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𝕻𝕬𝕽𝕿𝕰 17.

CONTINUAMOS.

— Bueno, ya todos conocen sus trabajos.

Hace ya unos cuentos minutos que llegamos al edificio, Blitz empezó a ordenar a los demás hacer sus cosas de trabajo, Millie y Moxxie se tomaron de la mano mientras salían de la sala dónde estábamos.

Seguramente harían los encargos que debían realizar de sus clientes atrasados, de Loona no tenía que mencionar su trabajo, solo debía sentarse frente a la computadora haciendo lo único bueno que le da provecho a su talento, nada.

Eso me dejaba únicamente a mi solo, como el chico nuevo, el maldito alumno sin la atención de y el menos popular, miré a Blitz el cual se me acercó a mi, su mirada la plantó a mis ojos al momento de subirse a la mesa y hablarme lo siguiente.

— ¿A quien esperas? ¡Tienes que empezar a trabajar! Solo por qué el idiota de mi esposo te defienda no significa que te defenderá aquí, aquí es donde yo mando.

— Tranquilo hombre, si hay un cuerpo por matar, aquí me tiene, pregúntele a su hija como es que yo mato — voltee a ver a Loona, sus ojeras se alzaron para después voltear a vernos —.

— Si, si el idiota se sabe defender bien...

Ella respondió en seco mirando de su computadora, Blitz murmuró con enojó caminando en círculos, el no parecía tener aún confianza en mi sobre los encargos que podía hacer, aunque debería de asustarme un poco el echo de que tengo que matar gente por paga y nisiquiera se si la persona no se merece la muerte.

— Maldita sea Loona... ¡Bien! Solo por qué túbe esa charla contigo, tu y yo nos encargamos de los demás pedidos pendientes, son demasiados por lo qué regresaremos tarde, ¿No tiene algún problema eso verdad?

— Da igual, lo ayudaré a matar los pedidos pendientes.

No tardó mucho para que, Blitz abriera el portal hacia la superficie, antes de pasar por el portal mi jefe me había ofrecido un arma por el aspecto me daba a entender que la haría de francotirador.

El arma era tan bella carajo, tenía en sus bordes un hermoso color dorado brillante, formaba la imagen de un ojo en el lente de la mira con una pupila de color rojo, sonreí con emoción el tenerla en mis manos.

Blitz saco de la gaveta una hoja junto a un plumón, entregándomela me dijo que esas serían las personas que íbamos nosotros a matar, la lista estaba casi llena, 34 personas apuntadas y la mayoría estaba tachadas.

Supongo que esas ya estaban muertos.

Fuí el primero en cruzar del portal notando la nueva ubicación en dónde nosotros empezaríamos a matar, tenía al frente mío un pequeño jardín, diversas macetas colocadas en cada extremo de las cercas, estaba en el patio de alguien.

Mi jefe Blitz después de cruzar el portal, este se cerraría para después rápidamente cortar hacia la casa mientras llamaba mi atención que me apresurara, corrí detrás de el teniendo que agacharme por las bajas ventanas.

Blitz no tenía ningún problema en cruzar por lo que solo corría hacia el extremo de la casa.

Nos detuvimos en las escaleras de la puerta de la casa, con el arma en las manos me asomé por la ventana, aunque yo aún no sabía a quién íbamos a matar, dentro de la casa pude ver a dos hombres sentados en lo que sería la sala.

Creo que se trataba de una pareja de hombres, estos estaban agarrados de las manos mientras miraba la tele, un hombre de pelo canche al igual que su cabello mientras que el otro era una persona de piel morena, juntaron sus labios con un beso corto.

No pude seguir viendo más ya que mi jefe paso por la puerta de perros, ya saben, esas pequeñas entradas que tienen abajo para sus mascotas.

Yo por mi parte tuve que buscar la manera de entrar a la casa sin tener que cruzar por la puerta, ellos fácilmente me verían.

Está casa siendo de dos niveles túbe que escalar por el techo brindándome una entrada por la ventana y al ser techo inclinado pude llegar sin hacer ruido, asomé mi cabeza por la ventana revisando que no hubiera nadie más.

Pasé por la estrecha ventana cayendo en la habitación, parecía ser un cuarto de niño, algo que no tendría mucho sentido si se trata de una pareja de hombres.

Salí rápidamente del cuarto pasando por el pasillo hasta llegar a las escaleras me llevaron al piso principal de la casa, ahora mismo estaba con los sujetos al frente mío, teniéndo a estos mirando de la tele sin darse cuenta que estaba detrás de ellos.

Apunté con el arma hacia la cabeza de uno de ellos, no sabía cuál de estos era la víctima que debía de acabar pero de todas formas estos hijos de puta van directo al infierno.

— Te tengo... — apunte hacia la cabeza del tipo de piel morena —

— ¡Hermano, cuidado!.

La voz masculina sonada a mis espaldas me hizo fallar el tiro que tenía para el sujeto, intenté darme la vuelta rápidamente pero el sujeto detrás mío me había pateado fuerte la espalda obligando a soltar el arma.

— ¡Maldito entrometido! — traté de levantarme del suelo pero los sujetos ya me tenían agarrado de los brazos — ¡Quitenme sus putas manos asquerosas!

— ¡Gracias por avisarnos...! — el hombre de piel blanca se aferró a los brazos del otro — ¡Casi nos mata!

— ¡Tranquilo bebé! ¡Este hombre las va a pagar muy caro! — tomó el arma del suelo procediendo apuntarme — ¡Estás muerto bastardo!.

— ¡El que se va morir eres tú! — el hombre de atrás por un descuido bajó su mano, cosa que me dió oportunidad de tomarlo del cuello y empujar su cuerpo al frente mío —.

Por impulso desesperado el sujeto del arma disparó en contra de su supuesto hermano el cual caería al suelo entre gritos de dolor. Creo que también estaba en la lista negra.

Corrí tumbado al hombre de piel morena ya que parecía ser el hombre con más agallas para enfrentarme, aferré mi cuerpo contra el suelo evitando que se levantara, con mis propias manos túbe que golpear su rostro.

El hombre forcejeaba por apartarme pero por más que me arañara el rostro no me iba a quitar, no creí que el tipo de atrás se fuera a también revelar en la pelea.

Mi cuello empezó ser apretado por un pedazo de soga que el hombre había conseguido estando detrás mío el empezó a jalar hacia atrás obligandome a soltar al hombre de piel morena.

No tenía tanta fuerza como para realmente asfixiarme, arranque la soga de mi cuello rápidamente.

Para mí desgracia el sujeto del frente se había recuperado lo suficiente como para ahora tirarme y alejarme de su pareja, impactando contra la televisión me túbe que levantar con cuidado ya que el mueble que sostenía la tele empezó a tambalearse, eso me dió una idea para  estos sujetos.

El hombre de color corrió nuevamente hacia mi está vez con una botella, intentaría golpearme con eso pero al tener ya experiencia en este tipo de cosas le negué su ataque con una fuerte patada con mi pierna hacia su cuello dejándolo tirado frente al mueble.

Rápidamente empuje el mueble que sostenía la tele hacia el sujeto tirado en el suelo, no se si ya estaba muerto o no pero la cosa era que el dejo de moverse, un charco de sangre se paseaba por debajo del mueble.

Esto me dejaba ahora con el último hombre, el hombre empezó a retroceder hacia la puerta la cual sería su única salida de su muerte.

— Estúpido weco... — levanté el arma apuntando hacia el — No eres tan hombre después de todo, al menos tu pareja si me dió la cara.

— ¡No me haga nada...! ¡Yo no hice nada malo, nisiquiera lo conozco! ¡Te la puedo chupar si eso evita que me mates!

— Me das asco hombre, no pongas en ridículo nuestro género, maldita imbécil.

Esas fueron mis últimas palabras hacia el hombre, dispare contra el lograndole dar a su cabeza, cayó sobre la entrada de la puerta escurriendo por todo su alrededor.

Suspiré aliviado recostandome sobre el sofá, mierda, a todo esto nunca ví a mi jefe, me dejó el trabajo sucio eh.

— ¡___! — escuché a mi costado viendo a mi jefe — ¿Que tal? ¿Cómo me queda esta camisa? ¿Se ve bien?.

— Eres una mierda ¿Lo sabías? — expresé con enojó arrojándole el arma a sus pezuñas — ¡Me dejó el trabajo pesado!

— Tranquilízate, te vi desde las escaleras y la verdad no creí que fueras aguantar ni un puto segundo parado, ¡Eres un loco cuando se trata de pelear cuerpo a cuerpo!.

— Sus halagos no me satisfacen para nada... Por favor dígame qué esos tres estaban en la lista, no habré matado a dos por gusto...

El demonio se sentó a mi lado sacando la hoja con el plumón tachando los nombres de los sujetos, que alivio, si eran esos tres los que debía de matar.

— ¡Tres menos! ¡Ja! Estás perras estuvieron fáciles de matar, ¿Verdad?.

— El canche fue el único que no hizo mucho, mierda, ese hombre lo mate con la tele...

— Siéntete orgulloso idiota, muchas perritas saldrían llorando al ver sangre desparramada en sus manos ¿Eres una perra?.

— Jodete... Bueno, mejor apresuremos el paso, no quiero llegar tarde a dormir.

— Bueno, digamos que toda esta cuadra está relacionada con cosas malas, ya sabes de qué hablo, drogas, armas, drogas, dije drogas dos veces.

— ¿Que? ¿Me está jodiendo? ¡Un sicario matará a otros sicarios! Que cosas... — me levanté del asiento, acariciaba las partes donde había recibido fuertes golpes —.

— Ahora que trabajas con nosotros pues eso te convierte a ti en un sicario de cuarta, tienes mucho por aprender imbécil, no quiero que mi hija se relacione con ineptos, ¿me oíste...?

— Primero véase a un espejo y luego coménteme.

— ¡¿Que putas estás tratando de decir?! ¡¿Que soy un inepto?!

Salimos de la casa de las primeras tres víctimas, eso nos dejaba a las demás casas de toda esta cuadra como había comentado Blitz, fue algo tonto ya que simplemente podíamos matar a los bastardos con el arma desde lejos.

Pero sentía mejor tener que matarlos con mis propias manos, cada golpe que les daba me hacía quedarme callado pero a la vez satisfecho con mi "trabajo" cómo sicario.

Casa tras casa íbamos asaltando, las personas que se resistían eran acabadas con las mismas manos de mi jefe, creo que solo estaba el para verme y no ayudarme con los demás.

Esto era como encontrar un tesoro, en cada casa que nos adentrabamos nos encontrábamos con muchas cosas valiosas, desde armas con diseños bastantes llamativos hasta toneladas de cajas con bebidas alcohólicas.

Disfrutaba de cada asesinato que cometía con mis manos, esto ya no me importa, la primera vez en matar dudaba si lo que estaba haciendo estaba bien, pero al pasar del tiempo me di cuenta que no importa, son personas que tienen sus pases directo al infierno donde deben pertenecer, yo solamente les adelantaba su viaje al infierno.

Golpe tras golpe, casa tras casa, bala tras bala, muchas personas morían con forme el tiempo pasaba disminuyendo el tiempo de regresar al edificio, la última vez que túbe que aplicar más resistencia en una pelea fue cuando estaba con la sabueso.

Ahora se me facilitaba matar a esta gente, creo que los obesos me facilitaban mejor más cosas, con tan solo dejarles un agujero en su estómago estos ya estaban muriéndose por desangrando, uno de las víctimas que más se nos dificulto fue el acabar con una mujercita.

No puedo creer que las mujeres de hoy en día están cada ves más resistentes eh.

Ya habían pasado un largo tiempo desde que Blitz y yo empezamos a masacrar gente, en este mismo instante estábamos ambos recostados sobre los sofás de la casa donde iniciamos con nuestro primer asesinato del día.

Jadeaba con desesperación mientras limpiaba mis manos entre mi ropa de la sangre que escurría, para muestra fortuna habíamos acabado con todos de la lista, la última persona estaba sepultado 2 metros bajo tierra, mi jefe es extremadamente loco al jugar con los cuerpos muertos de las personas.

— ¡Que día! Cada vez me exita ver cómo esos hijos de puta caen al suelo sin vida — me dice Blitz sacando su teléfono — ¡Ya es hora de regresar!.

— Espere un rato... yo estoy muy cansado... déjeme recuperar el maldito aliento... — apenas respirando me quitaba la playera manchada limpiando mi rostro — Así que este es el trabajo de un verdadero sicario demente, matar sin pensar...

— Yo no lo llamaría así, solo matamos a gente que nos pidan y esas personas se dedican a cosas de mierdas, uno que otro inocente muere pero ese ya es su puto problema por metiche...

— Mierda, literalmente puedo mandar a las personas que me jodieron al infierno... Creo que ya se que haré con mi paga — expresé con seriedad presionando mi pecho, ya había caído la noche y aún seguimos en la superficie —

— Bueno la verdad no me importa que vayas hacer, solo por favor no faltes al trabajo...

Faltar al trabajo, ¿Cómo iba yo faltar a este trabajo? Diría que es el mejor trabajo hasta ahora que eh conseguido, bueno esto más bien fue a la fuerza.

— Si, siempre escuché esa palabra de mi anterior jefe... Ya sabrás, el local que destruyeron — lo mire de reojo, ví desviaba la mirada soltando y par de silbidos —

— Sii... Sobre eso, mierda, Stolas... Osea mi marido me dijo que... Puta madre que difícil es está mierda, quiero... Bueno el quería que... ¡Puta! ¡Pedir disculpas por haberte jodido la vida! ¡Ya está, lo dije! ¡Si! ¡Un punto para mí!

— ¿Que? Rayos, creí que nunca se iba a disculpar por eso, mire que no me lo esperaba de usted, jefe.

— Si, si lo que sea... Por cierto... Blitzø, ese es mi nombre pero la ø es muda, por si quieres llamarme así o no se cómo putas me vas a llamar...

— Suena bastante genial el nombre, Blitzø... Tengo una pregunta.

Antes de irnos de aquí, me gustaría saber algo que uno de los dos de la parejita me había mencionado algo de el, quería confirmar si era verdad, o preguntar que fue lo que hizo el, empezando con la primera pregunta.

El desconsertado volteo a verme y arqueo la cabeza.

— ¿Cómo hizo usted para... Dejar ese vicio atrás?

La pregunta estaba relacionada con su pasado, si mal no recordaba, el también había pasado por la misma situación que yo, tubo sexo con muchas o... Muchos.

Bueno no quería saber con quién lo hizo, si no como hizo para dejar de hacerlo, osea, yo siendo un adicto al alcohol, necesito calmarme con una mujer, es una forma placentera que descubrí durante mis noches de insomnio, siempre terminaba arrastrando una mujer a la cama.

Sin importar que tuviera pareja o su vida social, siempre me ganaban las ganas de fornicar con una persona.

Blitz cruzo sus brazos viéndome con una expresión del por qué yo quería saberlo, tal vez el tenga su duda del por qué quiero yo saber eso, tal vez para dejar de tener sexo con desconocidas cuando salga de aquí, no, la verdad es que no eran por ellas.

— ¿Por qué me está haciendo esa pregunta...? — Blitz me miró con ojos entre abiertos — ¿También cogías?

— Por qué se lo voy a negar, lo hacía por muchas razones personales... Más que todo era por necesidad, las posibilidades de conseguir un buen trabajo sin estu-

— Si lo sé... Son muy bajas, no tendría por qué rayos contarte mi historia, pero pasaste por lo mismo que yo, creo que tú opinión no me vendría mal escucharla, bien.

— ¿Bien que...?

— Te la cuento, pero no ahora, tengo un dolor de cuerpo y el idiota de Stolas seguramente va usar esta vez la esposas en mí.

— Esa ya es mucho detalle, vámonos...

Todo esfuerzo y trabajo tiene su recompensa, la nuestra fue un par de armas con dos cajas llenas de botellas de alcohol.

Loona abrió el portal dirigido está vez en el edificio y no a casa del búho, su reacción al vernos con cajas de alcohol fue la de una alegre, yo también estaba feliz por las botellas que habíamos conseguido.

Antes de salir del lugar con una botella en sus manos nos comentó que Millie y Moxxie tuvieron que retirarse por asuntos personales.

No iba a quedarme a charla con ninguno de estos dos, tal vez estaba cansado pero no tan flojo para que me arrastrarán al auto, tomé una de las botellas y salí de la oficina hasta el ascensor como debía de hacer, me senté un rato a esperar que ellos cerrarán las puertas y retirarnos del edificio, al menos ya tenía alcohol para saciar mi armonía, la malo era que cuando bebo era cuando más ganas tenía de aventarme a una chica y en este infierno literalmente puedes cogerte a cornudas.

Mi jefe junto a la sabueso entraron al ascensor mientras que uno marcaba el piso el otro solo bebía de la botella y esa era Loona, recuerdo cuando me dijo que Blitz, le había enseñado a beber así de la botellas alcohólicas , ¿Que hubiesen echo ustedes en su caso? Yo ahora no puedo negarme a una botella así por lo que mi respuesta sería aceptar de su enseñanza, pero apuesto que si no bebiera no me animaba nisiquiera hablarle a mi padre, nisiquiera el llamarle padre.

