EL FIN.
CONTINUAMOS.
Pasaron ya hace unos minutos desde que un humano y una sabueso de pelaje blanco salieron de la habitación, en la mesa ya con unos platos de comida servidos, se miraba al tal diablillo acariciando las cálidas mejillas de su hija adoptiva, fue para su padre toparse con la presencia de su hija en la mañana frente a la mesa
Loona no iba rechazar tal afecto, en parte habia sido su culpa por haberse ido por tanto tiempo, rara eran las veces que era correspondido el diablillo con sus abrazos en la sabueso, el hombre solo pudo ser testigo por una esquina de la mesa como su amiga abrazaba a su padre.
— ¡Por poco mando a buscarte! — dijo el diablillo entre lagrimas, estando en los brazos de su hija. Daba fuertes besos sobre la frente de ella por la angustia que habia pasado una semana sin ella.
— Aquí estoy papá, solo nos invitaron a un lugar y ya, no es para tanto.
— ¿Para tanto...? suerte que Octavia me llamó, ustedes dos fueron a la casa de esa mujer, ¿Qué idea tan errónea fue esa la suya...? —agregaría el búho entre brazos cruzados, volteo su cabeza de manera que vio el rostro del hombre parado en la esquina de la mesa — ¿Tu por que dejaste que esa mujer te invitara a su casa?
— El no tiene culpa de nada, así que no le hagan caras. Además, que yo recuerde, fue tu idea que el fuera a su mansión, ¿ya se te olvido a que lo mandaste?
Como lo prometió, estaba defendiendo a su amigo de las preguntas que se imagino que le harían, Stolas no quiso seguir con la platica ya que par ser exactos con la sabueso y el, pues claramente salía perdiendo el, claro.
El hombre al ver ese acto tan amable de su amiga, con mucha vergüenza mira hacia cualquier lado que no fuera hacia ellos, sus mejillas pintaban un color rojizo y muy notorio. Stolas rio tímidamente retirándose de la vista del hombre al estar de acuerdo con la sabueso, ya podían comer un poco más calmados que las explicaciones habían acabado.
Tardaron un poco la pareja de amigos en ver que sus compañeros de trabajo habían llegado al desayuno de esa fresca mañana, Millie y Moxxie estaban entrando al comedor, muy gustosamente fueron recibidos por su jefe con un enorme abrazo grupal, y nunca faltaba los fuertes insultos de humor a su querido empleado, Moxxie.
Una grata reunión de amigos habia ahora sobre la mesa de la realeza, daban torpemente la bienvenida a la pareja de amigos que se habían ido, era algo curioso para la parejita de casados, en especial para Moxxie, días atrás recordó ser muy mal recibido el sujeto por todos, sobre todo por su compañera de trabajo.
Ahora le contaban la historia que estos dos se habían escapado una noche sin dudar.
Una ligera sonrisa bufo al pensar tales cosas de estos dos. Las charlas seguían pasando sobre la mesa incluso aun si ya habían acabado de comer, el centro de atención se trataba de Loona y Moxxie, el diablillo se defendía de los chistes que comentaba la sabueso de él. Millie por un lado no podía con los sobrenombres que recibía su marido, "Pilín de hormiga".
¿Por que no dejarse insultar por los demás para caerles bien en las reuniones?.
Por un segundo es que, Loona rio a carcajadas de ver como su padre y Moxxie se dirigían las palabras entre ellos, acostumbraba a ser divertida si uno de sus compañeros eran jodidos por su padre, pero entonces fue donde ella lo notó, todos en la mesa se hablaban con los demás o bromeaban, todos excepto uno. era el sujeto.
Notó como su amigo tenia una expresión baja, a la vez levantaba la cuchara y masticaba la comida por su boca pero el la masticaba lentamente, estando su cabeza apoyada sobre su mano y una mirada tétrica solamente al borde de la mesa, no estaba prestando nada de atención a las bromas o palabras que decían los demás.
Habia tenido la misma cara esa noche que habían entrado al palacio, Loona estaba sentada justo al frente de donde estaba su amigo comiendo, con su calma moviéndola de lado a lado quiso intentar atraer su atención.
Por un descuido, Millie giro por presentimiento que unos de los pocos de la mesa no se estaba divirtiendo, sobre todo por que no habia escuchado la voz masculina del empleado nuevo.
Fue en ese entonces donde esta notó como una sabueso le hacia señas al hombre que comía del tazón, por no ser tan discreta. Bajó levemente su mirada para ver como la pata de la sabueso se montaba sobre la rodilla de aquel empleado, algo habia entre ellos.
— ¿Por que tan callado? — dijo su amiga al hombre, que apenas si pudo reincorporarse otra vez en la comida, parecía haber estado en trance por el rato que todos habían hablado, volteo su cabeza al rostro de la sabueso y por fin tuvo un poco de interacción con ella.
— Perdón linda... creo que me entretuve con la comida de tus padres.
Loona sabia a la perfección que le estaba mintiendo, intentó ser un poco más sueva con el, teniendo sus orejas un poco bajas pero en su mirad una tierna expresión que demostraba también a la vez preocupación hacia el.
Todos en la mesa quedaron con la impresión del como el humano le habia dicho a la sabueso, excepto uno, el príncipe Stolas. Millie y Moxxie fueron los primeros en expresar el típico sonido al estar ante una escena dulce, "Awww". Ya se esperaban un poco de que el sujeto se sentía atraído por la sabueso pero contaron que ya se habían llevado tan bien que ahora tenia un diferente trato en ella.
Loona contuvo su expresión, no se espero ese tipo de respuesta de su amigo frente a todos ellos.
Moría esta sabueso por que todos acabaran en la mesa para poder besar al hombre en sus labios, incluso estando esos escenarios en su mente, Loona se apenaba un poco por su forma de pensar, estaba adorando demasiado al humano.
