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CONTINUAMOS
Se puede tener una noche tranquila estando solo, sin el molesto ruido de las voces que vengan del exterior, el suave pasar de los vehículos que circulaban, todo al decir verdad es más sereno cuando la noche abraza el cielo, incluso si tuviera que estar en un clima lluvioso, eso sería perfecto para querer estar solo.
En la habitación del segundo piso se recostaba un adolescente cansado, parecía haber acabado con ordenar toda su habitación, o más que eso. Las cajas que tenia que desempacar ahora estaban guardadas dentro de su closet, como si guardarlas también era parte de su equipaje.
Su ropa, sus objetos, la comida que hace ratos habia comprado, todo habia quedado guardado en sus lugares correspondientes, todo esto con el deseo de ya no tener que no hacer nada para el día de mañana.
Miraba la pantalla de su celular con una expresión vacía en su rostro, nada. Ni un mensaje, ninguna notificación, una llamada perdida o un texto por parte de la marca de su teléfono, era simplemente un objeto sin nada interesante por ver. Aunque esto no le molestara mucho ya que lo que menos quería era distraerse y no poder descansar.
Viéndolo de otra manera, el cuarto en verdad se sentía muy vacío por dentro, pero es esto es lo que el quería, Meldin habia mencionado algo con respecto a estar solo, que tarde o temprano iba extrañar la presencia de alguien y esperaba por mucho que no fuera verdad que no le pasara a el lo mismo, al menos no aun, el inicio de las clases aun solía estar en pausas.
En unos instantes pasaría de estar recostado sobre su cama a la mesa del comedor, su estomago estaba con retumbares viendo la necesidad de poder llenar con algo, estaba muy cansado para cocinar pero podía prepararse algo ligero al menos para no tener que soportar el dolor, un tazón de cereal era lo menos que podía hacer con sus pocas ganas.
En lo que servía su plato de comida fue percatándose de una vibra que empezaba a molestarle en los bolsillos del pantalón, lo que sería un claro mensaje a su teléfono. Ya se esperaba que fuese uno de sus amigos con los que había salido hace ratos, Sam podría haberle escrito algo, ese chico es el más animado en todo el grupo de amigos.
Aguardaba las cosas que había utilizado y se recostó en el cómodo sofá sacando de sus bolsillos su teléfono.
— ¿Ohm...?
Había recibido un mensaje directamente a su numero de teléfono, aunque por el tipo de notificación que mostraba la barra, era una persona desconocida al ver que su numero no estaba registrado en su teléfono.
Entró al chat solamente para toparse con el mensaje de un simple "hola..." los puntos suspensivos lo hacían ver como una expresión de timidez, aunque no sabía de quien se trataba de igual manera iba a responder el mensaje, no podía dejar en visto a esa persona.
Mandaba de respuesta de igual forma un simple "hola".
Para sorpresa que esa persona de inmediato habia visto el mensaje que habia mandado, atrayendo el interés del chico del quien podría ser esa persona.
Tres puntos suspensivos se mantenían en la burbuja donde debería de cargase el mensaje, la persona quien le hablaba parecía estar escribiendo un mensaje algo largo.
Se quien eres... nos vimos hace ratos en el super, yo quería pedirte disculpas aunque me hablaras de esa manera.
Sus ojos se abrieron de salto al ver que el mensaje era de la chica con la que se habia topado unas horas atrás, lo que no explicaba era del como había obtenido su numero de teléfono, esto de igual forma se lo preguntó al haber sido llamado por sus amigos, pero ella, ni siquiera se llevaba bien con ella como para estar hablando.
Todos saben muy bien que hablar en persona y por medio del teléfono hay una gran diferencia, puedes decir cualquier cosa sin que la persona vea tu reacción o los gestos que haces, tienes tiempo para pensar tus palabras y luego responder, pero en persona no sabes ni para donde ver o que decir si son personas con las que no te llevas bien, alguna que te atraiga o simplemente te incomoda.
Luego de meterse y sacar un bocado de cereal a su boca, analizo rápidamente el mensaje para luego intentar responderle. Una sensación de inquietud se manifestaba.
