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𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗜.

-𝑴𝒆 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒐 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂 𝑺𝒂𝒔𝒖𝒌𝒆,
𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒓𝒎𝒆;
"𝑬𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒎𝒊́ 𝒗𝒊𝒅𝒂".



Naruto Uzumaki, héroe indiscutible de la aldea de Konoha y protector de todos.

Un muchacho fuerte, que ha dejado en claro cuáles son sus objetivos futuros. Jamás se imagino, que sería atacado por un niño de solo doce años.

Pero resultó, que las cosas que menos se imaginaba posibles, eran las que siempre le pasaban. Naruto, había sido víctima de la soledad y, el dolor que produce el rechazo, durante la mayor parte de su vida. Cómo, omega macho, sintió que dada cosa, se debía a ser exactamente lo que era. Así que desde pequeño, se prometió ser el más fuerte ninja de la aldea y si era posible, del mundo entero.

Y cuando, la gente lo saludaba, gritaban su nombre y lo admiraban. Cómo la alma noble y sencilla que era, decidió contar sus grandes aventuras de guerra, y de más, que tuvo al irse de la aldea, para entrenar. A uno de los hombres importantes en su vida, no solo porque siempre le servía ramen, aún cuando no tenía para pagar. Si no, que le dio un lugar al cual llegar en sus días lluviosos.

Así que, con la alegría que caracteríza a Naruto, dio inicio a comer de un delicioso ramen. Preparado, según él, por el mejor de los mejores.

En la tranquilidad del ambiente que le daba comodidad, las risas de la jovencita beta con lo miraba con ternura. El lugar de pronto, deprendió un aroma pesado.

Naruto pudo sentir, como la cortina del restaurant, era abierta, para luego oír un unos pasos, que parecían estar siendo demasiado evaluados. Naruto se removió un poco incómodo, porque se sabía que aquel que entro, lo estaba mirando.

Y el olor, se intensificó, Naruto dejo de lados los palillos, mientras arrugaba la nariz. Porque aquel aroma no parecía ser de su agrado.

De manera natural, el rubio volteó a mirar, a quien estaba haciendo tal espectáculo. Sorpresa, fue lo primero que tuvo, al ver a un niño, mirándolo fijamente. Tal vez, estaba ahí porque a esa edad recién comenzaba a manejar ciertas cosas, de su propia dinámica. Naruto sintió compasión.

-Hey, ¿Te encuentras bien? -preguntó, dándole una sonrisa. Aún cuando el niñito, que presentaba aroma alfa, lo miraba. Naruto tragó saliva, pensando que quizás, ése chico tenía algo contra él.

-Eres mí omega. -fue la respuesta que soltó.

Los ojos de Naruto se abrieron a más no poder, para luego fruncir el ceño. Había mocosos realmente mal educados.

-¿De qué estás hablando? -preguntó a la defensiva, acercándose, erróneamente al menor. A unos metros, fue que sintió, con pánico, lo mucho que le gustaba el aroma que desprendía. -No.

Negó, dando ahora pasos hacia atrás.
Un niño no podía ser su destinado, es más, aún no deseaba encontrase con su destino.

-¡Mí nombre es Uchiha Sasuke! ¡Y soy tu destinado! -aquel gritó, alerto a la muchacha y al hombre tras el mesón. Buscando una solución rápida, para que el joven alfa no quedará mal herido si trabaja de atacar a Naruto.

-¡No digas esas cosas! -gruñó Naruto, con su fuerza de voluntad inquebrantable. Además, el alfa al frente de él, aún no maduraba.

Pero sin darle tiempo a reaccionar, a nadie ahí. Sasuke saco a relucir sus colmillos, él, un estudiante ejemplar. No estaba controlando debidamente su instinto, porque el dolor en sus encías era demasiado, como el calor que su cuerpo sentía. Se concentró en el cuello, del chico al frente de él y tragando saliva, se lanzó hacía Naruto. Causando que chocará contra el gran mesón, derramando el ramen. La chica, gritó, como voz de la conciencia para buscar algo de razosinio en el menor.

No lo encontró, y Naruto no deseaba lanzarlo por los aires, porque era alguien inexperto y sabiendo lo del clan Uchiha, no podía afirmar con certeza si, un rechazo brusco, llevado a la pelea, dejarían con vida al alfa inexperto.

Con sus manos, sostuvo la cara de Sasuke -antes no sabía cuál era el nombre del niño-, empujándolo.

El olor que ambos desprendían alarmó a la gente que pasaba por afuera. Y en un acto muy sabio, decidieron llamar a los únicos que podrían evitar un caos grande.

A los shinobis, amigos de Naruto. Los únicos capacitados para estás misiones.

Sakura se encontraba caminando con tranquilidad, cuando el gritó alarmante de una aldeana la distrajo de sus estudios médicos.

-¡Un alfa ataca a Naruto! -gritó, con sus manos, en el pecho, llena de pánico y miedo.

Sakura no lo pensó dos veces, y corrió al encuentro de su amigo, buscando también a Sai. Su compañero de equipo. Otro alfa que podría imponer respeto, si la situación era demasiado tensa y querían usar la fuerza, tal vez imponerse ante el otro, evitaría una pelea.

Sai era un artista, que usaba sus dibujos para la lucha. Y como tal, se encontraba dibujando algunos rostros de ninjas de aldeas vecinas, que recordaba. En la cima de los rostros de los hokages.

-¡Sai! -el gritó de Sakura, hizo que detuviera su mano al instante, antes de que iniciar a hacer trazos. -¡Corre maldita sea, hay un alfa intentando a atacar a Naruto!

La palabra alfa y atacar. Incendiaron una alarma en Sai. Quien se paró al instante, saltando por los rostros de los hokages y alcanzar a Sakura en su carrera.

-¡Ya voy! -respondió, casi alcanzando a la chica.

Ninguno de los dos, espero ver a un niño, acercándose a Naruto y luchando por querer marcarlo de una vez. No, en absoluto, Sakura creyó que se traba de algún hombre loco, o alguna mujer que intentaba ser aceptada. Pero no espero ver eso. Definitivamente tampoco lo espero, del chico estrella de ese año.

-¡Detente! -gritó la voz de Sakura. Mirando fijamente los ojos negros que voltearon en su dirección. - ¡Y no me gruñás, mocoso! -enseñó sus dientes.

Naruto, detuvo su forcejeo, cuando notó que el niño se concentró en otra cosa. Aunque realmente Sasuke no había dejado de observar a Naruto, en ningún momento.

-¿Qué quieres? -preguntó, analizando a la mujer. -¿Por qué expandes tu aroma? -volvió a preguntar, incómodo. La chica, de cabello rosa y la chaqueta verde, no le daban buena espina. Mucho menos que quisiera, acercarse al omega detrás de él.

-Lo estás asustando. Así atacándolo a la primera no lograrás nada.

Sasuke pareció pensarlo. Justo en ese momento, no vio como un dibujo, hecho de tinta, le inyectaba un cedante por la espalda. Hasta que solo pudo ver negro. Naruto suspiró, aliviado, cuando la sonrisa de Sai lo recibió desde la entrada, mientras sostenía su pluma.

-Creo que es mejor, llevarlo al hospital, ¿No? -dijo Sai, sonriendo otra vez.

El héroe de Konoha estaba destinado a estar con el último Uchiha y el último Uchiha a estaba destinado a estar con el héroe de Konoha.

Separados, se marchitarían, pero las cosas eran y serían, tan difíciles.

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