𝕻𝕬𝕽𝕿𝕰 18
CONTINUAMOS.
Abría los ojos con el gran esfuerzo posible, no quería levantarme de la cómoda cama en la que estaba acostado, era tan importante para mí reponer mis fuerzas excedidas y más si las había usado contra una cierta cantidad de personas que intentaron matarme, es más, nisiquiera tenia pensado ir a la sala dónde ellos seguramente me esperaban para ir a trabajar, esa idea sonaba tan bien, pero por más flojo que sea, tenía que levantarme de la cama y retirarme a la sala.
Me levanté de la cama con una fuerte pereza que no me dejaba ni pensar en cosas del trabajo, pasé mi vista por todo el cuarto, no podía ni levantar la mirada.
Apenas si empiezo a trabajar y ya estoy arto.
Me dije a mi mismo mentalmente tomando los zapatos y colocarmelos sin los calcetines arrojados en el suelo, caminé hasta la puerta cabizbajo tomando de la perilla y salí del cuarto hasta encontrarme con la entrada hacia la enorme cocina.
— ¿Ya te habías olvidado del trabajo? — escucho detrás mío la voz femenina, no hacia falta adivinar el tono de alguien cuando convives con esa persona, me di la vuelta lentamente topandome con la sabueso entre brazos cruzados, mirándome de una forma seria, que tanto se puede ser serio— Carajo, se ve que no dormiste bien anoche.
— ¿Yo? — respondí en seco tocandome la cara, habré tenido la cara echa un asco para recibir ese comentario — No es eso, solo debo acostumbrarme a su ritmo del trabajo.
La sabueso alzó la ceja mientras pasaba a la cocina sin decirme nada, seguido de eso yo también caminé hasta la cocina, en la cocina ya se encontraban la pareja, el sirviente a su lado entregándoles un plato de comida sobre la mesa y por último, Loona tomando asiento en los espacios libres de la mesa.
Stolas con un tono alegre volteo a verme y con su mano me saludo, ¡Buenos días! A lo que yo solo respondí con la cabeza asintiendole de una mala expresión, me senté en un espacio alejados de ellos, no tenía las suficientes ganas de ensamblar una conversación con uno de ellos, aunque me quedaba claro ahora mismo que yo ya tenía conseguido la confianza de todos, de Blitz. Que recientemente la había conseguido el día de ayer el nuestro duro trabajo.
No es que fuera grosero, solo no me sentía con los ánimos de hablar, jamás en mi vida había tenido que sostener un arma en mis manos y acabar con vidas desconocidos.
Mi plato al fin llegó a la mesa y sin tomar los cubiertos para usar, yo empecé a deborar el razón ante mi con desesperación y de una mal educada forma, pero, creo que a lo mejor era eso, yo solo tenía hambre y ya, ahora que comía del cereal dulce, se me habían quitado las ganas de seguir durmiendo, solo con tocar la fresca leche con mi lengua, ya me sentia con los ánimos de realizar actividades.
— Parece que también el humano a tenido una mala noche — agregó el búho — Miren nada más. Ambos están acabados.
— Stolas, por favor no me jodas ahora mismo, nisiquiera intentes comprenderme cuando te pasaste en la noche con las esposas — Blitz, dijo con la mirada sonrojado, habían tenido relaciones sexuales anoche y el búho hablando que ambos estábamos acabados, que tontería de su parte —
Stolas, con un sonrojo besó a su pareja dejando el ambiente un poco asqueado y súper incómodo, creo que vomitaria antes de hacer muchas fuerzas con el estómago lleno.
Fuí yo quien termino su tazón de cereal para levantarme de la mesa y prepararme para ir junto a los demás a trabajar, al menos ya no quedaban clientes pendientes, solo era cuestión que todos llegarán a encargar a la persona que quería que mataramos.
Me tardé más en verme al espejo mi estado físico que buscar que tipo de ropa ponerme, cuando tienes ropa que no es no solo de tu talla si no también tu estilo, solo terminas usando una mierda que no te combina en nada, ya había perdido mi sueño pero mis ganas de ir a trabajar estaba por los suelos, nisiquiera sabía en qué estaba pensando al aceptar ser la mano derecha de mi jefe. Se que terminaré en peor estado si seguía arriesgando mi vida.
