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EPISODE TWENTY-ONE

Fuera de su TOC, Minhee era ciertamente controladora. Debía mantener todo bajo control, y en el momento en el que se sentía superada o atacada tendía a soltar libremente una lengua viperina bien escondida.

De garras afiladas como cuchillas, lengua afilada y una mirada que escondía perfectamente un análisis detallado de cada situación, Minhee sabía como ser una buena ladrona. Podía perfectamente estar en silencio, mirándote atentamente, y sentirías de inmediato como todo tu cuerpo se detenía por unos segundos por sus ojos ámbar. O eso creía Chishiya, porque definitivamente ser juzgado en silencio por la imparable mirada fría de Ahn Minhee era su hobby favorito.

- Minhee - llamó, haciéndola entrecerrar los ojos y alzar suavemente una ceja de manera apenas perceptible-. ¿Jugarás o seguirás odiandome en silencio?

- Imbécil.

¿Por ella? Definitivamente.

EPISODE TWENTY-ONE
WALLET

El lado positivo de que ella fuera física, era que su creatividad e inteligencia eran extremadamente llamativas. ¿Necesitaba solucionar algo? Sin problemas, era capaz de crear una estrategia o hacer cualquier cálculo necesario. ¿Necesitaba un cerrojo para su limpia habitación? Crearía uno con un par de materiales reciclados o rotos.

El lado negativo, era que era extremadamente difícil de satisfacer. Se aburría si algo no la resultaba lo suficientemente importante o interesante para ella, e inmediatamente buscaba algo mejor. Las charlas vacías las rechazaba por completo, detestaba el juego de cartas Uno y había descubierto que dibujar era algo que la ponía tensa.

Por eso, que ella expresara libremente y por voluntad propia qué hacía para entretenerse y apaciguar su mente activa, era un milagro. Y un milagro no debe ser ignorado, por lo que no dudó en desviar su camino a la Playa en ese coche destartalado para ir al lugar más cercano donde conseguir lo que Minhee pidió indirectamente. Comenzaba a conocerla, aunque fuera un libro con cerradura. No le importaba, crearía una llave y leería perfectamente sus páginas a su debido tiempo.

Y, verla sonreír de esa manera aunque fuera a su costa, era un placer mayor al que muchos de aquel lugar pudieran conseguir mediante sustancias estimulantes.

- ¿Cómo era? - se apoyó en el respaldo de la cama, estirando las manos con obvia burla-. Minhee 10, Chishiya 4.

Jugar con Minhee al ajedrez era tan espantoso como se lo había imaginado. Fuera de sentirse intimidado cada vez que avanzaba y colocaba una mirada calculadora, también jugaba con tu paciencia y te engañaba fácilmente. Sabía que no podría ganarla después del juego del día anterior, pero era ciertamente interesante probar.

- Solo estás riéndote de mí - dijo, cruzado de piernas frente a ella, también sentado en la cama (sin zapatos, por supuesto) y con el tablero de ajedrez entre ambos-. ¿Tienes la pizarra ahí?

- Uhm - asintió con un murmullo, inclinándose para sacar de una de las cajas una pizarra blanca con un paquete de rotuladores de colores para ella, y un borrador específico-. ¿Quieres acaso que anote tus derrotas?

- Competición de datos aleatorios - propuso. Pensó que lo rechazaría, pero sus ojos brillaron por un momento y comenzó a guardar las piezas de ajedrez con un método casi tétrico. ¿Por color, tamaño y además en línea recta? ¿Además lo cuadraba con las posiciones de las casillas? Definitivamente Minhee era extraña-. Empiezo yo.

- ¿Quién se quede sin datos antes pierde, o si el otro no lo sabe? -preguntó, moviendo a un lado el tablero dentro de la segunda caja, con otros juegos como Trivia o uno extraño sobre el universo. Sabía que perdería contra ella en ese-. Empiezas tú, si yo no lo sé te anotas un punto.

- Al mejor de cinco.

Asintió sellando eso, mientras escribía en la pizarra su nombre a la izquierda, y el de Minhee a la derecha. Recordaba como le escribió en coreano, por lo que le escribió en su lengua natal. Tampoco iba a admitir que lo había apuntado en un papel y lo tenía guardado por si se le olvidaba, jamás.