— ¿Me perdí de algo?. — comentó Blitz al ver a su hija sonrojada por el comentario de su empleado.
Stolas se alarmó un poco al enterarse de la expresión de su prometido, una señal más y este se armaría molesto sobre la mesa para sacarle preguntas directas a su empleado, Stolas abrazó a su marido por la espalda mientras dejaba salir pequeñas carcajadas.
— Vamos cielo, ¿no es dulce que a, Loona le digan cosas lindas sus compañeros?.
— Bueno si, pero que no venga de ti Moxx, no eres digno de decirle cosas dulces a mi cachorra. —olvidó por completo que las palabras mencionadas vinieron de su empleado que se pasó al pobre diablillo
— Si, si, lo que diga señor. — rodó sus ojos en enojo a su jefe por las tonterías.
— ¡Hugh! por poco se me olvida — Stolas volteo a ver a su hijastra — conoces a una tal "summer"
El nombre dicho por el príncipe acabaran llamando la atención del hombre, si mal no recordaba. Habia tenido una pequeña travesura con la sabueso, pero eso ya tenia ya muchos días, pero el que se apareciera hasta ahora le fue algo muy sorpresivo.
— ¿Que? no, claro que no. ¿Porque?.
— Hace unos días vino y pregunto por ustedes dos, pero como no los vio en ningún lugar, dejo esta carta.
Loona tomó la carta de la tal chica, su amigo por misma curiosidad se acerco a su amiga para ver de que se trataba la carta, resultaba ser que la pareja del tal Vortex estaba planeando una enorme fiesta, hacia ya unos días que la invitación debía ser vista por ellos dos, la fecha marcaba que pasaría a ser esa noche.
Tanto Loona como el hombre animaron al ver que irían nuevamente a una fiesta echa un por una amistad, Loona con tan solo pensar del como debía de ir vestida para impresionar a su amigo, ella muy pensativa movió su cola rápidamente.
Se dirigieron la mirada por unos segundos antes de que ambos se levantaran de la mesa, con tanta rapidez es que se fueron que ninguno dio una explicación de que trataba el pedazo de papel.
Cambiamos de escena, pudiendo ver a una pareja de amigos metidos en la habitación del empleado llamada ___. Loona fue la primera en tocar el tema de la invitación, claramente ella quería salir a esa fiesta con la idea de poder pasar un rato con su amigo, lo que no habia echo en la fiesta anterior, lo haría esta vez con el.
— Mierda, que nervios.
— ¿Por que? si anteriormente ya habías ido a una de sus fiestas.
— Si, como olvidar esa noche que me di a golpes con un hijo de su puta madre . — comenta rodando sus ojos, una segunda fiesta para el hombre le daba la idea que podía haber problemas, incluso para otros más.
— Tranquilo, yo estaré ahora contigo. Veré que tan bueno eres meneando tus caderas en esa pista.
Dijo ella en forma de halago para su amigo, el hombre desvió su mirada.
Ahora que ya no estaban en la mesa, Loona quiso hacer un tinto de hablar con su amigo, ya era raro para ella verlo distraído o como si lo estuviera, muy decaído.
Pues Loona soltó la pregunta al hombre, mucho antes de hacerlo, ella muy dulcemente se apego a su rostro teniendo ambas manos sobre sus hombros.
— ¿Pasa algo? — dice en tono de preocupación, noto una mirada no tan convincente en su amigo.
— ¿De que..? Digo, estoy bien. Es solo mi mente, me pongo a pensar muchas cosas y pues ahí me quedo en trance un rato.
Para haberle echo esa pregunta, el hombre fue un poco directo con ella al responder, ella esperaba que tocaría el tema de su forma de tratarse, pero creí que era ella quien estaba yendo a un paso un tanto avanzado.
Si tanto estaba pensando, esta le daría otra forma de pensar para que no tuviera que ver a su amigo distraído por si se trataban de cosas malas, Loona tomó por sorpresa al hombre con un pequeño que ella planto en sus labios, un gesto que se esperó un poco de su amiga que el muy claramente le iba a corresponder.
Loona recostó el cuerpo del hombre sobre la cama estando ella montada en el, lo observó con la ceja levantada, solo cuando ella se comportaba así con el, notaba un gran cambio en su amigo, quedando ambos separados del corto beso, Loona recostó su cabeza sobre el pecho del hombre quedando son sus ojos estancados en su rostro.
El hombre tenia una sola preocupación en su cabeza, tal vez muy bien podía llevarse bien con ella, pero no sabia que decisión tomar, las razones por las cuales se la estaba pasando en otro mundo dentro de su mente, es por que ya no podía seguir haciendo esas cosas con ella, cada vez era más la presión que sentía al volver a sentir sus labios chocar con los de ella.
Amaba mucho a esa sabueso pero nada de sus besos le podía asegurar que se trataba de un romance, más bien parecía ser solo una acción mutua entre ellos por tener montado al otro, ya no podía pensarlo más veces, tenia que ser muy directo con ella, ¿Qué pasa entre ellos dos?.
Ya no era un niño, si estarán mucho de acuerdo que muchos jóvenes suelen temerle al rechazo en plena etapa de sus vidas, la chica que les gusta probablemente no se sientan atraídos por el pretendiente. En cambio en la visión de los adultos podría tomarse de otra manera, el porque solo pensar que no serán correspondidos, sienten todo de otra forma, eres rechazado, pues que mal. Sigue trabajando, paga tus impuestos, conocerás mas personas probablemente en tu trabajo o ve y tírate a una que no se trate de la que te guste.
En los jóvenes es distinto, del porque te rechazo sientes que es la única persona correcta en tu vida, muchos no saben dejar ir a la persona, las acciones más comunes en los jóvenes es seguir insistiendo a esa chica, o. Solo la toman como un estorbo al ver que no fueron correspondidos.
