𝗖 . 𝟱
NOS HICIERON SUBIR varias escaleras; parecía que nunca íbamos a llegar a nuestro destino. Las escaleras y los pasillos eran interminables, todos iguales, con paredes pintadas de colores pasteles vivos pero que, extrañamente, no transmitían alegría. Había un murmullo constante entre los jugadores, una mezcla de susurros ansiosos y respiraciones agitadas. Finalmente, después de lo que parecieron horas, llegamos.
"Atención, jugadores, bienvenidos todos al primer juego", una voz mecánica se empezó a escuchar detrás de la puerta donde todos estábamos entrando. "Todos los jugadores deben esperar en el campo. Sigan las instrucciones, pongan toda su atención. Todos los jugadores, por favor, deben...". La voz volvió a repetirse, pero mi mente estaba demasiado ocupada como para escucharla por completo.
Justo cuando logré entrar, empecé a inspeccionar toda la habitación. Frente a mí, había un campo abierto que no tenía nada de especial a primera vista, pero cuanto más miraba, más escalofriante se volvía. En el centro se alzaba una enorme muñeca mecánica. Tenía el rostro de una niña, con ojos grandes que parecían mirar al vacío, pero algo en su expresión me hacía sentir observada. Llevaba un vestido amarillo y naranja que contrastaba con el entorno árido. Estaba de pie junto a un árbol seco, cuyas ramas se extendían como garras hacia el cielo despejado.
A su lado, dos figuras inmóviles. Los guardias. Sus uniformes rojos parecían impecables, y las máscaras negras con símbolos de círculos que les daban un aire inhumano. No podía ver sus rostros, pero podía sentir su mirada fría, como si atravesara las máscaras.
Miré más allá. Había un campo de trigo dorado que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, moviéndose ligeramente con la brisa. A lo lejos, una casa blanca con techo rojo se alzaba como un punto de referencia. Parecía fuera de lugar, como si hubiera sido arrancada de un recuerdo feliz y colocada aquí, en medio de este escenario de pesadilla. Pero lo más inquietante no era el paisaje, sino el silencio. Un silencio casi antinatural, roto únicamente por el crujir de nuestros pasos sobre la tierra seca.
Aunque la muñeca se veía perturbadora, no daba tanto miedo... al menos no todavía. Había un ligero zumbido de moscas cerca del árbol y varios pájaros surcaban el cielo, emitiendo chillidos que rompían el extraño silencio. Estos sonidos me recordaron la cercanía al mar, o quizás simplemente mi mente estaba tratando de buscar algo familiar y calmante.
—¿Viste esos pájaros? —dijo un hombre de unos treinta años, señalando al cielo mientras hablaba con una joven a su lado.
—Son bonitos... —respondió ella con la mirada perdida, como si no estuviera del todo presente.
De repente, el estruendo de las puertas cerrándose detrás de nosotros nos sobresaltó a todos. Fue un sonido seco y brusco, que resonó como un aviso. Las conversaciones se apagaron en el acto.
"El primer juego es Luz Roja, Luz Verde. Sigan las instrucciones," anunció la voz robótica, monótona y precisa.
—¿Vamos a jugar Luz Roja, Luz Verde? —preguntó la jugadora 149 con incredulidad, mirando a su alrededor como si esperara que alguien le confirmara lo que acababa de escuchar.
—¿Lo ves Mamá? No vamos a apostar. Vamos a jugar —respondió su hijo, cruzando los brazos con una mueca que mezclaba resignación y escepticismo.
—Es solo un juego de niños —murmuró ella, como si al decirlo en voz alta pudiera convencerse a sí misma de que todo estaría bien.
Mis pensamientos, sin embargo, iban en otra dirección. "¿Un juego de niños? Esto no tiene sentido. Si estos juegos están diseñados para matar gente por dinero, algo extraño debe estar detrás."
"Todos aquellos que crucen la línea de meta sin ser atrapados, en cinco minutos, pasan esta ronda," añadió la voz, sin emoción alguna.
El murmullo entre los jugadores se intensificó. Algunos intentaban mantenerse calmados mientras otros discutían en susurros. Mis ojos volvieron a la muñeca. Aunque seguía inmóvil, su presencia era abrumadora.
Pude notar un poco de movimiento más lejos de donde yo estaba. El jugador 456 parecía desesperado tratando de llegar al inicio. Empujaba a las personas con una urgencia que parecía casi irracional.
—¡Escúchenme!—gritó, intentando captar la atención de todos los jugadores.—¡Por favor, escúchenme todos! ¡Cierren la boca!—La intensidad de su voz lo hacía parecer un loco fuera de control.—¡Por favor, escuchen lo que les diré con atención! ¡Este no es solamente un juego de niños! Si los atrapan moviéndose... ¡los van a matar!—terminó gritando, casi como si fuera una advertencia desesperada.
Obviamente, ningún jugador le iba a creer. Todos lo miraban con incredulidad, como si estuviera inventando un mal chiste. Pero él tenía razón. Ese es el punto de estos juegos: "MATAR" por "DINERO".
—¿Qué?
—¿Qué idioteces dice?
Los murmullos empezaron a llenar el ambiente, mezclados con risas. Nadie parecía tomarlo en serio.
—¡Oiga, señor! ¿De qué está hablando? ¿Está diciendo que si jugamos Luz roja, luz verde, moriremos?—preguntó una jugadora con un tono claramente burlón.
—Vamos a jugar—dijo el jugador 100 con una emoción extraña en su voz.
—¡Sí, van a morir! Si ella ve que se mueven, ¡los va a matar! ¡Les dispararán desde algún lugar!—vociferó el jugador 456, señalando hacia el cielo.
—Ese tipo debe estar borracho. Dice que nos van a matar. ¿Le crees?—se burló la jugadora 196, dirigiéndose al jugador 230 llamado "Thanos".
—Mi viejo se parece a él—soltó entre risas.—Cuando llegaba a casa, empezaba a decir estupideces borracho. Decía que le habían implantado un dispositivo en la cabeza—y terminó la frase tocándose la sien para dramatizarlo.
—¡La muñeca que está allá con sus ojos puede detectar el movimiento!—señaló el jugador 456, mientras el pánico comenzaba a reflejarse en su rostro.
—¿Qué estupidez?—espetó Thanos con desdén.—¿Detectan el movimiento?
—Si nos movemos, volveremos a ver a papá—intervino el jugador 007, de una manera inquietantemente serena hacia su madre la jugadora 149.
—¿Qué mierda estás diciendo?
La incredulidad era palpable en el aire. Nadie estaba dispuesto a creer una sola palabra del jugador 456.
—Seguramente lo que busca es asustarnos y así podrá reclamar el dinero del premio él solo—comentó otro jugador, cruzándose de brazos.
—¡Está mintiendo!—vociferó alguien más.
—¡Es obvio! No vamos a creerte nada, idiota.
—¡Créanme! ¡Solo les digo la verdad!—gritó desesperado. Pero en ese momento, su expresión cambió drásticamente. Sintiendo un movimiento detrás de él, volteó rápidamente con el rostro pálido. La muñeca se había girado.
El juego había comenzado.
—¡No importa qué pase! ¡No se asusten ni se dejen llevar por el pánico!—su voz sonaba casi suplicante.—¡No importa qué suceda! ¡Por favor, no se asusten ni comiencen a correr!
"Atención jugadores, comienza el juego."El anuncio de la voz robótica heló el ambiente. Podía sentir el corazón palpitándome en las sienes mientras me obligaba a mantenerme completamente inmóvil. Sabía que el jugador 456 no estaba mintiendo.
