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𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗩𝗜.

—𝑯𝒆 𝒐𝒊́𝒅𝒐 𝒂 𝒎𝒖𝒄𝒉𝒐𝒔 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒓
𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒍𝒂 𝒗𝒐𝒛 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅.
𝒀 𝒉𝒆 𝒏𝒐𝒕𝒂𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒆𝒒𝒖𝒊𝒗𝒐𝒄𝒂𝒅𝒐𝒔
𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒂𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐, 𝒂
𝒑𝒆𝒔𝒂𝒓 𝒅𝒆𝒍 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐
¿𝑷𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒎𝒆𝒓𝒂𝒏
𝒆𝒏 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒅𝒂𝒏̃𝒐?






A diferencia de como se sintió, Sasuke no tenía ningún hueso roto. Solo era el impacto que había dejado el caer de imprevisto, como peso muerto y con alguien encima, lo que había provocado la sensación de ausencia de sus huesos. Su cabeza estaba en buen estado, solo un choque contra la tierra y el fuerte nudo de su bandana eran lo que le había incomodado. Mas Shizune debía preguntar cómo había ocurrido aquello sin haber estado en misión o algo por estilo. Contar que había sido empujado por un niño de su edad, le había dolido en su pequeño orgullo.

Aunque la risa llena de maldad de Naruto, le hizo olvidar su pequeño episodio de vergüenza. Había algo bueno en todo lo ocurrido, desde hacía unos días Sasuke estaba seguro que encontrar al rubio, justo en el momento en que el mundo ninja estaba entrando en alguna especie de paz, era algo afortunado.
Porque no debía preocuparse de nada en absoluto, más allá de entrenar o estudiar ciertos temas y comer su comida favorita. Estaba comenzando a estar en calma, y que bonita se sentía la calma. Sobre todo, cuando el peso de una figura inexistente —al menos porque él mismo le había dado forma en su mente, si su mente le había dado forma, no se asemejaba a la realidad—, a la que debía eliminar, desapareció de su cabeza y de sus metas.
Ahora siempre había una sonrisa brillante, y unos ronquidos demasiado ruidosos, que siempre le recordaban que era lindo estar vivo si era así.

—Sasuke, oye, ¡¿Me estás escuchando?! —habló impaciente el rubio, notando como el menor había quedado mirando un punto fijo por demasiado tiempo mientras volvían a casa.

—Sí, si. Bueno, en realidad no. —confensó, más le valía decir la verdad o sí no después no sabría qué contestar. El hecho de que Naruto fuera mayor, seguía causando en Sasuke un respeto diplomático combinado con el respeto que él mismo expresa.

—Debo ir a reunirme con unos amigos, así que nos vemos más tarde, cuídate Sasuke. Sé bueno. —antes de que pudiera decir algo, le dio tres palmaditas en la cabeza, para dar media vuelta, no sin antes voltear una última vez— Nos vemos en casa, no tardaré, ¡De verás!

Y sin decir más, Naruto salió corriendo, alejándose de techo en techo. Sasuke quedó mirando su silueta, manteniendo las manos en los bolsillos, y la tristeza en su labio inferior. Claramente Naruto tenía su vida ya maneja, por mucho, pero también tenían el derecho a continuar con su rutina. Caminar con amigos, reír y despreocuparse. Sin embargo, el pequeño alfa de Sasuke, que casi nada llevaba de presentarse sentía una soledad aterradora. Aún era inmaduro, y un acto tan simple, podría saberle a rechazado.

Sofocado por tales pensamiento, que le hacían bajar la cabeza lentamente, Sasuke decidió que era un buen día para también seguir con su arduo entrenamiento. Sin pensarlo mucho, empezó a caminar en busca de Konohamaru y Moegi. Las calles parecían más revueltas, y ahora podía notarlo mejor. Frunció un poco el ceño ante tal asombro, caminó casi con la duda en dirección hacia el curioso tropel  que estaban causando en uno de los complejos. Parecía que había una fiesta, y con una curiosidad que evitaba mostrar Sasuke se fue acercando lentamente.

—¡Sasuke! —el chillido y gran manotazo en su espalda lo puso rígido. Frente a él, de todos modos estaban sus compañeros de equipo. Konohamaru se rascó la nariz sonriendo.

—¿Qué es eso? —preguntó Moegi asombrada, por el sonido de la música sin ser ningún festival. Su interrogante hizo que el niño castaño también mirará interesado.

Fue casi instantánea la forma en que el joven Sarutobi se inclino, inflando el pecho. Sasuke lo miró con los ojos entrecerrados, esa era la postura que usaba cada que efectivamente sabía algo y el resto no. Por más estúpido que fuera la cosa, él simplemente lo decía sintiendo que era lo más grande del mundo.

—Es una ceremonia que celebran los Hyūga. Bueno, específicamente es solo el cumpleaños de Hanabi. La segunda hija del actual jefe.  —menciono.

Los otros dos niños parpadearón, elevando su vista al gigantesco símbolo del Clan Hyūga que estaba en la entrada. Debiendo suponer que el asunto se debía a algo similar a eso. Sin embargo, podían visualizar de forma lenta, como personas con el símbolo del Clan Aburame y del Clan Inuzuka se mezclaban entre. Quizás, también era una fiesta donde la invitación recaía en quien quisiera ir. Al menos que fuera cercana a la familia, de igual forma.

—Pensé que estarías con Naruto, Sasuke. —señaló Moegi. Justo en el momento que un hombre pedía permiso a los niños, que estaban obstruyendo la entrada.

Un silencio algo tenso se quiso prolongar. La mirada siempre brillante de Konohamaru, obtuvo una especie de seriedad que sabía muy bien Sasuke, por dónde iba. Claro, ese niño había estado mucho antes que él. Y posiblemente lo veía como una potencial amenaza. Ha esas alturas todos ya sabían que el último Uchiha era el alfa de Naruto Uzumaki.

—Tenía que ir con sus amigos. —respondió por educación. — Entonces pensé que sería bueno que yo también hiciera algo.

—¿Nos estabas buscando? —alzó una ceja el niño castaño. Era evidente que sabía las intenciones de Sasuke.

Alejándose de la música y el cotilleo, caminaron hacia el bosque de la aldea. El mejor lugar para entrenar, amplio, lejano y con la naturaleza como su mayor aliado. Pasaron toda la tarde en el lugar. De igual forma, no había mucho que los tres niños lograrán hacer en casa. Cuando el momento de irse llego, se despidieron como era costumbre, los tres caminando hacia un punto diferente. Al regresar a casa, porque ahora era la casa tanto de Naruto como Sasuke. Pudo sentir el aroma más relajante y cálido del mundo. No tardó mucho en caer dormido presa del cansancio, recibiendo patadas tanto de Moegi como de Konohamaru. Y también dándolas.

Por eso mismo cuando Naruto llegó, nunca lo notó. El rubio había entrado siendo un revoltijo, pidiendo perdón por qué en realidad se había tardado, sin embargo cuando vio a Sasuke dormir toda palabra calló. Sonrió, porque pese a que su casita, departamento en realidad, era media feucha en comparación a la que tenía Sasuke, el niño veía con ojos entusiasmados el lugar.
Naruto por eso mismo creía, que su casa se estaba convirtiendo en un hogar. Sonriendo así mismo, se preparó un ramen, mientras se cambiaba al pijama. Decidió no quejarse, porque Sasuke se había dormido sin bañar y aún había barro en la ropa.

Pasaron semanas en las que se fueron acomodando entre ellos. Pero aunque tanto como Naruto y Sasuke se sentían cómodos alrededor del otro, habían cosas que comenzaban a inquietar a Sasuke.
Y no se trataba de las veces en que Konohamaru lo miraba con mohín, o le sacaba la lengua. Era algo más, que antes no había podido notar o no pudo hacerlo.

—Sasuke. No es la gran cosa. Siempre dicen eso. —dijo Sakura. Últimamente, como era costumbre. Sasuke se había empezado a acercar al círculo de amistades de Naruto, después de todo, los pocos conocidos del niño, ya los conocía el rubio.

Sasuke alzó una ceja. Mirando como la chica se daba el tiempo de volver a empezar a levantar el desorden que habían causado los alfas que habían estado peleando en medio del mercado.

—¿Pero no te da rabia? —preguntó, el ceño le temblaba, probablemente por la molesta. Recogió un par de manzanas.

—Chico, si quisiera podría darles un golpe y cambiarles la vida. Pero, no es muy diplomático de mí parte. Además Naruto se enojaría si lo hiciera. —añadió suspirando. — El punto está en creer que hay menos gente que piensa así. Por ejemplo, me ves a mí. —se señaló. — Soy asombrosa, educada por supuesto. Toda una belleza. ¿Uso mí fuerza para doblegar omegas? ¡Antes muerta! Incluso tú. Aún con tus dientes de leche, sabes cuál es el camino correcto.

Sasuke asintió, pensativo.

—¡¿Dientes de leche?! ¡¿Cuántos años crees que tengo?! —exclamó histérico, apuntando a la mayor con su dedo. Sakura rió ante la reacción del niño.

No tardaron mucho en reparar el lugar señalado. Sakura debía atender a la pobre omega que había estado sollozando, catorce años. Sasuke entonces supo que ser pareja consistía en algo muy fuerte. Si existía la diferencia de edad, aquel que realmente amara a su destinado sabría esperar el tiempo suficiente. Sasuke temía arruinarlo con Naruto y temía sobre las cosas que aún no sabía del Uzumaki. Suspiró, afligido de todo. Viendo cómo los brazos de Sakura rodeaban a la chica que temblaba, apoyándola en su hombro y caminando hacia el hospital.

Sintió un leve temblor al creer, cuánto habían luchado aquellos anteriores a él, aquellos antepasados y misma generación de adolescentes que partió a la lucha. Se preguntó cuánto lucharon para que cada jerarquía fuera respetada, aún siendo tan diferente la una de la otra. Comprendiendo la fuerza de la unión.
Meneó la cabeza asustado, porque ahora era solo más consiente de las posibilidades de metas que podía tener en su camino ninja. ¿Qué deseaba hacer?

Quizás repartir palizas, aunque sin que Naruto se diera cuenta. Cómo le había dicho Sakura, no era muy diplomático de su parte.

Viendo con precaución, que los niños salían de la academia, Sasuke se alarmó un poco y corrió hacia Ichiraku ramen. Con la vergüenza envolviendo sus mejillas, no había pisado ese sitio desde que intento atacar a Naruto. Mala elección. Muy mala. Ahora otra vez ingresaría al local, pero como un cliente y un niño que sabía controlar su cuerpo —según él, ya había domado sus acciones, pero la madurez no llegaba aún. Era un cachorro. — Almorzando junto a su. La duda se crispo en Sasuke al entrar al local. Viendo los ojos azules alegres de su pareja y los castaños de su...Otra vez se quedó pensando. ¿Realmente podía llamarla su familia?
¿Su manada? Había jurado protegerlos a ambos, como todo alfa grande que jura dar su vida por su familia. Ahora, pensando seriamente, ¿Podrían ser una familia? Sabía que el profesor Iruka tenía un lazo de familia con Naruto, pero no sabía si ambos querían eso con él. Si ya pensaban que podrían ser una familia.

Dejando esos pensamientos de lado, guiado por el aroma delicioso de la sopa, Sasuke camino hacia el mesón. No soltando gruñidos, saludando cortésmente a la joven Ayame que antes lo vio en su peor momento.

—Este lugar sirve el ramen más delicioso del mundo, de verás, Sasuke. Te lo digo, he probado en otros lugares pero nada es igual que aquí. —habló con entusiasmo, Naruto. Sorbiendo los fideos con prisa. El niño notó como ya habían tres tazones vacíos al lado de él.

—De ser cierto. —añadió el. Oliendo mejor el aroma cálido y salado que se colaba en su nariz. Ciertamente el ramen era delicioso. Diferente a cualquier otro.

Teuchi tenía una receta curiosa. Ha saber qué era. Puede que la persona que cocinaba era especial, porque supuestamente quien cocina con cariño tiene una receta secreta imposible de igualar.

Apenas terminaron de almorzar, se despidieron con alegría del hombre y su hija. Iruka debía volver a la última hora que le quedaba de trabajo en la academia y luego marcharse a la oficina de misiones. Para adjuntar papeleo.

—¿Otra vez irás con tus amigos? —preguntó Sasuke. Viendo cómo el rubio buscaba algo con su mirada.

—En realidad tenemos una misión, sobre paseo y esas cosas. Estaba buscando a Sai y Sakura. —murmuró, extrañado porque Sai era demasiado puntual como para desparecer. Y porque Sakura tenia una agenda de responsabilidad.

—Quizás aún están almorzando. —propusó Sasuke. Naruto asintió.

—Necesito ir a la librería. Por una colección de unos cuantos libros. ¿Me acompañas?

—Sí. —asintió muy deprisa. Acercándose al cuerpo del mayor, expandiendo su olor. Naruto hizo lo mismo, de manera más leve, sintiendo como el niño se ponía más contento.

Apenas entraron a la librería, Naruto camino hacia una sección de dudosa procedencia, extrañando a Sasuke. Porque allí había más de esos libros que había estado leyendo, pero que le había prohibido leer a él, por ser muy joven. Suspiró, rodando los ojos, mientras vagaba en mirar libros al azar. Con dibujos diferentes como portadas y títulos muy extravagantes y otros con una sola palabras. Vio por ahí uno que decía «Pasos de confesión», escrito por una autora que no conocía para nada.

—¿Lady Didi? —se preguntó a si mismo, queriendo husmear en el libro. — ¿Comedia barata hecha por una autora que adora la comida y coquetear con piropos de shurikens? Que descripción más fea. —susurró, tirando el libro hacia un lado. Haciendo una mueca de aburrición.

Seguía mirando con el murmurlló de algunas personas llamó su atención, comenzó a pasar su mano de manera lenta por los libros. Cómo si aquella acción agudizada mayor su audición. Estaban hablando de Iruka, movió su cabeza de prisa, hacia las personas paradas en la entrada del lugar. Miró de reojo a Naruto, que parecía alegar con alguien sobre no encontrar cierto volumen de no sabe qué. Entonces, se acercó fingiendo ver con interés los diferentes libros en las estanterías, hasta que estuvo lo suficientemente cerca.

—No sé pero. Jamás vi a alguien la verdad. —afirmó una mujer, de aspecto de tener algunos años. Mirando con cautela a un hombre algo más joven.

—Es que es raro. Mira, siempre me pasa. En cualquier ocasión, puede que incluso en cualquier momento. Cómo le ocurrió al niño Uchiha. Doce años y ya está, lo tiene. —acordó otra mujer. El hombre hizo una mueca, como si estuviera pensando.

Existió un segundo de silencio quizás.

—De seguro está fallado. —completó hombre, como si realmente supiera de lo que estaba hablando, las mujeres asintieron convencidas. — ¿Tan viejo y sin pareja? Algo no anda bien.

— Es muy probable que sea un omega que no sirve. No tiene destino. ¿Y qué es un omega sin destino, sin crías? Nada.

Ya está. La diplomacia era una cosa, pero es que diplomáticamente lo que decía la gente era incorrecto. Sin querer se había puesto a doblar un libro que había estado fingiendo leer.

—¿Disculpe comprará ese libro? —la pregunta tan de pronto hizo que el rostro de Sasuke mostrará mucho más enojo. Causando que el joven vendedor diera un paso atrás al ver el Sharingan activado. — Digo, si te molesta «Cucú y sus amigos», puedes llevar la sección de los números en ilustraciones. —sonrió nervioso.

Oh. Había terminado en la sección demasiado infantil del lugar. Volteó de nuevo hacia la entrada, no encontrando nada allí. Gruño bajito. Aunque Iruka ni Naruto lo hablarán, Sasuke ya lo había decidido, eran su manada. Y no dejaría que nadie les hiciera daño, ni siquiera sus absurdas palabras, —y ni siquiera pensaría en nada, mucho menos que Naruto era más fuerte que cualquiera—, porque Sasuke sin querer por primera vez estaba sintiendo lo que era tener una familia. Y sus lazos se estaban extendiendo hacia ambos hombres, ahí en la ausencia de doce años sin saber a dónde pertenecer, encontró un camino.

—¿Te gusta «Cucú»? —la voz de Naruto lo alertó. Mirando nuevamente el libro que no había soltado. — Yo lo leí cuando tenía como seis años. ¿Lo vas a comprar?

—¿Qué? No no no. Estaba viéndolo nada más. —se apresuró, a decir, mirando como el vendedor lo veía atentamente aún. Seguía también ahí. — Me gusta leer otras cosas.

—Ajá. De cualquier forma si te gusta leerlo no hay problema, Sasuke, de verás. Son muy buenos. Sobre todo los dibujos. —añadió, sonriendo, sostenía en una de sus manos una bolsita.

