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ʰᵃʳʳʸ ʲ· ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ┊⁰⁰³ 𝗅𝗎𝗓 ⚯͛

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ᴛɪ́ᴛᴜʟᴏ: 𝘭𝘶𝘻
ᴘᴀʀᴇᴊᴀ: 𝘩𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘹 𝘮𝘪𝘤𝘩𝘦𝘭𝘭𝘦
ᴄᴀsᴀ: 𝘨𝘳𝘺𝘧𝘧𝘪𝘯𝘥𝘰𝘳 ❤️
ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀ: 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢
ᴘᴇᴅɪᴅᴏ: arieswoman17
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EL CORAZÓN COMENZÓ a latirle con fuerza.
Su reflejo en el espejo y su cabeza que no paraba de hablarle.

¿Cuándo es que iba a aceptar un poco lo que veía frente al espejo? No entendía nada, ni siquiera sabía diferenciar entre lo que sus ojos veían, y lo que su cerebro quería que viera.

Un par de lágrimas hicieron brillar su rostro, las secó con brusquedad y comenzó a caminar fuera del dormitorio, tenía clase y no quería llegar tarde.

Hermione la encontró, y ambas comenzaron a caminar hacia la clase, Michelle hablaba con gran naturalidad, como si no hubiera pasado las últimas dos horas de su día observando el espejo y acomodando su uniforme para verse mejor.

— ¡Shelly! — chilló su mejor amiga, sacándola de sus pensamientos.

— ¿Eh? Ah, sí... Perdón, Mione — murmuró la castaña, había estado pensando en tantas cosas a la vez, que no sabía exactamente con qué excusarse. — ¿Qué decías? — inquirió mientras se sentaba en el pupitre para la siguiente clase.

— Harry está pensando en invitarte al baile de Slughorn — comentó burlona su amiga. Sabía de su interés por el azabache, le gustaba desde su cuarto año, pero nunca se había atrevido a hablarlo.

— Oh... Bueno, somos amigos, supongo que no invitará a Ginny porque creo que Dean es su... ¿Novio? — explicó con desánimo, a veces detestaba tener que meter a Harry o a Ginny es sus conversaciones.

Muchos creerían que detestaba a la pelirroja, pero simplemente no encontraba una razón para hacerlo, sí, era hermosa, más que ella, y tenía un rostro precioso, delgado, un cuerpo perfecto...

— ¡Shelly! — gruñó de nuevo su amiga, cuando Michelle comenzó a irse por las ramas. — ¿Quieres dejar de ser tan pesimista? ¡Es tu oportunidad! — exclamó molesta.

— Bien, si Potter piensa hacerlo, seré una buena amiga y aceptaré, no tengo nada que perder... — dijo, mientras estiraba el pergamino y sacaba su pluma. — Más que la dignidad, claro — murmuró, esperando que su amiga no la escuchara.

Sin embargo, Hermione parecía tener un oído excepcional, y pronto sintió un golpe en su nuca con un rollo de pergamino.

Cuando unos días más tarde, Michelle caminaban sola hacia el Gran Comedor, se debatía si debía comer. En el caso de que Harry la invitara al baile, quería entrar en un vestido...
Mientras estaba frente al plato, seguía sin decidirse.

— ¿Vas a comerte eso, Shelly? — preguntó Ron, mientras aún tenía un pedazo de pollo en la boca.

El asco la llenó, y mientras empujaba su plato hacia Ron, dijo: — Ahora no...

Harry la miró extrañado, y es que desde hacía tiempo la notaba especialmente rara, había dejado de comer sus ranas de chocolate en medio de las clases, y ni siquiera tocaba las grajeas.
Pero decidió que quizá no era algo demasiado grave, aunque se moría por preguntar.

— Harry, ¿A quién invitarás al baile de Slughorn? — preguntó Hermione, ignorando el asqueroso gesto del pelirrojo.

El azabache se encogió de hombros. Quería invitar a alguien en específico, pero no en ese preciso momento.
Le dirigió una mirada veloz a Michelle, esperaba que cuando el valor que decía tener su casa le llegara, cuando lo preguntara, ella le dijera que sí.

Pero no creyó que aquel fuera el mejor momento para decirlo, así que negó con la cabeza, esperando que Hermione no dijera nada más.

Más tarde, mientras el cuarteto se dirigía a la sala común después de un día cansado de actividades, Harry sintió un repentino calor en su pecho. Michelle caminaba tranquilamente mientras hablaba con Hermione y Ron, y aunque aquel pareció no ser el momento indicado, el pronto calor que llegó a él, le dijo que era ahora... O nunca.

Tomó la mano de la castaña, llamando su atención.

— Ellie, yo... ¿Puedo hablar contigo? — preguntó ansiosamente.

Hermione le dio una mirada aprobatoria, mientras Ron los observaba confundidos.

— Aunque técnicamente ya lo hacemos... Sip — asintió la castaña, sonriéndole.

— Vámonos, Ron — dijo Hermione, tomando al pelirrojo por el brazo.
Ambos entraron por el hueco del cuadro, dejando a Harry y Michelle solos.

— ¿Está todo bien, Harry? — preguntó nerviosamente Michelle.
El azabache observó cuidadosamente sus ojos. Eran completamente negros, brillaban con intensidad. Era como ver una noche estrellada. Estaba callado, y es que el simple contacto de sus manos entrelazadas hacía su corazón latir con fuerza.

Miró sus manos. Ya había comenzado, necesitaba terminarlo.
— Slughorn planea un baile — dijo ansioso, sin despegar su vista de sus manos. Michelle asintió. — Y yo... Quería saber si... Me sorprende que no te haya invitado — murmuró, sus palabras se atropellaban.

— Que... Linda forma de decirme tonta, Harry, gracias — dijo Michelle sarcásticamente, como si intentara aliviar el ambiente.

— No es eso — corrigió el azabache con una sonrisa nerviosa. Tomó todo el valor que pudo, esperando que entendiera. — Yoqueríasabersiqueríasiralbaileconmigo... — las palabras salieron con dificultades, a penas dejándolo respirar.

Michelle entendió. Conocía a Harry, y sabía separar las palabras. Una sonrisa se expandió por sus labios.

— Claro, Harry, sí — asintió felizmente la castaña.

Harry levantó la vista, sorprendido de que le hubiera entendido, pero feliz por la positiva respuesta.
— Bien, sí, genial... — murmuró con una gran sonrisa.

— Vamos, Ron quiere que le ayude con la tarea de Historia de la Magia — dijo la castaña, sonriente por la propuesta de su amigo. «Amigo, por supuesto» se dijo mientras comenzaba a caminar hacia la sala común.

Harry vio sus manos, se balanceaba solitarias, y justo a su lado estaba la mano de Ellie... Se debatió unos segundos si haría lo correcto, pero, una vocecita en su cabeza le habló. Tenía que hacerlo.
Así que de forma temblorosa tomó la mano de Ellie, entrelazando sus dedos.

Ellie tuvo un escalofrío. A Harry se le revolvió el estómago. Ambos estaban nerviosos cuando entraron a la sala común.

El baile de Slughorn llegó rápido. Ellie observaba su vestido una y mil veces en el espejo. Había algo que no le gustaba y no podía deducir que.
A pesar de estar emocionada, dentro de su cabeza no podía haber otra cosa que no fuera la imagen de Ginny en un bello vestido que hiciera destacar su belleza natural.

Muchos creían que la odiaba, pero no, ¿Por qué hacerlo? ¿Porque a ella le gustaba Harry, y muy probablemente el azabache correspondía a sus sentimientos? No, no había razón. Ella le agradaba, de hecho, pero dentro de sus pensamientos, había algo que la incomodaba. «Que no te pareces a ella» pensó.

Sí, aquello era. No odiaba a Ginny. Odiaba no parecerse a aquella hermosa pelirroja.
Se sentó frustrada en su cama. Había dejado de comer días para entrar en el bello vestido, y no se veía tan hermosa como Ginny.
Suspiró frustrada e intentó buscar refugio en sus propios brazos, intentó no hacerle caso a sus pensamientos.
Pero no podía evitar que sus lágrimas cayeran poco a poco por sus mejillas.

— ¡Shelly! ¿¡Estás por terminar!? ¡Nosotras también necesitamos la habitación! — escuchó a Hermione a través de la puerta. Pero no respondió. — ¿Shelly? — dijo su amiga.
Al no obtener respuesta, Hermione apuntó a la puerta con su varita. — Alohomora

Entonces pudo entrar. Encontró a Michelle en el piso, abrazándose a sí misma.
Hermione se sentó a su lado y la abrazó con fuerza. — Está bien, está bien... — murmuró la castaña, mientras que Elizabeth no podía parar de sollozar.

— No quiero ir, Hermione — murmuró nerviosamente, sin mirar a su amiga.

La castaña la miró de mala gana. — No, porque si yo tengo que ir con el idiota de Cormac McLaggen, necesitaré a mi amiga ahí... Y Harry está muy ilusionado, debes ir... Así que seca esas lágrimas, irás con Harry al baile, y quizá... Pase algo más — insistió Hermione, con una sonrisa divertida.

— ¡Cállate! — chilló Elizabeth con el rostro sonrojado.

Harry no encontraba su túnica. Confiaba en que estaría listo en quince minutos, y comenzó a vestirse media hora antes del baile.
Pero no encontraba su túnica, y estaba completamente desesperado. Ya era tarde. Michelle debía estarlo esperando hacía quince minutos...

Quince minutos. Veinte. Media hora. Harry no estaba abajo. Una hora.

No podía salir semi desnudo, Ron no estaba, y había perdido su túnica desde hacía rato...
Ni sus zapatos... Ni siquiera sus calcetines...
¿Quién carajos había tomado sus cosas? Él había puesto todo encima de su baúl... Y ya no estaban.

Una hora quince... Michelle se sentó en las escaleras de caracol. Él no estaba, quizá se había ido, quizá no le interesaba estar con ella, quizá... Quizá...

Harry salió de su habitación corriendo. No encontró su traje, ni sus zapatos, usaba sus converse, unos jeans con una sudadera, y su túnica escolar encima.
Quizá la alcanzaba y le podría explicar que no estaba listo aún, o si entraban al baile con él vestido así... Quizá quizá...
Entonces escuchó un sollozo en las escaleras.
Frunció el ceño y comenzó a buscar la fuente del llanto.
Y encontró a la hermosa castaña sentada en las escaleras.

Se sentó a su lado sin preguntar nada, pero la sostuvo firmemente entre sus brazos.
Michelle sentía que la abrazaban, no se daba cuenta o quizá no le importaba quien fuera el que la abrazaba, pero el calor que se extendía en su cuerpo debido a la cercanía de la persona, era cómodo.

Demasiado cómodo, de hecho. Levantó la vista, aquel no podía ser otro más que...

— Harry... — musitó, conteniendo el sollozo.

— ¿Por qué lloras? — preguntó  delicadamente, tomando el brazo de su amiga. Michelle negó. No quería que Harry supiera de sus complejos, o que quería ser como Ginny. Hermosa e inteligente.
Ante la negativa de su amiga, Harry recostó la cabeza de Michelle en su hombro, para dejarla descansar unos minutos. — Si quieres decirlo, te escucho — alentó, descansando su propia cabeza en la de Michelle.

Ella volvió a negar. Estaba bien, solo quería recostar su cabeza sobre el hombro de Harry, descansar, dejar de pensar un segundo.
El azabache la sostuvo aún más fuerte entre sus brazos.

— ¿Me querrías más si me parezco a Ginny? — inquirió de la nada tras unos segundos de silencio. La duda la carcomía desde los sitios más profundos de su alma, y necesitaba una respuesta.

— No necesitas parecerte a Ginny, ya te quiero, Ellie — murmuró Harry, dejando un beso suave sobre el castaño cabello de la joven.

Michelle soltó una risita. Harry no había entendido su pregunta. — No como amiga, tonto... ¿Me querrías románticamente hablando, si me pareciera más a Ginny? — indagó una vez más, abrazando a Harry del brazo.
Se sonrojó ante la valentía de su ser para preguntar aquello.

El ojiazul enrojeció de forma violenta, mas volvió a dejar un beso sobre la cabeza de Michelle. — No necesitas parecerte a Ginny, ya te quiero, Ellie — repitió, recostado su cabeza sobre la de Michelle, que se levantó de inmediato, anonadada ante la respuesta del azabache.

— ¿Qué? — murmuró la castaña, mirando a Harry confundida.

Harry soltó una risa por lo bajo, y tomó las manos de Michelle.

— No necesitas parecerte a Ginny para gustarme, Ellie, tu propia luz hace que me gustes — murmuró nerviosamente. No sabía cómo decírselo, se lo había guardado años, estaba muy enamorado de Michelle. Su mejor amiga. Su luz.

— ¿Tú... Yo...? ¿Qué?... — musitó la castaña, aún sorprendida. Debía estar soñando, sí, seguramente se había quedado dormida y Hermione la despertaría en pocos segundos para decirle que era hora de arreglarse.

Harry sonrió, pasó su mano por la mejilla de Michelle y se acercó ligeramente. Sus respiraciones se mezclaban y se sentían cada vez más cerca. Hasta que la distancia se terminó, y sus labios se rozaron. El corazón comenzó a latirles con fuerza. Pero esta vez, era felicidad pura, la inseguridad no existía.

Michelle había soñado aquellos segundos desde el cuarto año. Y Harry se moría por hacerlo desde el día que descubrió cuán enamorado estaba de su mejor amiga.

Fueron cortos los segundos, pero suficientes para hacerlos felices.

— No necesitas parecerte a nadie, tienes tu propia luz — repitió el azabache, acercándose a dejar un beso sobre la nariz se Michelle.

La castaña se recostó sobre el hombro de Harry. Por un segundo fue feliz, por un minuto se olvidó de todo lo malo en el mundo. Por un minuto entero sintió que no necesitaba ser nadie más, ni parecerse a nadie.








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・.:*・彡 🦁⃝⃒⃤

AHHHH ME MORÍ ESCRIBIENDO ESTO... AMÉ, AMÉ, AMÉ DEMASIADO 🤧❤️✨

Bueno, pero no es a mí a quien tiene que gustarle, ¿Qué les pareció? Pensé en hacerla Ravenclaw, peeeero, es que, ✨el momento en las escaleras✨ no habría sido posible :/

arieswoman17  ¿Qué te pareció, linda?
Espero que te haya gustado, se hizo con mucho amors para ti, gracias por el apoyo en Love Game, bonita ❤️✨

Eeeeen fin, espero que les haya gustado, y nos vemos en el siguiente shot :D

FÁTIMA FUERA ⚯͛ 

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