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☁︎𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 5☁︎

Narrador Omnisciente

¿Que pasaría si tú esposa fuera tu ayudante?

Definitivamente Suguru perdería la cordura.

Estaba en su clínica privada atendiendo unos pacientes, para después ir a recepción a ver unos papeles que necesitaba con urgencia, pero en eso, se acercan los que eran llamados pasantes a observar su trabajo.

Fue ahí cuando recordó que hoy les iba a dar un tour por su clínica y de paso observar como se hacían algunas operaciones o se atendían a las personas.

Llamando a una enfermera para que lo ayudara le entrego los papeles para que los archivará, se acercó a otra para que lo acompañará pero cuando la observo bien, unos ojos dorados fue lo que observo encima de su cubrebocas.

Ella tan solo sonrió haciendo que sus ojos se cerrarán por causa de eso, y el corazón de Suguru se acelerara.

Oh no... Ese día iba a ser una tortura para él.

En lo que explicaba a los estudiantes lo que se hacía ahí, y como debían hacerlo, su esposa se acercó con las herramientas médicas que ocupaba y observo que andaba con los dos primeros botones de su vestido de enfermera abiertos.

Trago saliva al observar como sus pechos estaban a la vista, verla en ese traje y que de paso le de tremenda vista a sus gemelas, lo hacía sonrojarse y ponerse duro.

Teniendo toda la voluntad del mundo quito la vista de ahí, y prosiguió con la operación de demostración.

Seguidamente volvieron para ver cómo se atendía un paciente, con la peliroja de ayudante, teniendo a veces que agacharse para poder rejuntar unos papeles que se cayeron, dando una hermosa vista de su trasero.

Suguru pensó que Diosito lo estaba castigando con tremenda tortura.

¿Acaso en su vida pasada fue alguien malo?

Nunca lo sabría, pero está tortura lo estaba matando lentamente.

No pudiendo resistir más a la tentación, decidió darse un descanso y también a los estudiantes, dando así 1 hora con 20 minutos de descanso.

Para seguidamente ir a su oficina sin que nadie lo vea, con su esposa para poder hacerla suya.

Ese traje de enfermera era su perdición, así que sacaría provecho de ese descanso y haría que sus piernas no pudieran ni siquiera sostenerse por si mismas.

Terminando de darles el recorrido y todo lo que tienen que saber así como consejos, los despidió en la entrada de la clínica, para después entrar y observar como varios enfermeros y algunos doctores, coqueteaban con su esposa.

Un aura morada salía de él, y escalofríos recorrieron las espaldas de todos esos hombres que se atrevieron a siquiera acercarcerle, entonces voltearon y observaron a su jefe el Doctor Geto mirándolos con molestia.

Su cara era tan seria, que difícilmente se diría que él pondría esa expresión, debido a que siempre anda con una sonrisa calmada en su rostro. Pero verlo así, y que esos ojos violetas te quieran arrancar el alma, fue suficiente para salir despavoridos de ahí.

La chica solo observo como todos se fueron, para después voltear a ver a su esposo, y ver esa mirada violeta donde la veía seriamente...sabía que esa noche resiviria un castigo.

Después de todo, caminar nunca fue una opción para ella.

Desde entonces Suguru, no volvió a permitir que su esposa fuera su ayudante.

No volvería atraerla con él ni mucho menos permitiría que otros hombres que no sean él y sus compañeros se acercarán a ella. Aunque debía de admitir que fue candente haberlo hecho en la oficina.

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