Parte 4
CONTINUAMOS.
Si cuando estaba pensando en asistir al cumpleaños de la sabueso se puso inquieto y nervioso, estando ahora parado frente a ella estaba peor, las miradas de los invitados hacia el hombre y la sabueso eran incómodas.
El nunca quiso armar un drama pero no considero que así es como pasaría luego de no ver a su amiga por muchos años.
¿Que estará pensando Loona? Sus ojos rojos estabando clavados en el rostro del hombre, ya ni siquiera se había tomado la molestia de mirar el regalo o simplemente agradecerle.
— Lo-Loona...
Dijo en seco esperando ver alguna reacción de la sabueso, sus manos bajaban la caja que tenía sostenida, esto no lo había tenido en mente cuando quiso verla, estar parado frente a ella durante un largo rato.
Después de unos segundos parecía que la sabueso salía de su trance, sus lágrimas empezaban a brotar más de sus ojos, sus labios temblaban con más frecuencia y sus orejas cada vez estaban más bajas, su cola enrollada al rededor de sus piernas cubriéndose por completo y una expresión decaída.
___ al ver esta reacción empezó a sentir fuertes punzadas en su pecho, hace mucho que no volvía a sentirse bajo presión por querer expresarse.
— T-Tú... En ver-verdad veniste a ver-verme... — sus labios seguían temblando, sus manos haciendo el regalo aún lado ahora posandolas sobre sus ojos limpiando sus lágrimas.
— ...No llores, este se supone que es tu día así que... ¿Por que no me regalas una sonrisa?.
¿En verdad había dicho eso?. Incluso su voz había tenido un tono más bajo y dulce pero, fue lo suficientemente para levantar las orejas de la sabueso al igual que una linda curva en sus labios formando una sonrisa.
Ya no pudo más.
Loona se acercó desesperada a los brazos del hombre, quien las había extendido invitándola a darle un cariñoso abrazo, tanto el hombre como Loona se correspondieron fuertemente, los años si que lo cambian todo, incluso sus afectos.
Algo amargo empezaba a caer por los ojos de ___, tal vez había sido la escena la que lo había incitado a expulsar una gran cantidad de lágrimas, sus anteojos quedaron empañados por su respiración pesada, el pelaje de Loona envolvía el débil cuerpo de su amigo.
Loona enterró su hocico en el cabello del hombre, frontandolo lentamente mientras sus lágrimas envolvían sus ojos, su cola cubrió las caderas del hombre aún apegandolo más a su abrazo.
Hace tiempo fueron estos abrazos el manto del hombre, recordaba todos esos momentos buenos y malos en los que tuvo que pasar con ella, al final de todo acaban flojeando en cualquier parte de donde estuvieran pero jamás lo hicieron separados.
Los abrazos al final si significaron algo más que solo un consuelo, un apoyo, tal vez hubo algo más en ellos, como pasaba ahora que estaba apegado en el pecho de la sabueso, Loona al ser un poco más alta tenía la cabeza de su amigo recostado en su pecho, aunque fuera delante de todos, nadie le iba negar lo mucho que extraño ver ese rostro.
Stolas y Blitz sonrieron, jamás la había visto llorar de felicidad desde que su amigo partió, y doce años después volvían a verse a la cara y ver la felicidad plantada en el rostro de su hija no tenía precio, no tenía más que un gran sentimiento, felicidad.
Asmodeus y Fizzarolli pues se les hizo un poco empalagoso la escena, un humano y un sabueso dándose un abrazo no es algo que pase bajo el infierno, aunque odiarán el sentido de amar, estos dos no sé quedaban nada atrás.
Entonces al final si fue cierto, Loona jamás olvidó a su amigo por nada, a pesar de lo años y todo lo que vivieron cada quien por su parte, no se trataron como unos desconocidos.
Más bien el tiempo solo les hizo extrañar del otro una vez más.
Ambos se despegaron del abrazo del otro, la calma en sus corazones pudieron desacelerar sus fuertes latidos, Loona al apartarse del hombre no pudo evitar verlo a la cara, ahora con unos aguados ojos rojos, ___ por pena desvió su mirada al suelo aún con la vista de Loona sobre el.
— Cielos... Prometí no hacer un drama.
Su comentario le hizo escapar a la sabueso una leve sonrisa.
— En verdad me alegra verte tonto, mirate como has cambiado mucho — Loona miraba a su amigo de pies a cabeza aún con sus manos sobre los brazos de ___.
— ¿Bromeas? Solo uso anteojos y mi cabello está corto, a diferencia de ti...
— ¿Yo? Nahhh, yo me veo igual que siempre.
— Eres más alta, tu cabello se ve bien con esa cola, tu cuerpo est-
Esa última parte tubo una rápida pausa, ¿Opinar sobre su cuerpo? Significaría que la vio de pies a cabeza, no sería correcto decirle lo atractiva que ahora se veía, pero mejor no arruinar su encuentro con cosas de doble sentido.
— Todo, simplemente es así, cambiaste mucho Loona.
Loons desvió su rostro muy apenada por las dulces palabras del hombre, había olvidado las veces que solía darle pequeños cumplidos sobre su aspecto.
El día de su cumpleaños, el día en que pudo volver a ver a un viejo y querido amigo, el tiempo suele hacerte olvidar muchas cosas y entre eso las personas que alguna vez te rodearon o formaron parte de ti, muchos no aceptan el simple echo de dejarlos ir.
Loona jamás acepto la pérdida de su amigo, ella sabía que debía de estar en alguna parte en la superficie, había una larga historia a través de todos esos años que ambos se la pasaron sin el otro.
La cena de cumpleaños siguió con su festejo, solo que esta vez Loona había querido sentarse junto a ___, cosa que no le molestó, más bien le agrado mucho ver a la sabueso querer estar a su lado.
Pero, a todo esto que sentido tiene.
Aunque hayan dejado el tema atrás, ¿Como se sienten el uno con el otro?.
Loona había rechazado el amor que alguna ves le tubo el hombre al igual que el que tuvo sentimientos hacia una chica que no le correspondió, más bien afirmó siempre estar en desacuerdo con lo que sentía por el, simplemente fue un amor pasajero que quiso probar su tiempo.
Esto seguirá todavía en los pensamientos del otro, no hubo ningún reclamo, más bien solo risas y chistes malos por parte del otro, en toda la mesa escuchaban las carcajadas de Loona ante las cosas que comentaba ___, nadie pudo callarla al ver cómo es que la sabueso disfrutaba de su presencia.
Aunque su felicidad era mutua, ambos sabían que en poco tiempo tendrían que despedirse del otro.
Loona había llevado a su amigo a otra parte del palacio luego de que la cena familiar se acabara y todos tuvieran que retirarse de la mesa, Millie y Moxxie regresaron a casa contentos de ver a su amiga feliz.
Asmodeus citó al príncipe Stolas verse en unos días de estos para platicar sobre el tema del humano en el infierno aunque al búho no le preocupaba tanto, sabía que el entendería las razones y no armaría problemas algunos con el.
Loona junto al hombre salieron del comedor, juntos caminaron por el largo pasillo mientras conversaban de cuál cosa que pudiera ser un tema de conversación interesante
Por segundos el hombre se fijaba en los ojos de Loona, aunque contara sobre ella muy bien podía fijarse que Loona lo veía de reojo, no le era incómodo pero se hacía la idea que tal vez lo extrañó mucho.
Su caminata se extendió a la alcoba del segundo nivel del palacio, la oscura luz roja nunca fue tan clara para sus ojos, el enorme pentagrama siempre fue así de grande.
Loona se montó sobre la barra de concreto que delimitaba al alcoba, tomando la mano del hombre para ayudarle a subirse en ella y estar ambos sentados a la par del otro, el ambiente sereno y cálido sería su paisaje por ver y su compañía por disfrutar.
El hombre dejó salir un pesado suspiro, quitándose los anteojos volteaba a ver a la sabueso, Loona se topó con su mirada la cual correspondió con una penosa sonrisa desviada hacia otra parte.
— ¿Que haces tonto?. — con un leve rubor en sus mejillas.
— Solo me aseguro que esto sea real, en serio que me costó mucho tomar esta decisión de venir...
— ¿Y eso porque...?.
Como explicarle que tanto el espero que ella le gritara sobre lo que pasó hace muchos años, pero más bien fue todo lo contrario, no encontraba las palabras correctas para decírselo sin hacer incómodo esta salida de amigos.
— Creí... creí que no querías verme por lo que sucedió.
Eso último golpeó la mente de la sabueso, una serie de recuerdos viajaron por su cabeza desde la última vez que estuvieron juntos, en verdad que había algo en estos adultos que aún guardaban mucho en el fondo y no sabían cómo expresarlo, los reclamos de todos esos años sin el otro.
Loona bajó sus orejas ahora desviándose por completo de la realidad, en ningún momento llegó a odiarlo luego de haberse ido, de hecho. Esto solo la hizo sentirse culpable.
¿Por que no platicar ahora con el? Con respecto a lo que pasó hace tiempo pero, ella sabía que tal vez no era el momento de pedirle una explicación, una respuesta, una aclaración.
Lo que menos quería era echar a perder el momento con su amigo, por eso es que lo veía de reojo, el se veía tan tranquilo, tan sereno, algo de el hizo olvidarse del daño que ella mismo le provocó, como si nada hubiese pasado y solo haya sido una decisión de ambos seguir con sus vidas y si era posible volver a toparse más adelante en sus vidas.
— No es eso... Oye, yo nunca pedí eso, jamás verte. Más bien yo deseaba algún día encontrarte y... eso es todo, encontrarte para...
Sus mejillas volvían a tomarse con un fuerte rubor escarlata.
— ¿Y...?
— No soltarte... Otra vez.
Su rostro estaba ardiendo.
Al igual que Loona tenía un gran sonrojo en sus mejillas.
¿Eran ciertas esas palabras?.
Ahora el ambiente entre el humano y la sabueso se había puesto un poco tenso y silencioso, ya nadie supo más que decirle al otro, mencionar cualquier cosa que no fuera lo que hablaban sería evitar hablar de lo que pasaba con el otro.
Ambos quedaron con sus labios cerrados y la mirada desviada hacia otro lado que no fuera contra ellos.
No podían estar callados asi por el resto del tiempo, al menos intentaría romper el silencio que había entre ellos, ___ se miraba las manos, algo tal vez que sonara estúpido en el que pudieran hablar.
No quería perder temas de conversación con ella, había esperado mucho y ahora ya no es como antes, cuando solían hablar de cualquier cosa sin tener que pensarlo dos veces.
Entonces a la mente del hombre llegó la frase que muchos dolidos suelen preguntarle a sus ex parejas, aunque muy en el fondo no sabía con qué finalidad lo había echo.
— ¿Tienes novio?.
Sus pensamientos fueron formando palabras obscenas hacia el, ¿Por que le dijo eso? Tantas palabras que pudo elegir y solo esas dos llegaron a su mente y embargaron su boca.
Dejó salir un torpe suspiro simulando no estar interesado en la pregunta que le había echo, y aunque no sé esperaba nada bueno pudo ver la reacción de Loona, su amiga estaba moviendo su cola lentamente mientras que su mano acariciaba su misma pierna.
¿Acaso esa pregunta le provocó felicidad?.
Ella volteo a ver al hombre quien se percató de su mirada y también la vio a los ojos pero con sus anteojos ya puestos aún empañados por las fuertes respiraciones que se dejaban salir por el otro, un poco más y la sabueso lograba escuchar los latidos del hombre.
Ahora ambos estaba nerviosos por saber la respuesta o lo que dirían.
Loona se aclaró un poco la garganta pero con una sonrisa hablo, aunque su sonrojo aún siguiera en ella.
— Nahhh.
Fue tan difícil procesar esa fuerte pregunta y solo pudo decir algo tan seco eh estúpido.
— ¿No?.
Volvió a preguntar esta vez confundido.
— Para nada... Solo estoy yo sola, así me gusta más.
— Cielos, yo creí que en estos doce años que pasaron habías echo tu vida, tampoco digo qu-.
— ¿Que mierda estás tratando de decir?.
La sabueso se expresó con el ceño fruncido y una mirada de ojos asesinos, lo suficientemente para herizar la piel del hombre quien se hizo aún lado, ¿Dijo algo malo? Ella más bien estaba mal interpretando las cosas.
Antes de decir otra cosa Loona cambio su expresión a tener una enorme sonrisa de oreja a oreja dejando escapar una fuerte y larga carcajada, tan solo había sido una broma de ella y muy fácil cayó el hombre en.
Viendo sus gestos de burla solo desvió la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas, Loona le dio un leve golpe en su hombro.
— ¡Debiste ver tu cara amigo! Aún eres un poco miedoso.
