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Cuando dieron las seis de la mañana. Jimin salió de su habitación listo para un nuevo día. No pudo dormir bien y tenía mucho sueño, pero no quería encontrarse con Jungkook. Había comprendido que su padre tenía razón. El no sería amado por nadie, porque en él existe una maldición.

Una maldición oscura que le hace perder todo lo que le interesa. Aunque le dolía el corazón, su actitud siempre estaba presente. Hará como si nada hubiera pasado. Pero solo por hoy, quería irse temprano para despejar sus pensamientos.

Bajo a la cocina y comía algo. En eso siente una mirada sobre él, pensando que tal vez era el señor Jeon, se dio la vuelta y ve a Jungkook mirándolo. Eso lo sorprendió. Sin embargo no se inmutó. Volvió a lo suyo.

Jungkook entró en la cocina, buscando algo para desayunar. Pero en lugar de encontrar comida, se encontró con Jimin, que estaba tomando una botella de agua del refrigerador.

El silencio entre ellos era palpable, y Jungkook se sintió incómodo. No sabía qué decir después de lo que había pasado el día anterior.

─¿A dónde vas tan temprano? ─preguntó Jungkook finalmente, intentando romper el silencio.

Jimin se volvió hacia él, su expresión fría y distante.

─No es de tu incumbencia ─respondió, sin siquiera mirarlo a los ojos.

Jungkook se sorprendió por la respuesta de Jimin. Sabía que había sido cruel con él el día anterior, pero no esperaba que Jimin se mostrara tan frío y distante.

─Jimin, lo siento ─dijo Jungkook, intentando disculparse─ No quería rechazarte tan cruelmente. Me enojé conmigo mismo por lo que pasó.

Jimin se encogió de hombros, sin mostrar ninguna emoción.

─Está bien ─dijo─ Ya no insistiré. Comprendo tu desprecio hacia mí.

─Jimin... yo no siento eso.

─Mientes. Soy un raro que no va con lo que aparentas ser tú, el chico popular. No tienes que decir más.

Jungkook se sintió mal por la respuesta de Jimin. Sabía que había herido sus sentimientos, y ahora se arrepentía de todo.

─Jimin, espera ─dijo Jungkook, intentando detenerlo. Pero Jimin ya se había ido, saliendo de la cocina y de la casa sin decir una palabra más.

Jungkook se quedó solo en la cocina, sintiendo un gran arrepentimiento. Sabía que había perdido la oportunidad de disculparse y de arreglar las cosas con Jimin.

Es que, no quería admitir que ese beso le había gustado y eso le asustó. El toque de esos pequeños dedos le dejó con ganas de más. Pero el tonto sentimiento que todos le miraran por andar con el raro. Era una maldita locura, pero se merecía que Jimin volviera a como era al principio.

Se fue a su habitación con las mil dudas rondando en su cabeza hueca.

Jimin se sentó en el sofá de la casa de Sam, mirando al vacío con una expresión neutra. Había ido allí porque no sabía adónde ir antes de clases, y Sam siempre había sido un buen amigo para él.

Sam se sentó junto a él, mirándolo con preocupación.

—¿Qué pasa, Jimin? Pareces distraído.

Jimin se encogió de hombros.

—Nada. Solo estoy pensando en Jungkook. —soltó de repente. Ni siquiera se percató.

Sam se sorprendió por lo que dijo. Bueno, si es sincero, esperaba tocar el tema.

—¿Jungkook? ¿Qué pasa con él?

Jimin suspiró.

—Me gusta mucho, pero me rechazó. Me dijo que no siente nada por mí.

Sam lo consoló.

—Lo siento, Jimin. Sé que duele el rechazo.

Jimin se miró las manos.

—Lo peor es que... nos besamos en los vestidores. Y si Jungkook no me quisiera, jamás me habría correspondido los besos y la forma en que nos besamos.

Sam hizo como que le sorprendió, a pesar que los miró.

—Wao... creí que eras más de los que se dejaría besar. Pero si tomaste la iniciativa y te correspondió, puede que si le gustes.

Jimin se encogió de hombros.

—No importa. Lo que importa es que me rechazó. Creo que si le gustará un poco no tendría por qué decirme eso.

Sam pensó por un momento. Odiaba ver a Jimin así. Aunque siempre tiene ese rostro de no importarle nada, seguro que por dentro debe estar mal si lo ha mencionado. De verdad que odiara decirle esto, porque le gusta Jimin, sin embargo no tanto como para aprovecharse de él con quien le gusta.

—Sé cómo puedes comprobar si Jungkook siente algo por ti.

Jimin lo miró intrigado.

—¿Cómo?

Sam sonrió.

—Dale celos. Si Jungkook siente algo por ti, se pondrá celoso si ve que estás con alguien más.

Jimin se rió. Por primera vez Sam lo miró sonreír, que lindo y que tonto Jeon.

—Eso es ridículo. No funcionará.

Sam se encogió de hombros.

—Tal vez no, pero ¿qué pierdes si lo intentas? Además, en los libros de romance, un tercero siempre suele funcionar.

Jimin pensó por un momento.

—No sé... No quiero lastimar a nadie.

Sam se rió.

—Eres un tonto, Jimin. No lastimaras a nadie. Solo estás intentando descubrir si Jungkook siente algo por ti. Busca a alguien que pueda salir contigo de mentiras, alguien que le caiga mal a Jungkook será mejor.

—¿Tú? Le caes mal a Jungkook.

Sam se sonrojó. Negó rápidamente.

—No, yo no podría. Sabe que sólo somos amigos, así que... ¿le caigo mal? Olvidalo. Solo busca a alguien que te pueda ayudar.

Jimin se encogió de hombros.

—Lo pensaré.

Después de eso, ambos se quedaron mirando una película en el sofá, esperando a que llegara la hora de ir a clases. Jimin seguía pensando en Jungkook y en lo que Sam le había dicho. ¿Debería intentar darle celos a Jungkook? ¿O debería simplemente olvidarse de él y seguir adelante? La decisión era difícil, pero Jimin sabía que tenía que tomarla pronto.

Jimin esquivó a Jungkook todo el día, no quería verlo ni hablar con él. Se ocultó junto con Sam en la biblioteca del colegio, esperando a que diera la hora de salida.

Jungkook no lo encontró en ningún lado, y eso no le había gustado nada. Se sintió frustrado y confundido, no entendía por qué Jimin lo evitaba. Bueno, si sabía, pero no quería que se dejarán de hablar.

Aunque ¿por qué le importa? De todos modos el no va a corresponder sus sentimientos. Pero sabe que sólo está negando algo que siente verdaderamente. No por nada tuvo sueños húmedos con Jimin y lo que pasó en los vestidores. Negar que le tiene ganas, era más que obvio para él, sin embargo también le gusta.

Tenía que hablar con sus amigos y que le puedan aconsejar algo, porque sino, se volverá loco.

Mientras tanto, Jimin caminaba con Sam hacia la librería donde iba a trabajar. Sam le dijo que quería verlo en su primer día de trabajo, y Jimin aceptó porque Sam era importante para él.

Cuando llegaron a la librería, la dueña les dio la bienvenida. Era una mujer amable y sonriente, que parecía emocionada de tener a Jimin en su equipo.

—¡Bienvenido, Jimin! Estoy emocionada de tenerte aquí. Aquí tienes tu uniforme —dijo la dueña, entregando una camisa roja.

Jimin se sorprendió.

—Lo siento, pero no puedo usar esto. Soy alérgico al color. Solo puedo usar negro —dijo, intentando explicar su situación.

La dueña se quedó sorprendida, pero se recuperó rápidamente.

—No hay problema, Jimin. Si es una alergia, te daré una camisa negra. No quiero que te sientas incómodo. Puedes empezar Jimin.

—¿No sabía que eras alérgico?

—Lo soy. Mi padre intentó ponerme ropa azul y casi muero por alergia. Soy un caso especial.

Sam comprendió.

Jimin dio las gracias a su nueva Jefa y se puso a trabajar. Sam le tomó una foto y se fue a ver libros que quería leer.

A medida que pasaba el tiempo, Jimin se sintió más cómodo en su nuevo trabajo. No lo hacía tan mal, después de todo. La dueña le dio algunos consejos y le enseñó cómo manejar la caja registradora.

Al final del día, Jimin se sintió orgulloso de sí mismo. Había superado su primer día de trabajo, y había hecho un buen trabajo. Sam lo esperaba fuera de la librería, sonriendo.

—¿Cómo te fue? —preguntó Sam.

Jimin se encogió de hombros.

—No fue tan mal. La dueña es amable y me enseñó mucho.

Sam sonrió.

—Me alegra. Estoy orgulloso de ti, Jimin.

—Gracias por quedarte a esperar. Parece que el invierno se acerca.

—Si está haciendo mucho frío. Pero es genial. Dijeron que caerá nieve antes de Halloween.

—Estamos destruyendo el mundo. Pero amo Halloween. —dice Jimin.

—También yo. Vamos a comprar un café, y nos vamos a mi casa a ver otra película ¿te parece?

Jimin asintió.

Jimin y Sam estaban sentados en una cafetería, disfrutando de un café y una conversación relajada. De repente, Jimin vio a un chico que le resultaba familiar. Era el chico que le había quitado la toalla y la botella de agua en el partido de basquetbol.

Hong Daniel se acercó a ellos, sonriendo.

—Hola, nos volvemos a encontrar. ¿Cómo estás?

Jimin le respondió con un saludo breve.

—Hola. Estoy bien.

—¿Sabes? No te pregunté tu nombre ¿como te llamas?

—Park Jimin ¿y tú?

—Hong Daniel. Aunque sólo dime Daniel o Dani.

Hong Daniel se sentó en la silla vacía junto a ellos.

—¿A dónde vas? ¿Tienes planes para hoy?

Jimin se encogió de hombros.

—Voy a ver una película con mi amigo Sam.

Hong Daniel sonrió y se volvió hacia Sam.

—Hola, Sam. Me alegra conocerte.

Sam se sonrojó ligeramente al ver a Daniel, y Jimin notó que se miraban de más. Aunque no supo qué era eso, se sintió un poco incómodo.

Daniel se volvió hacia Jimin de nuevo.

—Espero que algún día podamos ver una película juntos. En Halloween habrá un maratón de películas de terror.

Jimin iba a decir que no, pero recordó lo que le había dicho Sam sobre darle celos a Jungkook. Así que, en lugar de eso, sonrió ligeramente y dijo:

—Sí, claro. Me gustaría.

Sam se sorprendió al escuchar la respuesta de Jimin, y Daniel sonrió y le dio su número de teléfono.

—Genial. Te llamaré pronto.

Daniel se levantó y se despidió de ellos, guiñando el ojo a Jimin antes de irse. Jimin se sintió un poco incómodo, pero no dijo nada.

Sam se volvió hacia él, sorprendido.

—¿Qué pasó? ¿Por qué aceptaste salir con él?

Jimin se encogió de hombros.

—No lo sé. Solo quería ver qué pasaba. Además, a Jungkook le cae mal.

Vaya, tal vez su idea de darle celos a Jeon sería pan comido. Ambos terminaron su café y se fueron a casa de Sam. Mientras que Jungkook hablaba con sus amigos.


Se pone mejor cada vez. Jimin modo "celos al ataque"

Por cierto este es Hong Daniel.
Yo hago unos ships bien raros jajaja

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