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𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗜𝗜.

—𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒆 𝒐 𝒏𝒐. 𝑺𝒊𝒈𝒖𝒆𝒔
𝒔𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒖𝒏 𝒏𝒊𝒏̃𝒐.
𝑨𝒖́𝒏 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒗𝒂𝒚𝒂𝒔,
𝒂𝒄𝒕𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒐
𝒖𝒏 𝒂𝒅𝒖𝒍𝒕𝒐.



Sasuke siempre sabía cómo actuar, aunque a veces le ganaba el pánico o la confusión, encontraba una salida.

Pero no pudo evitar, sentir tantas cosas, con solo ver unos ojos azules.
Y con eso, odio una parte de él, se odio, por asustar —porque Sasuke estaba seguro, que él chico había sentido miedo—, y no proteger a quien seria su omega. Era ridículo, porque a penas graduado no podía hacer mucho, por la protección de alguien mayor.

Sus ojos le pesaban, y aunque trataba de abrirlos, el cansancio podía con él. Oía voces que le parecían lejanas, comenzando a desesperarse, movió sus manos, intentado que se levantarán.

—vio...Se...Movió...—logró, escuchar un poco más claro. Frunció el ceño, porque la voz no se le hacía conocida. Y comenzó a sentirse asfixiado.

Cuando los ojos del niño se abrieron, Tsunade, una kunochi legendaria y la quinta Hokage, dio un paso atrás. Notando cómo el Sharingan con dos aspas, se convertían en la visión del joven Uchiha. La rubia, pensó de inmediato que el niño se sentía amenazado. Estaba en un lugar, aún desorientado, cuando hace unas horas había encontrado a su destinado.

Sasuke se sentó en la camilla, mirando al instante a la rubia que lo observaba. Tsunade podía sentir la tensión en el ambiente, mientras la mirada rojiza se posaba en ella. Advirtiendolé.

—¿Te encuentras bien? —preguntó. Manteniendo aún la distancia. Cómo alfa, podía entender cuán confundido se encontraba el Uchiha de tan solo doce años.

Sasuke le dio un último vistazo, para cerrar sus ojos, al instante en que los abría su color volvía a ser totalmente negro. Se llevó una mano a la cabeza.

—¿Por qué estoy aquí? —antes de haberlo pensando, ya había hecho la pregunta. Arrepintiéndose al momento.

Tsunade pudo notar la frustración en el rostro del menor.

—Él está bien. —respondió, mirando la reacción del niño, donde su rostro demostraba calma. —Pero no fue buena idea acercarte así a Naruto. Cómo novato supongo que solo te dejaste guiar por el llamado.

Sasuke fijó su vista otra vez en la Hokage. Naruto, el nombre lo había oído incontables veces, y más en el último tiempo. Soltó un gruñido al recordar como había escuchado que algunos aldeanos solían dirigirse al chico, con insultos, hace algunos años.
De pronto otra cosa se coló en su mente, las incontables veces que Konohamaru hablaba de Naruto, llamándolo hermano y demás.

—¿Dónde está? —preguntó, luego de haber salido de su trance.

—En su casa.

No era la respuesta que esperaba. No era para nada la respuesta que esperaba, Sasuke evitó en contacto visual. Sintiendo como el rechazo silencioso le apretaba el corazón.
La voz de la conciencia le gritó que era su culpa, fue un completo salvaje y eso, había dejado una muy mala impresión en el omega.
Terrible, volvió a insistir la voz de su cabeza.

Sasuke, no dijo nada más.

—Ya has despertado, niño bonito. —dijo una voz proveniente de la entrada, la chica, de cabello rosa le sonreía de lado. La reconocía. Sasuke bufo ante el apodo. —Como sea, Lady Tsunade, ¿Ya ha hablado con el niño aquí presente? —interrogó Sakura.

Tsunade negó, mientras suspiraba. Sasuke prestó atención a eso.

—Necesito explicarte a más detalle, las cosas que te hablaron en la academia. Y porque, desde ahora, vivirás con Naruto.

Sakura vio en el momento exacto, en que los ojos serios del menor, se agradaron de la sorpresa y su aroma se inundó de una mezcla sutil de felicidad. Sasuke se sentía menos rechazado con esa respuesta. Y ambas mujeres lo pudieron percibir.

El niño creía que podía controlarlo todo, mas a así, Tsunade le aclaró un millón de veces que, las sensaciones serían extremas y mucho más para un niño, que recién estaba siendo presentado. A pesar de eso, Sasuke parecía dejar en claro que él podía. Sakura le aclaró, que no podía intentar imponerse ante Naruto, ni nadie. Seria una total burla para los alfas, que él usará eso, para favorecerse. Y más rápido de lo que la chica de cabello rosa, hubiese querido.

Sasuke ya se encontraba vestido, preparando un discurso decente en su mente, mientras amarraba la bandana en su cabeza.

—Yo te llevaré, porque de seguro no tienes idea donde vive Naruto. Además, no querrás empezar mal otra vez. —el tono burlón en Sakura, no pasó de ser percibido por Sasuke, quien levantó un poco su cabeza y la miró con seriedad.— Vamos ya, galán.

Sasuke no tardó en seguir a Sakura. Pero la chica parecía muy feliz de caminar, en lugar de correr. La impaciencia no era una característica suya, pero deseaba poder cambiar su primera impresión ya.