- Te acuerdas - musitó, leyendo la pizarra. Sus orejas volvían a tener un tono más colorado que su rostro, perfectamente visibles por su costumbre de recogerse el cabello en una coleta-. Empieza.

Girando el rotulador entre sus dedos, se quedó en blanco cuando observó como ella estaba completamente pendiente de él.

- En situaciones de peligro, es más fácil enamorarse - soltó.

- ¿Eh? - ladeó la cabeza, extrañada-. ¿De peligro? ¿Cómo cual?

- Cómo esta.

Minhee parecía genuinamente confundida, mientras él sentía que el corazón saldría de su pecho. No sabía de donde lo había sacado, si fue algo que leyó por algún lado hacía años y jamás lo creyó. Claro, que no había estado en una situación de riesgo mortal y tampoco le había gustado una chica tanto como Minhee. El mundo era ciertamente irónico.

En silencio, Minhee tomó un rotulador azul y puso una línea bajo su nombre.

- En 5 mil millones de año el Sol morirá y se convertirá en una Gigante Roja - se lanzó con algo de su área.

- Ni si quiera sé que es una Gigante Roja, Minhee - la chica soltó una risa, anotándose un punto a sí misma.

- Es complicado de explicar, pero básicamente es una estrella gigante - abrió un poco las manos, haciendo una bola con las manos- que se ha quedado sin hidrógeno en el núcleo, pasa a ser helio por fusión nuclear y usa hidrógeno de otro sitio. Se enfría, se agranda y se vuelve roja - bajó las manos después de haber hecho una supuesta representación de como se agranda la estrella-. Te toca.

Podría definitivamente escucharla hablar durante horas seguidas de lo que ella deseara.

- Dar la mano a la persona que quieres reduce el estrés.

- ¿Qué cojones te pasa con el amor, doctor Cupido? - saltó de inmediato, apuntando con rabia un punto a su favor-. ¿Acaso estás e... ena...?

- Enamorado - separó las sílabas despacio, para que lo pudiera repetir después-. ¿Debo estar enamorado para hablar sobre eso? Se supone que el juego trata de datos aleatorios que el otro no sepa - recordó. Minhee refunfuñó, cruzandose de brazos sobre su camisa verde casi fluorescente-. Y no hay que ser adivino para saber que las relaciones no son tu fuerte.

- Tú tampoco te ves muy hábil - atacó.

Tal vez sus experiencias románticas fueran similares a las de Minhee (suponía que nulas o bajas por su trastorno y personalidad), pero definitivamente él contaba con la ventaja de ser consciente de sus propios sentimientos y admitirlos sin vergüenza alguna. ¿Le atraía alguien? Perfecto, no temía en asumirlo. En cambio, sospechaba que Minhee era de aquellas personas que se cerraban sobre sí misma y sus emociones y no eran capaces de averiguarlo por sí mismas por mera negación o indiferencia. Y tal vez se aplicaba a la hora de leer los sentimientos ajenos, porque hasta el Sombrerero lo sabía y ella parecía que no.

- Sé admitir mis sentimientos - Minhee le miró con sospecha, escribiendo un punto en su nombre sin siquiera haber dicho el dato aún-. Eso es trampa.

- Si no sabes lo que es una Gigante Roja dudo que sepas lo que es un fermión.

La arrebató el rotulador, anotando otro punto a su favor.

- Dudo que sepas lo que ocurre cuando dos personas se abrazan.

Minhee borró con violencia la rayita, mirándole bastante mal.

- Por supuesto que lo sé. Se pegan gérmenes.

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No estaba segura de si debía culpar a Chishiya, Kuina o simplemente a Niragi. Tal vez a Ann. O al Sombrerero. Definitivamente a todos, tal vez, porque no querer llevar su ropa a la lavandería incluso después de lo que ocurrió la última vez, era una traición mayor a cualquier otra.

O tal vez era simplemente que no la gustaba estar sola por los pasillos de la Playa volviendo después de haber dejado la cestita y huir cual cobarde de ahí tras dejar indicaciones claras a la persona a cargo en ese momento (vaya, si hasta trabajaban en algo más que de camareros). Por si acaso, tomó la ruta directa sin andarse con vueltas raras resultantes de su pánico y paranoia, quedando algo más tranquila cuando se encontró sola durante más de tres pasillos.