— Graciosa, muy graciosa.
Por curiosidad la sabueso sacó de sus bolsillos su teléfono, algo que llamó la atención de ___, incluso tuvo que quitarse otra vez sus lentes y tallar sus ojos, Loona tenía en sus manos el teléfono que hace años le había comprado, ese mismo aparato que ella alguna vez necesito.
Loona notó la mirada del hombre sobre su aparato.
— Je... Yo conserve el teléfono.
— Creí que lo habías perdido — rodó sus ojos lentamente hacia otra parte.
— ¿Que? No claro que no, este a sido el teléfono que en verdad me duró mucho, han pasado doce años y todavía funciona. Tu me lo regalaste.
Vaya indirecta tan sencilla y el no pudo captarla.
— Ahora eres cuidadosa. Eso es impresionante.
Por un segundo se fijó en la pantalla encendida de teléfono de la sabueso y notó que las horas de la noche ya se estaban pasando, como había prometido tenía que regresar ahora a su casa antes de que tuviera que volver a quedarse dormido en la mañana.
No dijo una sola palabra y Loona ya lo estaba viendo con sus orejas decaídas pero en su rostro había una comprensión, ella sabía que el hombre tenía que irse a su casa, donde pertenecía.
Loona se levantó de su asiento junto a su amigo, aunque le dolía vivir este momento de despedida aún se sentía muy feliz por haber compartido tiempo valioso con ese hombre.
Para sorpresa ya todos estaban descansando, las luces estaban apagadas y todas las puertas estaban cerradas, seguramente sus padres ya estaban dormidos y entendía ya que en verdad era muy tarde como para estar ambos despiertos.
De camino a las afueras de la mansión el hombre muy tranquilo le explicó a la sabueso en donde había dejado su auto o bueno, fue muy directo con ella.
Le dijo en que parte del mundo vivía, Ámsterdam. Estaba consciente de sus palabras y sabía claramente que desde ahora probablemente se topará con ella una vez más pero esta vez estaría en la superficie.
Este dato fue muy importante para la sabueso, ahora sabía en donde vivía su amigo.
En sus manos cargaban ahora el libro a la mente del hombre llegaron imágenes sobre lo que pudo alcanzar a ver lo que este contenía, incluso la forma en como es que abrían los portales de un lugar a otro, pero no es que fuera tan importante recordar algo tan siniestro.
Sin querer ahora los dos estaban parados frente al otro con una cálida expresión en sus rostros, la hora de despedirse al fin había llegado para que al final cada quien volviera a sus rutinas diarias, dormir sin ser molestados.
Loona alzó sus manos al frente y en un abrir y cerrar de ojos había una gran esfera transparente y de color azul flotando ante sus ojos, la fuerte brisa golpeando el rostro de ambos, tal parece estar lloviendo fuertemente en el sitio del hombre.
— Genial, ahora parece haber un diluvio en Ámsterdam.
— ¡Ja! ¿Vienes en carro o te veniste caminando solo a ese cementerio?.
— Traje mi auto pero tengo que bajar un poco y buscarlo, al menos no está tan lejos.
La pareja de amigos rieron por última vez antes de que sus miradas volvieran a cruzarse, esto era una despedida para ambos, habían pasado un buen rato juntos, sin reclamos, mal entendidos, enojos, nada. Solo un bonito momento con la precencia del otro.
Ambos recordaron lo interesante que era pasarla juntos, lleno de momentos placenteros alguna vez.
Pero, había alguien que no quería que todo esto acabar así de fácil, Loona estaba viendo nuevamente a su amigo irse a su casa, volvían sus orejas a caer al igual que su mirada y su cola, lentamente mientras sus labios forjaban una incómoda sonrisa.
— Bueno... Supongo que esto fue todo, es tiempo de que me vaya.
— Si creo que... Ya es hora.
Aunque sabía lo que debía de hacer y era irse aún quedaba una última parte más por hacer antes de que no volviera a ver a la sabueso.
Despedirse, no se sentía capaz de darse la vuelta y marcharse así como si nada, la sabueso solo miraba la penosa mirada que expresaba su amigo quien seguía parado parado frente al portal.
Con sus pocas fuerzas alzó su mirada a los ojos cristalinos de la sabueso, tratando de ser muy comprensible se acercó a ella para extenderle sus brazos, ¿Otro abrazo?.
