𝗩𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗱𝗼́𝘀
La casa nueva era grande. Quizá el doble que la anterior.
Su madre parecía feliz, ahora ella tendría su mini-oficina para trabajar tranquila desde casa y un living espacioso para recibir a las visitas. En la cocina podías moverte con libertad y en el comedor lo mismo. Contaban con dos baños completos, grandes, y uno más pequeño. Las habitaciones eran del tamaño justo, con un clóset aparte en el que podías poner incluso otra cama.
Todo estaba bien. Aunque a Fourth no le gustaba ni un poco el nuevo hogar, y no tenía ánimos de desempacar sus cosas, todavía con el recuerdo nostálgico de su antigua y pequeña habitación.
No se dio cuenta que habían tocado el timbre, o que subían las escaleras, pero vió a sus amigos en la puerta y sonrió un poco.
—Hola, ai'fot—Namtan dijo con una sonrisa—, con p'Win vinimos a ayudarte a desempacar.
—Y-yo... Gracias, chicos.
Lo bueno, era que no tenía demasiadas cosas. Ropa, libros, y algún que otro juguete de colección.
Se repartieron las cajas de la siguiente manera: Phuwin con los libros y cosas parecidas, Namtan y Fourth con la ropa y calzado. Con lo cuál, ambos menores, estaban metidos en el clóset. Phuwin primero había decidido revisar el contenido y luego acomodarlo en las repisas.
—¡Una libreta!—Phuwin la alzó alto, como si hubiera ganado un premio—. ¿Puedo leerla, Fourth?
El peli-castaño se asomó por la puerta, observando a su amigo del otro lado de la cama.
—Supongo que sí—se encogió de hombros—. No la recuerdo... Yo no solía usar libretas.
Junto a Namtan, Fourth continúo sacando ropa de las cajas para ponerlas en el armario.
—¿Éste pijama azul de dinosaurio aún te queda, Fot?—preguntó con una ceja alzada.
—Era tres talles más grande que yo cuando me lo compraron—se rió—, supongo que todavía lo puedo usar.
—Esto no es tuyo—afirmó la chica, mostrándole ahora una campera negra—, además de que nunca la usas, no te entra, y no es tu estilo.
—Lo sé, pero por alguna razón no puedo...
Nunca había podido regalársela a alguien más, ni botarla a la basura si quiera. Por alguna razón la conservaba, en el fondo sentía que su dueño volvería por ella un día.
»— Quizá sea de algún amigo de mamá, no sé—se encogió de hombros.
—Fot—Phuwin lo llamó, pero los otros dos no le oyeron—, ¡Fourth, Fourth!
El peli-castaño se asomó otra vez a la puerta, frunciendo el ceño al ver al mayor tan... Mal. Namtan gateó en cuatro pies junto al menor de los tres para usmear también.
—¿Si? ¿Qué pasa, Phi?
—P’Phuwin—la chica se puso de pié rápidamente al notar a su amigo mas pálido de lo normal—, ¿te sientes bien?
—É-Ésta lib-libreta...—ignoró a la chica mientras se levantaba, hablando con la voz temblorosa—, ¿ésta li-libreta quién te la dió? ¡Respóndeme!
Fourth pensó unos segundos, sintiéndose repentinamente mareado. Intentaba recordar, quién cómo o dónde, pero su cabeza lo llevaba a recuerdos mezclados que no podía descifrar. Recordaba que solían ir al parque y que hacían la tarea juntos.
Pero su nombre lo había olvidado tanto como su rostro. Y cada que pensaba en él tenía inmensas ganas de llorar.
—No lo sé... N-No lo recuerdo.
—Pero Fot—Namtan lo miró con confusión, tomándolo del brazo—, ustedes... Tú lo quisiste mucho.
—¿A quién?
—A Gemini.
Perdón por no actualizar, me la he pasado haciendo cosas en casa y mirando series, prometo venir más seguido 🥺
© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ
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