Kakashi miraba de brazos cruzados, a quien era su alumno y quién lo había superado por mucho, comiendo, con tranquilidad, un ramen instantaneo en la pequeña mesita de su departamento, el hombre mayor parecía incrédulo ante el actuar de Naruto.

—Ya le dije. Es un engreído, además Konohamaru dice que siempre lo llama idiota. Sasuke Uchiha, es un mocoso egocéntrico. —habló Naruto, sorbiendo la sopa.

El hombre mayor suspiró.

—Pero están unidos, al menos intenta conocerlo más. Ya sabes que no hay opción. Aún sin marcar, ya están ligados él uno al otro. —dijo el maestro. Dejando de cruzar sus brazos para caminar hacia el rubio.

Naruto escuchó un gruñido por parte de Kurama, en señal de regaño y fastidio. Pero lo ignoró. Tres golpecitos en la puerta, causaron que casi se atragante, mientras se servía lo último que quedaba en el envase. Kakashi notó esa reacción. Su alumno si que tenía mala suerte. Entre tantos, le había tocado el más difícil.

Cuando la puerta se abrió, Sasuke miró atentamente al hombre que estaba al frente de él. Descubriendo al instante que se trataba de un beta, de gran élite. Hatake, lo conocía también, pero verlo tan cerca no era algo que había esperado tan pronto.
El niño carraspeo, señal de que quería entrar al departamento de una beta. Kakashi, que lo estaba analizando con su ojo a la vista, sonrió.

—Adelante. —dijo el hombre, sin quitar su expresión feliz.

Sakura miró a Kakashi haciendo una mueca, entrando justo detrás de Sasuke. Ambos, maestro y compañera, miraron como el niño caminaba con precaución, Naruto parecía muy ocupado en observar como su agua parecía estar hirviendo.

—Yo. Lamentó haberte atacado. —comenzó a hablar. El rubio, cruzó los brazos y entre cerro los ojos, frunciendo los labios. —Realmente no quería eso. Mí nombre es Sasuke Uchiha y prometo, protegerte con mí vida. —dijo, llevando una mano a su pecho, en señal de juramento.

Sakura quedó encantada con las palabras del niño, tal vez en el futuro las usaría. Kakashi solo podía ver como su alumna parecía estar alucinado, mientras hacía muecas.

Sin embargo, Naruto solo miró de arriba abajo al niño frente a la mesa. Lado un poco la cabeza, fijando sus ojos en los ojos negros de Sasuke.

—Soy Naruto Uzumaki y te guste o no, ambos vamos a proteger al otro. —terminó de decir.

Cuando las palabras de Naruto, fueron recibidas por Sasuke, este sintió como su corazón latía de prisa, preguntándose si los demás podían oír todo el retumbar que él escuchaba. Para su mala suerte, la chica de cabello rosa, oyó el galopeo salvaje, como si fuera el corazón de ella. Sonrió de lado.
Para luego mirar a Naruto.

—¿Está bien si me voy? He pensando en descansar. —dijo, buscando en Naruto la disposición de permanecer junto al alfa.

—Sí, está bien. Todos queremos estar en paz ahora, de verás. —sonrió Naruto, a Sasuke la sonrisa le hizo sonrojar, tratando de evitar que lo descubrieran, bajó la mirada y se concentró en su pies.
Había una sandalia. Sasuke levanto una ceja.

—Nunca entenderé como funciona esto. —comentó Kakashi. Dejando en claro, lo mucho que le desconcertaba la diferencia de edad, tan notable. En ambos. —Nos vemos, Naruto. —se despidió llevando los brazos detrás de su nunca.

Sakura, le siguió, no sin antes despedirse del rubio, caminando junto al maestro, ella se llevó los brazos tras la espalda. Y la puerta se cerró. Dejando como único ruido dentro del departamento, el sonido del agua ya hirviendo y luego, se apagó.

Los ojos azules dejaron de mirar la puerta y se centraron en el niño. Sasuke había pasado toda su vida viviendo solo, y estaba bien. Siempre se lo recordaba, había logrado una madurez temprana y estaba seguro que pensaba de forma similar a un adulto.
Pero aunque lo deseará, con toda su alma, aún era un niño y como tal, aunque fuera muy maduro para su edad, seguía teniendo reacciones típicas de alguien menor. Cosas inevitables.

—¿No crees que deberíamos ir por tus cosas?

Esa pregunta hizo que Sasuke, quien estaba muy distraído, levantará la mirada, primero señalando confusión, luego otra vez, estaba emocionado. Pero su rostro neutro, confundieron a Naruto, su aroma decía una cosa, pero sus expresiones otras.

—Sí. Voy y vuelvo. —contestó, dando media vuelta en busca de sus sandalias.

La risita de Naruto hizo que se detuviera, cuando estaba a punto de ponerse la sandalia faltante en su pie derecho.

—Dirás, sí, debemos ir, Naruto. ¿No crees que te dejaré todo el trabajo o sí? —Naruto miró como Sasuke por una milésima de segundos esquivo la mirada. —¿En serio? Eres un niño idiota, de verás.

—¡O-Oye! No me digas idiota, idiota. —dijo de pronto, a la defensiva. Otra vez la risa de Naruto, estruendosa le hizo latir el corazón.

Sasuke creía que su habitación era un desorden. Naruto pensaba que no había visto habitación más ordenada en su vida. Y que tampoco había olido nunca, un aroma tan atrayente que estuviera por todos lados. Ahí todo olía al alfa.

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