosa hembra.
Ya no le importaba si tenia que quedarse su alma atrapada en aquel reino de la tinieblas, podía vivir con ello, siempre y cuando su amiga estuviera a su lado completamente, daría igual sufrir físicamente por ella, incluso podía volver a recordar como es que en su juventud sintió esas mismas emociones únicas, ya no sabría que más hacer si seguía estando a su lado, se sentía como el consumir de los vicios del mundo y jamás querer o intentar soltarlos si ahora serian parte de su miserable vida.
Seria tal vez una pesadilla para los padres el estar despiertos por la preocupación de donde estarían sus hijos, esto le pasaba al príncipe del palacio, ya hacia mucho tiempo que no veía a su hijastra, hace pocos días se había enterado que el empleado de su jefe también estaba con su hijastra, le daba un poco la confianza que estarían bien.
Pero por las mañanas, el búho era el primero en levantarse de su cama, se dirigía siempre a la habitación de la sabueso con el alivio que ella ya estaría dormida, pero cada día, solo se sumaba la frustración en el búho, con Blitz era otro caso. El solía por ratos preocuparse o despreocuparse, el pensar que estaría su hija con unos de sus empleados como protector lo relajaba, pero la idea que ese empleado intentara cogerse a su hija, le daba la rabia necesaria para discutir con Stolas.
Justamente en esa mañana que recién el búho caminaba por los pasillos del solitario palacio, notaba que justamente la puerta de la habitación de la sabueso se encontraba abierta, podía ser nada más que su hijastra estando ya siendo consolada por su cama.
Cuando el búho entro, se quedo de la misma manera cuando supo que se había ido la sabueso, mudo.
No había nadie en la habitación de su hijastra, solo quedaba la idea que había dejado la puerta abierta sin querer.
O tal vez no.
Stolas recordó que también estaba la habitación del hombre que podía revisar, aunque no le importaba tanto si el estuviera en la habitación, su hijastra era quien apenaba.
Apenas si toco el picaporte para escuchar de sorpresa como si alguien estuviera roncando del otro lado de la habitación, para impresión del búho. Se trato de una vista un tanto comprometedora pero a su sentido, dulce.
Loona tenia sobre su pecho la cabeza recostada de su amigo. Aun quedaba por aclarar que Loona ahora estaba sin su sostén, su cola cubriendo el cuerpo del hombre recostado en ella, con sus manos enrolladas en el cuerpo del otro estando lo suficientemente apegados.
Stolas quedo con su pico abierto al ver como su hijastra dormía con el hombre que para más sorpresa, era ella quien dormía en su habitación.
— ¿Me engañan mis ojos? pues parece que ya están en el palacio.
La primera en soltar un grito del susto fue la sabueso, quedando muda al ver que ya era de día, y para mala suerte. Su padrastro estaba parado al frente de la cama, se había quedado tan avergonzada pero a la vez enfadada porque ni siquiera habia tocado la puerta para darse el tiempo de tapar su semi desnudo cuerpo.
— Buenos días, parece que tuviste una buena semana lejos de casa, y tu amigo creo que también se divirtió — dice con una pequeña sonrisa, aun estando entre brazos seguía esperando una respuesta a la sabueso ruborizada.
— Mierda... — murmuro mientras desviaba la mirada — ¿Por no tocaste la p-puerta...?
Stolas rodo los ojos aun teniendo la misma expresión juguetona.
— Me aburrí de hacerlo cada vez que venia a ver si estabas en tu cama dormida.
— Carajo... Mira yo solo quería distraerme un poco con el... — expreso con voz tímida volteando a ver al hombre — P-pero creo que también hice cosas.
— No me enoja que hayas echo cosas, te hayas ido sin avisarnos y menos que no trataras de comunicarte con nosotros, es solo que me confunde un poco que.. tu y el estén así, digo... es cosa de pareja y no se si tu y el son algo...
Stolas trató de ser lo más directo posible, quería saber si su hijastra se sentía traída por el hombre a su lado, esperó un poco esto ya que casi siempre convivían juntos hasta en la hora de los descansos, Loona se había quedado callada al escuchar la pregunta de su padre, no se atrevía a responderle, temía a que el hombre la escuchara a dar una mala respuesta.
Stolas al ver los gestos que su hijastra daba, entendió que apenas estaba descubriendo nuevos sentimientos.
— Me das mucha ternura, tranquila. Tu secreto esta seguro conmigo, vístete, Blitz estará feliz de por fin verte, pero solo una cosa. Trata de sonar un poco duro con tu amigo, en casi todas las relaciones los hombres son de cabeza muy dura, y tu tienes un carácter fuerte, así que hazlo.
Stolas salió de la habitación dejando salir una leve risita, quedando tan roja de las palabras que su padrastro habia dicho, la sabueso volvió a recostarse en la almohada para dejar salir un fuerte suspiro acompañado de un gran sonrojo.
— Mierda...
— Ves... te dije que podía meterme en problemas.
Se alzo la voz del hombre ya despierto al lado de la sabueso, Loona rápidamente se apartó de nuevo de las sabanas para voltear a verlo de muy mala gana y frustrada. Este al parecer habia escuchado la conversación que habia tenido con el príncipe, Stolas.
— ¡Imbécil! ¡Estuviste despierto y no dijiste ninguna puta palabra!.
— ¿Y que madres querías tu que yo le dijera? ya se... ¡Hola, Stolas. Me folle a su hija varias veces y no me importo que fuese sin protección!
— Te voy a morder el pito idiota...
Fueron las ultimas palabras de la sabueso antes de taparse bajo las sabanas con un enorme rubor y parte de su cuerpo desprendiendo fuertes cosquilleos.
CONTINUARA.
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