𝗡𝗔; ᵛⁱᵈᵉᵒ
CORRÍ POR LA ESCALERA hasta llegar al primer piso, mi mente aún envuelta en la neblina del insomnio de anoche. Los pocos minutos que había logrado dormir no fueron suficientes para mitigar la fatiga que ahora arrastraba como una sombra. Al llegar al vestíbulo, me encontré con los encargados de los transportes, quienes me seguían con las llaves colgando de sus manos, intentando mantener el paso.
-¿Dónde está el Rolls-Royce? -inquirí con una ceja en alto, notando la caja de llaves incompleta.
-El joven Soo-hyun se la llevó, -respondió uno de los encargados, inclinándose en disculpa. Solté un suspiro de frustración y me dirigí hacia la limusina estacionada cerca de la entrada principal.
-Me llevaré esta, -anuncié mientras subía rápidamente, sacando mi celular para abrir el chat de Soo-hyun-. Señor Kim, tomemos la vía larga pero rápida, por favor.
El señor Kim, siempre tan fiable, asintió desde el asiento del conductor. Ha trabajado con mi familia desde que era una niña, y su lealtad y discreción eran invaluables.
A medida que avanzábamos por las calles tranquilas de la mañana, mi mente se sumergió en los problemas del día. De repente, algo captó mi atención en el carril de bicicletas. Una figura conocida pedaleaba con determinación. Ajusté mi vista y, efectivamente, era Kang-ha, con su típica expresión de enfado y preocupación.
-Señor Kim, deténgase al lado de esa bicicleta, -ordené con firmeza.
Nos detuvimos a un lado de Kang-ha, y bajé la ventanilla para que pudiera verme claramente.
-Sube, te llevaré a Jooshin, -le dije, haciendo un gesto hacia la puerta abierta.
Kang-ha se detuvo, sorprendido. Sus ojos se encontraron con los míos y, por un momento, pude ver el desconcierto mezclado con un leve agradecimiento. Si no estuviera becado, y no estuviera tan obsesionado con Jae-i, podría considerarlo para algo más.
-¿No escuchaste? -insistí, viendo su vacilación-. Señor Kim, suba la bicicleta a la limusina.
Kang-ha finalmente reaccionó, subiendo rápidamente al coche mientras el señor Kim aseguraba su bicicleta en la parte trasera. Sentí su mirada curiosa sobre mí, lo que me hizo voltear.
-Deja de mirarla, no se va a caer, -dije, observando su sonrisa tímida antes de que se girara hacia mí.
-No es por eso, -respondió, su sonrisa ampliándose un poco más. Cerré mi celular y lo miré, confundida por su expresión.
-Se ve divertido este auto con mi bici detrás, -comentó, una chispa de humor en sus ojos.
Asentí ligeramente, mi atención captada por algo en su muñeca. Una pulsera tejida con colores vivos que no había notado antes.
-¿Por qué llevas esa pulsera vulgar? -pregunté, señalándola con el ceño fruncido.
-¿Qué? -miró la pulsera y luego volvió a mirarme, sorprendido-. Es la única pulsera que tengo, ¿cuál otra podría ser?
-Es una pulsera de amistad con Seonyul, -dijo con una mirada sincera-. Estoy en un grupo con músicos, la última vez toqué el piano en casa de Jae-i. Todos en el grupo la tenemos.
Suspiré, mi desconfianza cediendo ante su explicación. Finalmente llegamos a Jooshin, y el tráfico de estudiantes entrando al campus era un caos controlado. El señor Kim abrió la puerta, y los empleados de Jooshin se inclinaron respetuosamente.
Salí del auto, esperando a que Kang-ha me siguiera. Cuando él también salió, los murmullos se intensificaron a nuestro alrededor, y podía sentir el peso de las miradas curiosas sobre nosotros. Tomé su mano firmemente, ignorando los flashes de las cámaras de algunos estudiantes indiscretos.
Mientras avanzábamos hacia la entrada principal de Jooshin, vi a Hyun-oh corriendo hacia nosotros, su respiración entrecortada y su rostro enrojecido por el esfuerzo. Sus pasos resonaban en el pavimento, atrayendo miradas curiosas de los estudiantes que paseaban por el campus.
-¡Dios mío! -jadeó, deteniéndose bruscamente frente a nosotros. Se dobló, apoyando las manos en las rodillas, mientras intentaba recuperar el aliento-. Tuve que correr desde el aula de enseñanza especial hasta aquí. -Sus ojos se encontraron con los míos, llenos de asombro. -¿Qué hace tu padre en Jooshin? ¡Incluso Soo-hyun se sorprendió!
La sorpresa en su rostro era palpable, y su pregunta me tomó por sorpresa.
Levanté una ceja, tratando de ocultar mi propia confusión mientras miraba a mi alrededor, notando las miradas curiosas de algunos compañeros.
-¿Mi padre? -pregunté, tratando de sonar despreocupada mientras una sensación de inquietud se instalaba en el fondo de mi mente-. No tenía idea de que estaba aquí.
Hyun-oh me miró fijamente, su respiración aún agitada.
-Sí, acabo de verlo hablando con el director-dijo, enderezándose lentamente-. Y no parecía una conversación cualquiera.
Mi corazón dio un vuelco. Si mi padre estaba aquí, algo debía estar pasando, y no era bueno. Miré rápidamente a mi alrededor, como si de alguna manera pudiera ver a través de las paredes de Jooshin y descubrir la verdad.
-Debe ser algo relacionado con la escuela-intenté justificar, aunque la ansiedad en mi voz era evidente-. O tal vez es alguna donación que está haciendo.
Hyun-oh negó con la cabeza, cruzando los brazos sobre su pecho.
-No lo sé, Soo-ra. Parecía algo serio. -Su mirada se suavizó al ver mi preocupación-. ¿Estás segura de que no sabes nada?
Me esforcé por mantener mi compostura, aunque por dentro una tormenta de pensamientos me abrumaba.
-Te aseguro que no tengo ni idea-respondí, forzando una sonrisa-. Pero lo averiguaré. Gracias por avisarme, Hyun-oh.
Él asintió, aunque su expresión seguía mostrando duda.
-Bueno, si necesitas algo, estoy en la cafetería-dijo, señalando el edificio detrás de él antes de alejarse lentamente, echando miradas curiosas hacia el edificio principal.
Observé a Hyun-oh alejarse, y luego me volví hacia el edificio con determinación. Tenía que mantener la calma y averiguar qué estaba pasando antes de que mi padre se cruzara conmigo. El hecho de que estuviera aquí era un signo claro de que algo importante estaba sucediendo, y yo necesitaba controlarlo.
Me encontraba en mi sala privada, saboreando la tranquilidad de la tarde. La luz del sol de la mañana se colaba a través de los ventanales, reflejándose en los suelos de mármol pulido y los intrincados candelabros que colgaban del techo. La mansión de mi familia, una obra maestra de la arquitectura moderna y el lujo, era el refugio perfecto para escapar del ajetreo de la vida en Jooshin.
Hoy era día de partido de americano en la escuela, lo que significaba que la mayoría de los estudiantes estaban en el campo, gritando y animando a sus equipos. Para mí, significaba un día de paz, lejos del ruido y la multitud. Me recliné en mi sillón favorito, un exquisito mueble de terciopelo color esmeralda que combinaba perfectamente con los detalles dorados y la decoración elegante de la sala.
Me deleitaba en el silencio, solo interrumpido por el suave tic-tac del reloj de pie en la esquina y el murmullo distante de los estudiantes en los pasillos. El aroma de flores frescas llenaba el aire, cortesía de los jarrones estratégicamente colocados en la habitación, cada uno rebosante de peonías y orquídeas.
Justo cuando estaba a punto de sumergirme en la lectura de un libro de moda, mi teléfono vibró sobre la mesa de cristal. La pantalla se iluminó, revelando una notificación de Instagram. Tomé el teléfono, curiosa por ver qué podía ser tan urgente. Al abrir la aplicación, noté un mensaje directo de un usuario desconocido.
Sentí una punzada de curiosidad mezclada con inquietud mientras hacía clic en el enlace que me había enviado.
¿Vas a matarlo también?
No son amenazas vacías.
Tengo todo.
Esto y otro más.
¿Qué quieres de mi?
Las imágenes que aparecieron en mi pantalla me dejaron sin aliento. Ese video debería haber sido eliminado de todos los aparatos electrónicos hace mucho tiempo. Era un recuerdo que jamás pensé que volvería a ver. Mis manos temblaban mientras lo reproducía en bucle, intentando comprender cómo algo tan malo había resurgido.
Justo cuando mi cerebro trataba de asimilar lo que veía, un suave toque en la puerta me sacó de mi trance. Bloqueé rápidamente el teléfono y lo dejé sobre la elegante mesa de centro, mi mente aún atrapada en la confusión. El sonido de la puerta abriéndose resonó en la sala, seguida de la entrada cautelosa de Soo-hyun, mi hermano mayor, cuyo rostro reflejaba una mezcla de preocupación y curiosidad.
-El partido terminó. Vamos a casa-anunció, su voz suave pero cargada de urgencia. Al no obtener una respuesta inmediata, se inclinó ligeramente para estudiar mi rostro sin expresión, sus ojos buscando una señal de lo que podría estar mal-. ¿Qué pasa? Pareces haber visto un fantasma.
Mi mente seguía en un torbellino, tratando de entender cómo ese video seguía existiendo. ¿Cómo es posible que alguien lo haya guardado? El sudor frío corría por mi espalda, y la opulencia de la sala, con sus paredes adornadas de arte y muebles de lujo, se sentía de repente claustrofóbica. Los ecos de las risas y los murmullos de los estudiantes que se iban filtraban desde el pasillo, pero parecía como si estuviera en un mundo aparte.
Soo-hyun suspiró, su paciencia visiblemente agotándose. Me tomó del brazo con firmeza pero con cuidado, obligándome a levantarme del sillón. Su tacto me ancló momentáneamente a la realidad, y me encontré caminando hacia la puerta, aún en un estado de incredulidad.
-Vamos, Soo-ra. No podemos quedarnos aquí-insistió, recogiendo mi teléfono de la mesa de centro con rapidez. Su agarre era seguro, y me guió fuera de la sala privada, a través del corredor decorado con columnas de mármol y relucientes lámparas de cristal.
Mi mente aún en trance, incapaz de procesar cómo ese video seguía existiendo. El eco de la música y las risas de los estudiantes celebrando la victoria del equipo resonaba lejanamente en mis oídos. Soo-hyun frunció el ceño, evidentemente preocupado por mi falta de reacción. Suspiró con resignación y me tomó del brazo con firmeza pero con cuidado.
-Vamos, no podemos quedarnos aquí toda la tarde-dijo, guiándome hacia la puerta mientras recogía mi teléfono con su otra mano.
Caminamos en silencio por los opulentos pasillos de Jooshin, donde el diseño moderno se combinaba con toques clásicos en un despliegue de lujo y riqueza. Las paredes estaban adornadas con arte de renombre y plantas exóticas, y cada detalle parecía gritar la influencia y el poder que mi familia y las familias de mis amigos poseían.
Llegamos a la entrada principal, donde nuestro coche, una limusina Mercedes-Benz, nos esperaba. La carrocería negra brillante reflejaba las luces del crepúsculo, acentuando su elegante silueta. El chofer, el Sr. Kim, nos esperaba con la puerta abierta, listo para llevarnos a casa.
-Llévanos a casa, por favor-indicó Soo-hyun, ayudándome a subir al vehículo. Una vez dentro, me acomodé en el suave cuero blanco del asiento, mi mente aún en un torbellino.
El Sr. Kim arrancó el coche con suavidad, y nos deslizamos a través de las calles de Seúl, la ciudad vibrante que se extendía a nuestro alrededor. Las luces de la ciudad parpadeaban mientras pasábamos, pero todo parecía borroso y distante. Soo-hyun, ajeno a lo que acababa de ver, me miró de reojo.
-¿Estás bien?-preguntó finalmente, con un tono más suave que antes, quizás consciente de que algo realmente estaba mal.
-Solo estoy cansada-mentí, forzando una pequeña sonrisa para tranquilizarlo. Sentía una mezcla de temor y vergüenza que me impedía compartir lo que había visto.
-Seguro. Ya estás en casa, relájate-dijo, tratando de sonar comprensivo. Sabía que no iba a insistir más, lo cual me dio un breve respiro.
Al llegar a nuestra mansión, un monumento a la modernidad y al lujo con sus enormes ventanales y diseño vanguardista, me sentí una vez más abrumada por la seguridad que el hogar ofrecía. La entrada, con su suelo de mármol impecable y escaleras de caracol que conducían a las habitaciones del piso superior, era un refugio que siempre había dado consuelo, pero hoy se sentía un poco más vacío.
Subí las escaleras con Soo-hyun siguiendo de cerca, sus pasos silenciosos en la alfombra suave. Nos dirigimos a mi habitación, un santuario de privacidad decorado con arte contemporáneo y libros de mis autores favoritos. Las cortinas de seda caían suavemente, y la vista desde la ventana panorámica ofrecía un panorama impresionante del jardín trasero iluminado.
Una vez dentro, me dejé caer en la cama, sintiendo el peso del mundo sobre mis hombros. Soo-hyun me miró con preocupación, pero respetó mi espacio y se quedó junto a la puerta.
-Si necesitas hablar, estaré en mi habitación-dijo, su voz suave. Asentí ligeramente, agradecida por su consideración.
Me quedé sola con mis pensamientos, la habitación sumida en un silencio pesado. El video aún rondaba en mi mente, su existencia un recordatorio de un pasado que preferiría olvidar. Tenía que encontrar una manera de enfrentar esto sola, sin que Soo-hyun o nadie más se enterara.
Mientras el cielo nocturno se oscurecía y las luces de la ciudad se encendían una a una, me prometí que encontraría una solución. Nadie iba a usar ese video contra mí. Nadie.
-¿Estás segura? -preguntó, su voz cargada de sorpresa e incredulidad. La forma en que me miraba, como si no pudiera creer lo que estaba diciendo, solo amplificó mi ansiedad.
Asentí débilmente, mi mente aún procesando la gravedad de la situación.
-Lo comprobé más de tres veces-dije, mi voz apenas un susurro. Sentí el pánico apoderándose de mí, el peso de las consecuencias aplastándome. Mis manos empezaron a temblar, una reacción involuntaria a la oleada de ansiedad que se extendía por mi cuerpo-. Si papá lo descubre... me esconderá.
La habitación pareció cerrarse a mi alrededor, cada rincón lleno del eco de mi temor.
Me dejé caer al suelo, sintiendo el frío mármol contra mis piernas mientras trataba de recuperar el aliento. La opulenta decoración de la sala, con sus tapices exquisitos y muebles de diseño, de repente me parecía opresiva, como si el lujo mismo se volviera en mi contra.
Se agachó a mi lado, su preocupación palpable en sus ojos. A pesar de que no sabía exactamente qué me había alterado tanto, su instinto protector se activó de inmediato. Colocó una mano reconfortante en mi hombro.
-Respira hondo, Soo-ra. Lo resolveremos-dijo con una calma que me parecía inalcanzable en ese momento.
Respiré profundamente, tratando de calmar el latido frenético de mi corazón.
-Esto... no debería existir-mi voz se quebró al final, el peso de mis palabras reflejando la desesperación que sentía.
───── 𝗔𝘂𝘁𝗵𝗼𝗿'𝘀 𝗡𝗼𝘁𝗲.! ⋆
• hola ya vine 🤪
• no había revivido porq me quedé sin ideas 😔😔
• no se editar fotos 😔😔😔😔😔😔😔😔😔
• 😰😰
• es poco ik pero era esto o nada, igual hoy les subo otro tmb 🫦😔😭🥰
• voten y comenten 😡
#NOLECTORESFANTASMA
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