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CONTINUAMOS

— Debo admitir que... Esto fue muy difícil.

La mujer hablo en tono molestó, tal parecía que había estado buscando al hombre, no negó que no lo había echo, algo que Loona le sorprendió es que no se sorprendiera al verla a ella.

La mujer empezó a caminar a paso lento, rodeando a la pareja de amigos que estaban en shock aún, se imaginaban que se toparian a unos de ellos o más pero no que cada uno tuviera un diferente aspecto diabólico.

— Debí haber acabado contigo esa misma noche que te llevaste a mi padre — respondió la sabueso con enfado, alzando su pecho y verla con enojo.

— Lo sé, lo sé. Todos cometemos errores, tú. No me mataste, yo por no haber echo bien mi trabajo, ese hombre por haberse relacionado con temas del más allá... Pero uno de ustedes, me dio la pista para entenderlos mejor que nadie — aclaró, sabiendo que la sabueso ya había entendido que se refería a la hoja del libro.

— ¡Eso no te pertenecía! — gritó Loona.

Ambas tenían la mirada justamente estancada con la otra, aunque Loona estaba realmente furiosa, no iba a bajar la guardia delante de su amigo, a los pocos segundos. Ella empezó a escuchar más ruido a sus alrededores, como si personas marcharán al mismo grado de hacer temblar el suelo.

Pues de las oscuras sombras del bosque, muchas siluetas empezaron a mostrarse, de las oscuridades salían varios hombres de traje negro, muchos de ellos portaban en sus manos armas, de cuerpo a cuerpo pero con el filo suficiente de cortar.

El hombre volteo su cuerpo a sus espaldas, estando este cubriendo la espalda de su amiga, no sería tan justo que dos pelearán contra muchos de ellos.

— Dios santo... L-Loona — expresó con temor — cubreme... Y yo te cubriré...

— Mierda, mierda, mierda...

Ambos tan acorralados que estaban que no podian ver a qué sitio podría escapar, en cada rincón habría más de estos hombres de traje negro.

La agente empezó a reírse de forma burlona, su tono de voz aún no dejaba de oírse tan espantosa. Loona a pesar de estar ya preparada, sus manos temblaban por estar tan bajo presión, sabría hacer su trabajo pero su amigo.

El no era tan bueno peleando, el no tenía la misma agilidad o resistencia que ella, su única arma en manos era una cruz que ya nisiquiera sabía si considerarlo como un arma para defensa.

Ninguno de ellos iba a temerle a ella, luego de haber ya experimentado con su misma especie, estaba tan acabada.

No dejó de apuntar su arma a la cazadora que seguía viéndola a los ojos, aunque lo más que notaba Loona, es que esa mujer miraba con deseo a sus espaldas, o más bien a su amigo de sus espaldas.

Loona acercó a su amigo por medio de su cola, teniendo que enrrollarla al rededor de sus caderas para que el hombre quedará apegado a ella, lo necesitaba a la vista para saber que iba estar con vida.

— Este hombre, ¿Tanto te importa? — exclamó con enojo, sus manos empezaron a tornarse a un tono muy oscuro — ¡Este imbecil!

— ¡No me voy a igual a su nivel! Tengo motivos para pelear, los tuyos solo son una maldita obsesión.

— ¿Si? Hmmm, eso ya lo veré...

— ¡Ya! — gritó el hombre.

Ambos se lanzaron a sus diferentes contrincantes, Loona fue la más rápida en derribar a la cazadora, llena de enojo y frustracion golpeaba a la cazadora, aunque está lograba esquivar uno que otro golpe, más de algún impacto recibía.

La cazadora salto lo más rápido que pudo hacia la espalda de la sabueso para intentar empujarla. Loona reaccionó a su movimiento dándose la vuelta rápidamente para golpearla con su cola, provocando que chocará contra uno de los vehículos.

Nuevamente estando levantada, está sintió nuevamente un fuerte golpe en su rostro, la pata de Loona había impactado contra ella, volviendo a chocar contra el vehículo.

Loona lo estaba dando todo contra esa mujer, pues no importará cuantos golpes le diera, ella siempre volvía a levantarse.

— Esto es divertido... — miró a Loona — sabes que no puedes hacerme daño.

— ¡Si ya sé...! — suspiró cansada — solo estoy haciendo tiempo.

Ahora era el turno de la cazadora contraatacar a la sabueso, sus manos empezaron a tornarse por completo en el mismo color oscuro, aunque ahora. Fueron tomando la forma de un arma afilada y puntiaguda, un par de hoz.

— Haré que tu tiempo, se acabé.

Se lanzo salvajemente hacia Loona, por poco casi logrando que una de sus hoz impacten en su rostro, con su escopeta había echo que estás se quedarán estancadas en el arma, la cazadora por furia, pateo rápidamente el abdomen de Loona.

Loona no pudo esquivar ese ataque, reduciéndolo de mal gusto soltando un fuerte chillido, su cuerpo se arrastró unos cuantos metros hacia chocar contra un vehículo. Su falta de aire la hizo llevarse las manos a su abdomen y darse una sobada frustrante.

La cazadora corrió a darle otro golpe más fuerte, aunque Loona detuvo la patada que la mujer empleo pero con algo de dificultad, su brazo se escuchó el como era el crujir al recibir fuertes golpes.

Tomó la pierna de la mujer con su hocico para darle verías vueltas por el lugar y rápidamente estrellarla al suelo, el suficientemente tiempo que le dio para dejar de sentir una fuerte presión en su abdomen.

— Puedo seguir peleando así — expresó la sabueso fingiendo una sonrisa.

— ¡Mierda...! Eres tan desesperante, rindete. ¡YA!.

— ¡Ven y pelea!.

La cazadora ya muy enojada por las palabras provocantes de Loona, nuevamente se arrojó hacia Loona, esta vez ambas deteniendo el golpe de la otra, las afiladas armas de la mujer empezaban a tomar un tamaño más grande y en eso más filosa su punta.

Loona como pudo empujó a la mujer para tomar la escopeta y disparar contra ella varias veces, en ocasiones la mujer lograba detener el impacto de los proyectiles con sus armas, pero siempre salía lastimada.

El brazo de la mujer se alargó, como si se tratara de un lazo, está mujer estiró su brazo por completo hacia la sabueso, con su arma intentando cortar a Loona.

Aunque Loona sin problemas se desplazaría por debajo del brazo de la mujer para darle una fuerte patada en su pecho, dejando a esta casi fuera del combate, nisiquiera estando con habilidades del más allá podía acabar con uno de la especie demoníaca.

— Simplemente no puedes — expresó molesta, poniendo su pata sobre el pecho de la mujer ya tirada en el piso y presionar — No debiste meterte con nosotros.

— ¡Ja...! No sabes lo que le espera a este sitio... Esto de lo que vez no es nada... Solo están facilitando más nuestro trabajo...

¿nuestro...?

Pensó Loona confundida a las palabras de la cazadora.

Por un momento la sabueso giro su cabeza a sus espaldas para ver a su amigo, quien terminaba de estrellar el rostro de los cazadores contra el cristal del auto.

Muy mal herido y cubierto de sangre.

— ¡Habla...! — gritó Loona — Si no quieres saber a qué reino te irás a morir de verdad...

— Todos ustedes, junto a los demás van a caer ante nuestros pies.

Seguía sin entender a la cazadora.

El hombre como pudo caminó hacia donde su amiga, aunque logrando escuchar esas últimas palabras de la mujer mal herida, su piel quedó completamente herizada al escuchar a la mujer explicar el final de su plan.

Loona por un momento se apartó de la mujer con la mirada perdida, aunque la cazadora no tenía pensado levantarse del suelo, estaba tan adolorida de los golpes de la sabueso que prefiero quedarse en el piso dándose un reposo.

— N-no se de que carajos hablas — expresó el hombre con enojo acercándose a la mujer — Usted, es una basura.

— ¿Basura...? ¡Ja! Yo no termine callendo en una posilga ardiente, aquí... Aquí tu eres la basura, junto a los hombres que nosotros encontramos.

— No mencione sus nombres — expresó molesto entre dientes.

— ¿Jared? Siiii, no era gran cosa... Nisiquiera tú...

— No todos pueden terminar bien en la vida — menciono la sabueso defendiendo a su amigo — frente a nosotros tenemos un espejo.

La cazadora río cómo si se tratara de un chiste, uno de muy mal gusto. Loona recargó el arma para apuntarle a la cabeza de la cazadora, ya estaba dispuesta en quitarle la vida de una vez por todas.

La cazadora siguió riéndose, no parecía importarle que su vida estaba apunto de acabarse, nisiquiera por tener un arma cargada en frente de su rostro. Extrañamente la brisa empezó a golpear contra ellos. ¿Volvería a llover?.

Por fin fue el momento en el que la cazadora dejo de reirse, fue como una rápida pausa que dió esta para voltear a ver al hombre, con una sonrisa, una maldita sonrisa macabra.

Sus dientes volvieron a tomar la forma tan puntiaguda como antes, sus labios se estiraban de oreja a oreja formando una horrible sonrisa. Provocando que la piel de cierto hombre se quedará helada y un pulso paralizado del miedo.

— Eitan... Lo encontraremos antes que tú.

Menciono la mujer en seco, cambiando su expresión repentinamente a una muy burlona.

Loona ya había escuchado ese mismo nombre por parte de su amigo, volteo a verlo tan desconcertada de las palabras de la cazadora, inclusive llegó a sentirse molesta al ver que incluso esa mujer sabía del nombre, y porque ella no lo sabía.

Haciendo que este quedará en shock, la mujer alzó la ceja viendo fijamente a los ojos del hombre.

Sabía muy bien lo que el hombre ocultaba, sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas, su respiración empezaba a ponerse corta, el terror de que alguien amenazara con ese nombre le haría ponerse activo al problema.

Loona se acercó a su amigo quien no dejaba de ver a la mujer entre lágrimas y con una mala expresión, colocó sus manos sobre sus mejillas tratando de sacarlo un poco de su trance de ira, mencionaba su nombre varias veces pero en ninguna le hizo caso.

— Usted... Ya me causó muchos problemas — menciono al fin el hombre.

De un abrir y cerrar de ojos, la cazadora se había puesto de pie, lo que asustó a la sabueso es que la mujer nisiquiera estaba tocando el suelo, ella misma estaba levitando frente a su amigo.

Con los ojos perdidos en la expresión maliciosa de la mujer, empezó a recordar cómo todo lo que le había sucedido en mucho tiempo atrás, le estaba empezando a molestar.

Pues al final las mismas personas que logran reconocer sus errores, saben perfectamente que no pueden borrar nisiquiera una parte de ello, si la cagaste en algún momento, pues ya está, no puedes regresar el tiempo y evitar que la cagues nuevamente.

El seguir adelante y dejar esos recuerdos malos aún lado son una forma de intentar no pensar en lo que hiciste, pero al final se a vuelto un recuerdo, uno que puedes volver a ver en situaciones desesperantes.

El hombre volvía a recordar cómo es que había sido toda su vida pasada, y ahora que se enfrentaba a una cazadora poseída. No sabría pensar si su pasado estaba volviendo a él, o era una forma de pago que debía de pagar con la vida.

— Dios, es el único testigo de los pecados que yo cometí en mi vida, una mujer como tú no puede venir a juzgarme sin siquiera saber en dónde está parada, el que me vaya de la mierda a mí no significa que me seguirán pasando mierdas. Al final eso me hace un humano, ¿No? Cometo errores como todos los demás.

— Haste responsable de tu error pecador, Diosito no está para nada contento de lo que su hijo hace.

Exclamó ella en burla, para empezar a soltar muchas carcajadas, la última risa sería el costo ya de su poca vida que le quedará.

El hombre tomó el arma de las manos de su amiga quien seguía paraliaza por tantos temas que estos mencionaban.

El arma sujetada por el hombre empezó a despedir una gran cantidad de humo, desde la boquilla del arma hasta la parte trasera.

En vuelto en una llama muy roja, está cubrió por completo el brazo del hombre, volviéndose como aquel color de la misma escena donde acabo con las personas, el dolor está vez era mínimo, nisiquiera las fuertes llamas rojas que rodearon por completo su brazo le hirieron.

Con una sola mano recargo el último tiro que gastaría en ella, apuntando a la cara de la cazadora, con una expresión seria.

Por aquellas fuertes llamas que cubrían el brazo y el arma del hombre, el rostro de la mujer empezaba a decaer lentamente, tal punto que la piel de la mujer empezaba gotear el mismo color que de su piel pero a una más oscura.