Pero si lo veo bien, yo salgo perdiendo, por qué si yo termino de pagar el teléfono de la sabueso, terminaría libre en la superficie pero, ¿Que va pasar cuando yo me muera? Es obvio que terminaré aquí nuevamente pero está vez con oportunidades de trabajo en este negocio, obvio sin un techo, ya es un puto abuso vivir en la casa de realeza, la cosa es que me daba igual pagarle el celular, hay gente arriba que me quiere ver muerto.
Antes de que saliera del cuarto, escuché como tocaban del otro lado de la puerta, yo nisiquiera la había puesto seguro como para que tocaran la puerta, el principe, Stolas. Eso fue lo que pasó por mi mente ante el acto.
Pase adelante.
Fue lo que dije mientras me acomodaba el cabello a un lado, inesperadamente escuché la voz de, Loona, osea, no se trataba de Stolas, si no que de Loona, Wou, me sorprendió tanto ver cómo tocó la puerta, estoy hablando de la sabueso con la actitud más odiosa en todo el infierno, una rabieta incomparable, mala manera de actuar, y un mal comportamiento con los demás, aunque se trataba de mi amiga.
— ¿Tu?, Wou, sin ofender pero yo esperaba que tumbaras la puerta sin tocarla — entre risa me daba la vuelta, acto de ella fue que salió de la habitación, y de una manera muy tosca ella pateó la puerta con una mirada de aborrecimiento — No tienes remedió.
— Ya idiota, vine a decirte que si quieres acompañarme a comprar un par de cosas — exclamó recostandose sobre la cama — Le pedí permiso a, Blitz que te dejará libre solo para mí — expresó sin pensar con una diminuta sonrisa — ¡Mierda... No quise decir eso! ¡Solo quiero que me ayudes con las cosas!.
— ¡Ja, ja, ja! Si, claro que te ayudo con las compras, ¿Ahora?.
— No, solo necesito ponerme algo ropa cómoda — se levantó de la cama para luego caminar directo hacia mi, yo no creí que ella se me acercaría tanto al punto de llevar sus manos a mi cabeza, antes de eso, quitarse uno de sus guantes sin dedos para luego lamerse la mano y con esa misma mano, pasearla sobre mi cabello haciendo un peinado hacia atrás — Ya idiota, se ve mejor así. Tanto que hablabas que las mujeres se tardan un vergo en arreglarse.
— Cállate — fue mi única respuesta que pude soltar al sentir el tacto de su mano en mi cabello y más si había sido babeado por ella — Ve rápido, antes de que tú padre cambie de opinión y me quiera a su lado para sus clientes.
Ese comportamiento de la sabueso me había echo no solo dudar, también pensar. Loona, es rara vez que ella se comporte gentil conmigo, ella no es la típica amiga amigable que tienes y todo eso, ella era como si todo a su alrededor le dejara de importar una mierda, si alguien le hablaba pues ella como que no prestaba tanto su atención, nisiquiera en su adoptivo padre, salvo de, Stolas. Ella hablaba con un poco menos de agresividad con el, pero con Blitz, es como poner un perro cerca de un gato, sabes que se van a llevar como la mierda.
***
— Puta madre, Loona, no es que sea un marica que no aguante estas cosas pero, ¿No crees que ya son muchos trajes de ropa? — exclamé con enojó, teniendo en mis manos varias bolsas de ropa, cajas de zapatos, pintura y un chingo de lentes, Loona, venía con un pequeño cambio de traje de ropa, se había probado una pequeña, pero lo digo encerio, una pequeña mini falda dentro del cambia ropas y no se lo quito, así lo pago y así se lo llevó ella — Que van a pensar estos hijos de puta de mi, que soy tu maldito esclavo por ser un humano.
Loona, volteó a verme con una expresión seria, al principio me dió algo de miedo ya que es predecible cuando ella me mira seria, se que me va a regañar, maltratar o darme un fuerte golpe que me dolería, pero sin querer ella soltó una pequeña risita acompañado con un fuerte codazo en mi espalda, ya sabía que ella me iba a meter un putazo.
— Ya deja de llorar tonto, esto es algo aburrido para mí
— Lo dice la que viene presumiendo sus muslos como si nada, ¡Yo tengo toda la carga!
— ¿Y tú qué tanto me miras los muslos? ¿Te gustan o que? — expresó con una sonrisa maliciosa —
— Disculpa, Loona pero con esa faldita quien no va voltear a verte, tampoco las estoy mirando, a simple vista se vé, es algo de no tener vergüenza pero lo entiendo, viniendo del infierno pues, aquí es normal entonces follar delante del público, al punto que los asquerosos demonios se unan al sexo de la pareja.
Ella no me dirijo la palabra, ella más bien me la había tomado válida, ella solamente asintió encogida entre hombros, mierda, Loona si me estaba empezando agradar un poco más, si que la juzgo mucho.
Salimos de la tienda de ropa, ella tomó algunas bolsas echándolas dentro de la furgoneta, algo que pude ver fue que en la ropa, había también ropa de hombre, ella no menciono que tipo de ropa compraría pero supuse que solo sería para ella, pero entre las bolsas habían dos solamente de hombres, ¡Vortex! Claro, seguramente se los dará como un pequeño regalo suyo, cómo no haber pensado eso.
Nos subimos a la furgoneta y como yo era su chófer ella solo se recostaba en el asiento de alado aliviada ya que había terminado con sus compras, yo por mi lado solo rodé los ojos por la gran perdida de tiempo por solo elegir ropa corta, no la juzgo, es una mujer y creo que le gusta verse atractiva ante los ojos de los machos, para ser exactos de su amor platónico.
Mientras conducía iba viendo algunos locales que me llamaron la atención, había una tienda con una enorme manta, en la manta solo pude identificar que esa tienda era para uso de juguetes sexuales, no se por que no me sorprendía ese tipo de cosas aquí.
¿Cuánto valdrá un juguetito como esos?
Dije en mi mente pintando sin querer una sonrisa, cosa que Loona la noto y me sacó del pequeño trance en el que estaba.
— No hagas eso, me incómodas tonto — ella me sacudió el brazo — Ustedes los humanos si que son raros.
— ¿Raros? Lo siento pero lo más raro aquí es el infierno y todo lo que habita en el, como tú, eres algo raro pero de alguna extraña razón eres algo raro y lindo, no se si me doy a explicar.
— Awww, que lindo y ascoroso de tu parte hablar así — comentá rodando sus ojos, esas palabras habían salido de mi boca sin ser planeadas, Loona, esa hembra con un cuerpo bastante deseable por los machos del infierno y más si se trataba de un sabueso, le estaba dando pequeños cumplidos —.
— Mira quién lo dice, mejor ni opino de eso, luego terminas enfadada por qué sabes que tengo razón — voltee a verla de una expresión segura pero retadora — y tú no.
— ¡Ja! Ya quisieras tenerla idiota — fueron sus únicas palabras de ese tema, Loona se acomodó el traje que traía puesto y al voltear a verme otra vez ella nuevamente me hablo — ¿Cómo crees que me veo?
Joder, con que no se me salga una tontería todo está bien.
Mierda, una mala respuesta y ella se daría cuenta que le estube viendo su cuerpo aúnque no sea cierto, tal vez de reojo pero ahí nada más, con todo el respeto que ella se merece, yo mismo voltee a verla, ella parecía saber mi respuesta que levanto su pierna y la alzó un poco mientras me miraba con curiosidad.
Diría que se miraba bien, el traje si le quedaba perfecto a su talla, pero mierda, al menos yo soy el único que no puede disimular al ver algo que le llama la atención, Loona, siendo sincero era una sabueso muy atractiva, eso no lo pensaba cuando recién la vi, más bien me daba asco con tan solo saber que existía ese tipo de criaturas, pero con el pasar del tiempo, me doy cuenta que aquí abajo en el infierno, hay demasiadas hembras atractivas que te pueden atraer con tan solo voltear a verles su cuerpo.
Ya se.
— Mira, la mera verdad no es que yo te esté viendo el cuerpo, pero te ves bien, siendo sincero, y con todo el respeto, eres una sabueso linda, ahora entiendo por qué todos esos bastardos se te quedan viendo, yo lo haría si fuera un puto depravado de mierda que solo piensa en sexo, pero — nuevamente voltee a ver siguiendo con mis sinceras palabras ante su pregunta — no, esa es mi opinión, eres alguien atractiva.
— ¿Eso piensas de mi...? Mira, se que te pedí tu opinión pero tampoco que dieras tu punto de vista sobre mi cuerpo, aúnque es la primera vez que un hombre no menciona mi trasero.
— ¡Loona! — grite sonrojado ante sus palabras sobre su parte trasera, que puerco de mi parte pensar eso, más cuando ya la había visto, recordaba el día que buscamos los antifaces y con un descuido verle su gordo trasero — ¡No hablemos de eso por qué s-
— ¿Se te para? Ay pero que pervertido.
— ¡No! ¡Claro que no! ¡Se me hace incómodo hablar este tipo de cosas contigo! Y mira que debería de gustarme por qué soy un viejo que solo piensa en fornicar con mujeres — le dije ya con calma, componiendo mi postura ante el volante — No te veo como esas mujeres con las que se puede tener una conversación caliente, eso no va contigo.
Loona y yo desde ese instante tuvimos más charlas sin sentidos, diría que la estaba pasando fenomenal, no hubo un momento de pelea, ningún mal grito, todo fue divertido, mira que el término suena raro si se aplicaba con Loona.
Loona, había sugerido que pasáramos por un pequeño campo situdado en la parte baja de la ciudad, yo no entendí por qué quiso desviarse del camino pero quién iba ser yo para cuestionar, aparte de que si nos íbamos de regreso, tenía que regresar al trabajo y nuevamente portar un arma en mis manos y matar sin piedad. Llegamos al campo mencionado, el campo se miraba como un lugar donde tú puedes pasarla solo, como el sitio indicado para desahogarte.
Me estacione dentro del campo, no iba yo a buscar un puto sitio libre en la calle, si esto es el infierno pues aquí da igual que mierdas haces, cerré las puertas con las llaves ya que ahora sí llevamos cosas importantes o solo de Loona, si gastó mucho dinero en eso así que no iba dejar que se extraviaran, ví a Loona, quien ya estaba subiendo la pequeña colina, la seguí rápidamente ya habiendo cerrado todo, llegué a su lado mientras subíamos de la pequeña colina, no creía que este infierno fuera tener naturaleza de la superficie, aquí que fuera difícil de verlo,
Yo más bien me imaginaba estar en un campo lleno de mierda, basura y fuego pero no, fue todo lo contrario, todo estaba con su color natural.
— Vaya, pensándolo bien el infierno no está nada mal para vivir, es como estar en la superficie pero con distintas razas, cómo demoníaca — agrege viendo cómo la sabueso se sentaba en el césped mientras se acomodaba el cabello — ¿Por que estamos aquí?
— ¿Bromeas? ¿Que? ¿Quieres regresar a trabajar con el odioso de, Blitz? — no ni loco, mejor cerraba la boca si no está me llevaría de regreso al trabajo — Por tu cara se que no, idiota.
— ¡Ja, ja! Prefiero mil veces pasarla aquí, que en la superficie matando a personas, no me acostumbro aún matar gente, pero también llegué a pensar que mis habilidades como defensa serían un beneficio para un trabajo como este, matar por paga.
— Es el infierno, aquí debes saber que lo que no pasa arriba, aquí puede pasar seguidamente tonto — dió un fuerte golpe a mi hombro — Me gusta venir aquí, cuando estoy estresada, cansada, desanimada, incluso cuando tengo ganas de trincarme a alguien, este lugar significa mucho para mí, pobre de ti que se lo digas a los demás o te haré tragar mierda a golpes.
¿Yo para que quiero morir?.
— ¡Ja! Gracias por la advertencia pero tranquila, no les diré nada, te lo aseguro Loony. — ese pequeño apodo se me había escapado por error, había usado un apodo que solo sus papás nombraban en ella, rápidamente voltee a verla espantado por lo que dije, queriendo disculparme por el uso del apodo — ¡Ay perdón, es que los escucho decirte eso y me parece algo tierno de su parte!
— ¡Ja, ja! Ya marica, tranquilo. Puedes usar ese apodo, pero no en frente de los demás, para ser un viejo aburrido, eres alguien simpático — Ella parecía estar relajada, esas últimas palabras por alguna extraña razón llamaron toda mi atención, mis ojos ahora estaban fijados en ella, cómo que si deseara verle algo a la sabueso, ella volteó a verme colocándome una cálida sonrisa — ¿Que tanto me ves?.
Giré mi cabeza hacia otro lado por instinto, que tanto te puedo ver, fue lo que pensé al mirar al césped, me había chiviado, no podía dejarla con la palabra en boca, giré nuevamente la mirada hacia ella y con nerviosismo le respondí a la sabueso, obviamente buscando cualquier excusa para evitar bronca.
— Es solo que... No te lo tomes a mal, Loona. Pero te ves super genial estando así de calmada — ¡Dije la verdad en ves de la mentira! ¿Que rayos me pasa ahora que el miedo volvía a mi en cuanto ella me hablaba ahora — Eh...
— ¿De verdad? Yo creía que estaba siendo mala — dejó salír una risa, acompañado con un fuerte golpe a mi brazo, Loona. Miro fijamente al cielo rojizo con una mirada serena, creo que será bueno no decir nada por ahora —
Imite su acción, ambos estábamos mirando al cielo rojizo, mi vida aquí abajo en el infierno ya la estaba observando como una vida normal, todo lo de arriba se podía hacer aquí abajo, era relajante no tener que preocuparme por cosas tontas, bueno, con eso me refería a pagar impuestos, rentas, comprar comida, tener que gastar de más en cosas de casa, no es que sea flojo, es odioso ver toda una pila de papeles en el suelo, ya hasta juegas con ellas como si fueran cartas para ver qué rayos te tocó pagar de primero.
Me gusta estar así.
Fue algo idiota de mi parte mencionar esas palabras, pensando que las había solo dicho en mi mente, pero sin querer dije las palabras entre susurro, y estaba con una sabueso con las orejas más finas que mis oídos, ella claramente escuchó.
— ¿Que? — Volteó a verme colocándome una expresión confusa — ¿Cómo?
— Ay mierda... No me hagas caso, solo pensé en voz alta — le dije apenado rascando mi papada, trate de no verla pero ella me empezó a insistir — Te lo juro, no es nada.
— Cómo si no supiera, ya habla, no te voy a joder.
— Es solo que... ¿Sabes cuántas veces tuve la oportunidad de estar con una chica a solas en un parque o algo? ¡Nunca!, Esto de estar con una chica que me agrada, osea tu, se siente bien, jamás me fijé en lo bueno que se siente cuando tienes buenas amistades.
— Era obvio que no lo supieras, con lo que me contaste de que te gustaba cogerte viejas pues, allá arriba eres solo un juguete sexual para ellas.
Siento un maldito pinchazo en mi pecho, creo que no lo había visto tanto de esa forma.
— ¿Y eso que...? Muchas personas se decepcionan del amor, mírame a mí, enamorado de un fuerte sabueso que tiene a su lado el amor, pero no soy yo — fueron sus palabras las que por alguna razón me animaron un poco, aunque ella solo miró de vuelta al cielo con sus orejas bajas y un leve gruñido — Es mejor estar solo.
— Bueno...
Sonreí un poco.
— Si, no voy a negar que es mejor estar solo, pero eso no tiene nada que ver con las buenas amistades, Loo-
— No tengo muchos amigos — respondió en seco volteando a verme desinteresada — Mi único amigo confiable era mi teléfono, en cambio los demás, solo estaban debes en cuando, cómo Vortex y... A quien putas voy a engañar, no tengo amigos.
Creo que me estaba sintiendo apenado por haber sacado el tema, pero al mismo tiempo me sentía ofendido, ¿Acaso no soy yo su puto amigo? No mames, entonces que diablos fueron todos esos gestos anteriormente, mejor ni le reclamaba nada, no estaría de buenas ahora para putearme y menos por sus amistades.
— Casi lo olvidó... — regresó a verme, está vez teniendo una pequeña sonrisa, una sonrisa difícil de ver en la sabueso, pero creo que ya habían pasado ocasiones en las que ella me sonreía y ahora lo hacía nuevamente pero con una pequeña sonrisa — También estás tú.
Está vez me había impresionado demaciado, creo que sí tenía razón después de todo, en el fondo había una sabueso cariñosa y amigable, solo tal vez no había muchos de mi tipo aquí que no mencionaran su... Bueno ya tendrán una idea a lo que me estaba refiriendo, tenía sentido, ahora entendía por qué a mí me dejó de atraer las relaciones amorosas en la superficie.
No había ni una sola chica la que quisiera estar conmigo ni en su vida, solo me miraban como un maldito juguete que necesita que lo usen, tampoco me estaba refiriendo que todas piensan así, solo a las que llegaban a emborracharse y le terminaban marcando a sus parejas pidiendo disculpas, yo estaba siempre escuchando en una maldita esquina toda esa conversación.
Casi dos horas pasaron desde aquel pensamiento mío sobre la sabueso, estaba tan concentrado descifrando todo ese carácter suyo y más sobre sus relaciones casi amistosas en su celular, ¿Por qué tenía que importarme la vida de ella? Bueno, estaba claro ahora que ella me consideraba como su amigo, aunque siendo franco ni yo mismo sería mi amigo, ya estoy algo viejo como para que ella se fijara en un tipo como yo.
Loona y yo, regresamos a la furgoneta por una visita inesperada del sirviente de la mansión de Stolas, había llegado hasta el mismísimo sitio donde ambos estábamos, Stolas la necesitaba. Estaba teniendo un día tranquilo, fue lo que expresó la sabueso aborrecida por la interrupción, creo que ya ambos nos habíamos acomodado en el sitio pero de todas formas el día aún no acaba y sobre todo, creo que debíamos de regresar al maldito trabajo, seguramente Blitz le había dado la orden que nos llamará, ese tipo no tiene paciencia de nada.
Conduje hasta la mansión del búho, en todo el camino, Loona se la paso contando sobre sus cosas que había pasado anteriormente, sus pocas salidas con su guardia platónico, que por cierto había sido la mayoría en la superficie pero con un padre estricto, ella nunca logró pasarla del todo bien.
Ella y yo empezábamos a llevarnos mejor, mucho mejor que antes diría, ya habíamos dejado de insultarnos con palabras feas, ahora nos estábamos llamando por nuestros apodos, ella a mi me llamaba consolador, dijo que era el apodo ideal para un viejo como yo, a ella no le hacía falta cambiarlo por otro, Loony, un perfecto apodo para una sabueso de fuerte carácter.
— Sigo insistiendo que "consolador" es un pésimo apodo para mí — expreso molesto bajando de la furgoneta — no es que sea mala honda y no te quiera decir los que tenía arriba con los humanos, pero te conozco y vas abusar de todos.
— No es para tanto, consolador — repitió con voz chistosa golpeando mi abdomen — te queda bien, ya te dije.
— Si, claro...
Entramos a la mansión del búho dirigiendonos hacia la sala dónde le había dicho el búho que la esperaría, si era a ella, pues yo no tenía por qué estar siguiéndola, voy a tomar agua, dije regresando del pasillo para la cocina.
Ella me negó que fuera a tomar y me jaló fuerte del brazo, me dijo que no fuera malo y que la acompañara, no creo que mi presencia sea tan buena cuando la llamaron solo a ella, tanto fue su insistencia que me amenazó con dejarme sin orejas si no la acompañaba, bueno, a esas fuerzas creo que si entran los zapatos.
Entramos a la sala de la mansión, que al ver todo el lugar me dejaría confuso, la sala estaba toda tirada, varios objetos rotos regados por la sala, la tele con la pantalla rota y las pinturas de la pared colgaban de un extremo, Loona, alzó sus orejas algo alarmada por la vista del lugar, yo por mi parte baje la mirada observando y analizando la situación, parecía un puto escaner. Supe que pasaba enseguida y solo negué con la cabeza con un sonrojo.
Tal vez Loona, aún no había entendido que estaba viendo, pero que con solo decir un par de palabras, sabría de que se trataría, El búho estaba cachondo, esas fueron mis únicas palabras hacia la sabueso, que en un par de minutos, gruñó molesta y llamo con enojó al nombre de su padre, Blitz.
Las puertas de la sala se abrieron dando paso al búho, que se miraba todo despeinado de su pelaje y con una un caminado raro, Loona, supo que yo tenía la razón, el búho estaba cachondo.
— ¡Uhhh~! Vaya que vinieron~ ya había pensado que no vendrían ustedes dos~ — dijo con palabras arrastradas cubriendo su cuerpo con la bata roja que llevaba puesta —
— ¿Que putas paso aquí? — señaló a la sala molesta y asqueada, despues señalar al líquido blanco del sofá — ¿Que acaso no tienen una habitación donde puedan tener sus asquerosas intimidades?.
Al menos le hubiera encargado al sirviente que lo limpiará.
— ¡Ji Ji! ¡Tuvimos un par de atrasos y no tuvimos tiempo de buscar el lugar adecuado para hacer nuestro pequeño ritual~! — por su tono y sus jadeos se podía ver claramente que había recién acabado de tener relaciones sexuales — Iba llamarte pero recordé que no tienes celular, le dije al sirviente que te fuera a buscar, ya que necesito un favorcito tuyo, Loony.