Ahora en la mente del hombre, ¿Por que sentía que todo lo estaba apostando en unas simples palabras en la sabueso?, ¿Cuál era su temor aparte del rechazo?. Pues lo antes mencionado, pensaba que Loona sería la única hembra que debía estar a su lado, aunque no fuera correcto porque el estaba en el infierno, cuando solo se quedaba por cuestión de una deuda que ya ni siquiera recordaba las veces que aun la debía.
Arriba podía encontrar a otra chica, pero no valdría lo suficiente como lo valía la sabueso para el. Era un adulto con la mentalidad de un chico aun perdido en la juventud, se habia enamorado de su ser, su actuar, su pensar, su físico, sus labios, su cabello, sus manos, su cuerpo, se esencia.
Ahora estaba perdido, ¿Qué podía hacer? pedirle que sean parejas, aunque el fuera un humano y ella una sabueso proveniente del infierno, literalmente.
— L-Loona... tengo que decirte algo.
Expresó ___ con un tono muy bajo, cualquiera en ver la expresión que el hombre tuviera, se percataría que en su mente algo se estancaba y lo atormentaba, Loona quien seguia recostada en su pecho, correspondió a su llamada, reposando su cabeza en ambas manos como dos pilares de apoyo a su cabeza.
— Dime.
— Lo que pasa es que... yo me preguntaba si tu... si... lo que quiero tratar de decirte es que... yo... si tu quisieras...
— Tonto, tranquilo. Te estas enredando su solito, dímelo sin miedo, ¿si?.
— Mierda... es que no se como decírtelo, lo que trato de decir es que...
No podía, simples palabras pero difíciles de mencionar. De lo más profundo de sus pensamientos, hay una mínima voz, una simple oración que le daba indicaciones que no fuera a terminar su frase, "No lo hagas".
El se negó a su misma su pequeña confesión, no estaba listo para pedirle a esa chica, que intentara tener algo con el, una relación.
— ¿Qué vestido te vas a poner...? — Fue lo más improvisado que pudo decirle a la sabueso, pintó una sonrisa fingida en su cara pero por dentro se sentía decepcionado por no tener el valor.
— ¿Era eso? Wau, amigo. En serio que te cuesta ser un poco directo conmigo —empezó a reírse con su amigo. Ella se acomodó en las piernas del hombre estando sentada en cima de el — Hay un vestido rojo, hace mucho que lo dejé de usar por motivos, pero creo que podría ponérmelo hoy, solo por ir contigo.
— El rojo es el color que a pocas chicas les va, pero creo que contigo te va quedar perfecto.
— ¿Lo crees?.
Su cola se altero tras que su mente recibió y capto ese halago.
— Bueno, no tengo por mentir.
—Entonces ese me pondré sin duda, ¿Y tú guapo? — le daba curiosidad de saber que se pondría el hombre, se imaginaba una vestimenta negra con una talla que le marcara su cuerpo. Aunque el hombre aun no sabia que ponerse, estaba seguro que podía pedir algo de ayuda para eso.
— Ya me veras en la noche cambiado. — acercó sus labios con los de su amiga para robarle un pequeño beso en sus labios — Se que nos quedan horas, pero creo que será mejor que empecemos a ver que nos pondremos, ya sabes. Estar atractivo para el otro.
Habían algunas palabras que al ser dichas por su amigo, juraba ella que se activaban sus hormonas siendo así ella muy sensible a las palabras un poco atrevidas, ella simplemente asintió con una cálida sonrisa en su rostro.
Se aparto rápidamente de su amigo no sin antes darle una ligera lamida en su frente, las horas de la fiesta estaban no tan lejos, Loona quería verdaderamente impresionar a su amigo con su vestido y su físico.
Ahora estaba muy frustrado, estaba por tener una salida con una hembra que por problemas emocionales no se atrevía a pedirle que fuera su novia. Cuando no tienes respuestas a un posible problema serio te desconcentras de lo que te rodea, se empezaba a cuestionar muchas cosas en su mente, ¿ella lo quería? ¿Qué posibilidades habría que lo fuera a rechazar?.
No tenia ánimos suficientes para levantarse de la cama, en su mente corrían escenarios donde el fuera siendo bateado por conseguir el corazón de su amiga.
A los minutos que se fue Loona, la puerta de su habitación se habia quedado abierta, por los pasillos en ese mismo momento se daba por visto que se paseaba una parejita de diablillos, Millie y Moxxie.
Ambos pasaban para despedirse de ambos empleados, estos al parecer tenían unos asuntos en casa propia, pero aun les daba tiempo para despedirse de sus compañeros, aprovecharon para despedirse del hombre ya que veían su cuarto abierto, al pasar ambos notaron el ambiente apagado que se pintaba en el cuarto.
Moxxie observó a un hombre con una expresión pensativa en la cama, aun no se dio cuenta de la presencia de ambos hasta que, Moxxie se subió a la cama para estar sentado junto a el.
— Perdona la interrupción pero, noto que algo le esta pasando — Moxxie siendo un diablillo pequeño, era muy amable y especialmente atento.
— Cariño, creo que lo estamos molestando. — Millie tomó el brazo de su marido, ella prefería no molestar al hombre, de igual forma. Millie pensaba que era la mejor manera que se relajara, no hacer nada.
El hombre respondió dejando salir un ligero suspiro, se acomodó sentándose al borde de la cama y miró al diablillo directamente a los ojos.
— Si me pasa algo pero, es un problema con dos respuestas.
— Si fuese más atenta, algo me dice que tiene que ver ella verdad — el hombre le respondió con un pequeño movimiento en su cabeza en afirmación a su respuesta, tanto ella como su esposo se quedaron en silencio por unos minutos. Ya habían tenido una platica con el sobre ella en un día de trabajo, pero ahora resultaba seguir el tema.
— Ahora estoy enamorado de ella. Loona me gusta demasiado y no se como decirle que ya no quiero ser más que solo su amigo. Hace ya unos días que ella y yo nos tratamos mejor y siento que solo lo hace por la amistad que tenemos, no quiero confundir su cariño con enamoramiento.
— Bueno... siendo sincero, no creíamos que esto llegaría más lejos, ósea. De mi parte, pensaba que dejarías de verla de esa manera por su carácter, pero creo que quien cambio fue ella por ti.
— Tranquilo, no pierda las esperanzas, se nota que la quieres mucho pero no gana nada estando aquí, muriéndose con la duda. — Millie se subió a la cama estando al lado de su marido. No sabrían como aconsejar al hombre para que actuara con loona, solo el sabría como es ella con el mismo.
— ¿A donde irán? hace ratos la vi a ella entrando a la habitación muy emocionada, parecía que le habías dicho algo.
— Nos invitaron a una fiesta, ella dijo que quería ir conmigo. Y le dije que estaba bien. O eso le entendí a ella.
Ambos diablillos se vieron a la cara con la expresión de haber tenido una idea mutua.
— Esa es una buena noticio, amigo. Puedes pedirle a ella que sea tu novia, iras a pasarla con ella así que aprovecha el momento, es el escenario perfecto para una declaración, el ambiente, la música, el baile, tienes una oportunidad.
Haber escuchado la idea del IMP. Se hizo una imagen de Loona con el en la fiesta, la idea no estaba para nada mala, podría ser el momento donde pudiera tener contacto físico y visual con ella, a las mujeres les agradaba el ambiente animado. Loona amaba ir a fiestas que fueran de gran escandalo, podría ser una oportunidad de jugar una ronda en la mesa con sus cartas y ganarse el gran premio.
Moxxie presencio el cambio de expresión en el hombre, su idea habia dado fruto en su compañero de trabajo.
El hombre muy agradecido abrazo al pequeño diablillo por la idea que se le habia surgido, ya dejaba su negatividad por un lado, ahora con una idea en su mente, podía planear como podría decirle a Loona que le gustaba mucho.
Antes de seguirle agradeciendo a los diablillos, habia aprovechado a la parejita para que le hicieran un par de favores, primero que nada. La vestimenta.
Podía buscar un par de prendas para la fiesta, pero esta seria una ocasión especial por lo que un par de ropa no bastaría. Metió su mano bajo la cama donde estaba, de ella este saco una mochila que habia tenido guardado, para ser más claros, el dinero que Stella le habia entregado como regalo de "pareja".
El favor que necesitaba el hombre era que ambos le consiguieran dos simples cosas, un traje que le quedara a su talla, un smoking para ser más exactos. Quería llegar al lado de la sabueso con un trajo decente, algo formal y un poco atractivo. Le explico todo esto a la pareja de casados que estos sin dudar aceptaron, ayudarían a este hombre a juntarse con su compañera de trabajo.
¿Qué pasó con el segundo favor?. Este seria uno en especial al finalizar su noche con ella en la fiesta.
En todo el resto del día la pareja de amigos no se vieron, los motivos. Ambos estaban tan concentrados en la fiesta, que tanto iban a pasarla en esa multitud llena de criaturas de diferentes razas.
Tanto el hombre como Loona estaban nerviosos por verse el uno al otro.
Por supuesto que el hombre no estaba para nada listo para las palabras que le diría a su amiga, en muchas horas se la paso sentado al borde de la ventana del cuarto, escribiendo en una hoja de papel lo que tenia pensado hacer, que curioso se miraba este al estar viendo una hoja de papel varias veces, ¿Por que no ser directo con ella?.
Eso es lo que haría cualquier persona con esa mentalidad, este hombre aun recordaba la edad de su amiga, era un poco menor que el, entonces por que no habría la oportunidad de tratarla como le gustara a una dama ser tratada, como una reina.
Las horas se pasaban como en segundos, ya hacia un par de horas que Millie y Moxxie habían regresado de hacer las compras que el hombre les habia pedido, de manera que el hombre se tallaba el traje que habia pedido, un traje como solicito esta vez con un tono de color negro.
Le quedaba como anillo al dedo, juraba sentirse como todo un empresario al verse al espejo y notar que tan bien se miraba con el traje. Ya no quedaba mas cosas por pensar. Pues sin querer estaba llegando la noche en el anillo.
Poco tiempo para que dieran las 8, la hora en la que sería la fiesta. Se daba como ultimo toque el peinar su cabello, teniéndolo un poco natural, al hombre le quedaba mejor teniendo su cabello para un lado, pero no quería ir tan formal a una fiesta, seguramente acabaría todo sucio o su traje muy arrugado, se dejó el cabello alborotado, se miraba mejor así.
— Je... la ultima vez que use un traje así fue en mi casamiento...
Concluyo con echarse unas gotas de perfume en su cuello, habiendo esta casi todo el día encerrado y preparando todo para la fiesta, supuso que su amiga ya debía de estar cambiada.
Salió de la habitación dejando esta cerrada, se tomó la molestia de ir al cuarto de su amiga y tocar la puerta, seria imposible que la sabueso no estuviera ya preparada, tenían 32 minutos de sobra, suerte que la fiesta seria en aquel domo que habían ido anteriormente.
— ¿Preciosa...? No soy de los que apresuran a su amiga pero, ¿Cómo vas?.
Esperó unos segundos hasta que obtuvo respuesta de ella.
— Eres hombre idiota, ustedes nada más se ponen la camisa y listo. Espérame en la sala, guapo.
La ultima palabra de aquella respuesta habia dejado al hombre contento, viendo todo de otro ángulo, Loona podía tal vez darle una oportunidad como su pareja, aunque siempre quedaban dudas pero eran mejor cuando tu mismo buscabas las respuestas.
Se dirigió a la sala donde cumplió con la orden de esperarla.
Estaba tan nervioso, sentía su piel fría y erizada, esta debía ser su gran noche, juraba este tener las suficientes agallas para decirle que la quería a su lado, tantas veces que convivio con la sabueso, no hubo un día donde el no supiera nada de ella.
No podía ni imaginarse como es que ella se vería, con tan solo pensar en como le quedaría aquel vestido mencionado, su cuerpo era grueso y con excelentes curvas, de seguro habría más de algún loco que daría su vida por tener a la sabueso a su lado, como el.
— Listo...
Giró su mirada hacia donde escucho la voz femenina, sin duda habia valido la espera.
Los ojos del hombre quedaron estancados en su amiga, un vestido realmente rojo llevaba puesto, llegándole este a sus muslos, su cola estaba peinada, demostrando su suavidad y lo lizo que se vería, en su oreja llevaba un pequeño moño que sostenía de su largo cabello, su rostro estaba completamente destapado, en su muñeca llevaba una pulsera de plata con sus iniciales, eran tan llamativa que su resplandor bajo la luz seguramente seria llamativa.
Mientras tanto con la sabueso, ella en ningún se espero ver a su amigo vestido con un traje tan elegante, apenas si habia llegado y en cuanto hablo y volteo a ver a su amigo, sus palabras quedaron entre medio, sus ojos rojizas brillaron al ver el aspecto de su amigo, con un hermoso y elegante traje negro, su cabello alborotado que le quedaba perfecto, en su bolsillo del frente llevaba una rosa por parte del traje, no sabia si estaba con su amigo o con un excelente modelo.
— Cielos... — susurro acercándose a la sabueso con una mirada perdida — Y-yo no se que d-decir...
— ¿Te gusta..? — sus ojos brillaron la observar la reacción del hombre, afirmó el hombre moviendo su cabeza suavemente.
— No sabía que aquí en el infierno había una preciosura de mujer, que bueno que me tope con ella...
Loona desvió su mirada al suelo dejando ver un enorme sonrojo en todo su rostro, sobando lentamente se fue acercando a su amigo, tantos halagos que recibió de el que no pudo decirle algo también a el.
La mejor manera de expresarle su cariño también fue darle un fuerte abrazo el cual fue rápidamente correspondido por el. El hombre recibió varias lamidas en su cuello por su amiga, dejando escapar risas entre cortadas.
— ¿Nos vamos? — dijo separándose rápidamente de su amigo.
— Buena idea.
Ambos salieron de la mansión agarrados fuertemente de sus manos, habia llegado la loca idea de caminar hacia la fiesta aunque llegaran un poco tarde, sabían que el lugar seria especial para ambos.
En todo el camino se la pasaron hablando y riendo, muchas miradas eran dirigidas a la pareja de amigos, un humano sosteniendo de la mano de una sexy sabueso, para su suerte es que no se toparon con molestias como otras criaturas que quisieran molestarles. Para los diablillos o sabuesos que pasaban a su lado solo miraban el cuerpo de Loona, claro que ella los ignoraba o su forma más común de responder era sacarles el dedo.
Ya a pocos minutos de llegar, notaron las luces que sobrepasan de la oscuridad en el cielo rojizo, la fiesta ya tenia aspecto que habia empezado hace un buen rato, Loona muy emocionada abrazaba el brazo del hombre, repitiendo su nombre varias veces con entusiasmo.
Se encontraron en un abrir y cerrar de ojos frente al estacionamiento, la entrada estaba a solo unos pasos, ya se podía notar la acumulación de los invitados, pocos de ellos iban notando la llegada de la pareja, por una parte se sintieron incomodados, un demonio y un ser humano juntos en el infierno era una historia nueva por contar.
Para fortuna la mayoría recordó al hombre de la fiesta pasada que habia provocado un gran escandalo, gritaban su nombre varias veces mientras estos dos se abrían paso entre la multitud en la fiesta.
Loona giró al ver como su amigo saludaba a los demonios, sabueso, o criaturas de otros anillos, fue un gran paso ver como es que los demonios recibían a su amigo el humano.
— ¡Si vinieron, vaya gusto amigos! — gritó con emoción Vortex, ya los habia visualizado desde que los invitados empezaron a gritar su nombre.
— ¡Gracias por tu invitación! Honestamente pensaba que todos se me tirarían en cima por no ser como ellos.
— Tranquilo, corrimos la noticia que tendríamos a un humano en la fiesta, el mismo que le dio una paliza a ese mafioso, todos vinieron con la intención de conocer tu físico.
— Gracias por haberlo echo — comentó Loona muy contenta, si no habia problemas con su amigo, entonces podía pasar tiempo con el sin que lo estuvieran molestando.
— Te digo algo, si yo fuera Gay, te entraría amigo — expresó Vortex para checar como los ojos del hombre quedaron quietos, al igual de su expresión la cual se habia puesto tenso — ¡ja ja ja ja! ¡Es broma, mira tu cara! ¡ja ja ja! Lo siento, llevo tomando muchas bebidas y creo que me pase de la raya, ¡DISFRUTEN PERROS!.
El sabueso se fue aullando.
— Mierda... recuérdame no tomar.
Fue su ultimo comentario para escuchar a su acompañante reírse a carcajadas. La noche empezaba a ponerse mejor ahora que estos dos habían llegado.
El ritmo de la música poco a poco iba tomando nuevas formas para poder bailar. Loona al principio le daba pena pasar a la pista donde todos bailaban, alguien tenia que convencerla para bailar.
Tomando un leve trago de la mesa de refrescos, su amigo de inmediato tomo la mano de la sabueso, en ese instante el ambiente y su entorno se torno a uno muy fresco y claro, con ambas manos unidas, estos dos empezaban a seguirle el ritmo de la música, poco a poco se fueron desenvolviendo el uno al otro, Loona no paraba de ver a su amigo bailar, estando a su lado, ella le seguía el ritmo estando combinando sus pasos entre dos.
Para el hombre esto se empezaba a sentir como un gran sueño, nunca habia estado tan feliz de estar con alguien en su vida, todos a su alrededor aplaudían o gritaban a la pareja que bailaba, nadie tubo problemas con ver al humano en la pista de baile.
Loona apegaba su cuerpo con el de su amigo, para no quedarse atrás. Ella se dejaba llevar por la música, más los tragos que habia tomado, habían momentos en donde ella restregaba su parte trasera con el miembro de su amigo, ella sabia muy bien que a el le encantaba esa parte de su cuerpo.
Nadie podía juzgarlos, una simple pareja unidos con la multitud celebrando y viviendo esa armonía de estar vivos y pasar el momento con sus parejas, amigos, conocidos o incluso conocer a alguien.
Las horas se dejaron pasar por un largo pero largo rato, daban las 11 de la noche en aquella fiesta alocada, muchos dejaban de bailar para retomar un descanso, habían ya unos pocos que caían al suelo rendidos por el cansancio el alcohol que los empezaba a marear.
Pocas parejas quedaban en pie, entre ellas se miraba a un humano abrazado con una sabueso de pelaje blanco, llegaban las canciones mas lentas pero románticas para la mayoría de las pocas parejas en pie, lo ultimo que no querían eran ser separados, Loona con sus ojos más luminosos observando a su amigo quien también la miraba.
Sus ojos conectando con el otro, era una fuerte descarga que ambos se transmitían, sus bocas rozaban con el otro, sus respiraciones eran escuchadas por el otro, jamás se habían sentido únicos por el otro.
Habia pasado toda la fiesta tan rápido, no parecía tener un final. Más parejas iban llegando al enorme domo de cristal, el lugar empezaba a llenarse al tal punto que muchos se igual manera se quedaban afuera y bailaban al escuchar el fuerte sonido de la música.
— ¿Quieres ir a otra parte? siento que voy a chocar con alguien aquí. — dijo la sabueso apegándose a su amigo.
— Creo que tienen una alcoba aquí, pude verla cuando entramos, ¿Quieres ir?.
Ella afirmó con su cabeza.
Estando agarrados de la mano, ambos caminaron en busca de la tal alcoba, iban subiendo de nivel hasta casi llegar a la cima, justamente en el 3 nivel lograron visualizar la alcoba, siendo un poco apartada de toda la fiesta pero era bella al tener la maravillosa vista de la ciudad.
Ambos se recostaron en el muro que delimitaba la alcoba, teniendo sus ojos en las bellas luces que transmitían los edificios, autos, postes de luz, el fuerte brillo del enorme pentagrama en el cielo rojo.
Loona pintó una cálida sonrisa en su rostro, justo como lo habia pensado del como seria su noche con su amigo, perfecta,
— Viniste a estas tierras por una deuda y ahora que te conocí, quiero seguir estando presente contigo.
— Si tener una deuda significa estar contigo, no me importaría deberle al mundo...
Se vieron a los ojos por un instante, teniendo sus manos unidas al otro, con una vista maravillosa, la chica de sus sueños a su lado, en un lugar solitario. Parecía ser la llegada del plan del hombre, Loona volvió a ver del paisaje presente, aun estando con su mano unida con la de su amigo. No iba a perder más su tiempo estando solo con ella, era el momento indicado para el.
Así fue como el hombre lentamente fue soltando la mano de su amiga, Loona notó la falta de contacto de su amigo, en unos instantes la mirada de la sabueso empezaba a ponerse nublada, fue al momento que volteo a ver al hombre, a su querido amigo arrodillado frente a ella, con un hermoso, llamativo y sorprendente anillo sostenido con sus manos.
Habia esperado muchas horas este hombre para dedicarle este anillo junto a unas palabras a Loona.
La respiración del hombre se poniendo cada vez más pesada, no sabia si en algún momento terminaría cayendo del desmayo al interesarse en la respuesta de su amiga.
— Hace... Hace mucho tiempo que empecé a sentir emociones... al principio fueron confusas, no sabia por que se trataban, cuando estaba contigo, sentía una fuerte presión en mi pecho, era dudoso y desconfiable, pero... hasta ahora me doy cuenta que se trataba de amor, Loona... juré jamás darle al amor una oportunidad más pero cuando llegaste tú, esas cadenas que mantenían esa puerta cerrada, finalmente se rompieron. — empezó a soltar las primeras lagrimas — No quiero a nadie más a mi lado que no seas tú... matemos juntos, andemos juntos, corramos juntos, todo hay que hacerlo juntos... pero no nos perdamos del otro.
Sus palabras fueron directas, breves pero ligeras, con tanto deseo habia planeado esto que se habia aprendido un fragmento de su papel para declararle a Loona su amor. Por otro lado, Loona no supo como reaccionar al ver la idea tan repentina de su amigo, no se esperó que su amigo tuviera la idea de pedirle que fuera su novia en esa misma noche.
Muchas lagrimas empezaron a caer sobre sus mejillas, sus ojos tan abundados de lagrimas que aunque se limpiara, estas no dejarían de caer incluso por esfuerzo, Loona observo el anillo, ese anillo tan brillante habia sido comprado para ella, un símbolo de amor por parte de la persona que habia formado un gran vinculo.
Su corazón no paró de latir a un ritmo acelerado en ese momento, al final de todo, ella era quien tenia la ultima palabra, la decisión que cambiaria la vida ambos por completo.
Entonces ella hablo, con la voz tan quebrada, miró a los ojos de su amigo.