— Yo no soy de pedirle esto a alguien más pero creo que vale la pena hacer esto contigo.
Loona expulsó una leve carcajada antes de acercarse a los brazos de su amigo y corresponderle a sus cálidos brazos.
Su cola volvía a moverse lentamente mientras sus brazos apegaban el rostro del hombre contra su pecho, nunca dejaron de tenerse ese afecto por el otro, ___ estaba yendo contra las reglas que el se había puesto, pero no sé imaginó lo débil que sería al estar frente a la sabueso.
Solo bastaron unos minutos para que ambos se separan del apegamiento del otro.
Hora de irse.
— Cuídate mucho, estás algo viejo para estar con travesuras.
— ¿Viejo yo? Estás bromeando si yo aún puedo andar sin usar un bastón, cuídate tú, alguien te puede robar por tener esa carita.
— Wow, ese sonó un poco atrevido — alzó su ceja poniéndole como expresión una sonrisa traviesa.
— ¡Perdón! Eh... Yo... Uh... ¡Cuidate Loona!.
Muy apenado por sus palabras el hombre cruzó el portal sin voltear a ver a la sabueso ruborizada, más que una despedida no fue tan dolorosa.
Loona observó ambas manos las cuales había levantado solo para olfatear el aroma que el hombre había desprendido en ella, su olor había quedado sobre su nariz, su cola seguía moviéndose de un lado a otro mostrando la felicidad que ahora marcaba.
Sabe dónde vive, no tan específicamente pero no será tan difícil ahora que tenía su aroma en cima.
La noche empezaba a ser más fría, la fiesta de cumpleaños había terminado y el mejor regalo que había recibido fue el haber visto a su amigo una vez más.
Todo esto, todas emociones salían de su cálido corazón, miraba sus manos como una especie de trofeo al haber interactuado con su amigo, tanto significó mucho para ella estar junto a él que deseaba que ese momento jamás hubiese acabado.
Fuera de todo esto, ___ estaba corriendo bajo las fuertes gotas de lluvia que impactan en el, buscó rápidamente su auto antes de tener que usar una toalla caliente en su frente y una gruesa chamarra para dormir.
A pocos minutos bajó por el camino desolado hasta llegar a su auto y entrar. Su ropa estaba toda empapada, sus lentes estabando colgando de su rostro, su pelo liso y su cuerpo muy congelado.
Sus dientes chocaban a una velocidad que solo el entendía, el frío se estaba apoderando de su cuerpo, no había tiempo ni siquiera para relajarse ahora que llovía, tenía que llegar a su casa y dormir lo suficientemente para levantarse y darle de comer a su hijo.
En todo el camino a casa no dejó de pensar en toda la charla que tuvo con la sabueso, aún recordando lo último que le habia dicho, ¿Que le estaba pasando? Este no era el.
Tan solo se dejó llevar que se sintió tan bien ambos comportarse al igual que antes, cuando era todo en broma incluso de doble sentido entre ellos.
Es como si hubiese habido algo más en esa charla.
Para cuando terminó de recordar toda la cena el hombre ya lograba estacionarse al frente de su casa sobre la banqueta, la intensa lluvia no se había calmado, iba tener dificultad para llegar a su casa.
En menos de unos segundos salió apresurado de su auto cerrando la puerta y correr hacia la puerta de su casa, abrió la puerta con su llave y fácilmente entró a la casa, en cuanto entró el ambiente tuvo un rápido cambio, distinto al otro.
Ahora se sentía cálido.
Lo había logrado, fue como un entrar y salir.
Volvió al infierno para reencontrarse con la sabueso, todo había salido bien, no tuvo problemas en el momento, solamente una expresión deprimida de la chica al verlo como si fuera la primera vez.
Ahora que se daba cuenta, sus mejillas aún seguían rojas, sus manos estaban temblando de frío pero alguna razón solo querían buscar el calor, uno de un pelaje suave y blanco.
Esto tenía que ver con ella.
La lluvia seguía callendo con fuerza, las ventanas de su casa eran cegadas por las gotas de lluvia, era como la noche perfecta para poder descansar luego de un día lleno de penas, ___ pudo cambiarse de ropa sin tener que estar aguantando más el frío, pero resultaba que había encontrado una buena posición en el sofá para dormir que había sacado una sábana de una de las gavetas y poder dormir allí.
En un par de horas iba a amanecer y debía de levantarse temprano para hacerle la comida a su hijo y preparar sus cosas, todo esto mientras sin pena alguna había estado en un cumpleaños fuera de la superficie, al menos ya había acabado el día, volver a intentar hacer algo como eso ya no se iba sentir tan extraño.
Quien iba pensar que las personas suelen romper sus promesas cuando pensaron que era la mejor idea no hacerlo, nunca se detuvo a pensar como hubiese sido si lo hubiera echo y hasta esa misma noche entendió el significado de dejar atrás lo que ya fue y empezar a ver lo que será.
Loona estuvo muy contenta al verlo, al igual que el. Compartieron un poco del otro y terminaron despidiéndose bien, es como si nada malo hubiese pasado entre ellos.
El hombre estaba con las sábanas sobre su cabeza pensando, sus pensamientos estaban dispersos en muchas escenas que solo el se imaginaba, ¿Acaso Dios está molesto con el?. Bajo su punto de vista hasta el mismo lo estaría.
Bajó a las profundidades del infierno y volvió a tener ese mismo contacto que solía tener hace años con ella.
Tanto pensar iba a volverlo loco, ya no tenía que más pensar, sus ojos fueron tomando el inicio a sus sueños, en cuanto pudiera quedar dormido esperaba volver a recordar todo lo que pasó en esa noche a la perfección.
Era solo una chica, ¿Por que volvían sentir esa incomodidad incluso si pensaba en ella? No puede caber rencor en su corazón, ¿O si?.
Bastaron unos minutos para que el hombre empezará a cerrar sus ojos hasta quedarse dormido profundamente en el sofá, el intenso ruido de la lluvia bloqueaban las orejas de ___ volviéndose un simple ruido blanco pero cómodo.
...
Las tres y media de la noche.
Aún seguía acostado, las sábanas que hace un buen rato lo cubrieron ahora estaban tiradas sobre el suelo, el fuerte ruido de la lluvia seguía acaparando el exterior, una brisa acompañada con su serenidad abrazaba el cuerpo cansado del pastor.
No había sentido tanto frío luego de haberse destapado.
Por alguna razón todo en el interior de esa sala se sentía con un diferente ambiente, las puertas de cada habitación estaban cerradas, al igual que todas las ventanas, nada ni nadie podía entrar a esa casa.
Aunque todo se viera normal, había algo que no empezaba a cuadrar en todo, una fuerte luz blanca hizo su aparición por todo el interior de la sala, como si fuera un apagón de luz.
No había nadie más en ese sitio que se haya percatado de este repentino suceso.
Poco de todo esto los ojos de un hombre fueron cambiando de estado, volviendo a recuperar su visibilidad topando con el frente de su mesa, aún seguía durmiendo en la sala.
El hombre se dió la vuelta ahora para estar sentado sobre el asiento de su sofá, con ambas manos sobando lentamente sus ojos tratando de aclarar un poco su vista.
¿Todo estaba bien?.
Incluso entre sus pensamientos juró haber captado un destello blanco mientras dormía pero incluso tu mente puede jugarte una broma sin estar consciente de tu entorno.
Se levantó del sofá lentamente dando pequeños pasos arrastrados por el suelo, aún tenía algo de cansancio que le impedía reacomodar sus pensamientos. En eso el hombre giró su cabeza en la puerta de la cocina.
Estaba abierta, tal vez era una señal que consumiera algo antes de volver a quedarse dormido hasta levantarse después.
Dirigiéndose hacia la entrada de su cocina el hombre bajó su vista hacia el oscuro piso, estaba sintiendo pequeños charcos de agua, cuando en ningún momento había tomado camino hacia la cocina, debía haber un agujero que colocaba el agua.
Sacó el teléfono que llevaba en su bolsillo y prendió la linterna para poder guiarse mejor en su camino, justo como lo pensó. Habían marcas como si se tratarán de un par de huellas mojadas formando un camino directo a la cocina.
No podía ser posible que su hijo haya metido algún animal a la casa sin su consentimiento, la puerta de la cocina abierta y esas huellas parecían la de un animal, dentro de la cocina no parecía haber nada extraño o fuera de lo normal, tal vez no había visto bien esas charcos de agua.