Buenas noches... ¿Rosa... como conseguiste mi numero? y sobre lo que pasó, no te preocupes, solo evite que tuviéramos un problema en publico.
Mandar ese mensaje se habia sentido tan raro, no es como si estuviera hablando con sus amigos, sus padres o un conocido, era todo lo contrario estaba hablando con la chica que habia tenido problemas en el establecimiento en el día anterior.
Como esperaba, la chica habia revisado el mensaje en menos de cinco segundos, hay mujeres que prefieren hacerle esperar a un hombre hasta horas.
Bueno... hace ratos actualizaron el grupo de la sección y intente buscarte, no fue nada difícil, ¿por que tienes una imagen negra de portada?.
Vaya manera de empezar una conversación con esa chica, se le hizo muy extraño que ella le hablara, se disculpara y como si nada le hiciera una pregunta con respecto a su portada de contacto, esto debía ser una clase de broma.
Antes de responderle, fue acabando su tazón de cereal, dejando sus platos en el lavadero y lavándose las manos para poder apagar todas las luces y volver a recostarse sobre el sofá, esta conversación habia llamado la atención del chico, no era normal para el tener una conversación tan larga con una mujer, eso era incomodo y odioso.
Pero esta chica estudiaba con el, ignorarla sería en vano ya que ambos eran de la mismo estudio, mismo lugar, mismo salón.
Es lo que siento, me parece estúpido poner mi cara como portada, digo. Me ven en persona y luego ven mi cara por medio de Whatsapp, además no son tan fan de las fotografías.
Nunca le habían echo esa clase de pregunta con respecto a su portada, mucho menos les habia tenido que dar una explicación lo que significaba para el, ahora que observaba el mensaje.
El chico se sintió avergonzado al haber mandado ese mensaje explicando como se sentía y lo que odiaba.
Nuevamente aparecían esos tres puntos en señal que iba a responderle su mensaje, no puede ser algo como un consejo.
Eres muy raro, pero un poco simpático... Lamento lo que paso el otro día en la universidad, mis amigas son algo apartadas de los chicos, de hecho... si se enteran que hablé contigo seguramente me van a preguntar por que lo hice o Karla se molestara contigo.
Por un lado desde el punto de vista del chico, la simple idea de que tengas incomodidad por hablar con un hombre sonaba un poco exagerado, también entendía que muchos de ellos suelen ser groseros, o diferente forma de pensar y eso los hacia ver curiosos o extraños.
Pero Rosa parecía estar metida en una especie de papel, si sus amigas no le hablan a los chicos del salón pues mucho menos ella lo haría, algo no cuadraba en ese sentido y manera de pensar.
¿Por que son ellas así? esto es lo que me refería a lo que te mencione en el super, tu eres diferente a ellas.
Mandó el mensaje con el ceño fruncido, podía hacerse la idea de que Karla era quien tomaba las decisiones por ellas, y como buenas amigas es que ellas le hacían caso o solo les hizo ver su perspectiva justo como ella los ve y siente.
Más que su amiga parecía solo una manipuladora.
Es una historia larga, solo no nos agradan mucho los chicos... al menos eso pensaba hasta que tu me hablaste en el super, no creí que fuera a toparme contigo, creo que eres cool.
Una sonrisa inexplicable se fue formando en el rostro del adolescente, esa ultima palabra le dio un toque diferente a su oración, nadie le habia llamado de esa manera y menos una chica de la universidad, ¿sus ojos no lo estaban engañando?.
Luego de ver ese mensaje no supo más que responder, una chica lo habia llamado cool.
Su emoción fue cada vez más grande, se levanto del sofá dejando el teléfono por un lado mientras por su cabeza trataba de pensar que responder a la chica, no es que fuera la gran cosa pero siendo muy sincero, los cumplidos de las chicas hacia un hombre suelen ser intensos, los chicos pueden halagarte todo el tiempo, pero una chica puede ser único viniendo de ellas.
Antes que pudiera tomar el teléfono su tonó de notificación volvía hacerlo vibrar notando un segundo mensaje más de ella, tomó el teléfono de nuevo con una gran intriga y reviso el ultimo mensaje que había dejado en la conversación.
