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UNA MÚSICA SE empezó a escuchar en toda la habitación, despertándome a mí y a los demás jugadores. La mayoría parecía estar confundida, supongo que aún no reaccionaban por completo y estaban medio dormidos. Otros, en cambio, ya estaban listos y preparados para lo que fuera que trajera el siguiente juego.
Sonó una alarma que llamó la atención de la mayoría. Las puertas se abrieron lentamente, dejando paso a nueve guardias: uno con el símbolo cuadrado y el resto con triángulos en sus máscaras.
" Atención, por favor " habló una voz a través del megáfono " El segundo juego comenzará enseguida. Sigan las instrucciones del personal. Lo repetiré: el segundo juego... "
Dejé de prestar atención al anuncio para observar cómo los guardias se organizaban. Se colocaron en una fila vertical, mirando hacia donde estábamos todos. Claramente esperaban que nos levantáramos de nuestras respectivas camas y nos acercáramos al lugar donde ellos estaban. Una vez que todos estuvimos de pie, comenzaron a darnos las instrucciones: debíamos subir nuevamente las interminables escaleras para dirigirnos al siguiente juego.
El ascenso fue agotador. Las piernas me dolían por el esfuerzo, y hubo un momento en que pensé que nunca llegaríamos a nuestro destino. Finalmente, uno de los guardias nos desvió por un pasillo, y cuando estaba por llegar, vi a varias personas entrando por una puerta enorme. Algunos se veían emocionados, otros estaban sorprendidos y también estaban los que parecían llenos de miedo, creyendo que este sería su último juego.
Al cruzar la puerta, lo primero que se me vino a la mente fue que parecía el patio de un colegio. Las paredes estaban decoradas con dibujos infantiles, ventanas falsas y pizarras garabateadas, como si manos inexpertas hubieran escrito y dibujado en ellas. En el piso, dos grandes arcoíris en forma de círculo destacaban entre los detalles. Pero lo que más me llamó la atención fue que no había rastro de las figuras que había mencionado el jugador 456 el día anterior.
" Bienvenidos al segundo juego " anunció la voz que resonó como un eco por toda la habitación " Esta vez jugarán en equipos. Tienen diez minutos para dividirse en grupos de cinco. Lo repetiré... "
Mi atención se desvió al ver entrar al jugador 456 junto a los jugadores 001, 388 y 390, todos con expresiones de confusión. Lentamente me acerqué a ellos, pensando en formar el equipo que se nos había pedido. Me coloqué al lado del jugador 388, quien me saludó con una leve sonrisa y un movimiento de mano. Le devolví la sonrisa mientras recordaba lo que había pasado en la madrugada. Me acerqué un poco más y le susurre
—Muchas gracias por preocuparte.
Él me miró por un momento, procesando mis palabras, pero rápidamente volvió a sonreír y respondió:
—No te preocupes, Bo-ra. Y tranquila, no le diré a nadie lo que pasó anoche. Todo queda en secreto —dijo mientras hacía un ademán con la mano, como si cerrara una llave en su boca.
Le sonreí de vuelta y estaba por decir algo, pero nuestra pequeña conversación fue interrumpida.
—¿Lo de las dalgonas es en equipo? —preguntó el jugador 390 al jugador 456.
—¿No tocaban las galletas? —dijo el jugador 100 mientras se acercaba con un tono molesto.
—No, parece que no —respondió el jugador 456 algo desorientado.
—¿Y qué juego es? —volvió a preguntar el jugador 100.
—No estoy seguro —dijo el jugador 456.
—¿Qué? Dijiste que ya habías jugado. ¿Lo del triángulo era mentira? —exclamó el jugador 100, visiblemente enojado.
—Perdón —se disculpó el jugador 456.
—¡Nada de perdón! —gritó el jugador 100, señalándonos—. Hablabas como si supieras todo. Ellos creyeron tus tonterías. ¿Qué piensan hacer ahora? ¿Te harás cargo?
Lo que ninguno de nosotros esperaba fue que el jugador 001 se pusiera delante del jugador 100.
—Ya basta —dijo serio, logrando que el jugador 100 retrocediera un paso, asustado.
Me sentí desilusionada cuando la voz del altavoz interrumpió la escena. Realmente quería ver cómo el jugador 001 ponía en su lugar al hombre amargado que solo traía problemas.
—Deben dividirse en equipos —ordenó la voz. La puerta por la que habíamos entrado se cerró, y en la pantalla apareció un conteo regresivo de diez minutos.
—Sí, ya basta —dijo un jugador.
—No pierdas el tiempo con este loco —comentó el jugador 206, intentando calmar al jugador 100—. No debimos creer sus mentiras. Vamos, formemos un equipo.
—Ex ganador y un cuerno —murmuró el jugador 100 mientras se alejaba—. ¡Dalgona! ¡Triángulo! Vete al carajo.
Algunos jugadores comenzaron a formar sus equipos con prisa, mientras otros lucían desesperados por encontrar un grupo. Yo me sentía tranquila; ya tenía un equipo desde ayer. Sabía que con ellos estaría relativamente segura. Aunque no confiaba en ellos al cien por ciento, intuía que eran buenas personas.
—Lo siento —dijo apenado el jugador 456.
—Sigo confiando en ti —respondió el jugador 001, dejando sorprendido al jugador 456—. Me gustaría jugar contigo si aceptas.
—Bueno, reunamos valor e intentémoslo —dijo el jugador 390, intentando animarnos—. Será un juego de niños. De pequeños jugábamos mucho.
—Es cierto. Formemos equipo —apoyó el jugador 388—. Con ustedes, todo me parece posible.
Asentí con la cabeza, mostrando mi acuerdo.
—Así me gusta, soldado —dijo el jugador 390, dándole un golpe amistoso en la espalda al jugador 388—. Lo de las galletas sería vergonzoso para un veterano. Si vamos a jugar, prefiero algo más peligroso, como el quemado o el juego del calamar, ¿no?
—Sin duda arriesgaré la vida para ganar, señor —respondió el jugador 388 con determinación.
Nuestra charla fue interrumpida por una voz femenina.
—Disculpen, ¿puedo unirme a ustedes? —Era la jugadora 222. Su interrupción dejó a todos confundidos.
—Lo siento, ya somos cinco —dijo el jugador 388, intentando no sonar agresivo.
—Ayúdenme, por favor —pidó mientras se sujetaba el vientre. De inmediato comprendí lo que intentaba decir, y un nudo se formó en mi garganta cuando noté su bulto evidente bajo la chaqueta.
—Estoy embarazada —admitió, dejando a todos sorprendidos. Sus miradas se dirigieron instintivamente a su barriga.
—Ay, tu barriga... —murmuré. Sin pensarlo demasiado, tomé una decisión.
—¿Sabes qué? Mejor haz equipo con ellos. Estoy cien por ciento segura de que lograrán ganar. Yo buscaré otro equipo —dije mientras la empujaba suavemente hacia mi grupo—. Nos vemos al finalizar el juego.
—Bo-ra, espera... —intentó decir el jugador 388, pero levanté la mano y sonreí.
—Nos vemos al final del juego. — Les sonreí y me alejé rápido antes de que alguno de ellos pudiera objetar.
EL AMBIENTE ESTABA cargado de tensión. La sensación de incertidumbre me envolvía por completo. A mi alrededor, los equipos ya se estaban formando, y los jugadores discutían sobre lo que vendría, organizando estrategias, y tomando decisiones rápidas. Pero yo... yo no tenía ni idea de a quién acudir. Miré a mi alrededor con desesperación, tratando de encontrar un grupo que me aceptara. No sabía cómo funcionaban los juegos, pero había algo en mi interior que me decía que tenía que encontrar un equipo lo antes posible.
Estaba nerviosa. Muy nerviosa. Cada vez que pensaba en cómo no había conseguido un lugar en un equipo, el peso de la ansiedad se volvía más insoportable. Pero también había algo que me daba algo de calma. Sabía que había hecho lo correcto al dejar a la jugadora 222 en un equipo confiable. Ella estaba embarazada, y no me hubiera sentido tranquila dejándola sola. Pero, por suerte, estaba con personas en las que confiaba al 100 %. Ya no podía preocuparme por ella. Ahora tenía que concentrarme en mí misma, en lo que venía. Si no encontraba un equipo, las posibilidades de avanzar se reducirían drásticamente.
Observé al jugador 333 desde lejos. No lo conocía, pero su comportamiento me parecía tranquilo, calculador. Me recordaba un poco a mí. No parecía apresurado, no parecía estar buscando una solución rápida, sino más bien tomando el tiempo para evaluar la situación. Algo en su actitud me decía que no sería fácil entrar en su equipo, pero era una oportunidad que no podía dejar pasar.
Me acerqué con cautela, dándome el tiempo necesario para formular mis palabras antes de hablar.
—¿Puedo unirme a su equipo? —mi voz era firme, calculada. No quería mostrarme desesperada, pero la urgencia que sentía dentro de mí no me dejaba mucho margen de maniobra. —No sé qué juegos enfrentaremos, pero creo que puedo ser útil. Si no lo soy, me iré. Pero, por favor, necesito un lugar aquí.
El jugador 333 me miró en silencio, sus ojos evaluándome con una calma que no dejaba ver lo que pensaba. Sabía que no era el tipo de persona que aceptaba algo sin pensarlo bien. Pero había algo en su mirada que me decía que no iba a rechazarme solo por la urgencia en mis palabras.
Un jugador a su lado, más robusto y con una mirada desafiante, habló, su tono cortante.
—¿Y por qué deberíamos aceptarte? No parece que seas la clase de persona que pueda aportar. —su mirada se detuvo en mí, desafiándome. Lo que no sabía era que esos desafíos me fortalecían, no me hacían dudar.
Me sentí observada, pero no vacilé. Calculé mi respuesta antes de abrir la boca. Si no mostraba seguridad ahora, quedaría fuera. Y no pensaba irme.
—Porque no estoy aquí para quedarme atrás. —mi respuesta fue fría y directa. No iba a permitir que cuestionaran mi capacidad solo por ser mujer. —No sé qué nos espera, pero sé que este equipo necesita a alguien que no tenga miedo de tomar riesgos, que no vacile. Yo soy esa persona. Si no soy útil, me iré. Pero no puedo quedarme fuera. No pienso fallar.
Hubo un murmullo entre los jugadores. Algunos intercambiaron miradas, y pude ver cómo sus pensamientos se debatían. Pero la desconfianza seguía ahí. El jugador más robusto, con un tono burlón, no parecía dispuesto a darme una oportunidad.
—¿Qué sabes hacer? Dime, ¿qué habilidades tienes que puedan ayudar al equipo? No sé si solo por ser mujer nos vas a hacer ganar, ¿eh?
La crítica me llegó de lleno, pero no me sorprendió. Sabía que sería un obstáculo. No lo había dicho, pero lo sentía en el aire: para algunos, mi género era una limitación. Para mí, era solo una parte más de quién era, y no tenía intención de que eso me definiera. Con calma calculada, lo miré directamente a los ojos.
—No soy mujer, soy un jugador. Y si piensas que eso es una desventaja, me gustaría que me lo demostraran. Estoy aquí porque quiero ganar, no por compasión ni por quedar bien. Y puedo asegurar que no soy una carga para nadie. Así que, ¿me aceptan o no?
El jugador 333 observó en silencio cómo todos procesaban mis palabras. Vi cómo sus ojos evaluaban no solo mis palabras, sino mi actitud. No era un tipo de persona que aceptara cualquier cosa sin evaluar todos los riesgos. Pero en su mirada había algo más, una ligera comprensión. Sabía que no tenía nada que perder, que esta era mi única oportunidad para unirme al equipo.
Finalmente, el jugador 333 asintió lentamente, mostrando un leve gesto de aprobación. El jugador robusto también lo hizo, aunque con menos entusiasmo. La tensión en el aire se disipó un poco, pero aún quedaba mucho por demostrar.