El jugador 456 se volteó rápidamente para darle un vistazo a la muñeca antes de que empezara a hablar. Abrió sus manos, dando una señal de que nos iba a avisar cuando detenernos o avanzar, supongo.
Jugaremos, muévete, luz verde
Empecé a avanzar junto con la mayoría, pero me mantenía alejada ya que no quería que me empujaran ni nada por el estilo.
—¡Alto!—gritó el jugador 456.
La cabeza de la muñeca se giró, y no pude evitar acordarme de la película del Exorcista. Si esta muñeca empezaba a girar la cabeza en 360 grados, ¿también vomitaría sopa de guisantes? Ese pensamiento me sacó una sonrisa interna, aunque la situación no daba para chistes. Sus ojos comenzaron a moverse, inspeccionando a cada uno de nosotros. Supongo que buscaba cualquier movimiento sospechoso.
—No se muevan. Solo tienen que permanecer calmados. Mientras se muevan con precisión y se detengan justo a tiempo, van a sobrevivir—dijo el jugador 456, tratando de mantenernos en calma.
Jugaremos, muévete, luz verde
Avancé de nuevo, quedándome al costado del jugador 456.
—¡Alto! ¡No se muevan! ¡Quédense quietos! ¡No estén nerviosos!—gritó, pero en todo mi oído. Tenía ganas de decirle que dejara de gritar, pero obviamente no podía moverme.
—¿Qué haces? Tú eres el que me asusta—dijo el jugador 390, que al parecer era un conocido de él.
—Cúbrete la boca al hablar. Es peligroso—le advirtió el jugador 456.
La muñeca volvió a girarse.
Jugaremos, muévete, luz verde
Avancé de nuevo. Pude ver cómo un señor se detenía en seco al notar que el jugador 456 no avanzaba y se quedaba en su lugar.
—¡Alto!—exclamó el jugador 456.
Supongo que estaba esperando a que la mayoría no se queden atrás y avancen rápido.
Jugaremos, muévete, luz verde
—¡Alto!—
Sentía la adrenalina en mis venas. Este juego de supervivencia estaba genial. Pero el único problema es que también se sentía un poco aburrido.
Jugaremos, muévete, luz verde
—¡Alto!—gritó 456 de nuevo.
Jugaremos, muévete, luz verde
—¡Alto! ¡Todo el mundo quieto!—exclamó con fuerza.
Gracias al jugador 456, todos seguíamos con vida. No podía imaginar lo molesto que debía estar el creador del juego al ver que ningún jugador moría. Pero de repente, un grito rompió la calma. Era la jugadora 196.
—¿Una abeja?—gritó desesperada mientras trataba de ahuyentar al insecto.— Ay no... Me acabo de mover.—
Ni bien terminó de hablar, se escuchó un disparo seco que heló a todos.Nadie se movió. Supongo que nadie había asimilado que le acababan de disparar en la cabeza.
—¡Por favor, todo el mundo quieto! ¡No se muevan por ningún motivo!—advirtió el jugador 456.
"Jugadora 196, eliminada" anunció fría y mecánicamente la voz robótica.
—¡Todo el mundo quieto!—
—¡AHHHHHHH!—gritó otra jugadora, pero al instante recibió un disparo. Esto hizo que la mayoría de los jugadores comenzaran a asustarse y a moverse.
—¡Quietos! ¡No se muevan!—ordenó desesperado 456.
—¡Están disparando!—
—¡Dije que se queden donde están!—exclamó con más fuerza.
La gran mayoría de jugadores hizo caso omiso y empezó a correr hacia la puerta. Fue imposible: al instante, recibían un disparo en la cabeza o en el pecho.
—¡Si se mueven de su lugar, van a morir!—gritó desesperado 456.— Dije que, si se mueven de su lugar, ¡los van a matar! ¡Quietos! ¡No hagan ni un solo movimiento! ¡Todos quédense en su lugar! ¡Todo el mundo! ¡No se muevan! ¡Alto!
