♡~𝟑~♡
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Mal's POV:
Han pasado casi dos meses. Y sí, lo hemos intentando, pero nos dimos cuenta de que el doctor tenía razón al decir que mientras que más lo forzaramos menos sucedería.
Hemos seguido adelante, esperando a que todo funcione.
Ben se enfermó hace unos días, así que me ha tocado cuidarlo.
No lo tomen a mal, esto es una excusa para que podamos descansar y pasemos tiempo juntos, pero es que cuando se enferma se pone como bebé.
-Por favor amor, tómate tu medicina y come-le pedí.
Negó con la cabeza y se alejó. Me llevé una mano a la frente.
-Hazlo por mí-hice pucheros.
Volvió a negar. Me crucé de brazos.
-Si no lo haces, te quedas sin besos una semana-amenacé.
Eso lo hizo reaccionar.
-Bien.
Sonreí con suficiencia al ver que se tomaba el medicamento y comía lo que quedaba en el plato.
-¿Tanto te costaba? - me burlé.
Intentó hacerse el molesto pero no le funcionó. Se rió, intentando no hacer mucho esfuerzo para no dañar su garganta.
-Sé que cuando me enfermo suelo ser muy gruñón, así que no sabes cuanto aprecio que te estés quedando conmigo todos estos días.
Dejé la bandeja donde estaba su comida sobre la mesa de noche. Me senté sobre mis rodillas, a un costado de él. Pasé una mis manos por su cabello y otra por su rostro.
Sonrió ante mi tacto y cerró los ojos.
-Haría lo que sea por tu bienestar, bebé - él sonrió y besó el dorso de una de mis manos - Tú me cuidas cada vez que tengo una pesadilla o tengo un ataque. Y aunque rara vez me enferme, también estás ahí para mí. Cuidarte cuando lo necesitas es lo menos que podría hacer por ti.
Besé su mejilla.
-Tengo a la enfermera más hermosa.
Reí suavemente.
-Has colaborado más que en otras ocasiones, de modo que si sigues así, puede que estés completamente bien en dos días.
-Me encantaría que pase. Esta semana ha estado llena de papeleo del reino y has tenido que atenderlo todo tú sola porque yo estoy aquí en la cama sin poder hacer nada.
Me dio ternura la expresión que adquirió su rostro al decir eso.
-Merecías tener unos días de descanso. Además, he tenido a alguien que me ha enseñado como manejar todo esto con facilidad. Es un buen rey, por cierto-agregué al final, guiñándole un ojo.
Rió levemente.
-Pues yo he tenido a la mejor reina a mi lado, haciendo que todo sea más fácil y entretenido.
-¿Ah sí? - le pregunté jugando.
-Sí.
-¿Y quién será esa reina? - me llevé unos dedos a la barbilla, como pensando.
Volvió a reírse.
-Pues la reina y única dueña de mi corazón. Tú.
Mis mejillas se sintieron un poco calientes. Supongo que debo de estar bastante roja.
-Haces que sea difícil no poder besarte mucho en estos momentos-le reclamé riéndome.
-Uno solo no hará daño-dijo, acercando su rostro al mío.
Reí y le di un beso corto.
-¿Contento?
Asintió sonriendo.
Me acomodé mejor y seguí acariciando su cabello. Toqué su frente y me di cuenta de que la temperatura le ha ido bajando.
Se quedó dormido luego de algunos minutos. Apoyó su cabeza sobre mi pecho y me abrazó.
Es tan tierno verlo así. Tan tranquilo y relajado.
Lleva cuatro días con gripe y dolor de estómago, así que hemos tenido cuidado con su comida.
Jugué con mi teléfono un buen rato y hablé por mensaje con Evie y los chicos hasta que oí dos golpes suaves en la puerta.
Levanté la mirada y sonreí al ver a Bella.
-¿Te importa si paso? - me preguntó.
-Adelante.
Cerró la puerta sin hacer mucho ruido y se acercó a nosotros.
-¿Cómo ha estado?
-Mucho mejor. La fiebre ha bajado y ya no le duele tanto el estómago.
-Fue una mala coincidencia que le diera gripe y a la vez se pusiera mal del estómago.
-Sí.
Nos quedamos en un silencio cómodo por un rato.
-¿Necesitas que me quede con él por unas horas? Sé que nos has dormido mucho entre los asuntos del reino y cuidarlo.
-Gracias, pero estoy bien.
Bella asintió.
-Nunca tendré suficientes palabras para agraderte por hacer tan feliz a mi hijo.
Sonreí y miré a Ben.
-Tiene el corazón más noble y bondadoso que podría existir. Es un honor para mí ser parte de su vida y ser la persona a quien ama.
Mi suegra sonrió.
-Ambos merecen estar juntos-tomó mi mano- Y tengo fe de que ese sueño que tienen se cumplirá pronto.
-No quiero hacerme muchas ilusiones, pero ojalá que lo que dices se haga realidad.
Besó mi frente con cariño, como una madre haría con su hija. Hizo lo mismo con la de mi marido y se llevó la bandeja por mí.
Luego de que se fue, me quedé pensando en sus palabras. Bajé la mirada a Ben.
-Te prometo que haré lo posible por cumplir con mi promesa, amor-susurré.
Besé su mejilla y lo rodee con mis brazos. Caí rendida pocos minutos después.
(...)
Cerré los ojos y apoyé mi cabeza sobre el hombro de Ben.
Llevamos una cuantas horas en nuestra oficina, trabajando en papeles. Solo que mi cabeza no ha dado para seguir haciendo nada desde hace un buen rato.
-¿Aún te duele la cabeza?
Asentí y lo abracé como si de un oso de peluche se tratace.
-Creo que me contagiaste-me quejé.
Como supuse, se mejoró en pocos días. Sin embargo, aún no termina de recuperarse del estómago. Y siento que ahora soy yo quien está enferma.
-Supusimos que podía pasar
No dije nada y seguí abrazándolo.
-Llevamos mucho tiempo en esto, ¿qué tal si descansamos y terminamos por hoy?
-Ok.
Recogió un poco la mesa y me cargó en sus brazos. Escondí mi cabeza en su cuello.
Supongo que me está llevando a nuestra habitación, por el tiempo que lleva caminando. Sentí como abrió la puerta.
Me dejó con cuidado sobre la cama y se sentó a mi lado. Tomé la cobija y la puse sobre mí.
-Presiento que ahora yo voy a ser tu enfermero-bromeó, intentando subirme el ánimo.
-Creo que sí.
Oí como unas patas chocaban contra el piso y supuse que era Cerbero huyendo de mi padre. Y no me equivoqué, ya que sentí como el perro se montaba sobre la cama y se recostaba junto a mí.
Estiré mi mano y acaricié su pelaje.
-Hola pequeñín.
Lamió mi mano y se pegó más a mí.
Mi papá entró a la habitación, agitado por estar persiguiéndolo.
Se preocupó al verme.
-¿Otra vez te sientes mal? - me preguntó.
-Sí.
Suspiró.
-Ben, Adam y Bella te estaban buscando. Ve con ellos y yo cuido a mi hija.
-Bien.
Mi esposo besó mi coronilla y se fue.
Mi papá tomó puesto en donde estaba el castaño y acarició mi cabello.
-¿Qué tal si vemos alguna película?
-De acuerdo.
Recosté mi cabeza sobre sus piernas y lo abracé.
-¿Papá? - lo llamé.
-¿Sí pequeña?
Él sabe que ya no soy tan pequeña, que soy una adulta y todo, pero me sigue diciendo así. Me parece tierno que aún lo haga.
-Te quiero.
Él sonrió y besó mi frente.
-Yo también, mi niña.
Pasamos alrededor de hora y media así.
Ya se había hecho de noche. Bajamos a cenar. No tenía mucha hambre y el olor del pescado que había preparado la Señora Potts me provocó náuseas.
Tragué saliva con fuerza, apartando el mal sabor.
Adam fue el primero en notarlo.
-Si quieres podemos pedirle que te haga algo más de comer.
-Por favor-pedí.
Los tres pasaron el resto de la cena pendientes de mí.
Al irnos a dormir, me costó menos con todo el cansancio y malestar en mi cuerpo.
(...)
Apenas estaban saliendo los primeros rayos del sol cuando tuve que levantarme a vomitar.
Ben puso su mano sobre mi espalda y apartó mi cabello.
Levanté mi cabeza y abrí la llave del lavamanos, limpiando mi cara y mi boca. Hundí mi cara en su pecho y lo abracé.
-Creo que deberíamos llevarte al doctor. Porque estoy sospechando que no es lo mismo que me dio a mí.
Él estuvo con leves dolores de cabeza, fiebre, congestión nasal, tos, dolor de cuerpo y de vez en cuando vomitó. Más yo solo he tenido los dolores de cabeza y en algunas partes del cuerpo. Pero la náuseas han sido más frecuentes y me he mareado con los dolores de cabeza.
-Podemos ir en la tarde si te sientes mejor-continuó.
-Creo que sí.
Volvimos a recostarnos sobre la cama. Cerré los ojos pero no lograba quedarme dormida de nuevo.
Pensé por un rato hasta que me di cuenta de algo.
-¿Ben?
-¿Sí?-preguntó adormilado.
-¿De casualidad recuerdas la última vez que te dije que me bajó?
Eso pareció hacerlo reaccionar ya que abrió los ojos y se movió.
-¿No creerás que... - no pudo terminar de hacer la pregunta.
Asentí.
Nos sentamos sobre el colchón.
-Mal, espero que no estés bromeando.
-No lo hago-afirmé.
Tomó mi mano y besó mis nudillos.
-Tendría sentido por los síntomas-seguí.
Después de tanto tiempo esperando, creer que está pasando y que no sea así sería lo peor. Por eso ninguno sabe que decir.
Ambos tenemos la mirada sobre nuestras alianzas de matrimonio.
-Creo que debemos averiguarlo-me dijo.
-Debemos hacerlo.
Apreté su mano y me levanté.
Unos minutos después volví a sentarme junto a él. Nos quedamos abrazados, esperando a que el tiempo pasara.
En todos estos años casados, no era la primera vez que me hacía una prueba. Todas las veces anteriores nos decepcionó el hecho de que ninguna saliera como esperábamos, pero presiento que esta vez será diferente.
La alarma en mi teléfono sonó.
-¿Quieres que las busque yo? - me preguntó con suavidad.
-Sí- respondí, nerviosa por lo que podría decir.
Besó mi frente y fue a buscarlas.
Entró al baño y me preocupé al ver que había pasado un minuto y no salía.
-¿Cielo?
Caminé hacia el baño. Preguntándome si todo salió bien o no.
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Penúltimo capítulo 💜💙
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Publicado el 24/08/2020.
Editado el 16/07/2021.
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