Ya es tarde, por favor no le digas a nadie que tu y yo hablamos, mucho menos dirigirnos la mirada en la U, mis amigas pueden molestarte o a tus amigos, ya no quiero tener problemas con ustedes, suerte mañana en el salón.
Y se desconecto.
La conversación más rara pero emocional que jamás haya tenido en su vida con una mujer, esto fue tan raro para el, pero bien. En el fondo sentía que brotaba una ligera serenidad ya que habia tal vez echo una mistad con una chica, aunque fuese de un grupo de matonas pero fue agradable.
No tuvo el valor de contestar a todo ese mensaje que tenia por parte de ella pero si pudo poner una reacción que describía mil cosas y respondía a cualquier tipo de mensajes si no quieres ponerle a esa persona en contexto.
Un poderoso pulgar arriba.
El chico se quedo recostado en el cómodo sofá donde estaba, habia encontrado una rica comodidad por lo que no se molestaría en levantarse y volver a su cama, pensaba en lo que sucedería para el día de mañana, otro día más en la universidad, se formaba todo un misterio en pensar sobre lo que sucedería.
Sus amigos estarían allí, pero por cuanto más tiempo, cuando le entregaran sus horarios todo iba a cambiar, seguramente no tendrían tiempo de mirarse a las caras, hasta la hora del almuerzo.
Sus parpadeos se fueron poniendo cada vez más pesados, su cuerpo ya se estaba quedando inmóvil por el cansancio, suerte que ya habia colocado su alarma para levantarse lo mas temprano que pudiera y no faltar a la U.
De todas formas ya estaba empezando en este ciclo, su ultimo ciclo para poder entrar a la vida de todo un adulto independiente, seguramente tenía que pensar bien sus cosas, ser un administrador de empresas era más saberse todos los procesos y como funciona cada uno de ellos, cuentas por memorizar y sobre todo, darle toda su atención.
Para la mañana siguiente no hubo ni una novedad, nada interesante. El adolescente ya se estaba terminando de guardar sus cosas a su mochila, buscando entre sus bolsillos que no le faltara nada, teléfono, billetera, su tarjeta, su identificación, llaves de su auto y como si fuera a pasarle algo malo, una pequeña navaja.
Ya estaba listo para irse, tomó las llaves de su casa saliendo y dejando la puerta con doble seguro, no sabía que clase de vecindario estaba viviendo, no conocía a sus nuevos vecinos pero tampoco le interesaba saber de su existencia, no es una persona extrovertida.
Antes de encender el auto observo su teléfono confuso, pensando en la chica con la que habia hablado anoche, no supo si ella le devolvió el mensaje aunque no debería de haberlo echo al solo corresponderle con un pulgar arriba.
Viendo lo ultimo que hablaron y no, ningún mensaje que pudo recibir de ella pero tampoco es que no lo haya visto, obviamente habia visto su mensaje pero ni siquiera un segundo adiós, esto es clara evidencia que algunos de los emojis sin difíciles de responder.
Encendió su auto y como primer punto, llegar a la universidad.
Por la carretera observaba al reluciente sol, sus rayos esparcidos por toda la ciudad dando el aviso de su llegada, por extraño que se sintiera, manejar sin haber visto o saludado a alguien se sentía extraño, tal vez por la compañía que habia tenido del conserje que lo habia acompañado la ultima vez, esto debe ser algo normal.
Unos largos minutos de manejo por la luminosa y nueva ciudad el adolescente afortunadamente llego al establecimiento sin ningún accidente o novedad, aunque para haber llegado con un poco deprisa en el establecimiento apenas si llegaban algunas pocas personas, unas cuantas parejas sentadas sobre los escalones y unas puertas totalmente abiertas pero desoladas.
Se había apresurado mucho, estaciono su auto justamente en los espacios que marcaba donde poder parquearse, tomó sus cosas incluyendo su mochila y sin pensarlo dos veces se adentró al establecimiento.
Aunque pareciera el parqueo vacío, dentro de los largos pasillos blancos habían muchos animales rondando o charlando sobre diversas cosas, era difícil escuchar la voz de alguien cuando toda una multitud hablaba en voz alta a la vez.
En camino se topaba con algunas personas que lo saludaban muy animados, como si venir casi todos los días a la universidad era algo emocionante, su forma de pensar era negativa, sabía muy bien que daba igual si era seguir estudiando por años o no, terminas en un lugar que pronto te arrepientes.
Antes de detenerse frente a la puerta del salón, un par de manos alcanzaron su hombro mientras su nombre era mencionado muy animado, se dio la vuelta con la sorpresa de toparse a su amigo Pablo, el zorro carismático.
— Hombre, casi me haces darte un golpe en el rostro.
— ¡ja! seguramente no te la esperabas, ¿Cómo estas pa? te veo muy bien vestido con esa chaqueta negra y tus pantalones ajustados — mientras lo saludaba, se acercó a la puerta para darle paso a ambos y entrar.
Pablo junto a su amigo dejaron sus mochilas al lado de sus asientos marcando territorio de sus lugares y no solo eso, tomando otros tres más de ellos para esperar a que sus amigos llegasen al salón y tomaran sus asientos.
El salón estaba medio lleno, las personas esperaban ya sentados en sus lugares, como si la clase fuera a empezar tan temprano y con las mismas ganas que se tiene como cuando sales del establecimiento.
— Anoche hice la caratula de mi libreta, ya sabes para que sepan que esta cosa es mía.
Mostrando frente a los ojos del chico su hoja con sus datos personales, por lo que notaba de Pablo es que le gusta tener garabatos en las hojas o en esos espacios en blanco, pero viendo muy detalladamente esos dibujos no estaban nada mal.
___ ladeo su cabeza en forma de no saber que tenían que hacerlo, por lo que saco de su mochila su libreta casi igual a la de su amigo, un lapicero de punta fina delgado de color negro y con eso empezar a escribir sus datos.
Mientras ambos se ocupaban de sus cosas, el salón fue llenándose a medida que el tiempo empezaba a pasar, en eso fue donde se escuchaba a lo lejos que las voces de sus demás compañeros de clase se acercaban al salón, entre risas, empujones y chistes malos.
Por un minuto que se quedo viendo a la puerta en espera de verlos, la presencia que esperaba fue otra totalmente sorpresiva, desagradable y probablemente odiosa. Antes que los chicos entraran al salón, fue visto por su amigo Pablo, su reacción al ver a otro grupo de chicas opuesta a lo que esperaba.
Las cuatro hembras entraban al salón como si no hubiera ninguna persona a su alrededor, las cuatro reían y se lanzaban comentarios bobos entre ellas, Pablo rodó sus ojos al fuerte escandalo que ellas provocaban con sus pesadas bromas.
— No están en su puta casa como para provocar ese escandalo...
Dijo en susurro sin apartar la mirada de su hoja media llena de sus datos personales, incluso habia perdido el zorro toda su concentración al haberse quedado algo estático.
Aunque el escandalo viniera de ellas, los parloteos solamente eran entre las tres chicas, pues una de ellas no parecía estar del todo bien, la loba caminaba con una expresión seria a su asiento sin hacerle caso a sus amigas y sus chistes.
El chico notó esta escena, pero en vez de no darle importancia se centro más en ver por que es que la loba venía callada, tal vez era normal en ella no siempre seguirle la corriente a sus amigas, después de todos era la más ruda en su opinión.
Poco después de su entrada, el grupo de adolescentes entraron al salón para toparse con la presencia de Pablo y ___ quienes esperaban sentados en sus lugares correspondientes, aún acaparando otros escritores para que ellos pudieran sentarse.
— ¡Buenos días! — exclamó el chita animado chocando su puño con el zorro y el humano — que sorpresa verlos, no creí que fueran a venir hoy.
El Zorro rodó los ojos pero con una risa de burla.
— Tonto, yo tampoco iba venir pero resulta que hasta hoy también tenemos clases, ni siquiera tenemos un horario fijo de las materias.
Era cierto, muchos esperaban que no hubieran clases, pero en el último momento habían informado a todos los grupos de internet correspondientes sobre volver para el día de mañana, el adolescente no supo de esto hasta que la tal Rosa menciono sobre que tuviera suerte para el día de mañana.
Pero era muy tarde como para preguntarle a sus amigos si iban a tener que presentarse nuevamente.
En todo ese rato de platicas o algunos que terminaban de personalizar sus cuadernos, en la entrada de la puerta se escucharon unos pasos pesados, como si la persona hubiese venido corriendo desde otra parte a esa dirección.
Todos voltearon a ver a un hombre de traje negro, usando una chaqueta y pantalones ajustados, unas mocasines muy limpias, en medio de su brazo portaba un portafolio negro con una inmensa cantidad de hojas.
El salón le presto atención al recién llegado catedrático exhausto, este hombre parecía tener una edad un poco avanzada, su pelo casi era cubierto por las canas pálidas, pero su físico estaba en buen cuidado, fue confuso para ___ ver a casi la mayoría de alumnos sonreír a este sujeto. Lo conocían.
— ¡Miren nada más! les dije que muy pronto los vería y aquí estoy muchachos.
Medio salón de clases aplaudieron, otros silbaban pero la mayoría expresaba una sonrisa, el catedrático camino hacia su escritorio de trabajo dejando caer fuertemente su portafolio a la mesa y girar a ver a los estudiantes.
— ¡Es un placer volver a verlos de nuevo a todos ustedes! parece ser que todos lograron acabar su carrera aquí, esto me llena de alegría, al final de cuentas hice un buen trabajo en ensayarles lo que sabía.
Todos asintieron aun entusiasmados por el regreso de su maestro.
— Karla, es un placer volver a tener aquí en mi materia.
Antes de acercarse a ella, la loba ya estaba con una enorme sonrisa en su rostro, levantándose de su asiento y estrellar su mano con la del maestro, su cola muy inquieta tuvo que enrollar al rededor de su pierna, a visto de cualquiera se pensaría que no quieres mostrar ninguna reacción de felicidad más que su sonrisa en sus labios.
— Señor Godoy, es un gusto volverlo a ver una vez más, estoy ansiosa de aprender con usted.
Palabras absurdas para los oídos del humano, no esperaba escuchar tal comentario positivo de la loba, en sus labios se formó sin dudar una sonrisa, moviendo ligeramente su cabeza de lado a lado en negatividad, ya se esperaba ver las cosas que se toparía en esas clase.
Pero sin querer se atrajo la mirad del catedrático, el maestro vio a un adolescente concentrado en una libreta que escribía sin prestarle atención, su mirada y expresión quedaron confusos al ver al nuevo chico en el salón, un nuevo rostro veían sus ojos, un mente con diferente limites y sus capacidades.
— Joven...
Antes de levantar la mirada al frente, este ya se habia ganado la mirada de todos sus compañeros de clase.
— Uh... ¿Hola...?
— No te había visto por aquí chico, pareces ser nuevo en mi salón, dime como te llamas. — el maestro muy interesado camino al chico nuevo para verlo de frente.
Unos cuantos pasos más y los dos estarían escuchando la respiración del otro.
— Mi nombre es ___... Uh, yo soy nuevo aquí... me acabo de mudar a esta ciudad y...
Se maldijo a si mismo cuando se escucho mencionar que el no era de allí, pocas voces empezaban a escucharse, las murmuraciones empezaron a incomodar el ambiente, ¿por que le dijo sobre su mudanza? a poco segundos después el hombre reacciono.
— Cielos, es un placer tener a un chico nuevo en mi clase, espero estés preparado para lo que te viene en el camino, me gustaría ver tu desempeño
Asintió con un gran rubor en sus mejillas, todo el salón incluyendo a sus amigos lo miraban de manera extraña, claro que sus amigos se les hizo chistoso ver a su amigo pasar esa pena frente a todo el salón, al menos no recibió ninguna grosería por parte de los estudiantes.
Hubiese sido muy incomodo para el escuchar risas a su alrededor.
— Muchos se preguntaran del por que tuvieron que venir el día de hoy aquí y siendo muy franco, esta situación sobre nuevo personal me tiene hasta la punta, muchos horarios tuvieron que ser modificados, otros no tuvieron ninguna novedad de cambiarse pero el tiempo no nos sobra.
Tan pronto fue dada la noticia algunos se pusieron a murmurar entre ellos, al igual que el grupo de chicos, parecieron no estar tan conformes con las modificaciones a continuación.
— ¿Eso quiere decir que también moverán los días de clases?.
Exclamó un lobo confuso y muy intrigado.
El maestro asintió con una risa nerviosa al ver a sus estudiantes aún confundidos, aunque les explicará les iba a llevar mucho tiempo entender a qué se debía estás modificaciones de último momento, justamente el día de ayer debían de haber quedado todo muy claro.
— Tranquilos, al menos en mi curso todos nosotros trabajaremos como siempre lo hemos echo, en pareja. Nadie nos va quitar esa manera de trabajar, todos nosotros somos un mismo equipo y juntos vamos a desarrollar nuestras habilidades como buenos administradores.
¿En pareja?. Pensó el chico por un largo rato en toda esa palabrería, se preguntaba cuál era su manera de trabajar, parecía ser querido por todos los estudiantes de su salón pero aún así no se quitaba la duda del como era su manera de enseñar.
A los pocos minutos en medio de la charla de maestro y estudiante, una mano gruesa fue puesta en el brazo del joven desconcertado, sus pensamientos se desvanecieron al toparse a su amigo Zack llaman su atención.
— Creo que necesitarás pensar con anticipación con quién vas a trabajar.
El joven alzó una ceja.
— ¿Es obligatorio...? Me gusta trabajar solo.
— Me temo que si, el maestro Godoy es caracterizado por su manera de trabajar con los estudiantes, en equipo.
— Maldición... ¿A quien escojo entonces?.
— Lucas y Meldin suelen trabajar juntos, al igual que Sam y yo, pero si quieres podemos hacer equipo los tres.
Una oferta tentadora.
— Supongo que está bien, amigo.
Zack asintió con una pequeña sonrisa en su rostro. Devolviendo toda su atención a la larga charla que el maestro aún les seguía dando a todos los mismos estudiantes.
Aunque habría un pequeño problema, cierta manera en como el chico veía su forma de trabajar de su docente, el nunca trabajó en equipo con personas, amigos o compañeros de clase, una experiencia jamás vivida a través de todos sus años forzados de estudios.
Al menos recordaba las veces que negaba la idea de trabajar en equipo hacia otras personas muchos años atrás, tal vez porque nunca tuvo buenos compañeros de clase.
Pero como podía ver, tal vez podría hacer un cambio ahora que había conocido a un grupo de amigos simpáticos, ninguno de su misma especie pero no los iba hacer por un lado, todos eran muy simpáticos y sobre todo, buenos amigos.
El maestro Godoy apunto de terminar su conversación con los estudiantes, una mano en medio de todo ese silencio por parte de los estudiantes fue levantada, por lo que el maestro muy interesado volteo a ver su llamada de atención, se trataba de una chica tímida.
Era Rosa...
— Profesor... Yo me preguntaba si podíamos hacer lo mismo que el año pasado con mis amigas, trabajar en grupo nosotras cuatro.
Era lo típico cada año con el grupo de chicas, el maestro siempre dejó ese chance en ellas poder trabajar juntas al no querer estar separadas de la otra, Godoy sonrió por unos segundos pero su expresión paso siendo de una alegre a una muy nerviosa.
— Bueno... Hablando de esto, siendo senciros... Todos ustedes ya deben tener a su pareja de trabajo.
Todos levantaron sus manos en señal a su respuesta, algunos incluso miraban a su pareja de trabajo.
— Bueno, creo que debí empezar desde ese punto... Nadie va trabajar con los mismos de siempre, esta vez seré yo quien elija a sus parejas de trabajo chicos.
Las miradas de molestia se fijaron ante el catedrático, muchos empezaron a protestar sobre su idea, nadie al parecer estaba muy de acuerdo a su idea. Incluso suplicaban que al menos solo fuera para un solo proyecto pero que no los fuesen a separar más adelante con otros proyectos con otras personas.
Zack volteo a ver a su amigo quien desinteresado miraba su teléfono sin tener que escuchar o ver a la multitud de estudiantes que sofocaban el espacio del maestro Godoy, era gracioso a simple vista ver al maestro casi montado en su mesa de trabajo.
— ¡Vamos chicos! ¿No les gustaría saber cómo trabajan sus demás compañeros? Apuesto que pueden llevarse mejor que antes, trabajar con sus mismos amigos es agradable pero recuerden que tienen que abrirse más ante las personas, si no se llevan bien con algunos de aquí, esta es su oportunidad de conocerse mejor.
Conocer a más personas era lo último que no quería hacer ___, bastaba ya tener a su pequeño grupo de amigos, muchas personas suele aparentar ser alguien que no concuerda con su personalidad, como en una obra de teatro, toman un papel para actuar y no dejarán de hacerlo hasta que la obra termine.
Habiendo dialogado muy bien con los jóvenes del salón, pudieron al final ponerse de acuerdo con respecto al trabajo de equipo con otras personas, ellos al parecer no elegirían a su nueva pareja de trabajo que los acompañaría por el resto de periodo, se sabía que podían hacer trampa, elegir a otra persona que seguramente conocerán.
El catedrático fue sacando de su portafolio una hoja con los nombres de cada uno de los estudiantes, la mejor manera en unirlos era si solo juntaba un nombre con el de otra persona para formar una pareja, muy sencillo para, la cantidad de alumnos que habían en el salón era de más de veinte, sería un poco difícil recordar sus nombres.
— Creo que me tocará trabajar con un desconocido supongo.
Dijo ___ a lo que sus amigos asintieron un poco decepcionados al ser cambiados. Pero también intrigados por saber quién sería su pareja de trabajo, lo más seguro es que se llevarán una sorpresa al saber que uno de ellos fuera a parar con una de las chicas del grupo de agresoras.
Godoy fue nombrando nombre tras nombre, juntando a las nuevas parejas de trabajo que en su punto de vista, estos se miraban con desconfianza, timidez o de muy mala gana al saber con quién irían.
Aquí fue donde el joven dejo de poner atención al maestro Godoy, su cabeza fue rotando lentamente viendo pasar a los desconocidos rostros de su salón para toparse fijamente en una compañera, Rosa.
Rosa miraba fijamente su celular estando sin prestar atención a las palabras del maestro, para su desgracia no había sido mencionada con ninguna de sus tres amigas del grupo, la fortuna le sonrió a otra persona tal parece.
Ella estaba en su teléfono, podría mandarle un mensaje de texto para mantener una plática con ella, sin tener que acercarse a ella y provocar un problema con sus amigas.
En todo ese pensamiento que analizaba hubo un absoluto silencio que amenazó los audios del chico, en cuanto se percató todos estaban viendolo nuevamente con una expresión burlona o molesta en su rostro, a diferencia de sus amigos que lo miraban desconcertado.
— ¿Todo bien joven...? Pareces estar un poco distraído, ¿Te pasa algo?.
El maestro preguntó con sus brazos cruzados aún con una lista de nombres en su mano.
— ¡S-Si! Lo-Lo siento muchísimo yo e-estaba...
Giró su cabeza a su lado izquierdo ahora notando la vista de la tal chica Rosa sobre el, en serio que tenía que prestar más atención en clase.
— Si usted lo dice... Como le iba diciendo, tu tendrás que trabajar cooooon...
Dijo alargando la palabra mientras buscaba con sus ojos entre cerrados el siguiente nombre con la persona que iba a trabajar, aunque tuviera una opción ni siquiera el maestro estaba convencido si poner a este chico a trabajar con otra persona.
Apenas si lo había visto y ya notaba su falta de atención a su presencia o explicaciones, pero no tenía que dejar a ningun estudiante sin pareja, el último nombre hastaba hasta al última fila de la lista, no sabía si mencionar a su pareja de trabajo frente a toda su clase o en privado.
Todos al parecer ya se sabían el nombre de la persona que mencionaría el maestro Godoy, ya se empezaban a escuchar los susurros bajos y las mirada de pena o más bien de lástima.
— Karla... Es tu día de suerte, trabajarás con el chico nuevo.
Tan solo una palabra cruzó por la mente del adolescente antes de tener que respirar con decepción.
"Mierda".
CONTINUARÁ.
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