Se escuchó el último disparo y todo quedó en silencio por un rato.
"Por favor, sigan las instrucciones " habló la voz robótica "Atención, jugadores. Ustedes pueden avanzar hacia adelante mientras ella grite "luz verde". Si detecta que se mueven posteriormente, serán eliminados"
La voz repitió las mismas instrucciones que dio al inicio del juego.
Jugaremos, muévete, luz verde
Empecé a avanzar un poco más, pero nadie se movió. Supongo que todos estaban asustados o traumatizados al ver cómo varias personas morían frente a ellos. "Si la situación no fuera tan grave, podría apostar que algunos de estos jugadores tienen la misma cara que la gente en un examen sorpresa cuando ni siquiera estudiaron."
Jugaremos, muévete, luz verde
Seguí avanzando sola. Tenía que llegar a la meta. Algo me dice que, si no llego, me pueden matar, aunque el creador me había dicho que no me harían ningún tipo de daño. No podía confiar al cien por ciento en sus palabras.
Jugaremos, muévete, luz verde
Avancé, y a mi costado apareció el jugador 456, quien se tapó la boca, supongo que para hablar.
—¡Si no llegan a la línea, van a morir! —gritó. Al parecer, mi suposición era la correcta—. ¡La muñeca que ven tiene un sensor que detecta el movimiento! No los va a detectar si se esconden. Los más pequeños, ¡escóndanse detrás de los más altos! ¡Vamos a formar una sola hilera todos! ¡No hay tiempo! ¡Tienen que moverse ya!
Jugaremos, muévete, luz verde
Estaba a punto de seguir avanzando cuando sentí que alguien me jalaba del brazo. Iba a replicar, pero me di cuenta de que era el jugador 456.
—Niña, ponte detrás de mí. Soy más alto y la muñeca no te detectará si te mueves —susurró.
Le hice caso y rápidamente me coloqué detrás de él.
—Gi-hun... —susurraron detrás de mí. Supongo que era el jugador 390—. No me voy a separar de ti.
Tuve que contener una sonrisa. Hace un rato, había escuchado cómo ese mismo tipo decía que no conocía al jugador 456. "La desesperación hace extraños amigos, supongo".
Jugaremos, muévete, luz verde
Todos empezamos a avanzar. Pude ver que la mayoría estaba en fila. Al parecer, al fin le habían hecho caso al jugador 456.
Jugaremos, muévete, luz verde
Sentí un leve movimiento en la fila donde me encontraba.
—¡No se muevan! —dijo 456—. ¡No se muevan! ¡Alto!
Justo cuando terminó de gritar, escuché cómo varias personas caían, seguidas de tres disparos.
Jugaremos, muévete, luz verde
Empezamos a avanzar todos juntos, algunos tratando de olvidar sus miedos y nervios. La mayoría estaba muriendo cada vez que la muñeca terminaba de hablar. Cada vez estábamos más cerca de la meta, pero eso no evitaba que algunos siguieran muriendo. Cuando llegué a la meta, sentí un poco de alivio. Mi corazón latía rápido. Sin duda fue una gran experiencia y no me arrepiento de haber escogido jugar.
Todo iba bien hasta que un jugador, por moverse rápido y querer llegar a la meta, se movió justo cuando la muñeca terminó de cantar, recibiendo un disparo al instante. Esto hizo que la jugadora detrás de él cayera, empujando también al jugador que estaba detrás. Este último también recibió un disparo.
—Yo no me moví —dijo el jugador 444, asustado, tratando de defenderse—. Ella fue la que se movió, me empujó. Por favor, no fui yo.
Intentó dar explicaciones, pero igual recibió un disparo en la pierna, lo que lo hizo gritar de dolor.
—Jugador 444, eliminado —anunció la voz robótica.
—¡No se rindan! ¡Muévanse! —gritó el jugador 456 desde la línea, tratando de alentar a los demás jugadores que aún no llegaban—. ¡Les falta poco para terminar!
—Jugaremos, muévete, luz verde.
La muñeca comenzó a hablar más rápido. Supongo que por el tiempo. Literalmente quedaba un minuto.
—Ayúdame —escuché que decía el jugador 444 desde el piso.
El jugador 456 volteó a ver cuánto tiempo quedaba. No lo pensó demasiado y fue hacia donde estaba el señor, ignorando los gritos del jugador 390. "Está loco", pensé. "En juegos como este, velar por los demás es una sentencia de muerte. No importa cuán noble sea tu intención, solo puedes confiar en ti mismo".
Jugaremos, muévete, luz verde
Llegó donde estaba el señor, y al parecer empezaron a hablar en susurros.
Jugaremos, muévete, luz verde
Intentó levantarlo, pero fue en vano porque casi se le caía. Si no hubiera sido por la jugadora 120, ambos habrían muerto. Solo quedaban ellos tres en el campo, y todos estaban desesperados. Querían llegar a la meta porque quedaban solo cinco segundos.
Jugaremos, muévete, luz verde
Parecía como si los tres se movieran en cámara lenta. Ya estaban muy cerca de la meta, y la mayoría de los jugadores les gritaban para que llegaran más rápido. Saltaron para poder cruzar la línea, cayendo al suelo los tres juntos.
—¿Estás bien? —preguntó el jugador 456 al 444, golpeándole el hombro.
—Muchas gracias —respondía con alegría—. Muchas gra...
Lamentablemente, fue interrumpido por un disparo que recibió en la cabeza, cayendo directamente al piso.
"Jugador 444, eliminado" anunció la voz robótica.
La jugadora 120 y el jugador 456 se miraron, luciendo culpables al ver que todo su esfuerzo había sido en vano, ya que el jugador 444 igual había muerto. El techo de la habitación comenzó a cerrarse, dando a entender que el juego había terminado.
AHORA TODOS NOS encontrábamos en la habitación principal. Yo estaba en una de las tantas camas, específicamente en la que está hasta arriba. Así tenía mejor visión para ver a todos los jugadores. La mayoría de las personas estaban asustadas o traumadas.
Bueno, en parte las entiendo. No es muy común que te inviten a unos juegos con un gran engaño, creyendo que vas a ganar tanto dinero tan fácilmente. El mundo no es fácil, y peor si quieres conseguir dinero. A veces, tienes que hacer sacrificios.
Las luces se prendieron y la puerta principal se abrió, dejando ver a varios guardias. Al frente iba el guardia cuadrado, y detrás de él había ocho guardias triángulos. La mayoría de las personas se asustaron tanto al verlos que empezaron a esconderse como ratas. La comparación con ratas es bastante acertada, porque se movían rápido y sin pensar, buscando escapar de algo que ni siquiera entendían por completo. Gritaban como si estuvieran viendo a la monja, aterrados.
— Todos ustedes han logrado ganar el primer juego —habló el guardia cuadrado—. Muchas felicidades a todos. Así que es hora de anunciarles los resultados del primer juego.
En la pantalla, que estaba encima de ellos, pegada a la pared, apareció la cifra de la cantidad de jugadores antes de comenzar el primer juego. Pero la cifra de 456 empezó a bajar.
— De 456 jugadores, 91 fueron eliminados y 365 jugadores completaron el primer juego. Una vez más, muchas felicidades a todos los que han logrado ganar el primer juego —terminó de hablar el guardia cuadrado.
— ¡Señor, le suplico, por favor! —habló la jugadora 149, sollozando mientras jalaba a su hijo, el jugador 007, frente a todos—. Señor, tenga piedad, por favor. La deuda que mi hijo tiene, la voy a pagar. En serio, voy a pagarla. No importa lo que haga, pero prometo pagarlo.
Comenzó a inclinarse de arriba a abajo como si estuviera pidiendo perdón.
— ¡Se lo suplico! ¡Perdónenos la vida! —jaló al jugador 007 para que se inclinara como ella también—. Ven. ¿Qué haces parado? Ponte de rodillas, ¡súplica! —habló desesperada mientras lloraba.
— Señor, por favor, perdónenos. Déjenos ir. Se lo suplico —el jugador 007 juntó sus manos y su mamá imitó su acción.
Jugadores, parece que estamos teniendo un malentendido —habló el guardia cuadrado al ver la reacción de los dos jugadores.
— Por favor, déjenme ir —habló otra jugadora, imitando la acción.
— Perdóneme, se lo suplico.
— ¡Perdóneme! ¡Por favor, señor!
Y así, varios empezaron a suplicar. Miré alrededor y no pude evitar pensar lo poco que me interesaban estas súplicas. Siempre me ha parecido una debilidad desesperarse de esa forma. Pero lo que más me molestaba era la forma en que algunos de esos jugadores se arrodillaban como si fuera la única salida. Yo, por mi parte, no era tan fácil de influenciar por el miedo.
— No queremos lastimarlos ni tratamos de cobrarles sus deudas. Estamos aquí para darles una oportunidad —habló el guardia nuevamente.
— ¡Cláusula número tres! —gritó el jugador 456, captando la atención de todos los jugadores y el guardia cuadrado—. "Los juegos pueden terminarse si la mayoría concuerda." ¿No es verdad?
— Es verdad —afirmó el guardia.
— Déjennos votar como es nuestro derecho —continuó hablando el jugador 456.
— Por supuesto. Como viene en el acuerdo, respetamos su derecho a la libertad de elección.
La mayoría empezó a murmurar y a suspirar aliviados. La verdad es que me parece innecesario este voto. Si se supone que aceptaron jugar aceptando todo tipo de consecuencias, ¿por qué se querían ir si ganarían una gran cantidad de dinero?
— Antes de votar, déjenme anunciar la cantidad del premio, como se prometió anteriormente —alzó su brazo mostrando un control que iba directo a la alcancía en forma de cerdito.
Se apagaron las luces de toda la habitación y solo una luz se enfocó en la alcancía, como si fuera un trofeo. Empezó a hacer dinero poco a poco, llamando la atención de varios participantes. Pude ver la satisfacción en sus ojos. Estaba claro que el dinero era su único objetivo, y era un espectáculo deprimente. "¿De verdad creen que todo se puede resolver con un poco de dinero?", pensé, pero no lo dije. Tal vez era un pensamiento muy occidental, muy diferente al de estos tipos.
— 91 jugadores fueron eliminados en el primer juego. Hasta ahora, en el premio se han acumulado 9100 millones de wones. Si quieren dejar de jugar, los 9100 millones se van a repartir entre los 356 jugadores restantes, y podrán irse de aquí.
— Entonces, ¿cómo lo repartirán? —habló el jugador 100.
— A cada jugador le tocarían 24,931,500 wones.
— ¿En serio? ¿Casi morimos jugando a ese juego por 24 millones? —habló un jugador—. Eso es una mierda. Que se vayan al carajo.
— ¿24 millones? —preguntó sarcástico el jugador 230—. ¿45,600 millones?
— Según las reglas del juego, se agregan 100 millones de wones a la esfera por cada jugador eliminado —respondió el guardia cuadrado—. Cada vez que juegan un juego y eliminan a más jugadores, el precio aumenta en función del número de jugadores eliminados.
— En ese caso, ¿cuánto es el dinero del premio si llegamos al final? —habló el jugador 100 otra vez.
— Como se mencionó anteriormente, el premio total para los 456 jugadores es de 45,600 millones de wones —habló el guardia mientras todos los jugadores se asombraban al escuchar esa cantidad—. Los que lleguen al sexto juego se van a repartir en partes iguales los 45,600 millones de wones.