— P-Perdóname de v-verdad perdóname — expresó con dificultad — Y-yo... también te amo... Te amo... pero... pero no puedo ser tu novia... siento que es mejor... es mejor que sigamos siendo solo esto... solo amigos... no estoy lista para amar a alguien aunque así fueran mis sentimientos...
El mundo de ___ se habia derrumbado con cada palabra que Loona habia dicho, lo que por mucho habia deseado y planeado, se habia ido todo al suelo, sus manos empezaron a temblar del miedo que sentía, habia perdido lo que con mucho esfuerzo le costo, el amor de la sabueso.
Sus piernas habían perdido la fuerza para seguir estando de rodilla, su mente colapso en un mar de pensamiento negativos, ya no podía seguir estando de pie frente a ella, estaba tan dañado que en su silencio, se podía notar al hombre acabado, se habia confundido todo este tiempo, todo lo que vivió, experimento con ella, todo eso. Entonces solo habia sido una mentira para su cabeza.
Loona se interpuso en su camino al ver al hombre tambalearse, sostuvo sus manos por unos segundos evitando que este decayera.
— Mírame por favor...
— Estuviste... estuviste jugando conmigo.
Las palabras del hombre impactaron contra el corazón de Loona. Eso no era cierto, ¿o tal vez si?.
Cuantas veces se habían besado en sus labios, las beses que durmieron juntos en la cama, la primera vez que tuvieron que pasar noches de placer bajo las sabanas de oscuridad en el cielo, Loona sin darse cuenta habia cometido el error de enamorar a su amigo, todo lo que habia echo. Pensó que estaría bien cambiar con su amigo, pero su corazón habia tomado otras decisiones.
— N-No pienses eso por favor, eso no es cierto, yo jamás j-jamás... — no podía negar tal comentario — perdón...
— Te odio... ¡TE ODIO LOONA!.
Empezó a gritar el hombre sin pensar, su voz estaba rota, sus manos tan empuñadas que se tornaban a un color rojo, su rostro ya no expresaba nada más que solo ira, frustración y decepción.
Loona estaba en un mar de llantos al ver a su amigo gritarle, tanto fue el dolor que por mala acción y costumbre, ella le respondió de igual forma con voz quebrada pero no baja.
— ¡Me importa una mierda tu odio! jamás debí hablarte... ¡Arruinaste nuestra amistada por tus malditos sentimientos...!.
— Pues... Pues al menos tengo algo de lo que tu jamás tendrás en tu vid-
Quería gritar de dolor, no soportaría estar un minuto mas estando frente a ella, no podía odiarla, a pesar de todas las palabras que dijo o recibió, no iba ser un falso hombre en primero amar a una persona para al final de cuentas odiarla.
Loona siguió esperando a que la boca de su amigo terminara su oración, estaba tan acabada y dolida que ya no le importaba que más le fuera decir el hombre, o tal vez no.
— ¿Por que odiarte...?.
Sacó de sus bolsillos una hoja toda arrugada, junto al anillo este lo envolvió en sus manos y con poca fuerza, tomó las manos de la sabueso para dejárselas en su mano.
El hombre alzó su cabeza al rostro de la sabueso, Loona negaba con tristeza al ver como poco a poco, su amigo se iba marchando de su presencia, al instante vio a un hombre correr con una mirada perdida, una mirada que cualquiera se daría cuenta que esa persona estaba muriéndose en el interior.
Loona quería correr tras el hombre, pero sus piernas no reaccionaron, en vez de eso. Esta calló rendida al suelo entre llantos, en sus manos sostenía la hoja que el hombre le habia entregado, un gran sentimiento se forjó en su ser. depresión.
Al ver la hoja, notó una larga escritura en ella, al ser más claros, se trataba de las palabras que el hombre habia llevado por varias horas ensayar y memorizar, el anillo era el regalo más sincero que habia recibido por parte de una persona, Loona se dispuso a leer la carta.
Para cuando Loona estaría leyendo de ella, no muy lejos se observaba la silueta de un hombre corriendo.
Daba la casualidad en el entorno que la noche soplaba una fuerte brisa, chocando en el rostro del hombre, sus lagrimas formaban un diminuto camino de gotas derramadas en el suelo, deseaba muy pronto llegar hasta el palacio del búho, justo como en su ultimo día de trabajo en la tierra, recordaba la escena donde se le veía correr tras las llamas del incendio quemar todo lo que le hacia ganar en la vida, su trabajo.
Volvía ese recuerdo para formar entorno en la actualidad, el hombre corría de lo que ya habia perdido y que sabia que ya no sería parte de su vida, el amor de Loona.
Marcaban las 2 sobre el reloj del comedor de un enorme palacio, habia pasado un gran rato desde que la pareja de amigos se habían marchado a la fiesta, ahora solo quedaba un búho caminando hacia la cocina, con un aspecto de cansancio.
Stolas habia sabido que su hijastra se habia ido de fiesta con su amigo, aunque ya fuese de noche y tarde, ambos sabían cuidarse por si solos.
Sentado en la mesa sirviendo con su levitación en la mesa una taza de café, por sorpresa de el, escuchó a lo lejos la puerta de quien sabe que parte de la mansión era azotada con fuerza, se dispuso a caminar con cautela a la sala donde mostraba la puerta principal, esperaba que se tratara de su hijastra y su amigo, ya no debían de tardar para llegar a la casa.
— ___, ¿Qué paso..?.
Preguntó el búho al ver al hombre vestido con un aspecto muy arrugado y mojado, lleno de sudor y entre jadeos volteo a ver al príncipe.
No tubo respuesta más que el verlo correr hacia lo que suponía su habitación, para el fue como una mala acción del hombre, si el estaba en el palacio, pensó que detrás de el vendría su hijastra, pero para sorpresa. No estaba.
