
☁︎𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 7☁︎
Narrador Omnisciente
En la querida ciudad de Tokyo, se podía observar como una peliroja iba de camino a su trabajo, está vez le tocaba a nuestro querido pelinegro ir a dejarla, la cuestión es que cuando se despidió de él, fue vista por sus compañeros de trabajo quienes estaban con la cara desconjonada, debido a que el dia de ayer fue Nanami quien la dejo en su trabajo.
Obviamente a los ojos de sus compañeros, ella le estaba siendo infiel a su esposo, debido a que no saben la situación sentimental en la que ellos estan.
Y así fue durante los próximos días, diferentes carros, diferentes hombres con los que llegaba.
Es entonces cuando fue citada por su jefe para una reunión personal y hablar con ella al respecto por este asunto, ya que en esa empresa no se admiten que sus empleados tengan ese tipo de escándalos.
-¿Me llamo señor?-preguntó la ojidorada después de tocar la puerta y le permitieran ingresar a la oficina.
-Si, toma asiento Nakamura-san-le señaló la silla frente de su escritorio.
La chica solo se quedó a la espera de que su superior le dijera para que la mando a llamar.
-¿Sucede algo con mi trabajo?
-No, de hecho todo está perfecto-nego moviendo la cabeza-simplemente quería tratar un tema contigo, por los rumores que han estado en la oficina estos días, pero primero quiero escuchar tu versión.
Extrañada, ella solo pudo asentir, intentando acordarse que fue lo que sus compañeros estuvieron chismeando estos días.
-Nakamura-san-la llamo captando su atención- usted es una mujer casada ¿Verdad?-la miro esperando una afirmación.
Ella solo asintió:-¿Que tiene que ver eso con los rumores?
-Mucho señora-dijo mientras ponía los codos en su escritorio juntando sus manos y recargando su boca en ella (tipo Sasuke cuando piensa en modo emo)
-Vera, se rumorea que cada día cuando viene usted, siempre es un carro y hombre diferente quien la viene a dejar al trabajo-la miro serio- y como sabrá, según las normas, nuestros empleados no pueden handar en ese tipo de escándalos por el bienestar de la imagen de la empresa.
Es ahí, cuando se da cuenta, que estos días los chicos se turnaron para traerla, ya que Nanami tenía un viaje de negocios por una semana completa. Ya sabía para donde iba a parar está conversación, lo que causó que suspirara agotada.
-Yo...-dudo en responder-vera, es que...ellos también son mis esposos-le sonrió nerviosa.
Él jefe solo pudo sorprenderse, pero eso era un motivo aún más ardiente por el cual los empleados estarían hablando. Y él no podía permitir eso.
Así que apretando un botón, se escuchó como la fotocopiadora imprimia un papel, para después firmarlo y entregárselo a la chica.
Era su carta de despido.
-Tiene hasta la salida de la empresa para poder llevarse sus cosas-sin más que decir le insito a que saliera de su oficina.
Ella frente a la puerta del despacho de su ex-jefe solo observaba esas cuatro palabras en la carta DES-PE-DI-DA.
Cuando llegara a la casa, los iba a matar, ya era la quinta vez en lo que iba del año, que la despedían.
Se escuchó la puerta ser abierta y seguidamente cerrarse, cosa que extraño a los 5 hombres ahí presentes. Así que voltearon a ver y observaron a su hermosa esposa con una caja en sus brazos y enojada.
-Cariño, ¿Que haces tan temprano aquí?-la miro confundido él de la cicatriz en el labio.
Enojada, solo soltó la caja tirandola al suelo, haciendo un sordo sonido cuando impacto en el suelo.
-Ustedes...-los miro furiosa, ocasionando que los presente ahí se asustarán, pensando que fue lo que hicieron para provocar a tremenda fiera.
-Linda, escucha ¿Si?-la trato de tranquilizar él pelirosa- sea lo que sea que te tiene así, déjame decirte que todo fue culpa de Satoru.
Ofendido se quejo:-¡Oye! ¿Por qué siempre soy yo el que se lleva las broncas? Échale la culpa a Nanamin-reclamo cruzándose de brazos.
Es así que cada quien empezó a incriminarce por el problema que aún ni sabían.
-¡Cállense!-silencio fue lo que escucho en ese departamento- ¡Todos tienen la culpa!-los señaló molesta- ¡Ya es la quinta vez que me despiden en lo que va del año!
Suguru inseguro, levanto la mano para poder preguntar el motivo de esta vez.
-Resulta, que mis ex-compañeros de trabajo observaron, como cada día me bajaba de un carro diferente y besaba a un hombre diferente-cruzada de brazos les empezó a explicar- y eso llegó a los oidos de mi jefe, quien me despidió cuando se enteró de nuestra relación-volviendose a enojar cuando lo recordó- esto no hubiera pasado si me hubieran hecho caso de que podía irme en el metro.
Indignados se encontraban los cinco por dentro, pero estaban asustados por fuera debido a tu enojo.
-Y como castigo-los miro molesta- habrá abstinencia durante dos semanas-finalizando su mandato, se fue a encerrar a su habitación, sin dar tiempo de que ellos pudieran protestar por tal injusticia.
Definitivamente, harían pagar a ese vejete.
EXTRA
*Ring, ring, ring*
Se escuchaba el celular de una ojidorada, quien dejó de observar el TV para poner atención de quien la llamaba, siendo una de sus ex-compañeras de su antiguo trabajo.
Haciendo una mueca de confusión decidió contestar.
-¿Alo?
-¡Yume-san!-se escuchó un grito del otro lado del celular, haciendo que lo aparte un poco de su oreja-¡no vas a creer lo que acaba de suceder!
-¿Que pasó?-pregunto curiosa.
- Después de que el jefe te despidiera el día de ayer, hoy llegaron los dueños de la empresa, ¡y exigieron que sea revocado de su puesto!-le comento emocionada- ¡¿Puedes creerlo?!
Oh no podía hacerlo, digo, ¿No pudieron despedirlo antes de que la echarán a ella? Vaya suerte la suya, pero en el fondo se alegraba de que el karma le llegará a su ex-jefe.
Y ese Karma tenía nombre y apellido, o más bien, nombres y apellidos.
Porque si.
Después de que los castigaras, no se quedaron satisfechos con eso, así que moviendo algunos contactos hicieron que despidieran al estúpido vejete que hizo que los mandaras en abstinencia durante dos semanas.
Porque sí, en modo de venganza, Satoru compro la empresa donde trabajabas e hizo que lo despidieran.
Pero eso sería un secreto que nadie diría, no querían que los volvieras a castigar por volver a comprar el lugar donde trabajabas, para que según ellos entraras y salieras a la hora que quieras, y así estar dándoles mimos en la casa.
Según su lógica, mientras ellos existieran no tendrías que preocuparte por el dinero ni trabajar, pero según tu lógica, no te mataste estudiando y trabajando a la misma vez de joven, para que ellos interrumpieran tu esfuerzo.
Mejor hubieran llegado antes, solo así tal vez su lógica tendría sentido, mientras, querías ganarte aunque sea con un poco de esfuerzo tu dinero.
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