— Así que, si soy el único que gana, ¿es seguro que me quede con el premio entero? —habló un jugador.
— Sí es correcto —afirmó el guardia cuadrado.
Todos los jugadores empezaron a murmurar. Algunos tenían cara de codiciosos, otros de miedo y otros de felicidad.
— ¿Y también en el próximo juego votaremos para decidir si nos queremos ir? —preguntó un jugador.
— Como se menciona en el acuerdo firmado, cada vez que termine un juego, podrán decidir por votación si se van de aquí con el dinero acumulado hasta ese momento —habló el guardia cuadrado—. Nuestra prioridad siempre va a ser la voluntad de los jugadores de querer participar en los juegos.
Todos empezaron a murmurar indecisos.
— Dicho esto, podemos comenzar con la votación —nos ordenaron a la parte de atrás. En el piso se prendieron dos imágenes, supongo que era para diferenciar cuál era tu voto—. Si quieren seguir jugando, presionen el botón con el círculo, si quieren dejar de jugar, presionen el botón con la equis. La votación se hará en orden inverso de los números en su traje. —habló el guardia cuadrado—. Jugador 456.
Todos voltearon a verlo mientras murmuraban, pero él iba muy confiado. Supongo que escogería la equis, después de todo el show que armó en el primer juego.
— ¡Todo esto es completamente inútil! Así como no sabías cuándo llegarías al mundo, tampoco sabrás cuándo vas a irte. El momento y el lugar de tu muerte ya están decididos por los mismos dioses desde que naces —habló la jugadora 044. A decir verdad, parecía loca—. ¡Por mucho que lo intentes, no vas a poder escapar de tu destino! —gritó como si nos estuviera advirtiendo algo.
El jugador 456 se acercó y presionó la equis firmemente.
Una vez que hayan votado, les daremos una insignia que deben ponerse en el pecho —habló el guardia cuadrado mientras el guardia círculo le entregaba la insignia al jugador 456—. Del lado derecho, en la posición que muestra en la pantalla.
Y así fue como todos empezaron a votar. La mayoría se juzgaban con la mirada al ver sus votos, hasta que el jugador 456 empezó a hablar, captando la atención de todos.
— ¡Esperen! ¡Deténganse! No pueden hacer esto ahora —habló el jugador 456 mientras se acercaba a las personas que aún no votaban—. ¡Abren los ojos! ¿Todavía no lo ven? ¡Esto no son unos simples juegos! ¡A este paso, todos van a morir! —gritó—. ¡Tenemos que irnos de aquí inmediatamente, hay que ganar la votación para salir! —apuntó a la pantalla, donde marcaba "87 X" y "93 O"—. ¡Tenemos que parar esto ahora!
¿ Qué crees que estás haciendo? —habló el jugador 100, enojado, mientras se acercaba al jugador 456—. ¿Por qué sigues alborotándote con tus tonterías? ¡Desde que entramos, nos asustas con que nos van a matar!
Es verdad —afirmó una jugadora que había escogido el círculo—. ¡Maldito loco! Nos dijiste que a todos nos iban a matar. Sentí tantos nervios que casi muero por tu culpa.
Además, ¿cómo sabías que nos dispararían? ¿Trabajas para ellos? —habló otro jugador, acusándolo.
Dinos la verdad. ¿Eres un infiltrado? —habló otra vez el jugador 100, enojado—. ¿Estás haciéndote pasar por un jugador?
" Pues señor, si supiera que el infiltrado no es él, y soy yo. Se quedaría como payaso" dije en mi mente mientras me reira internamente
— Gracias a este hombre, muchos pudimos sobrevivir al primer juego sin que nos mataran. 226, ¡yo te vi temblando! Estás tan asustado que casi te orinas. ¡Deberías de agradecer! ¡No es ningún infiltrado! — respondió el jugador 390 defendiendo al jugador 456.
