
PRÓLOGO.
EL INICIO.
Creo que este era un día lunes, eran aproximadamente las 5:37 de la mañana, mi cuerpo estaba recostado sobre las gruesas sábanas de mi habitación, creo que era como todas aquellas personas que dormían en cualquier lado de la cama, desinteresados de la posición en la que puedes acomodarte, solo deseas dormir, y esperar a que el día de mañana sea el buen día que tanto pides.
La casa estaba en completa oscuridad, el fuerte ruido de los motores de los vehículos que pasaban uno a uno me hacían retorcerme con frustación sobre la cama.
Pataleaba con furia las sábanas dejándolas tiradas al suelo, luego recordaba de la maldita humedad de la noche, asi que solo con extender mi mano hacia el suelo y tomarlas de nuevo me bastaba.
Escuché a lo lejos, justo donde la puerta de mi habitación se encontraba medio abierta, las luces del pasillo estaban prendidas, la silueta de alguien se fue asomando entre la puerta, levanté la cabeza entre murmuros, era tan molesto cuando te tienen que cegar con la fuerte luz que provocan por las noches.
Frente a mí se encontraba un niño con apariencia de un cachorro, sus orejas tan decaídas al igual que su mirada, se aferraba del miedo con el único objeto que traía entre sus patas, su muñeco era apretado con tanta fuerza que el relleno empezaba a salirse del interior.
Solté un leve suspiro, acercando la mano hacia la pequeña mesa de noche, dónde la lámpara eléctrica estaba, la prendí con los ojos cerrados ya que la fuerte intensidad de sus rayos dañaban mi vista, como lo había suponido.
— ¿Ángel, que haces despierto a estás horas...?.
— Papá... Lo siento, pero tuve una fea pesadilla y-
— ¿Otra vez con esos monstruos...?, Te dije que jugar mucho te iba a provocar pesadillas — me senté con dificultades, tallando mis ojos —
— Papi... ¿Otra vez estuviste llorando...?
— ¿Que...?, No, no claro que no, me pasa cuando me desvelo — le extendí la mano hacia el, a lo que el la tomo y subió a mi cama y recostar su cuerpo sobre mi pecho —.
— Papi, ya te dije que no llores... No me gusta verte llorar así... Mami pronto va a venir y te pondrás feliz de verla, ¿Verdad?.
El me miró a los ojos con mucho entusiasmo eh intriga, enterró sus patas sobre mi pecho y movió su cola de un lado a otro, si estaba feliz por su propio pensamiento.
— Si... Tienes razón, no tengo por qué llorar — dirige ambas manos hacia sus mejillas y besar su pequeña nariz varias veces —
— ¡Ja,ja,ja! Ya papi que me haces muchas cosquillas.
— Je, ¿Listo para tus clases? Está vez debes ponerte al día con tus tareas, ya faltaste mucho campeón, tus amigos deben extrañarte.
— Si... Linda me escribió y me preguntó cómo estaba, también como estabas tú.
— Lo vez, algo me dice que esa niña trae algo entre patas — con mis manos empecé a pasarlas sobre su barriga, haciendo que gritara entre carcajadas — ¡Verdad!.
— ¡No papi, me voy hacer pis! — me grito con fuertes carcajadas apartándose de mi y tumbando mi rostro hacia la almohada — jeje.
— Te amo mucho mi nene, eres todo mi orgullo, lo sabes verdad.
— Si papito, me lo repites a cada ratos — recuesta su cabeza en medio de mi cuello, luego de eso soltar un leve bostezó — Mmmmh~.
— Tienes sueño, creo que es mejor que descanses campeón.
Me levanté de la cama mientras tomaba una de las sábanas tiradas del suelo, procediendo a cubrir su cuerpo con delicadeza y acercar mi rostro con el suyo.
El me miró a los ojos y abrazó mi rostro con felicidad.
— Si papi, ¿No te molesta si me duermo en tu cama..?.
— No cariño, puedes dormir conmigo, bueno... Iré a preparar todo para la escuela, tu duerme un poco — fueron mis últimas palabras, me despedí de el, no sin antes darle un beso en su frente —.
— Gracias papi...
Salí de la habitación en cuanto pude, sin hacer toda clase de ruido que lo despertara y lo obligará a levantarse.
Me dirige hacia la parte baja de la casa, la cocina estaba a unos cuantos metros de bajada, bajo las escaleras se encontraba un gran marco de cristal, estaba vacía por dentro, el marcó alguna vez tubo una bella foto de una hermosa pareja.
Ahora ya no tenía nada, solo lo miraba con mucha nostalgia, mi reflejo llegaba a verlo con tan solo asomar mi decaído rostro...
Había crecido mucho, mi rostro habia sufrido un gran cambio, mis manos eran ásperas y gran cantidad de venas se notaban en las muñecas, sobre marcadas.
Mi cabello se había puesto natural, pero siempre fue tan difícil de tener que domarlo, mi rostro estando cubierto por la gruesa barba, de lado izquierdo y derecho.
Mi voz tan gruesa como el sonido de quién sabe que, mis ojos con unas terribles ojeras y un color rojizo eh oscuro.
Este era mi nuevo yo, uno que cayó tan bajo...
Estando ya en la cocina, encendí las luces de esta con la precaución de no verla directa, estando ya iluminado, note como varias botellas estaba regadas por todo el suelo, algunas hasta estaba quebradas.
Negué con decepción mientras levantaba cada una de ellas, había dejado un tiradero en toda la casa. Inclusive los juguetes de mi hijo estaban regados por toda la casa.
Prendí la estufa, mientras hacia otras cosas a la vez, sacaba la comida que le prepararía a mi hijo, y a la vez limpiaba para que no llegara a toparse con todas la botellas de alcohol en el suelo, era un desastre.
Teníamos una pequeña tele al lado del microondas, tome de este aparato el cable que le colgaba al lado eh conectarlo con los demás aparatos que utilizaba.
En cuanto estubo conectada, está demostró el sonido de algunos canales bloqueados, otros sin señales y la mayoría solo mostraba la estática.
Llegué al canal donde informaban sobre todo el país, mi país. El canal de los reportajes, nada bueno por reportar.
— Puta madre, se me olvidó ir al súper...
Maldije mi nombre con odio, podía servirle un tazón de cereal a mi hijo, pero tenía tiempo que el me suplicaba que le preparara algo nuevo, mi falta de atención me hizo distraerme y en eso, olvidarme de hacer las comprar para nosotros.
Tomé un tazón hondo, junto a la caja de leche y cereal, antes de vertir la leche sobre el cereal, debía agregarle unas cuentas cucharadas de azúcar, Ángel le gustaba tomar cosas dulces, aún que sabía que estaba mal darle ese tipo de comidas, pero a estás alturas, ya estaba acostumbrado a verlo beber ese tipo de contenido.
Escuchaba con mucha atención el reportaje del equipo de la tele, pasaban de una charla de la política y sobre la economía, a los informes con respecto al clima.
Si, los años se habían puesto tan malos, que por precaución y protocologos de seguridad nos daban la orden de estar siempre en casa, y no salir en los días en dónde el cielo se colocará negro.
Esto si que traía varios recuerdos atrás.
— Papá...
— ¡Mierda! — dije exaltado volteando a ver a las escaleras, viendo a mi hijo sentado en los escalones — Hay cachorrito, me asustaste.
— Perdón... Tío Red te llamo — sacó de sus bolsillos el celular mío, lo tome algo desconsertado —.
Si, tenía una llamada de mi amigo, ¿Que estará haciendo como para llamarme a estas horas?.
— ¿Que?, ¿Otra vez cereal? Papá te dije que quería probar algo nuevo.
— Lo se hijo, perdón. Se me fue de las manos, pero tranquilo que hoy iré de compras con tu tío Red, cuando vengas haremos una comida con el y tu tío Álex, si es que contesta el teléfono el tarado.
— ¡Si!, ¡Mi tío Red es súper cool!.
— Je, vamos. Ve a cambiarte, la comida ya está lista.
Corrió con toda la emoción del mundo, gritando el nombre de mis dos amigos. No me daban celos que mi hijo admirara a esos, más bien me alegraba, no tenía que estar ocultando tanto mi mala cara.
Habiéndo ya terminado de servirle la comida mi hijo, y limpiar el desastre de la cocina, tome el teléfono y mientras lo hacía, me asomaba por la ventana, mirando fijamente al cielo, otra vez estaba del color de una fuerte tormenta de mierda.
Le marcaba a mi amigo, esperando que contestará el teléfono sin mandarme a buzón como algunas veces lo hacía.
¿Gabriel?, ¿Ya estábas despierto, amigo?, Ángel contestó el teléfono y me dijo que no estabas en cama.
— Si, si. Ya estaba levantando tan temprano, sabes que esto es una porquería... ¿Que necesitas?. — le dije tendiendo que sentarme en la mesa y proceder a comer de la caja de cereal —.
