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ʰᵃʳʳʸ ʲ· ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ┊⁰⁰¹ 𝖼𝖺́𝗆𝖺𝗋𝖺𝗌 ⚯͛

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ᴛɪ́ᴛᴜʟᴏ: 𝘤𝘢́𝘮𝘢𝘳𝘢𝘴
ᴘᴀʀᴇᴊᴀ: 𝘩𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘹 𝘭𝘦𝘤𝘵𝘰𝘳𝘢
ᴄᴀsᴀ: 𝘳𝘢𝘷𝘦𝘯𝘤𝘭𝘢𝘸 💙
ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀ: 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢
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NO RECORDABA CON EXACTITUD cuando había desarrollado su amor hacia la fotografía. Quizá se debía a su padre muggle, que tenía como profesión dicha rama del arte.

Recordaba tener cuatro años, y colarse discretamente a su estudio. A los seis, su padre le había enseñado a tomar buenas fotografías, y a los diez le regaló su primera cámara. Una polaroid antigua de segunda mano, pues en ese momento, no tenían demasiado dinero. Sin embargo, había hecho feliz a su corazón cuando su padre la llevó a tomar fotografías al campo.
Aún le temblaban las manos solo de recordar la emoción con la que había abierto la caja.

Ahora cumplía doce años, y cursaba su primer año en Hogwarts, el colegio de magia y hechicería más prestigioso según lo que le había contado su madre, una bruja graduada de dicha escuela.
Justo en el desayuno, creyó viajar en el tiempo.

Helen, la lechuza de su madre, se acercó para dejar un paquete azul sobre la mesa de Ravenclaw, su casa.

— Es de mis papás — murmuró, tomando una nota que sobresalía del paquete.  — Querida __________, lamentamos no poder estar contigo hoy, pero esperamos que te guste el regalo. Con amor, Mamá y papá — leyó la tarjeta en voz alta.

— ¿Qué es? — preguntó Alice, una de sus amigas que también estaba en Ravenclaw.

La castaña abrió el paquete cuidadosamente, curiosa por lo que sus padres habían enviado. Entonces tuvo un déjà vu. Una cámara sobresalía entre el papel de seguridad.
Las manos le temblaron de nuevo, y una euforia la llenó. Reprimió un grito, tomando la cámara en sus manos. 

— En Hogwarts no funcionan los aparatos muggles... Es... Una cámara mágica — habló la ojiavellana felizmente, aún conteniendo un chillido de emoción.

[¹⁹⁹⁴]

El baile de navidad se acercaba, y __________ parecía más distraída que nunca. A lo lejos podía ver a Harry Potter. Un azabache lindo, de ojos verdes profundos, cabello desordenado, y el chico que más le gustaba en todo Hogwarts, solo era un año mayor que ella.

Parecía nervioso, como si no quisiera que nadie se le acercara. Tenía sus razones, había sido seleccionado para el torneo de los tres magos, y aún no conocía la pista de la segunda prueba, además, no tenía pareja para el baile, Cho Chang lo había rechazado, estaba cansado de las tareas y estresado.

___________ tampoco tenía pareja, en realidad, no había muchos chicos que se le quisieran acercar. Era una chica común y corriente sin nada especial, de buenas notas, un comportamiento excepcional, introvertida hasta los huesos, no era de muchos amigos, pues le costaba hablar con las personas.
De hecho, si Alice no le hubiera pedido la tarea, jamás se habría vuelto su amiga. Y si no hubiera tropezado con Maia en las escaleras, dejando caer su cómic de Spider-Man, aquella azabache que amaba como a su hermana mayor, se habría quedado sola durante el primer año.

Aquella mañana, mientras acomodaba sus libros en su mochila después de una sesión de estudio con Maia en el patio, se dio cuenta de que su cámara no estaba en su mochila.

— Yo la guardé esta mañana... Quizá solo me estoy volviendo loca, y ni siquiera la guardé — dijo con simpleza, pues a pesar de que recordaba haber metido su cámara, también podía ser que estando distraída, hubiera olvidado guardarla.

Se colocó la mochila al hombro y comenzó a caminar hacia su sala común, empezaba a ponerse ansiosa por ninguna razón en específico, así que se dispuso a caminar, tarareando una canción, sin prestar atención a lo que hacía.

— ¡Oye! — gritó Harry, corriendo, esperando que pudiera alcanzar a la joven de Ravenclaw. Sin embargo, una multitud de chicas de su misma casa se cerraron frente a él, y sin ser capaz de distinguirla, se dio media vuelta para regresar hacia su mejor amigo, Ron. — Se le olvidó esto, no la pude alcanzar — comentó, caminando hacia su sala común.

— ¿Eso es una cámara? — preguntó el pelirrojo, tomando el objeto en sus manos.

— Sí, la dejó en la banca donde estaba sentada — respondió Harry, quitándole la cámara a su amigo. Sintió algo extraño, como un papel, y comenzó a rebuscar qué era. — Mira, Ron — dijo el azabache, señalando una pequeña cinta de papel pegada en la cámara. 

— Tiene su nombre — completó Ron. — ¿Y eso qué, Harry? Etiquetas a tus objetos por si se pierden, ¿No? — dijo, restándole importancia.

Harry quería mucho a su mejor amigo, pero a veces le sorprendía que fuera tan lento. — Podré devolvérsela — corrigió el azabache, guardando la cámara en su mochila.

Una semana más tarde, un mes antes del baile de navidad, Harry aún guardaba la cámara entre sus pertenencias. Le causaba curiosidad saber cómo era la chica que había dejado abandonado aquel objeto.
La examinó una vez más, como si aquello fuera a decirle quién era la dueña.

Por su lado, __________ puso de cabeza su habitación, sin encontrar su cámara. — ¡AGH! — chilló cuando accidentalmente dejó caer su baúl en su pie. 

— ¿Qué te pasa? — inquirió Alice entrando a la habitación, había sido llamada por el grito de su amiga.

— ¡No encuentro mi estúpida cámara! ¡Hace una semana la perdí y no la encuentro! — gritó exasperada, pateando su baúl para que le diera espacio de sentarse en su cama. — No sé dónde la dejé, y mamá me matará por irresponsable — suspiró cansada, tirándose de espaldas.

— Bien, primero, ¡Cálmate, ¿Quieres?! — reclamó su amiga, sentándose a su lado. — Segundo, ayúdame a levantar este tiradero, que así nunca podrás encontrar tu cámara — señaló la habitación, pues estaba hecha un verdadero desastre, todo estaba tirado por todos lados. La ojiavellana suspiró, sin ganas de levantarse. — Y tercero, ya la encontraremos, debe estar en Hogwarts — dijo la rubia tranquilamente, colocando su mano en su pierna. 

— Por supuesto — gruñó la castaña de mala gana, poniéndose un cojín sobre su rostro.

Un par de días mas tarde, paseaba malhumorada por Hogwarts, no levantaba la vista y pateaba furiosamente una piedrita, murmurando maldiciones. Extrañaba su cámara, no se atrevía a decirle a su madre que la había perdido, y las constantes burlas de los chicos hacia ella comenzaban a ser frecuentes, porque no tenía pareja para el baile.

No prestaba atención al gran murmullo de las voces de los alumnos a su alrededor, en realidad, no le prestaba atención a nada, cuando de pronto, un impacto la hizo retroceder y perder el equilibrio, cayendo sentada frente a un chico.

— Ay — se quejaron ambos al mismo tiempo. De inmediato, ___________ reconoció su voz, y sintió su rostro arder.

— Lo siento — se disculpó Harry, levantándose velozmente para ofrecerle su mano.

— Y-yo... — balbuceó, sin tomar la mano del azabache, observando los bellos ojos verdes que la paralizaban. — Gracias — dijo torpemente, aún sin aceptar la ayuda, simplemente viéndolo frente a ella.

— Déjame ayudarte — dijo el azabache, insistiendo en extender su mano para que ella la tomara. Harry observó que las mejillas de la chica estaban rojas y brillantes, y solo lo observaba detenidamente. Comenzó a desesperarse, así que se agachó más para tomar forzosamente su mano y ayudarla a levantarse. Su rostro de pronto le pareció conocido, no sabía de dónde, pero le parecía que ya lo había visto antes. Frunció el ceño, ladeando el rostro. Entonces cayó en cuenta de que la mochila de la Ravenclaw seguía en el piso, la tomó, pero esta estaba abierta. De la mochila cayeron un par de fotografías polaroid.

Harry frunció aún más el ceño, y con ayuda de la castaña, comenzó a recoger las fotografías. Unas eran de Hogwarts, y aquello le parecía extraño, pues se suponía que las cámaras no funcionaban en el terreno mágico. 

— Gracias — agradeció la joven, con una sonrisa torpe, tomando su mochila y dándose vuelta. Se sentía tonta, extremadamente tonta, de pronto era simplemente imposible formular algo coherente, sentía sus mejillas ardiendo con furia...

De espaldas, le pareció mucho más conocida, dos mechones de cabello castaño y ondulado se sostenían en la parte trasera de su cabeza, formando un bonito peinado que era sujeto por un moño azulado con gris. Inmediatamente sacó la cámara de su mochila, y gritó: — ¡___________! — llamándola por el nombre que estaba escrito en la cámara. 

La joven volteó extrañada, ¿Cómo Harry sabía su nombre? Cuando pudo enfocar bien su vista, notó que el chico de Gryffindor llevaba consigo un objeto muy especial entre sus manos. Corrió hacia él de inmediato, ¿Aquello era lo que creía?

— Hace unos días olvidaste esto en una banca — dijo el azabache, extendiéndole la cámara. 

— ¡AY POR MERLÍN, HARRY, TE AMO! — chilló la castaña, lanzándose a abrazarlo. Estaba feliz, demasiado, de hecho, estaba eufórica. Había recuperado su cámara.

Harry se quedó estático, no entendió qué fue lo que dijo ___________, pero unas extrañas snitches comenzaron a revolotear por su estómago. No correspondió el abrazo, pues no la conocía. Pero cuando ella se separó, notó que de nuevo sus mejillas estaban coloreadas de un rojo brillante.

— Es... Es decir, no literalmente, solo te agradezco que me hayas regresado mi cámara, gracias, adiós — balbuceó con velocidad, como si no quisiera que la entendiera, tomó su cámara y se alejó de él, casi corriendo.

El baile de navidad llegó más rápido de lo que Harry o Ron hubieran querido. Ninguno tenía pareja, y se sentían humillados.
___________ por su lado, no le daba importancia, no tenía ganas de participar, y pensaba quedarse en su habitación acabando tareas e ignorando todo a su alrededor, cuando de pronto entraron sus dos amigas a la habitación.

Alice llevaba un vestido en sus manos, y Maia cargaba kilos de maquillaje, y un par de cepillos en sus manos. Intentó ignorar lo que sus amigas hacían, de hecho, ignoró también como Maia, que pertenecía a Hufflepuff, había entrado a las recámaras de Ravenclaw.
Hasta que la rubia la tomó de la mano para levantarla.

— ¡No aceptaré ningún tipo de no por respuesta! — exclamó seriamente. — Vas a ir con nosotras, ya tenemos tu vestido — dijo la ojiverde cruzándose de brazos.

— No puedo, tengo tarea y no tengo pareja — se negó la castaña, volviendo a meterse en la cama para seguir con su tarea. 

— No necesitas a ningún hombre idiota para divertirte, nos tienes a nosotras — dijo la rubia con una sonrisa amplia, señalando a Maia y a ella misma sucesivamente.

— Por supuesto... — suspiró la castaña de mala gana, recibiendo una mirada indignada de parte de parte de la ojiverde. — No me malinterpreten, solo... No tengo ganas de ir, no quiero que me de un estúpido ataque de ansiedad en medio del Gran Comedor — se explicó, tapando sus piernas con las sábanas y volviendo a poner su libro en su regazo. — Diviértanse — dijo con una sonrisa.

Maia se sentó junto a ella, y puso su mano sobre su rodilla. Era como su hermana mayor, porque de hecho, era un año más grande que ella. — Sé que no te gustan esos lugares, pero anda, será divertido, solo unos minutos y después te acompaño de regreso a tu cama — alentó la azabache, dándole una sonrisa tranquilizante. — Además, ahí estaremos nosotras por si nos necesitas — continuó, aún con una sonrisa.

— Por supuesto — dijo burlona. — Alice estará conmigo diez minutos, y después, la verás al fondo besándose con Jacob Connors, y tú, estarás bailando feliz con Diggory... Maia...

— Por favor — suplicó la rubia, aunque sabía que había aguantado las ganas de mirarla mal.

__________ suspiró cansada. — Bien, máximo media hora y me regresaré a mi habitación — accedió, intentando que Alice parara de insistir.
Así, sus amigas comenzaron a hacer su magia, comenzaron a arreglarla.

Harry tenía un par de días que no podía sacar a cierta Ravenclaw de su cabeza. ¿Le había dicho te amo solo por recuperar su cámara?
Arreglaba su traje de gala mientras se preguntaba si ella estaría ahí. No le interesaba demasiado, pero le causaba curiosidad. Era bonita, y no podía ser más que un año menor a él. Aún así, sus ojos chocolate avellana comenzaban a atormentarlo desde lo más profundo de su ser.
Pero a él le gustaba Cho Chang... Aunque __________ fuera... Quizá una pizca más linda.

— Vamos, Potter, abrirás el baile — dijo McGonagall, apresurándolo. 

— ¡¿Qué!? — exclamó, a él no le habían advertido que tendría que abrir el baile.

— ¿No te lo dije? Estoy segura de que sí, los campeones tienen que abrir el baile — explicó la profesora.

— P-pero profesora McGonagall, yo no tengo pareja — comentó nerviosamente, necesitaba alguien con quien bailar.

— ¿Ah no? ¡Potter! Tenías que conseguir una pareja — le reclamó la profesora.

Una joven rubia aclaró su garganta. — Profesora McGonagall, si me lo permite... Quiero presentarle a mi amiga, __________ Mitchell... — anunció la chica, y de pronto cerró los ojos como si alguien la hubiera pisado.

Se hizo a un lado. La mandíbula de Harry casi caía al piso. Sus labios se abrieron de la sorpresa, y es que estaba viendo a la chica más hermosa que jamás hubiera pisado la faz de la tierra. Su lacio cabello –aunque naturalmente era ondulado– caía por sus hombros, y solo dos mechones de este se aferraban a la parte trasera de su cabello. Llevaba un vestido rojo vino, largo y elegante, tenía una abertura ligera en la pierna derecha, estaba descubierto de los hombros, pero era de manga larga de encaje rojo. 
Sus ojos resaltaban entre el pálido y natural maquillaje. 

De nuevo, millones de snitches revolvieron su estómago. Aquella era __________, la misma __________ a quien había regresado su cámara.

— Mitchell, ¿Podrías acompañar a Potter en el baile? — preguntó la profesora McGonagall apresurada, algo estresada, pues el baile estaba a punto de comenzar.

Mientras la castaña estaba paralizada sin poder responder, su rubia amiga, se aclaró la garganta de nuevo e interrumpió: — Por supuesto que sí, profesora, ella no tiene ningún inconveniente

— Perfecto, Potter, abrirás el baile con Mitchell — dijo la mujer, tomando a ambos de los hombros y dirigiéndolos a la entrada. 

Ambos estaban callados, __________ a penas y conseguía seguir los pasos de Harry mientras entraban de nuevo al Gran Comedor. No sabía qué hacer, ni siquiera parecía poder intentarlo.
El azabache, por su lado, estaba anormalmente nervioso, quizá porque no la conocía, o quizá porque estaba abriendo el baile.

Cuando comenzaron a bailar, fue __________ quien decidió hablar primero: — No sé cómo hacerlo — dijo, tomando a Harry por el hombro. 

— Yo tampoco — se sinceró el azabache, buscando un lugar donde colocar sus manos.

De reojo, mientras sus pies daban torpes pasos, la ojiverde observó a Cedric bailar con Cho, a Fleur bailar con un chico, y a Krum con Hermione, notando en todos un patrón. Tomó discretamente las manos de Harry, y las obligó a colocarse en su cintura. 
Pronto sus inexpertos y torpes pasos, se vieron más fluidos, como si de pronto solo fueran ellos dos.

Harry se sintió extrañamente tranquilo, libre, descansado. Los ojos avellana de __________ le transmitían paz, como si la conociera de toda la vida, como si sus cuerpos estuvieran conectados, comenzaron a bailar fluidamente. Estaba cómodo.

De pronto, cuando la música paró, ellos lo hicieron también, pero el chillido de  una chica llamó su atención. 

— ¡Beso! — gritaron varios a su alrededor, de pronto notaron que todo el mundo los observaba, incluidos los profesores.

__________ dirigió su vista hacia arriba de ella, había una pequeña rama verde que comenzó a crecer encima de ellos.

— V-vaya... Muérdago — balbuceó la ojiavellana, observando aún la ramita que seguía creciendo encima de ellos.

— ¿Eso qué significa? — preguntó el azabache, sin entender bien qué era lo que sucedía.

Como si millones de cámaras los observaran, ambos jóvenes comenzaron a temblar, era cierto que solo eran un par de alumnos y unos cuantos profesores, pero comenzaban a ponerse nerviosos.

— La tradición dice que cuando dos personas están bajo un muérdago... Tienen que besarse — explicó la castaña. 

Harry no se sintió amenazado ante la propuesta, se acercó a ella, y aunque no tenía muy bien la idea de qué hacer, imitó lo que hizo en el baile. La acercó más tomándola por la cintura con delicadeza. Los nervios comenzaron a comerlo vivo, pues la cercanía era cada vez mayor. Y ahora que veía sus ojos a solo cinco centímetros de distancia, notaba que en medio de aquel café, resaltaban un par de destellos verdes. Tenía unos ojos preciosos.

Fue ___________ quien decidió que aquella espera debía terminar, colocó sus manos sobre las mejillas de Harry y terminó con la distancia, juntando sus labios por primera vez.
Era delicado, más bien solo un roce, no se atrevían a más, estaban tan nerviosos que las manos les temblaban. Pero no era incómodo.
Era como si se conocieran de toda la vida. Como si aquello ya lo hubieran hecho antes.

El click de una cámara se hizo presente, regresándolos a la realidad, donde comenzaba a hacerles falta el aire. Maia tomaba una foto con su cámara. Por inercia, Harry juntó sus frentes.

— ¿Eso...? — murmuró confundido. ¿Significaba algo?

— Eso... Solo... — musitó nerviosamente la ojiavellana, sin tener una idea muy clara de qué decir. — ¿Va a significar algo, Potter? — preguntó temblorosa.

Como si las personas de pronto hubieran dejado de observar, y sus nervios hubieran sido consumidos por una severa dosis de adrenalina, volvió a juntar sus labios por unas milésimas de segundos. Los mejores segundos de su vida.
Besarlo había sido mejor de lo que había fantaseado, a pesar de ser el beso más inocente e inexperto que jamás habrían dado. Pero había sido mejor que presionar el botón de su cámara.




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・.:*・彡 🦁⃝⃒⃤

HOLAAAA :D
He aquí el primer shot de este libro. Tengo que admitir que me gustó escribirlo, pero... Idk...

Tienen que agradecerle a cmmv2004 porque por ella es que estoy haciendo :")
Espero que les guste la idea, y que les haya gustado este One Shot, con el tiempo iré trayendo más, porque tengo que advertir que estos no los tengo escritos, sino que los iré escribiendo conforme se me antoje publicar so... Aquí sí no habrá ni horarios ni nada parecido :/

Pero en fin, espero que les haya gustado y nos vemos en el próximo One Shot :D

FÁTIMA FUERA ⚯͛

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