— ¿Y tú quién te crees? ¿Trabajas para él? —dijo encarando al jugador 390.
— Dime, ¿cuántos años tienes? —le respondió.
— Soy mayor que tú. ¿Qué vas a hacerme, eh? —continuó su pelea.
— Oigan, ya, por favor, cálmense. ¡Cálmense todos, por favor! —habló la jugadora 149 tratando de alejar a los otros dos—. Todos seguimos aquí y también seguimos vivos, por favor, y es gracias a este hombre. Yo no seguiría aquí si no fuera por él. Todos, por favor, no sean codiciosos y comiencen a valorar su vida —suplicó.
Todos empezaron a pelear entre sí, ambos grupos se empezaron a gritar. Todo era un gran alboroto.
— ¡Escuchen! ¡Yo ya estuve en estos juegos! —gritó el 456, sorprendiendo a todos. Yo no fui la excepción—. ¡Yo ya estuve en estos juegos! ¡Es por eso que supe que nos iban a matar! ¡Yo sobreviví a estos malditos juegos! ¡Estuve en estos juegos hace tres años! Y los que estuvieron conmigo en estos juegos... murieron. ¡Cada uno de ellos! —gritó.
— ¿Murieron? —habló un jugador.
— ¿Todos murieron? ¡Qué miedo!
— Espera, si todos murieron, ¿cómo lograste sobrevivir? —preguntó el jugador 226—. ¿Dices que tú fuiste el único ganador?
— Así es —afirmó el jugador 456—. Fui el único ganador del premio —todos empezaron a murmurar asustados—. Si continuamos jugando, cada uno de los que estamos en este lugar va a terminar igual que los anteriores participantes. ¡Todos moriremos!
— No le crean —habló el jugador 100—. ¿Crees que te voy a creer? Si fuiste el ganador pasado, significa que te llevaste todo ese dinero. Entonces, ¿por qué volviste arrastrándote?
— Sí, él nos está mintiendo.
— Mentiroso.
— Deja de engañarnos.
— Si tú pudiste ganar, también podríamos nosotros. Puedes darnos algunos trucos —habló el jugador 230 mientras lo señalaba—. Sobre cómo ganar.
— Si es cierto —afirmó el jugador 100—. Como único jugador nos podría ayudar a ganar.
— Sí.
— Seremos millonarios.
— ¿Quién está conmigo? ¿Quién?
— Se los pido, escúchenme, hay que abandonar este lugar. Si seguimos jugando, más de ustedes seguirán muriendo —gritó el jugador 456—. ¡Tenemos que detenernos ahora mismo! —habló, pero fue interrumpido al sentir como un arma fue tocada su espalda, dejándolo inmóvil.
— Jugadores, a partir de ahora, no vamos a tolerar ningún comportamiento que interfiera en la votación —habló el guardia cuadrado—. Ahora, dicho eso, vamos a continuar con la votación.
Todo siguió con normalidad. Algunos votaban círculo, otros cuadrado. Llegó mi turno, me sentí muy observada, pero yo ya sabía cuál iba a escoger. Llegué y marqué círculo, haciendo que todo mi ahora equipo festejara. Todo iba parejo hasta que llegó el último número, 001. Su voto iba a definir si nos quedábamos o nos íbamos. Él empezó a caminar con seguridad mientras todos los demás jugadores le gritaban qué marcar. Hasta que marcó y fue el círculo. Todos empezaron a celebrar, pero algo me llamó la atención. Fue la manera en la que el jugador 001 miró al jugador 456.
+ 90 votos y 75 comentarios para hacer actualización !!!!
Holiii !
Estoy realmente cansada, recien acabo de terminar de escribir y editar el capitulo y son las 3:00 am. Espero que le den muhco apoyo, los quiero 💗!
𝗣𝗨𝗕𝗟𝗜𝗖𝗔𝗗𝗢
08. 01. 2025
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro