Treinta y uno
Apoyó los codos en la barra que acababa de dejar impecable. Eran las diez de la mañana, y su cuerpo no estaba soportando el haber trasnochado. Por más que intentaba, Fourth no podía mantener los ojos abiertos más de un minuto. Eso le pasaba por quedarse toda la noche buscando respuestas a algo que no entendía y que le estaba comiendo el coco.
En cuanto regresó de la casa de su amigo, se había puesto a buscar el collar idéntico al de Gem que estaba seguro él también tenía. Se cansó de sacar cosas, pero no logró encontrarlo; su madre le llamó para cenar y no pudo negarse a su deliciosa comida. Pero cuando se liberó de TaeHa, volvió a revolver su habitación, claramente en vano. Se dispuso entonces a volver a ordenar todo, frustrado, y decidió darle una leída más a la libreta.
Con cada hoja que leía su confusión crecía cada vez más.
No podía recordar al chico de las notas, y se supone que había sido su mejor amigo. ¿Por qué lo había olvidado? ¿Donde estaba él ahora? ¿Por qué nunca le había vuelto a buscar? Su cabeza daba tantas vueltas que dolía, y solo podía llorar de impotencia.
Ni siquiera consiguió dormir, que era otra de sus tontas soluciones, y ahora de vuelta al presente, estaba sufriendo las consecuencias
—¿Ai''Fourth? ¿Estás bien? —Le preguntó, acercándose a mirarlo.
—Hmm, claro —Murmuró a penas. Mantenía la cabeza gacha y las manos en la frente bajo su flequillo.
—Te detesto, pero en serio te ves mal.
—Deja de molestar, Aou —Le encanró, levantando el rostro. Ahí el otro comprendió que en verdad se mostraba cansado, no tenía un buen aspecto como para atender al público—, consentrate en lo tuyo.
—Puedes tirarte en el sofá de la sala de descanso —Suspiró, pues era su propia hora de descanzo; pero no podía permitir que Fourth continuara atendiendo así y se desmayara frente a la gente—, yo tomaré tu puesto por un rato.
Oh. Oestaleó un par de veces, no creyendo en la repentina bondad de su compañero.
—¿S-Seguro? —Dudó—, ¿de-después no vas a sacarme eso en cara?.
Seguramente sí lo haría, pero no venía al caso. De verdad necesitaba un pequeño descanso.
—¡Solo lárgate de una buena vez!
♡♡♡
Las campanitas avisaron que alguien había ingresado al local; ésta vez se trataba de una familia de cuatro, según lo que el mesero rubio había ojeado con rapidez.
Notó que dos se acercaron a la barra por orillas diferentes, lo cual fue un tanto extraño hasta que Aou puso total atención en sus dos clientes. El de la derecha, quién estaba más cerca, era el chico bonito al que intentaba coqutearle y el amigo cercano de Fourth. Por lo que, dedujo, que el hombre parado metros del otro lado, no tenía nada que ver con el peli-negro.
Atendió primero al señor, tomando el pedido para tres personas, y puso su completa atención en el menor que golpeteaba con los dedos la barra.
—Ho-hola —Saludó, acercándose lo más que pudo a la barra—, ¿Fourth vino al trabajo?.
Al chico le pareció extraño no verlo ahí, o sirviendo las mesas. Cuando el tenía turno siempre se notaba su presencia, pero parecía que no se encontraba.
Aou asintió, soltando un suspiro.
En verdad ese chico, Gem, era muy lindo, pero no podía competir contra Fourth de ninguna manera, además de guapo e interesante, era prácticamente un genio en todo.
—Me gustaría decirte que no, lindo, pero la verdad es que sí. Está tomando una pequeña siesta mañanera en la sala de descanso —Hizo una mueca—, creo que no se sentía muy bien.
Los orbes oscuros de Gemini le dejaron en claro al rubio que estaba preocupado. Era extraño, pero de alguna manera Aou solo con una expresión podía percibir esas cosas.
» —Si quieres puedes entrar a verlo, después de todo solo estamos nosotros dos.
Sin más, Aou se dió media vuelta, y el chico supo que debía seguirlo. Junto a la cocina había una puerta, el rubio la abrió y señaló hacia dentro, dónde efectivamente Fourth estaba estirado en un sofá.
—Gracias, Ai'Aou —Volteó para sonreírle, el otro chico asintió y sin más los dejó solos cerrando la puerta otra vez.
Gemini caminó con timidez hasta donde su amigo se encontraba recostado en un sofá que a la vista parecía incomodo, pero que quizá, no lo era tanto. Sus párpados estaban levemente hinchados, y unas ojeras grisaseas se marcaban también.
—¿Qué te quedaste haciendo, ForFot? Supongo que no has dormido ni un poquito —Se rió, tocando con la yema de los dedos su mejilla. Su piel en general era tan suave y limpia que llegaba a sentir envidia.
Fourth se removió un poco, restregandose los ojos y luego mirar a su alrededor con ellos. Sorpresivamente se topó con la presencia de cierta personita que le miraba desde arriba con una sonrisa.
—¿P'Gem? —Murmuró—, ¿qué haces a-aquí?
—Tranquilo, A-Aou me de-dejó pasar. ¿Cómo te sientes?
Fourth no se sentía tan mal, pero continuaba queriendo dormirse para despertar dos días después.
—Tengo mucho sueño y me duele la cabeza —Respondió, cubriéndose los ojos con una mano. Sonrió cuando sintió los dedos del mayor enterrarse en su cabello, era una sensación satisfactoria.
—¿Estuviste despierto por la noche? —Preguntó, usando un tono de reproche.
—¿Tanto se nota? —Sonrió con timidez.
—Pareces un zombie, tonto —Soltó una risita—. No es bueno desvelarse, ¿por qué lo hiciste?
—Yo sé que en mi cuarto tengo un collar igual que el tuyo, Gemini —Habló con rapidez, sin pensar demasiado.
El peli-negro se quedó estático. ¿Cómo sabía su nombre, acaso lo había descubierto?
—¿Q-qué? —Dejó de acariciarle el cabello, pues no estaba coordinando muy bien los movimientos. Se sentía aturdido—, ¿cómo...?
—Si —Contestó mirando al techo—, yo he visto ese corazón morado antes.
—Fotfot, ese nombre —Murmuró—. Me acabas de llamar Gem-Gemini. ¿Cómo sabés...?
—¿Qué? —Lo miró, notando la expresión de terror en el rostro de su amigo—. Oh, no, lo siento, es que tengo todo mezclado. Ese chico fue mi amigo hace unos años, pero no recuerdo nada de él.
Era todavía más doloroso escuchar esas palabras en persona, que solo saber que las cosas eran así.
—Hmm... Fot, te-tengo que irme a casa —Murmuró, aunque quería quedarse no podía. Estaba muy nervioso, temía que alguna cosa se le pudiera escapar—, te traje unas galletas recién horneadas. Come algunas y descansa bien, ¿si?
Sacó rápidamente el tupper de su mochila y se lo dejo a lado. Estaban calientes y desprendían un aroma delicioso.
—¿No puedes quedarte un rato más? —Formó un puchero con los labios.
—Lo siento mucho, Fotfot —Dejó una caricia en su mejilla—. De verdad necesito hacer algo.
♡♡♡
Era probable que ella no estuviera en casa, pero debía hacer el intento. No perdía nada con intentar.
Tocó el timbre. Una y tres veces, pero nadie contestó. Dándose por vencido, giró sobre sus pies y caminó a la salida. Y finalmente la puerta se abrió.
—¿Hola? Lo siento mucho, estaba en el patio de atrás y no podía... —cuando notó quién se le acercaba, se quedó muda.
Esos ojos negros, esas mejillas, ese cabello. Solo podían ser de él.
—Hola, mamá TaeHa —murmuró apenado, bajando la cabeza. La mujer no reaccionó hasta el momento en que el menor comenzó a llorar. Corrió hasta él para abrazarlo y apretarlo contra su pecho—. Lo si-siento tanto, en verdad. So-soy el peor, soy el peor de todos. Los he ex-extrañado tanto, y ju-justo cuando estoy de regreso, ¡Fourth no me recuerda! Mi Fotfot, él n-no me re-recuerda, mamá.
—Está bien, cielo, todo pasará —lo arrulló, de derecha a izquierda, sin importar que él estaba de pie. Besó sus cabellos y le acarició la espalda, pues el llanto era aún más fuerte.
—Eso es-espero.
Ayyy ya llegamos a esta parte 🙉
Actualizaré un capítulo todos los días hasta terminar. Ya tengo todo listo jiji
Muchas gracias a quienes comentan, votan y primero que todo, siguen leyendo esta obra. Lxs quiero, cuídense 💗
© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ
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