𝗗𝗼𝗰𝗲
Fourth también faltó al dia siguiente, igual que el resto de la semana. Y por supuesto que como buen amigo/mejor amigo –por que, bueno, Norawit no lo tenía claro– él llamó a la casa del menor para preguntar qué pasaba.
Bueno... él solo marcó los números y Phuwin habló, pero es lo mismo. Fue su idea.
Resultó ser que su lindo Fourth estaba enfermo con un estado gripal, por lo que, sin mucha otorgación de permisos, Phuwin y Gemini irrumpieron en casa del menor.
"—Nosotros cuidaremos a Fourth y nos quedaremos con él en la casa, usted puede regresar al trabajo. Prometemos portarnos bien, ¡somos tres chicos grandes!" había dicho Phuwin, a sabiendas de que TaeHa estaba faltando a su empleo por el chico.
Ella tenía más confianza en que su propio hijo, enfermo y todo, podía quedarse solo sin problemas; pero con los dos más grandes... uno podia quemarle la cocina y el otro la casa.
De todas maneras aceptó el trato con ellos, sabía que Gemini haría cualquier cosa por el bienestar de su retoño, era un buen niño, y en cuanto a Phuwin, se comportaba como un niño aún más maduro que los otros dos, aparentemente tenía hermanos más pequeños y con frecuencia le tocaba cuidarlos.
Fourth se mostró feliz ante la visita de sus amigos a pesar de que no tenía ganas de nada, se dormitaba de a ratos y no hablaba mucho.
Cuando Phuwin regresó de la cocina sonrió por la tierna imagen de Fourth dormido en su cama mientras Gemini estaba sentado en el suelo sujetando y acariciando con dulzura una mano del menor.
—La comida estará para dentro de un rato—habló lo más bajo posible para no despertar al menor—, TaeHa nos dejó refresco y sándwiches de jamón y queso por si acaso, pero verás que tu mejor amigo también es un chef muy bueno.
Phuwin le guiñó un ojo, justo cuando el menor se despertó y de golpe se sentó, luciendo bastante asustado.
—¿Dónde e-estoy?—sus ojos conectaron con los de su amigo—. Ah, tú—le señaló, la mano le temblaba—, pareces un perrito—se echó hacia atrás riendo —, P'Gemini es mi cachorrito.
Gemini no se apartó mucho mientras Phuwin le hacía una revisión nueva, Fourth balbuceaba y se dormitaba pero nunca soltó la mano del peli-negro.
—Tiene la fiebre muy, muy alta para mi gusto—le susurró Phuwin, lucía preocupado pero sonrió ante las cosas incoherentes que el pequeño decía—, por lo general no pasa esto, pero puede desvariar un poco. ¿Quieres hacer algo por él?
—Claro, dime.*
—Has que se tome la medicación mientras voy por otros paños húmedos—le entregó un vaso con agua y una píldora junto a una botellita pequeña con una tapa medidora—, si lo vuelca o lo escupe, tendrás que volver a intentar.
—No hay problema.*
Lo siguiente que pasó cuando Phuwin desapareció por la puerta fue que Fourth y Gemini no se entendían. No había tiempo para libretas y Fourth no entendía lenguaje de señas, ni siquiera las señas comunes.
—No sé que quieres de mí—balbuceó. Aprovechando que estaba apoyado en el espaldar de la cama, Gemini se sentó de frente a su lado—, ¿por q-qué te a-acercas así?—Norawit levantó el vaso y la pildora para que las notara—. Uhm... no me gustan las pastillas, Gem.
A él le daba igual lo que le gustara o no en ese momento, por lo que en un movimiento rápido le puso el comprimido en la boca y le ofreció el agua. El estado febril en el que se encontraba Fourth no lo dejaba pensar con claridad, no supo cómo escupir la cosa que tenia en la boca, por lo que se tuvo que resignar a tragar con agua. Y también Gemini de una le dió una tapita con algo espeso y amargo que se vio obligado a tragar de igual manera.
—Eres...—Fourth rió antes de tomarlo por el cuello de la camisa y tirarlo hacia sí mismo—, e-eres un cachorro cruel.
Phuwin se quedó parado tras la puerta de la habitación, siendo incapaz de interrumpir la diversión de los otros dos. Con una sonrisa en el rostro regresó a la cocina a controlar que su almuerzo fuera por buen rumbo, unos minutos más sin paños para la fiebre no hacían la diferencia.
(...)
—Fot, preparé sopa cremosa—anunció Phuwin, mientras Gemini le colocaba el termómetro bajo el brazo para medir otra vez la fiebre—, y espero que comas todo.
Los cabellos castaños se movieron cuando giró la cara en dirección a quien, en ese momento, simulaba ser un médico con su guardapolvo blanco y un estetoscopio de jugué colgado al cuello, que nadie preguntó de dónde había sacado.
—No tengo hambre—alcanzó a balbucear, quitándose el paño de la frente. Se volteó hacia la pared a su lado para evitar la claridad de la luz.
—Hmm, ¿pero entonces puedes vigilar que Gemini si lo haga? Es que parece que tampoco tiene apetito—puras mentiras, claro. Pero no se le ocurrió otra forma para que el menor pusiera interés en querer vivir.
Logrando el objetivo del Phuwin, Fourth se enderezó y cruzó las piernas bajo las mantas para quedar como una flor de loto; Gemini, sentado a los pies de la cama y de frente al peli-castañito se llevó una mirada totalmente desaprobatoria.
Pero más que enfadado, Fourth se veía tierno. Tierno por sus mejillas rojas, los cabellos desparramados, el entrecejo fruncido, los brazos cruzados sobre el pecho y el sueño pidiendo por llevar a su cuerpo con morfeo. Tan tierno, que Gemini sintió un enjambre de abejas zumbando en su estómago haciéndole cosquillas y tuvo que bajar la vista a sus manos con las que sostenía un vaso de loza con sopa espesa y caliente.
Phuwin sonrió, los observaba comiendo en silencio puesto que él solo era el doctor y así estaba bien; había verificado el termómetro que Fourth dejó caer por accidente y aunque 37.1 era temperatura alta, se suponía ique con los trapos húmedos y la medicina debía bajar.
—Gem—susurró suave, rompiendo el silencio en el que estaban—, Gemini, mírame—y cuando acató la orden, Fourth simuló un avión con la propia cuchara del vaso del peli-negro, hasta pocos centímetros de la boca de Gemini.
El chico sopló por precaución y comió lo que se le estaba ofreciendo en la cuchara.
De esa forma entre ellos dos jugaron con el almuerzo todo el rato –y por momentos, le robaban la cuchara a Phuwin para darle de comer a él también de su propio vaso–. La fiebre en el pequeño bajó bastante, y ahora los tres estaban mas animados que al inicio claramente.
En un momento de la tarde, Fourth se levanto de su cama por razones de fuerza mayor como lo eran las ganas de orinar, y por común acuerdo entre los tres usurparon la habitación de TaeHa para más comodidad.
Entonces, Fourth estaba en el centro con sus dos amigos a cada lado.
—¡Finalmente se comió todo!*
Si, y hasta le habia pedido por favor a Gemini que le trajera una fruta de postre.
Phuwin del otro extremo, dejando de ver la pelicula que había encontrado en la televisión, asintió con una brillante sonrisa.
—¿Qué te está diciendo, Phi?—Fourth le preguntó al mayor, curioso ante las miradas complices que compartían los dos.
Phuwin sonrió con malicia, poniéndose de pié con intención de ir a la cocina a lavar los trastes -era su método de escape por si su amado amigo reaccionaba rápido-.
—Gemini dice que le gustas.
Oh.
Gemini iba a golpear a Phuwin por traicionero y hablador, pero sería luego, pues no quiso separarse de los calidos brazos que le rodeaban por los hombros.
© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ
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