Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗖 . 𝟮




EL PAPEL TEMBLABA en mis manos, no por el frío, sino por la indecisión que llevaba horas carcomiéndome. Las letras escritas a mano parecían casi un desafío, recordándome lo fácil que sería ignorarlas, pretender que no existían. Pero sabía que no podía hacerlo. Había algo en ese número que me inquietaba, algo que me decía que, si no llamaba ahora, nunca tendría el valor para hacerlo después.

El reloj marcaba las 11:47 p. m. y la casa estaba en silencio. A esa hora, incluso mis pensamientos parecían sonar más alto. Miré la pantalla de mi móvil, mis dedos se movieron con lentitud, pulsando cada número con una precisión casi ritual. ¿Y si no contestaba? ¿Y si lo hacía, pero no quería ayudarme? O peor aún, ¿y si las respuestas que buscaba eran demasiado para manejar?

Respiré hondo. Una, dos, tres veces, antes de apretar finalmente el botón de llamada.

Cada tono que sonaba en el auricular me ponía más nerviosa. La espera era interminable, como si el tiempo se detuviera solo para castigarme. Por un momento, consideré colgar, pero justo cuando mi dedo se acercaba al botón rojo, una voz grave y pausada contestó:

—¿Quién habla? —La voz grave y cortante del hombre al otro lado me sorprendió.

Tragué saliva y apreté el teléfono contra mi oreja.
—Kim Bo-ra.

Hubo una pausa. Podía escuchar su respiración, pero no dijo nada de inmediato. Finalmente, respondió con frialdad:
—¿Cómo conseguiste este número?

—Me lo dio alguien que ambos conocemos —mi voz tembló ligeramente, pero intenté mantenerla firme. No podía mencionar al socio de mi padre directamente; eso lo complicaría todo.

Un leve sonido de burla vino de su lado.
—¿Y qué desea la señorita Kim Bo-ra llamando a esta hora?

—Quiero reunirme con ustedes. Hay algo importante que necesito discutir, pero no es algo que pueda hablar por teléfono —dije rápidamente, antes de perder el valor.

—Eso suena... interesante. ¿Por qué yo?

—Porque usted es el único que puede ayudarme con esto —respondí, eligiendo mis palabras cuidadosamente—. No puedo confiar en nadie más.

Un breve silencio.
—¿Tu padre sabe algo de esto?

Mi corazón dio un vuelco.
—No, y no puede enterarse. Este asunto es mío, y quiero que siga siendo así.

—Ya veo... —Su voz sonaba pensativa, como si estuviera evaluando mis intenciones. Después de unos segundos, añadió—: Si esto es una broma, señorita Bo-ra, le advierto que no tengo tiempo para juegos.

—No es una broma —dije con firmeza—. Sé lo que quiero.

—Y si yo accediera a reunirme contigo, ¿dónde crees que debería ser? —preguntó con un tono que parecía un desafío.

—Lejos de Seúl. Un lugar donde podamos hablar sin ser vistos ni escuchados —respondí. Mi respuesta pareció impresionarlo; lo supe por el silencio que siguió.

Finalmente, su voz regresó, más seria esta vez.
—Muy bien. Hay un edificio abandonado en los límites de Gyeonggi-do, cerca de un viejo polígono industrial. La dirección es 23-17, Distrito Oeste. Mañana, a las diez de la noche.

—Estaré ahí.

—No llegues tarde, Bo-ra. No soy conocido por mi paciencia.

Y colgó.

Me quedé mirando el teléfono apagado en mi mano. Mi corazón latía tan rápido que podía sentirlo en mi garganta. Esto era real. Ahora no había marcha atrás.

















LA BRISA DE invierno acariciaba mi rostro mientras levantaba el palo de golf, alineándolo con la pequeña bola blanca que descansaba pacíficamente en el césped. El campo estaba impecable, como siempre, con el césped recortado a la perfección y los árboles formando un borde que parecía sacado de un cuadro. Este lugar era parte de mi rutina, un espacio exclusivo donde las personas como yo —las hijas de empresarios, políticos y magnates— pasábamos las tardes, fingiendo que nuestras vidas eran tan perfectas como el césped bajo nuestros pies.

