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Un año después del accidente.

Jungkook fumaba con sus amigos mientras ellos jugaban cartas. Se escondían en el salón abandonado para ello, ya que el director los tenía en la mira, en especial a él.

Su odio contra Jungkook era algo indescriptible, no era para tanto lo que él hiciera con su vida, parecía que lo odiaba tanto y él no sabía la razón.

Le daba lo mismo de todos modos, su reputación no era muy buena desde que su padre murió. Había cambiado y no era para bien sino para mal.

Consumió el último cigarrillo para darle un sorbo a su soda y así quitar un poco de olor de su boca. Sus amigos hacían lo mismo antes de entrar a clases y se dieran cuenta de que fumaron.

─Tenemos que irnos, antes de que la profesora se ponga como loca y llame al director. ─Dice Jackson tirando la colilla del cigarro.

─Como odio a ese hijo de perra.

Dijo con reproche, Jungkook.

─Todos los odiamos, pero contigo siempre están cabrón, ¿Te follaste a su madre o que pedo, JK?

─Buena fuera follarla.

Se ríe escondiendo la evidencia para salir de ahí. Se rociaron un poco de perfume de menta, era más agua con olor, ya que se veía muy obvio.

Escondieron lo mejor que pudieron sus cosas, ese salón era su escondite personal para sus travesuras y unas que otras cosas más. Si son descubiertos, probablemente los expulsen y está vez sin más discusión.

Jimin como siempre se quedaba en las bancas de tras de los árboles para leer en paz sus libros. Siempre lo buscaban para molestarlo en la hora de comida y nunca tenía un descanso sin pasar a sus burlas. De ahí el porque siempre tiene que esconderse de sus abusones.

Además que le gustaba mucho ver a Jungkook con sus amigos tras el salón abandonado, sabía que fumaban o a veces metían chicas ahí lo cual le hacía sentir mal porque sabía que Jungkook era quien las llevaba ahí para hacer... Bueno "Eso"

Pero no le importaba, él prefería seguir mirándolo a escondidas y mandarle mensajes a Jackson cuando se acercara el director. Había conseguido su número por qué la última vez el director fue muy severo con Jungkook, poniendo a cargar cosas muy pesadas como castigo.

Consiguió el número por una de las animadoras del equipo de fútbol, lo cual le tuvo que hacer la tarea para conseguirlo sin que él lo supiera.

Los miro salir de ahí mientras él comía su sándwich de pavo. Los miro pasar sin que notarán su presencia; como siempre. No le importaba ser ese fantasma para él, con tal de ayudarlo a no meterse en problemas.

Terminando su almuerzo, sonó la campana y Jimin tomó sus cosas para ir a la siguiente clase.

Las horas pasaron y dio por terminado otro día de preparatoria. El rubio tomó sus cosas listo para irse y encerrarse en su habitación para terminar su libro en el cual estaba muy entretenido.

Miro pasar a Jungkook a su casillero el cual estaba cercas del suyo, aun así no lo miraba y mucho menos sabía su existencia a pesar de ser vecinos y tener un año desde que se mudó a Seúl.

Dejó sus libros y tomó su abrigo, ya que hacía frío, estaba cerca de ser octubre, su mes favorito. Lo cerró colocándose su abrigo y su mochila. Iba a pasar por un lado de Jungkook cuando miro al director Nicolás venir furioso hacía él.

Esto se pondría feo, lo podía notar en su rostro lleno de furia.

¿Qué hiciste Jungkook?

─¿Jeon?

Jungkook bufo, ya se le hacía raro que no viniera a tocarle los cojones.

─¿Ahora que hice?

─¿Y aún lo preguntas, Jeon?

─Si, por eso pregunto.

Sus compañeros se acercaron rápidamente al igual que Jimin quien miraba todo con un mal presentimiento.

─No se haga el chistoso conmigo.

Pone los ojos en blanco cerrando su casillero con fuerza sosteniendo su mochila.

─No hice nada está vez, ni siquiera hoy fui a detención.

─Ese no es el punto Jeon. Encontré ésto en su casillero, y no me diga que no es suyo porque yo mismo junto al conserje lo encontramos.

Le enseñó una bolsita con un polvo blanco en ella. Jimin se sorprendió un poco, sabía que sólo fumaba y bebía más no que se drogaba.

Los alumnos rumoran cosas.

─Eso no es mío, yo no consumo esa porquería. Además que hace revisando mi casillero, eso es una invasión a la privacidad de los alumnos.

Enfrentó.

─Es mi escuela, Jeon y hago con ella lo que yo quiera. No sólo revise el de usted sino el de todos, y vaya que te atrapé con las manos en la masa. ─se acercó a su persona mirándolo retador, eso enfureció a Jungkook.─ Que diría tu padre si estuviera vivo. Estaría decepcionado de ti.

─No meta a mi padre en esto. ─apretó sus puños él sólo mencionarle a su padre lo ponía furioso.

─Lo nombró porque sé que estaría decepcionado de un hijo como tú, alguien que no sirve para nada...

No lo dejó terminar, porque le dio un gran puñetazo en el rostro. Le había roto la nariz y quiso lanzarse sobre él sí no fuera por Jackson y Eunwoo quienes lo impidieron.

Jimin había escuchado todo lo que el director le dijo, hasta él se lanzaría a los golpes por esas palabras tan crueles. Se llevaron al director a la enfermería, le gritó a Jungkook que esto no se quedaría así.

Los nudillos le dolieron, pero no le importó. Miro como se fue hecho una furia y pesar que Jimin quería seguir sus pasos, de seguro lo mandaría al diablo. Esto era lo que presentía, sabía que algo malo pasaría y definitivamente su amado Jungkook, estaba totalmente expulsado.

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Jungkook se encontraba delante del juez quien miraba y escuchaba cada uno de sus delitos.

Había sido demandado por su director por romperle la nariz y por estar a unos sentimientos de romperle el tabique. Había sido grave y en cuanto llegó al bar fue arrestado por los policías de Seúl.

Su hermano quien es un gran abogado que junto con su madre trataron de ayudarlo. Sabía que ya no iba a escapar está vez, sabía que ese hijo de perra consiguió lo que quería, por eso odiaba tanto a los Neoyorquinos.

─Joven Jeon Jungkook, póngase de pie para su veredicto.

El director Nicolás lo miraba arrogante, eso hacía enfurecer al pelinegro. Parecía feliz de verlo en esa situación, y tal vez era de esa manera.

La juez, continuó.

─Tiene 19 años, aún no es mayor de edad. Pero está cerca y por los delitos que veo aquí, es suficiente para mandarlo a la prisión estatal de Seúl dos años.

Namjoon sobó su frente, eso no era nada bueno. Jungkook sólo tragaba grueso, pero si tenía que ir ahí lo haría con honor.

─Drogas, alcohol, faltas a la moral en su instituto y el golpear a su director es algo muy grave como se lo recuerdo. Pero teniendo en cuenta su situación por lo de su padre y que el director lo menciono para provocarlo, ─miró al director quien se hizo el despistado─, te daré libertad condicional, o sea arresto domiciliario. Usarás un monitor de tobillo sin salir del perímetro de tú casa, serán sentenciado a 11 meses y di que te fue bien. «Termino este caso»

Golpeó su podio con ese mazo de madera dejando en libertad a Jungkook, pero no del todo, ya que estará encerrado en su casa por once meses.

Al director no le pareció aquello. Y se tuvo que conformar.

Jungkook sabía que esto sería jodido, once meses sin salir era cojonudo, pero era mil veces mejor que estar en una cárcel tras las rejas.

Al salir de ahí su madre lo miraba mal y su hermano de la misma manera, ya no tenían palabras para hacerle entender lo que hacía mal y que su conducta era mala a comparación de la de antes.

Le recordaban el buen chico que era y lo bien que se portaba, pero definitivamente después de que perdió a su padre todo cambió y ese Jungkook alegre que tanto querían se había muerto junto a su padre ese día del accidente.

Dudaba ser el mismo de hace un año, ese accidente hizo que todo lo alegre y bueno se esfumara. Aunque él pensaba así, pero por dentro estaba ese Jungkook bueno de antes, sólo que muy en el fondo de su corazón.

Al llegar a casa la oficial y la mayor llegaron con aquel monitor de tobillo el cual le pusieron en su pie izquierdo. Su madre lo miraba muy decepcionada al igual que su hermano mayor.

─No podrá salir fuera de su casa, sólo con el perímetro indicado según las órdenes del señor juez. Si sales del perímetro se activaba aquel punto rojo, tienes exactamente 10 segundos para volver a tu casa o vendrán elementos de la policía a multar a tu madre con una gran suma de dinero.

─Si ese punto verde sigue en verde. No habrá problema. No puede quitarlo con nada, es aprueba de agua por si quieres ducharte, tiene un rastreador que te ubica a dónde quiera que te vayas si es que logras irte. Cada vez que intentes salir del perímetro este monitor le enviará una alerta al móvil de tu madre y tu hermano. Espero que haya quedado claro jovencito.

─Sí señora oficial. ─Susurro, Jungkook.

Ella toma sus cosas y el otro activa el monitor. Si, definitivamente estaba encerrado en esta casa por once meses, era una mierda.

─Muy bien, me retiro, compermiso. La factura del monitor se le hará llegar.

Salieron de la casa dejando a Jungkook solo con su madre y hermano. No parecían muy contentos.

─No puedo creer esto Jeon Jungkook. Creí que mi hijo menor estaría en prisión por un año, compartiendo celda con un criminal.

─Mamá... Lo siento.

─Es que ¿Cómo pudiste hacerme esto hijo? Sabes lo mucho que hubiera sufrido si en esa prisión alguien te mata. No-no lo soportaría.

Derramó algunas lágrimas y Jungkook se sentía de la mierda. Odiaba ver llorar a su madre.

─Lo más importante de esto es ¿Por qué tenías esa bolsa de cocaína en tu casillero? Sabes que es ilegal eso en este país, podrían haberte dado más años.

Le reclama su hermano mayor, Namjoon.

─Eso no era mío, yo ni siquiera me meto esa cosa, puedes hacerme pruebas si quieren, no sé cómo llegó eso ahí. Ni siquiera mis amigos la consumen.

Namjoon no miró ninguna pizca de mentira en su rostro, esto se le hacía muy sospechoso.

─Como sea, once meses aquí en casa te harán bien. Cómo castigo limpiarlas todos los días la casa, no serán vacaciones para ti, ya que te expulsaron de la preparatoria Moont, terminas la prepa abierta como todos los hospitalizados que no pueden asistir. Yo misma supervisare que hagas todo y no quiero reclamos ni quejas, es lo mínimo que te mereces.

Su madre sí que fue severa, pero era lo mínimo que se merecía.

Se dio la vuelta para subir a las escaleras y perderse en su habitación. Ya no quería escuchar más los castigos de su madre que en parte tiene el derecho, después de romperle la nariz al estúpido director.

Se dejó caer en su cama tomando su móvil, miro los mensajes y los memes que le hicieron en Facebook por la paliza al director. Sus amigos eran unos idiotas, pero sus idiotas.

Esa fue su primera noche con ese aparato en su pie izquierdo, en once meses sería libre, mientras tanto jugaría y gozaría un poco todo esto.

Alguien rasguño su puerta así que se puso de pie mirando a su perro Bam, su cachorro de un año.
Lo acaricio y este se subió a su cama para dormir un rato con su amo y mejor amigo. Jungkook amaba a su perro, ya que fue regalo de su padre; al que extraña tanto.

Esos once meses serían un infierno para él.




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