໒✦❫⋮ Voz
Loco, Bambam se estaba volviendo loco.
Pensó que era por falta de comida, pero ahora tenía la costumbre de comer en compañía de Yugyeom de lunes a miércoles, que eran los días libres del menor, y los días restantes el chico le llevaba lo que sea que hayan hecho en el restaurante.
Estaba muy bien alimentado, casi tan bien como cuando vivía en Tailandia y su madre se dedicaba a atiborrarlo de comida.
Pero nada era de gratis, puesto que Bambam ahora se encargaba de cuidar al pequeño Dalkyum, sacándolo a pasear y encargándose de sus comidas. Por suerte el cachorro no daba tanta lidia, y parecía tener cierto embelesamiento por Bambam.
Lo toleraba, y podía convivir con él.
—Tú, perro horroroso, corre y regresa, ¿Sí? —le dijo, soltando su cadena y sentándose en un banco. Dalkyum ladró un par de veces y salió corriendo por la verde grama que poseía el parque que estaba al frente del conjunto residencial.
Miró al can correr por todos lados, y oler lo que le causaba curiosidad. Suspiró, y miró a su alrededor, pensando en lo que le había estado sucediendo últimamente. Bambam tenía la costumbre de hablar en su mente, pero desde hace unos días había estado escuchando una voz que no correspondía a la suya en su cabeza.
La primera vez que le sucedió, estaba con Yugyeom y fue el suceso más extraño e incómodo de su vida.
🌸✨💜✨🌸
Dos semanas atrás.
Bambam se encontraba sentado en su cama, mirando a todos lados con curiosidad. Había escuchado algo, estaba seguro de ello, y a pesar de que no creía en los fantasmas, su pulso estaba levemente acelerado por el susto.
—Seas quien seas, te voy a reventar la cara a golpes si me quieres robar —amenazó en voz alta, posando su mirada en la puerta de su habitación. Se levantó y tomó una libreta cualquiera, para utilizarla de arma.
Salió de su habitación, y buscó por todo su departamento, pero no encontró nada. Revisó una segunda vez, teniendo el mismo resultado. Suspiró, tirando la libreta en la mesita de su sala de estar, y posó sus manos en sus caderas, aún sin estar seguro de estar solo.
—Lo escuché, estoy seguro. Claramente dijo-
¡Ya está aquí!
—¿¡Quién dijo eso!? —exclamó, tomando la libreta dispuesto a golpear a quien sea que haya hablado—. ¡Sal, hijo de puta! ¡Muestra tu cara!
Corrió de un lado a otro, buscando al invasor, cuando el timbre de su departamento sonó, anunciando la llegada de alguien. Caminó hasta la puerta y la abrió, encontrando a Yugyeom con una bolsa en casa mano y Dalkyum a su lado moviendo su colita con alegría.
—¡Hola, Bambam! —saludó, sonriendo en grande como acostumbraba a hacerlo. El can ladró, saludándolo de igual modo.
Bambam rascó su cabeza con la esquina de la libreta, y se hizo a un lado, dejando pasar a los dos visitantes. No les molesta tanto su presencia, y le traían comida, así que podía tolerarlo.
—La especialidad de hoy fue la italiana, así que espero y le guste la pasta y la pizza —comentó el chico, dejando la comida en la mesita del centro, tomando asiento en el suelo. Colocó un platillo y le sirvió la comida a Dalkyum, junto a otro platillo que suponía y era para el agua—. ¿Puede traer agua, hyung?
Bambam asintió, dirigiéndose a la cocina. Aunque le había dicho a Yugyeom que le llamara por su apodo, el menor a veces se le salía el honorífico para con él. Llenó un vaso con agua, y tomó unas latas de refresco, para volver a la sala, llenando el platillo de agua de Dalkyum y dejando una lata al frente de Yugyeom y la otra al frente de él.
Tomó asiento, y miró la comida, encontrándola muy llamativa a sus ojos. Miró a Yugyeom y este solo sonrió, esperando a que Bambam probara bocado.
No quiso esperar más, así que tomó un trozo de la pizza y lo mordió, llenándose del exquisito sabor que está tenía.
¡Me encanta!
Abrió los ojos sorprendido, y miró a todos lados con atención. —¿¡Quién dijo eso!?
—¿Quién dijo qué? —preguntó Yugyeom con curiosidad. Incluso Dalkyum había levantado su cabecita del plato de comida para mirar a Bambam.
—¿No lo escuchaste? Dijo "¡Me encanta!", y- —cortó sus palabras, al notar que al imitar esa voz, sonaba idéntica, como si él mismo fuese quien lo había dicho antes.
—Hyung, le prometo que no escuché nada —Yugyeom ladeó su cabeza, y lo miró con interés—. ¿Se siente mal? ¿Volvieron sus dolores de cabeza?
Bambam negó, mirando la comida con seriedad. Sus dolores no habían vuelto desde aquella vez que almorzó con Yugyeom, y cuando su cabeza punzaba levemente, solo hacía falta que el olor a manzanilla de Yugyeom llegara a sus fosas para hacerlo desaparecer.
Tenía un efecto analgésico, pero nunca se lo diría al menor. Primero muerto.
Se preocupa por nosotros. Eso es muy lindo~
Cerró sus ojos con fuerza al volver a escuchar la voz, dándose cuenta de ese detalle que no había notado antes. Era su voz, solo que un poco más suave y dulce. Quizás fue por la impresión que no lo notó al instante, pero ahora podía escucharlo con claridad.
—Hyung, dígame si necesita algo, yo-
—Estoy bien, Yugyeom —cortó, siguiendo con la comida—. A tu papá le quedó buena la pizza.
El chico sonrió, y comenzó a comer su porción de pasta. —La pizza la hice yo.
—Bueno, la verdad es que quedó regular y como no quería ofender a tu papá dije eso, pero como la hiciste tú entonces no hay problema. He probado mejores —mintió, reprimiendo la risa burlona que quería salir de su boca al ver la expresión enfurruñada de Yugyeom.
—¡Hyung! —se quejó.
—Que me digas "Bambam", idiota.
Yugyeom abultó sus labios, y enrolló un poco de pasta en su tenedor. —Lo siento, Bambam.
El nombrado no le tomó importancia y siguió comiendo, pero sin poder olvidar aquella vocesita en su cabeza que parecía ser de él, pero que no la controlaba.
—Hyung, es decir, Bambam —corrigió al recibir la fea mirada del mayor—. Quisiera pedirle un favor.
—Habla.
—Usted me dijo que era freelancer y por eso no salía mucho de su casa.
Bambam ladeó la cabeza confundido, pero luego asintió rápido. Le había dicho a Yugyeom que trabajaba en una empresa y era freelancer. Era una pequeña mentira para seguir con su anonimato como creador de Manwhas.
Es mejor ser conocido como freelancer, y no como un enfermo que le gusta dibujar a hombres cogiendo entre ellos.
—Sí, a eso me dedico. ¿Por?
—Pues... ya que usted se la pasa bastante tiempo aquí, le quería pedir si podía cuidar de Dal mientras yo no esté —preguntó Yugyeom cohibido—. Es apenas un cachorro y no me gusta dejarlo tanto tiempo solo.
Bambam miró a Yugyeom y luego miró a Dalkyum, quien solo comía de su plato con gusto.
»Le prometo que se porta bien, y no dará mucha lidia. ¡Si quiere le pago! No tengo problemas y-
—Lo haré —aceptó, ganándose la mirada sorprendida de Yugyeom—, solo procura seguir trayéndome comida.
Yugyeom sonrió. —¡Lo engordaré!
—¡Ja! Suerte, idiota. Así es mi contextura.
Los siguientes minutos se basaron en Yugyeom afirmando que gracias a él, Bambam ganaría unos cuantos kilos más.
🌸✨💜✨🌸
Desde ese día, aquella voz se hacía presente en su cabeza cada cierto tiempo. Incluso hubo momentos en la que logró conversar con ella, pero eran solo palabreríos banales.
Dalkyum perseguía una mariposa, y Bambam rodó los ojos, pero sonriendo al verlo. —Perro horroroso y tonto.
Dal es muy lindo y adorable.
«El que tiene dinero habla como quiera» le respondió a esa fastidiosa voz en su cabeza.
¿En serio crees que es horroroso?
Bambam miró al cachorro jugar de aquí a allá, y negó. —Claro que no pienso eso, voz imbécil. Dalkyum es un cachorro bonito, pero de cariño es el perro horroroso. Además, no me gustan los perros.
La voz rió en su mente, y Bambam frunció el ceño al escucharla. Él no reía de ese modo tan estúpido.
Yo también quiero a Dalkyum.
—Yo no dije que quiero a Dalkyum.
Kunpimook, tú y yo somos dos mitades de un todo. Abrió su boca para replicar, pero esa voz volvió a hablar, y te hablo para avisarte que ya está aquí.
—¿Qué? ¿Quién está aquí? ¿Dios? ¿Cristo? ¿El fin del mundo?
Bufó cuando no la volvió a escuchar, sintiendo la vena de su frente hincharse de la molestia. Iba a hablar nuevamente, pero soltó un pequeño grito cuando la cabeza de Yugyeom apareció en su campo visual. El chico había bajado la cabeza a su altura, colocando sus dedos en un signo de paz al costado de su ojo izquierdo y manteniendo una sonrisa en su boca.
Se llevó una mano al pecho, intentando calmar su acelerado corazón. —Pero-
La risa de Yugyeom lo interrumpió, y miró aún con el susto encima al chico reír, con una mano en su estómago y su cabeza con vista al cielo. Dalkyum se acercó corriendo hasta ellos, saltando en dos patitas para apoyarse en las piernas de su dueño.
—Lo siento mucho, Bambam —dijo Yugyeom luego de reír, secando las esquinas de sus ojos y tomando a Dalkyum en brazos para besar su cabecita—. No sabía que lo iba a asustar y me causó gracia.
Bambam tragó saliva, y se levantó de su asiento. —Estúpido.
Se dio media vuelta y se encaminó hasta la entrada del edificio, pero podía sentir los pasos de Yugyeom seguirlo.
—Ya, hyung, no se moleste conmigo.
—Cállate, mierda con patas.
Yugyeom rió al escucharlo. Con el pasar de los días juntos, ya estaba mas que acostumbrado a la excéntrica y odiosa personalidad de Bambam, y sabía que a pesar de que el mayor hablara de aquella forma, no lo decía en serio, o al menos eso quería creer él.
Subieron por el ascensor, y Bambam se hincó en su lugar, sintiendo una punzada en su estómago. Sintió a Yugyeom acercarse a él, pero no podía colocarse derecho, puesto que el dolor era bastante agudo para él. Tomó profundas respiraciones, y sintió el sudor frío bajar por su frente y espalda.
¡Ayúdanos!
El grito de aquella voz fue fuerte, y pronto sintió el intenso aroma de la manzanilla envolverlo en un cálido abrazo. Yugyeom lo sostenía.
—Hyung, dígame qué le sucede —el susurro de Yugyeom llegó a su oído, y en poco tiempo volvió a la normalidad, con el dolor en su estómago desvanecido, y su respiración aún entrecortada por la sensación.
Se enderezó con lentitud, y Yugyeom no lo soltó en ningún momento, asustado que que volviera a desfallecer como aquella vez en la tienda.
—E-estoy bien... —murmuró, y justamente se abrieron las puertas del ascensor—. Llévame a casa, por favor.
—Sí, hyung.
—Carajo, Yugyeom, que me llames "Bambam".
El chico rió bajo, y ayudó al mayor a llegar hasta su departamento. Bambam anotó la clave, sin importarle que Yugyeom supiera el patrón, y se adentraron al departamento.
—Yo puedo solo desde ahora —avisó, y se giró a mirar a Yugyeom, quien tenía el rostro bañado en preocupación—. Ya, no fue nada.
—Se veía muy mal...
—Estaré bien —le restó importancia, y caminó hasta su habitación, pero Yugyeom le interrumpió.
—¿No comerá nada? Puedo prepararle un caldo si no quiere nada pesado.
Bambam negó. —No tengo hambre, quizás coma más tarde. Por ahora solo quiero descansar.
Yugyeom se acercó hasta él, junto a Dalkyum que no se separaba de su lado, pendiente de ambos humanos. Tomó un lápiz y tomó block de notas que estaba a la mano y anotó algo rápido para luego entregárselo a Bambam. —Ahí está mi número. Avíseme si se siente mal.
—Yugyeom, no es para tan-
—Estaré al pendiente —dijo—. Déme su número de teléfono.
Bambam rodó los ojos y lo dictó. Yugyeom lo copió en la hoja y lo cortó, para luego guardar el papel en su bolsillo. Insistió un poco más, para irse luego de que Bambam se negara una y otra vez con respecto a necesitar compañía.
Caminó hasta su habitación, y tomó asiento en su cama, repasando todos los acontecimientos del día, cayendo de espaldas sumamente agotado. Nunca hacía sentido un dolor tan fuerte en el estómago como el que hacía sentido, y no era algo que quería repetir.
Tomó su tablet, y se acomodó en su cama, buscando una posición cómoda en la cual podía dibujar sin problemas. Tenía una colección de dibujos de Yugyeom, y se repetía una y otra vez que eran para su nuevo proyecto. Su vecino era su fuente de inspiración para lo que quería en su próxima historia.
Pasaron un par de horas cuando finalizó su trabajo, mirando el hermoso arrebol que se veía desde su ventana. Volvió su vista al dibujo y lo guardó antes de que se perdiera.
Lo había dibujado cuando lo asustó, encontrando esa posición en él bastante peculiar. Yugyeom era tan raro, un Alfa singular.
—¿Qué Alfa hace ese tipo de cosas? Solo este tonto —murmuró, admirando su obra. Sí, le había quedado bien.
Dejó la tablet a un lado, luego de verificar que el dibujo estaba guardado, y apoyó su cabeza en su almohada, suspirando cuando sintió su columna descansar. Estaba tan ensimismado en el dibujo que no pensó en la factura que le cobraría a su espalda de viejo.
Su celular sonó, y estiró su mano para alcanzarlo. Miró la bandeja de mensajes, encontrando un número desconocido.
¿Hyung, cómo sigue?
Es Yugyeom.
Rodó los ojos, guardando el contacto en su directorio.
¿Qué acaso no puedes llamarme "Bambam? ¿Tanto cuesta?
Creo que no sirve en burros 🙄
Estoy bien.
¿Seguro? ¿No tiene hambre?
Podría ir a hacerle un poco de caldo, si quiere.
Y sí puedo llamarlo así, Bambam 😛
—Que infantil —rió.
Bueno, ya sabes que estoy bien.
No me escribas más nunca.
Pero- 🥺
Dal le manda saludos 🐶
Bambam miró la foto, ampliándola un poco para admirar al cachorrito. También la amplió para mirar el largo cuello de Yugyeom, pero se dedicó más a ver a Dalkyum. —Perro horroroso... —susurró, sonriendo al verlo.
Ahora me siento peor luego de verlos.
¿Por qué me mandas fotos de ustedes? Feos, feos, feos.
¡Hyung! 😤
Dal y yo somos muy bonitos.
Pobre criatura fea, ¿Quién te mintió tanto en la vida?
Kdlsjsja oyE
(ノಠ益ಠ)ノ彡┻━┻
Uh, que cara tan fea. Se parece a ti.
¿Por qué usas esos kaomojis? ¿Cuántos años tienes?
Tengo un año 👶.
Y no soy feo, mire.
Estoy sin maquillaje y luzco hermoso ✌🏻
Oh, bueno. Cambio de opinión.
¿En serio? ✨👄✨
Sí, no luces feo, ahora eres la cosa más espantosa que he visto en mi vida.
BAMBAM.
Hey, ya aprendiste.
👏🏻👏🏻👏🏻
Te ganaste una Scooby galleta.
Oh, Dios 😂
Si bueno, mucha conversación.
Borra mi número y adiós.
¿Y usted?
Dentro de que me dejes de llamar "hyung" también entra el hecho de que me tutees.
¿Y yo qué?
Yo le envié una foto 👉🏻👈🏻
¿Y...?
Que ahora usted tiene que enviar una foto 👉🏻👈🏻
Yo nunca te pedí una foto de tu horrorosa cara.
¡Bambam!
No te enviaré nada. Vete a dormir.
Está bien 😔
No mueras.
PERW KFYALZBLS
HYUNNNGGGGGGG
Te dije que no mueras.
Y solo la envié para que veas lo que es una cara hermosa sin maquillaje.
De nada.
Bambam...
¿Qué?
Eres precioso ❤️
—¿Pero qué le pasa? ¿Por qué dice esas cosas tan raras?
Bambam sintió sus mejillas calentarse al leer el mensaje de Yugyeom. Bloqueó su celular, y enterró su cabeza en su almohada, dejando escapar un grito que fue amortiguado por el suave material.
Estúpido Kim Yugyeom; Alfa raro y tonto que le provocaba nervios.
©️ GAM_0116 on Twitter.
Todos los créditos del dibujo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro