𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗩𝗜𝗜.
—Los exámenes chūnin comienzan:
Entendiendo lo que somos o
lo que podemos ser.
Solo una situación que desencadene una fuerte emoción podría causar el despertar del sharingan en los Uchiha. De forma común aquella emoción siempre fue de lo que podría considerarse un aspecto negativo: ira, angustia, dolor. Todas cosas que fueron capaces de perturbar el alma y transformar para siempre lo que se podía ser. Sasuke Uchiha obtuvo el sharingan a los ocho años.
Él niño estaba solo, y de la forma en que lo hizo fue una absoluta novedad. Para empezar, bajo las circunstancias de que era el único de su clan y los pocos datos que quedaban en la oficina del Hokage eran mínimos. Lo más básico y fundamental para que otros pudieran entender el funcionamiento de sus shinobis. Fue durante una noche, el niño de apenas una roma pronunciado se había despertado de una atroz pesadilla completamente alterado. Cuando sus gritos alarmantes alertaron al comando que protegía la noche nocturna pensaron en el peor escenario, pero cuando entraron a la casa y encontraron al niño sosteniéndose la cabeza con fuerza en un estado de completa paranoia supieron que lo que estaba sucediendo iba más allá de sus habilidades.
No había voz que lo llevará de vuelta a la realidad, era como si aún durmiendo hubiese permanecido atrapado en una pesadilla que devoraba su mente. Genjutsu.
Múltiples equipos ANBU recorrieron la aldea esa noche, buscando a lo que llamaron "el asesino del clan Uchiha". No lo encontraron, perdieron su rastro en los comienzos del desierto. Y cuando Sasuke por fin salio de su trance, las lágrimas rojas indicaban un ojo ahogado en la desesperación. Su dolor tenía color.
Yūgoo Uzuki comenzó a hacer doble guardia cada noche, con una alerta imposible de igualar. La joven alfa había encontrado a Sasuke aquella vez, entre los cuerpos muertos de los Uchiha. Habían estado apunto de dar la orden de que nadie había sobrevivido, cuando ella escuchó un llanto que traspasaba las paredes. Envuelto en una manta vieja, un bebé sollozaba presa del pánico y el horrible aroma a sangre que estaba infectando la zona. Ella trató de no reaccionar a ante lo que estaba sintiendo, pero el bebé lloraba angustiado y a los pies de ella los cuerpos de sus padres sin vida no podían darle consuelo.
Uzuki dio la noticia de que había quedado un sobreviviente, entre todos, solo un bebé escondido en una especie de refugio de guerra había vivido. Sin nombre, sin un propósito, completamente solo.
Quizá fue el hecho de que la noticia de ser una alfa estéril había llegado hace tan solo unos días. Y eso, de alguna forma le había afectado de sobremanera, porque aunque su omega no se lo hubiera dicho, sabía que una vez las cosas estuvieran mejor, quería hijos. Hayate quería hijos. Pero todo se desmorono demasiado rápido. La masacre del clan Uchiha había sido solo el inició del quiebre de Konoha. Ella como ANBU no era una vía viable para poder establecerse con un omega ni mucho menos tener hijos. Pero ese bebé lo podía cambiar todo.
Aún era joven, pero le había solicitado a su capitán el cuidado del niño, poder disponerlo con shinobis adecuados para la tarea. Ella cuidaría cada tanto que el asesino no volviera a cumplir en su totalidad su tarea. Y ese cuidado aumento el doble con los años. Porque después del despertar del sharingan en Sasuke, él no volvió a ser el mismo.
—Estarás a cargo de los exámenes. —dijo Uzuki tras la máscara. Mirando como Hayate daba un sorbo a su café.
—No tienes que preocuparte demasiado. Será lo sencillo, además si te preocupa el desempeño de Sasuke, sabes que está muy bien. Usagi ha dicho que las misiones de rango elevado son adecuadas para él. —explicó, mirándola.
Ella dio una larga exhalación. El aire olía a tristeza. Ese año Hayate cumpliría veintiocho años y ella veintisiete.
—Me preocupa todo lo que ha pasado. Desde que se supo que Naruto Uzumaki es su destinado. Sasuke ha sido un blanco desde su nacimiento, ahora lo es más.
Hayate se levanto en silencio, lavando la taza y el plato pequeño que antes había contenido un pedazo de pan con jamón. Sí, Sasuke ahora se había convertido en un blanco más atractivo para las fuerzas enemigas. Habían pasado doce años tratando de alejarlo de cualquier incidente que pudiera afectarlo para mal, y entre medio de eso ellos mismo eran un incidente. Lo apreciaban inmensamente, y el vínculo de manada había sido establecido entre los tres. Desde las sombras habían cuidado al niño con muchísima atención dentro de lo que podían hacer. Pero que el resto lo supiera significaba una falta a su reglamento, en Uzuki por su juramento ANBU y en Hayate por su leal promesa de proteger la vida del Hokage.
Pero querían hijos, y el destino cruel les había entregado uno.
—Lo cuidare. Si no estás cerca de nosotros, lo cuidaré. —prometió Hayate.
Uzuki negó. Se quitó la máscara, mirándolo por fin sin nada entre ambos.
—Lo cuidaremos. Juro cuidar de ti y Sasuke como siempre.
—Qué tonta alfa. —murmuró, una tos seca salio de sus labios.
Ella lo besó.
Los exámenes lo cambiarían todo.
Naruto estaba terriblemente nervioso. Muchos recuerdos de cuando él estuvo en los exámenes chunin pasaban por su mente, unos más vergonzosos que le quitaban su lado heroico otros en cambio terribles y sumamente difíciles de reconocer. Estaba caminando al lado de Sasuke antes de que él se reuniera con su equipo. No sabía realmente qué decirle, presintiendo que de alguna forma el joven alfa esperaba una especie de consuelo de su parte, ¿qué podía ofrecerle más que palabras de aliento? Maldito fue el destino de reunirlos, de reunirlos en condiciones patéticas donde Naruto no estaba preparado para enfrentar lo que sea que es esto. Todos lo sabían, sabían que Naruto no había nacido para conocer a alguien ni mucho menos tener que enlazar su vida a nadie. Pero aquí estaba, conociendo tardíamente lo que era el destino entre un alfa y un omega y peor aún, tener que ser un guía para su propio alfa. Porque a veces, cuando creía estar en calma venía otra vez ese dolor angustiante.
Qué miserable, ser un guía para su alfa.
Hubiese preferido ser un paría. Sin alfa, sin lazo.
La única cosa que había hecho que su estado no decayera era que cada vez que veía a Sasuke veía a Konohamaru, y con eso la sensación angustiante de su pecho resultaba un poco menos tensa. Porque el cielo sabía cuánto quería al pequeño Konohamaru, entonces si resultaba en poder querer así a Sasuke todo sería más sencillo. Pero Konohamaru no duerme junto a él, ni mucho menos besó sus labios. Y esa es la diferencia abrumadora que le indica que Sasuke no es ni será nunca el pequeño alfa que considera su hermano, porque ambos juegan papeles diferente en su vida. Porque ambos, necesitan de él cosas distintas. Una que está complacido de poder entregar y otra, que sencillamente lo mantiene colapsado.
—Lo harás bien, Sasuke. De verás. —ánimo. Los dos niños y el sensei Usagi esperaban afuera de la academia.
Sasuke lo miró de reojo.
—Lo haré. —aseguró. — Te veo del otro lado, Naruto.
Una sonrisa genuina fue lo último que vio Naruto del pequeño alfa. Se quedó mirando hasta el final, hasta que las puertas de la academia se cerraron para dar comienzo en poco tiempo al examen escrito. Naruto reflexionó acerca de su comportamiento, sabiendo que Sai lo había descubierto mucho antes de que él mismo pudiera notar qué estaba haciendo.