Sasuke bufó, avergonzado.

A la mañana siguiente tres personas llegarían a quejarse porque un par de malechones llenaron sus casas de huevos podridos. Tsunade, no sabía cómo ni porque.
Pero Sasuke sentía que ahora podría confiar su vida en Konohamaru y Moegi, —cosa que ya había hecho en misiones, a veces, aún con la duda. — Pero ahora sabía que no era simple compañerismo.

—¿Y estás flores?

—Un regalo para usted, Iruka. —habló algo acomplejado. — Ya sabe, para que recuerde que tiene que florecer, pese a todo. —continuó, mirando el suelo. —Además, en señal nuevamente de que mí compromiso de vida con Naruto y usted es en serio. No soy ningún egocéntrico y mal educado. Solo que. No sé de muchas cosas. —admitióa avergonzado. — Pero sé que quiero seguir luchando por los que quiero y por el legado que han dejado las silenciosas alianzas que se han hecho.

Iruka asintió lentamente por el discurso que Sasuke le había dado. No tenía ingeciones de llorar, pero el niño tenía una manera directa de decir y hacer las cosas, que solo llegaban al corazón, a pesar de que Sasuke parecía ser incapaz de expresar algo. Iruka le abrazó de forma lenta. Aceptando más que nada, que ya no era solo un ex- huérfano de batalla, si no, que tenía mucho más en la vida.
Y eso era lo que Naruto temía, el inocente corazón de Sasuke, porque pensaba que podría romperlo.

Pero ese corazoncito había estado roto hace tiempo, y él y ellos, lo estaban reparando. Con querer, sin querer, pero lo estaban. Por eso de a poco, el corazón de Sasuke tendría un trocito de amor para todos, a su manera, tan singular, tan callada, tan seria y de sonrisas sinceras.
















N/A: ¡Al fin ya está el capítulo! Espero que lo hayan disfrutado, pese a no estar editado. Aviso, esta nota de autora se algo larga.

Bueno, decir por las dudas, que obviamente aquí la línea canónica y todo lo canon está siendo transformado, para convertirlo en otra forma de historia. Es decir, estoy armando mis propios hechos, para usarlos y armar está línea de MLBL.
Lo digo porque siempre puede haber alguien que se confunda o algo así, y se pregunte porqué x cosa o x situación está sucediendo así, cuando no era de esa forma etc.

Llegando a este punto, mencionar que el fic se divide en tres partes (ya mencionadas en el intento de trailer)

Pare I. Niño.
Parte II. Adolescente.
Parte III. Adulto.

La trama inicial es la relación y desarrollo de Sasuke y Naruto, obviamente, sin embargo hay muchas subtramas que ayudan a la inicial. No soy una profesional, pero cuando amo algo, como está historia que inicio de la nada, me gusta poner el cien. Me gusta enfocarme mucho en todo tipo de sentimientos y reacciones, todo eso. Fanática de escribir aunque los personajes no sean míos en si x'd.

Habrá mucho que contar, ya lo verán o lo están viendo. Cómo ven a pesar de los tiempos, hay personas en las aldeas que piensan de cierta forma, muy brusca, muy a la antigua. Sin querer al menos entender que el punto está mal. En ese caso, ahí ya está el Sasuke cuestionando el porqué de esas acciones, desde que se peleó con el señor que menosprecio a Naruto por ser un omega, como si todo lo que hizo por luchar, simplemente fuera la misma nada, por ser lo que era.

También en caso de que x pareja sea mencionada o se presente como un presunto romance a desarrollar. Sh, no hay que exaltarse, goza lo que te está gustando e ignora aquello que no creas que combine o que se vería mejor de "tal y tal manera". Sé que no compartimos el mismo gusto, por eso mismo, mientras tú gozas lo que te gusta, yo gozaré lo que estoy haciendo. Así todas felices. Disfrutando.

Creo que no tengo nada más que decir de momento, si tienes una duda puedes dejarla. Y todo eso, para continuar el hilo y no te pierdas. Gracias a quienes dijeron que estaba lindo el "Opening", alegraron mí corazón.

Si llegaste hasta acá, gracias por leer uwu💕 besitos y cuidate. Tengo sueño.














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