Como si alguien lo estuviera siguiendo, el hombre salió rápidamente de la habitación, esta vez el búho se espantó al ver al hombre con una mochila cargada en sus espaldas, el estaba dando a pensar que estaba pensando en marcharse, el búho intento decirle una palabra que pudiera brindarle una explicación.
Pero antes de hablar, el hombre lo calló con su misma boca diciendo un par de palabras.
— Por favor sácame de aquí, ya no quiero estar aquí — dijo en suplica, sacando de la mochila una cajita larga y pesada.
Stolas no podía creer lo que le estaba pidiendo, dejó la caja que le habia entregado para volver al asunto, por más que intentara hablar con el hombre, este no se callaba, gritaba con su voz quebrada que le abriera un portal a la superficie, llego a un grado que sin escuchando al hombre, Stolas juntó ambas manos y con una fuerte luz brillante en sus manos, abrió un portal que conducía al reino de los vivos.
— Gracias — dijo parándose frente al portal.
Su camino parecía haber terminado en ese sitio, de donde el provino Estaba por abandonar el infierno, todo lo que habia vivido en esas tierras, dejaría de ser su presente y su futuro, pasaría de ser su pasado, un lindo... pero horrible pasado.
Stolas solo pudo observar al hombre dar el primer paso para quedarse a medias del por tal, por alguna razón sentía que debía detenerlo, pero era su vida, sus problemas, sus decisiones. No iba interferir en la vida del humano.
A pocos segundos de irse, el hombre volteo a ver al príncipe de aquel palacio, con una sonrisa que describía miles de cosas, este habló.
— Diles que muchas gracias, a todos, por haberme dado la oportunidad de demostrarles que no era tan malo, gracias por darme un techo donde estar... ahora es mi turno de darle un techo a otra persona más.
Y se fue.
Stolas sin querer dejó salir entre sus ojos un par de lagrimas, Loona estaría destrozada al saber que el hombre se habia ido. Fue tan grande el asunto que hasta dentro de unos segundos se hizo presente su prometido.
A los pocos minutos, Stolas terminaba de contarle a Blitz todo lo que habia pasado hace unos minutos, Blitz al ver tal preocupación en su marido, intentó calmarlo entre pequeños chistes o cumplidos que solía decir en ambientes tensos.
Parecía haber funcionado, daba la situación que ahora ambos esperaban y apenaban por la presencia de su hija, no la habían visto llegar luego del acontecimiento, no querían estar pensando en lo peor.
Horas más tarde, la pareja de esposos se habían quedado a dormir en la sala por la idea de esperar a la sabueso, habían dejado de estar despiertos por el gran cansancio que llevaban, en ese mismo momento que ambos dormían. En cuestión de segundos, notaron la presencia de su hija pasando por la enorme puerta de la entrada.
Blitz siendo su padre fue el primero en levantarse del sofá y correr a su hija. Para sorpresa, su hija caía de rodillas en frente suyo, y en unos segundos, esta descargo toda su tristeza y sufrimiento en un gran grito de llanto, Stolas se acercó para de forma paternal, abrazó a su hijastra con todas sus fuerzas, Loona estuvo llorando sin parar en los brazos cálidos de sus padres, llegaba el sonido a la cabeza del pequeño IMP. Su corazón se partía en dos cada vez que miraba a su hija gritar y llorar, jamás la habia visto llorar con tanta intensidad.
— Cariño tranquila, ya, ya, no pasa nada bebecita — dijo Blitz tomándola de sus mejillas — ¿Quién putas te hizo llorar?.
Loona con la expresión más triste en su rostro miró a los ojos de su padre y habló.
— N-No encuentro a ___... ya lo busqué en todas partes y no lo encontré... necesito verlo papá... Quiero pedirle que me abrace... quiero... quiero cambiar mi respuesta.
— ¿Por que lo necesitas tanto...?.
Preguntó el búho para atraer la atención de su hija.
— Me g-gusta... el.
El corazón de ambos se partió por completo a la mitad, sobre todo por el príncipe, estos se trataba de eso, el hombre habia escapado de lo que sería un mal momento, y para ser una acción rápido, habia tomado la correcta. Las persona suelen amar al momento de alejarse o perder a ese ser.
Stolas recordó las palabras del hombre, eso quería decir que ya no iba volver, el ultimo recuerdo que habia dejado habia sido esa pequeña caja.
— El estuvo aquí y me dio esto...
Entregó la caja a las delicadas manos de la sabueso, esperaba ver a la cachorra partida al darse cuenta que su amigo, habia tomado la decisión de cambiar su vida a una mejor,.
Loona destapó la caja para sorpresa de todos, notaron el aspecto de lo que contenía, todo trato o deuda tenia su paga, y el hombre habia cumplido con su parte del trato. Loona saco de la caja lo que parecía ser un teléfono, su mirada se perdió en el objeto que sostenía en sus manos, su orejas y cola quedaron decaídas, habia perdido a su amigo para siempre, pues el hombre seguramente ya se habría marchado lo más lejos posibles de donde habia ido a parar.
Al final de cuentas, no todos los seres humanos logramos tener una buena vida, esto le paso a la pareja por no haber aceptado cada uno su realidad.
Loona sin querer se habia enamorado de la persona que consideró la incorrecta y no permitió dejar abrir una nueva puerta y cerrar la otra, ósea. Averiguar lo que habría pasado al haber aceptado su propuesta y dejar atrás sus temores de ser rechaza como habia pasado con el sabueso.
Y con el hombre, se enfocó tanto por querer cambiar su vida, cuando olvido por completo de donde vino y por no haber tomado la responsabilidad de su pasado, ahora el será testigo de lo que su pasado será capaz de darle para su camino al futuro.
Pero bueno, ¿Qué se puede decir? Pues esa es otra historia.
EL FIN...
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