Evitar a Sasuke. Evitar tener que pasar tiempo con él más allá del tiempo que comparten en su casa, en su habitación donde cada noche antes de dormir escucha un suave "buenas noches". Sí, lo odia. No está contento con esto y eso solo hace que tenga un humor extraño porque es esa clase cosas con las que no puede pelear y solo le queda aceptarlas. Incluso en esa postura, espera genuinamente que Sasuke salga bien posicionado de los exámenes, que logré ascender en el rango poco a poco, porque ha demostrado tener las capacidades dignas de un buen shinobi. Mientras caminaba hacia la tienda de dangos escuchó que decían que los shinobis seleccionados de Sunagakure parecían aterradoramente peligrosos. Naruto quiso reírse ante esa descripción tan vaga e intensa de un par de mocosos. ¿Peligrosos y aterradores en una sola frase? Eso debía ser un chiste.
Gaara No Sabaku, fue el nombre del que mencionaron como prodigio. No saben qué cosa lo hace tan especial pero creen que es su frialdad para realizar las misiones.
Naruto no cree es los comentarios de las personas, por eso mismo se guarda el nombre para los combates de enfrentamiento en la siguiente jornada. Ahora mismo, solo ruega que la inteligencia de Sasuke sea real y no solo tonta fanfarronada inmadura.
—Naruto.
La voz de Sakura lo hace voltear. Ya se ha terminado el cuarto dango.
—Hola, Sakura. ¿Qué tal todo?
—Agotador. Me han hecho dirigir un comando de médicos en caso de cualquier incidente una vez entren al combate. Ya sabes cómo es.
Naruto asintió. Sí, sabe cómo es, ya ha estado ahí.
—Los shinobis hablan. —comienza Sakura. De pronto la respiración de Naruto se congela, ante el temor de qué cosas pueden hablar. La alfa debe olerlo en el aire, porque hace un gesto suave. Ella ole la pequeña angustia de Naruto. — Hablan acerca de Sasuke y este niño, el Hyuga. Al que apodaron genio, cuyo equipo se dio un salto de un año para enfrentar los exámenes.
—¿Qué cosas dicen?
—Que será un espectáculo total, chocar genio contra genio. —niega. Luego, su expresión cambia severamente a una más seria, sus ojos vagan en el suelo y luego se dirigen a Naruto. — La mayoría apuesta por Hyuga.
Una parte de Naruto se escoge. Le molesta que no todos consideren a Sasuke.
"No quiero arruinar tu vida, que sepan que un omega como tú está destinado a un alfa como yo".
"Los exámenes chunin me servirán para probar...Lo fuerte que soy".
—El sabio de los seis caminos debe odiarnos a mí y a Sasuke. ¿Por qué nos junto tan rápido?
O tan tarde.
La mano cálida de Sakura le apretó el hombro, mientras le daba una sonrisa sutil. Ambos caminaron juntos hasta la segunda etapa de los exámenes donde la estrategia en campo sería lo que condicionaría a los equipos de desplazarse en terrenos peligrosos, pasar una noche y lograr permanecer intactos ante la incertidumbre de ser atacados por otros equipos. Luego de eso, la tercera etapa eran los combates uno a uno. Bajo la rueda que usaban actualmente, podían incluso terminar luchando dos integrantes de un mismo equipo.
N/A: ¿De verás creyeron que Naruto estaría completamente bien con la situación? Pues creyeron mal porque la están y pasaran re feo ambos. Cuchau. Como este es un Universo Alterno, me tomaré libertades en cuanto a los exámenes chunin, una mezcla de cosas y de cómo se establecen. Para que, en caso de notar las diferencias no se alteren.
GRACIAS POR LEER Y POR ESPERARME. DIOSES, SI QUÉ TARDE EN CONECTAR CON MLBL, LO SIENTO. Espero que el próximo capítulo sea mucho mucho más largo que este, porque este me quedo cortito. En fin, besos muAk. 💖✨️
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