___ se acercó a su refrigerador, sacando una botella de agua fría destapándola lentamente y empezar a beber de su contenido, todo esto mientras lo hacia detrás de su espalada empezaba a formarse una leve cosquilleo, podía ser al tomar agua fría habiéndose recién levantado, o solo era una corriente de aire.
El hombre giró hacia ver a la puerta nuevamente de la cocina ahora solo para darse cuenta que la puerta estaba abierta por completo, había sido el aire seguramente. Aunque volvía a bajar la mirada al suelo topándose con un gran charco de agua filtrada en la puerta.
Por el ruido de la lluvia no podía saber si tal vez su hijo habia pasado por allí y pudo haber botado algún frasco, aunque de haber sido así el le hubiese hablado.
Había algo más allí.
El hombre se acercó a la puerta aun con su linterna prendida, viendo fijamente al charco de agua, en su interior había algo blanco, muy delgado y extenso, parecía ser del pelaje de algún animal.
Daba igual para el, estaba recién levantado a las tres de la mañana con un sueño pesado apoderándose de sus pupilas y ver de sorpresa una cantidad de pelos en su piso solo era una obra de su mente que pedía a gritos que regresara a la cama o al sofá a dormir.
Guardo devuelta al refrigerador las cosas que había tomado y usado, cerro la puerta de la cocina y se dio la vuelta para buscar su sofá.
A medio camino algo interrumpiría al pobre hombre volver al sofá, su pecho descargó un fuerte dolor a ___, haciendo que este se detuviera en seco y llevar sus manos a su pecho, estaba empezando otra vez, su respiración estaba volviéndose pesada otra vez, su vista se fue nublando hasta dejarlo con sus ojos cerrados.
Sus labios temblaron de dolor sin dejar de apretar fuertemente sus dientes por lo que estaba sintiendo, no podía quedarse todo el tiempo allí parado, el sofá estaba a unos metros de distancia, no podía caer y quedarse allí, su hijo se iba asustar al ver a su padre en un muy mal estado.
Esta enfermedad iba acabando lentamente con la vida del hombre, ni siquiera su propio hijo sabia que iba a perder a su padre dentro de un par de días, o tal vez más. Ya no estaba seguro de los días, solo quería ser un poco fuerte por el y cuando llegara el momento, partir.
Entre su lucha por caminar un par de manos atrajeron el cuerpo debilitado del hombre hacia algo mojado, sus ojos intentaron ver a la extraña presencia que lo tomaba de hombros y por extraña razón era recostado en algo cómodo, se trataba de su sofá, ¿Cómo había llegado tan rápido allí?.
La curiosidad de ver lo estaba obligando a voltear su cabeza pero su dolor solo le daba el indicio que volviera a dormir para estar mejor en la mañana, no podía ser su hijo.
___ por ultima vez fue sintiendo un par de dedos acariciar su pecho, su sabana volvía a ser colocada sobre su friolento cuerpo, ya ni siquiera tuvo que intentar levantar su mirada, su fuerte dolor era más fuerte que su voluntad, dentro de unos segundos sus ojos volvían a nublar la vista del pastor.
Morir había dejado de ser un miedo para el incluso si fuera consiente que su hijo iba a quedarse solo, habían muchas personas que iba a tomar su papel y lo guiarían a sus pasos como el fue guiado, solo era cuestión que tomara el camino correcto, un sendero.
Por ultimo vistazo antes de quedarse dormido sus ojos se toparon con una enorme y blanca persona parado al costado de su sofá, no podía gritar, moverse, hablar y muchos menos interactuar, ya no tenía más fuerzas para decir una palabra.
A sus mejillas llegaron nuevamente un par de manos ahora muy suaves y peludas acariciando de manera circular hasta llegar a su frente, el tacto era indescriptible pero incluso así podía saber al menos a quien tenía parado.
Sin duda era ella. La sabueso.
Al menos eso quería pensar en lo que sus ojos se cerraban por completo, ya no pudo mantenerse consiente por mucho más tiempo, solo terminaba por sentir esas suaves manos acariciar su rostro y por unos segundos apartarse del sitio donde acariciaban y no volver más a el, así de simple fue el haberse alejado de su rostro.
Con la preocupación si ese hombre iba a estar bien.
Por que una cosa si era seguro, Loona estaba de vuelta en la vida de el, pero... ¿Por cuanto tiempo esta vez?.
CONTINUARÁ
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