Mis amigas estaban detrás de mí, charlando animadamente mientras esperaban su turno. Bueno, amigas sería un término generoso. Conocidas, quizás. Chicas que compartían mi círculo social, pero que realmente no entendían nada de mí.

—¡Bo-ra! —gritó Ha-eun, su voz atravesando el aire helado—. ¿Vas a golpear esa bola o solo estás practicando tu postura?

Rodé los ojos, pero le sonreí por encima del hombro. Ha-eun era el tipo de persona que siempre tenía algo que decir, incluso si no era especialmente útil. Su familia estaba en el negocio de la moda, y su lengua afilada era casi tan conocida como los desfiles que organizaban sus padres.

Finalmente, lancé el golpe. La bola voló en un arco limpio, perdiéndose en la distancia. No era mi mejor tiro, pero tampoco el peor. Me giré para unirme a las chicas mientras ellas aplaudían educadamente.

—Buena técnica, pero el ángulo estaba un poco bajo —comentó Ji-ah, siempre técnica, siempre crítica. Ji-ah era la más perfeccionista del grupo. Su padre era un magnate de la tecnología, y su obsesión con la precisión parecía heredada.

Me encogí de hombros, fingiendo que me importaba su opinión.

—Hablemos de algo más interesante, por favor —dijo Eun-ji, que se sentó en un banco cercano mientras una asistente nos ofrecía café caliente—. ¿Han oído hablar de esos juegos?

Sentí que el aire se volvía más pesado. Apreté los labios mientras recogía mi café, procurando que mi expresión no cambiara.

—¿Qué juegos? —pregunté con un tono casual, tomando un sorbo de la bebida caliente para calmar mi respiración.

Eun-ji sonrió con ese aire misterioso que siempre ponía cuando tenía algo impactante que decir.

—Los Squid Game.

El silencio cayó sobre nosotras por un momento, solo interrumpido por el suave murmullo del viento.

—¿Eso no es un rumor? —dijo Ha-eun, cruzando los brazos. Su tono era escéptico, pero sus ojos brillaban con curiosidad.

—No lo creo —respondió Eun-ji, bajando la voz como si temiera que alguien más pudiera escuchar—. Mi hermano mayor conoce a alguien que dice que los ha visto. Gente jugando a esos juegos... mortales.

—Eso suena como una película de terror barata —dijo Ji-ah, frunciendo el ceño.

—Pero ¿y si es real? —insistió Eun-ji—. Piensen en eso. Un juego donde solo los mejores sobreviven. —hizo una pausa antes de volver a hablar—. Veríamos finalmente de cerca lo que significa la palabra poder.

Poder. Esa era la palabra que mi padre había usado ayer a la hora de la cena cuando me dió la invitación. "Verás de cerca lo que significa el poder", había dicho mientras yo miraba el sobre negro y dorado.

Pero no podía demostrar que sabía algo. No aquí.

—Es ridículo —dije, finalmente, soltando una pequeña risa forzada—. Nadie haría algo así.

Eun-ji me miró con una sonrisa ladeada.
—¿Estás segura, Bo-ra? He oído que incluso algunas personas ricas podrían estar involucradas. Gente que quiere... emoción, algo diferente.

Mantuve mi sonrisa, aunque sentí que mi corazón latía más rápido. Sabía que lo decía en broma, pero sus palabras tenían un eco de verdad que ella nunca imaginaría.

—Bueno, si es cierto, espero que nunca tengamos que verlo —dijo Ji-ah, con un tono que sugería que ya estaba harta del tema. Se levantó y tomó su palo de golf—. Ahora, ¿puedo practicar en paz o van a seguir contando historias de terror?

El grupo estalló en risas nerviosas, y el ambiente volvió a su usual ligereza. Pero para mí, el momento había cambiado. La conversación se quedó conmigo, colándose en mi mente como una sombra que no podía ignorar.

Mientras observaba a Ji-ah dar su golpe perfecto, sentí el peso del sobre negro guardado en mi bolso, como si fuera un recordatorio constante de la decisión que debía tomar. ¿Realmente tuve que llamar a ese señor ayer ? ¿O debería fingir demencia y devolverle la invitación a mi padre ?. Aunque el señor me dijo que no le haga perder el tiempo, y si mi papá se llega a enterar que me puse en contacto directo con esa persona, no me imagino lo que me haría. Ojalá no me vuelva a arrepentir más tarde.

Pero había una cosa de la cual sí estaba segura: ellas no lo sabrían. Nadie lo sabría, al menos no por ahora.














MIRÉ EL RELOJ en mi muñeca. 9:25 PM. Aun quedaba algo de tiempo antes de la cita. Suspiré y dejé escapar un ligero temblor en la garganta. No podía evitarlo. Pero me sentía un poco inquieta e insegura. Me dirigí al baño y me miré al espejo, intentando calmarme.

Mi cabello estaba suelto, con ligeras ondas que caían sobre mis hombros. Un vestido negro ajustado marcaba mi silueta, simple, pero con un toque que nunca pasaba desapercibido. Me observé de pies a cabeza, intentando parecer segura, pero sin dar la impresión de ser arrogante.

Regresé al dormitorio y tomé una pequeña cartera negra. Dentro metí el móvil y unas llaves. Miré el reloj otra vez. 9:35 PM. Bajé las escaleras hacia el garaje, mi cuerpo sintiendo un leve temblor de anticipación.

El garaje de la mansión era enorme, con luces tenues que iluminaban una colección de autos lujosos alineados. Caminé hacia mi BMW negro, elegante y discreto, pero siempre con ese toque distintivo que caracterizaba todo lo que pertenecía a mi padre.

Al ver a mi chofer esperando como siempre, levanté la mano.

—No necesitas esperarme hoy por la noche —dije con tono firme, como si yo también intentara convencerme. — También no le comentes nada de esto a mi padre, por favor

El chofer asintió, su expresión impasible, y me miró mientras se alejaba lentamente.

Con un resoplido, cerré la puerta del auto y subí al asiento del conductor. El motor rugió suavemente mientras salía del garaje, dejando atrás la mansión.

Mi destino era claro: un edificio abandonado en los límites de Gyeonggi-do. La dirección era 23-17, Distrito Oeste. Allí me esperaba lo desconocido.














EL AUTO SE detuvo frente al edificio, un enorme y viejo complejo industrial. La oscuridad lo envolvía todo, pero los restos de lo que una vez fue un lugar activo aún se dibujaban ante mí. Miré el reloj nuevamente. 10:00 PM. Tenía la certeza de que estaba a tiempo, pero el ambiente ya no me transmitía tranquilidad. Me bajé del BMW negro con cierto nerviosismo.

Avancé hacia el edificio, cada paso resonando en el silencio. Cuando llegué a la entrada, un par de figuras vestidas de rosado me bloquearon el paso. Llevaban máscaras con formas extrañas y anónimas.

—Detente aquí. —Uno de ellos habló con un tono impersonal, casi como una máquina.

—¿Por qué? —mi voz sonó más firme de lo que esperaba, pero aún con un leve tono de confusión.

—No puedes entrar. —El otro enmascarado mantuvo su expresión impasible.

—Tengo una cita —insistí, intentando mantener la calma. Mis palabras sonaban aturdidas, casi como si no estuviera completamente aquí.

Intenté mirarlos a los ojos, pero las máscaras me lo impedían. Algo en ellos me transmitía frialdad, como si estuvieran acostumbrados a lidiar con personas como yo.

—¿Quién te envió? —preguntaron casi en un susurro.

—Eso no importa —respondí, mi tono ganando en intensidad. Sentía una mezcla de enojo y confusión. No entendía por qué no me dejaban pasar. ¿Qué tenían que ocultar?

—Aquí no hay citas —el primer enmascarado volvió a hablar, firme y tajante.

Me crucé de brazos, intentando mantener la compostura. El tiempo pasaba, y la sensación de incomodidad crecía. No estaba acostumbrada a sentirme tan fuera de control.

—Esto no tiene sentido —dije con un leve temblor en la voz, aunque seguía intentando sonar segura.

Un momento más de silencio. Los enmascarados no se movieron. Parecían esperar que yo reaccionara de una manera que no llegué a darles el gusto.

Finalmente, con un suspiro, uno de ellos me observó detenidamente antes de hablar.

—Intenta entender, no puedes entrar. —Esta vez, su tono fue más desafiante.

Con una respiración entrecortada, sentí cómo la presión crecía en mi pecho. No podía creer que me estuvieran tratando de esa manera. No podía permitirme mostrar debilidad.

—No tengo tiempo para esto. —Me acerqué un paso más, mi voz más dura, aunque mi mente estaba hecha un caos. No entendía lo que estaba haciendo allí, pero no podía dejar que todo se desmoronara.

El enmascarado me miró fijamente antes de tomar una decisión. La tensión se cortaba como un cuchillo.

—Bien —dijo finalmente, moviendo su brazo para apartarse. —Pero un paso en falso y todo termina aquí.

Mi pulso se aceleró mientras avanzaba hacia el edificio. El ambiente seguía siendo opresivo, pero no había vuelta atrás. Lo desconocido me esperaba.















—SE DEMORÓ demasiado —dije, mi voz sonaba entre molesta e impaciente. El Creador finalmente apareció frente a mí, con aquella misma máscara extraña que cubría su rostro.

—Le debo una disculpa, señorita Kim —respondió con un tono calmado, casi indiferente. —Estuve un poco ocupado el día de hoy.

Miré a su alrededor, tratando de leer cualquier gesto, pero su máscara sólo reflejaba oscuridad. No entendía cómo había llegado hasta aquí ni por qué nadie sabía que estaba presente.

—Pero tengo entendido que usted desea jugar en vez de ver los juegos —continuó, como si ya tuviera la respuesta.

Eso me dejó sorprendida. Nadie lo sabía. ¿Cómo podía estar tan seguro de lo que venía a decir?

—Ya tenemos un poco de experiencia en eso —agregó, con una voz casi mecánica. —Estas serían las opciones de números que usted puede elegir para jugar. — Señaló sobre la mesa diferentes número de 3 cifras.

—Daré una orden de que no la eliminen o le hagan daño dentro de los juegos —concluyó, con una tranquilidad que me resultaba desconcertante.

—Entonces, ¿qué número escoge, señorita Kim?

No sabía cómo responder. Todo esto se sentía como una pesadilla, pero algo dentro de mí me dijo que no podía dar marcha atrás. Miré al Creador, sintiéndome perdida, pero con una determinación que surgía desde lo más profundo.

—067 —dije, sin dudar.

—Excelente decisión, señorita Kim —respondió, con un leve movimiento de su cabeza bajo la máscara. —Bienvenida a los juegos.

—Muchas gracias, señor —murmuré, sintiendo un peso que caía sobre mis hombros. —Daré mi mayor esfuerzo para que no tenga muchos problemas conmigo en los juegos.

Luego, con una voz más baja, casi susurrando, añadí:

—Pero no le diga nada de esto a mis padres, por favor.

El Creador me miró por un momento más antes de asentir sin decir una palabra. Todo lo que quedaba ahora era el silencio y la incertidumbre.










+30 votos y 20 comentarios para hacer actualización!!

Muchas gracias por el apoyo que le están dando a esta historia y también a los vídeos que subo a tt!! 😭🫶🏻
Se los agradezco mucho !!! 💗😸
Dejando de lado eso, ya se acercan los capítulos dónde Bo–ra entra a los juegos !!! 🕺🏻

𝗣𝗨𝗕𝗟𝗜𝗖𝗔𝗗𝗢
03. 01. 2025

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro