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CONTINUAMOS.
Había pasado casi una media hora desde que el maestro empezó con sus primeras clases, su retorno fue un poco aburrido después de los primeros cinco minutos, los estudiantes daban por no quedarse aburridos, distrayendose con cualquier cosa que pudieran ver cómo algo entretenido.
Todos observaban las explicaciones que el maestro colocaba sobre la pizarra, tantas explicaciones que se juraba ver una línea de humo salir de la tiza que el maestro utilizaba, el pizarrón casi se quedaba lleno por la clase que parecía no tener un fin.
Apenas si se podían mantener fijos con la vista al pizarrón. Con un lapicero a la mano estando en movimiento de no dejar pasar ninguna explicación, cada ejemplo o ejercicio sería de gran utilidad a sus brillantes mentes.
En toda esa multitud de estudiantes había un adolescente sentado muy cerca del fondo del salón, en sus ojos se notaba la inquietud que acumulaba con el pasar de los minutos, sus manos tan inquietas copiando cada movimiento que el maestro hiciera.
Sus piernas montadas una sobre otra, bajandolas a un ritmo muy desesperado al no tener la paz que necesitaba o la comodidad para sentirse bien.
Pero no conseguía ese punto, como iba hacerlo ahora que se había enterado que iba tener que hacer pareja con una de las chicas al parecer más rudas en todo su salón al menos. Esa era Karla.
La única forma de tranquilizar sus pensamientos era si hablaba en privado con su maestro y pedía a una nueva pareja de clase sin tener que provocar tanto escándalo, pero su inquietud por que la clase terminará hacia que los minutos se alargarán.
Ahora solo era cuestión de esperar escuchar el sonido del timbre, el cambio de periodo. ¿El maestro se va tener que retirar? O serían ellos los que debían de ir a otro curso.
Con tanto en su cabeza acaparando sus pensamientos no se dió cuenta que ya algunos chicos se marchaban del salón, el timbre no había sonado pero ya se empezaban adelantar algunos estudiantes.
— ¿No te vas a levantar...?.
La voz de Zack volvió a sacar al adolescente de sus pensamientos, girando ver a su amigo con su mochila sobre su espalda.
— ¿Ya acabó...? — le dice cuando apenas se levantaba de su asiento y miraba al frente en busca de su profesor.
— Estás muy distraído amigo, sigues pensando en lo de tu compañera de trabajo, lo sé. También me asusta que pueda hacer algo malo.
— Mierda... No entiendo cómo pude quedar de pareja con ella, esa mujer está loca, no pienso ser su compañero de trabajo, prefiero ser amigo de un burro.
— Chistoso pero cierto, no puedes unirte con una chica que sabes muy bien que tiene pensamientos negativos y más hacia ti que eres el único que la pudo enfrentar.
— No... No lo menciones — tomó sus cosas apurado por hablar con el maestro se adelantó al frente y antes de llamar su atención volteo a ver a Zack, haciéndole señas que se adelantara con los demás.
Tan pronto como todos salieron del salón, quedaron solamente el maestro Godoy y ___ aunque no se había dado cuenta que uno de sus estudiantes estaba parado frente a el, tratando de ser visto por el maestro pero este solo estaba con la cabeza agachada mientras sacaba y sacaba hojas de si portafolio.
___ tomó asiento frente a la mesa de su maestro, pero seguía sin prestarle atención.
"Voltea a verme hombre, no soy un mueble"
Que tan distraído hay que estar como para no mirar al frente y ver que tienes a un adolescente desesperado por hablar contigo.
— Sabes que puedes hablarme amigo, desde hace un rato estás parado y no me dices nada.
El maestro volteo a verlo con una ceja alzada, mirando como el adolescente pintaba una sonrisa boba en señal de pena.
— Maestro Godoy yo... Yo quería hablar con usted con respecto a mi pareja de trabajo.
Su catedrático giro a verlo de reojo quedando interesado más por ver qué el nuevo le estaba hablando en privado, como si una gran noticia fuera. Dejó sus cosas aún lado de su mesa.
— ¿___...? Que sorpresa, dime. ¿Que tiene tu compañera?.
— Mire, yo anteriormente tuve unos problemas con ella y creo que es un gran error que yo trabaje con ella, es la menos indicada para mí.
Trataba de ser lo más breve posible, un poco directo pero también hablando con respeto ante todo, trabajar con Karla sería como volver hacia los problemas.
Le explicó la situación que había tenido el día de ayer justamente en su entrada hasta la pelea en el pasillo que tuvo con sus amigos, estaba seguro que sus palabras sonaban muy convincentes, lo menos que podía hacer era decirle que le diera a otra persona de pareja.
El maestro Godoy por su parte estaba escuchándolo sin ninguna reacción en su rostro salvo la ceja alzada teniendo muy atención a los pequeños sucesos que el chico contaba, pero más bien no le parecían tan impresionantes.
Estuvo escuchando las quejas del adolescente por más de dos minutos hasta que con un fuerte suspiro dejo de mencionar palabras pasando ahora a estar sentado en el escritorio esperando alguna respuesta de su maestro. Era su turno de hablar.
Se talló suavemente los ojos con una micro sonrisa pasando de estar sentado a ponerse de pie y caminar hacia el chico exhausto de tantas palabras que habia dicho.
— Eres muy simpático sabes... Y sobre lo de Karla, no hacía falta que me diera todas esas explicaciones de ella, siendo honesto yo vi todo eso el día de ayer.
Los ojos del adolescente quedaron estáticos al escuchar sus palabras, si en verdad los había visto entonces por qué no intervino en la pelea, pudieron haberse ahorrado toda esa enemistad que ahora abundaban entre ellos, tanto en el como en los demás.
___ se levantó de su asiento, el haber sido visto sin intentar calmar las cosas con la autoridad le había molestado mucho a el, sobre todo porque si ya los había visto y supo que no se llevaban bien, los puso a ambos como pareja.
— ¿Usted nos vió? Maestro creo que fue muy irresponsable de su parte que haya dejado que un alumno dejará ser agredido por otro, ¿No cree?.
— Lo se pero, es muy curioso sabes — se dió la vuelta ahora estando parado frente al escritorio del adolescente — ¿Por que a ti?.
— ¿Que? No lo entiendo maestro Godoy.
— Yo los vi por cámaras, cuando llegaste aquí y pude ver que ella simplemente se te acercó, parece que le atraes mucho su atención.
— ¿Que cosas está diciendo maestro?.
Cada ves era más confusa su charla.
— Yo conozco a Karla desde hace años, fue la estudiante más aplicada pero sabes. Cuando te enfrentas a la vida no siempre puedes levantarte con los mismos ánimos.
— ¿Que tiene que ver esto con que yo no quiera hacer equipo con ella? — mencionó una vez más, ya muy confuso por las cosas que el profesor decía.
— ___, solo hazme un favor... Al menos solo eso deseo pedirle antes de responder a tu respuesta — se inclinó hacia el adolescente expresando una mirada de súplica — Se muy amable con ella, no importa que tan brusca, terca, aburrida o insolente que sea.
— Maestro yo solo quiero que me la qui-
— Ella tiene un trauma.
La boca del adolescente se detuvo por unos segundos, mucho antes de poder responderle a su maestro, el adolescente se fijó en la expresión seria que el ahora tenía pintado en su rostro, su boca se abrió pero ninguna sola palabra salía de su boca.
El maestro Godoy volvió a su escritorio para tomar sus cosas de una vez acomodandolas en su portafolio, había sido esa pequeña oración la que silencio al adolescente, ahora este tenía una mirada perdida, fijada en el suelo.
Karla tenía un trauma.
— No te pido mucho, al menos convive con ella en el primer proyecto que les dejaré, si te cae bien entonces sigue como su acompañante pero si no te llevas bien con ella pues no te preocupes, yo mismo haré los cambios para que tengas otro nuevo compañero.
El adolescente asintió en silencio, que incómodo fue haberse enterado de tal problema privado, no se quería imaginar que clase de trauma había tenido que pasar la loba.
Sus pensamientos volvieron a acomodarse al escuchar la puerta del salón abrirse, el maestro Godoy estaba parado frente a la puerta, pero como último acto, volteo a ver una vez más al chico.
— Considera lo que dije chico, no quiero tener que dar la cara por ella en dirección, cada año siempre es lo mismo con ella, sus reportes no dejan de acumularse.
¿Por que a él?.
Sin querer termino sabiendo un pequeño fragmento sobre la vida de la chica, esa no era la respuesta que esperaba escuchar solo por no querer hacer equipo con ella, más que molesto por no haber logrado dialogar con el maestro Godoy se sentía apenado.
Un balde lleno de agua fría parecía haberle caído en cima, no quería entrometerse en su vida pero esa novedad lo había hablando. Sus amigos no habían mentido acerca sobre sus reportes o llamadas a dirección por conducta.
Hace ya diez minutos que su charla con el maestro había concluido, sus amigos ya no estaban por los silencioso pasillos, ni siquiera un solo movimiento, era solo de escuchar las voces de los demás estudiantes charlar.
Camino de un lado a otro buscando entre las ventanillas de las puertas a sua amigos pero en ves de eso solo lograba alcanzar a otros estudiantes recibiendo otros periodos.
Si seguía así muy pronto acabaría siendo llamado a dirección por faltar a un periodo.
Pudieron ir a cualquier parte del establecimiento, aunque es un lugar bastante enorme para fácilmente perderse entre tantas puertas, pasillos largos y muchas esquinas por doblar.
Habían pasado casi los veinte minutos, lo más seguro es que el catedrático lo regañaria por entrar a su periodo demasiado tarde.
Se dio por vencido.
Sus amigos habían logrado entrar así que mejor les preguntaría que habían visto en la siguiente clase, aún siendo clases irregulares seguramente no trabajarían mucho más que solo escuchar explicaciones.
Al menos si sabía dónde quedaba el comedor, estaba en el primer nivel casi cerca de la salida del establecimiento, sin remedio tuvo que bajar las escaleras del segundo piso donde se encontraba, un par de vueltas teniendo que dar por los largos y sencillos pasillos hasta que pudo visualizar las puertas deslizables del comedor.
Una vez vistas camino hacia las puertas con la prisa de quedarse dentro del comedor y esperar a que los periodos terminarán para volver ver a sus amigos y juntarse con ellos.
Pero todo esto no había sido en vano.
Al entrar se dio cuenta la cantidad de personas que sobre llenaban las mesas del comedor, estaba muy seguro que los periodos aún no acababan pero porque una horda de muertos de hambre llenaban las mesas.
¿Diferentes horarios?.
Podría ser lo más lógico. Era mejor no estar solo a que ser el único chico que no había entrado a su siguiente periodo, las fila de jóvenes estaba muy corta como para tomar una charola y tomar su propia comida sin tener que ir a otra parte.
Como todos ellos tomo su charola, avanzó a la fila y con el estómago ya pidiendo comida a gritos esperó pacientemente hasta que por fin llegará su turno y tomar su porción de comida.
Poco a poco se fue acercando hasta los casillos lleno de comidas, una variedad de sabores y tan solo un cucharón para servirse de todo.
Al diablo su estilo de comer.
Tomó lo que pudo o lo que al menos le parecía delicioso, lo que debía ser una charola con comida parecía ser una montaña, ya ni siquiera le quedaba espacio para otra cucharada más de lo que sobraba en las demás casillas.
"Todo esto es mío"
Dice en su mente para salirse de la fila y caminar hacia las mesas, buscan una de las mesas más solitarias que habían y pudo instalarse en una donde se encontraba apartada de todos los estudiantes reunimos en grupos de amigos.
Mucha comida para el solo sin ser interrumpido por alguien, estaba viviendo un sueño echo realidad.
En los segundos que se demoró en tomar asiento y a la vez bajar la comida se dispuso a empezar a comer, tomando un poco de cada condimento, desde pedazos de carne, hasta el amarillento arroz.
Si esto fuera una competencia de comida estaba muy seguro que el ganaría en aguantar comerse todo esa charola de comida solo.
En lo que apuraba a masticar el pedazo de carne no faltó el escuchar como de sus bolsillos un sonidito musical empezaba a sonar, más que un mensaje parecía ser su tono de llamada del adolescente, pero quien podría estar llamandolo ahora. Sus padres sabían que estaba estudiando, inclusive su hermana cómo para molestarlo.
Sacó el teléfono con la mano libre de grasa solo viendo al número sin registrar, estaba considerando agregar a cada persona que le llamara o escribiera, era más conviente para saber a quién contestarle y a quienes no hacerlo seguramente.
— ¿Hola...?
Tardaron unos segundos en responderle pero a través de la llamada escuchó una voz familiar, sabía de quién se trataba por lo que acomodó su postura.
— Hola ___, veo que tú tampoco entraste a computación — mencionó la chica.
— Rosa, espero no me estés llamando cerca de tus amigas que no quiero tener problemas.
— Mejor date la vuelta.
Tan pronto giró su cabeza se topó con la presencia de la chica. Verla tan cerca de su espacio le hizo sentir una descarga recorriendo por todo su cuerpo estando estremecido, sus ojos se desviaron hacia la entrada del comedor, deseando y a la vez asegurándose que sus amigas o amigos no lo vieran cerca de ella.
— ¿Que haces aquí...? Se supone que tenías que estar en clases.
— Es que me perdí, pasaron veinte minutos así que mejor vine aquí, entrar sería recibir una llamada de atención de quien quiera que de ese curso, ¿Que hay de ti?.
— Yo fui al baño, de echo ahora debería regresar pero pasaste por el baño de mujeres, así que te seguí y preguntar por que no entraste, creí que era por que trabajarás con Karla.
— No lo menciones...
Su soledad se habría esfumado al ver cómo la chica se sentaba al otro lado de la mesa ahora estando ambos cara a cara con sus respectivas charolas de comida, Rosa no parecía tener problemas hablar con el chico, mucho menos si era el que su amiga detestaba.
— Creo que están iguales, Karla tampoco quiere trabajar contigo — comentó tomando un bocado de su comida — dijo que no quería trabajar con un chico como tú.
— ¿De verdad? Cielos, está chica no parece tener intenciones de socializar, no la culpo yo tampoco socializaria con ella de esta manera tan repentina, pero no me queda de otra.
— ¿Dices que en verdad harás equipo con ella? Que cool.
El adolescente volviendo a escuchar esas palabras empezaba a sentir sus mejillas calientes, un rubor empezaba a retomar el color natural de su piel.
— Bueno es que yo...
Recordó las palabras que su maestro le había dicho, que tratará la manera de llevarse lo mejor posible con Karla a pesar de lo que ella sintiera por el, todo el odio al igual que sus tratos bruscos, y por la curiosidad del trauma de la pobre loba, eso último lo incomodaba.
— Si... Tal vez llevarme bien con ella pueda relajarme un poco o al menos que tenga compasión cuando intente golpearme y romper otra de mis playeras.
— Que gracioso eres y un poco dulce por pensar eso de ella.
"Mierda, ¿Que dije?"
Rosa estaba conversando con el chico nuevo, pero para ser amiga del grupo de las chicas más rudas del salón parecía ser una chica muy amigable, los temas de conversación salían gracias a ella que ya había tenido un poco de confianza con ___, este la escuchaba y debes en cuando daba opiniones.
Al final de todo terminaron uniéndose a diversos temas que hablaron y tomaron como una gran muestra de interés, Rosa poco minutos se percató de lo divertido que era este chico, era simpático, un poco engreído, muy distraído pero para ella eso estaba bien.
No era otro más como todos los demás, aunque no pareciera importarle mucho las cosas que lo rodean a su alrededor era muy observador y atento a los detalles, como por ejemplo, el chico había mencionado lo que había visto hace ratos, una Karla muy callada.
Rosa por su parte intento darle vuelta a la conversación, mencionando que simplemente había llegado de mala ganas a estudiar y que no quería estar bromeando para poner atención a los periodos pero era un trago que no pensaba saborear el adolescente.
¿Así se siente tener una amiga?.
Poco tiempo después de sus charla, el chico termino agregando a Rosa en sus contactos ahora estando registrada por su nombre, no iba ponerle un apodo ya que no había llegado a ese nivel de confianza, seguramente sus amigos quedarían impresionados si se enteraran que estaba hablando con la dulce Rosa.
— Oye ___, sabías que el maestro Godoy es el consejero de este sitio.
— ¿Consejero? Bueno eso explica los consejos que dió en clase, no lo sabía pero gracias.
— Te lo digo porque estaremos recibiendo muchos periodos con el más adelante, aunque suele ser de mirada un poco seria pero es una persona muy extrovertida.
— Si... Sobre eso, quería darte las gracias, yo no sabía que hoy habían clases, si no me dices eso en el mensaje yo no habría venido aquí, mis amigos no me comentaron nada.
— ¿Yo? Pues de nada, también quería darte las gracias por lo que dijiste en el super mercado y los mensajes, me hiciste cambiar de opinión acerca de hablar con un chico.
— ¿Buenooooo... Como de siente?.
— Pues genial, no tengo que estar contando las veces que me maquillo, señalar a los chicos que me caen super mal y ponerme de acuerdo con comentarios negativos.
El adolescente expresó una enorme sonrisa, ser amigo de una chica nunca la había parecido tan agradable, estaba acostumbrado a no relacionarse mucho con las personas, menos querer ensamblar una amistad con ellos pero desde el día de ayer conoció a un grupo de chicos que lo tomaron en cuenta.
Y hasta el día de hoy llevaba conociendo a Rosa, que se había rápidamente encariñado con ella, tal vez por no estar acostumbrado a tener ese diferente trato, al menos ella era muy amable con el a pesar de estar en grupos de amigos diferentes que no se llevan bien.
Lastimosamente su charla de amigos tuvo que ser posponida, el sonido del timbre atrajo la atención de ambos aún comiendo en la mesa, había llegado la hora del receso así que tenían que separarse ambos de la mesa, al menos esto tenía que hacer Rosa.
Sus amigas iban a llegar y si las topaban juntos era muy probable que hicieran un escándalo, Rosa tomó su charola casi despidiéndose del adolescente que de igual manera se levantaba de la mesa pero antes de verlo, ___ ya le estaba hablando mencionando lo siguiente.
— Quédate con la mesa, buscaré otra para poder comer con mis amigos, cuídate Rosita.
Así fue su despedida después de haberse marchado de la mesa, dejando a la chica con un tono rojizo en sus mejillas, ese pequeño apodo había sido tan dulce en su opinión viniendo de el, estaba segura que sus amigas se burlarian si alguien supieran ese apodo.
Lo observó llendose a otra mesa más apartada que donde ella estaba, su sonrisa en su rostro era indescriptible, ser amigo de un chico no era malo después de todo. No es como ella pensaba que sería.
Y volviendo así a la rutina, el adolescente llegó a su mesa nueva justo apuntando a otra salida, al menos había podido conversar un poco con Rosa, esa chica había despertado dentro de ___ un gran ánimo, como si fuese alguien importante.
A lo lejos entre sus pensamientos y una charola casi terminada pudo visualizar a su grupo de amigos quienes al entrar estaban volteando a ver a varias direcciones, como si buscarán algo o más bien a alguien y siendo más claro se trataba de el.
Alzó fuertemente su mano mientras sostenía en su mano un pedazo de galleta, sus amigos lograron verlo y se acercaron a su mesa muy confusos.
El primero en preguntar fue Meldin.
— Hombre te estuvimos buscando en todas partes, ¿Que te pasó?.
— Lo siento, aún no me eh familiarizado con los salones que me perdí, así que mejor vine aquí a esperarlos al toque del timbre — mencionó y sonó muy convincente que los chicos solo expresaron un par de carcajadas.
Así estuvieron, todos a excepción de ___ fueron a las casillas a tomar cada quien su plato de comida y regresar a la mesa donde estaban, ahora todos conviviendo como el grupo de amigos que eran, entre risas y bromas el chico se fue acomodando en el ambiente de estos, casi uniéndose a sus charlas pero tampoco sería un parlanchín.
Pero entre todo ese pasatiempo junto a ellos, su mente y atención no se encontraban en la mesa de amigos, más bien solo podía ver de reojo a su costado la mesa donde se había sentado antes.
Al parecer el grupo de amigas ya se habían integrado a la mesa donde estaba Rosa, ahora ellas charlaban y platicaban, todas ellas incluyendo a Karla quien se miraba más animada que antes cuando recién había entrado al salón.
Habiendo recordando las palabras que le había dicho su maestro, tal vez podía llevarse mejor con ella, su compañera de trabajo era una máquina de soltar golpes a quien quiera que se le atravesará en su camino eso incluyéndolo más a él.
¿Que podía un puberto conseguir la amistad de una chica brusca y de la mentalidad de una rebelde? Tal vez nada, tampoco iba ser negativo, probablemente tendría que desarrollarse más adelante con ella.
Al menos solo cuando les tocará trabajar juntos.
Las horas en la universidad se pasaron volando demasiado rápido, quedaban poco tiempo para que el último timbre empezará a sonar y dando el aviso que su día había acabado, por desgracia está rutina iba ser muy repetitiva.
Los horarios se habían entregado junto a sus días de presentación, lunes, miércoles, viernes y sábados. Serían días intercalados para presentarse a la universidad.
En verdad se habían ocupado ahora con estos nuevos horarios de presentación, los periodos a pesar de recibir seis al día serian unos de los más largos, su hora de salida estaba marcada hasta las cuatro de la tarde, un poco de descanso para su otro día.
Ahora con los estudiantes.
El grupo de estudiantes estaban sentados escuchando una larga charla en su último periodo de clases, siendo también sus últimas fuerzas para estar escuchando y anotando cada palabra que salía de su maestro, un can de pelaje blanco de anteojos delgados y una coordinación de rayas negras en su pelaje.
Contabilidad, su último periodo del día.
— Necesito que apunten estas cuentas y las pasen a su cuaderno en limpio, como sabrán sus nuevos horarios están algo cargados, siendo yo alguien considerado firmaré estas cuentas hasta el día viernes, mañana es miércoles y sería injusto darles poco tiempo para que lo acaben.
Mencinonaba el can tomando su bolsa.
Y así es como sería la forma de concluir sus clases, una larga lista con todas las cuentas, activo, pasivo, corriente, no corriente, problemas o cuentas por copiar a través de documentos PDF, esto ya se estaba volviendo un dolor de cabeza para los estudiantes pero con el remedio perfecto para no sufrir, copiarlo todo claramente.
Estando a unos minutos de salir de estudiar ya la mayoría de estudiantes tomaban sus cosas y las guardaban en sus mochilas, otros muy atrasados con la copia y no faltaban el grupo que siempre se reunía después de acabar toda una guerra de escritura y unas manos muy sudadas.
En esa misma situación estaba ___ recostado sobre su pupitre mientras sus amigos charlaban entre ellos, estaba muy aburrido como para ensamblar una conversación con ellos ahora mismo, solo estaba esperando que el timbre sonará y poder irse a su casa, necesitaba una ducha se inmediato.
— ¿Desde cuándo los minutos se convierten en horas? — murmuró con el ceño fruncido.
— Tranquilo amigo, mientras más mires el reloj más lento irá avanzando.
— De verdad quiero irme ya.
— Lo sé.
El zorro recostó su cabeza entre ambas manos aún haciéndole compañía al aburrimiento del adolescente.
¿Como es posible que muchos manejen el tiempo en las escuelas? Miraba de reojo a las chicas quien seguían conversando entre ellas a carcajadas bajas y empujones, su ánimo no parecía tener límites, a comparación de eh grupo de amigos que solo conversaban de cosas simples.
Centraba su mirada en Rosa, la chica felizmente echaba una ojeada a su teléfono y a la vez volvía a la conversación con sus amigas, no escuchaba lo suficientemente al no solo ser ellas las que estaban hablando o murmurando en el salón, otros también lo hacían.
Al tiempo que enterró su cabeza en sus manos se dio cuenta que su teléfono nuevamente soltaba un ruido de notificación, está ves no era una llamada y ya se estaba imaginando de quién era, lo sacó de sus bolsillos entrando a la aplicación y como imagino, entro a la conversación de Rosa y ver qué mensaje le había puesto.
Te ves aburrido, ¿No estás hablando con tus amigos?.
Eso quería decir que ella también lo estaba viendo desde hace un rato, un pequeño rubor se apoderó de sus mejillas, miró a su costado que ninguno de sus amigoa viera con quién estaba hablando, para poder textearle un mensaje y luego apagar la pantalla.
Un poco, ellos tienen sus temas de conversación pero yo no, tus amigas no se ven aburridas.
Dejó el teléfono por un lado luego de que el timbre del colegio empezará a sonar fuertemente, todos los jóvenes empezaron a levantarse de sus asientos escuchando el típico ruido de los asientos siendo arrastrados por los suelos.
El maestro dio un saludo de despedida para cruzar la puerta y marcharse del salón, todos los estudiantes de igual manera fueron saliendo del salón, una larga fila de estudiantes caminando por los pasillos apacaparaba los pasos de la mayoría.
El grupo se dirigió a la salida del colegio para simplemente cada quien despedirse del otro, Pablo era el que pasaba dejando a los demás chicos a sus casas, pues él sabía a la perfección cada dirección.
Los cuatro integrantes se fueron despidiendo de ___ para luego quedar solo el en el estacionamiento, viendo a lo lejos como el auto del zorro se alejaba y en una esquina perderse de vista.
El por otro lado estaba contento de al fin poder estar recostado en el asiento de su auto, tocando el frío volante luego de haber estado horas afuera en el estacionamiento del colegio, era un alivio al fin estar afuera sin tener que poner atención a las explicaciones de los maestros.
Encendió su auto para marcharse, extrañaba su casa ahora mismo, pero antes de salir del estacionamiento se dio cuenta que en las puertas del establecimiento salía el grupo de chicas, las cuatro iban en un mismo rumbo pero sin querer pasaron justamente al lado de su auto, aseguraba tener los vidrios a bajos para que no pudieran ni siquiera escucharlo.
Las cuatro chicas caminaron hacia una furgoneta estacionada casi a dos espacios vacíos, el vehículo de al parecer la chica, Larissa. Ella había tomado asiento sobre el del conductor.
Al verlas pasar solo tubo el interés de ver a una de ellas, Karla. La loba de mal carácter o más conocida ahora como su nueva compañía de trabajo, bueno. Tenía que trabajar con ella sin provocar problemas.
Para cuando las horas de estudios acabaron el chico llegó a su casa como esperaba, resumiendo lo que hizo al llegar fue tomarse una ducha caliente, comer un poco de cereal por la razón de que no quería cocinar y luego sacar sus cuadernos de su mochila y sentarse en la mesa de noche que tenía.
Copiar todo lo que el maestro había dejado no sería tan complicado si ya había logrado ordenar todo, aunque tuviera dos días para entregarlo no iba a dejar todo a último momento y batallar por acabarlo, no quería ese peso en cima.
Sentado en la mesa de noche, dando casi las once de la noche el adolescente estaba escribiendo en su cuaderno todo lo que había apuntado en una hoja vieja, los ejercicios, el ordenar las cuentas y marcar sus sitios, todo esto mientras se mensajeaba con la tal Rosa, nunca iba perder comunicación con la chica al parecer.
Oye, deberías de ir a descansar ya. Mañana también hay clases, ¿Lo olvidaste?.
Le dijo Rosa en su mensaje a lo que el chico rápidamente respondió.
Lo sé, pero tranquila que acabo de terminarlo, son muchas hojas las que use así que mejor te doy mi cuaderno mañana por la mañana, llega temprano o tus amigas me van a matar.
Le puso con un par de emojis simulando estar asustado.
Tan fácil había sido llevarse bien con ella que ya le estaba prestando su cuaderno con la tarea ya terminada para que pudiera acabarla, parece ser que tener una amiga un poco torpe no es tan malo, más bien da mucha ternura verlos pelearse por cosas sin sentido como el no entenderle la tarea.
Gracias, ___. Eres super buena honda, te prometo llevarte mañana un vaso de la cafetería, mis amigas pasaran trayendo comida y les pediré un café extra, descansa y porfavor llega temprano, yo te estaré esperando mañana.
Si tuviera que analizar las cosas llegaría a pensar que está chica probablemente les pasaría también copia a sus amigas de la tarea que ella "había echo", pero siendo muy sincero y justo el también haría lo mismo por sus amigos, pasarles información que proviene de otra persona.
Que muy exactamente te dijo que no se lo pases a alguien más es un trabajo que fácilmente puedes fallar pero vale la pena siempre darles la mano de las diferentes maneras.
El adolescente dejó escapar un pesado suspiro, pasándose de la mesa de noche a su cama para poder descansar, mañana sería todo un reto en verdad para el, tendría que hablar con Karla en clase.
Solo espera no terminar con otra camisa rota.
CONTINUARÁ.
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