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SENTADA EN EL asiento de cuero negro de la limusina, observaba por la ventana las luces de la ciudad que se desvanecían mientras nos acercábamos al aeropuerto. Mi padre, sentado frente a mí con un porte imponente, sostenía un vaso de whisky en la mano y me miraba con una mezcla de orgullo y advertencia.
—Bo-ra, ¿entiendes lo que significa esto? —dijo, rompiendo el silencio con su voz grave y calculadora. Siempre hablaba como si cada palabra fuera una estrategia cuidadosamente diseñada.
Asentí con una leve inclinación de cabeza, mi expresión tan neutral como la suya.
—Por supuesto que lo entiendo, padre. Esto es más que un viaje, es un escenario. Cada movimiento cuenta. —Mi voz fría reflejaba la suya, un eco aprendido a través de los años.
Él se inclinó hacia adelante, dejando el vaso sobre una pequeña mesa de cristal. Su mirada penetrante intentaba desenterrar algo, cualquier señal de debilidad.
—Muy bien. Pero entender no es suficiente. Necesito que lo interiorices. Hay reglas que no puedes romper. Estas personas no son como los empresarios con los que tratamos. Algunos te respetarán, pero otros buscarán cualquier motivo para destruirte. Escúchame con atención.
Me crucé de brazos, adoptando una postura que sugería que tenía todo bajo control.
—Estoy escuchando.
—Primero, nunca subestimes a nadie. No importa cuán insignificante parezcan, los más desesperados suelen ser los más peligrosos. Segundo, evita mostrar tus emociones. Una expresión de disgusto o de lástima puede ser suficiente para que alguien cuestione tu fortaleza. Tercero, no preguntes por las reglas del juego ni por los jugadores. Cuanta menos curiosidad muestres, más respeto obtendrás. Cuarto, y esto es crucial: si alguien intenta ganarse tu confianza, desconfía. Aquí, la lealtad es una moneda que pocos pueden pagar.
Sus palabras eran afiladas, calculadas para dejar claro que no había margen para errores. Mientras hablaba, asentía con calma, pero mi mente estaba en otra parte. Lo que él no sabía era que esas reglas no se aplicarían a mí. Mi plan era entrar en los juegos, convertirme en parte de ese mundo que todos los demás solo observaban desde la seguridad de sus asientos de lujo.
—Padre... —dije despacio, calibrando cada palabra—. Estos juegos, ¿qué representan realmente para ti? ¿Es solo entretenimiento? ¿O hay algo más?
Sus labios se curvaron en una leve sonrisa, pero sus ojos permanecieron fríos.
—Es poder, Bo-ra. El poder de decidir quién vive y quién muere. Es un recordatorio de que estamos por encima de ellos. Pero para ti, es una lección. Aprenderás que este mundo no tiene espacio para los débiles ni para los que dudan.
No respondí de inmediato, dejando que el silencio llenara el espacio entre nosotros. Sabía cómo jugar este juego con él, cómo darle la ilusión de que estaba en control.
—Lo entiendo. Y no dudaré. —Mis palabras eran claras, precisas, casi mecánicas.
La limusina se detuvo suavemente frente a la entrada privada del aeropuerto. Dos asistentes abrieron las puertas mientras él bajaba primero. Yo lo seguí, ajustando mi abrigo de piel sobre los hombros. El helicóptero privado ya estaba listo, con las aspas girando lentamente en anticipación.
Antes de subir, mi padre se volvió hacia mí una última vez.
—Recuerda, Bo-ra, cada mirada, cada palabra, cada silencio, es observado. No te permitas errores. En este mundo, incluso la curiosidad puede costarte caro.
Lo miré directamente a los ojos, una leve sonrisa curvó mis labios.
—Padre, aprendí de los mejores. No haré nada que ponga en duda nuestro lugar.
Subí al helicóptero, sintiendo el peso de su mirada mientras las puertas se cerraban tras de mí. Lo que él no sabía era que mi plan ya estaba en marcha. No sería una espectadora pasiva, sino una jugadora en el tablero que él tanto veneraba. Mientras las aspas comenzaban a girar con más fuerza y el helicóptero despegaba, no podía evitar pensar que este juego, como todos los demás, estaba hecho para ganarse. Y yo, Kim Bo-ra, estaba lista para jugarlo a mi manera.
