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CONTINUAMOS.
— ¡PERO QUE BIEN TE MUEVES!
Habían pasado una gran cantidad de canciones, todas tan movidas que las anteriores y entre eso más motivos para seguir bailando con la sabueso. Estaba tan fuerte el sonido que debíamos de gritarnos para poder comunicarnos o simplemente hacernos señas.
Ella había estado tan apegada a mi que en todas las canciones tuvimos que tener nuestras manos unidas, claro fue algo que me tomo de sorpresa, estaba ya con la mente en las nubes que no sabía en qué pensar.
Nunca había estado tan alocado en una fiesta tan llena y más con sabuesos infernales. La cabeza me daba tantas vueltas que a veces debía de recostar mi cabeza sobre el pecho de la sabueso, también era como una excusa para tener mi cabeza entre sus tetas.
Su cuerpo era toda una maravilla, en este lugar tan malvado también existía la belleza, jamás me había sentido tan atraído por alguien y menos con una que fuera un animal.
La tomé fuerte de las caderas apegandola hacia mi, su cola tan larga y esponjosa la tenía entre mis caderas, sus glúteos rozaban con mi entrepierna, moviéndose de un lado a otro sin dejar de restregar sobre mi.
Le di una media vuelta a lo que ella rio teniendo que aferrarse hacia mis brazos y verme directamente a los ojos, con sus ojos tan seductores.
— Te mueves tan bien que haces parecerte a todo un maldito profesional — me dice acariciando mis mejillas con sus patas —.
— Aún no me miras en acción~ deberíamos de ir a otro lugar más alejado de los demás~ — apenas si podía hablar, jalandola de su pata y apegarla a mi pecho —.
— Me tientas perrito, pero no puedo irme ya que mi novio puede preocuparse — me dijo sin pensar y con un tono tan desinteresado —.
— ¿Que~? Así que tienes novio~ pues no te preocupes mamasita que yo le parte todo su oscico y te reclamo como mía~ — di un fuerte golpe a mi pecho —
Pero que cosas puede decir uno cuando está muy loco por culpa del alcohol.
— ¿De veras? Pues en ese caso te llevo con el~ demuéstrale quien es el rey de esta puta fiesta~.
En cuanto terminó de mencionar su oración ella jaló fuerte de mi brazo, mi brazo estaba tan anclado de su agarre que solo seguí su paso, con la mirada estampada en sus caderas.
Cada paso que ella daba su cola se meneaba de un lado a otro, sin dejar de verla procedí a meterle mano, ella volteaba a verme con ojos coquetos, pero siempre túbo que quitarme las manos de sus caderas.
Subimos cada escalón de las escaleras, parecía que me estaba llevando a la segunda planta del domo, de tanto estar ebrio me empezaba a dar una completa inquietud por todo mi cuerpo.
Sentía las ganas de tener mi puño sobre el rostro de alguien, quería golpear a alguien sin controlar mis fuerzas.
Pasamos por toda una gran multitud de sabuesos, algo que había mucho por notar era en esta planta alta, todo el lugar se había tornado a una más elegante, todo el lugar al igual que los muebles y mesas eran de color negro.
Mire a todos de mi alrededor, todos portaban con traje negro de manga larga, este lugar era para las fiestas de parejas que suponía que había dicho Loona, el nombre de la sabueso resumbo por mi mente.
Alcé la mirada con la poca conciencia que me quedaba, Loona. Debía buscar a Loona ya que no debía de meterme en problemas, me descuide con todas esas bebidas alcohólicas, el ambiente de repente se fue colocando más frío.
Sentía que la temperatura del lugar empezaba a cambiar tan de repente, de una búsqueda desesperada en un movimiento que hice por ver a mis alrededores pude verla. Pude ver a Loona a lo lejos, alcé mi mano tan rápido como pude, intentando llamar su atención, note como ella empezaba a reírse a carcajadas, parecía estar hablando con alguien más.
Se trataba de Vortex, no podía interrumpir su plática ahora con el sabueso, me ahorre mis palabras y decidí no seguir llamando su atención dejándola que ella siguiera pasándola con el sabueso.
De la nada la pata de la sabueso dejo de tomar de la mía, voltee a ver al frente ya con la conciencia no tan devuelta, frenamos frente a una mesa, la mesa estaba ocupada por 3 de esos sabuesos de toda la fiesta.
Cada uno de ellos portaba una copa en sus patas mientras reían con intensidad, algo que debía decir era que estos no eran tan grandes como el tamaño de los anteriores que había visto, uno de ellos era al más bajo y era el de enmedio, con un chaleco color blanco al igual que su pelaje, sus patas llenas de delirantes anillos de oro, creo que estaba en problemas...
— ¡Rigor! — grito la sabueso al grupo sentado en la mesa — ¡Date la vuelta y contempla a mi pareja!
— Ehh.. hay pero que mierda... — murmuré poniéndome al frente —
— ¿Mujer? — el lobo de pelaje blanco se levantó de la mesa dando una media vuelta — ¿Que acabas de decir?
— ¡Dije que ya no quiero estar contigo, pedazo de mierda blanca!
¡¿Pero que putas le estaba pasando a esta por la cabeza?!
— Tengo a mi nuevo macho el cual es más divertido y caballeroso conmigo — jaló de mi mano aferrándose a mi hombro —
— ¿Que mierda estás diciendo mujer? — volteo a verme rápidamente empuñando sus patas — ¿Y tú quien putas te crees para seducir a mi hembra?
De repente las miradas de las diversas parejas que se encontraban en todo ese enorme salón fueron llevadas hacia mi, susurraban entre si con su mirada directamente en mi, tanto fue la atención que llamamos que tuvieron que acercarse hacia nosotros, rodeando a cada uno de los que nos encontramos en la mesa.
¿Realmente valía la pena pelear? O mejor dicho, ¿Realmente valía la pena defender a esa pobre mujer?, No claro que no. Maldita maña que tenía al dejarme llevar por el hermoso físico de esa loba.
No me iba echar atrás, acomode mi camisa dando un fuerte suspiro y dar un segundo paso al frente y verlo directamente a los ojos teniendo que levantar un poco la mirada.
— ¿Te molesta que le de mejor atención a tu hembra? — mis piernitas me tiemblan un chingo —
— Pero que tonto eres al venir a quitarme a mi hembra, seguro debes estar con la boca llena de alcohol~
— Ponte serio hombre, estamos hablando de una hembra atractiva — comenté empuñando mis manos —
— Tienes razón... ¡Pongámonos serío!.
De todos ellos el lobo tal llamado Rigor se quitó el chaleco que traía puesto, quedando simplemente con su pecho al aire libre, el tipo estaba realmente marcado que juraba que podía hasta lavar la puta ropa en su abdomen.
Fue el único que no portaba un antifaz en el rostro así que por lo tanto tendría algo de ventaja al tener la vista completamente libre.
Estando ya sin la chaqueta este empezó a caminar lentamente, cada pisada que daba hacia que yo también diera una, caminábamos lentamente en círculos en toda esa multitud de espectadores.
Coloque ambas manos en la posición que debería estar, en defensa. En sus puños podía sentir toda su irá que empezaba a cargarse, había cometido el error de desafiar al sabueso.
Entonces empezó, el sabueso corrió hacia mi con tanta irá que dió un fuerte grito, alzó su brazo derecho teniendo la pata con sus garras sacadas, todo empezaba a sentirlo en cámara lenta.
No había nadie quién me ayudase a detener la pelea que yo mismo había provocado, por instinto de defensa levante mi mano con rápides, la puse fuerte aplicando todas mis fuerzas en esta, esperando a que su brazo fuera detenido.
Algo que no espere que llegara a funcionar paso, su brazo no pudo impactar contra mi rostro ya que había logrado detener su ataque, pero mi brazo soltó un fuerte crujir, el dolor fue algo que pude sentir recorrer por todo mi brazo completo.
Levante la mirada molesto, estaba molesto por el golpe que habia recibido, con mi mano algo estable sujete del brazo de este, luego de eso devolverle el golpe teniendo que dar un fuerte salto para lograr acertar a su oscico.
Créanme que cuando le di ese golpe sentí como toda esa adrenalina recorrería por todo mi cuerpo, pinté una sonrisa juguetona en mi rostro, el lobo gimio del dolor pero no tanto como para demostrar que el golpe había sido tan duró.