Bueno... En un rato llegaré a tu casa, me preguntaba si querías hacer las compras conmigo, hace mucho que no veo también al pequeño Ángel.
— Oh, si, si, claro que sí amigo, el también se muere por ver a su tío, le dije que vendrá Álex, pero ese idiota no contesta el teléfono.
Deja y vemos al rato eso, me temo que usaremos está vez tu auto, el auto de mi esposa se averió y le preste el mío.
— ¿Mari va a salir?, Wau, hace mucho que no sé nada de ella, creo que debe estar enojada por Max.
Ese idiota me las debe, si tubo las pelotas y salirse de casa y dejarnos preocupados.
— El chamaco se les está rebelando, dale su buena calentada a ese cabron, joder, es raro que ahora seas el padre de Max.
Je, bueno... Llegó en 30 amigo, te veo luego.
La llamada fue finaliza, y justo el momento en dónde veo a mi hijo cruzar la puerta de su habitación.
Estaba ya arreglado con su uniforme eh mochila, dejándola al lado de su asiento para solo tomarla, tomó asiento al lado mío, tomado el tazón que sabía que le correspondía y empezar a comer con apuros.
Si le emocionaba la idea de ver a sus tíos, entendía a mi cachorro.
— Je, tranquilo campeón, podrás verlos en cuanto vengas de la escuela.
— Lo se... Pero no es justo que tengas que verlo tu primero y yo no, además escuché desde mi habitación que hablabas con el, ¿Saldrás con tío Red?
— Si, haremos las compras para la comida y para los restos del día.
— ¡Super!.
Ángel y yo empezamos a tener una plática formal, como de padre a hijo. Contaba sobre su relación con una chica de su escuela, cada vez que tocaba el tema con el, movia su cola con mucha frecuencia.
Ponía mucha atención a cada palabra que salía de su pequeño oscico, eran tan divertido la forma en como el se dirigía hacia mi.
Con forme el terminaba su tazón de comida, también pasaba el tiempo de espera de la llegada de mi amigo, mire la hora del reloj de mi muñeca, marcaban que eras las 6:55 de la mañana.
Mi hijo entraba a las justo a las 7, la hora máxima en la que podía entrar era a las 7:14. Teníamos algo de tiempo de sobra, habiendo terminado de comer, le dije con firmeza que se fuera a lavar los dientes.
En lo que el se los cepillaba, subí a la habitación de invitados, ¿Que hago en esa habitación?, Pues mi closet ahora estaba en ese sitio, mi ropa estaría regada por toda la habitación.
Había tenido que hacer unos cuantos cambios anterior mente, uno que al final termino siendo en vano.
Baje apresurado hacia la sala, dónde esperaba ya mi hijo sentado en la esquina del sofá, estando aferrado a su mochila.
Volteó a verme.
— Papi, ¿Por qué mami hizo ese viaje?.
— Ella tubo que hacerlo por cosas de trabajo, campeón. Ella va a tardar mucho, así que no debemos preocuparnos por ella, estará bien... Ya verás.
— Solo espero volver a verla... — dijo cabizbajo, poniendo su mochila en sus hombro y dirigirse hacia la salida — ¿Vamos?.
— Si campeón...
Tomé las llaves del auto, antes de salir de casa me aseguraba que todas las puertas estubieran cerradas, no quería presenciar otro tipo de robos y menos ahora que tenía un hijo.
Al salir de la casa, pudimos darnos cuenta que el cielo estaba nublado, Ángel señaló con su dedo hacia el cielo, sorprendido por tener que ver todas esas nubes grises, la temporada de tormentas estaba por empezar, seguía mandando a mi hijo a la escuela ya que con los nuevos protocologos, tenían un nuevo sitio donde poder pasarla en caso que llegara una fuerte tormenta.
Esperaba que eso no llegara pasar, a menos que el estuviera conmigo en casa, pasamos por el pequeño camino de césped que conducía hacia el auto.
Abrí las puertas quitándoles el seguro, dejando entrar a mi hijo al auto, siempre entraba por la parte del volante, jugaba con el volante teniendo que girarlo de un lado a otro, eran tan adorable verlo jugar.
— ¡Buenos días, Gabriel! — escuche detrás mío, me di la vuelta topandome uno de mis vecinos, uno que ya tenía tiempo que vivía aquí, digamos que ya estaba sobre la tercera edad —
— Buen día, ¿Ya listo para el invierno? — le dije estrechando mi mano con su pata —
— No lo menciones, sabes que mis huesos no están del todo bien para entrar todas las cosas al garaje, por cierto, ¿Cómo está la criatura?
— ¿Ángel?, Oh, el está súper bien, de echo, debo llevarlo ahora mismo a la escuela.
— ¿A la escuela?, Espero no se allá atrasado con su deberes, le ira mal si sigue faltando a clase y perdón si me meto.
— No, tranquilo. Tiene toda la razón en eso, gracias por preocuparse, nos vemos luego. ¡Prometo ayudarlo al rato a subir sus cosas!.
— Gracias chico, ¡Mucha suerte jovencito! — grito apenas mientras regresaba a su casa —.
Había quedado con el en ayudarle a ordenar sus cosas, vivía completamente solo en casa, debes en cuando llegaba a su casa para ayudarlo, también llevaba a Ángel, se llevaban tan bien, mi hijo era bueno socializando con las personas que se llegará a topar, eso no lo saco de mi, obvio.
Entre al auto, dónde esperaba el cachorro con los brazos cruzados, mirándome con la ceja alzada.
— Papá, vamos a llegar tarde si no nos apresuramos.
— Si, perdón hijo — encendí el auto, para después empezar acelerar un poco, algo que Ángel fascinaba era verme manejar —
Siempre quiso que yo le diera lugar al volante, sabía los riegos que correría, asi que el auto siempre lo dejaba cerrado con las llaves siempre escondidas, han pasado unas ocasiones en las que el entraba sin mi permiso al auto.
— Papi, mi maestra creo que se va a enojar conmigo, contigo peor.
— Ash, Karol es algo enojada, ¿No? Tranquilo que yo hablaré con ella, ella debe entender las situaciones de las personas.
— ¿Cuál es la nuestra...?
— No es importante...
Si era importante, baje la velocidad del auto, decidí manejar despacio, ya que digamos que la escuela estaba algo cerca de nuestra casa.
Quise darle un buen estudio a mi hijo, por lo tanto, debía de ser en un lugar en dónde el pudiera desarrollar bien su memoria, el tecnológico, el nombre de la escuela de mi hijo.
No iba a negar que los pagos de su escuela eran decentes, casi las 150 dólares, siento que me despluman a mi, para otras personas esa cantidad no les sería nada.
Al fin llegamos a la escuela de mi hijo, me estacione en el gran parque que ellos tenían al lado contrario de la escuela, me baje del auto, extendiendole mis brazos a mi cachorrito, le gustaba que lo cargase, llevándolo a la entrada de la escuela, dónde ya esperaba la maestra.
— ¡Buenos días maestra! — gritó con emocion moviendo su cola de un lado a otro, túbe que bajarlo para hablar con ella con mayor libertad —.
— ¡Buenos días dulzura! Es bueno al fin ver a mi alumno estrella, hey. Tus amiguitos esperan adentro, despídete de papi que las clases ya van a empezar.
— Nos vemos mi cachorrito — me arrodille a su altura, procediendo a besar su rostro varias veces, está era la parte difícil —
— ¡Te quiero papá!, ¡Nos vemos luego! — el se alejo de inmediato de mi vista, adentrándose a su aula que le correspondía —.
La maestra volteo a verme, colocándome su mano en mi hombro, la persona que tenía en frente era una mujer delgada, de piel morena y cabello encolochado, era una de mis nuevas amigas que había logrado hacer...
— Gabriel... ¿Está todo bien en casa...?
— Karol, no quiero hablar de eso, no sabes que ahora las cosas se están poniendo intensas, me estoy volviendo un alcohólico, todas las noches pasa lo mismo.
— Te entiendo, pero sabes que esto no es bueno para el niño, esas no son las condiciones en la que debe estar...
— Lo sé... Pero no puedo evitarlo — me dije dandome la vuelta con la mirada baja —
— Lamento tanto lo que te paso... Espero arregles las cosas... Eres un buen Padre, solo estás pasando por un mal momento, uno que pronto terminara...
— Nos vemos... — le respondió con seriedad, dirigiéndome a mi auto —.
Encendí el auto de manera apresurada, acelere a todo pulmón, juraba que hasta había dejado las marcas del auto en la carretera de doble vías.
Muchos de mis conocidos, me hacen esa misma pregunta, me dan la misma respuesta, todo siempre es dirigido a eso mismo.
Es detestable cuando te tiene que recordar algo de lo que realmente no quieres hablar.
La vida era una puta mierda, debes pasar por muchas cosas feas, y al final terminas fallando por un error que cometiste, que en mi caso no era así, ese error lo cometió otra persona..
Me distraje por un buen rato, que casi no me daba cuenta que ya me encontraba frente a mi casa, suspire de frustación, estacionando mi auto sobre el pequeño jardín.
Tenía un garaje donde mi auto podía caber perfectamente, pero razones personales deje de usarlo.
Me baje del auto y di otro suspiro más, recostando mi cabeza sobre el cristal.
— ¿Todo bien, bro?
Volteo la vista de golpe, era mi amigo Red, lo tenía a mi lado, que felicidad fue la que me agarró para darle un fuerte abrazo.
— ¡Red!, Gracias a Dios y viniste...
— Je, también me da gusto verte, mírate nada más, ya estás más alto, y quién te mira toda esa barba, deberías rebajarle un poco a tu cabello.
— Si, usé el shampoo que me recomendaste, sin sal y algo de acondicionador.
— Vez, te dije que tu pelo quedaría natural — el me abrazó nuevamente, ácariciando mi cabello — Que bueno verte.
— Si... — me separé del abrazo, algo incomodado, por estar con una vestimenta inadecuada —. ¿Esa maleta?.
— Oh, pues... Digamos que hace mucho que no nos vemos, y pues decidí pasar unas semanas en tu casa, ya sabes. Estar juntos.
— ¿De verdad?, Eso suena genial, ya me estaba sintiendo solo en casa, ven vamos a dentro.
— Si, Mari me recomendó que te visitara, y me dí la idea de quedarme unas semanas contigo — el oso estando ya dentro de la casa, dejá su maleta al lado de la entrada — ¡Jo,Jo!, ¡Si te compraste la casa!.
— Oh sí, la casa me encanto demaciado, dile a Mari que gracias por la recomendación, este cambio fue tan placentero, ahora puedo dormir mejor.
— ¿De verdad?, No tenía idea de eso, pero me alegro que te sientas mejor, más con el pequeño Ángel, ya lo fuiste a dejar a la escuela, ¿Verdad?.
— Si... El ya está en la escuela — me senté al lado del sofá, con la mirada al suelo —.
— Hermano... — Red se acercó a mi, colocándome ambas patas sobre mis hombros, levanté la mirada avergonzado
por pena a qué viera tanto el cambio en mí —
— ¿Si...?
— Cuánto lo siento...
No otra vez... Por cuento tiempo tengo que pasar por estás conversaciones.
— Descuida... Pero... ¿Que fue lo que tú esperaste que hiciera...?
— Amigo, tal vez... Gabriela no era la chica indicada para ti...
— No hables más de ella amigo... Me duele....
— Se que eres una persona fuerte, pero esto ya va de largo... Lo que necesito, es que te pongas esos pantalones de hombre, con la mirada al frente, y renunciar a ese vicio que tienes.
— ¿Cómo sabes de eso...?
— ¿Crees que no ví las botellas de alcohol?, Tu boca no solo huele a ese feo químico, estás fumando mucho, eso está mal para ti.
Me aparte de su agarre avergonzado.
— Amigo, tu eres una persona de bien, nunca te había visto tan... Acabado.
— Lo se... Caí bajo amigo... Esas palabras me dañaron el alma... Sigo dañado, todos me dicen que todo va a mejorar, y no es así.
— Mira... ¿Te parece si vamos al súper?, Podemos de hablar de ese tema en el camino.
— Si... Aún que no me gusta hablar mucho de ese tema... Pero solo por qué eres mi amigo.
— Tranquilo, ¿Vamos? — de su maleta el saco una chaqueta color negra, junto a su billetera y un par de lentes —.
— Bien... Le prometí a mi hijo que haríamos una comida en cuanto vinieras, así que creo que necesitaré tu ayuda.
— Claro que sí, tienes toda mi ayuda — el me abrió la puerta, señalando con su pata que pasara de primero, a lo que yo le correspondí —
Que buen amigo tenía, siendo sincero... No era nada de esas personas que dudan de su sexualidad por un amigo o amiga que tienen... Pero apreciaba mucho ver a mi amigo a mi lado, siempre fue bueno animandome.
Creo que este día no sería tan malo después de todo, bueno. A menos que la nos agarrase una fuerte tormenta.
QUE BUENO ES TENERLO DEVUELTA
CONTINÚARA....
Hola, muy buenas tardes a todos ustedes, espero tengan un buen día, como prometí, la segunda temporada de la historia, "Padre a los 18", si, el nombre ahora ya es distinto, pero como dije, la segunda temporada tendrá muchos cambios, espero la historia sea de su agrado, nos vemos hasta la próxima actualización.
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