EL RUGIDO DE las hélices del helicóptero llenaba el aire, pero mi atención estaba en la pista de aterrizaje que se hacía cada vez más clara bajo nosotros. Las luces artificiales iluminaban un círculo perfecto, donde un grupo de guardias esperaba alineado, cada uno con sus máscaras geométricas. Sabía que mi llegada no pasaría desapercibida, como todo en este mundo calculado al milímetro.
Cuando el helicóptero aterrizó, ajusté el antifaz negro que cubría la mitad superior de mi rostro. El piloto giró ligeramente para decirme que ya podía descender.
—Gracias —respondí con calma.
La puerta se abrió, dejando entrar una ráfaga de viento fresco que agitó mi cabello cuidadosamente recogido. Bajé los escalones con pasos medidos, mis tacones resonando contra el metal. No había prisa; sabía que todos los ojos estaban sobre mí.
Al llegar al suelo, un guardia con máscara cuadrada avanzó para recibirme. Su postura era rígida, y su voz, aunque grave, transmitía un respeto inconfundible.
—Bienvenida, señorita Kim Bo-ra. Todo está preparado para su llegada.
—Gracias —dije, inclinando levemente la cabeza. Mis ojos recorrieron al resto del grupo—. Veo que han mantenido el nivel de organización esperado.
El guardia no respondió a mi comentario, pero asintió con formalidad.
—Si me permite, la acompañaremos a su habitación.
Los demás guardias se colocaron en formación a mi alrededor mientras avanzábamos hacia el edificio principal. Todo a mi alrededor irradiaba control: las luces, el diseño minimalista, incluso la forma en que los guardias sincronizaban sus movimientos. Era un espectáculo perfectamente coreografiado, tal como esperaba de un lugar como este.
Las puertas automáticas se abrieron ante nosotros, revelando un interior iluminado con luces blancas que contrastaban con las sombras del exterior. El pasillo era amplio, pero su diseño era funcional, sin adornos.
Decidí romper el silencio.
—¿Cuánto tiempo llevaré puesta esta máscara? —pregunté mientras caminábamos. Mi tono era sereno, pero había un matiz de curiosidad en mi voz.
El guardia cuadrado respondió sin volverse a mirarme.
—Solo durante su traslado, señorita. Una vez en su habitación, podrá retirarla con libertad.
Asentí sin decir más, dejando que el eco de sus palabras se mezclara con el silencio del lugar.
Después de recorrer varios pasillos, llegamos a una puerta doble que se distinguía del resto por su tamaño y acabado metálico pulido. Sacó una tarjeta y la deslizó por el lector. La puerta se abrió con un suave zumbido, revelando una habitación impresionante.
Era amplia y lujosa, muy por encima de lo que podría esperarse en un lugar como este. Una cama king size con sábanas de satén ocupaba el centro de la habitación, flanqueada por lámparas modernas. Había una alfombra gruesa en tonos oscuros que amortiguaba el sonido de los pasos, y una pared completa estaba cubierta por una pantalla de última tecnología. En una esquina, una pequeña mesa con frutas frescas y una botella de vino me recordaban que, aunque estaba dentro de los juegos, mi estatus VIP no sería ignorado.
—Espero que sea de su agrado, señorita Kim —dijo el guardia, inclinando ligeramente la cabeza.
—Es más de lo que esperaba, gracias. —Caminé hasta la cama, donde un paquete cuidadosamente envuelto me esperaba. Lo señalé con un gesto—. ¿Supongo que esto es parte del protocolo?
—Así es. Es el uniforme que debe usar durante su participación en los juegos.
Asentí y deshice el lazo del paquete. Dentro encontré un chándal verde oscuro con el número 067 bordado en el pecho, acompañado por una camiseta blanca, calcetines y zapatillas. Levanté el uniforme y lo inspeccione con detenimiento.
—Parece práctico —comenté, dejándolo sobre la cama.
El guardia cuadrado continuó hablando.
—Hemos seguido las indicaciones específicas para que su experiencia sea tan auténtica como usted desea, señorita Kim.
—Lo aprecio —respondí, manteniendo mi tono neutral—. ¿Algo más que deba saber antes de que se retiren?
—La pantalla de su habitación le brindará un video en vivo de la sala donde se encuentran todos los jugadores, por si desea verlo la televisión se prenderá automáticamente en un momento. Si necesita algo adicional, puede comunicarse con nosotros a través del dispositivo en la pared.
—Entendido. Gracias.
El guardia cuadrado hizo una breve reverencia antes de retirarse junto con los demás. La puerta se cerró tras ellos con un suave clic, dejándome sola en la habitación. Me quité el antifaz y lo coloqué sobre la mesa junto a la botella de vino.
Caminé hacia la pantalla, que se encendió automáticamente como dijo el guardia cuadrado, proyectando un destello de luz blanca. Una música peculiar, infantil pero perturbadora, comenzó a sonar. Observé las imágenes que aparecían: una sala enorme llena de literas apiladas. Los jugadores, vestidos con el mismo uniforme que estaba frente a mí, parecían confundidos y asustados, como si aún no entendieran completamente dónde estaban
EL AMBIENTE ERA sofocante, con un silencio apenas roto por murmullos y miradas nerviosas. Desde mi lugar en el sofá observaba a los demás jugadores. La mayoría lucía confundida, otros parecían demasiado asustados para articular palabra. Todos vestían el mismo uniforme verde que se encontraba extendido en mi cama, un verde horrible y de tela áspera. Me acomodé y crucé las piernas, disfrutando del caos silencioso.
De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Un hombre con una máscara de cuadrado entró, acompañado por ocho guardias más con máscaras de círculo. Me quedé observándolos con curiosidad. Supongo que las figuras significan un rango, pensé, dejando escapar una sonrisa irónica. ¿Acaso esperaban impresionarnos con máscaras?
El guardia cuadrado avanzó al centro de la sala y habló con voz firme.
—Me gustaría darles una cordial bienvenida a todos ustedes aquí. Todos los presentes van a participar en seis juegos diferentes durante seis días. Aquellos que ganen los seis juegos obtendrán un hermoso premio en efectivo.
Algunos jugadores comenzaron a intercambiar miradas. Algunos parecían emocionados, otros simplemente no entendían nada.
—Disculpe. —Una voz femenina interrumpió al guardia. Todos voltearon a ver a la mujer que había hablado. Tenía el cabello corto hasta los hombros y uñas pintadas. Era bonita, aunque su expresión delataba que estaba tan perdida como los demás—. Me dijeron que solo venía a jugar. ¿De verdad espera que le creamos después de que nos secuestraron?
—Me disculpo. Por eso, por favor entiendan que esas medidas fueron tomadas para mantener la confidencialidad de este juego.
Una jugadora desconocida no dejó que terminara.
—¿Y por qué usan esas máscaras? ¿Su identidad debe ser privada?
Un hombre de voz grave se unió al interrogatorio.
—¡Es cierto! ¿Por qué se esconden? ¿Dónde estamos? ¿Es una casa de apuestas clandestina? —gritó un señor de mala gana.
Otra vez, la mujer habló, aumentando el caos.
—Eso no es cierto, ¡en esos lugares no usan máscaras!
Los murmullos se intensificaron, pero el guardia cuadrado mantuvo la calma.
—Es una medida que tomamos para garantizar juegos justos y confidenciales. No revelamos los rostros ni las identidades de nuestros empleados. Espero que lo entiendan.
No pude evitar sonreír con desprecio. Qué teatreros son estos tipos.
Otra jugadora alzó la voz, esta vez con un tono acusador.
—¿Ustedes me desnudaron y pusieron este uniforme? —dijo alzando la casaca.
Un chico con cabello teñido de morado se unió al espectáculo, levantando uno de sus zapatos.
—¿Y estos zapatos? Los que traía eran una edición limitada. ¡Oigan! ¿Qué van a hacer si me los pierden? —gritó indignado, ganándose algunas risas nerviosas del resto.
La chica de antes, ignorando todo, continuó examinando su uniforme.
—Esto no es de mi talla. Además, no me favorece. ¿Me dan uno de esos lindos trajes rosas? Mi favorito es el rosa.
¿De verdad? Me recargué contra el respaldo, tratando de contener la risa.
El guardia cuadrado, con su tono frío, respondió:
—Me disculpo, pero eso no es posible. Los uniformes de los empleados son solo para ellos.
Otro jugador, esta vez con un tono más preocupado, se acercó al guardia.
—¿Dónde están nuestros celulares? ¿Por qué nos quitaron nuestras cosas?
El guardia respondió con la misma calma ensayada.
—Sus pertenencias están seguras. Se las devolveremos una vez que terminen los juegos.
El hombre no se rindió.
—¡Necesito revisar mis criptos! ¿Ustedes se harán responsables si pierdo dinero?
La paciencia del guardia se agotó. Sacó un control remoto de su bolsillo y lo levantó. Las luces se atenuaron, y una pantalla en la pared se encendió, mostrando videos de varios jugadores siendo cacheteados mientras jugaban.
—Jugador 333, Lee Myung-gi. 33 años de edad. Propietario del canal de YouTube MG Coin... —comenzó a recitar una lista de crímenes y deudas, dejando a todos los presentes en silencio.
El guardia continuó enumerando las deudas de los demás jugadores. Idiotas endeudados. Es impresionante lo estúpida que puede ser la gente, pensé, mientras intentaba no soltar una carcajada.
De repente, una esfera gigante en forma de chanchito descendió del techo, iluminando la habitación. Me puse de pie, incapaz de resistir mi curiosidad, y me acerqué para observarla mejor.
—Atención, lo que están viendo ahora es la esfera que irá acumulando el dinero del premio. A medida que jueguen un total de seis juegos, sus ganancias se acumularán en esta esfera.
—¿A cuánto asciende el premio? —preguntó alguien entre la multitud.
—El premio total es de 45 600 millones de wones.
El salón explotó en murmullos de asombro y emoción. Por mi parte, no pude evitar reírme de nuevo. Esto se pone interesante.
La situación se volvió aún más caótica cuando una señora mayor empujó a varios jugadores, gritándole a uno de ellos que parecía ser su hijo. La escena me resultó tan patética que dejé de prestar atención.
De repente, un guardia cuadrado entró a la habitación donde estaba. Su postura era firme, y su voz sonó neutra, pero autoritaria:
— Señorita, es momento de prepararse. Los juegos están por comenzar.
Dejé de observar algunas revistas que se encontraban en la repisa y lo miré con serenidad. Me levanté del sofá con movimientos pausados, manteniendo la cabeza alta.
— Agradezco el aviso —respondí con voz suave, pero segura—. Si me lo permite, preferiría algo de privacidad mientras me cambio.
El guardia asintió con una ligera inclinación de cabeza, sin decir más. Al cerrar la puerta tras de sí, me quedé observándola unos segundos.
Me giré hacia el uniforme que descansaba sobre la cama. Lo examiné con cuidado, alisando el tejido con las yemas de los dedos.
"Tan funcional y carente de carácter", pensé sin desprecio, pero con una cierta distancia. Aun así, no había nada que hacer más que aceptarlo.
Mientras me vestía, mis movimientos fueron precisos y elegantes, un reflejo de la disciplina que siempre he mantenido. Frente al espejo, me aseguré de que el uniforme estuviera en perfectas condiciones. Incluso en un entorno como este, la presentación era importante.
Al terminar, me pasé las manos por el cabello, acomodándolo sin prisa. Mis ojos se encontraron con mi reflejo, y una leve sonrisa curvó mis labios.
"Lista", pensé, con la misma tranquilidad que me acompañaba siempre.
Al abrir la puerta, caminé con paso firme y seguro por el pasillo. Cada guardia que pasaba mantenía la mirada al frente, pero era imposible no notar cómo sus posturas se tensaban ligeramente en mi presencia. No buscaba intimidar; simplemente era inevitable.
"Que comiencen los juegos", murmuré para mis adentros, con una mezcla de curiosidad y aceptación.
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Holiii, regrese !!
1. Quiero disculparme con ustedes por no haber subido el capítulo antes, llegaron a la meta y no cumplí mi palabra 🙁. Otra vez pido perdón.
2. Muchas gracias a todos ustedes que están leyendo, comentando y votando en esta historia. Ya llegamos a las 2.82 k de vistas !!! Estoy muy agradecida y feliz !! 😭💗
3. He visto que la mayoría me está preguntando quien se llevará el ❤️ de Bo-ra en esta historia, al principio tenía pensado hacer squidgame2 x oc! Sin pretendientes ni nada de eso. Pero ya que me están pidiendo mucho, me gustaría preguntarle a ustedes con quién quieren que se quede Bo-ra 😸💗 ( Escriban en los comentarios cuál de estas opciones desean) !! Igualmente si no gana la opción que desean, podía hacer otro fanfic de ese personaje, háganmelo saber ! ! 😸💗
• Hwang Jun ( Policía )
• Myung-gi (Juagdor 333)
• Dae-ho (Juagdor 388)
• Thanos (Juagdor 230)
𝗣𝗨𝗕𝗟𝗜𝗖𝗔𝗗𝗢
05. 01. 2025
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