Viendo cómo este se daba la vuelta corrí hacia el, junte nuevamente mis fuerzas en el brazo dañado nuevamente acertando un golpe directo en sus partes.
Los abucheos de todos los espectadores sonaron en medio de la pelea, Incluso a mi me había dolido darle ese golpe en sus partes.
Gruñó de dolor cayendo de rodillas al suelo mientras que con sus patas sostenía de sus partes, su mirada estaba directa al suelo, creo que se había olvidado de ponerle atención a la pelea.
Cómo último de mis ataques me acerque a su rostro adolorido, levanté mi pierna derecha para luego patear el rostro del sabueso, había jurado que me había dolido más a mi que a él, el cuerpo del sabueso se sentía grueso por sus músculos.
Finalmente había tumbado al sabueso al suelo, pero esto recién si empezaba a ponerse tan emocionante.
— ¡Malnacido hijo de perra! — apuntó con su pata hacia mí — ¡Ataquen al sabueso de traje negro!
— ¡Bien, más pelea! ¡Me estube aguantando desde hace unas horas para golpear a uno de ustedes!.
Esto si que fue una maldita porquería, en medio de todos aquellos que miraban de la pelea salieron varios de los sabuesos, todos portaban el mismo traje negro, no me sorprendía que estos trabajarán para el sabueso.
Tampoco podía bajar la guardia por el lobo derribado, había sido tan fácil derrotarlo como para que pidiera el apoyo de otros.
Uno tras uno salía de la multitud, había perdido el conteo de la mayoría de algunos, caminaron en todo mi alrededor con sus garras estando ahora expuestas.
— Pero que injusto, soy solo uno — dije en broma mirando a cada uno de ellos —.
— ¡Eres tan cobarde que mandaras a tus matones hacer el trabajo en vez de hacerlo tú, maldito maricon! — la sabueso de dirigió al tal Rigor entre carcajadas —.
— Creo que sería bueno no molestarlo — Uno de los sabuesos se tiró hacia mi logrando tumbarme al suelo —.
Todos aquellos que me rodeaban no estaban en buena forma, ¡Genial!.
Podía sacarle ventaja a esto, el sabueso que logró tirarme al suelo no lo sentía para nada pesado, pude librarme de sus garras de forma rápida, empujé rápidamente su rostro al suelo dejándolo completamente quieto.
El siguiente intentó patear de mi pecho pero con el mal físico en el que se encontraban era fácil defender sus golpes, tomé su pata aún estando en el suelo para luego golpear a esta con mi codo sacándole un fuerte grito.
El siguiente fue alguien que me tomo en verdad en sorpresa, enterró todas sus garras a mi cuerpo, contándome más a mi pecho eh rostro, el antifaz que traía puesto había quedado rota, estando alarmado tome rápidamente de sus garras aún que me había costado.
Las junte frente a el para luego golpear de su panza sacándole el aire, aún quedando de pie intentó safarce de mi agarré, incluso me había enterrado sus garras nuevamente en mis muñecas, contuve el dolor que sentía por el daño que había recibido por sus golpes que no había logrado esquivar.
Lo mire fijamente a los ojos colocandole una expresión de odio y desprecio, solté sus patas, y al hacerlo túbe que bajar la mirada hacia mi ropa.
Mi ropa estaba toda completamente dañada, no se podía decir lo mismo de mis jeans, creo que ya no hacía falta tener que seguir actuando como uno de ellos en esa fiesta.
No me había dado cuenta del silencio que se había formado en todo el lugar, todos aquellos que miraron de la pelea tenían sus mandíbulas abiertas.
Baje la mirada de la vergüenza que sentía... Quité la tela dañada sobre mi cuerpo, llena de manchas de sangre fresca, arrojando de mi ropa al suelo.
De la misma manera me quite el antifaz dañado sobre mi rostro, notando como todas sus expresiones pasaban a ser a unas en shock.
Limpie de las manchas de sangre que corrían por mi abdomen y rostro, creo que había de dejado de ser uno más de integrante de la fiesta, se alejaron todos de mi lentamente tomados de la pata de su pareja.
Otros sacaban de sus bolsillos su teléfono con la parte de la cámara apuntando hacia mi, respire con dificultades teniendo que retroceder de todos de los que me rodeaban, volteo a ver a la sabueso de pelaje negro.
Ella simplemente se alejo de mi rápidamente, colocándose detrás del lobo blanco.
Si supe que fue una mala idea, ¿Entonces por qué diablos no me detuve?, No lo sabía, pero lo que si era que debía salir de la fiesta, ya no era más un invitado para todos ellos.
Corrí en cuanto pude del lugar, sin saber por dónde debía de dirigirme me acerque a la mesa que estaba cerca del cristal del enorme domo, tome de esta y la lancé contra el cristal logrando quebrar de este, sin voltear a ver atrás salte hacia el frente, dónde el estacionamiento de autos estaba.
Mi corazón latía por cada jadeo fuerte que soltaba, caí al suelo apenas logrando mantener mi cuerpo equilibrado, giré la mirada en cuanto había tocado el suelo.
De todos aquellos que miraban de mi presencia solo pude fijar la mirada en un solo sabueso... Se trató de Loona, Loona miraba de mi con una expresión sería, mi cuerpo dejó de correr en ese instante.
Solo pude verla a ella directamente a los ojos, varios de todos esos voltearon a verla a ella, con su dedo apúntado hacia mi.
Su respuesta fue tan clara, ella solamente negó con su cabeza tendiendo sus brazos cruzados....
— Nisiquiera hiciste nada por ayudarme... — murmuré saliendo del lugar molesto —.
No iba nisiquiera esperar que pasara por mi...
Lo admito, fui yo quien la había regado en toda la fiesta, no se por que pensé que tal vez pude haber encajado aquí, fue algo tan estúpido pensar tan positivo.
Todo el lugar era una mierda, las amistades eran una mierda, el lugar era una mierda, Loona... Loona era una maldita mierda.
Acelere mi paso a la mansión del búho, esperando que no se enterará de lo que había provocado en el enorme domo, recordaba lo que había dicho, que no me fuera a meter en problemas, y que hice pues meterme en problemas.
Sabía que sería una mala idea haber aceptado la invitación del sabueso, apostaba que ahora mismo estaría completamente enojado conmigo, y no solo yo sino también con Loona.
— Bien echo viejo pendejo, acabas de echar a perder una fiesta en la que pude haber encajado con esos malna-
— ¡____!.
La fuerte luz hizo cubrirme el rostro, provenía detrás mío junto con la voz que había llamado de mi nombre, apreté mis manos con frustación teniendo que darme la vuelta, creí que se trataría de Loona, una muy enojada Loona.
— ¿Quien carajos es..?
— Amigo soy yo — dijo saliendo del vehículo apagando las luces —
— ¿Vortex...? Hay mierda, escucha cuánto lo siento... Más que todo fue mi culpa, yo inicié esa pelea y ta-
— Relájate amigo, primero que nada ¿Estás bien? Esas heridas dan muy mala pinta — abrió la puerta de su vehículo — venga, lo ayudo.
Subí adolorido al auto de Vortex, el tener contacto con su asiento me hizo apretar las manos, mi cuerpo estaba con las marcas del sabueso que me había enterrado sus garras, mi rostro era lo de menos ya que solo tenía una cicatriz sobrepasando mi ojo quedando atravesado.
— Mierda....
— Tranquilo, sabes que estuvo mal lo que hiciste en la fiesta, ¿Verdad?.
— Si lo sé... Fue algo estúpido.
— Si, bajaste mucho la guardia en el ataque del tercer sabueso.
— ¿Eh? ¿Bajar la guardia? ¿Que no iba a decir algo sobre la fiesta?.
— Debería amigo, pero hace mucho que no disfrutaba tanto de una, estuviste genial peleando contra esos, Rigor era uno de malos pasos, un matón.
— Si, esa loba me lo dejo en claro cuando lo provocaba....
Voltee a verlo apenado.
— Igual perdón por haber arruinado de la fiesta, siento que no debí de haber llegado.
— Relajate, sabes que a mí novia le encantó también ver todo ese show, antes que te viniera a encontrar me dijo que te invitaba a la fiesta que daremos el próximo mes.
¿Le había agradado a la novia de Vortex? Entonces si me había lucido en la fiesta, digo... ¡Ya tenía planeado todo eso!.
— ¿De verdad? Eso es genial, entonces no la cagué del toda.
— Por supuesto que no, pero está vez me aseguraré que la fiesta sea algo más discreta, tal vez usar otra cosa en vez de un antifaz.
— Sabe... Mejor sin nada al rostro, no se sintió tan cómodo tenerlo por mucho tiempo.
— En algo acertamos, bueno amigo... ¿En dónde te paso a dejar?.
— ¿Sabe dónde vive, Loona?.
— Si, me enteré por medio de mi jefa que vivía con la realeza, ¿Por qué?.
— Es donde por hora estoy alojado — el sabueso volteó a verme colocándome una sonrisa de no haberme creído —.
— ¿También tu? Quien diría que un humano se junta con los de la clase alta, eres un humano con muchos secretos.
— Si... Son tan secretos que ni yo sé que lo son.
Tuvimos una larga charla durante todo el camino de regreso a la mansión del búho, está vez había socializado un poco más con el sabueso. Nuestra plática se alargó más de lo que debíamos de llegar a la mansión.
Debía decir que Vortex era alguien genial, se preocupaba por los demás, aparte de que era trabajador de una tal llamada Verosika, ¿Quien coños se va estar llamando Verosika?.
No lo sé, pero algo que si entendía era que Vortex no tenía los días libres como lo había pensado, trabajaba para alguien de mucha fama y estrellas, también alguien con quién mi jefe ya habia estado antes de todo el casamiento.
Vaya dato tan interesante, su auto se detuvo al frente de las enormes puertas de la mansión, está era mi última parada, apreté mi mano con su pata dándonos una despedida, al final el recordando que le llamé por si necesitaba algo.
Estando solamente parado en frente de las puertas, solté todo mi estrés, frustación por medio de un fuerte suspiro, también debía de mantener la calma, podía ser interrogado por cualquiera dentro.
Aparte de que estaba con el cuerpo lleno de heridas y sin la camisa puesta, pudieron agrandar la voz del vídeo y así llamar su atención al búho y no solo a él sino también a todo el mundo.
Toqué del timbre esperando algunas respuesta de alguien, si la tuve pero no fue tan normal y directa que digamos, las puertas se abrieron al segundo que espere, crucé el enorme jardín de la mansión.
Cada vez estando más cerca de la casa del búho y de mi jefe, ya estaba preparando varias de mis mejores excusas para que no pudieran decirme nada sobre la fiesta, las heridas que traía en todo mi cuerpo y del por qué había venido tan solo sin la compañía de alguien, estos diablillos me trataban como a uno más de la familia.
Inhanale con fuerzas procediendo a tocar la puerta, espere ver tras esa puerta a la señorita Octavia, con ella no habría ningún problema sobre la fiesta...
— ¿____, eres tú?.
— Puta madre... — murmuré dándome una palmada en la frente — Si... Soy yo.
Era la voz de Stolas, ahora sí me iba a ir mal con todo esto de la fiesta.
— ¡¿Pero que carajos te sucedió?! — Se acercó a mi jalando de mi brazo — ¡Esto está mal!
— ¡AHHH! no me toque el pecho que me duele un chingo... — me aparté de su mano —.
— ¡¿Podrías explicarme qué te pasó?! ¡Estás muy lastimado!
— No es nada Stolas, solo tube unos problemas con un par de sabuesos y pues... Le di su merecido.
— ¡Te dije exactamente qué no quería que provocarás ningún problema! Confíe en ti humano.
— Lo sé, lamento haberle desobedecido su orden, pero ese idiota me cayó tan mal que no soporte darle un su buen manotazo al bastardo.
— ¿En dónde está mi hija?.
— Emm... A ella, pues ella se quedó en la fiesta ya que se avergonzó de mi y del problema y pues mejor se quedó.
— ¿Te veniste solo con ese frío y sin la camisa? — me vió directo a los ojos con expresión confusa —
— No, mi amigo Vortex me hizo el favor de traerme acá. Básicamente todo se quedó bien, ¿No?.
— Le dije a Loona que te cuidara y no cumplió con mi condición.
— Stolas, usted está hablando de Loona, era de esperarse... Iré a darme una ducha, ¿Me presta su baño?.
— Si, pero cuando salgas hablaré contigo, y no solo yo, Blitz también quiere verte.. — dijo retirándose de la puerta —
— Tragame tierra...
NO OTRA VEZ...
CONTINÚARA..
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