Salimos del edificio y como se suponía pues ya estaba todo oscuro, más de lo que se mantiene de día en este infierno, dentro de la furgoneta la cual nos encontrábamos acabados, Blitz se arrojó al espacio de atrás dejándome a Loona de lado del asiento, por equivocacion me había subido al asiento del conductor y no fue al lado, fue directo al volante.

Loona algo confuso me preguntó que si yo iba a manejar, nisiquiera tenía pensado tocar del volante, estaba tan cansado que mi cuerpo no daba para más movimientos, dentro de mi, en mi maldito corazón y mente podrida me daba la idea y sensación que tal vez debía ser yo quien maneje.

Este instituto del cuando sabes que debes hacer lo correcto, tu mente te informa con una imagen que deberías hacer, tu lo niegas justo en tu mente, pero tú corazón reacciona con latidos rápidos y fuertes, al final terminando de hacer algo que no querías y resulta que te termina haciendo ver bien delante de la gente.

Con falsas ganas le dije que iba a manejar, pero está sabueso jamás insiste en algo por lo que solo me dijo que no nos fuéramos accidentar, todavía que me mira cansado y me avisa que no me vaya accidentar, era como darle el volante a un ebrio, sabes que algo va pasar pero te vale igual y lo dejas hacer, así era ella.

— ¿Que hicieron?

Loona me habló mientras yo conducía con el esfuerzo de no caer dormido al volante, estaba distraído que su pregunta tubo que repetirla al ver que no le había entendido, nisiquiera prestado atención.

Era raro que me preguntará sobre lo que hice con su padre, creyendo que mi jefe habia escuchado la pregunta voltee a verlo, Blitz seguís recostado con el rostro tapado produciendo leves ronquidos junto a gemidos, bueno, tendrá sus sueños húmedos el diablito.

— ¿Tu padre y yo...? — procedí a pellizcar mi brazo — pues... solo el trabajo, matamos y... Parezca raro pero charlamos.

Si, muy raro, charlar con este diablo era difícil, nisiquiera puedes establecer una conversación cuando te mete varias.

— ¿Ustedes? Si claro, no se que mierdas te dijo pero ambos estaban callados... — tan raro le parecía vernos a ambos callados —

— Tranquila sabueso, solo trato de caerle bien a tu padre, es lo mínimo que puedo hacer por darme la oportunidad de trabajar para pagar mi deuda, no cuestiones nada.

— Si tú lo dices... Tengo una pregunta, bueno, mejor dicho dos preguntas — deja salir un fuerte suspiro — ponme atención idiota que está vez no repetiré.

Joder, ahora que tiene que decirme.

— Dime...

— Puta madre... Es tan vergonzoso hacer este tipo de preguntas y más que se trata con un humano... Tu... Emmm... Carajo... ¿Cómo te sientes...?

¿Que? Esperen, creo que el sueño me está haciendo escuchar palabras inciertas de esta sabueso.

— ¿Que...? ¿Cómo me siento?, ¿Que clase de pregunta es esa?

— ¡Solo responde idiota! ¡¿Cómo te sientes?! — exclamó ella con sus brazos cruzados —

— Tranquila chica, yo me siento bien aunque suene raro viniendo de ti... Me siento bien, gracias por preguntar — que tramas sabueso — ¿Y la otra...?

— Oh, ¡Si!, Si ya voy... Emm... ¿Te gustó pasar el día conmigo?

— ¡¿Que?! ¡Wou!, Loona, no se quién te pagó para que te comportaras así conmigo pero que mala que no salga de tu parte.

— ¡Vete a la mierda idiota! Solo trato de ser buena contigo y resulta que no te gusta como te trato, pues ¡Bien! Lo haré como antes — la sabueso se me acerco para proceder a golpear mi entrepierna — ¡¿Cómo estubo tu estúpido día?!

— ¡Mierda! ¡Como una golpe en mis bolas! — apreté las orejas de la sabueso — ¡¿Y la tuya?!.

— ¡Ahhh!, ¡De lo mejor sin tu presencia horrible pedazo de mierda!











DEBÍ SOLO AGRADECERLE A LA INFELIZ.















CONTINUARÁ.

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