Sola, solo ella y ese objeto negro al final del pasillo que parecía gritarla que se acercara. Sin dudar, se acercó sigilosamente y sacó de su bolsillo su desinfectante, poniéndolo encima de lo que descubrió que era una cartera de cuero negra que abrió sin vergüenza alguna tras desinfectarla.

Dos billetes de apenas valor, un pase magnético, dos monedas, un trozo de papel que tenía escrito una dirección, un par de cupones de supermercado y un ticket de compra de una tienda de videojuegos. Era una cartera extremadamente normal, decorada con pegatinas algo absurdas. Estuvo a punto de volver a tirarla en el suelo al no hallar valor alguno en ella o algo que la indicara el destinatario de su dueño, cuando un papel doblado cayó de un bolsillo que no había visto.

Con algo de asco, lo tomó del suelo. No quería hacerlo, pero su curiosidad era tan grande que no pudo evitar hacerlo. Poniendo todo su esfuerzo en ignorar el hecho de que lo había cogido del suelo, desdobló el papel.

- Pero qué...

Era una foto. Un fondo pintoresco de un prado verde iluminado bajo un precioso cielo azul, sin apenas nubes. Como protagonista principal de la imagen estaba una mujer joven, tal vez de su edad. Su cabello azabache caía sobre sus hombros y su frente por un flequillo recto perfectamente liso, aunque llevaba un sombrero decorado con un pañuelo rojo. Era preciosa, bastante delgada y con unos ojos marrones claros que centelleaban felicidad. Ni si quiera sus numerosos tatuajes sobre ambos brazos expuestos por su vestido floreado eran capaces de hacerla ver malvada, cuando se la veía tan alegre e inocente.

El problema era, definitivamente, el personaje secundario de la fotografía, siendo arrastrado dentro de esta por la risueña chica. Pelo negro y algo largo, ojos oscuros, una camisa blanca y una sonrisa que no se veía tan terrorífica a como era en la actualidad. Niragi se veía feliz, decente, para nada traumado y con sed de sangre. Era obvio que él era el dueño de esa cartera, que el pañuelo el sombrero de la chica que obviamente debía ser su fallecida prometida era su recuerdo y que definitivamente había perdido la cabeza.

Ahora, ¿qué se supone que debía hacer con eso? Tener una fotografía de la prometida de Niragi sonaba a suicidio, aunque si experimentaba un poco para probar si se percataría del robo no era tan grave. Igualmente, él no tenía ninguna manera de averiguar que ella era la que poseía aquella foto. Sonaba genial en su cabeza, por lo que simplemente volvió a doblar el recuerdo y lo escondió en su bolsillo antes de mirar a ambos lados del pasillo y tirar la cartera hacia las escaleras. Si la buscaba, la encontraría ahí perfectamente.

Sintiendo un peso enorme en el bolsillo donde guardaba la imagen de un Niragi feliz, volvió a su habitación. ¿Debía contárselo a Chishiya? Tal vez, aunque si muchas personas lo sabían podría ser riesgoso para su seguridad. Aunque Chishiya era un buen mentiroso...

Justo en el momento indicado, alguien llamó a la puerta, y deslizó la manilla asomándose. Un par de mechones rubios con raíces se asomaron, siendo seguidos del rostro del jugador.

- Te ves pálida.

- A partir de ahora estamos en peligro de muerte.

No tenía ni idea del motivo, pero meter a Chishiya en el problema la hacía quitarse algo de peso de sus hombros.

- Perfecto - pasó, cerrando tras él-. ¿Cuál es el plan?

Minhee sonrió, sacando la fotografía del bolsillo. Por supuesto que Chishiya colaboraría en eso, si estaba tan dispuesto a matarle como ella.

- No estoy seguro si es porque eres tan determinada - dijo una vez terminó de explicar el como eso había llegado a su mano y qué planeaba hacer con ello-, pero cada día me sorprendes y gustas más.

- ¿Qué?

- ¿Qué?

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PLAY

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𝗚𝗥𝗔𝗣𝗛𝗜𝗖 𝗔𝗥𝗘𝗔

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Oficialmente queda establecido Chinhee como nombre del Shipp 😎
Muchas gracias a XMsHerondaleX por proponerle, y a quienes también dieron ideas💜

Chishiya la ha cagado? Minhee le ha pillado el sentido? Qué planean hacer con la foto? 🧐

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