— Yo... Me voy a segurar que jamás toquen a ese niño.

— No seremos nosotros... tal vez... sean los mismos... de su raza — exclamó la cazadora, señalando con un solo dedo a la sabueso.

— ¿Si...? Bueno, quien decidirá que pasará con el, seré yo... Así que...— colocó su dedo en el gatillo de su arma — Este fue su último juego.

El rostro de la cazadora fue gravemente impactado por el proyectil del arma. Un solo tiro cubierto en llamas fue lo suficientemente para acabar con la vida de la cazadora, su cuerpo quedando en completa llamas rojas, dejando más que cenizas al rededor de lo que llegara a devorar.

La pesadilla no se habia esfumado del todo, únicamente habían logrado encontrar un pequeño rayo de luz, pudo haber sido más que una pista, la respuesta a lo que les estaba pasando ahora a los cazadores que tan derrepente estaban ocasionando más problemas.

Aún con su arma apuntada a la cazadora, el hombre sintió como una fuerte presión sobre su pecho le empezó a molestar, parecía estar muy enojado pero con una gran cantidad de lágrimas inundando sus ojos.

Loona observó a su amigo, confundida por lo que había escuchado pero sobre todo triste, se acercó al hombre que apenas puso su mano sobre su hombro y este se echó a llorar en el de ella.

Intento consolarlo dándole pequeñas palmadas sobre su cabeza, acariciando su espalda lentamente intentando tranquilizarlo un poco con sus acaricias.

— La cagué...

Dijo el, a lo que Loona lo tomó con delicadeza de los hombros para verlo directamente a los ojos.

— Tranquilo... dime. ¿Que fue todo eso? Eitan, ese niño es real verdad. Ella sabía también su nombre.

— Es que no se... Ellos lograron encontrarlo... Y yo no...

El hombre no estaba siendo lo suficientemente claro con Loona.

— ¿Pero quién es...?

— Eitan, es mi hijo, Loona.

Las palabras fueron muy claras para Loona, su amigo ya era padre.
Lo que no entendía era del porque nunca habia hablado de este niño con ella, seguramente vivía en alguna parte de la tierra, lo que lo volvía más confuso es que por que no se preocupo antes por el.

___, limpio sus lágrimas. Era fuerte el dolor que le estaba provocando por el saber que ya no podía seguir ocultando más cosas, hasta el tal llamado Eitan que el hombre no dijo nada, ahora estaba en peligro.

— ¿Eres papá...?

— Si...

— ¿Porque no me contaste nada de esto...? Osea. Llevamos un tiempo conociendonos, sabemos cosas del otro, pero tú jamás me contaste sobre que eras papá, seguramente lo ab-... Lo abandonaste.

Creyó estar exagerando las cosas, pero su amigo afirmó con decepción de que lo había echo, Loona quedó completamente impresionada por lo que había descubierto de su amigo.

Fue tan vergonzoso para el hombre el tener que ver la reacción de su amigo al saber que había abandonado a un niño, ya estaba. Tal parecía ser el único secreto que el hombre habia estado ocultando.

La sabueso se apartó del hombre, con su mirada estancada en su amigo, que tanto podría más haber echo el hombre antes de conocerla a ella, ¿Así son todos los seres humanos o solo era el? El único irreemplazable.

Pero Loona no se iba a poner a discutir con el en medio de la nada, iba a tomar las cosas con calma, el problema justamente tenía solución, pero ante eso. Ella quería saber más sobre el tema de que su amigo era padre.

El hombre se acercó al capó de un auto para tomar asiento, reposó su cabeza donde lo fuese más cómodo para tener su vista al cielo nublado.

Ya se esperaba que su amiga se enojara con el, pero en cambio de eso, tubo otra reacción que no espero que le iba a dar.

Loona tomó asiento al lado de su amigo, con una mirada tan comprensible, ella coloco su mano sobre el pecho del hombre y con voz suave está habló.

— No puedo entenderte, pero si puedo acompañarte en tu dolor — expresó ella — lo que hiciste si fue algo malo, eres un cobarde, pero al menos demuestras que estas arrepentido y no se, pero algo me dice que tienes un plan para buscarlo.

Fue lo más honesta y justa, las palabras dieron en el blanco, pues el hombre cerró los ojos con fuerza y un leve despegamiento de Loona, si había echo una cobardía, pero también tenía algo en mente.

— Si... Pero.

— ¿Que...? — se acercó discretamente.

— No me va querer hablar... Cuando sepa que lo abandone, hace años que pasó esto...

Expresó aún con decepción, negando de la vergüenza.

Viendo a su amigo ya acomodado, Loona apego la cabeza del hombre hacia su hombro para que la tuviera recostada por un rato, el hombre al parecer se había quedado sin una palabra por mencionar o solo se estaba calmando con el contacto de su amiga.

Se sentía muy rara, de alguna razón le hacía sentir molesta que su amigo tuviera un hijo, era eso o algo más. No sabía de dónde pudo sentir ese sentimiento, ya nisiquiera quería preguntar de que mujer era el niño, se suponía que más de alguna que se había recostado.

— Ese día...

Dijo el hombre, rompiendo el silenció.

— ¿Si...?

— Antes de que esto pasará... Justo la noche en que te conocí... Yo, había pensado en algo, tenía que ver con... Con mi trabajo.

Como toda buena amiga, Loona paró literalmente sus orejas para escuchar atentamente a lo que le hablaba su amigo.

— ¿Que más...?.

— Ese noche, había llegado la idea a mi cabeza de no seguir trabajando, pues... — levantó su cabeza entre sus ojos llorosos a ver a Loona — quería empezar a buscarlo... Incluso uno de mis amigos había tratado la manera de ayudarme, pero no pudimos... Mientras más personal moría, más trabajo nos tocaría, tanto que nos ofrecieron un aumento si cumpliamos el papel de otros, esa noche tuve que trabajar como guardia.

— Mierda... — susurro Loona.

— Creo que, el conocerte me hizo dejar atrás mis problemas, intenté ocultar lo que sentía, tristeza, vergüenza, ansiedad, frustración. Cuando los conocí a todos ustedes, creí que ya no tenía por que ver por mi vida, aquí en la superficie. Pero, tú... Me hiciste ver, me abriste los ojos, que incluso si llegas a tener un padre de mierda o un desconocido que toma el papel de un padre, se puede llegar a querer... 

Las palabras que el hombre soltaba poco a poco fueron hablandando el corazón de la sabueso, mientras más escuchaba pues más lograba entender a su amigo, gran ejemplo fue ella con su padre.

Loona no pudo evitar soltar una lágrima, empuñó sus manos intentando no llorar en frente de su amigo, más que eso debía ser un consuelo para el, no otro sentimiento por el cual llorar.

— Loona, gracias por lo que has hecho por mi... Gracias por haber enseñado, a este viejo de mierda, que aún se puede llegar a vivir incluso si sabes que tienes una vida de mierda...

— ¿Yo hice todo eso...? Bueno... se siente raro que opines de esto pero... — volteo a verlo — de nada.

Loona se bajó del capo del carro, con su mano ahora extendida al hombre, como muestra de que todo estaba bien en ambos, un fuerte tema tampoco los iba a poner con el temperamento perdido por las nubes.

Estrechando sus manos, ambos se vieron con confianza a los ojos, demostrando una sonrisa al otro.

Aunque hayan pasado diversos temas en el rostro de la sabueso, no pudo ser lo suficientemente pesado para animar a su amigo y sacarle los pensamientos negativos.

— Bien, creo que esto fue to-..

— ¡¿Todo?! ¡¿eso ibas a decir...?!.

La voz de una mujer sonó por dentro de unos de los coches, al escuchar el tono y el sonido de voz, supieron que se trataba de Stella, que a los pocos segundos corrieron al auto y se fijaron que dentro del maletero provenía el ruido.

Loona tomó la puerta con ambas manos y con todas sus fuerzas arrancar de la puerta estancada, al ver que se trataba de Stella, estos muy aliviados soltaron un enorme suspiro. Stella estuvo bien después de todo.

— ¡Muy linda su charla, pero yo me moría de calor! — gritó ella alzando sus manos y patas, cuales estaban apegadas por cinta negra.

— ¡Stella! Mierda, me aterra decir esto pero me da gusto que no se la hayan cogido — comentó Loona en broma sacandola y rompiendo la cinta.

— ¿Yo? No soy como el idiota de mi ex para tirarme a cualquier mierda... sin ofenderte — miró al hombre de pies a cabeza — cobarde. Escuche todo lo que hablaron, y déjame decirte que no tienes una poca de vergüenza.

— ¡De nada! ¡fue todo un gusto haberla venido a salvar! — dice Loona molesta. Al escuchar los comentarios hacia su amigo.

— Tranquila... bueno, las nubes negras es clara señal que seguirá lloviendo de noche, vamos.

Empezó a caminar, aunque Loona se adelantó de largo pasó para caminar al lado de su amigo, con una pequeña sonrisa de orgullo está se apagó el hombro del hombre teniendo su hombro rozando con el suyo.

— ¡Mierda!

De igual forma Stella les siguió el paso a estos, todos ellos rumbo se regresaron a la mansión de la mujer.

Debían de admitir que todos ellos estaban cansados, Loona y el hombre caminaron sin parar hasta llegar a las puertas de la mansión de Stella, pero ya a los segundos la lluvia empezó a caer por todo el lugar, empapando el pelaje de las dos mujeres de raza infernal.

Como pudieron llegaron a meterse, Loona sacudido su pelaje para secarse un poco el agua estancada en su pelaje largo y blanco, Stella por otro lado se dirigió a la mesa de la cocina donde se sirvió una botella de alcohol en una copa y empezar a beber como si fuera la última botella.

La pareja de amigos notaron la expresión de angustia de Stella, preocupado el hombre por ella se acercó para preguntar sobre si se estaba del todo bien.

Aunque Stella rápidamente lo detuvo antes de acercarse a ella. Con un solo dedo colocarle sobre sus mojados labios y con una expresión de vergüenza intentar no verlo a la cara.

— Yo... agradezco que se preocuparan por mi, honestamente no sabía que — dirigió su mirada a los ojos del hombre — tienes problemas aquí.

— Así es, y fue mala idea venir aquí, gracias a eso la puse en peligro y por favor créame que esto me apena y le juro que no volverá a pasar.

Respondió el con la cara agachada.

— No, no, no. No fue su culpa, además, esos hijos de puta no supieron nisiquiera detenerlos a los dos, lograron ayudarme y pues. Creo que agradecerles es mi única manera de ayudarles.

— ¿Y si mejor nos ayuda con el auto? Mi padre se enojara con este idiota si ve que le entregamos un colador gigante en vez de su furgoneta, no va creer que yo hice los daños.

— Bueno, que importa.

Stella se acercó a una de las gavetas de la cocina, escuchando el sonido de un par de llaves chocar contra la otra.

— Se llevarán estás llaves, mi ex tiene un auto en la cochera de nuestra antiguo palacio, díganle que yo se las di, y si dice que no pues que se meta sus palabras por el culo.

Arrojó las llaves a las manos de la sabueso.

— ¿Gracias...?

Dijo la sabueso un tanto sorprendida.

Al final el día no pudo haber acabado tan mal, Stella aún seguía un poco pensativa de lo que había sucedido, pues ya nisiquiera tenía las ganas de irse a descansar, lo único que imaginaba era el que llegarán nuevamente a lastimarla.

Loona fue la primera en demostrar sueño, cansada y bostezando se fue al cuarto para descansar, también incluyendo a su amigo, está se lo llevó jalado del brazo que no se quejó al ver que su amiga quería dormir ya.

Se despidieron de Stella, y rápidamente se fueron a su habitación para descansar.

Ya en la cama, la sabueso de pelaje blanco se arrojó con flojera a la cama, aún tenía en su ropa manchas de sangre de la última pelea que había tenido con la agente. Hasta juraba oler mal.

El hombre por otro lado se fue directamente al sofá para recostarse sin pensar, no sin antes quitarse su camisa y pantalón realmente manchados.

— Huele a mierda.

Dijo ella, olfateando a su amigo.

— Estamos sucios. — dice levantándose del sofá, tomando su maleta y sacar un par de prendas.

— ¿En serio te vas a duchar...? Hay frío.

— Nah.

Miraba a su amigo en un tono muy bajo, se trataba de la plática que habían tenido estos dos, seguía pensando en ese niño. Tal vez le costaría un poco animarlo.

Pensaba ella como sacarle una conversación a su amigo o una forma de distraerlo.