— Mira que yo estaba ocupada pasando el rato, con mi amigo — me dió un fuerte golpe en la cabeza — Verdad, consolador.
— Vete a la mierda — desvíe la mirada molesto — ¡Si! Es cierto.
El búho alzó una ceja.
— ¿De verdad...? Vaya, esto es algo nuevo, que guste verte pasarla genial cachorrita, perdón, me estoy desvían del tema — aclaró su garganta, con una postura más educada se inclino hasta la frente de la sabueso — Necesito que me hagas el favor que siempre sueles hacer.
— ¡Mierda, Stolas! Ya te dije que no me agrada esa mujer, ¡¿Por qué putas no lo hacen los trabajadores de, Blitz?! ¡Esos soquetes pueden hacer el favor sin gritarse con la loca!
Creo que mejor me voy.
— Bueno, creo que un vaso de agua me está esperando en la cocina así que con su per-
El búho se me acerca con una mirada seria apretándo mi brazo, me obligó a verlo a la cara.
— ¿A dónde? Tu también irás con, Loona. Necesito que la acompañes, ella no puede irse sin su amigo.
— ¡¿Que?! ¡Principe, Stolas! ¡No embarre a más gente aqu-...
¿Por qué me detuve? Podía seguir gritándole que me dejara descansar un rato, pero, por otro lado, yo si quería acompañar a, Loona, se me hizo tan tonto negarme a su petición, miré de reojo a la sabueso, en sus ojos pude ver mi reflejo, aunque fueran del color más fuerte y puro que pudiese haber, notaba mi rostro, además, ahora ella me consideraba como un amio,, jamás tuve una amiga fiel, una verdadera amiga, un apoyo femenino, cerré los ojos por un par de segundos pensando si era conveniente o no, me daba pena ir solo con una chica, solo nosotros dos, que extraño, en mi trabajo siempre estube platicando con desconocidas y no me importaba, pero con Loona, es algo más diferente a lo que yo acostumbré hacer.
Levanté mi cabeza hacia los ojos puros del principe, asentí con una pequeña sonrisa, no quería demostrar aparte del interés por acompañarla, también la vergüenza que sentía.
Estoy pasando por cosas raras desde hace días, sin contar todo el maldito infierno.
— Acepto...
— ¡Muchas gracias! Se que ambos van a cumplir con mi mandado, agradezco mucho que no me dejarán plantado, más tu Loony — se acercó a la sabueso, con una sonrisa abrazo a Loona, a lo que Loona correspondió, se notaba su calidez por su cola la cual se movía de un lado otro — Por cierto, te vez bien con ese atuendo, ten cuido en el lugar, ahora tiene seguridad en su casa.
— Creí que no lo habías notado, gracias — desvío la mirada con un leve sonrojo en su rostro — no creo que haya problema con, ___.
— ¿Conmigo? ¿De que está hablando, Stolas?
Giró su cabeza hacia mi.
— Es algo complicado, pero no te preocupes, solo debes de avisar que trabajas para mí, bueno aunque mejor dicho de mi esposo, pero dí que también llegas de mi parte, usa mi nombre.
— Captado.
— Muy bien, el paquete se los entregaré personalmente, solo necesito que me den un par de minutos, ya saben — agregó luego de aflojarse su bata, parecía que el diablito había dejado el trabajo para atender a su pareja — lo que tiene que hacer para complacerme~.
Fueron sus únicas palabras, luego para retirarse de la sala, miré a Loona sin entender aún de cual se trataba el mandado que tenía encargado.
— ¿Resumen?.
— Si, debemos de ir a dejarle un paquete a su ex esposa — comentá la sabueso con enojó, dejando salir un fuerte suspiro, estaba tan molesta que maldijo su nombre —.
— Tranquila, apuesto que la pasaremos estupendo en el viaje, ¿Sueles hacer esto tu sola?
— Si... Bueno, tienes razón, está vez tengo compañía — rodó con una ligera pero fina sonrisa en su rostro —.
¿Por qué me incómodas?.
ঌ𝑃𝑅𝑂́𝑋𝐼𝑀𝐴𝑀𝐸𝑁𝑇𝐸 ࿐
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro