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CONTINUAMOS
Otro día más, otros asuntos por tratar en la Uni, pasa ser un día normal por la mañana para muchos estudiantes, llegar a sus salones correspondientes y esperar el toque del timbre con el inicio de los próximos periodos, lo normal que se pueden esperar en esos días de clases.
Pero para cierto adolescente se estaba volviendo un lugar muy cómodo, hace unos minutos que había ingresado a su salón sin tener que esperar a sus amigos que no tardarían en llegar, se paseaba por el salón buscando algun escritorio que hagarrar ya que siempre que llegaban al salón todos estaban desordenados como si los lanzarán.
Pero este día no sería normal aunque lo deseara ya que en unos pocos minutos ingresarían los demás estudiantes eso incluyendo a la loba con la que tenía que compartir su espacio, todos los pocos estudiantes que llegaban se sentaban a la par de sus compañeros de trabajo y listo, no tenían problemas en hablarle al de su lado.
Pero para ___ esto sería un desafío al tener que hablarle a la causante de sus problemas desde que entró a la universidad, en su cabeza deseaba no ver la presencia de esa loba entrar al salón y poner su trasero al lado suyo, deseaba esas típicas ideas que cualquiera puede tener, que un Otaku del salón saque un arma y mate a todos.
O más bien sería el callado del salón o que simplemente no vaya a presentarse por problemas de salud o familiares, cualquier cosa serviría para no tener que ver a la loba y tener a otro compañero de remplazo, como a Zack que últimamente empezaba a llevarse un poco mejor con el o al menos estaría dispuesto a tener a Rosa como su pareja de trabajo.
En todo lo que sus pensamientos navegaban en su mente pudo fijarse en las otras presencias de algunos de sus compañeros de clase que entraban al salón directamente a saludarlo, como ya sabía no estaría cerca de sus amigos al menos por los periodos de su maestro Godoy aunque este lo tuvieran que ver todos los días.
Sus cuatros amigos fueron hacia el humano estrechando su mano mientras que a la vez iban a sus diferentes asientos con otros tipos de animales o persona, aunque uno de ellos aún no llegaba su pareja pero al menos se salvaría de una masacre femenina.
— ¡Clase! Buen día para todos, se que es muy temprano pero vengo algo apresurado, les dejaré su primera actividad aunque veo que la mayoría aún no tiene su pareja.
Godoy cruzó las puertas del salón de un fuerte golpe, todos voltearon a ver al animado catedrático, en sus manos cargaban un paquete de hojas llenas de garabatos, la mayoría de los estudiantes alzaron su voz quejándose de la repentina actividad.
Y Karla aún no llegaba.
Todo estaba saliendo perfecto a como esperaba el, sin la vista de ellas o al menos de la que menos deseaba escuchar.
— ¡Tienen el resto del periodo para leerme estos temas, sacarme un resumen, sus análisis, comentario personal, explicación con sus propias palabras y una ilustración echa a mano sobre el tema que les vaya a tocar! Recuerden que cada firma mía cuenta como asistencia.
Grito muy animado el maestro.
— ¿No hay problema si hago una parte y le dejo la otra parte a mi compañera?.
Dijo muy serio con su mano alzada, Godoy abrió sus ojos al ver al chico sentado al frente de él solo, había sido el mismo chico con el que había hablado el día de ayer de clases, aunque estaba seguro que no se salvaría del todo.
Godoy pinto una sonrisa en sus labios y luego se le acercó lentamente.
— Tranquilo, Karla está en la entrada del edificio, solo le encargué un mandado.
Es como si le hubiese leído la mente, dándose cuenta que no quería trabajar con la chica más ruda tal vez del edificio.
___ no iba a estar esperando a la loba para empezar su tarea, miraban a sus alrededores a los estudiantes empezando a sacar de sus mochilas hojas en blanco donde debían de transcribir la investigación, un sola hoja para una pareja, esto era el trabajo en equipo.
Sus amigos empezaban trabajando con sus parejas correspondientes pero no sé miraban tan desconcentrados en lo que hacían, bueno. Debía ser mejor que ellos.
Sacó las hojas que necesitaría para el trabajo y puso manos a la obra con su tarea, teniendo su tema sobre su escritorio el adolescente empezaba a escribir sobre su hoja lo que iba leyendo, lo más importante.
Todos alguna vez colocamos dentro de una investigación todo lo que nuestros ojos vieran a través de la información, nadie se tomaba la molestia de leer y subrayar lo interesante y si fuese así pues solo copiaban lo poco o lo que su mano le permitiera escribir.
Toda su concentración estaba centrada en esa hoja de papel, el tiempo no estaba tanto a su favor, sin una compañera no tenía la facilidad de tener otro tema terminado, terminando un punto el chico se iba pasando a otra cada vez más difícil pero no imposible.
Cuando menos espero había acabado una hoja, para no atrasarse rápidamente saco otra hoja de su mochila y siguió escribiendo todo lo que podía, estando en la fase del comentario personal, esta vez debían de ser dos pero su pareja no estaba, ¿Que se suponía que iba hacer con ella?.
En todo lo que escribía la puerta del salón fue abierta por la presencia de cierta loba malhumorada, Karla junto a sus amigas entraban al salón de clases.
Como había dicho el maestro tubo que realizarle un pequeño favor, aunque no le hubiese molestado que sus propias amigas la acompañarán.
Rosa, Lía y Larissa fueron a sus respectivos asientos con sus parejas de trabajo, pero a este punto no era importante que tan avanzado iban en sus actividades, la interesada en todo esto fue Karla quien muy aborrecida giro su cabeza al chico de su asiento de alado.
¿En serio iba a trabajar con el? Seguía cuestionando esa decisión de su maestro, aunque él no estuviera presente en la clase no iba a salirse con la suya, al menos ella también era una chica centrada en temas del estudio a comparación de sus amigas.
Karla rodó los ojos acercándose al chico el cual no había despegado la mirada en su lectura y sus manos en su segunda hoja ya trabajada.
Era increíble.
La loba ni siquiera expreso las caras que suele hacer con las desagradables personas, más bien solo tenía sus ojos en blanco.
Antes de llegar al salón el maestro le había explicado a ella la siguiente actividad que tenían que realizar en pareja con sus amigos del salón, Karla supo bien con quién trabajaría pero ver al chico tan concentrado en su escritorio que su mejor idea fue no interrumpir lo que hacía.
¿Le estaba ahorrando el trabajo?.
El chico estaba pasando de escribir a estar dibujando sobre la hoja la imagen que el maestro Godoy les había pedido, y Karla no había echo una sola fase de la actividad, ___ dibujaba muy despacio pero no había duda que el dibujo iba cuadrando con la imagen de la hoja.
Presenció a la loba cuando la puerta se abrió hasta cuando ella se sentó a su lado, sus labios estaban temblorosos y su frente estaba sudada, pero no permitió esos nervios estropear su actividad.
— ... Mierda...
Murmuró el chico borrando una parte del dibujo, Karla estaba sentada sin hacer nada más que ver al chico se reojo, pero se percató que este se quejó mientras borraba una mala línea del dibujo.
¿Debería hablarle?.
La loba notó las expresiones que el chico hacia por los malos trazos que ponía en el dibujo, pero no buscaba una excusa para hablarle o agradecerle por haber hecho el trabajo por ella, o ni siquiera sabía si tomárselo de esa forma.
Ella sabía que el maestro iba a preguntar sobre si ella hizo algo en el trabajo, sabía que este chico era capaz hasta de entregarla con tal de que pudiera sobrevivir o obtener la primera firma de los inicios de clases.
No tenía opción.
___ escuchó a su lado el pesado suspiro se la loba, ¿Ella estaba cansada?.
Cuando menos se lo esperó, a su lado derecho entro en su rango de visión un par de manos peludas de color negro, con un anillo de plata en sus dedos con la forma de una calavera y una pulsera con el símbolo de un pentagrama demoníaco.
Eran las manos de Karla.
— Yo haré eso...
Escucho la voz de la loba dirigirse hacia el, ___ volteo su cabeza rápidamente al tener contacto visual con la loba, aunque no esperaba que ella le dijera una palabra pero esto se trataba por el trabajo que estaba haciendo, no por querer hablarle.
— Uh... Yo ya estoy terminando, da igual.
Le dijo a la loba, con una mirada fría. Pues claro que estaba actuando de manera que la loba no se fijara en los nervios que ahora recorría en el cuerpo del chico.
— Dame la puta hoja, no te lo repetiré otro vez loco.
Tampoco es que estaba buscando problemas tan rápido, ¿Para que contradecirla?.
Pasó al escritorio de la loba la hoja con el dibujo casi termino, junto a un lápiz de dibujo y un borrador viejo, al menos tenía el espacio suficiente para reposar sus muñecas ahora que las tenía todas adoloridas.
Finamente había acabado toda la actividad que el maestro les había dejado, la última parte la estaba haciendo la loba malhumorada, Karla rápidamente iba trazando las líneas que el chico no pudo acabar notando el adolescente todo el simple trabajo de una chica pudo hacer.
Se ve tan pasifica cuando está callada.
Ahora es cuando recordaba las palabras que su maestro había mencionado con respecto a ella, una loba con problemas de actitud, mala fama en dirección y un posible trauma, esto era mucho para una simple loba.
— Hmm... ¿Hola?.
Sus orejas captaron la voz del chico que estaba a su lado sentado, en medio de su proceso en términar el dibujo fue recibiendo un saludo, como si nunca se hubiesen visto este simplemente lanzó el saludo como si nada.
Habían acabado el dibujo la loba volteo su cabeza con el ceño fruncido y con unos ojos que casi tornaban la apariencia de un par de cuchillos asesinos hacia el adolescente.
— ¿Y tú qué rayos haces?.
— Solo te saludo cordialmente, no esperaba tenerte aquí de compañía la verdad — hace un gesto de desprecio, tomando las hojas dos hojas de su trabajo.
Karla entre gruñidos leves miró con desprecio el gesto del chico, no quería llamar la atención de nadie pero el chico le estaba provocando.
— ¡No trates de llevarte bien conmigo imbécil! — abrió lentamente su hocico mostrando sus afilados dientes como una amenaza.
— Oye tranquila... No quiero tener problemas contigo Karla, pero Godoy nos puso aquí juntos y no nos queda de otra. Te guste o no está mierda.
— Pues yo quisiera trabajar sola, es mejor para mí.
Fueron sus últimas palabras antes de arrojarle el lápiz a su escritorio, reposando su cabeza contra sus brazos estando recostada contra e escritorio, en verdad se miraba molesta y no sabía porque.
Es como si intentará ser cada día más odiosa y sobre todo hacia el, era el único chico con el que se toparia por el resto de algunas clases de su maestro guía.
___ tomó las hojas de la actividad, dejando aún lado su pequeña discusión con la loba y las miradas de los estudiantes en ellos, estaba seguro que tendrían esa primer firma del maestro Godoy.
Para haber trabajado solo si que le había ido bien, incluso quedaban minutos de sobra en el reloj de su teléfono, los demás no parecían haber terminado aún, esto es la emoción que sientes al terminar algo tu solo y en primer lugar.
Pero con todo esto, incluso habiendo acabado con la tarea había una incomodidad, y es que esto tenía que ver con la chica.
Por curiosidad giró su cabeza viendo ahora de reojo a la chica, la loba aún reposada en sus brazos de igual manera se podían ver ojos marrones aún por el orificio que formaban sus brazos, un pequeño fragmento rondando sobre su mejilla, deslizándose lentamente dejando una línea humada.
Ella está lagrimeando.
¿Acaso fue por lo que dijo? No, de haber sido ella hubiera reaccionado de otra manera y estaba seguro que estaría en el suelo con una nariz rota y rasguños en su rostro.
— ... Oye...
Pero aún con esa situación no se atrevió a decirle otra cosa más, no era de su incumbencia.
Pocos minutos después el sonido del timbre de cambio de periodo empezaba a sonar por los odios de los muchachos, a lo que todos correspondieron levantando sus cosas de sus asientos y tomando sus ojos de trabajo.
Empezaba a formarse una pila de hojas sobre el escritorio del Maestro Godoy, entre ellos miraba a sus amigos dejar sus hojas ya hechas junto con sus parejas y salir sin problemas fuera del salón.
Todos excepto el habían tenido que levantarse de sus lugares, pero Karla tampoco es que se quedará atrás, ella seguía con su cabeza reposada sobre su escritorio sin hacer un solo ruido o mover un dedo.
Era la ley de hielo tal vez.
Daba igual, se levantó y puso sobre el escritorio sus hojas de trabajo que al ver con detalles, todas las hojas tenían sus nombres, el nombre de las parejas con las que habían trabajado y señalado las partes en las que habían colaborado.
El también tenía que remarcar todo lo que hizo, pero.
Literalmente había hecho todo y la mitad de un dibujo, Karla no había hecho nada más que solo estorbar en la clase.
¿Es justo ser así?.
Giró sus ojos hacia la hembra aún sin haberse levantado, se miraba deprimida pero aún sintiendo esas vibras amenazadoras, suponía que no iba entrar a clases porque no se había levantado para nada.
No por ella se iba a atrasar.
El chico apunto su nombre en la hoja de papel, dejándola sobre las demás hojas y caminar a su escritorio, antes de salirse del salón volteo a ver una vez más hacia la loba recostada en su escritorio, ella no se iba mover de su asiento.
Es ahora cuando pensaba en las palabras que el maestro Godoy le había mencionado, ella tenía un pequeño trauma, ¿Cual seria ese trauma?.
Desde la perspectiva de la loba, ella estaba solamente recostada sobre sus brazos, se te acercabas lo suficientemente a ella podías escuchar como su respiración era más pesada y rápida, por pasusas se detenía a ver si el chico estaba allí.
Lo había perdido de vista, solo escuchó la puerta del salón abrirse y al mismo tiempo cerrarse de un puertazo, ahora sí se había retirado.
Esperaba que este se fuera para poder apartarse de su asiento y levantarse con sus ojos rojos y aguados, como es que se sentía tan miserable así frente a los demás.
No parecía ser una chica despreocupada, más bien estaba aferrada a los problemas que la estaban atormentando pero eran casos en las que solo puedes estar allí.
Al momento de guardar sus cosas se percató que en asiento había un pedazo de papel blanco, cuando recordaba no haber arrancado nada de su cuaderno o de alguna hoja.
La tomo rápidamente viendo lo que al parecer tenía escrito en ella, fue haber recibido un golpe directo en su pecho, sus manos acariciaron sobre lo escrito que tenía la hoja, sus orejas bajaban lentamente conforme la chica volvía a repetir la palabras escritas en el pedazo de papel, aunque supo quién le había dejado ese mensaje.
Pero, fue un golpe a su estado mental y un pequeño empujón a sus labios, ¿Por que le habrá escrito eso?.
"Animo"
Pasaron los primeros periodos del día, todos seguían en orden sus horarios, alumnos saliendo de sus salones de clases para dirigirse al comedor, había pasado el medio día lo que significaba que tenían 40 minutos de receso.
El resto de los estudiantes se quedaban en los siguientes salón a esperar el toque del timbre, deben ser los estudiantes que siempre traen refacción y conviven con sus amigos, su típico grupo.
Pero a diferencia de ellos, había un chico que se había separado de su grupo, ___ veía a sus amigos retirarse del salón luego de haberles dicho que los alcanzaría en un rato, quedarse atrás con sus cosas como cuadernos o lapiceros regados sobre su escritorio.
No tenían ningún problema en volverse a ver más tarde.
Pero no es que no quisiera acompañarlos, tenía un plan. Uno que involucraba en verse con una chica a escondidas de todos mientras refaccionaban.
___ esperaba pacientemente en su lugar, habiendo todos salido del salón de clases para ir a comer, en sus manos sostenía el cuaderno del curso de contabilidad. El ayudar a Rosa con la materia se había visto de manera normal por parte del chico que no tuvo dudas si darle su cuaderno o no.
Además, era su amiga. Llevaban ya un par de días hablando y no tenían problemas con el otro ahora, solo compartían entre ellos como los amigos de clases suelen hacer.
A los pocos minutos de haberla esperado escuchó el rechinido de la puerta del salón, abriendo sus ojos de golpe por el pequeño susto, Rosa era quienes asomaba su cabeza por la puerta viendo desde la puerta al chico con el que esperaba reunirse.
Rosa se topó con la mirada del adolescente, una ceja alzada expresando una confusión en su rostro.
Esta río ligeramente acercándose a el.
— Oye pareces un espectro aquí solito.
— ¿Bromeas? Tampoco estoy tan feo como para asustar — expresó recibiendo a la chica con un corto abrazo — ¿Que inventaste?.
— Le dije que iría a buscar a un maestro y se que les da flojera saber de ellos, ya te imaginarás que ni siquiera se levantaron, ¿Y tu qué dijiste?.
— Quería estar solo un rato y que los alcanzaría más tarde, dudaron por un rato pero se fueron.
— Mierda, nunca les había mentido por venir a ver un chico, ¿Suena raro? — se sentó al lado del adolescente recostadose sobre sus brazos.
— Nahh.
Antes de decir otra palabra la chica ahora tenía frente a sus ojos el cuaderno que le había prestado, sus ojos se iluminaron al ver la copia que quería, contabilidad era una materia en la que Rosa no ponía atención por su falta de interés y poco conocimiento.
Mientras que ___ se limitaba a distraerse para captar toda clase de información, procedimiento o estrategias para abarcar las casillas del cuaderno a que no estuvieran vacías, Rosa al tomar el cuaderno reviso todas las hojas que había trabajado su amigo.
Al parecer se iba desvelar un poco al ver el enorme listado en el cuaderno, casi seis hojas iba a copiar.
— Rayos, es mucho pero gracias.
— De nada.
— Oh, casi se me olvida dártelo — Rosa había entrado con una bolsa de nailo negra a la mano ahora entregándosela al chico en sus manos.
Era el vaso de café que le había prometido que le daría.
— Fantástico, adiós a mi pereza. — exclamó con una sonrisa penosa, tomando el café y empezar a beber de su contenido, muy dulce y es como le gustaba.
— Me costó mucho esconderlo de mis amigas, Mía quería que le diera pero le dije que no porque ella ya se había tomado tres y yo solo uno.
— ¡Ja! Bueno no entiendo cuál es la necesidad de tomar tanto café si después termina con dolor de estómago.
Tanto Rosa como ___ rieron por el mal comentario, habían pasado casi los diez minutos y estos dos seguían hablandose a solas en el salón.
Viendo muy bien a Rosa se pudo acordar de lo que había tenido que ver de Karla en su primer periodo de clases, la loba con sus orejas bajas junto a un pequeño sollozo.
Rosa podía saber algo sobre su mal estado de ánimo pero como preguntarle a Rosa sobre Karla sin hacerle ver qué está interesado en lo que tiene la loba deprimida, al menos quería saber una pequeña parte antes de irse al comedor con sus amigos.
— Rosa...
— ¿Si?.
— Yo me fijé que Karla no estaba de buenas, en el sentido que estaba lagrimeando y me llamó mucho la atención.
El rostro de Rosa cambio al escuchar la mención de su amiga Karla, sus ojos vordearon al chico ahora con sus dedos entrelazados y sus orejas al igual que bajas.
— Ella...
Como si fuera tan difícil pronunciar las palabras, Rosa se estuvo en silencio por unos segundos antes de levantarse de su asiento.
— Ella no está para nada bien, de hecho debería estar haciéndole compañía ahora, está deprimida.
— ¿Si...? Lo siento no sabía... Oye, disculpa que me meta pero... ¿Que le pasa?.
— Lo siento, esto no puedo decírtelo, es algo que solo mis amigas y yo debemos saberlo.
— Osea, ¿No soy tu amigo? — alzó una ceja poniendo sus brazos cruzados.
— ¡Claro que lo eres! Pero a menos que ella quiera que tú lo sepas al menos te diera una explicación, o que fueras su amiga pero ustedes se odian. Así que no tiene caso que te lo diga.
— Entiendo, pero tal vez pueda ayudarle un poco.
Los ojos de Rosa quedaron abiertos como platos al escuchar al chico que conoció a su amiga odiandola a muerte decir que podía ayudarle con su problema.
— ¿Tú? ¿Ayudando a Karla? Bueno esto parece un mal chiste sabes, sería lo más loco que has dicho hasta ahora — dice la chica abrazando tiernamente al adolescente molesto — ¡Vamos! No te enojes, es algo entre mis amigas y yo.
— Ay Rosa, tus amigas no se ven del tipo que aconsejaría bien a Karla, Larissa le diría que le meta un putazo al problema, Mía seguramente le diría que vaya de compras a gastar el dinero que es lo que más sabe hacer mejor y tú bueno, se ve que eres de la clase de amigas que se quedan para apoyar a los demás.
Las mejillas de la chica quedaron con un sonrojo notorio mientras se apartaba del chico, con una sonrisa burlona expresándole por su timidez.
Aunque incluso el chico sabía muy bien las típicas palabras que sus amigas le dirían a Karla, Rosa por un momento considero la idea de contarle a ___ lo que Karla estaba pasando pero no es que él se haya ganado toda su confianza, a pesar que ahora se pasaban copia de las tareas o se hablaban a espaldas de sus amigos.
Cosa que nunca imaginó hacer.
Para cuando su charla terminó ambos salieron del salón de clases para buscar a sus amigos en el comedor, uno por uno salieron caminando evitan llamar la atención de que habían estado solos en el salón aunque no hubiese echo nada malo.
Ambos se reunieron con sus respectivos grupos para almorzar como debían, los chicos notaron a su amigo distraído luego de haberse sentado en la mesa con una charola de comida.
Pero, ¿Estaban siendo discretos?. Uno de ellos empezaba a sospechar sobre su querido amigo, Pablo miraba cada vez más apartado a su compañero de clase, daban las coincidencias que si Rosa no estaba con su grupo de amigas el tampoco estaba como ellos.
Pero no trataba de ponerle mucho asunto, en esta vida existen las coincidencias y no quería armar un escándalo frente a todos.
Después de largos periodos, charlas y pedidos acerca de tareas fue llegando la hora de retirarse de la universidad, los estudiantes fueron abandonando el sitio al escuchar el toque del timbre, entre esa multitud iba caminando un aburrido y cansado ___.
Las horas después del recreo se vuelven aburridas, esperas por la mañana la hora del receso para distraerte pero después de su toque todo se vuelve más aburrido y solo esperas salir del lugar.
El grupo de amigos se fueron despidiendo cada quien del otro para por fin separarse dejando a nuestro protagonista solo en el estacionamiento, sus pasos iban directo a su acto, se volvía un alivio verlo estacionado donde lo dejara, era su medio de transporte fiel que lo llevaría a casa.
Aun tomara asiento dentro de auto sentía como si algo le faltara, lanzo su mirada hacia su mochila con sus pertenencias, el cuaderno de contabilidad lo tenía su querida amiga, habia entregado algunas hojas de actividades que algunos maestros les habían dejado, estaba todo listo pero se sentía tan raro.
O tal vez, solo era esperar a ver al grupo de chicas salir del establecimiento.
Definitivamente era eso.
Para sorpresa del chico es que el auto de la ruda chica estaba estacionado ahora al frente del suyo, lo malo es que su cristal delantero si que reflejaba lo que hubiera adentro, ellas estaban muy cerca de su auto, para evitar una pelea por la mala casualidad se hizo hacia atras junto a su asiento quedándose recostado en el.
Las cuatro pasaron sin darse cuenta que había un estudiante recostado dentro de sus asiento, aunque una se ellas sabía de quién era el auto, Rosa.
Pero si el auto aún estaba allí le daba a entender que su amigo tal vez seguía dentro del establecimiento, aunque solo pudiera pensar aún era un peligro si las chicas se daban cuenta de que le importaba.
Tardaron unos instantes para marcharse del establecimiento dejando como rastro una línea de humo saliendo del escape del auto de la chica.
Aunque era difícil tener que evadir sus presencias poco a poco se volvía menos nervioso al actuar, era un día miércoles por la tarde, quedaban pocas horas para que empezará a oscurecer.
Aunque quisiera pasear un poco por la ciudad no podría sabiendo que apenas se había familiarizado con la ruta que tomaba para llegar a estudiar.
Aún tenía que acostumbrarse a muchas cosas.
Horas después de haber concluido las clases y con la noche reciendo mostrando su oscuridad el chico salía recién duchado del baño, siempre salteando lo menos importante para llegar a sus últimas acciones.
El día al fin acabaría, para el día de mañana aún no tenía pensado que hacer, sus amigos habían comentado que estaría un poco ocupados a excepción de Zack que había confirmado estar libre para el día de mañana, el chico tenía un par de juegos en su sala por lo que no sería una molestia tener su presencia en casa.
Mientras se limpiaba el pelo con una mano, la otra estaba ocupada sosteniendo su aparato y enviando un mensaje corto a su amiga, Rosa.
Era la última persona con la que hablaba, todos sus amigos se habían ido ya a la cama.
¿En serio estás haciendo la tarea?. Sabes que aún te queda mañana para terminarla.
A lo que ella respondió al mismo tiempo que el chico tomaba asiento sobre su cama.
Es que mañana quiero estar libre, sin tener que hacer otra tarea. ¿Tienes planes para mañana?.
Es como si quisiera invitarlo, o solo estaba sobrepensado de más las cosas. ___ tomó sus sábanas envolviendose en ellas mientras revisaba el texto y pensar que contestar.
Podría mencionarle que pasaría la tarde jugando con Zack, pero sentía la curiosidad de saber que respondería ella si le decía que absolutamente nada, aunque planear las cosas un poco antes de contestar sería lo mejor.
Nada, no haré nada mañana.
Jugar con Zack por la mañana y tal vez salir con Rosa por la tarde, un plan sencillo fuera de fallas.
¿De verdad? ¡Super! Vamos a comer mañana pizza, conozco un buen sitio, deberías de probar las de orilla con doble queso, el queso literalmente se queda pegado a tu boca. ¿Te animas?.
Ese último mensaje fue acompañado después con un emoji, un par de caritas de ojitos.
Sin darse cuenta ya estaba logrando conseguir una salida con una chica para el día de mañana, pero debía también de establecer una buena para que su amigo no se percatara que iba salir con una de las chicas del grupo más odioso.
Al menos no estarían haciendo nada malo más que solo pasear. Nunca se preguntaba si esto debería de contárselo a sus amigos, podrían enfadarse.
Claro, ¿A que horas?.
Rosa rápidamente contestó su mensaje.
¿Estás libre a las tres? Puedo pasar por ti, ya se dónde vives.
Ese último mensaje inquieto al adolescente, dando un pequeño salto sobre si cama con un rubor en sus mejillas y mandarle un mensaje.
¿Que? Rosa no estés bromeando, ¿Como sabes? ¿Quien te dijo? ¿Me has estado vigilando?.
A lo que ella respondió.
¡Es broma! No sé dónde vives tonto pero podemos vernos frente a la estatua de la Uni, la pizzería queda en esa dirección, ponte guapo.
Rosa suele ser muy cariñosa con el chico en las muchas veces que se hablaban, esto no podría considerarse como una indirecta, de todas maneras ella era solo sus amiga, no es que la viera de otra manera.
Por el momento no se sentía atraído por ninguna mujer en su salón de clases.
¿Estás diciendo que siempre me veo feo? Que dura. Entonces te veo mañana Rosa, yo me iré a dormir.
Sus ojos estaban pesados. Lo último que alcanzó a ver fue el mensaje que Rosa le mando antes de quedarse profundamente dormido.
Su teléfono cayó bajo las sábanas del chico y este solo se limitó a tapar su cuerpo y quedarse en la misma posición en la que estaba para quedarse dormido, para el día de mañana tendría dos actividades que tal vez serían interesantes.
Pero, era Rosa quién quería pasar aún más el rato, aunque las razones fueran otra, saber con respecto a las cosas que ocultaba Karla, esto ya no había sido algo tan simple por evadir, ahora se volvía interesante verla.
Aun tenía la idea de tal vez tratar de llevar bien con ella para finales del primer bloque, justo como dijo su maestro, tal vez ni siquiera tome la idea de cambiarla.
Podrían llevarse mejor a comparación de la actualidad.
CONTINUARÁ.
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