Al medio instante se escuchaba como la llave de la regadera rechinaba, el fuerte sonido de los chorros de agua le hizo tener una idea a la sabueso de pelaje blanco, un atrevimiento era lo que debía de cometer.

— ¡Hmm! Que fría está el agua. — murmuró entre dientes girando más la llave dejando caer una fuerte presión de agua.

Se tallaba los brazos con delicadeza, tenía muchas heridas tiernas, sus manos le dolían pues el golpear seguido a sujetos en el rostro no le pasaba tan seguido, incluyendo la herida de su oreja perforada, todo le dolía en realidad.

Pero por descuido, el hombre se dio la vuelta para restregar su cara con el jabón que había en frente suyo.

Al instante que la puerta del baño se abrió y cerró rápidamente aunque sin hacer algún ruido, la fuerte presión de agua bloqueaba cualquier sonido que proviniera de afuera del baño.

Loona estando adentro, no pudo evitar dibujar una sonrisa traviesa, miraba al hombre tallar su rostro con el bajón que tenía en manos, sus heridas dejaban caer un pequeño camino de líquido rojo aún.

No sabía si en verdad darle su espacio al hombre para bañarse o joderlo para que se animará un poco.

— Date la vuelta idiota — murmuró Loona, ya sintiendo las gotas de agua mojar sus patas.

Ya daba igual para, Loona. Ya sentía su pelaje mojarse gracias a la fuerte presión del agua.

— ¡Loona! Creo que dejé mi toalla en mi maleta, hazme el fa-

Se giró el hombre llamando a su amiga pero al toparse en frente suyo, no pudo evitar sonrojarse, al lado suyo habían unas cortinas de la bañera. Con sus fuerzas hizo lo posible para arrancarlas y taparse el cuerpo o al menos su parte.

— ¡Loona! ¡¿No tocaste la puerta?! — Gritó con enojo y vergüenza.

— ¡Ja ja ja! ¡Mírate nada más estás todo rojo! — río a carcajadas poniendo su mano en el hombre del hombre — ¡Oye no es por alagarme pero creo que algo me dice que me estabas esperando!

No entiendo al principio pues estaba fijado en como taparse, pero dedujo después que se traba de su herramienta, Loona señalaba con su dedo hacia donde se cubría, estando mojado se marcaba su pene sobre las cortinas que traía puesto.

— ¡No! Sabueso tonta. — se apartó de ella cubriéndose ahora con las palmas de su mano su miembro — ¡sal de aquí! ¡te juro que cuando te bañes a la próxima, yo entraré a joderte!

— Inténtalo y te iré super mal.

Lo gracioso venía siendo ahora, Loona ya no supo que más hacer en ese mismo momento, nada más estaba parada ahí, viendo directamente a los ojos de su amigo.

Una mirada tímida pero fija a los ojos del hombre, el hombre también se había quedado viendo a los ojos de la sabueso, pensaba que el trance era por el no saber que más decirle de frente, pero lo dudó, porque repentinamente. Loona empezó a desplegar un fuerte rubor en su rostro.

Sus manos se unieron como el no saber que hacer al estar parado al hombre desnudo. Por más que lo intentará, ella no quería bajar la mirada para tener que ver el pene de su amigo, dudosamente sin tener que hacer lo que pensaba o irse más bien a la mierda.

Tomada ya la acción, el hombre noto el apegamiento de Loona hacia el, quedando contra la pared en una posición muy incómoda pero atrevida, las manos de Loona bajaron hacia las mejillas de su amigo, el fuerte tomar de las manos de Loona le obligaron a dejarse ver su pene, para llevar sus manos a los brazos de la sabueso. Intentaría safarse.

Pero, el hombre se preguntó.

¿en verdad me la quiero quitar de encima...?

Pues no, claramente era esto lo que tanto puede querer el hombre que venga de su amiga, la ilusión de intentar interactuar con ella.

— Idiota... estoy en los días malos.

Fue lo único que Loona mencionó para bajar sus manos ahora hasta la entrepierna del hombre.

Como si fuera de ayuda a Loona, ya el hombre tenía su pene erecto, había tocado la punta de su pene el abdomen de la sabueso excitada, se arrodilló bruscamente frente a la verga de su amigo.

No sin antes acomodar su cabello hacia un lado, para evitar que su boca se tragara más que una verga.


CONTINUARÁ.

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