—Está bien. Pero, recuerda, esto no es solo sobre ganar, es sobre no dejar caer al equipo. —el jugador 333 me miró un momento, como si estuviera tomando en cuenta mis palabras, y luego asintió. —Si vas a estar con nosotros, asegúrate de que no te arrepientas. Todos aquí queremos ganar.
—Lo sé. No espero que me alienten o me traten de manera diferente. Estoy aquí para jugar. —respondí con firmeza, sin flaquear ante su mirada desafiante.
" Se acabó el tiempo para elegir equipo " habló la voz, resonando con claridad en el aire. La sentencia de la decisión final cayó como un peso sobre todos nosotros.
Los guardias comenzaron a moverse con eficiencia, indicándonos que tomáramos asiento. Cada uno debía formar parte de su equipo, organizándose de manera horizontal. El orden era esencial, cada uno en su lugar, sin margen para distracciones. La tensión era palpable en el ambiente, todos conscientes de que el segundo juego estaba por comenzar y que cada movimiento contaba.
Nos acomodamos rápidamente, siguiendo las órdenes al pie de la letra. Me senté en la fila de mi equipo, tratando de mantener la calma. A mi alrededor, los murmullos eran casi inaudibles, todos esperábamos las indicaciones del juego con una mezcla de nervios y determinación. Los guardias, como sombras implacables, se aseguraban de que todos estuviéramos en el lugar adecuado, mientras la expectativa se acumulaba, creciendo con cada segundo que pasaba
" Jugarán un pentatlón a seis piernas " anunció la voz femenina con claridad, resonando por toda la habitación " Comenzarán con las piernas atadas y, cada diez metros, uno de los miembros del equipo deberá jugar un minijuego. "
Los jugadores permanecieron en silencio, atentos a cada palabra.
" Si ganan, su equipo podrá seguir avanzando. Si pierden, se quedarán en el mismo lugar hasta superar el desafío. "
Unos murmullos recorrieron la sala mientras la mujer continuaba con la explicación.
" Estos son los minijuegos que enfrentarán " dijo, pausando por un momento antes de enumerarlos " : Uno, Ddakji. Dos, lanzamiento de piedra. Tres, Gon-gi. Cuatro, trompo. Cinco, Jegi. "
Mientras hablaba, los jugadores dirigieron la mirada a las mesas dispuestas alrededor del círculo con el diseño de arcoíris. En cada una de ellas, los juegos mencionados estaban listos para ser utilizados, y sentados frente a ellos, los guardias con máscaras de círculo esperaban con postura rígida.
" Su objetivo es ganar todos los minijuegos y cruzar la meta en cinco minutos " continuó, sin darle importancia al creciente murmullo entre los participantes " Decidan quién jugará cada minijuego. "
Con esas palabras, la voz se apagó, dejando que el caos de las discusiones entre los equipos llenara la sala.
—Tenemos que decidir rápido, el tiempo se está acabando. —dijo el jugador 084, mirando a todos con seriedad. —Las opciones son las siguientes: Uno, Ddakji. Dos, lanzamiento de piedra. Tres, Gon-Gi. Cuatro, trompo. Cinco, Jegi.
El ambiente se cargó de tensión, cada uno de nosotros evaluando qué juego tomar. Sabíamos que nuestras decisiones podrían marcar la diferencia en lo que se venía.
—Voy a elegir Gon-Gi. —dije finalmente, con firmeza. Miré al equipo, tratando de proyectar seguridad. —Es un juego que puedo manejar bien, y creo que puedo aportar con él. Me siento más segura con eso.
El jugador 084 asintió sin decir nada, como si ya esperara mi elección. Todos en el equipo habían estado callados, sopesando sus opciones. Entonces, el jugador 333 levantó la mano, esperando su turno.
—Entonces, elijo Jegi. —dijo con una sonrisa confiada, sin vacilar. —Es un juego de habilidad física, y no tengo problema con eso. Creo que puedo aguantar la presión.
El jugador más robusto del grupo, que había estado observando con atención, finalmente habló.
—Yo voy con el lanzamiento de piedra. —dijo con voz grave, mirando a todos. —Es un juego que exige fuerza, y eso es lo mío. Prefiero asegurarme de que ese juego esté cubierto.
El silencio volvió a llenar la sala por un momento, mientras el cuarto miembro del equipo pensaba. Había una cierta calma en su rostro, como si no fuera a tomar la decisión a la ligera. Finalmente, después de un breve pero tenso momento, habló.
—Pues yo voy a tomar el trompo. —dijo con un tono relajado, casi como si estuviera disfrutando de la elección. —Es un juego que requiere destreza, y me va bien con ese tipo de cosas. Me gusta tener el control de mis movimientos.
La atención del equipo se centró en el último miembro, que había estado callado durante toda la discusión. Todos sabíamos que su elección también sería clave. Después de unos segundos, levantó la cabeza y sonrió.
—Entonces, estamos listos. —dijo, mirando al resto del equipo. —Ya hemos elegido nuestros juegos, ahora es momento de actuar.
El jugador 084 observó cómo cada uno de nosotros asumía su papel. Asintió, como si todo estuviera en orden.
—Bien, ya está decidido. Cada uno tiene lo que necesita. Ahora solo nos queda esperar lo que viene. Cada juego tiene su propio desafío, pero sé que podemos enfrentarlo. Ya hemos demostrado que podemos hacer esto.
Hubo un momento de silencio, todos reflexionando sobre lo que se avecinaba. Sabíamos que el desafío apenas comenzaba, pero ahora teníamos un propósito claro y un equipo que se apoyaba mutuamente.
—Ahora, a demostrar de qué estamos hechos. —dijo el jugador 084, con una mirada decidida.
" UNO, DOS, UNO, dos, uno, dos," repetían todos los jugadores al mismo tiempo, sus tobillos fuertemente amarrados, luchando por no tropezar mientras avanzaban con dificultad. El ritmo era clave para no caer, y se notaba la concentración de cada uno, sabiendo que el tiempo jugaba en su contra. Cuando llegaron al primer minijuego, todo se detuvo en seco. El Jugador 016 fue el primero en actuar, tomó el Ddakji rojo con determinación y lo lanzó al aire. El Ddakji azul, que había quedado en el piso, se mantuvo inmóvil.
—¡Tranquilo! —le dijo el Jugador 198, que estaba a su lado, tratando de calmar la tensión en el aire.
El Jugador 016 sopló con fuerza sobre el Ddakji rojo, como si le estuviera dando suerte, y lo lanzó nuevamente. El Ddakji azul, por arte de magia, flotó en el aire antes de caer al revés, indicando que habían logrado superar el primer minijuego.
De repente, una voz a través de un megáfono resonó en el aire:
" Pasan. " " 🙆🏼"
El guardia del círculo alzó sus brazos en señal de victoria, formando un círculo sobre su cabeza.
—¡Vamos! —gritaron todos a la vez, celebrando con entusiasmo.
—¡Lo logré! —exclamó el Jugador 016, con una sonrisa que iluminó su rostro, sin poder ocultar su alegría.
—¡Listos! ... Uno, dos, uno, dos, uno, dos —el equipo siguió avanzando con paso firme.
Mientras tanto, el segundo equipo aún luchaba con el Ddakji. La presión aumentaba al ver cómo el primer equipo ya había superado el primer obstáculo. Las miradas de frustración eran evidentes, pero no podían rendirse.
De vuelta al primer equipo, ya estaban llegando al segundo minijuego, el lanzamiento de piedra.
—Lánzala. Tómate tu tiempo —le dijo el Jugador 416 al Jugador 198, tratando de calmarlo.
" Por favor, no pises la raya " advertía la voz desde el megáfono, haciéndole una advertencia al Jugador 198. Él retrocedió un poco, preparándose para el lanzamiento.
Finalmente, el Jugador 198 lanzó la piedra, pero esta no dio en el objetivo.
—Otra piedra —pidió el Jugador 198 al guardia círculo, pero este simplemente señaló la piedra que había sido lanzada previamente, indicando que debían ir a buscarla.
—¿Qué? —preguntó un jugador, confundido.
—¿Es en serio? —se quejó el Jugador 198, frustrado por la decisión del guardia.
La tensión era palpable en el aire mientras todos los jugadores, sintiendo la presión de los otros equipos, se agarraban de los brazos para seguir avanzando. Pero la tensión se rompió en un instante cuando uno de ellos tropezó, y en un efecto dominó, todos cayeron al suelo, perdiendo el ritmo.
—¡Vaya! —exclamaron mientras se levantaban, algunos riendo nerviosos, mientras que otros maldecían por la pérdida de tiempo.
Mientras tanto, el segundo equipo ya había superado el desafío del lanzamiento de piedra, con éxito. El murito se derrumbó y, aunque fue un pequeño triunfo, la alegría fue palpable.
" Pasan " " 🙆🏼 " dijo la voz desde el megáfono, y el guardia círculo alzó sus brazos una vez más, marcando el progreso del equipo.
El equipo de los lanzadores siguió avanzando, repitiendo como mantra el "uno, dos, uno, dos" mientras llegaban al tercer minijuego: el Gon-Gi.
" Para ganar al Gon-Gi, hay que pasar todos los niveles y atrapar las cinco piedras al final " la voz de la señorita resonó a través del megáfono, explicando el desafío.
La Jugadora 254 se acercó a la mesa, preparándose para el desafío. Estaba concentrada, con los ojos fijos en las piedras. Cada movimiento que hacía era preciso, pero a pesar de sus esfuerzos, una de las fichas se le resbaló y cayó de la mesa, obligándola a comenzar de nuevo.
—¡Se acaba el tiempo, rápido! —gritó el Jugador 395, desesperado al ver que el tiempo corría rápidamente.
De vuelta al primer equipo, seguían atrapados en el lanzamiento de piedra. No lograban derribar el murito, y la frustración aumentaba. Cada intento fallido se sentía como un paso más lejos de la victoria.
La Jugadora 254, sin embargo, estaba cerca de completar el tercer minijuego. Logró atrapar las piedras con destreza, pero, al igual que antes, otra ficha se le escapó de la mano y cayó de la mesa.
" ¡Fallaron! " "🙅🏼" se escuchó la voz desde el megáfono, mientras el guardia círculo cruzaba sus brazos en forma de X, señalando el fracaso.
La tensión aumentó. Ambos equipos se encontraban al borde del agotamiento, luchando contra el tiempo y la frustración. Cada paso se sentía más pesado que el anterior, pero sabían que no podían rendirse. La competencia se intensificaba con cada segundo que pasaba.
Dejé de prestar atención a ambos equipos. Ya se me hacía insoportable ver cómo fallaban una y otra vez, sus rostros llenos de frustración, sus esfuerzos que no parecían llegar a nada. El ambiente se había vuelto denso, cargado de ansiedad y desesperación. La competencia estaba tomando una dirección dolorosa, no solo para los jugadores sino también para los espectadores, que no podían evitar sentir una creciente tensión.
Observaba la habitación, notando las reacciones de algunos jugadores. El sudor les perlaba la frente y la inquietud se reflejaba claramente en sus ojos. Me enfoqué en el sonido distante de los guardias moviéndose, el eco de sus botas golpeando el suelo de concreto, marcando implacablemente el paso del tiempo. El ambiente se volvía cada vez más pesado, como si cada paso de los guardias acercara más el destino inevitable.
De repente, una alarma comenzó a sonar a través de la sala, interrumpiendo los murmullos y el nerviosismo. La sirena resonó en mis oídos, cada segundo era más penetrante y ominosa que el anterior. El sonido era inconfundible: el tiempo había terminado.
" Se acabó el tiempo " dijo la voz de la señorita a través del megáfono, fría y distante, como si fuera simplemente un recordatorio más. No había compasión en su voz, solo la misma frialdad calculadora con la que había dado las instrucciones previas.
En ese momento, los guardias triángulo comenzaron a acercarse a los jugadores con una actitud autoritaria. De sus uniformes colgaban pistolas, y el brillo metálico de sus armas hacía que todos los presentes se pusieran más tensos. Algunos jugadores, atemorizados, se arrodillaron, suplicando que no los mataran.
Pero sus súplicas fueron en vano. Sus destinos fueron sellados igual que los jugadores que no lograron pasar el juego del día anterior. Uno a uno, caían sin piedad, mientras los guardias triángulo cumplían su papel.
" Los siguientes jugadores eliminados son: 016, 045, 178, 189, 198, 286, 341, 395, y 416 " anunció la señorita con una calma perturbadora.
Los jugadores que quedaban se miraron entre sí, el miedo palpable en sus rostros. La presión de la situación era insoportable, y la desesperación crecía. De repente, uno de los jugadores se levantó, sus ojos desorbitados por la rabia y el miedo.
—¡Deberíamos habernos ido! —gritó, su voz llena de desesperación. —¡Ahora todos moriremos! ¡Todos vamos a morir por los que votaron por seguir! ¿Y ahora qué van a hacer? Por su culpa... ¡ustedes los mataron!
El caos se desató en ese instante. Un murmullo colectivo recorrió el espacio, y algunos comenzaron a alejarse, mientras otros se mantenían inmóviles, como si la gravedad de la situación los hubiera paralizado. La rabia y el miedo se transformaron en pánico, y el aire se volvió más pesado con cada segundo que pasaba.
Pero justo cuando la tensión alcanzaba su punto máximo, la voz de la señorita volvió a interrumpir.
" Atención, por favor " dijo con tono autoritario, su voz retumbando a través del altavoz. " Jugadores, esperen mientras ponemos a punto la zona de juegos. "
Un carrito, empujado por varios guardias, apareció de repente, entrando por una puerta lateral. Las cajas grandes en forma de regalo fueron estacionadas cerca de los cuerpos de los jugadores eliminados, y los guardias círculos comenzaron a recoger los cadáveres, guardándolos en las cajas sin mostrar ningún tipo de emoción.
Abrelo —ordenó un guardia triángulo, interrumpiendo el trabajo de los círculos.
Los guardias círculos, sin dudarlo, obedecieron y abrieron la caja con rapidez. Dentro de ella, un jugador que aún estaba vivo intentó reaccionar.
—Por favor, no... —murmuró el jugador, su voz temblorosa. Parecía que aún tenía algo de vida, pero la desesperación y el miedo en sus ojos eran evidentes.
Sin embargo, el guardia triángulo no mostró ningún atisbo de compasión. Sin vacilar, levantó su arma y disparó dos veces, acabando con la vida del jugador. El sonido de los disparos reverberó en el aire, y un escalofrío recorrió mi espalda.
La mayoría de los jugadores se agacharon instintivamente, aterrados por la violencia tan cercana.
El tiempo pasó lentamente después de esa escena. La pista de juegos ya estaba casi limpia, aunque el rastro de sangre aún marcaba el suelo. La sala estaba llena de un silencio inquietante, mientras los jugadores que quedaban observaban en espera de la próxima orden.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la voz de la señorita resonó de nuevo.
" Siguientes dos equipos, prepárense " anunció con esa misma voz monótona.
El ambiente estaba cargado de nerviosismo. Cada segundo parecía más pesado que el anterior, y aunque no era mi turno en esta ronda, no podía evitar sentir un escalofrío recorrerme. Sabía que mi turno se acercaba, y aunque intentaba mantener la calma, la incertidumbre me atrapaba. Una parte de mí estaba aterrada, temía lo que podría venir, pero otra parte no podía negar la emoción que sentía. Sabía que este juego mortal era mi oportunidad de demostrar de qué estaba hecha, pero también era consciente de lo que podría perder. Las posibilidades de salir viva disminuían con cada minuto que pasaba, y aún así, no podía dejar de preguntarme: ¿Hasta dónde llegaría? ¿Qué tan lejos podría ir en este infierno?
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Holiii, volvió !!! 🕺🏻
Siento mucho haberme desaparecido muchos días, lo que pasa es que no tenía muchas ganas de escribir y no sabía cómo iniciar el capítulo 😭.
Quería avisarles que lo más probable es que este editando algunos capítulos (no voy a cambiar nada de la narración o diálogos) voy a concentrarme en arreglar la estética del libro 😸💗
Espero que les guste este cap !! 💗💗
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