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☁︎𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 4☁︎


Narrador Omnisciente

Se encontraba un adolorido Sukuna sentado en el sillón del departamento, ¿Razón? Le habían dado un disparo en el muslo de su pierna izquierda.

Preocupada la ojidorada se arrodilló en medio de sus piernas mientras revisaba que la herida estuviera bien.

-Cariño tranquila, ya Suguru me reviso la herida, la desinfectó y la vendo, estoy bien-sonrio intentando transmitirle calma a su esposa.

-Pero aún así, eso debe de doler-lo miro desde abajo con preocupada.

Aunque Ryomen se dió cuenta en la posición en la que estaban, y su mente pervertida hizo lo suyo, dando paso a un montón de escenas eróticas con la chica como protagonista:- Cariño ¿No crees que deberías levantarte?

Ella dándose cuenta y captando el como la miraba, decidió pasar sus manos por sus muslos, haciendo que la piel se le erizará al pobre hombre.

-Creo debería darte un cuidado especial ¿Verdad?- murmuró cerca de sus labios, sentándose en sus piernas, en lo que esté solo suspiraba por eso.

-Geto dijo que no hiciera movimientos bruscos- le respondió embelesado por la belleza que desprendía su esposa.

-Entiendo, entonces sin movimientos bruscos- sin más, acortó el espacio entre los dos fundiéndose en un fugoso beso de lengua, para después poco a poco la ropa desaparecer.

Gemidos y maldiciones salían del cuarto de Sukuna, y el doctor de la familia solo pudo quedarse quieto con la cara sería y un botiquín en la mano, escuchando como el pelirosa hacia gemir a su esposa para según él sentirse bien.

-Le dije sin movimientos bruscos- suspirando se retiró de ahí, mientras negaba con la cabeza.

No lo juzgaba, cualquier oportunidad con la peliroja era aprovechada por todos.

Extra

Cuando los chicos se dieron cuenta de lo ocurrido, rápidamente se fueron a según ellos "lastimar" por una herida de bala.

-Mira mi amor, yo también me lastime-señalando una raspadura en su mejilla, Geto hizo un pequeño puchero.

-Preciosa, yo también me lastime- contesto un azabache con una herida de "bala" en su pecho derecho.

-Hermosa, me he lastimado el labio-un rubio cenizo tenía una pequeña cortada en el labio, mientras intentaba que la chica lo mirara.

-¡Cariño, a mí también me dispararon! ¡Una bala paso por encima de mi cabeza y me partió el pelo en dos!-un albino se acercó a ella también para resivir mimos- yo también quiero ese cuidado especial- lo sorprendente era que se había rasurado en medio de la cabeza dejando solo los lados con un albino cabello y el centro pelón.

La chica solo podía tener una cara sorprendida por lo tan lejos que llegaban sus maridos por la atención de ella.

Pero así los amaba.

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